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Nacionales - 20-03-2023 / 11:03
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

El peronismo ante una encrucijada: reinventarse o ceder el futuro

El peronismo ante una encrucijada: reinventarse o ceder el futuro
Estamos al borde de una verdadera revolución. Para el país, para el mundo y para la humanidad en sí misma. ¿Qué va a hacer el peronismo ante ese escenario? ¿Sostener su posición timorata y conservadora, aferrado a un orden establecido que se cae a pedazos? ¿O ponerse al frente de esos cambios y asegurarse que sean para mejor y que la sociedad argentina, bien conducida, pueda surfear esta ola y nos lleve a todos, sanos y salvos, hasta la orilla?
El 6,6 por ciento de inflación en el mes de febrero que se dio a conocer esta semana y los primeros cálculos para marzo, que muestran nuevamente una tendencia al alza, impactan en la línea de flotación de la candidatura presidencial de Sergio Massa, esgrimida con más entusiasmo por otros socios del Frente de Todos que por el propio ministro de Economía. La falta de alternativas le da sobrevida a un proyecto que, desde el primer día, se sabía improbable.
 
Aunque quiera hacerse el distraído con la responsabilidad que le toca, el presidente Alberto Fernández también acusa el deterioro de la economía doméstica de la mayoría de los argentinos. Si no hay un cambio rotundo en la tendencia, dejará en diciembre un país con mejor PBI y más empleos que cuando asumió pero con la misma cantidad de pobres. Un resultado mixto que otros podrían vender como un puntito inteligente en años difíciles, lujo que el peronismo tiene vedado.
 
El sueño de una nueva postulación presidencial de Cristina Fernández de Kirchner, a esta altura, lo sostienen solamente aquellos cuyo destino electoral está atado a la atracción gravitatoria que ejerce la vicepresidenta, incluso después de haber sido sometida a ocho años de desgaste mediático, político y judicial. Otros se probaron o se prueban el traje, sin mover el amperímetro. Las especulaciones transcurren a años luz de la calle, candidatos sin votos que apuestan a sacarse la grande.
 
El déficit electoral del oficialismo es consecuencia de un vacío político y no al revés. Hoy nadie, en el Frente de Todos, puede explicar, por la positiva, por qué debería la sociedad renovar el voto de confianza que dio en 2019 y fue defraudado por una dirigencia que no estuvo a la altura de las circunstancias. Aunque todos se animan a pegarle al gobierno (no faltan motivos válidos), curiosamente falta alguien que plantee qué haría diferente y cómo haría para no chocar con los mismos obstáculos.
 
La expresión de deseos sobre que "CFK es un programa en sí mismo", ensayada hace una semana en Avellaneda como un atajo que permita saltear ese trámite, se topa rápidamente con sus propias limitaciones. Por un lado, remite a otra campaña en la que se decía que el candidato era el proyecto. Eso no terminó bien. Por el otro, a esta altura, no termina de quedar claro cuál es, hoy, ese programa: ¿el de Massa, al que la vicepresidenta apoya y promueve en silencio? Parece insuficiente.
 
Sin una propuesta explícita que interpele a la sociedad, el peronismo le entregará, por segunda vez en ocho años, el poder a un espacio político gorila cuya principal identidad reside en la voluntad es verlo reducido a la mínima expresión, amaestrado o directamente inexistente. Prácticamente una invitación al suicidio político, un sacrificio en el altar de sus perseguidores, donde el papel de chivo expiatorio recaerá, como siempre, en las clases medias y populares, ajustando con aguante.
 

 
En ese sentido, aunque todavía en estado muy preliminar, es una bocanada de aire fresco la propuesta del ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, de establecer un fondo soberano, capitalizado a partir de la explotación de recursos estratégicos y que permita hacer inversiones que garanticen mejores condiciones estructurales para las generaciones venideras. Otras propuestas que surgieron estos años, como la implementación de una renta básica universal, se inscriben en la misma lógica.
 
Sucede que la Argentina se encuentra a las puertas de un triple salto mortal hacia adelante, que cambiará de manera irreversible, para bien o para mal, el destino del país. A nivel local, la ventana de oportunidad que se abrió para la explotación de esos recursos transformará la estructura económica y terminará, al menos en el mediano plazo, con la restricción externa, lo que a su vez debería traer consigo un alivio al problema endémico de la inflación.
 
Por supuesto: no se trata de una realidad políticamente neutra. El marco normativo, las capacidades de control estatales y la existencia, o no, de un plan estratégico determinarán si esa riqueza quedará en pocas manos o servirá para desarrollar la Nación. El gobierno que salga electo este año tendrá a su cargo decisiones que pueden marcar el destino de cincuenta millones de personas durante décadas. El caso Edesur nos recuerda, por estos días, lo difícil que resulta revertirlas.
 
En segundo lugar aparecen los cambios a nivel geopolítico, que redibujarán los contornos de lo posible a medida que se vaya dejando atrás esta era y nos adentremos en la próxima, sea cual sea. El final del ciclo de hegemonía neoliberal post Guerra Fría y el desplazamiento del centro de gravedad político, económico y cultural desde el Atlántico Norte hacia el Pacífico causarán movimientos sísmicos en todo el planeta. Para bien o para mal, los argentinos no estamos exentos.
 
En ese desplazamiento, instituciones que hoy aparecen en nuestro horizonte como objetos inamovibles, por caso el FMI, pueden volverse obsoletas paulatinamente, a medida que el dólar deje de ser la medida de todas las cosas, proceso que la enorme mayoría de los expertos considera irreversible. El enfrentamiento, frío, tibio o caliente, entre Estados Unidos y China traerá nuevas oportunidades y peligros. Se puede hacer cualquier cosa menos no estar preparados.
 
Adicionalmente a las novedades en el plano local y geopolítico, existe un tercer desafío, de índole existencial: la inminente revolución tecnológica empujada por el avance de la inteligencia artificial ya no es una promesa sino un proceso en curso, a toda velocidad. Se trata de un cambio copernicano en las reglas de juego que probablemente afecte a la humanidad más que ningún salto desde que por primera vez se comenzó a cultivar la tierra y con ello se fundaron ciudades y gobiernos.
 
Puede sonar exagerado pero durante los próximos meses y años seremos testigos privilegiados de un proceso que va a transformar el mundo laboral, la educación, la salud, la ciencia y la tecnología. Se van a destruir millones de puestos de trabajo y surgirán, con el tiempo, otros tantos, de la mano de tareas, oficios y profesiones que todavía no existen. Vamos a vincularnos con las máquinas en una simbiosis que hoy todavía nos resulta impensable. Está a la vuelta de la esquina.
 
Este futuro, al mismo tiempo lejano e inmediato, que cabalga en la incertidumbre entre la utopía y la distopía, significa una oportunidad, acaso la última, para que el peronismo pueda reinventarse una vez más y romper con la abulia en la que se sumergió durante los últimos tres años de gestionar una crisis tras otra mientras se resolvían rencillas internas a cielo abierto. La chance de volver a ponerse en sintonía con la época, como supo hacer tan bien en 1945 y en 2003.
 
Nuevos tiempos requieren nuevos relatos que identifiquen los nuevos problemas y propongan nuevas soluciones. El que pueda dar en esa tecla podrá despegarse de la mediocridad general de la política argentina y el peronismo, por historia, por doctrina y por su propia naturaleza camaleónica y proactiva, está mejor preparado que nadie más para hacerlo. Más aún: es el único que puede torcer la balanza para que la disyuntiva de esta época termine en liberación y no en más dependencia.
 
Para eso, resulta necesario que aparezcan dirigentes dispuestos a salirse de su zona de comfort. Que dejen de perder tiempo explicando por qué las cosas no salieron bien, o añorando otras épocas doradas que ya no van a volver, que no pueden volver, o privilegiando la rosca chiquita para acomodarse un poco mejor de cara a una derrota que ya ni siquiera intentan evitar, o hacer de cuenta que intentan. Que puedan mirar a la sociedad a los ojos y hablarle de lo que se viene.
 
El futuro trae consigo inmensas oportunidades para todos los argentinos. Es hora de que alguien lo diga y explique qué hay que hacer para aprovecharlas en lugar de ver, otra vez, cómo se la llevan otros. Que se ponga al frente. Que les muestre a los jóvenes que lo que viene no tiene por qué parecerse a lo que ya pasó. Es más: que no va a parecerse. Que ya pasamos el punto de no retorno. Para bien o para mal. Y está en nosotros mismos el poder para que la moneda caiga de un lado o del otro.
 
Si el peronismo logra hacerse el vehículo de estos cambios, si consigue detectar las necesidades de esta época y convertirlas en nuevos derechos, podrá ofrecerle a la sociedad algo que no van a poder, nunca, darle las alternativas que se despegan por derecha: la perspectiva de un futuro mejor que incluya a todos. Para eso, necesita asumir una metamorfosis, una más de las tantas que ensayó en su larga y rica historia. Convertirse en algo distinto a lo que es ahora.
 
Porque el peronismo en los últimos años ha renunciado a algunas de sus características más valiosas. Se ha vuelto poco imaginativo, ortodoxo. No piensa por afuera de los parámetros establecidos. No elige opciones que no estén en el menú. Y se ha vuelto conservador en el sentido más triste y patético de esa palabra, porque no se atreve a asumir como propios ciertos debates que naturalmente le corresponden, y en esa renuncia termina abrazado a este status quo desolador.
 
Durante demasiados años, para el peronismo discutir una reforma laboral fue tabú, a pesar de que resulta a todas luces evidentes que el mercado de trabajo en la Argentina está roto y que la informalidad es el principal creador de desigualdad. Nadie puede sorprenderse, entonces, que los más perjudicados por ese sistema empiecen a buscar soluciones en otra parte, aunque vengan de la mano de mercachifles peligrosos. Cuando caigan en el error, puede ser demasiado tarde.
 
Lo mismo sucede con el sistema previsional o el régimen fiscal. Están rotos y la gente, después de años de privaciones e inseguridad, está dispuesta a acompañar a cualquiera que prometa cambiarlos antes que a un espacio que no ofrece nada diferente. A las reformas de mierda que propone la derecha no se le puede oponer la inmovilidad; es necesario mostrar ideas nuevas, positivas, progresivas, que le devuelvan a los trabajadores los derechos que fueron perdiendo durante décadas.
 
Por supuesto, es más fácil tratar de ir poniendo parche sobre parche en vez de animarse a dar un debate de fondo, que seguramente implicará tocar intereses y privilegios para beneficiar a las mayorías. Es una tarea difícil y el éxito no está garantizado, pero si no la acomete el peronismo, lo va a hacer otro y el resultado será peor para todos. Las oportunidades perdidas pesan sobre los hombros de los dirigentes que no están a la altura de las circunstancias.
 
Estamos al borde de una verdadera revolución. Para el país, para el mundo y para la humanidad en sí misma. ¿Qué va a hacer el peronismo ante ese escenario? ¿Sostener su posición timorata y conservadora, aferrado a un orden establecido que se cae a pedazos? ¿O ponerse al frente de esos cambios y asegurarse que sean para mejor y que la sociedad argentina, bien conducida, pueda surfear esta ola y nos lleve a todos, sanos y salvos, hasta la orilla?
 
Por Nicolás Lantos
 
Fuente: El Destape
 

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17-10-2025 / 11:10
Para los ricos, todo, para los trabajadores, menos derechos. Desde Washington, el ministro de Economía, el endeudador serial Luis "Toto" Caputo, envió un mensaje al Coloquio de IDEA hablando de las reformas laboral, previsional y tributaria. Mientras los grandes empresarios, que le financian la campaña electoral, exigen más garantías para sus ganancias, el gobierno profundiza un modelo basado en la desregulación, el endeudamiento y la pérdida de derechos para los trabajadores. Con Manuel "Cara de Piedra" Adorni prometieron en IDEA que enviarán un proyecto de ley post elecciones para quitar derechos laborales. Mientras, sigue creciendo el cierre de pequeñas empresas y el desempleo.
 
El Gobierno de Javier "el Loco" Milei se encamina a implementar una reforma laboral para eliminar los convenios colectivos de trabajo y facilitar los despidos si gana las elecciones del 26 de octubre. Ésa fue la promesa que le hicieron este jueves el presidente Milei --a través de su vocero, Adorni-- y el ministro de Economía, Caputo, a los empresarios reunidos en Mar del Plata para el Coloquio de IDEA.
 
El paquete incluirá también el reemplazo de las mesas paritarias por "negociaciones libres" entre cámaras empresarias y sindicatos, según confirmaron ambos ante un auditorio repleto de directores ejecutivos y miembros del círculo rojo. La letra chica estará contenida en un proyecto de ley que podría ingresar al Congreso luego del recambio legislativo del 10 de diciembre, fecha a partir de la cual la Casa Rosada espera un parlamento "más receptivo a las reformas", según dijo Adorni, siempre y cuando las urnas no digan lo contrario.
 
En concreto, de lo que dijeron hasta ahora Caputo, Milei y Adorni se desprende que la reforma incluiría:
 
*La eliminación de las paritarias y su reemplazo por "negociaciones libres"
 
*El fin de la indemnización por despidos o su reemplazo por un "fondo de cese" financiado en cuotas por los propios trabajadores. Un antecedente en ese sentido fue introducido en la Resolución General 1071/2025 de la Comisión Nacional de Valores.
 
*La imposibilidad por ley de realizar juicios laborales ya sea por despidos injustificados u otros motivos de abuso patronal.
 
*La eliminación de los convenios colectivos de trabajo que regulan las distintas actividades.
 
*La posibilidad (más bien un acto de publicidad libertaria) de elegir la moneda en la que cobrar los sueldos, o sea, que pueda ser en dólares.
 
Por supuesto que todos esos puntos son, al menos por ahora, propuestas unilaterales de los libertarios: no hubo rondas ni negociaciones abiertas entre los distintos sectores --desde la UIA a la CGT o las asociaciones de Pymes-- para debatir o consensuar un texto.
 
El discurso de Caputo ante los más ricos empresarios, los dueños del país, no deja dudas, el rumbo del gobierno libertario es profundizar la dependencia con los EE.UU., el endeudamiento con el FMI y la entrega de nuestros recursos naturales. Frente a ese proyecto de saqueo, la alternativa debe construirse desde abajo, con movilización y organización para pelear una salida en función de las necesidades de las grandes mayorías populares.
 
La Opinión Popular
 

16-10-2025 / 09:10
Dos denuncias judiciales salpican a Patricia "Pato" Bullrich, ministra de Seguridad y candidata a senadora por la Libertad Avanza en la Ciudad de Buenos Aires, y la acercan a la trama en la que se investiga en Estados Unidos a Federico "Fred" Machado por narcotráfico, lavado y fraude y que terminó por un hundir la candidatura de José Luis "Pelado" Espert, quien había recibido sus generosos aportes.
 
El punto de contacto son los dueños de la empresa Lácteos Vidal que tendrían operaciones por 3 millones de dólares con la empresa Wright Brothers Aircraft Title Inc. (transferencias ida y vuelta) ligada al narco Machado, de la que habían salido los 200.000 dólares que recibió Espert en enero de 2020. Pero, además, fueron aportantes a la campaña de Bullrich como candidata a presidenta, todavía por Juntos por el Cambio, en 2023.
 
Una presentación de un grupo de trabajadores despedidos de Lácteos Vidal tras una huelga en 2022, quienes cuentan con decisiones favorables de la justicia laboral que la empresa incumple, pide investigar sus vínculos con "operaciones de narcotráfico internacional" y "triangulación de fondos ilícitos", además de "violaciones graves a los derechos laborales".
 
Son una veintena las personas que fueron desvinculadas y la empresa no acató su reinstalación vigente por una medida cautelar confirmada por la Cámara del Trabajo. Además, advirtieron que la firma estaba realizando escisiones societarias y la sospecha es que el objetivo era desviar dinero hacía otras sociedades manejadas por los mismos dueños por sumas que cubrirían los créditos laborales.
 
Están en plena disputa por frenar esas escisiones. Lo que sucede es que en medio de todo este proceso salieron a la luz en varias publicaciones periodísticas las presuntas vinculaciones entre Lácteos Vidal y Machado, además de la actualización del dato de que la empresa fue aportante de Bullrich.
 
La Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina (Atilra) presentó ante el juez laboral que lleva el caso, José Ignacio Ramonet, algunos elementos publicados relacionados con el expediente que tramita en Texas, y que  tiene a Machado como protagonista, donde surge documentación de transferencias millonarias entre una cuenta ligada a Machado y su socia condenada a 16 años de prisión, Debra Lynn Erwin Mercer, y Alejandra Bada Vázquez, quien maneja Lácteos Vidal con su hermano Vidal Bada Vázquez. Las operaciones son parte de la contabilidad que lleva el Bank of America y fueron publicadas por El Destape.
 
Un comunicado del gremio también señala aportes de campaña de esa firma a Bullrich en 2023 "lo que refuerza --afirma-- la sospecha de triangulación de fondos de origen ilícito hacia la política argentina". Ramonet decidió derivar todas estas referencias a la justicia federal, porque dijo que no era un asunto de su competencia.
 
En Comodoro Py hizo una presentación de la candidata del Frente de Izquierda (FIT) Myriam Bregman ante el juzgado electoral de María Servini, donde pide explicaciones por los aportes narcos recibidos por Bullrich de Lácteos Vidal. Recuerda, además, que Lácteos Vidal S.A "es públicamente conocida por ser impulsora de una legislación regresiva en términos laborales que implica despedir trabajadores sin derecho alguno y castigar la protesta, con Alejandra Bada Vázquez a la cabeza".
 

16-10-2025 / 08:10
Hay que remontarse a Braden o Perón para encontrar una injerencia tan desfachatada de Estados Unidos en un proceso electoral argentino. Sin medias tintas: El plan económico libertario es una mierda, fracasó y ahora vuelven a pedir plata prestada a los yanquis. Apenas bajó del avión, Javier "el Cipayo" Milei retornó a protagonizar una escena digna de su estilo: salió corriendo a un canal de televisión amigo para aclarar el escándalo que desató su confusa gira por Estados Unidos. Pero lo que buscaba ser una aclaración terminó siendo un nuevo papelón diplomático.
 
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, había sido contundente al declarar que el apoyo económico a la Argentina dependería del resultado electoral de octubre: "Si Milei pierde con un candidato de extrema izquierda, no seremos generosos con la Argentina", afirmó en un almuerzo en la Casa Blanca. Más tarde, reforzó su postura en redes sociales, instando a "apoyar a Milei en las próximas elecciones de medio término", dejando claro que la ayuda financiera tiene condiciones políticas explícitas. Un verdadero salvavidas de plomo.
 
La brutal frase de Trump espantó a los mercados y convirtió la visita a la Casa Blanca en un activo radioactivo para la campaña del Gobierno libertario. El poco interés de Trump por cuidar las formas con Milei quedó en evidencia cuando luego de la larga perorata del argentino, el republicano se dio cuenta que nadie lo había traducido y le dio fiaca escucharlo: "Lo dejamos así", dijo. Insólito es poco. Lo humilló en público.
 
La historia de este enredo podría ser incluso más desopilante. Diputados muy cercanos al gobierno sostienen que la frase de Trump fue el resultado de una "idea fuerza" trabajada especialmente por Santiago Caputo, que desde el domingo pasado cansó a todos sus contactos en la administración republicana para que lograran que el republicano la verbalizara. De no creer.
 
Sin embargo, en su entrevista con A24, el mandatario argentino intentó negar la evidencia, pero terminó contradiciendo al mandatario de EE.UU. y no pudo decir qué pide la Casa Blanca a cambio. Aseguró que "mientras yo esté en el poder, cuento con el apoyo de Estados Unidos". Cuando se le preguntó por el posteo de Trump, se enredó aún más: "Eso es un plus adicional, como diciéndole a los argentinos vayan por este lado".
 
Consultado sobre qué pide Estados Unidos a cambio del supuesto acuerdo de 20 mil o 40 mil millones de dólares, Milei no respondió con claridad y se limitó a repetir que quienes lo critican "no entienden" lo firmado. Tras el tropiezo de la reunión entre Milei y Trump, el virrey Scott Bessent afirma que prepara un paquete más amplio para rescatar a la Argentina. Ahora promete USD 40.000 millones, una nueva deuda para un modelo anarco capitalista desastroso e insostenible. Otro anuncio y van.... Además, el Tesoro vendió dólares en el mercado local para frenar la suba, con deudas sin renovar y tasas que no aflojan.
 
Todo refleja una mezcla de improvisación y subordinación política. Mientras el país atraviesa una crisis económica y social profunda, el presidente parece más preocupado por mantener contento a Trump que por explicar los compromisos asumidos. Lejos de mostrar liderazgo, Milei dejó la imagen de un mandatario totalmente dependiente de Washington y desconectado de la realidad nacional, en un momento donde la política exterior se usa más como recurso de campaña que como estrategia de Estado.
 
La Opinión Popular
 

15-10-2025 / 11:10
Vergüenza ajena: el yanqui trató al presidente argentino como un perro faldero. Donald Trump necesita justificar el respaldo a Javier "el Roto" Milei, que necesita a su vez ese respaldo para llegar a las elecciones. Parte de la decadencia argentina se procesaba así en Washington y otra aquí, donde el enviado de la Casa Blanca, Barry Bennet, convenció a los gobernadores de Provincias Unidas y a la mayoría radical de sostener al gobierno.
 
Trump llegó agotado de su gira por Israel, donde pidió a la Justicia de ese país que se olvide de las causas por corrupción contra Benjamín Netanyahu y se arrogó el mérito por un triste acuerdo de paz tras haber respaldado el genocidio ejecutado a instancias de Netanyahu.
 
El presidente argentino, con su carpetita de apego bajo el brazo, no pudo ocultar su emoción cuando saludó a Trump en la puerta de la Casa Blanca. Lo miraba de reojo, nervioso, como si se sintiera bajo observación de una autoridad superior. Y se mostraba deseoso de agradar antes de levantar sus pulgares.
 
En Estados Unidos, Milei no es una figura respetada por todos. Su concierto en el Movistar Arena fue difundido por algunos medios locales y los más críticos lo trataron de "payaso" y otros de "poco serio". Las críticas le han llovido tanto desde los demócratas como también de algunos republicanos que responsabilizan a Milei por la crisis financiera para la que pide el rescate.
 
Por eso, Trump necesita justificar la ayuda a un país cuya economía está mal gobernada, según la opinión más extendida a nivel internacional. Mostrar a un presidente argentino obsequioso, agradecido y hasta servicial, fue parte de esa explicación y parte de la necesidad de Milei de mostrar el respaldo de Estados Unidos para aquietar los mercados hasta el 26 de octubre. Fue una forma de mostrar que ayudan a un aliado dispuesto a todo para seguir las políticas norteamericanas.
 
Del saludo en la puerta, se fueron de cabeza a una extensa conferencia de prensa en la que Milei agradeció por todo, desde la ayuda a Argentina hasta por el papel de Trump en la tragedia palestina y su respaldo a Netanyahu. Pero el discurso del argentino no fue traducido al inglés porque nadie mostró demasiado interés.
 
Después habló Trump largamente, mientras Milei lo escuchaba embelesado sentadito del otro lado de la mesa y de espaldas a los periodistas que hacían las preguntas. Junto a Trump estaba el gabinete de Estados Unidos, inclusive Pete Hegseth, el jefe del Pentágono quien debió explicar los múltiples obstáculos que puso a los periodistas que cubren temas militares en ese país. Junto a Milei, en el otro lado de la mesa, estaba parte del gabinete argentino, que funcionó como espectador de la larga conferencia que concedió el norteamericano.
 
Trump se refirió a cuestiones de política interna de la Argentina. Dijo que si perdía Milei iba a ganar "una persona de extrema izquierda" y agregó que el apoyo sería a favor de Milei si gana las elecciones, pero que, si las pierde, retirarían ese respaldo. Fue un discurso bizarro de campaña para la interna argentina formulado por el jefe de una potencia extranjera que ambiciona beneficios económicos extraordinarios como contrapartida de su respaldo ideológico a Milei.
 
Fue el mismo mensaje de Barry Bennet en Buenos Aires, a los radicales y otras fuerzas opoficialistas y en especial a los gobernadores que formaron Provincias Unidas, desde el cordobés Martín Llaryora, hasta el radical santafesino Maximiliano Pullaro. El guiño de Bennet coincidió con llamadas telefónicas del Ministerio del Interior, prometiendo respaldo financiero para después de las elecciones.
 

14-10-2025 / 16:10
En relación a la situación cambiaria y la tensión con el dólar que generó una fuerte venta de divisas por parte del Tesoro semanas antes del acuerdo con EE.UU., Javier "el Loco" Milei aseguró que habrá una "avalancha de dólares": "Nos van salir dólares por las orejas", ilustró, aunque no precisó cómo ocurriría eso, excepto cuando mencionó que sería por supuestas inversiones que llegarían gracias al interés por los recursos naturales que tiene el país. El estilo comunicacional de Milei reabre el debate sobre los límites entre la exposición constante y la prudencia necesaria para preservar la autoridad presidencial en tiempos de crisis.
 
Esta nueva mentira se suma a algunas de las frases y temas más controversiales que ha abordado como presidente, que incluyen desde: "No hay plata", utilizada frecuentemente para justificar el recorte del gasto público y el plan de ajuste fiscal. Hasta: "Si fuera cierta la frase de que no se llega a fin de mes, ustedes tendrían que caminar por la calle y estaría llena de cadáveres. ¿Alguien se puso a pensar en esa pelotudez?". Una falacia para negar la dificultad económica que enfrentan muchos argentinos. Y sin olvidar los insultos y descalificaciones directas a políticos, periodistas, sindicalistas y "empresaurios prebendarios", a quienes engloba bajo el término de "la casta".
 
En la política contemporánea, la comunicación presidencial de Milei se ha convertido en un arma de doble filo. Hablar de más puede generar consecuencias tan riesgosas como permanecer en silencio. En ciertos contextos, la sobreexposición del discurso puede restar credibilidad o amplificar conflictos menores que podrían haberse disipado con el tiempo.
 
Las insensatas declaraciones del presidente en defensa del narco José Luis Espert, tras su salida del Gobierno y sus denuncias públicas, reactivaron el debate sobre los límites del protagonismo comunicacional en la gestión. Al intervenir en una controversia de alcance limitado, el mandatario terminó trasladando la discusión al centro de la agenda política, con un impacto que excedió el caso en sí. En un escenario marcado por la tensión política y la sensibilidad social, cada palabra emitida desde el Poder Ejecutivo tiene repercusión inmediata. No solo por su contenido, sino también por el contexto y el momento en que se pronuncia. Una frase impulsiva o una defensa improvisada pueden derivar en interpretaciones adversas, que terminen debilitando la autoridad institucional.
 
En este tipo de situaciones, el silencio estratégico puede ser una herramienta más efectiva que la respuesta constante. Callar no siempre implica debilidad; en ocasiones, significa elegir los momentos adecuados para hablar, priorizando la estabilidad y la coherencia del mensaje presidencial. La figura del presidente gana solidez cuando interviene solo en temas de verdadero peso político o institucional.

El riesgo de hablar demasiado radica en convertir la palabra presidencial en un recurso cotidiano, banalizado. Cuando la máxima autoridad del país responde a cada controversia o disputa interna, el mensaje pierde jerarquía y se diluye el poder simbólico del cargo. La comunicación política requiere medir cada intervención como si fuese una jugada en un tablero complejo donde cada movimiento tiene efectos acumulativos.

El equilibrio entre comunicar y administrar el silencio es clave para sostener la legitimidad. Un liderazgo sólido se construye no solo con discursos, sino también con prudencia, mesura y capacidad para elegir cuándo es mejor no intervenir. Además, con el experimento anarco capitalista de Milei, que no se ha aplicado en ningún lugar del mundo, es imposible que en Argentina sobren los dólares y salgan por las orejas. Hasta ahora, lo único que ha hecho es aumentar la deuda externa e interna. Y la fuga de divisas.  

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