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Nacionales - 20-03-2023 / 11:03
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

El peronismo ante una encrucijada: reinventarse o ceder el futuro

El peronismo ante una encrucijada: reinventarse o ceder el futuro
Estamos al borde de una verdadera revolución. Para el país, para el mundo y para la humanidad en sí misma. ¿Qué va a hacer el peronismo ante ese escenario? ¿Sostener su posición timorata y conservadora, aferrado a un orden establecido que se cae a pedazos? ¿O ponerse al frente de esos cambios y asegurarse que sean para mejor y que la sociedad argentina, bien conducida, pueda surfear esta ola y nos lleve a todos, sanos y salvos, hasta la orilla?
El 6,6 por ciento de inflación en el mes de febrero que se dio a conocer esta semana y los primeros cálculos para marzo, que muestran nuevamente una tendencia al alza, impactan en la línea de flotación de la candidatura presidencial de Sergio Massa, esgrimida con más entusiasmo por otros socios del Frente de Todos que por el propio ministro de Economía. La falta de alternativas le da sobrevida a un proyecto que, desde el primer día, se sabía improbable.
 
Aunque quiera hacerse el distraído con la responsabilidad que le toca, el presidente Alberto Fernández también acusa el deterioro de la economía doméstica de la mayoría de los argentinos. Si no hay un cambio rotundo en la tendencia, dejará en diciembre un país con mejor PBI y más empleos que cuando asumió pero con la misma cantidad de pobres. Un resultado mixto que otros podrían vender como un puntito inteligente en años difíciles, lujo que el peronismo tiene vedado.
 
El sueño de una nueva postulación presidencial de Cristina Fernández de Kirchner, a esta altura, lo sostienen solamente aquellos cuyo destino electoral está atado a la atracción gravitatoria que ejerce la vicepresidenta, incluso después de haber sido sometida a ocho años de desgaste mediático, político y judicial. Otros se probaron o se prueban el traje, sin mover el amperímetro. Las especulaciones transcurren a años luz de la calle, candidatos sin votos que apuestan a sacarse la grande.
 
El déficit electoral del oficialismo es consecuencia de un vacío político y no al revés. Hoy nadie, en el Frente de Todos, puede explicar, por la positiva, por qué debería la sociedad renovar el voto de confianza que dio en 2019 y fue defraudado por una dirigencia que no estuvo a la altura de las circunstancias. Aunque todos se animan a pegarle al gobierno (no faltan motivos válidos), curiosamente falta alguien que plantee qué haría diferente y cómo haría para no chocar con los mismos obstáculos.
 
La expresión de deseos sobre que "CFK es un programa en sí mismo", ensayada hace una semana en Avellaneda como un atajo que permita saltear ese trámite, se topa rápidamente con sus propias limitaciones. Por un lado, remite a otra campaña en la que se decía que el candidato era el proyecto. Eso no terminó bien. Por el otro, a esta altura, no termina de quedar claro cuál es, hoy, ese programa: ¿el de Massa, al que la vicepresidenta apoya y promueve en silencio? Parece insuficiente.
 
Sin una propuesta explícita que interpele a la sociedad, el peronismo le entregará, por segunda vez en ocho años, el poder a un espacio político gorila cuya principal identidad reside en la voluntad es verlo reducido a la mínima expresión, amaestrado o directamente inexistente. Prácticamente una invitación al suicidio político, un sacrificio en el altar de sus perseguidores, donde el papel de chivo expiatorio recaerá, como siempre, en las clases medias y populares, ajustando con aguante.
 

 
En ese sentido, aunque todavía en estado muy preliminar, es una bocanada de aire fresco la propuesta del ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, de establecer un fondo soberano, capitalizado a partir de la explotación de recursos estratégicos y que permita hacer inversiones que garanticen mejores condiciones estructurales para las generaciones venideras. Otras propuestas que surgieron estos años, como la implementación de una renta básica universal, se inscriben en la misma lógica.
 
Sucede que la Argentina se encuentra a las puertas de un triple salto mortal hacia adelante, que cambiará de manera irreversible, para bien o para mal, el destino del país. A nivel local, la ventana de oportunidad que se abrió para la explotación de esos recursos transformará la estructura económica y terminará, al menos en el mediano plazo, con la restricción externa, lo que a su vez debería traer consigo un alivio al problema endémico de la inflación.
 
Por supuesto: no se trata de una realidad políticamente neutra. El marco normativo, las capacidades de control estatales y la existencia, o no, de un plan estratégico determinarán si esa riqueza quedará en pocas manos o servirá para desarrollar la Nación. El gobierno que salga electo este año tendrá a su cargo decisiones que pueden marcar el destino de cincuenta millones de personas durante décadas. El caso Edesur nos recuerda, por estos días, lo difícil que resulta revertirlas.
 
En segundo lugar aparecen los cambios a nivel geopolítico, que redibujarán los contornos de lo posible a medida que se vaya dejando atrás esta era y nos adentremos en la próxima, sea cual sea. El final del ciclo de hegemonía neoliberal post Guerra Fría y el desplazamiento del centro de gravedad político, económico y cultural desde el Atlántico Norte hacia el Pacífico causarán movimientos sísmicos en todo el planeta. Para bien o para mal, los argentinos no estamos exentos.
 
En ese desplazamiento, instituciones que hoy aparecen en nuestro horizonte como objetos inamovibles, por caso el FMI, pueden volverse obsoletas paulatinamente, a medida que el dólar deje de ser la medida de todas las cosas, proceso que la enorme mayoría de los expertos considera irreversible. El enfrentamiento, frío, tibio o caliente, entre Estados Unidos y China traerá nuevas oportunidades y peligros. Se puede hacer cualquier cosa menos no estar preparados.
 
Adicionalmente a las novedades en el plano local y geopolítico, existe un tercer desafío, de índole existencial: la inminente revolución tecnológica empujada por el avance de la inteligencia artificial ya no es una promesa sino un proceso en curso, a toda velocidad. Se trata de un cambio copernicano en las reglas de juego que probablemente afecte a la humanidad más que ningún salto desde que por primera vez se comenzó a cultivar la tierra y con ello se fundaron ciudades y gobiernos.
 
Puede sonar exagerado pero durante los próximos meses y años seremos testigos privilegiados de un proceso que va a transformar el mundo laboral, la educación, la salud, la ciencia y la tecnología. Se van a destruir millones de puestos de trabajo y surgirán, con el tiempo, otros tantos, de la mano de tareas, oficios y profesiones que todavía no existen. Vamos a vincularnos con las máquinas en una simbiosis que hoy todavía nos resulta impensable. Está a la vuelta de la esquina.
 
Este futuro, al mismo tiempo lejano e inmediato, que cabalga en la incertidumbre entre la utopía y la distopía, significa una oportunidad, acaso la última, para que el peronismo pueda reinventarse una vez más y romper con la abulia en la que se sumergió durante los últimos tres años de gestionar una crisis tras otra mientras se resolvían rencillas internas a cielo abierto. La chance de volver a ponerse en sintonía con la época, como supo hacer tan bien en 1945 y en 2003.
 
Nuevos tiempos requieren nuevos relatos que identifiquen los nuevos problemas y propongan nuevas soluciones. El que pueda dar en esa tecla podrá despegarse de la mediocridad general de la política argentina y el peronismo, por historia, por doctrina y por su propia naturaleza camaleónica y proactiva, está mejor preparado que nadie más para hacerlo. Más aún: es el único que puede torcer la balanza para que la disyuntiva de esta época termine en liberación y no en más dependencia.
 
Para eso, resulta necesario que aparezcan dirigentes dispuestos a salirse de su zona de comfort. Que dejen de perder tiempo explicando por qué las cosas no salieron bien, o añorando otras épocas doradas que ya no van a volver, que no pueden volver, o privilegiando la rosca chiquita para acomodarse un poco mejor de cara a una derrota que ya ni siquiera intentan evitar, o hacer de cuenta que intentan. Que puedan mirar a la sociedad a los ojos y hablarle de lo que se viene.
 
El futuro trae consigo inmensas oportunidades para todos los argentinos. Es hora de que alguien lo diga y explique qué hay que hacer para aprovecharlas en lugar de ver, otra vez, cómo se la llevan otros. Que se ponga al frente. Que les muestre a los jóvenes que lo que viene no tiene por qué parecerse a lo que ya pasó. Es más: que no va a parecerse. Que ya pasamos el punto de no retorno. Para bien o para mal. Y está en nosotros mismos el poder para que la moneda caiga de un lado o del otro.
 
Si el peronismo logra hacerse el vehículo de estos cambios, si consigue detectar las necesidades de esta época y convertirlas en nuevos derechos, podrá ofrecerle a la sociedad algo que no van a poder, nunca, darle las alternativas que se despegan por derecha: la perspectiva de un futuro mejor que incluya a todos. Para eso, necesita asumir una metamorfosis, una más de las tantas que ensayó en su larga y rica historia. Convertirse en algo distinto a lo que es ahora.
 
Porque el peronismo en los últimos años ha renunciado a algunas de sus características más valiosas. Se ha vuelto poco imaginativo, ortodoxo. No piensa por afuera de los parámetros establecidos. No elige opciones que no estén en el menú. Y se ha vuelto conservador en el sentido más triste y patético de esa palabra, porque no se atreve a asumir como propios ciertos debates que naturalmente le corresponden, y en esa renuncia termina abrazado a este status quo desolador.
 
Durante demasiados años, para el peronismo discutir una reforma laboral fue tabú, a pesar de que resulta a todas luces evidentes que el mercado de trabajo en la Argentina está roto y que la informalidad es el principal creador de desigualdad. Nadie puede sorprenderse, entonces, que los más perjudicados por ese sistema empiecen a buscar soluciones en otra parte, aunque vengan de la mano de mercachifles peligrosos. Cuando caigan en el error, puede ser demasiado tarde.
 
Lo mismo sucede con el sistema previsional o el régimen fiscal. Están rotos y la gente, después de años de privaciones e inseguridad, está dispuesta a acompañar a cualquiera que prometa cambiarlos antes que a un espacio que no ofrece nada diferente. A las reformas de mierda que propone la derecha no se le puede oponer la inmovilidad; es necesario mostrar ideas nuevas, positivas, progresivas, que le devuelvan a los trabajadores los derechos que fueron perdiendo durante décadas.
 
Por supuesto, es más fácil tratar de ir poniendo parche sobre parche en vez de animarse a dar un debate de fondo, que seguramente implicará tocar intereses y privilegios para beneficiar a las mayorías. Es una tarea difícil y el éxito no está garantizado, pero si no la acomete el peronismo, lo va a hacer otro y el resultado será peor para todos. Las oportunidades perdidas pesan sobre los hombros de los dirigentes que no están a la altura de las circunstancias.
 
Estamos al borde de una verdadera revolución. Para el país, para el mundo y para la humanidad en sí misma. ¿Qué va a hacer el peronismo ante ese escenario? ¿Sostener su posición timorata y conservadora, aferrado a un orden establecido que se cae a pedazos? ¿O ponerse al frente de esos cambios y asegurarse que sean para mejor y que la sociedad argentina, bien conducida, pueda surfear esta ola y nos lleve a todos, sanos y salvos, hasta la orilla?
 
Por Nicolás Lantos
 
Fuente: El Destape
 

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12-05-2025 / 09:05
En la semana en que Javier "el Loco" Milei dijo que son los empleados quienes explotan a los patrones, y en la que el gobierno anarcoliberal, que deja todo en manos del mercado, impugnó nada menos que la paritaria de Comercio porque se trata de bajar los sueldos, haberse detenido en la farsa de Ficha Limpia es el enorme símbolo de lo sucias que están las cosas. Se necesitó un hecho magnificente, como la elección del nuevo Papa, para frenar siquiera por unas horas el escándalo que desde la noche del miércoles obsesionó a todos los medios.
 
No se sabe con certeza si tal impacto en la agenda publicada tendrá correlato en la social y luego en lo electoral, pero caben intuiciones obvias cuando es la economía lo que concentra con exclusividad el interés de las mayorías. Por fuera del mundillo politizado, ¿alguien perdió el sueño por ese debate y su sorpresivo desenlace? O más aún, ¿es verdad que nadie se esperaba cómo terminó?
 
El episodio vuelve a revelar hasta qué punto resultan desviados (los que deberían ser) grandes ejes temáticos de la política argentina. Y no es sólo manipulación de sus protagonistas. Es también, e incluso antes, lo que buena parte de la sociedad decide creer. El colega Sebastián Lacunza, en un artículo acerca de la farsa honestista, apunta precisamente a eso cuando recuerda que no es una cuestión de dirigentes más o menos oportunistas e inescrupulosos, sino de instituciones y de actores centrales de la democracia como, por caso, los medios de comunicación.
 
Trae a cuento la filmación fraguada en el living del departamento de Elisa Carrió. Una entrevista falsa, a un narco falsamente arrepentido, en el programa de Jorge Lanata. Se señaló a Aníbal Fernández como "La Morsa", a días de la elección que ganaría María Eugenia Vidal. Era igualmente falso. ¿Eso habla únicamente de la moralidad de los implicados o, como añade el colega, también respecto de lo que está dispuesta a convencerse una sección de "la gente"?
 
En forma análoga, cae por su propio peso el interrogante de si Ficha Limpia era una aspiración de avanzar en la limpieza de corruptos. O si, en efecto, obraba al solo objeto de proscribir a Cristina, desde una institucionalidad que de ministro de Economía tiene al mayor fugador serial de divisas de la historia. No de la nuestra. Del mundo.
 
Hay varios ingredientes que ameritan ser estimados, pero todos confluyen en aquel carácter de farsa. Algunos conllevan un riesgo portentoso para la "salud republicana", que tanto inquieta a quienes portan la tradición de quebrarla.
 
Si se hubiera sancionado el proyecto habría sido judicializado de inmediato porque, como advierten numerosos juristas de tendencias diferentes, una ley no puede modificar el principio de presunción de inocencia hasta que no se alcance sentencia firme. Los loritos oficiales y oficiosos hablan de doble condena, siendo que es doble conforme. Pero inclusive semejante aspecto sería lo de menos, apenas se repara en cuál clase de intachables tendría a su cargo impartir justicia.
 
¿Quiénes serían? ¿Los centros de operaciones tribunalicias que dejó armado el macrismo, en sus quintas tenísticas? ¿Comodoro Py, atravesado por los sótanos de inteligencia con sus fondos reservados que no paran de incrementarse? ¿Después la Corte Suprema, que tampoco cesa en sus fallos y operetas de conveniencias de turno? ¿Y así que el PRO, garante indispensable para que Los Hermanísimos vengan esquivando toda investigación por la cripto estafa, pasó a ser el indignado porque los libertaristas se lo fumaron en pipa alquilando a dos senadores de Misiones, a quienes el insultador serial Javier Milei no dedicó ni una sola diatriba?
 

12-05-2025 / 09:05
En el primer "súper domingo" del año electoral confluyeron las elecciones en Jujuy, Salta, Chaco y San Luis en las que se impusieron los oficialismos provinciales ante una oposición que, en muchos casos, se presentó dividida. Dos gobernadores radicales -Carlos Sadir (Jujuy) y Leandro Zdero (Chaco)- y dos de fuerzas provinciales -Gustavo Sáenz (Salta) y Gustavo Poggi (San Luis)- cantaron victoria con comodidad, por un lado, pero también con números discretos si se comparan con sus elecciones anteriores.
 
Desde la Casa Rosada, las huestes de Javier "el Loco" Milei buscaron armar una jornada celebratoria con el módico triunfo de La Libertad Avanza en la capital salteña y al sumarse a la victoria radical en Chaco donde sellaron una alianza, sin aportarle demasiados apoyos.
 
El peronismo hizo una aceptable elección en Chaco, una floja en San Luis y muy mala en Salta y Jujuy, dos distritos intervenidos por Cristina Kirchner. Como ya había sucedido en abril en Santa Fe, otro dato de la jornada fue la baja participación electoral, que rondó entre el 52 y el 65%.
 
"De 12 senadores sacamos 11 y de 30 diputados en juego conseguimos 20. Creo que ganamos", ironizó el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, el primero en salir a hablar debido al rápido recuento. Es que desde el Ejecutivo nacional y los medios afines buscaron instalar como un triunfo provincial la victoria del candidato a senador de La Libertad Avanza, Roque Cornejo, en el distrito Capital, el más habitado.
 
Sáenz es un gobernador de origen peronista cercano a Sergio Massa pero lejano del kirchnerismo, que vino apoyando al gobierno libertario de Milei en votaciones clave en el Congreso. Va por su segundo mandato en la provincia y la elección de este domingo le permitirá consolidar esa hegemonía.
 
La Libertad Avanza buscó sacarle todo el jugo posible a la victoria en la capital provincial, con el propio Milei replicando en las redes toda expresión triunfalista. En especial, las que pusieran de relieve las condiciones de su hermana Karina como armadora política del oficialismo, algo que se había puesto en duda luego del tercer puesto en Santa Fe.
 
La propia Karina agradeció a "salteños, jujeños y chaqueños" y prometió cumplir el encargo de su hermano de "llevar la antorcha de la libertad a cada rincón del país". Como era de imaginar, La Libertad Avanza creció a su casi inexistencia de dos años atrás, pero estuvo lejos de los niveles de la elección presidencial.
 
Un aparte para la muy mala actuación del peronismo salteño, intervenido por Sergio Berni y María Laura Alonso como delegados de Cristina Kirchner. El resultado de esa estrategia fue que por primera vez en la historia el PJ de Salta no consiguió ni una de las bancas en juego.
 
En el distrito Capital, por ejemplo, el Frente Justicialista llegó apenas al 6,5%. Dirigentes marginados en el armado como el ex gobernador Juan Manuel Urtubey criticaron la actuación de los interventores. "Hay una tarea de reconstrucción en la que tenemos que decidir si buscamos armar partidos nacionales o ambacéntricos", planteó.
 

11-05-2025 / 12:05
La cuenta regresiva hacia las elecciones legislativas porteñas que se celebrarán el domingo 18/05 se inició con una bomba política que tiende a profundizar la pulseada entre Javier "el Loco" Milei y Mauricio "el Gato" Macri por el dominio sobre el espectro ideológico de la derecha. La fallida sanción de la ley de Ficha limpia, una reforma al código electoral para impedir que cualquier condenado en 2 instancias de la justicia se pueda presentar como candidato, amplió la grieta entre el Presidente y su antecesor, referencia máxima de un PRO que propende a achicarse a manos de LLA.
 
Contra los pronósticos -y hasta se frustraron celebraciones previstas en TV- la iniciativa que venía con media sanción de la Cámara de Diputados obtuvo en el Senado 36 votos afirmativos versus 35 negativos, lo que resultó insuficiente para la aprobación dado que esto requería de una mayoría especial de 37 votos positivos. Aunque quedó en minoría, el peronismo -que se abroqueló en todo momento contra el proyecto por considerarlo un instrumento de proscripción de Cristina Kirchner, quien cuenta con una condena con doble conforme- pudo festejar, incluso ante el asombro de algunos de sus senadores.
 
A partir de entonces comenzó un pase facturas y acusaciones entre Milei y el PRO, que estaba entre los principales impulsores de Ficha limpia. Los cruces tienen como telón de fondo la disputa en la CABA, donde LLA no logró o no quiso armar un frente electoral con el macrismo. A pesar de la colaboración de los amarillos en el Congreso, los libertarios locales resultaron los más duros detractores de la gestión de Jorge Macri, intentando trabar sus proyectos e impulsando otros a contramano.
 
La generala en esa embestida es Karina "la Recaudadora" Milei, y su comandante en el campo es la legisladora Pilar Ramírez. La pelea en la Capital Federal se volvió tan prioritaria para la hermanísima que se desprendió de Manuel Adorni, vocero presidencial y figura clave del engranaje karinista, para que encabece la lista de legisladores de LLA. El Gobierno nacionalizó la disputa y puso al Presidente al frente de la campaña. Milei acompaña a Adorni en apariciones públicas y dice que el vocero es, justamente, "mi voz en la Ciudad". Adorni repite "Milei soy yo".
 
La caída de Ficha limpia quedó sellada cuando 2 senadores de la provincia de Misiones, que suelen votar con el oficialismo y que habían anticipado su apoyo, finalmente optaron por el rechazo. Se trata de Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, del Frente Renovador de la Concordia, el espacio que gobierna la provincia mesopotámica desde 2003 y cuyo inspirador y líder indiscutido es Carlos Rovira, un caudillo peronista que fue gobernador entre 1999 y 2007, y cuyo sueño de reelección indefinida fue abortado cuando ganó el NO a su propuesta para reformar la constitución.
 
Silvia Lospennato, diputada del PRO y tal vez la legisladora más asociada al impulso del proyecto, apuntó directo contra Milei. "Usted me defraudó", dijo desde un atril con la leyenda "Ficha limpia". Adjudicó el resultado de la votación a una "mala praxis" del oficialismo por los 2 votos que se "le escaparon" al presidente del bloque libertario, el jujeño Ezequiel Atauche, o "a algo peor".
 

10-05-2025 / 12:05
El significado que debería tener un proyecto de ley de "Ficha Limpia" se desvirtuó al presentarlo en los días previos a una elección y con cláusulas que sólo incluían a una persona, la que podía ser candidata opuesta al partido que lo presentó. Claramente era un proyecto de proscripción. Con su rechazo, la mayor beneficiada no fue Cristina, sino la sociedad, gran parte de la cual fue engañada por ese falso honestismo, usado como herramienta de manipulación politiquera. La caída de Ficha Limpia dinamitó el vínculo entre Macri y Milei. Hubo pase de facturas, insultos y una interna que cruje.
 
Silvia Lospennato, impulsora del proyecto, lo necesitaba para su candidatura por el PRO en la ciudad de Buenos Aires. Pertenece a un partido que no tuvo prurito en llevar como candidato presidencial a Mauricio Macri, que ya tenía causas abiertas en la justicia y cuyas empresas lo convertían, junto con Paolo Rocca, en los dos mayores proveedores del Estado. El partido que impulsó Ficha Limpia puso a Mauricio Macri a administrar los negocios que el Estado tiene con las empresas de Mauricio Macri. No existe figura menos ética.
 
En los Panamá Papers aparecieron más de cuarenta cuentas offshore de Macri, quien ya tiene abiertas numerosas causas por negociados con sus empresas contra el Estado o usando al Estado, como la del Correo o las autopistas, los parques eólicos o Macair.
 
Al revés que las causas que tiene Cristina Kirchner, las de Macri no fueron denunciadas por la política, sino por periodistas internacionales o por los perjudicados. Cristina Kirchner fue condenada en un fallo polémico, lleno de irregularidades y sin pruebas concretas, por tribunales donde jueces y fiscales tenían relaciones promiscuas y muchos de ellos estaban directamente vinculados a Mauricio Macri. En las causas contra Macri, en cambio, las pruebas son sólidas y la ganancia está a la vista.
 
Gran parte del poder de Macri como empresario y político ha sido el control de un amplio dispositivo judicial y mediático. Ningún otro político tiene tanta injerencia en la justicia ni en los medios. Es de cajón concluir que cuanto más grande es el dispositivo judicial que controla un político es porque lo necesita como protección y que lo usará como arma contra sus adversarios. De allí se deducen las causas contra Cristina, como arma política, y la necesidad de protección de Macri por las denuncias en su contra.
 
Es la explicación de la importancia que le dio el empresario expresidente a la construcción de ese aparato judicial-mediático. Nadie niega, ni sus propios simpatizantes, la existencia de este aparato controlado por el macrismo, así como el funcionamiento de la Mesa Judicial durante su presidencia. La consecuencia es que el Poder Judicial es la institución con peor imagen del país: un 80 por ciento de imagen negativa.
 
Macri generalizó esta práctica denuncista con campañas de humo mediáticas y con jueces muy cuestionados, como el fallecido Claudio Bonadio, y el fiscal Carlos Stornelli, contra el gobierno de Cristina Kirchner. No deja de ser una paradoja que alguien con problemas en la justicia controle ese aparato y sea el impulsor de esas campañas. Por la misma razón, las causas contra Macri se demoran años en los tribunales, mientras que las de Cristina Kirchner se mueven cada vez que el macrismo lo necesita por motivos políticos.
 

09-05-2025 / 20:05
En una nueva embestida autoritaria contra el periodismo independiente, el presidente Javier "el Loco" Milei anunció que firmó tres denuncias por calumnias e injurias contra periodistas que, según él, difundieron "mentiras" en su contra. Fue contra el periodista Carlos Pagni por presuntas "calumnias o falsa imputación" e "injurias" en los tribunales de Retiro y la investigación quedó a cargo por sorteo del juez federal Daniel Rafecas. También denunció por los mismos delitos a Viviana Canosa y al periodista Ari Lijalad, informaron fuentes judiciales. En el caso de Canosa, la denuncia quedó a cargo del juez federal Sebastián Ramos y en el de Lijalad del juzgado federal 6 que está vacante y es subrogado por el juez Rafecas.
 
Durante una entrevista con el streamer libertario Daniel "El Gordo Dan" Parisini, Milei no reveló los nombres de los periodistas, pero insinuó que iría contra ellos para acallarlos. En el mismo programa, Milei arremetió contra la prensa con una serie de sus habituales insultos, calificando a los periodistas de "prostitutas de los políticos", "mandriles", "lacra inmunda" y "ensobrados". Estas declaraciones se suman a una larga lista de ataques verbales que el mandatario dirigió hacia los medios desde el inicio de su gestión.
 
El desquiciado presidente también criticó a los periodistas por no entender la ironía y los acusó de tener el monopolio del micrófono para difamar sin consecuencias. "Son calumniadores e inquisidores", afirmó, y agregó que "lloran asimetría" cuando se les responde con ofensas.
 
Estas acciones generaron preocupación en organizaciones de prensa y derechos humanos, que ven en la actitud de Milei un claro intento de silenciar las voces críticas y socavar la libertad de expresión en el país. El Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) expresó su inquietud por la creciente hostilidad del presidente hacia los periodistas.
 
Además, el gobierno libertariano implementó medidas que restringen el acceso a la información pública, como un decreto presidencial que modifica la Ley de Acceso a la Información Pública, permitiendo al Ejecutivo negar información que considere de naturaleza privada. Esta medida arbitraria fue criticada por organizaciones de la sociedad civil y asociaciones periodísticas por considerarla un fuerte retroceso en materia de transparencia.
 
La relación entre Milei y la prensa continúa deteriorándose, con el presidente anarco capitalista utilizando sus plataformas, pagadas por el Estado, para atacar a periodistas y medios que considera adversarios, mientras limita el acceso a la información y evita las conferencias de prensa tradicionales. Esta estrategia ha sido comparada con la de otros líderes autoritarios que buscan controlar el discurso público y minimizar o acallar las críticas sobre la corrupción del gobierno.
 
En este contexto, la comunidad periodística y diversas organizaciones llamaron a defender la libertad de prensa y a resistir los intentos de censura y persecución por parte de "el Trastornauta" Milei. La situación plantea serias preocupaciones sobre el estado mental del presidente, la salud de la democracia y el respeto a los derechos fundamentales en Argentina.
 
La Opinión Popular
 

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