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“A muerte estoy con los jubilados. Lo que les hacen es una vergüenza. Yo defiendo a los jubilados ¿cómo no los voy a defender? Tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados”. Diego Maradona
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Nacionales - 06-11-2022 / 10:11
MIENTRAS LA ULTRADERECHA GOLPISTA AMENAZA

La hazaña de Lula y su fuerte relación con la Argentina y el peronismo

La hazaña de Lula y su fuerte relación con la Argentina y el peronismo
Luiz Lula da Silva fue elegido presidente de Brasil por tercera vez con una diferencia estrecha. Las encuestas, desde hace un par de meses o algo así, vaticinaban score más amplio. La lógica política y la correlación de fuerzas auguraban hace un año que la hazaña era imposible. Lula regresa, si se quiere, como Juan Perón en 1973: del escarnio, la persecución y la proscripción. Salvando distancias…
Luiz Lula da Silva fue elegido presidente de Brasil por tercera vez con una diferencia estrecha. Las encuestas, desde hace un par de meses o algo así, vaticinaban score más amplio. La lógica política y la correlación de fuerzas auguraban hace un año que la hazaña era imposible. Lula regresa, si se quiere, como Juan Perón en 1973: del escarnio, la persecución y la proscripción. Salvando distancias... criterio que proponemos para toda esta columna que aspira a superar la mirada inmediatista.
 
El domingo pasado se afrontaba una disyuntiva: una de dos en criollo. Venció la mejor opción, la única deseable lo que merece festejo y respeto para el gran líder brasileño. El todavía presidente Jair Messias Bolsonaro mordió el polvo aunque conserva una carrada de votos. La política, que vamos a enaltecer bastante, dominó el domingo pasado.
 
El perdedor se tildó, quedó encerrado, no impugnó el veredicto de las urnas. El PT ganó las calles, una marea humana acompañó a Lula quien leyó un discurso escrito, meditado, armonioso, de estadista. Llegaron pronto los reconocimientos de gobernantes de otros países. El yanqui Joe Biden bien rápido. El francés Emmanuel Macron, dispensando un trato amable a Lula y tuteándolo algo no tan usual para los galos. Los allegados a Lula, Celso Amorim por ejemplo, destacaban en la previa que las rápidas respuestas valdrían como antídoto a los reflejos negacionistas y antisistema de Bolsonaro. Ese elenco con larga experiencia de gestión seguramente habrá tejido lazos en la semana prelectoral.
 
Los camioneros (replicando sin saber a Chile en los 70) cortaron rutas mientras Bolsonaro guardaba silencio cómplice. Demoraron, la chapa del score estaba puesta. No controvertían el resultado, obraban como golpistas. Dejaban una amenaza para el futuro mientras empezaba la transición. Violencia para mañana, fuiste-alpiste para el presente.
 
Lula armó una coalición amplia empezando por la fórmula presidencial. "Centreó" y sumó apoyos entre las dos vueltas electorales. Bolsonaro acortó distancias, las alianzas post primera vuelta no parecen haber redituado votos al PT pero sí gobernabilidad, objetivo (o sed) para Lula. Oxígeno y alivio en su patria y en la región. Vocación de integrar, de emprender proyectos conjuntos, comprobada porque ya se hizo. Con matices y claroscuros, se recontra hizo.
 
Bolsonaro es ultraderecha, aislacionalista, racista, discriminador, pésimo gestor durante la pandemia. Conserva poder y representación. Capítulo local de la ultraderecha intratable, violenta, popular, polarizadora. Con esquemas políticos muy corridos a derecha, en casi todo el planeta.
 
Los porvenires son abiertos, se van construyendo. Hagamos memoria para dejar un final abierto. En 2003 cuando llegaron Lula y Kirchner nadie o casi nadie suponía que perdurarían, arrancando un ciclo que dejó semilla, mejoró la vida de millones de gente común. Ni que veinte años después Lula, demonizado, volvería del ostracismo y sería millones.
 

LOS ESCENARIOS QUE CREA LA POLÍTICA, AYER Y HOY
 
La relación de Lula con la Argentina y el peronismo
  
Lula consiguió el primer mandato en 2002 y asumió el primero de enero de 2003. Eduardo Duhalde gobernaba interinamente la Argentina, se llevaban bien. Lula contó años después que no tenía ni idea de quién era Néstor Kirchner, lo que lo emparejaba con millones de argentinos.
 
En el vecindario primaban las centroderechas o derechas. Evo Morales agitaba en El Alto. Rafael Correa no figuraba como potencial candidato en Ecuador. El Frente Amplio uruguayo, más etapista, acumulaba prestigio en la intendencia de Montevideo sin llegar al gobierno nacional. La secuela iría llegando, Lula y Kirchner ayudarían a sustentarla en su medida y armoniosamente.
 
Kirchner juró el 25 de mayo de 2003. De entrada imaginaba dedicarse poco a la política exterior y menos a viajar afuera. Reparar y reconstruir la patria le parecía una tarea full time. El gobernador que llegó a presidente captó muy velozmente la correlación entre las relaciones exteriores y la política doméstica. Aprendió, cambió.
 
Quizá en el entorno de Lula había al inicio desconfianzas hacia el peronismo, acentuadas por el viraje neocon del presidente Carlos Menem. En contrapeso cuadros petistas de primera valorizaban al peronismo, su matriz plebeya, la capacidad de movilizar muchedumbres: el mencionado Amorim, el añorado maestro Marco Aurelio García, entre otros.
 
El incipiente peronismo kirchnerista a su vez se dividía entre quienes entendían la magnitud de la oportunidad y quienes maliciaban que Lula era un "laborista-reformista" o aún "un pichón de Menem". Se hizo camino al andar, las suspicacias cayeron rápido en el olvido.
 
Germinaba una era de crecimiento común, paz regional, de alternativas políticas progresistas, nacional populares, bolivarianas, indigenistas... elija usted rótulo. Cada una con su color local, tiempos y raíces pero aprendiendo a re-conocerse. Gobernabilidad y gobernanza. Duró doce años o algo así.
 
La cooperación política, en cierto sentido más accesible, rayó muy alto. La económica se complicó más. Quedaron en el tintero proyectos acaso ideales y súper ambiciosos a la vez como la moneda única o el Banco Regional.
 
De cualquier modo, Lula y Kirchner metieron dos golazos económicos cuya valoración crece repasando lo que se padecería luego a manos de Bolsonaro y del expresidente Mauricio Macri.
 
 
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Pago al FMI y no al ALCA: 
  
La IV Cumbre de las Américas celebrada en Mar del Plata es remera, cuadro, emblema. "NO al ALCA" se tramó en meses previos, se popularizó con el tren del ALBA, se cinceló en un cónclave difícil. Kirchner, Lula y el presidente venezolano Hugo Chávez dividieron funciones y papeles para forjar una minoría intensa que bastó para obturar el propósito, Zona de libre Comercio, del presidente estadounidense George W. Bush.
 
La minoría laburó duro para armar un bloque Mercosur persuadiendo al presidente uruguayo Tabaré Vázquez (ofendido con Argentina por el diferendo de las pasteras) y al presidente paraguayo Nicanor Duarte Frutos, un hombre de derechas. Los dos captaron la necesidad del momento, mérito propio y de la muñeca de los negociadores.
 
Una fiesta de la autodeterminación posible, la rosca, la unidad y las complicidades en la acción. Los tres presidentes armaron equipo, se divirtieron, aguantaron los trapos.
 
El desendeudamiento respecto del Fondo Monetario Internacional (FMI) también en 2005 queda menos vistoso porque no se conoció el backstage ni se propinó a Bush o al Fondo de cuerpo presente. Lula y Kirchner lo resolvieron en conjunto, con intervalo de días. El anecdotario instantáneo se entretuvo con minucias, eventuales desinteligencias. La mirada unidimensional y corta, flagelo del periodismo actual, empobrece o enceguece. 
 
A la distancia, predomina lo esencial: la movida de los dos principales estados sudamericanos. Desendeudar para des intervenir la economía para ampliar la autonomía nacional.
 
La entrega del macrismo revaloriza esos momentos culminantes.
 
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Es la política, compañeros: 
  
Con el transcurso del tiempo se fueron instalando otros procesos populares en países hermanos o vecinos. Productos de las respectivas luchas, de líderes diversos, de tradiciones propias. Argentina y Brasil coadyuvaron. En un inicio remoto para propiciar que Evo Morales pudiera ser candidato en Bolivia y que renunciara el cipayo presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. El Departamento de Estado yanqui siempre aborreció al campesino cocalero Evo a quien acusaba de narcotraficante. Profetizaban que desestabilizaría, que si ganaba caería en meses.
 
No pescaban un fulbo. Evo llegó a ser el presidente más sistémico de la historia boliviana, el más representativo, el que condujo el mayor crecimiento económico y la más vasta promoción social.
 
La derecha local con flagrante apoyo de la Embajada lo asedió mediante sangrientos levantamientos o golpes de Estado, años después. La flamante Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) se convocó para defender la democracia en Bolivia. Democracia presidencial, los mandatarios convocados, poniendo el cuerpo. Cristina Fernández de Kirchner presidía la Argentina. Fue figura en esos cónclaves por su convicción, elocuencia y decisionismo. Lula fue reelegido, lo sucedió Dilma Rousseff.
 
Una instancia potente y simbólica se concretó en Santiago de Chile encabezada por la presidenta Michelle Bachelet. Se conmemoraba un aniversario del derrocamiento de Salvador Allende, el conjunto se pronunció y movilizó en defensa de la democracia en Bolivia que encarnaba Evo. Las consecuencias de la guerra entre Chile y Bolivia siguen ahí pero la contingencia demarcó un hito valioso.
 
En Unasur u otras instancias colegiadas se reaccionó de volea contra un intento de ataque armado de Colombia contra Ecuador y Venezuela. Contra el golpe policial en el que encarcelaron a Rafael Correa, presidente de Ecuador. La nómina se alarga, esta síntesis es incompleta.
 
La cooperación fue fruto de decisiones políticas. No fue causada por el auge de las materias primas ni derivada del precio de la soja. La dirigencia eligió el rumbo y el destino común. En igual sentido, la mayoría de la región se autoexcluyó de la cruzada belicista de Bush. Optó por la paz y la distribución.
 
Nada es perfecto ni lineal. Crecieron espinas en ese jardín. El entrevero entre Evo y Lula cuando Bolivia nacionalizó Petrobras, por caso. Cambiaron los roles, Kirchner medió para bajar la temperatura. Los intereses nacionales no siempre encastran como un rasti.
 
Esa camada de presidentas y presidentas se auto percibió como un conjunto de aliados, de compañeros. Lula lo pudo decir cuando se despidió a Néstor Kirchner.
 
En un contexto reciente y doloroso, Alberto Fernández (presidente electo) ayudó a Evo Morales a zafar del intento asesino de los golpistas bolivianos para que se asilara primero en México y luego acá. Ya en la Casa Rosada visitó a Lula en la cárcel cuando no era negocio solidarizarse.
 
Cristina siempre bancó al compañero Lula. Los tres, junto al expresidente uruguayo José "Pepe" Mujica, convergieron en un precioso acto en Plaza de Mayo.
 
Esa historia común atraviesa una nueva etapa. Nadie puede saber qué acontecerá pero la lucha continúa, no pudieron clausurarla.
 
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Ser millones: 
  
El tornero llegado a presidente explicó años atrás que, si él hubiera fracasado, hubieran debido pasar "ciento cincuenta años para que se eligiera a otro obrero". Agregó que lo mismo podría pasarle a Cristina y a Michelle Bachelet en cuanto primeras presidentas de sus naciones.
 
Los procesos regionales padecieron retrocesos, derrotas electorales, golpes blandos o duros que prosperaron. Esperables, ya se dijo, en Bolivia. Menos previsibles pero concretados en Brasil.
 
La crisis mundial de 2008 impactó en el mundo y en estas comarcas. Lula ironizó sobre los líderes del Primer Mundo al volver de un encuentro del G-20: "por primera vez en mi vida los vi humildes. Todos buscaban a otro que tuviera la solución a la crisis", sonreía.
 
El capitalismo mundial devino más feroz, excluyente y concentrador. La pandemia y la guerra en Ucrania ahondaron los males.
 
La creación democrática permitió que en América del Sud un obrero, un indígena y tres mujeres de fuerzas populares llegaran a regir sus países, un logro revolucionario que llegó por vías reformistas...
 
Lula retorna en triunfo a Brasilia... confronta con poderes tremendos, lo esperan desafíos desiguales. La derecha mundial es poderosa y resiliente, a su modo. Donald Trump, Macri y Bolsonaro no consiguieron reelecciones factibles pero conservan posibilidades de regresar. Son mucho menos estables que Menem o Ronald Reagan; su capacidad de daño es atroz. No dejan de lado la violencia ni los recursos golpistas.
  
Acechan.
 
De cualquier modo, las luchas persisten. Dejemos de lado por ahora, comparaciones o inferencias veloces. Lula ganó. Inimaginable un año atrás como lo era la victoria de Alberto Fernández en 2018.
 
Los porvenires son abiertos, se van construyendo. Hagamos memoria otra vez, para dejar un final abierto. En 2003 cuando llegaron Lula y Kirchner nadie o casi nadie suponía que perdurarían, arrancando un ciclo que dejó semilla, mejoró la vida de millones de gente común. Ni que veinte años después Lula, demonizado, volvería del ostracismo y sería millones.
 
Por Mario Wainfeld
 
Fuente: pagina12.com.ar
 

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15-10-2025 / 11:10
Vergüenza ajena: el yanqui trató al presidente argentino como un perro faldero. Donald Trump necesita justificar el respaldo a Javier "el Roto" Milei, que necesita a su vez ese respaldo para llegar a las elecciones. Parte de la decadencia argentina se procesaba así en Washington y otra aquí, donde el enviado de la Casa Blanca, Barry Bennet, convenció a los gobernadores de Provincias Unidas y a la mayoría radical de sostener al gobierno.
 
Trump llegó agotado de su gira por Israel, donde pidió a la Justicia de ese país que se olvide de las causas por corrupción contra Benjamín Netanyahu y se arrogó el mérito por un triste acuerdo de paz tras haber respaldado el genocidio ejecutado a instancias de Netanyahu.
 
El presidente argentino, con su carpetita de apego bajo el brazo, no pudo ocultar su emoción cuando saludó a Trump en la puerta de la Casa Blanca. Lo miraba de reojo, nervioso, como si se sintiera bajo observación de una autoridad superior. Y se mostraba deseoso de agradar antes de levantar sus pulgares.
 
En Estados Unidos, Milei no es una figura respetada por todos. Su concierto en el Movistar Arena fue difundido por algunos medios locales y los más críticos lo trataron de "payaso" y otros de "poco serio". Las críticas le han llovido tanto desde los demócratas como también de algunos republicanos que responsabilizan a Milei por la crisis financiera para la que pide el rescate.
 
Por eso, Trump necesita justificar la ayuda a un país cuya economía está mal gobernada, según la opinión más extendida a nivel internacional. Mostrar a un presidente argentino obsequioso, agradecido y hasta servicial, fue parte de esa explicación y parte de la necesidad de Milei de mostrar el respaldo de Estados Unidos para aquietar los mercados hasta el 26 de octubre. Fue una forma de mostrar que ayudan a un aliado dispuesto a todo para seguir las políticas norteamericanas.
 
Del saludo en la puerta, se fueron de cabeza a una extensa conferencia de prensa en la que Milei agradeció por todo, desde la ayuda a Argentina hasta por el papel de Trump en la tragedia palestina y su respaldo a Netanyahu. Pero el discurso del argentino no fue traducido al inglés porque nadie mostró demasiado interés.
 
Después habló Trump largamente, mientras Milei lo escuchaba embelesado sentadito del otro lado de la mesa y de espaldas a los periodistas que hacían las preguntas. Junto a Trump estaba el gabinete de Estados Unidos, inclusive Pete Hegseth, el jefe del Pentágono quien debió explicar los múltiples obstáculos que puso a los periodistas que cubren temas militares en ese país. Junto a Milei, en el otro lado de la mesa, estaba parte del gabinete argentino, que funcionó como espectador de la larga conferencia que concedió el norteamericano.
 
Trump se refirió a cuestiones de política interna de la Argentina. Dijo que si perdía Milei iba a ganar "una persona de extrema izquierda" y agregó que el apoyo sería a favor de Milei si gana las elecciones, pero que, si las pierde, retirarían ese respaldo. Fue un discurso bizarro de campaña para la interna argentina formulado por el jefe de una potencia extranjera que ambiciona beneficios económicos extraordinarios como contrapartida de su respaldo ideológico a Milei.
 
Fue el mismo mensaje de Barry Bennet en Buenos Aires, a los radicales y otras fuerzas opoficialistas y en especial a los gobernadores que formaron Provincias Unidas, desde el cordobés Martín Llaryora, hasta el radical santafesino Maximiliano Pullaro. El guiño de Bennet coincidió con llamadas telefónicas del Ministerio del Interior, prometiendo respaldo financiero para después de las elecciones.
 

14-10-2025 / 16:10
En relación a la situación cambiaria y la tensión con el dólar que generó una fuerte venta de divisas por parte del Tesoro semanas antes del acuerdo con EE.UU., Javier "el Loco" Milei aseguró que habrá una "avalancha de dólares": "Nos van salir dólares por las orejas", ilustró, aunque no precisó cómo ocurriría eso, excepto cuando mencionó que sería por supuestas inversiones que llegarían gracias al interés por los recursos naturales que tiene el país. El estilo comunicacional de Milei reabre el debate sobre los límites entre la exposición constante y la prudencia necesaria para preservar la autoridad presidencial en tiempos de crisis.
 
Esta nueva mentira se suma a algunas de las frases y temas más controversiales que ha abordado como presidente, que incluyen desde: "No hay plata", utilizada frecuentemente para justificar el recorte del gasto público y el plan de ajuste fiscal. Hasta: "Si fuera cierta la frase de que no se llega a fin de mes, ustedes tendrían que caminar por la calle y estaría llena de cadáveres. ¿Alguien se puso a pensar en esa pelotudez?". Una falacia para negar la dificultad económica que enfrentan muchos argentinos. Y sin olvidar los insultos y descalificaciones directas a políticos, periodistas, sindicalistas y "empresaurios prebendarios", a quienes engloba bajo el término de "la casta".
 
En la política contemporánea, la comunicación presidencial de Milei se ha convertido en un arma de doble filo. Hablar de más puede generar consecuencias tan riesgosas como permanecer en silencio. En ciertos contextos, la sobreexposición del discurso puede restar credibilidad o amplificar conflictos menores que podrían haberse disipado con el tiempo.
 
Las insensatas declaraciones del presidente en defensa del narco José Luis Espert, tras su salida del Gobierno y sus denuncias públicas, reactivaron el debate sobre los límites del protagonismo comunicacional en la gestión. Al intervenir en una controversia de alcance limitado, el mandatario terminó trasladando la discusión al centro de la agenda política, con un impacto que excedió el caso en sí. En un escenario marcado por la tensión política y la sensibilidad social, cada palabra emitida desde el Poder Ejecutivo tiene repercusión inmediata. No solo por su contenido, sino también por el contexto y el momento en que se pronuncia. Una frase impulsiva o una defensa improvisada pueden derivar en interpretaciones adversas, que terminen debilitando la autoridad institucional.
 
En este tipo de situaciones, el silencio estratégico puede ser una herramienta más efectiva que la respuesta constante. Callar no siempre implica debilidad; en ocasiones, significa elegir los momentos adecuados para hablar, priorizando la estabilidad y la coherencia del mensaje presidencial. La figura del presidente gana solidez cuando interviene solo en temas de verdadero peso político o institucional.

El riesgo de hablar demasiado radica en convertir la palabra presidencial en un recurso cotidiano, banalizado. Cuando la máxima autoridad del país responde a cada controversia o disputa interna, el mensaje pierde jerarquía y se diluye el poder simbólico del cargo. La comunicación política requiere medir cada intervención como si fuese una jugada en un tablero complejo donde cada movimiento tiene efectos acumulativos.

El equilibrio entre comunicar y administrar el silencio es clave para sostener la legitimidad. Un liderazgo sólido se construye no solo con discursos, sino también con prudencia, mesura y capacidad para elegir cuándo es mejor no intervenir. Además, con el experimento anarco capitalista de Milei, que no se ha aplicado en ningún lugar del mundo, es imposible que en Argentina sobren los dólares y salgan por las orejas. Hasta ahora, lo único que ha hecho es aumentar la deuda externa e interna. Y la fuga de divisas.  

La Opinión Popular
 

14-10-2025 / 10:10
El doble femicidio de Luna Giardina (24) y Mariel Zamudio (56) es una tragedia que no puede leerse como un caso aislado. Su asesino, Pablo Laurta, no solo tenía denuncias previas por violencia de género: también era militante libertario, fundador de la agrupación Varones Unidos, y aliado ideológico de los exponentes de la "batalla cultural" del gobierno de Javier "el Loco" Milei, entre ellos Nicolás Márquez, biógrafo del presidente, y Agustín Laje, al frente de la Fundación Faro, think thank libertario. La vinculación no es solo por las fotos o saludos entre ellos, sino por sus esfuerzos por convocar a que los varones sientan supremacía sobre las mujeres. También se afirma que Laurta comparte las ideas de Milei.

En abril de 2018, Laurta organizó en Montevideo la presentación de El libro negro de la nueva izquierda, obra de Laje y Márquez. Laje, politólogo, es referente de la "batalla cultural". Márquez, abogado y biógrafo, comparte esa agenda. En aquel evento Laurta ofició de anfitrión, reforzando su perfil como activista libertario. Hoy, acusado de secuestrar a su hijo y de doble femicidio, su pasado político vuelve a quedar bajo la lupa. En 2018, tanto Marquez como Laje no se habían hecho de la fama que tienen ahora, sin embargo, ya disponían de un red internacional en connivencia con una parte del Estado que les permitía sentar las bases por la cruzada antifeminista que actualmente es parte del plan de gobierno en Argentina.

Laurta, con un marcado discurso de odio contra el feminismo, hizo de su violencia una bandera política. Negaba las denuncias en su contra, se victimizaba como "padre separado injustamente" y difundía el mito de las falsas denuncias, una narrativa misógina que hoy encuentra eco en el propio Congreso, impulsada por legisladoras libertarias y Carolina Losada. El femicida incluso organizó una charla junto a Laje y Márquez en el Parlamento uruguayo, donde se disertó contra el feminismo y la llamada "ideología de género". Las mismas ideas que él promovía fueron las que legitimaron su odio.

Mientras tanto, Luna había hecho todo lo posible por sobrevivir: denunció, se mudó, huyó del país, pero nadie la protegió. El sistema judicial la abandonó, y la política que debería defender a las mujeres eligió dar lugar a discursos que relativizan el machismo y ridiculizan el feminismo.

En ese contexto, resulta tan cruel como paradójico que el único proyecto presentado por una diputada de La Libertad Avanza en el Congreso sea el que agrava las penas por "falsas denuncias", un problema que, según estadísticas internacionales, representa menos del 0,1 por ciento de los casos.

El femicidio de Luna y Mariel no solo es un crimen, es una advertencia: cuando desde el poder se promueven teorías que niegan la violencia de género y se desfinancian las políticas de asistencia, los violentos se sienten impunes. Porque mientras Milei y su entorno celebran su "batalla cultural", las mujeres siguen siendo asesinadas cada 27 horas. Laje, el ideólogo libertario, salió a desligarse del detenido por el brutal crimen en Córdoba. Pero las fotos y los saludos con Laurta lo vinculan con él.


¿Hasta cuándo vamos a seguir contando mujeres asesinadas por el hecho de ser mujeres de parte de varones que las creen de su propiedad? Hace años venimos repitiendo que el machismo mata, que la violencia de género existe y que la impunidad y la negación libertaria de esta problemática estructural es la peor prevención.

La Opinión Popular



13-10-2025 / 08:10
Es difícil justificar, aunque pueda ser comprensible, que para animarse a una opinión haya alguna o mucha gente esperando "los detalles finos" de cómo el Tesoro estadounidense asumió la conducción económica argentina hasta límites jamás vistos.
 
Con mucho esfuerzo, podría entenderse que los especialistas del área aguarden la letra chica a fines de evaluar cuestiones técnicas en torno a una entrega de pies, manos y demases. Pero, de allí para abajo, todo es tan obvio -declaradamente obvio- que resulta una violación del sentido común ponerse a aguardar mayores precisiones.
 
¿Qué es lo que debe esperarse para saber en qué radica un comunicado en inglés de Scott Bessent, como reemplazo de toda información oficial del gobierno argentino? Acá en el Virreinato nadie dice nada. Arteche permanece en silencio. ¿Qué pretenden hurgar respecto de que el nuevo ministro de Economía haya hablado del compromiso de sacarse a China de encima?
 
¿Quién puede tomarse en serio que el Tesoro de los Estados Unidos compra pesos a sólo canje de solidaridad geopolítica? ¿Cuántos zombies persisten sin asimilar que el mercado te funde y el Estado (el de los Estados Unidos) te salva? ¿Quién queda, con honestidad intelectual, para llamarle "éxito" a un programa económico que requiere de intervención extranjera directa, luego de haberse comido un blanqueo, un préstamo del FMI, un refuerzo del mismo organismo y parte de toda una cosecha?
 
¿Cuánto dura hoy la memoria de los pueblos para registrar cómo termina lo que siempre terminó exactamente de la misma manera, desde el primer préstamo del FMI en 1958 y excepción hecha de cuando Néstor Kirchner los mandó con los condicionamientos a otra parte? ¿Cuánta más data se requiere desde que el nuevo embajador Lamelas habló derecho viejo, ante su comisión evaluadora, de ir a Argentina "provincia por provincia" para supervisar y controlar hacia dónde enfocarán el perfil productivo?
 
Si Bessent dice que "estamos comprando barato" porque la Argentina anda de regalo, ¿qué es lo que después venderán caro? ¿Lo que hasta Paul Krugman sindicó como el rescate para los socios del amigazo, ex administrador de fondos buitre y colaborador de los bonistas atrapados aquí, con papeles basura, a quienes ahora les construyeron una autopista para salirse urgente?
 
¿Con cuáles y cuántos dólares que Argentina no produce ni emite se afrontarán los que ya se fumó el bloque de Caputo Toto? ¿Con los que Bessent aclara que sólo estarán si a Jamoncito le va bien en las elecciones, porque el swap no es otra cosa que una efigie para tener en la vidriera por si las moscas? Por razones de pudor profesional, uno evita hasta donde puede el uso de lenguaje panfletario. Pero a veces, como ésta, ni puede, ni quiere, ni debe.
 
¿Qué más hace falta para que el entramado mediático que ampara al oficialismo no se anime, siquiera, a interrogar tímidamente sobre el entreguismo bizarro? ¿Son tan grandes los sobres? ¿La cobardía? ¿Las cabezas colonizadas? ¿Los intereses e influencia del grupo de medios y aledaños más grande de nuestro Estado Libre Asociado, que se endeudó en unos mil millones de dólares por la compra de Telefónica?
 
Guillermo Francos declaró este viernes que no cree que sea como dice Bessent. Que no le parece que hayan negociado expulsar a China a como dé lugar, más tarde o más temprano. ¿Que no cree, dice Francos? ¿El Jefe de Gabinete no sabe lo que transa su Gobierno y nadie le repregunta?
 

12-10-2025 / 10:10
La derecha libertaria del cipayo Javier Milei suele vender la fantasía de que existe la posibilidad de ser una colonia yanqui próspera. Es una visión que trae interrogantes: el modelo neocolonial, ¿fracasa por impericia del imperio o por la voracidad de las élites económicas? Para ello hay que dejar de lado cualquier sentimiento de orgullo nacional. Hay que cambiar la frase de San Martín "seamos libres que lo demás no importa nada" por "seamos esclavos prósperos que lo demás no importa nada".
 
El espejismo es el siguiente: si uno se vuelve obediente de la potencia dominante, los norteamericanos motorizan miles de millones de dólares en inversiones que generan empleo y prosperidad. Un buen punto de partida entonces es analizar la situación económica y social de países de la región que llevan muchos años de alineamiento total con Estados Unidos. Si poner bases militares estadounidenses trajera bienestar, Colombia debería ser el país más próspero del planeta. Tiene siete bases en su territorio. Ahora gobierna una expresión de la izquierda nacionalista colombiana, Gustavo Petro, pero después de más de dos décadas de gobiernos de derecha. 
 
¿Colombia es próspera? Un dato local: entre 2010 y el 2022 la cantidad de colombianos que viven en Argentina se multiplicó por siete. Pasó de 17 mil a 111.000. Se suele poner el foco en el crecimiento de los migrantes venezolanos para retratar la catástrofe social del gobierno de Nicolás Maduro -asediado por EE UU-, pero se oculta lo que pasa con la diáspora colombiana porque ha sido gobernada por la derecha. Los colombianos prefieren venir a la "infernal" Argentina porque pueden estudiar en la universidad pública y conseguir trabajo. Nada más y nada menos.
 
Otro país que estuvo absolutamente doblegado, y a lo mejor se justifica por su pequeño tamaño, es Honduras. En la década de 1980 fue la base de entrenamiento militar contra la revolución sandinista en Nicaragua. Los militares argentinos fueron para enseñar a torturar. En Honduras está la base de Soto Cano (Palmerola) desde 1982.
 
Estados Unidos la utiliza para que aterricen los aviones con los hondureños que Donald Trump deporta con su política de acusar a los migrantes por la falta de empleo y la delincuencia. Ahora gobierna Honduras Xiomara Castro, que conoce bien la injerencia gringa que motorizó el golpe de Estado contra su esposo Manuel Zelaya en 2009. ¿Honduras es próspero? El PBI per cápita es la cuarta parte del argentino.
 
Otro país con bases de EE UU es El Salvador. En este caso el modelo de intervención es más parecido al que se está proponiendo para Tierra del Fuego, una base de operación conjunta ubicada en Comalapa, cerca de la frontera con Honduras y Guatemala. La excusa ya no es la del siglo pasado, la batalla contra el comunismo, ahora es contra el narcotráfico.
 
Es muy difícil no afirmar que la lucha contra el narco es una excusa cuando se cruza información. En Colombia -se dijo- los americanos tienen siete bases. En mayo de este año la DEA presentó un informe en el que sostiene que el 80% de la cocaína que se consume en Estados Unidos se produce en Colombia. ¿Para qué sirven las bases entonces? ¿La famosa guerra fracasa o en realidad no hay ninguna guerra y se utiliza para intervenir? ¿Qué haría todo ese despliegue de fuerzas de seguridad y militares si no existiera el narcotráfico?
 
Los yanquis nunca apostaron a impulsar el desarrollo económico y social en la región. Los motivos son varios, entre otros porque el desarrollo puede colaborar con que se forme un bloque que genere un poco de contrapeso a la hegemonía de EE UU en el continente. Un buen ejemplo es México, que comparte 3000 kilómetros de frontera con EE UU. Ha mejorado su situación los últimos siete años bajo un gobierno que no practica el alineamiento automático con Washington, todo lo contrario de los espejitos de colores que la derecha vende.   
 
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