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Sociedad e Interés General - 21-11-2022 / 07:11
21 DE NOVIEMBRE DE 1973

Primer atentado de la organización criminal Triple A

Primer atentado de la organización criminal Triple A
El senador nacional Hipólito Solari Yrigoyen con Ricardo Balbín, histórico jefe de la Unión Cívica Radical. Se repone del primer atentado de la organización criminal Triple A. La Triple A fueron los militares golpistas.
Hipólito Solari Yrigoyen era senador nacional por la Unión Cívica Radical. Pocos días antes, el jueves 16 de noviembre, había expresado su oposición al proyecto de ley de Asociaciones Profesionales, que consolidaría la "oligarquía sindical".
 
El senador, en el debate, objetó la reelección de autoridades gremiales por más de dos períodos, la centralización de las recaudaciones de las obras sociales y propuso la inclusión de la representación de las minorías, en favor de la "democracia sindical".
 
Al día martes 21 de noviembre de 1973, Solari Yrigoyen salió de su departamento de la avenida Santa Fe y fue en busca de su auto, estacionado en la cochera. Cuando colocó la llave en el tambor y la giró, la bomba estalló. El Renault 6 era un auto muy frágil y la onda expansiva se fue por todos lados. Si hubiera sido un coche compacto hubiera muerto instantáneamente.
 
La siniestra organización "Triple A" (Alianza Anticomunista Argentina) fue la responsable del atentado. Había surgido como una herramienta de los militares para la "depuración interna" del peronismo para poner freno a la movilización de Montoneros y también contra sectores de izquierda. De hecho, la Triple A acusaba al radical Solari Yrigoyen de "comunista".
 
La Alianza Anticomunista Argentina se reconvirtió luego, para proseguir con los atentados, en el "Comando Libertadores de América".  "Libertadores de América" es la denominación del Ejército Argentino.
 
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Su discurso en el Senado por el proyecto de ley de Asociaciones Profesionales duró 4 horas y 12 minutos. Finalmente, la ley -enviada por el presidente Perón al Congreso- obtuvo media sanción.
 
"El debate terminó a las cuatro de la mañana. Lorenzo Miguel (jefe de la UOM) lo había presenciado desde el palco. Cuando le preguntaron por mi discurso, respondió 'Solari Yrigoyen es desde este momento el enemigo público número uno de la clase obrera organizada'. Sostenía la necesidad de defender a las minorías, no quería el pensamiento único. Había participado de la fundación de la CGT de los Argentinos (CGTA) y hasta mi elección como senador había sido abogado del gremio ferroviario, conducido por los radicales", según explicó entonces.
 
El fin de semana posterior al debate, Solari Yrigoyen fue a Puerto Madryn, Chubut, donde vivía, y el lunes 20 volvió a su estudio jurídico de Lavalle 1438, en Buenos Aires. Su secretaria le dio un sobre que había recibido con su nombre. Cuando lo abrió, sólo tenía tres letras: "A A A". No entendió el significado.
 
El remitente daba una dirección: Tucumán 1660, la sede del Comité Capital de la UCR. Envió a su secretaría para que explicaran qué quería decir ese mensaje. Desde la casa radical respondieron que no habían enviado la carta y tampoco entendían el sentido de las tres letras.
 
Al día siguiente, martes 21 de noviembre, Solari Yrigoyen salió de su departamento de la avenida Santa Fe, su residencia secundaria, y fue en busca de su auto, estacionado en la cochera 171 del edificio de Marcelo T de Alvear 1276. Había comprado ese espacio en la década del '60 para guardar su Renault 6. Ese día tenía previsto dar un reportaje junto al dirigente sindical cordobés Agustín Tosco, al que había defendido en su condición de "preso político" y visitaba en la cárcel de Rawson  durante la dictadura del general Lanusse.
 
Cuando Solari Yrigoyen colocó la llave en el tambor y la giró, la bomba estalló. "El Renault 6 era un auto muy frágil y la onda expansiva se fue por todos lados. Si hubiera sido un coche compacto hubiera muerto instantáneamente. La bomba era para matarme. El coche voló contra la pared de enfrente y empezó a incendiarse. Dios me ayudó porque alcancé a salir, caí envuelto en sangre, y vinieron a auxiliarme", aseguró entonces.
 
El repudio fue unánime. Era la primera vez que se atentaba contra un senador de la Nación desde que habían matado demócrata progresista Enzo Bordabehere en el recinto, en 1935. Isabel Perón, que presidía el Senado, fue a visitar a Solari Yrigoyen a la clínica, acompañada por el ministro de Bienestar Social José López Rega. Llevó flores.
 
"Isabel entró a la habitación. Dijo '¿qué quieren hacer de este país? ¿Una Cuba, un nuevo Chile?' Como haciendo entender que la ultraizquierda había hecho el atentado".
 
Solari Yrigoyen la escuchaba pero no podía hablar. Había tenido cinco operaciones, me sentía muy mal, y se había analizado la posibilidad de cortarle la pierna izquierda, que era la más afectada. El doctor Yañez se opuso terminantemente. Después pasó mucho tiempo en silla de ruedas y desde entonces camina con bastón.
 
A la clínica también se acercó Lorenzo Miguel. Habló con la esposa de Solari Yrigoyen: "Yo no tuve nada que ver", explicó.
 
Solari Yrigoyen creía que habían sido los "servicios", o gente vinculada a ellos. "A mí siempre me ataca la derecha autoritaria", decía. En agosto de 1972, cuando era miembro de la Asociación Gremial de Abogados, le habían puesto una bomba, el mismo día de los fusilamientos en la base naval de Trelew. "Yo no sabía qué era la Triple A. Era la primera vez que actuaba. Pusieron la bomba porque estudiaron mis pasos y sabían que los fines de semana yo viajaba a mi provincia", explicó entonces.
 
La organización "Triple A" (Alianza Anticomunista Argentina) había surgido como una herramienta de "depuración interna" para poner freno a la movilización de Montoneros y también contra sectores de izquierda. De hecho, la Triple A acusaba al radical Solari Yrigoyen de "comunista". "Era la época de la Guerra Fría. Estaba de moda acusar de comunista a cualquiera que se opusiera a algo", diría tiempo después. A Eduardo Angeloz, su compañero de bloque en el Senado, lo acusaban de ser "agente del imperialismo".
 
Por Marcelo Larraquy. Periodista e historiador (UBA)
 
Fuente: Infobae 

 

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16-11-2025 / 19:11
Han pasado más de cincuenta años de aquel día, el 17 de noviembre de 1972, en que Juan Perón volvió al país tras 17 años de exilio y proscripción, como consecuencia de uno de los procesos de mayor movilización popular de la historia argentina, por masividad y amplitud metodológica, para romper la estrategia de continuidad de los monopolios imperialistas, del "partido militar" y de sus aliados políticos.

La represión se descargó: todo estaba prohibido en la dictadura militar. El general Alejandro Lanusse había desplegado 30 mil soldados para impedir y desalentar la movilización popular, empecinado en evitar que el Pueblo le diera la bienvenida a su Líder. Finalmente Perón pudo regresar, la dictadura tenía los días contados.

En el país, Perón preparó el frente civil que forzaría la salida democrática, para lo cual llegó a fundirse en el famoso abrazo con un antiguo enemigo, el jefe radical Ricardo Balbín. Y, articulando la lucha popular con una acumulación de poder social, pudo disponer el camino del regreso al poder del que había sido desalojado por las armas en septiembre de 1955.
 
La Gesta del Retorno del Caudillo, el sueño de tantos peronistas que desde el cincuenta y cinco, no se rindieron, fueron años de lucha popular, de una larga y sacrificada resistencia en que la militancia peronista entregó todo, tras una consigna que se transformó en grito de guerra:¡Perón vuelve!
 
Por eso, el 17 de noviembre es el Día del Militante, una fecha para brindar un reconocimiento especial a todos los compañeros peronistas que combatieron, en fábricas, barrios y universidades, con sincero entusiasmo, tenacidad y sacrificio, animados por un auténtico ideal nacional, popular y revolucionario.

Batalla de Caseros: Triunfo de la Oligarquía y Derrota de la Patria 
Escribe: Blas García

15-11-2025 / 20:11
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