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Sociedad e Interés General - 17-01-2023 / 09:01
LA MAYOR OPERACIÓN POLÍTICO-MILITAR EN EL MARCO DEL PROCESO REVOLUCIONARIO INDEPENDENTISTA

José de San Martín, con 4.000 compatriotas, inicia el cruce de los Andes para liberar Chile

José de San Martín, con 4.000 compatriotas, inicia el cruce de los Andes para liberar Chile
El Cruce de los Andes fue un conjunto de maniobras realizadas por el Ejército de los Andes, entre el 12 de enero y el 8 de febrero de 1817, para atravesar con una fuerza de 4.000 regulares y 1.200 milicianos la cordillera desde la región de Cuyo hasta Chile, y enfrentar a las tropas realistas leales a la Corona española que allí se encontraban.
En el marco del proceso revolucionario independentista, el 17 de enero de 1817, la columna comandada por el general José de San Martín inicia el cruce de los Andes. El grueso del ejército al mando del propio jefe de la expedición tomó la ruta llamada corrientemente Paso de Los Patos.
 
San Martín construyó su ejército en Cuyo con argentinos nativos de esa zona y con chilenos fugados de su país tras la derrota de Rancagua. El ejército era argentino-chileno, como lo afirman Olazábal y Guido en su correspondencia, y el segundo jefe era el chileno Bernardo de O'Higgins.
 
El cruce de los Andes se hace en varias columnas, dos de ellas capitaneadas por oficiales chilenos: O'Higgins y el coronel Ramón FreireSan Martín no podía entrar a Chile con bandera argentina, como un invasor, sino con la bandera de un libertador de la Patria Grande. Esa era la verdadera naturaleza de la revolución.
 
La Opinión Popular


 
José de San Martín, el extraordinario organizador del Cruce de los Andes
 
El Cruce de los Andes de 1817 fue la mayor operación político-militar efectuada en el marco del proceso revolucionario e independentista. Ella supuso la superación del dilema estratégico que había ubicado en el Alto Perú el camino más propicio para avanzar sobre Lima y en este cambio la figura de José de San Martín fue determinante.
 
Primero, porque palpó en el terreno que el avance por el altiplano era inviable, algo para lo cual contó con el asesoramiento de gente como Manuel Belgrano y Martín Miguel de Güemes. Segundo, porque fue capaz, no solo de diseñar un plan de cruce de la cordillera, sino de ejecutarlo casi a la perfección.
 
Y es en la ejecución de la idea estratégica en donde San Martín se revela como un extraordinario organizador. Al frente de la gobernación de Cuyo, el futuro Libertador desplegará un trabajo incansable y constante hasta poner en pie de guerra 4.080 hombres, al frente de los cuales emprenderá la travesía andina en enero de 1817.
 
Ahora bien, ésta es tan solo la culminación de la historia. Y por más que sea el elemento más importante -porque significó la independencia de Chile y la posibilidad de continuar la empresa emancipadora hacia el Perú-, lo cierto es que hubiera sido imposible efectuarla sin esos 28 meses en los que San Martín gobernó Cuyo. Allí está la clave o el nudo gordiano de esta historia.
 
En ese tiempo en el que la sociedad cuyana se transformó en un enorme cuartel en el que todos sus ciudadanos y sus recursos fueron puestos al servicio de la causa libertadora.
 
El genio organizador se identifica en dos aspectos claves. Primero, en la coherencia entre lo diseñado y su ejecución. Esto se logra tanto con la aplicación de cierto sentido común para resolver los problemas que se van presentando, como así también en la convicción para avanzar hacia la materialización de las soluciones, más allá de los inconvenientes que se presenten para ello.
 
Segundo, en la selección del personal encargado de la gestión directa de las distintas y numerosas dependencias del ejército. Allí es donde aparecen figuras como la de Fray Luis Beltrán, José Álvarez Condarco, Pedro Regalado de la Plaza, Bernardo O'Higgins, Tomás Guido y un menos conocido Bernardo de Vera y Pintado.
 
El punto de partida para la conformación del Ejército de los Andes no fue militar, sino socio-político. San Martín impuso una férrea disciplina social que, desde una óptica descontextualizada, podría ser tildada de autoritaria, pero que respondía a un escenario de guerra inminente contra un enemigo que podía invadir la provincia en cualquier momento.
 
San Martín se lo expresó a su amigo Guido con una frase risueña, pero certera: "Qué plan tan sargentón". Bajo un estricto control social ejercido por los decuriones (algo así como policías barriales), el gobernador impuso una metodología ambivalente entre el consenso y la imposición.
 
Esto es, procuró siempre lograr el apoyo necesario para sus medidas por parte de la élite cuyana (hacendados, iglesia, comerciantes, etc.), pero no trepidó en imponer sus condiciones cuando ello era imposible.
 
De esta forma, fue surgiendo desde la nada misma la fuerza militar que resolvería la ecuación estratégica de la guerra de la independencia. Los hombres se obtuvieron de una extendida recluta que tocó los intereses de los dueños de los esclavos (30 por ciento de ellos fueron incorporados al ejército, además de varios centenares enviados desde Buenos Aires), pero que también abarcó a otros sectores sociales, todos ellos pertenecientes a los sectores populares, como campesinos y trabajadores urbanos.
 
A ellos le agregó el marcial Regimiento de Granaderos a Caballo, la extraordinaria máquina de guerra creada por él mismo y que sería el nervio guerrero del ejército.
 
Claro que un ejército no se compone sólo de hombres. A esos hombres hay que alimentarlos, vestirlos, munirlos, instruirlos y, por sobre todas las cosas, pagarles el sueldo. Como bien enfatiza Beatriz Bragoni, el salario fue un "vehículo transmisor de la eventual profesionalización y disciplina del Ejército de los Andes".
 
Por lo tanto, no puede sorprender la preocupación casi obsesiva para que las tropas recibieran su estipendio en forma regular, pese al altísimo costo monetario que ello implicaba. Si en enero de 1815 el ejército demandaba unos 9.134 pesos en salarios, para diciembre del '16 los gastos mensuales habían ascendido a 38.544.
 
Para sostener ese nivel de gastos fue necesario recurrir a las exacciones forzosas, la creación de nuevos impuestos y a la expropiación lisa y llana de las riquezas en manos enemigas. Y allí un aspecto interesante. Los enemigos no solo eran los realistas confesos, también lo eran los tibios, los indecisos, los pusilánimes. Todos ellos cayeron bajo el peso del "plan sargentón".
 
La otra dimensión fue la creación de una protoindustria militar que incluyó una serie de talleres en donde se fabricó pólvora, se repararon armamentos, se abatanaron y cosieron uniformes y se diseñaron y fabricaron las herramientas para el transporte de los cañones por la alta montaña.
 
Todo ello, además, generó una serie de eslabonamientos productivos que pusieron en movimiento a la economía cuyana. Desde la minería hasta la agricultura, pasando por los carreteros y los empleados públicos, todos los sectores debieron adaptar sus tareas a los requerimientos crecientes del ejército en formación.
 
La última instancia de la preparación consistió en la planificación táctica del Cruce de los Andes. Aquí, una vez más, San Martín y su grupo de asesores pusieron en evidencia una enorme capacidad para el diseño a gran escala.
 
El Cruce de los Andes implicó la movilización de 6 columnas simultáneas sobre un frente extendido de más de 800 kilómetros. Cuatro de esas columnas debían cumplir un rol de enmascaramiento del movimiento principal, que fue liderado por O'Higgins y Juan Las Heras. Con precisión casi matemática, el ejército atravesó la cordillera para reunirse el 10 de febrero en Curimón.
 
Al día siguiente, San Martín tenía a su infantería preparada y su caballería montada gracias a los aportes que con celeridad le habían preparado sus espías en Chile. Tan sólo le faltaban los cañones, pero ellos podían demorar más de la cuenta, por lo que adoptó una medida arriesgada: dar batalla sin la artillería de campaña.
 
De esta forma, el 12 de febrero, dos días antes de lo previsto en el plan inicial, el Ejército de los Andes desplegó en Chacabuco ante los sorprendidos realistas, que nunca atinaron a interpretar que lo que estaba ocurriendo era una invasión a gran escala desde Mendoza.
 
El resultado ya es conocido: los patriotas doblegaron al enemigo gracias a la resistencia de la infantería y a una fulminante carga del batallón N° 1 de Cazadores por el flanco.
 
El poder realista en Chile concluyó su derrumbe un año después, en los campos de Maipú, pero está claro que la operación de Cruce de los Andes fue un golpe decisivo para el desarrollo de la guerra de la independencia en todo el continente. A partir de aquel verano de 1817, los revolucionarios del sur pasaron a la ofensiva, situación que ya no abandonarían hasta la batalla final de Ayacucho, en 1824.
 
Por Pablo Camogli - Periodista, escritor e historiador
 
Fuente: Los Andes 

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15-10-2025 / 19:10
Juan Perón había surgido a la vida política dos años antes, desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, y había dignificado al obrero otorgando derechos vulnerados desde siempre. Unidos en el odio a Perón y defendiendo sus intereses, el frente oligárquico logra aislarlo, despojarlo de todos su cargos forzando su renuncia y recluirlo en la isla de Martín García. Parecía que una vez más en nuestra historia, los que más tenían, los que hacían las  leyes, los que vivían del trabajo ajeno, imponían su voluntad omnipotente.
 
Pero los trabajadores argentinos reaccionan y en la mañana del lunes 16 de octubre de 1945, los dirigentes de la CGT se entrevistan con presidente Edelmiro J. Farrell, al cual le trasmite su preocupación por la situación del coronel Perón, así como que algunos gremios han empezado a salir a la calle reclamando por su libertad. También le expresan la preocupación reinante en la clase trabajadora ante las versiones de los diarios acerca del nuevo gabinete que estaría integrado por hombres de la oligarquía y del conservadorismo.
 
Por su parte, la Unión Obrera Local- expresión sindical del Partido Comunista-sostiene que "desautoriza las versiones a favor de una huelga inminente lanzadas por un grupo afecto al gobierno desplazado y por elementos nazis que pretenden obstruir el camino de las elecciones libres".
 
A su vez, el Partido Socialista denuncia "la maniobra encaminada a confundir la opinión de los trabajadores y crear factores de perturbación y anarquía...tentativa de los dirigentes entregados a la dictadura implantada por el ex secretario de Trabajo y Previsión".
 
Los partidos de "izquierda" de la oligarquía, más que confundidos, no saben de donde sale esa "chusma" peroniana, como la denominan despectivamente, que nada tiene que ver con el modelo de obrero de sus libros y manuales, pulcro y atildado, con el que están acostumbrados a tratar.
 
A la tarde se conoce la decisión de la Central Obrera: por 16 votos contra 11, "la CGT, en defensa de las conquistas obtenidas y las por obtener y considerando que éstas se hallan en peligro ante la toma del poder por las fuerzas del capital y la oligarquía, declara un Paro General en todo el país por el término de 24 horas, que se hará efectivo el día jueves 18 de octubre, a partir de la cero hora".
 
Comienza así, el devenir histórico por el cual los trabajadores argentinos se introducen por primera vez y para siempre en la escena política nacional, para terminar con la semicolonia pastoril y construir una nación moderna e independiente, y lo hacen con un movimiento popular que tiene como eje al proletariado. En nuestro país nada volvería a ser igual.
 
Gustavo Rearte, fundador y líder de la JP, héroe de la Resistencia Peronista 
Escribe Blas García 

15-10-2025 / 09:10
Encabezando la reacción oligárquica, el general Eduardo Jorge Ávalos y el almirante Héctor Vernengo Lima, de Ejército y Marina respectivamente, pidieron al presidente Edelmiro J. Farrell que destituyese a Juan Perón por su política popular y obrerista. Este fue detenido y llevado a la isla prisión de Martín García.
 
El 15 de octubre de 1945, el capitán Miguel Ángel Mazza, médico y amigo personal de Perón, entrevista al presidente Farrell y le entrega su informe acerca del deterioro de la salud de Perón"lo cual obliga imprescindible e impostergablemente a un examen clínico y de laboratorio en un ambiente hospitalario". Farrell asiente, en principio, a la solicitud, pero envía a Mazza para que formule la misma petición ante el ministro de Guerra, general Ávalos.
 
El médico sabe que su argumento es un arma poderosa: las Fuerzas Armadas no pueden cargar con la responsabilidad, frente al pueblo, de que Perón enferme gravemente, con peligro de muerte, a causa de su detención, la cual, según los informes oficiales, procura protegerlo ante amenazas contra su vida.
 
Horas después, ya en su consultorio, Mazza es citado por el almirante Vernengo Lima quien opone reparos a lo que considera excesiva buena voluntad de Farrell. A la Armada le disgusta la posibilidad de flexibilizar el control sobre Perón y además, mantiene dudas acerca de la veracidad de la información médica. El traslado de Perón provoca diversas reuniones y tarda en definirse.
 
Por su parte, la embajada yanqui celebra la detención del Coronel: "Perón está fuera del juego políticamente hablando, sin apoyo palpable en el Ejército y muy poco del sector gremial colaboracionista".
 
Pero los imperialistas yanquis se equivocan. Disconformes con la medida, amplios sectores populares comienzan a movilizarse en todo el país para exigir y reclamar la libertad del que comenzaba a ser su Líder. Lo hicieron como clase obrera, utilizando el medio de lucha de los proletarios: la paralización de actividades.
 
El 15 de octubre se declara la huelga revolucionaria por tiempo indeterminado en todos los ingenios tucumanos. Asimismo, en Berisso, al impulso combativo de Cipriano Reyes, los trabajadores de la Carne comienzan a movilizarse. Y la cúpula de la Central Obrera, ante los reclamos de los gremios del interior, convoca al Comité Central Confederal para el martes 16 de octubre, a las 18 horas, en Buenos Aires, organismo al cual proponen declarar una huelga general en todo el país.
 
Va madurando el histórico 17 de octubre.
 
Escribe Blas García

Las jornadas de Octubre: Hasta el 18 de octubre, relataremos, día por día, los acontecimientos y eventos más importantes acaecidos en octubre de 1945, y que culminarán en el histórico 17.     

13-10-2025 / 20:10
13-10-2025 / 20:10
13-10-2025 / 19:10
El domingo 14 de octubre de 1945, la situación del coronel Juan Perón es incierta. Se encuentra detenido en la prisión de la isla de Martín García, traicionado por sus camaradas de armas, los militares nacionalistas, y cuando aún no se ha producido la reacción obrera y popular en su defensa.
 
El diario "La Época" informa que el planteo de la dirigencia política "democrática" de entregar el gobierno a la Corte Suprema significaría la asunción, como presidente, de Roberto Repetto, gran amigo del oligarca Robustiano Patrón Costas y de otros fuertes empresarios azucareros del Norte.
 
Ese mismo día 14, el general Eduardo Jorge Ávalos visita al dirigente comunista Victorio Codovilla en el Departamento de Policía. Pocas horas antes de que el jerarca stalinista recuperase la libertad, Avalos mantuvo una larga plática con él, de la cual sólo trascendió esta información: El dirigente comunista habría dicho: "Hemos cometido un error en no haber apoyado antes a este gobierno. Temo que ya sea tarde".
 
El historiador Rodolfo Puiggros se refiere a esta entrevista y comenta que, por supuesto, "al decir este gobierno, Codovilla se refería al que representaba Avalos, es decir, que para el secretario general del Partido Comunista los militares dejaban de ser nazifascistas por el mero hecho de haber detenido a Perón". 
 
Mientras, en Martín García, Perón escribe dos cartas. La primera, al general Avalos, donde afirma que "soy todavía un oficial superior del Ejército en actividad y desconozco el delito de que se me acusa".  La segunda es una nueva carta a Eva, caracterizada por las expresiones cariñosas hacia su compañera, donde le habla de su proyecto de alejarse de la acción pública. Lo que constituiría, según algunos ensayistas peronistas, un nuevo intento de despistar a quienes revisasen la correspondencia.
 
Escribe Blas García

Las jornadas de Octubre: Hasta el 18 de octubre, relataremos, día por día, los acontecimientos y eventos más importantes acaecidos en octubre de 1945, y que culminarán en el histórico 17.    

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