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“Cantamos porque el grito no es bastante/ y no es bastante el llanto ni la bronca/cantamos porque creemos en la gente/ y porque venceremos la derrota”.
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Nacionales - 20-03-2023 / 11:03
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

El peronismo ante una encrucijada: reinventarse o ceder el futuro

El peronismo ante una encrucijada: reinventarse o ceder el futuro
Estamos al borde de una verdadera revolución. Para el país, para el mundo y para la humanidad en sí misma. ¿Qué va a hacer el peronismo ante ese escenario? ¿Sostener su posición timorata y conservadora, aferrado a un orden establecido que se cae a pedazos? ¿O ponerse al frente de esos cambios y asegurarse que sean para mejor y que la sociedad argentina, bien conducida, pueda surfear esta ola y nos lleve a todos, sanos y salvos, hasta la orilla?
El 6,6 por ciento de inflación en el mes de febrero que se dio a conocer esta semana y los primeros cálculos para marzo, que muestran nuevamente una tendencia al alza, impactan en la línea de flotación de la candidatura presidencial de Sergio Massa, esgrimida con más entusiasmo por otros socios del Frente de Todos que por el propio ministro de Economía. La falta de alternativas le da sobrevida a un proyecto que, desde el primer día, se sabía improbable.
 
Aunque quiera hacerse el distraído con la responsabilidad que le toca, el presidente Alberto Fernández también acusa el deterioro de la economía doméstica de la mayoría de los argentinos. Si no hay un cambio rotundo en la tendencia, dejará en diciembre un país con mejor PBI y más empleos que cuando asumió pero con la misma cantidad de pobres. Un resultado mixto que otros podrían vender como un puntito inteligente en años difíciles, lujo que el peronismo tiene vedado.
 
El sueño de una nueva postulación presidencial de Cristina Fernández de Kirchner, a esta altura, lo sostienen solamente aquellos cuyo destino electoral está atado a la atracción gravitatoria que ejerce la vicepresidenta, incluso después de haber sido sometida a ocho años de desgaste mediático, político y judicial. Otros se probaron o se prueban el traje, sin mover el amperímetro. Las especulaciones transcurren a años luz de la calle, candidatos sin votos que apuestan a sacarse la grande.
 
El déficit electoral del oficialismo es consecuencia de un vacío político y no al revés. Hoy nadie, en el Frente de Todos, puede explicar, por la positiva, por qué debería la sociedad renovar el voto de confianza que dio en 2019 y fue defraudado por una dirigencia que no estuvo a la altura de las circunstancias. Aunque todos se animan a pegarle al gobierno (no faltan motivos válidos), curiosamente falta alguien que plantee qué haría diferente y cómo haría para no chocar con los mismos obstáculos.
 
La expresión de deseos sobre que "CFK es un programa en sí mismo", ensayada hace una semana en Avellaneda como un atajo que permita saltear ese trámite, se topa rápidamente con sus propias limitaciones. Por un lado, remite a otra campaña en la que se decía que el candidato era el proyecto. Eso no terminó bien. Por el otro, a esta altura, no termina de quedar claro cuál es, hoy, ese programa: ¿el de Massa, al que la vicepresidenta apoya y promueve en silencio? Parece insuficiente.
 
Sin una propuesta explícita que interpele a la sociedad, el peronismo le entregará, por segunda vez en ocho años, el poder a un espacio político gorila cuya principal identidad reside en la voluntad es verlo reducido a la mínima expresión, amaestrado o directamente inexistente. Prácticamente una invitación al suicidio político, un sacrificio en el altar de sus perseguidores, donde el papel de chivo expiatorio recaerá, como siempre, en las clases medias y populares, ajustando con aguante.
 

 
En ese sentido, aunque todavía en estado muy preliminar, es una bocanada de aire fresco la propuesta del ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, de establecer un fondo soberano, capitalizado a partir de la explotación de recursos estratégicos y que permita hacer inversiones que garanticen mejores condiciones estructurales para las generaciones venideras. Otras propuestas que surgieron estos años, como la implementación de una renta básica universal, se inscriben en la misma lógica.
 
Sucede que la Argentina se encuentra a las puertas de un triple salto mortal hacia adelante, que cambiará de manera irreversible, para bien o para mal, el destino del país. A nivel local, la ventana de oportunidad que se abrió para la explotación de esos recursos transformará la estructura económica y terminará, al menos en el mediano plazo, con la restricción externa, lo que a su vez debería traer consigo un alivio al problema endémico de la inflación.
 
Por supuesto: no se trata de una realidad políticamente neutra. El marco normativo, las capacidades de control estatales y la existencia, o no, de un plan estratégico determinarán si esa riqueza quedará en pocas manos o servirá para desarrollar la Nación. El gobierno que salga electo este año tendrá a su cargo decisiones que pueden marcar el destino de cincuenta millones de personas durante décadas. El caso Edesur nos recuerda, por estos días, lo difícil que resulta revertirlas.
 
En segundo lugar aparecen los cambios a nivel geopolítico, que redibujarán los contornos de lo posible a medida que se vaya dejando atrás esta era y nos adentremos en la próxima, sea cual sea. El final del ciclo de hegemonía neoliberal post Guerra Fría y el desplazamiento del centro de gravedad político, económico y cultural desde el Atlántico Norte hacia el Pacífico causarán movimientos sísmicos en todo el planeta. Para bien o para mal, los argentinos no estamos exentos.
 
En ese desplazamiento, instituciones que hoy aparecen en nuestro horizonte como objetos inamovibles, por caso el FMI, pueden volverse obsoletas paulatinamente, a medida que el dólar deje de ser la medida de todas las cosas, proceso que la enorme mayoría de los expertos considera irreversible. El enfrentamiento, frío, tibio o caliente, entre Estados Unidos y China traerá nuevas oportunidades y peligros. Se puede hacer cualquier cosa menos no estar preparados.
 
Adicionalmente a las novedades en el plano local y geopolítico, existe un tercer desafío, de índole existencial: la inminente revolución tecnológica empujada por el avance de la inteligencia artificial ya no es una promesa sino un proceso en curso, a toda velocidad. Se trata de un cambio copernicano en las reglas de juego que probablemente afecte a la humanidad más que ningún salto desde que por primera vez se comenzó a cultivar la tierra y con ello se fundaron ciudades y gobiernos.
 
Puede sonar exagerado pero durante los próximos meses y años seremos testigos privilegiados de un proceso que va a transformar el mundo laboral, la educación, la salud, la ciencia y la tecnología. Se van a destruir millones de puestos de trabajo y surgirán, con el tiempo, otros tantos, de la mano de tareas, oficios y profesiones que todavía no existen. Vamos a vincularnos con las máquinas en una simbiosis que hoy todavía nos resulta impensable. Está a la vuelta de la esquina.
 
Este futuro, al mismo tiempo lejano e inmediato, que cabalga en la incertidumbre entre la utopía y la distopía, significa una oportunidad, acaso la última, para que el peronismo pueda reinventarse una vez más y romper con la abulia en la que se sumergió durante los últimos tres años de gestionar una crisis tras otra mientras se resolvían rencillas internas a cielo abierto. La chance de volver a ponerse en sintonía con la época, como supo hacer tan bien en 1945 y en 2003.
 
Nuevos tiempos requieren nuevos relatos que identifiquen los nuevos problemas y propongan nuevas soluciones. El que pueda dar en esa tecla podrá despegarse de la mediocridad general de la política argentina y el peronismo, por historia, por doctrina y por su propia naturaleza camaleónica y proactiva, está mejor preparado que nadie más para hacerlo. Más aún: es el único que puede torcer la balanza para que la disyuntiva de esta época termine en liberación y no en más dependencia.
 
Para eso, resulta necesario que aparezcan dirigentes dispuestos a salirse de su zona de comfort. Que dejen de perder tiempo explicando por qué las cosas no salieron bien, o añorando otras épocas doradas que ya no van a volver, que no pueden volver, o privilegiando la rosca chiquita para acomodarse un poco mejor de cara a una derrota que ya ni siquiera intentan evitar, o hacer de cuenta que intentan. Que puedan mirar a la sociedad a los ojos y hablarle de lo que se viene.
 
El futuro trae consigo inmensas oportunidades para todos los argentinos. Es hora de que alguien lo diga y explique qué hay que hacer para aprovecharlas en lugar de ver, otra vez, cómo se la llevan otros. Que se ponga al frente. Que les muestre a los jóvenes que lo que viene no tiene por qué parecerse a lo que ya pasó. Es más: que no va a parecerse. Que ya pasamos el punto de no retorno. Para bien o para mal. Y está en nosotros mismos el poder para que la moneda caiga de un lado o del otro.
 
Si el peronismo logra hacerse el vehículo de estos cambios, si consigue detectar las necesidades de esta época y convertirlas en nuevos derechos, podrá ofrecerle a la sociedad algo que no van a poder, nunca, darle las alternativas que se despegan por derecha: la perspectiva de un futuro mejor que incluya a todos. Para eso, necesita asumir una metamorfosis, una más de las tantas que ensayó en su larga y rica historia. Convertirse en algo distinto a lo que es ahora.
 
Porque el peronismo en los últimos años ha renunciado a algunas de sus características más valiosas. Se ha vuelto poco imaginativo, ortodoxo. No piensa por afuera de los parámetros establecidos. No elige opciones que no estén en el menú. Y se ha vuelto conservador en el sentido más triste y patético de esa palabra, porque no se atreve a asumir como propios ciertos debates que naturalmente le corresponden, y en esa renuncia termina abrazado a este status quo desolador.
 
Durante demasiados años, para el peronismo discutir una reforma laboral fue tabú, a pesar de que resulta a todas luces evidentes que el mercado de trabajo en la Argentina está roto y que la informalidad es el principal creador de desigualdad. Nadie puede sorprenderse, entonces, que los más perjudicados por ese sistema empiecen a buscar soluciones en otra parte, aunque vengan de la mano de mercachifles peligrosos. Cuando caigan en el error, puede ser demasiado tarde.
 
Lo mismo sucede con el sistema previsional o el régimen fiscal. Están rotos y la gente, después de años de privaciones e inseguridad, está dispuesta a acompañar a cualquiera que prometa cambiarlos antes que a un espacio que no ofrece nada diferente. A las reformas de mierda que propone la derecha no se le puede oponer la inmovilidad; es necesario mostrar ideas nuevas, positivas, progresivas, que le devuelvan a los trabajadores los derechos que fueron perdiendo durante décadas.
 
Por supuesto, es más fácil tratar de ir poniendo parche sobre parche en vez de animarse a dar un debate de fondo, que seguramente implicará tocar intereses y privilegios para beneficiar a las mayorías. Es una tarea difícil y el éxito no está garantizado, pero si no la acomete el peronismo, lo va a hacer otro y el resultado será peor para todos. Las oportunidades perdidas pesan sobre los hombros de los dirigentes que no están a la altura de las circunstancias.
 
Estamos al borde de una verdadera revolución. Para el país, para el mundo y para la humanidad en sí misma. ¿Qué va a hacer el peronismo ante ese escenario? ¿Sostener su posición timorata y conservadora, aferrado a un orden establecido que se cae a pedazos? ¿O ponerse al frente de esos cambios y asegurarse que sean para mejor y que la sociedad argentina, bien conducida, pueda surfear esta ola y nos lleve a todos, sanos y salvos, hasta la orilla?
 
Por Nicolás Lantos
 
Fuente: El Destape
 

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30-05-2023 / 11:05
Los cuatro ejes sobre los que centró su reciente alocución la vicepresidenta Cristina Kirchner fueron una muy buena síntesis de los principales y graves problemas que afectan a la Argentina actualmente. Al exponer sobre la explotación de nuestros recursos naturales fue clara y explícita: seguir el camino de Bolivia y Chile, que han declarado al litio material estratégico, con la consecuente defensa y manejo de su explotación.
 
La síntesis fue elocuente: seamos como los países del sureste asiático y no como un nuevo Potosí, esto en una clara alusión a la ciudad boliviana donde por siglos se extrajo el mineral de plata y se la llevó allende los mares, sin dar progreso al pueblo que la extraía. Por cierto que ironizó agudamente en cuanto a quienes se escandalizan cuando se habla de declarar el litio como recurso estratégico. La respuesta de la multitud fue masiva: "Patria sí, colonia no".
 
El litio es el mineral del futuro. En un planeta saturado de monóxido de carbono y otros gases que están produciendo ya mismo un cambio climático de consecuencias impredecibles, negativas para la humanidad, los motores eléctricos son la gran esperanza de un mundo que, de uno u otro modo se mueve por el transporte. Los avances tecnológicos en lo relacionado con la aplicación del litio en el último lustro han sido impresionantes, y esto al margen de su múltiple utilización en otras producciones esenciales.
 
Esta parte de Sudamérica tiene la mayor reserva de litio en el mundo, concretamente los países nombrados, incluido el nuestro. ¿Por qué no aunar esfuerzos entonces para que a ese mineral se le dé valor agregado en los países donde se extrae en lugar de exportarlo, dejándolo en manos de las grandes corporaciones extranjeras, que desde hace tiempo están al acecho de su manejo? La vicepresidenta tuvo una elocuente síntesis: "No hagamos todo el auto eléctrico, pero al menos la batería o una parte de ella".
 
Si bien existen distintas opiniones acerca de cuál es el mejor camino para explotar el denominado oro blanco, Patricia Bullrich, precandidata a presidenta por el PRO, se posiciona "en contra" de nacionalizarlo. La razón por la cual se manifiesta en contra se debe a que simplemente considera que ese no es el camino correcto. Tal vez pretenda que se apropien las empresas extranjeras que financian su campaña electoral. La del litio, es una de las tantas historias que el colonialismo aporta en pro de sus intereses, defendido por los cipayos autóctonos.
 
No se necesita demasiada memoria para recordar que las expresiones sobre su aprovechamiento industrial dentro de los límites de la Nación fueron esparcidas sobre la opinión pública desde hace varios años, incluso en algunos casos con mención específica de las firmas encargadas de la trasformación y los aportantes de la tecnología necesaria, que se transferiría al país.
 
Sin embargo, disimulada, casi subrepticiamente, esa meta ha ido quedando postergada, diluyéndose para dar lugar a la exportación del producto en bruto. Basta mirar los diarios para corroborar que, con una u otra excusa, el litio ha comenzado a salir de la Argentina, en tanto que se modernizan los métodos de obtención "in situ".
 
Ahora bien: ¿Qué es lo que impide a los países del Cono Sur americano conformar una organización de países productores de litio, una OPPL, a imagen y semejanza de la de los que son ricos en petróleo?
 
La Opinión Popular
 

30-05-2023 / 10:05
El dictamen del fiscal Carlos Rivolo sostuvo que Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte deben ser juzgados como coautores de tentativa de "homicidio doblemente calificado" por alevosía y premeditación. Gabriel Carrizo, el jefe de los vendedores de copos de azúcar, fue considerado partícipe secundario. Según el fiscal, "actuaron por su cuenta" con al menos dos meses de planificación.
 
Cristina Fernández de Kirchner se pronunció este lunes sobre la decisión del fiscal Rivolo de cerrar la investigación en torno a los tres acusados por el intento de asesinato en su contra y el pedido de la elevación a juicio oral, y lo consideró "un nuevo acto de consagración de la impunidad", por parte del Partido Judicial Macrista.
 
La vicepresidenta cuestionó el pedido de elevación a juicio únicamente de Brenda Uliarte, Fernando Sabag Montiel y Nicolás Carrizo. Señaló que se evitó incluir en la causa las líneas que remiten a la familia Caputo y al diputado del PRO, Gerardo Millman. "Toda la investigación se caracterizó por evitar conocer la verdad", afirmó. Y agregó: "Para CFK no hay ni habrá justicia, ni como acusada ni como víctima. Me quieren presa o muerta".
 
"Desde el primer día hasta hoy, las autoridades judiciales han puesto una traba tras otra para impedir que salga a la luz la verdad de lo ocurrido el 1 de septiembre de 2022" (el día en que intentaron matarla), expresó la vicepresidenta a través de una carta titulada "A 40 años de Democracia. El Partido Judicial y la consagración de la impunidad". "Como he dicho, para CFK no hay ni habrá justicia, ni como acusada ni como víctima. Me quieren presa o muerta", enfatizó.
 
De esta manera, la exmandataria rechazó y criticó la decisión del fiscal Carlos Rivolo, quien le solicitó este lunes a la jueza María Eugenia Capuchetti la elevación a juicio de los acusados Brenda Uliarte, Fernando Sabag Montiel y Gabriel Nicolás Carrizo. Dejando afuera del cerco acusatorio a las personas señaladas como posibles instigadores, partícipes y financistas, varios de ellos vinculados a la alianza derechista Juntos por el Cambio, como la familia Caputo y Millman.
 
"Lo dije una y mil veces: ni Capuchetti ni Rivolo quisieron investigar el intento de asesinato y ahora pretenden cerrar la investigación con una celeridad que nunca demostraron en ninguna causa", sostuvo la vicepresidenta.
 
Respecto a los motivos que brindó el fiscal en su solicitud, Fernández de Kirchner objetó que "omite por completo valorar todo lo relacionado con las líneas de investigación que apuntan a personas que van más allá de Uliarte, Sabag Montiel y Carrizo".
 
"Como he dicho, no hay práctica más clara para buscar la impunidad de causas complejas, que partirlas en pedacitos", enfatizó y advirtió que, con esta decisión, el resto de las pruebas "no se investigan nunca más".
 
"Toda la investigación se caracterizó por evitar conocer la verdad", lanzó la vicepresidenta y denunció "un intento evidente y desesperado por evitar hallar la posible participación de terceros, financistas e instigadores", cruzando fuerte al poder judicial corrupto. ¿Qué puede esperarse de esta justicia totalmente controlada por el macrismo?
 
La Opinión Popular
 

29-05-2023 / 11:05
El jueves en Plaza de Mayo Cristina Fernández de Kirchner repitió la frase que servirá como cimiento para la campaña que el peronismo tiene por delante, con el desafío de volver a pedir el voto de la sociedad argentina después de cuatro años con más frustraciones que motivos para celebrar. "A pesar de los errores, equivocaciones o diferencias, este gobierno es infinitamente mejor que el que hubiera sido otro de Mauricio Macri, no tengo dudas", dijo.
 
Lo que puede traducirse, sin mucho riesgo, en otra formulación, sobre la que va a montarse el esfuerzo proselitista que ella proyecta para los próximos meses: que un nuevo gobierno de la fuerza que todavía llamamos Frente de Todos, en cualquiera de sus múltiples configuraciones posibles, es una opción "infinitamente mejor" para el país que la más leve de las alternativas que presenten las fuerzas opositoras.
 
Esto no tiene que ver con la apreciación que tenga la vicepresidenta sobre las decisiones tomadas por Alberto Fernández ni sobre la expectativa que pueda poner sobre cada uno de los aspirantes a la candidatura presidencial. CFK, apasionada por la historia argentina, sabe que aunque hoy la oferta electoral se estructure en tres partes, no hay más que dos modelos económicos en pugna: la especulación financiera o el desarrollo productivo.
 
Y que sí existe una disputa, desde la segunda mitad del siglo veinte, entre tres identidades políticas que se reparten y compiten por la representación de millones de argentinos: una de matriz nacional-popular, otra nacional-conservadora y una tercera, liberal en materia económica, ultramontana en términos de derechos individuales, y que nunca se sintió a disgusto compartiendo el asiento con expresiones antidemocráticas y violentas.
 
Así, cada vez que el rumbo de la economía lo marcó el sector nacional-popular, con los gobiernos de Juan Perón, Néstor Kirchner y CFK, los indicadores subieron por una escalera y hubo momentos virtuosos de grandes avances en el desarrollo nacional. Y en cada ciclo liberal, con la dictadura, en las presidencias de Carlos Menem y por último con los cuatro años de Mauricio Macri, el retroceso fue brutal.
 
Por eso resulta inútil plantear un acuerdo sobre el modelo económico del país con el sector liberal; porque cada vez que llegan al gobierno toman decisiones que van en dirección contraria al desarrollo. No es maldad (no en todos los casos) sino que tiene que ver con sus convicciones e intereses, particulares, sectoriales o extranjeros, que resultan contrarios al progreso de la Nación y al bien común de la sociedad argentina.
 
Con el sector nacional-conservador, por el contrario, no solamente se puede sino que es necesario buscar coincidencias, justamente para dejar en minoría a los que reman en dirección contraria. Cada vez que hubo una conducción nacional-popular fue en concurso con aquellos. Entre 1945 y 1955, o entre 2003 y 2015, el sector nacional-popular condujo procesos hegemónicos con los conservadores adentro.
 
La otra opción es forjar consensos económicos, que son independientes de los pactos políticos. Por el contrario, pueden ser compatibles, incluso, con situaciones de persecución a las fuerzas nacional-populares, con dictaduras, bombardeos a blancos civiles y fusilamientos. Como sucedió entre 1955 y 1975, cuando el sector nacional-conservador estableció una alianza con los liberales-fascistas para voltear y prohibir a Perón.
 

28-05-2023 / 11:05
El fiscal Guillermo Marijuan, afirma, sintiéndolo mucho, que investigaron en Uruguay, Suiza, Estados Unidos, Panamá, Belice, Lichtenstein, España, Seychelles, "entre otros países", buscando bienes, cuentas y sociedades de Cristina Kirchner y su familia. Y no encontraron nada.
 
En tono compungido, en su escrito de 46 páginas, el fiscal que se hizo transmitir en vivo al pie de una excavadora, buscando plata de los Kirchner en la Patagonia, concluyó: "no he logrado reunir elementos probatorios que me lleven a avanzar". Y, en ese marco, pidió que se sobresea a la vicepresidenta en la causa que mediáticamente llamaron "La ruta del dinero K", pero --como reconoce Marijuan--, no se encontró nada relacionado con los Kirchner y el delito de lavado de dinero.
 
Esta semana, el juez Sebastián Casanello les pedirá opinión a los dos organismos querellantes, la Agencia Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y la Unidad de Información Financiera (UIF) que, probablemente, no opongan obstáculo. Y luego el propio Casanello, que desde hace años viene diciendo que no hay evidencia contra CFK, seguramente dictará el sobreseimiento.
 
En el camino quedaron decenas, centenares, de tapas de diario y hasta los procedimientos en que rompieron las paredes de las casas de Río Gallego y Calafate buscando bóvedas ocultas. Hace dos semanas se incorporó un informe sobre llamadas telefónicas en base al cual intentaron manipular las conclusiones.
  
En el expediente que arrancó el 13 de abril de 2013, Marijuan formuló una acusación que ahora rememoró en su escrito: "resulta evidente que el exorbitante capital obtenido por Lázaro Báez, no puede presumirse como de su exclusiva propiedad, sino que por el contrario, esta parte sostiene que ese dinero claramente pertenecía a la exmandataria".
 
O sea, el constructor sólo era un testaferro. El punto central son 32.800.000 dólares que Báez sacó de la Argentina hacia cuentas en Suiza a nombre de sociedades armadas en Panamá. Después, el constructor volvió a traer el dinero como un préstamo/aporte para Austral Construcciones.
 
Marijuan no menciona en su escrito las pruebas que en su momento demostraron que el dinero de Báez era de Báez y por lo que la defensa de Cristina, a cargo de Carlos Beraldi, viene pidiendo el sobreseimiento.
 
*Las sociedades panameñas fueron armadas por el entorno del constructor.
*Todas las sociedades y las cuentas tenían como únicos beneficiarios a los hijos de Báez. No es que aparecían misteriosas personas o sociedades de las que no se conociera la identidad.
*Casanello detalló el testamento de Báez: reveló que ordenaba que a su muerte, los cuatro hijos y la esposa conformaran un fideicomiso con todos los bienes y que no se podía vender nada hasta diez años después del fallecimiento. El testamento incluía, por supuesto, a Austral Construcciones. Nuevamente, no había ningún K como beneficiario ni posible dueño de acciones, propiedades o cuentas. Tampoco sociedades ocultas que pudieran esconder herederos.
 
La causa denominada La ruta del dinero es uno de los ejemplos más evidentes de la utilización de la justicia para la persecución política. CFK repitió y repitió que no tiene cuentas ni sociedades ni propiedades en el exterior, que no tiene bienes no declarados. Y la realidad es que eso es lo que se verificó.
 

28-05-2023 / 10:05
"Una más y no jodemos más", coreaba la muchedumbre, con sentido del humor, haciendo el último esfuerzo por cambiar el final o intuyéndolo. Nadie profanó el recuerdo de 1810 porque nadie había ido a evocarlo. Los cánticos, las escarapelas, la fiesta, honraban otra efeméride: el 25 de mayo de 2003.  ¿Cuántos eran en la Plaza histórica y sus inmediaciones? Cientos de miles. Suponga mínimo 10.000 cuadrados metros por cuadra, estime usted cuantas personas por metro cuadrado (el apiñamiento varía, ojo), adicione las cuadras repletas y más de media Plaza colmada. Haga su cálculo, lector.
 
Se empaparon, protagonizaron. Cantaron la letanía, sí. Callaron y escucharon atentos mientras hablaba la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Una hora, empapados. Es sencillo ponderar cuántos dirigentes argentinos tienen la convocatoria de Cristina y concitan tamaña escucha. Una sola. La narrativa dominante mira el palco, deja a un lado a la gente común. La describe con desdén: masas disponibles, clientela cautiva, cuando no "ovejas", "ganado", "negros" en los quinchos más atrevidos. Más allá del desprecio elitista la gente es protagonista, ocupa el espacio, hay quien recorre cientos o miles de kilómetros para participar, amucharse, poner el cuerpo.
 
No se dejaban ver expendios de chorizos gratuitos. Nadie tomaba lista para repartir dádivas entre los presentes y privar de derechos a los ausentes. Un vistazo a ojímetro registró preponderancia de argentinos de sectores populares, humildes, laburantes de clase media baja. Un conjunto distinto al habitual en las movilizaciones del 24 de marzo. Columnas numerosas, macizas. Gente suelta llegando en torrente.
 
Si la gente existiera, si la ciudadanía gravitara, acaso podrían repensarse acepciones de "populismo" y "feudalismo", dos sustantivos que se usan como adjetivo para emparejar, para vilipendiar. El populismo vendría a ser para la derecha rancia la etapa superior del feudalismo. El feudalismo domina ciertas provincias. Funciona sencillo. Un caudillo impone una constitución que admite reelecciones. Listo el pollo, a partir de ahí gobierna ininterrumpidamente. ¿Se suprimen elecciones en esos territorios? Sí, por lo visto. Las reelecciones salen por ventanilla.
 
Postergamos acá la polémica sobre el proverbio "la verdadera democracia es hacer lo que el pueblo quiere (o vota)" versus un republicanismo abstracto, flojo de papeles, chanta. O sus variantes intermedias, interesantes. Una lectura sencilla revela que la palabra "alternancia" no forma parte de la Constitución que admite reelecciones sin límite o cargos vitalicios (jueces, cortesanos). No le hace, leer la Carta Magna es jactancia de populistas.
 
Tanto como insistir en que los mandatos largos son habituales en repúblicas del primer mundo. Perduraban mejor años ha con estabilidad política y económica, con bipartidismos fuertes. Sistema parlamentario sólido con bipartidismo acuña líderes como Angela Merkel, Tony Blair, Margaret Thatcher, Felipe González. Un amigo, el politólogo sueco que escribe su tesis sobre la Argentina, nos chimenta que Olof Palme fue once años primer ministro de su país: en dos tramos, el segundo tronchado por su asesinato.
 
En contingencias turbulentas puede ser otro cantar, la estabilidad general y el bienestar inciden en la perduración de los liderazgos acá o en la vieja Europa. En el pasado remoto la exdiputada Elisa Carrió se opuso fieramente a una propuesta del fallecido exgobernador santafesino Hermes Binner: implantar un sistema parlamentario en la Argentina, reforma constitucional mediante.
 
Lilita clamaba que era una maniobra K para perpetuarse en el poder porque los primeros ministros no tienen límites para ser reelegidos. Carrió sabe ser conspirativa y denuncista aunque en contrapeso tiene mejores lecturas que los sabiondos del Agora o de los medios.
 

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