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“Esta gloriosa Revolución Libertadora se hizo para que, en este bendito país, el hijo del barrendero muera barrendero”. Almirante Arturo Rial.
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Nacionales - 30-10-2022 / 11:10
CUANDO SE TOMAN DECISIONES QUE AFECTAN INTERESES, NO SE TIENE LA SEGURIDAD DE QUE ESAS MEDIDAS TENDRÁN VIGENCIA

Los poderes fácticos en Argentina y la necesidad de recuperar en plenitud la democracia

Los poderes fácticos en Argentina y la necesidad de recuperar en plenitud la democracia
La técnica de los grandes grupos que concentran gran parte de esos recursos es bastante simple y poco costosa: elevan el pedido de una medida judicial de orden “cautelar” y esperan que el tiempo -o una toma de decisión favorable a esos grupos en sede judicial fulmine la decisión soberana. Es decir, existe de facto un “poder cautelar” que decide por sobre lo que resuelvan los depositarios de la voluntad popular.
Pocos días después de la asunción de quienes ganen las próximas elecciones, se cumplirán cuarenta años de la reconquista de la democracia en nuestra patria. Se discutió mucho en estos años si lo que se había restaurado era la democracia o meramente la elección de las autoridades por el voto popular; detrás de esa consideración suele anidar una concepción superadora de la democracia liberal y promotora de condiciones para que el papel del pueblo no se limite a la ceremonia electoral.
 
Desde ese punto de vista se podría seguir afirmando los límites del ejercicio de la soberanía popular: asistimos a una virtual cooptación de la toma de las principales decisiones políticas por parte del FMI, lo que equivale a una "soberanía extranjera", lo que, a su vez, significa el absoluto ocaso de la democracia.
 
Sin embargo, habría que reflexionar un poco más en la cuestión del poder en nuestro país. Estamos atravesando una etapa en la que aparece con extremada nitidez los estrechos límites en cuyo interior se desarrolla la capacidad decisoria del voto popular.
 
Desde el punto de vista formal, las decisiones políticas las toman el presidente y el congreso: ¿eso es lo que ocurre en la realidad? Desde el otoño del año 2008, con la rebelión de las patronales agrarias hemos ido asistiendo a la conformación de un "poder real" frente al cual las autoridades constitucionales sufren un sistemático veto: nos hemos ido acostumbrando a que determinadas iniciativas de los poderes instaurados por la constitución se encuentran cotidianamente limitados por el veto de poderes fácticos.
 
Cuando se toman decisiones en las sedes que afectan intereses corporativos, la sociedad no puede contar con la seguridad de que esas medidas habrán de tener vigencia. En estos días hemos escuchado (una vez más) la queja del presidente respecto a la cautelar judicial contra la limitación establecida por decreto presidencial el precio de los usos de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
 
La técnica de los grandes grupos que concentran gran parte de esos recursos es bastante simple y poco costosa: elevan el pedido de una medida judicial de orden "cautelar" y esperan que el tiempo -o una toma de decisión favorable a esos grupos en sede judicial fulmine la decisión soberana. Es decir, existe de facto un "poder cautelar" que decide por sobre lo que resuelvan los depositarios de la voluntad popular. 
 

 
No hay ninguna disposición constitucional que autorice una práctica como ésta. Lo que sí existe es algo así como la costumbre de que determinados grupos económica y políticamente poderosos imponen invariablemente su punto de vista.
 
Claro que al lado de la omnipotente "justicia" viven otros mecanismos imprescindibles para esa sustracción "legal" de los derechos democráticos. Son los grandes conglomerados mediáticos que tienen una función decisiva en este proceso: son los encargados de crear "consensos" para esas prácticas ilegales e inconstitucionales.
 
Es decir, los que ante cualquier medida con mínimo sentido redistributivo y de justicia social activan todos los mecanismos para la creación de un clima adverso a ese tipo de decisiones; los que convocan "expertos" en la materia del caso (generalmente siempre los mismos) que proceden a deslegitimar la medida del caso y/o rodear de sospechas y descrédito la toma de decisión de la que se trate.
 
Estos límites al ejercicio de la democracia vienen incluyendo en su interior a una fuerza política (o a un sector que agrupa distintas fuerzas, que es lo mismo) que toman en sus manos el bloqueo parlamentario, favorecidos por las nuevas relaciones de fuerza electoral entre los partidos.
 
Esta última práctica no es en sí mismo ilegal porque se trata de actores validados por el apoyo de un sector de la población, pero en la práctica funciona como parte de un mecanismo de bloqueo del poder de decisión de las instituciones democráticas.
 
En el reciente tramo en que ese bloque político tuvo la presidencia pudimos experimentar algo así como el bloqueo perfecto a cualquier iniciativa que no forme parte del programa político del poder corporativo.
 
Este funcionamiento del régimen político ha "resuelto un problema" de la historia política argentino durante casi todo el siglo XX: es el de los golpes de estado clásicos en los que se interrumpe la vida institucional para "reorganizar" la política argentina, es decir para asegurar que funcione sistemáticamente a favor de los más ricos entre los ricos.
 
Si algo faltaba para tener una idea cabal de este nuevo modo de dominación, el ex presidente Macri abandonó cualquier forma de pudor para adelantar que para avanzar en esa Argentina "triunfante" que se opone al "fracaso del país durante setenta años" el liderazgo no debe frenarse ante el ejercicio de la violencia contra quienes quieren seguir en "el populismo".
 
En realidad, la novedad macrista consiste en hacer de la violencia contra el pueblo poco menos que una promesa de campaña, porque violencia hubo -y no escasa- en los tiempos de su presidencia y del ejercicio del ministerio de seguridad por Bullrich. Pero eso no le quita gravedad a lo que el ex presidente le dijo al periodista Majul: la represión estatal violenta contra la protesta social deja de ser un delito para erigirse en una estrategia válida para el ejercicio del poder.
 
Estamos necesitados de hacer de estos problemas el centro de un accionar político democrático. El principal problema de la política siempre es el poder y es un error decir que hoy lo único urgente es la satisfacción de las demandas mínimas para una vida digna.
 
El error no consiste en colocar este tema en el centro de la lucha política; consiste en separarlo de lo que es una condición imprescindible para torcer el rumbo de los acontecimientos. Para cambiar el curso hay que tener poder, no solamente un recetario de medidas.
 
Esto es siempre así pero lo es más cuando el anillo del bloqueo antidemocrático se ha consolidado y ha logrado contar con un nivel de representatividad social desconocido entre nosotros en otras épocas.
 
Muchos de estos problemas no pueden ser resueltos en plazos cortos. Pero la cuestión es incluir el problema de la democracia, como poder del pueblo en el centro de nuestro discurso.
 
Claro que la próxima elección tiene una importancia extraordinaria para nosotros. Pero la elección tiene que ser pensada y organizada como parte (incluso como punto de partida) de un proceso de fortalecimiento del campo democrático-popular que mire más allá de la elección de octubre del próximo año.
 
Tiene que ser la ocasión para abrir un debate público y masivo sobre nuestro país. Sobre nuestra inserción internacional, sobre el sistema de derechos individuales y sociales en el que queremos vivir. Sobre el poder. Para que la autoridad de la democracia tenga el cien por cien del poder y no una cuarta parte.
 
El importante documento programático que se leyó en la Plaza de Mayo el último 17 de octubre tendría que ser utilizado para impulsar esa conversación de masas. Y esto tendría que enlazar con la promoción de una discusión constitucional en Argentina.
 
Para poner al documento principal de nuestra democracia a la altura de una etapa histórica en la que el país recupere en plenitud la vida democrática para todos sus habitantes con independencia del poder económico que tenga cada persona o cada grupo social.
 
A la radicalización de la derecha que naturaliza hasta un intento de magnicidio en la persona de Cristina, tenemos que responderle con una radicalización profundamente democrática, en la tradición de la Constitución peronista de 1949.
 
Por Edgardo Mocca
 
Fuente: El Destape
 

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04-12-2025 / 08:12
Martillar el último clavo en el ataúd que encierra el cadáver del peronismo es una causa nacional que pronto cumplirá 80 años. Ahí, en 1946, radica la "cifra redonda", el año fundacional, tanto del peronismo como movimiento de masas como del antiperonismo como irrenunciable leit motiv de buena parte de la sociedad argentina. Y así venimos desde hace décadas, matando al peronismo, dándolo por finiquitado, y asistiendo a sus múltiples y polifacéticas resurrecciones.
 
Como un destino nacional inexorable; "el hecho maldito del país burgués" que definió John William Cooke. En ese itinerario pueden indentificarse 11 muertes del peronismo, 11 episodios que el antiperonismo festejó como un Mundial para, poco después, volver a empezar.
 
Pero, ¿qué sería del antiperonismo, buceando ya en profundidades ontológicas, si el peronismo realmente muriera? Si combatir al peronismo en todas sus formas -rechazarlo, denostarlo y condenarlo- es la razón de ser de tantos argentinos, ¿qué vendría después? ¿Qué verían al asomarse a ese abismo nietzscheano que nos habita y nos acecha cuando el monstruo de afuera ya no esté?
 
La flamante victoria de La Libertad Avanza generó todo tipo de conjeturas sobre el futuro de un peronismo enredado en la miseria de sus internas y carente de una propuesta alternativa, capaz de seducir a una ciudadanía desencantada. Lo llamativo es que este contexto crítico se replicó en varias ocasiones desde los años 50 a la fecha y generó los mismos efectos.
 
"Ahora sí, este es el fin del peronismo", es un título redactado en numerosas ocasiones, siempre listo y nunca definitivo. Será porque los intentos por "matar" al peronismo han adoptado distintas formas: la proscripción, la represión, la fragmentación interna, la debacle económica, la derrota electoral. Cada uno de esos embates reforzó, de una manera u otra, su condición de fenómeno político persistente.
 
Los siguientes 11 episodios -las 11 muertes- lo ejemplifican.
 
1) 26 de julio 1952. La que fallece es Eva Duarte, "Jefa Espiritual de la Nación" y estandarte del "primer peronismo", cuando el país -al decir de Félix Luna- era una fiesta. Después de Evita, ¿qué?, era la pregunta. Las pintadas celebratorias repartidas por Buenos Aires ("viva el cáncer") expresaban el anhelo de que esa muerte de carne y hueso fuera el simbólico inicio de otra muerte, la de Perón, la de su gobierno y la de todo lo que el peronismo representaba. Muchos lo creyeron así.
 
2) 16 de septiembre de 1955. Golpe de Estado. Revolución Libertadora (para los peronistas, la "fusiladora"). Es el comienzo de una gigantesca operación cultural: la desperonización de la Argentina. La proscripción del peronismo y el exilio de 18 años de su líder son la punta del iceberg. Se demuelen estatuas, se destruyen bustos, se queman cuadros, se borra todo vestigio de peronismo al punto de prohibir, por ley, que se lo nombre en público. Pero en lugar de matarlo, lo que lograron fue fortalecer la identidad, al punto de que el sólo hecho de ser peronista se convirtió en un acto de resistencia.
 

03-12-2025 / 10:12
No fue solo un giro diplomático: por primera vez desde el retorno de la democracia, Argentina votó en esta materia junto con EEUU e Israel, dos países cuestionados por graves violaciones a los derechos humanos y hasta genocidio, posicionándose, así como los tres únicos Estados en el mundo que se niegan a condenar el uso de la tortura.
 
El posicionamiento argentino desnuda la verdadera esencia del gobierno de Javier "el Loco" Milei, al cual la calificación de fascista no resulta exagerada, pues hubo incluso gobiernos de extrema derecha, que por vergüenza o compromiso, votaron afirmativamente condenando la tortura.
 
La resolución rechazada por Argentina fue promovida por el Comité contra la Tortura (CAT), órgano que días antes había publicado un informe crítico sobre la situación del país. Ese informe expresó su "profunda preocupación" por la persistencia de detenciones prolongadas en comisarías, prácticas policiales violentas, falta de controles judiciales efectivos y condiciones inhumanas en lugares de encierro.
 
El Comité recordó que los jueces y juezas penales son garantes últimos de la legalidad y dignidad de toda detención, y que el Estado argentino viola sus obligaciones cuando tolera celdas sin ventilación, superpobladas, sin colchones, sin agua potable, o cuando naturaliza golpizas, hostigamientos y traslados arbitrarios.
 
Nada de esto es nuevo: hace décadas que organismos de DDHH como el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) o la Comisión Provincial por la Memoria de la provincia de Buenos Aires, entre otros, advierten y condenan las prácticas sistemáticas que se dan en los contextos de encierro, que encuadran dentro de los "Tratos crueles, inhumanos o degradantes" tal como se define en el derecho internacional en materia de DDHH.
 
Sin embargo, lejos de reconocer la legitimidad de estas observaciones, el gobierno argentino reaccionó con un ataque político. El mismo día que se conoció el informe del CAT, se publicó en el sitio "Argentina.gob" la respuesta oficial, calificando al informe como "sesgado", bajo la acusación de haber omitido "graves abusos ocurridos durante el gobierno de Alberto Fernández".
 
Para el gobierno de Milei, el documento emitido por el CAT está "abiertamente influido por grupos militantes y organizaciones con marcada orientación kirchnerista" y "exhibe un sesgo ideológico incompatible con la imparcialidad que exige el sistema internacional de derechos humanos".
 
Resultaría gracioso, si no fuera tan trágico, que se etiquete de esa forma a un organismo técnico en el ámbito de las Naciones Unidas. Pero esa es la lógica del gobierno de La Libertad Avanza: quien denuncia abusos policiales o defiende garantías constitucionales es automáticamente sospechado de "zurdo" o "kuka".
 

03-12-2025 / 10:12
Karina "la Coimera" Milei sueña con que su hermano la elija como sucesora como hizo Néstor Kirchner con Cristina en 2007 en una maniobra que le permitió al kirchnerismo quedarse en el poder durante 12 años. "Hay que ir por la reelección de Javier Milei", aclaró en Mar del Plata, en el congreso libertario que encabezó frente a 300 personas, pese a que esperaban más de 700. Pero lo que no dijo es que ella se plantea como sucesora de su hermano, en el 2027 o en el siguiente turno electoral.
 
"Ella quiere que Milei la elija como sucesora, como hizo Néstor con Cristina", explicó un dirigente libertario al tanto de los planes de la hermana presidencial. En el mismo acto se difundió la creación de un "comité de disciplina" de La Libertad Avanza, que tendrá tolerancia cero a las individualidades. Entre los libertarios dijeron que el comité servirá como una suerte de Mazorca de Karina para tener a raya a todo el partido, en especial a los influencers como el Gordo Dan, el cabecilla de Las Fuerzas del Cielo que agrupa a los seguidores de Santiago Caputo.
 
Justamente el Gordo Dan ofició durante los primeros dos años de mandato de Milei como un guardián de la pureza libertaria y fue quien hizo echar a varios funcionarios que se corrieron de la línea. Karina quiere ser la única en detentar ese poder. Además, no quiere que los ministros, diputados y senadores vayan a la televisión sin su supervisión previa.
 
La visión policial de la política que despliega Karina ya es motivo de preocupación entre importantes dirigentes libertarios y llegó a impactar en el Congreso. "Patricia Bullrich le tiene terror a Karina", afirmó un importante dirigente libertario.
 
La hermana de Milei ahora tiene en mira el ministerio de Justicia como el próximo lugar para colonizar. Karina le pidió a Mariano Cúneo Libarona que se quedara en el ministerio luego de las elecciones pese a que ya había presentado una carta con su renuncia. El objetivo era darse un tiempo para definir su sucesor.
 
Ahora, Karina quiere que el puesto de Cúneo lo ocupe Santiago Viola. Viola es el apoderado de La Libertad Avanza y era su candidato para la secretaría Legal y Técnica antes de que Santiago Caputo acercara a María Ibarzábal Murphy, quien se ganó la confianza de Milei y es una pieza clave del gabinete. Pero los tiempos cambiaron y la obsesión de Karina por la Justicia creció desde el caso Libra y las coimas de la Andis, que la tienen en el centro de las investigaciones de la justicia federal.
 
Estos movimientos forman parte, según los libertarios, de un objetivo mayor para Karina, que es el de entrar a la fórmula presidencial en el futuro. Milei repite que su jefe es su hermana y por eso en el gobierno no descartan que Karina pida dar el salto en 2027.
 
La semana pasada, Karina se apersonó en el Senado para dar una demostración de poder en la Cámara en la que acaba de entrar Patricia Bullrich, otra de las figuras del gobierno con aspiraciones a entrar en la fórmula presidencial, pero que teme a la hermana de Milei.
 
Karina es la persona de este gobierno que tiene peor imagen, se la asocia a la corrupción. Su figura, cada vez más central dentro de la estructura de poder, es parte del debate sobre quién toma las decisiones en la gestión nacional. De hecho, las encuestas ya están evaluando la percepción sobre quién gobierna realmente: Javier Milei o su hermana, la secretaria general de la Presidencia.
 
La Opinión Popular
 

01-12-2025 / 09:12
En Diputados, con una impunidad ante la que vale detenerse, la legisladora macrista Marilú Quiroz organizó una jornada de seis horas contra "la obligatoriedad y compulsividad" de las vacunas, abarcando relacionarlas con el autismo. Vimos a un tipo que, a torso descubierto, se mostró imantado por efecto de la inoculación. En 2014 ya habían montado el mismo circo, en una actuación televisiva y con otro protagonista, y adjudicándoselo a otros factores. Los objetos metálicos "se le pegan al cuerpo", ratificaron esta vez tras varios intentos fallidos.
 
Lo más parecido a esto que se vio el jueves debe ser el conjunto de infradotados, vestidos de búfalo, que tomaron el Capitolio el 6 de enero de 2021. El acto, el de acá, fue autorizado por la presidencia de la Cámara de Diputados.
 
Al margen del espanto y las denuncias de toda autoridad científica, ya con siete niños muertos de sarampión y tos convulsa por no estar vacunados, se desconocen presentaciones judiciales o procederes de oficio. Hubo un delito. Un atentado contra la salud pública.
 
¿Hecho menor, por haberse tratado de un grupo de delirantes bien que ocupando parte del edificio parlamentario? ¿O símbolo gigantesco?
 
Basta recorrer por encima los temas dominantes de la agenda publicada para advertir el momento prácticamente bizarro de nuestra política. Es el accionar gubernamental, es la plancha desconcertante en que está sumida la oposición y son las consecuencias de ese estadio. ¿Será la calma o desviación temática que preceden a alguna tormenta o, acaso, un clima destinado a permanecer durante largo rato?
 
La guerra entre la AFA, el Gobierno y los medios oficialistas, operada desde el efectismo de un campeonato de escritorio y una formación de pasillo dando la espalda a los campeones, se lleva por varios cuerpos el conversatorio periodístico, digital y vaya a saberse si, también, masivo. Es de esos disparadores que invitan a la básica y poderosa pregunta de si no pasa nada más importante en el país.
 
Los títulos de casi toda la prensa ametrallan sin parar, incluso a través de "noticias" y variantes fragmentadas -sobre el mismo tópico- que se suceden una tras otra. Pocas veces se vio algo semejante, tan desembozado.
 
Hasta un imberbe percibiría que no destrozan a la AFA por sus desaguisados ni por arbitrajes escandalosos, que desde ya sobran. El centro indesmentible es privatizar la actividad futbolística hasta el extremo que sea posible, pero eso ni siquiera es mencionado de refilón por la militancia independiente de los bufones oficiales.
 
Desde el Presidente de la Nación hasta su ministra de Seguridad instalaron el asunto con rango de gravedad nacional. Se supone que una cosa es la pasión desenfrenada que el fútbol desata en Argentina. Y que otra, completamente distinta, es llevar el caso a una cuestión de Estado ligada a negociados formidables. Sólo se supone.
 

30-11-2025 / 12:11
La concentración de fachos en Plaza de Mayo para pedir por la libertad de los represores fue un fracaso. No fue nutrida ni contó con la asistencia de las caras más conocidas del reclamo pro-dictadura. Sus organizadores debieron levantar sus petates a las apuradas cuando un efectivo de la Policía Federal Argentina (PFA) se acercó para avisarles que estaba llegando la manifestación por Palestina, que los sextuplicaba en participantes.
 
El que recibió el mensaje fue Guillermo Sottovia, uno de los organizadores de la movida fallida, que dice ser piloto civil e hijo de un oficial de la Aeronáutica. A Sottovia no le quedó más remedio que agarrar el megáfono maltrecho que tenían e iniciar la retirada. -Nos tenemos que ir, no por cobardes, sino para demostrar que ellos son los violentos -dijo.
 
Hasta segundos antes, Sottovia había estado a los abrazos con Carlos Pampillón, el dirigente neonazi marplatense procesado por atacar un monumento a la Memoria, la Verdad y la Justicia. Pampillón palmeaba a algunos hombres con uniformes y los llamaba "héroes" mientras se abría paso por la Plaza de Mayo.
 
Asunción Benedit estaba contenta porque casi había más fotógrafos que concurrentes. Ella se había puesto un pañuelo negro en la cabeza como forma de identificarse: no solo en oposición a las Madres de Plaza de Mayo sino porque también dice estar de "luto" por los represores presos.
 
Según las estadísticas de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad (PCCH), hay 22 criminales de lesa humanidad presos en cárceles comunes y 63 en la Unidad 34 de Campo de Mayo, considerada una prisión VIP por sus comodidades.
 
Tanto Asunción como su hermano, el diputado nacional entrerriano Beltrán Benedit, suelen visitar a los condenados y procesados por secuestrar, torturar y desaparecer personas. Ella sostiene que no solo hay que pedirle al gobierno de Javier "el Loco" Milei por su libertad, sino también reivindicar su accionar represivo.
 
"La esperanza es lo último que se pierde", dijo la mujer que pululó por distintas organizaciones pro-dictadura. "De hecho podemos estar haciendo este reclamo. Si fuera con otro gobierno, ya estaríamos presos", concedió, aunque no esconde su desazón porque la administración de La Libertad Avanza (LLA) no hizo más para tener al genocida Alfredo Astiz y compañía fuera de las cárceles.
 
Conformaron un grupúsculo que se dio en llamar Unidos por la Sangre Derramada, pero, en realidad, lo que derramaron fueron peleas internas. Hasta hace diez días, Orlando González se presentaba como el coordinador general de la iniciativa. El tema se complicó cuando se contó quién era el personaje: un represor de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) condenado a prisión perpetua y que se encuentra en arresto domiciliario. Aficionado a la fotografía, el "Hormiga" González solía retratar a sus víctimas.
 
En Plaza San Martín se hicieron grandes actos para oponerse a las políticas de Memoria, Verdad y Justicia del kirchnerismo y para reclamar una amnistía general. Las concentraciones eran mucho más nutridas que las de este sábado en Plaza de Mayo. Pese a eso, con megáfono en mano, Sottovia afirmaba: "Tenemos poder ahora de cambiar la historia. Nunca se hizo un acto como éste". Patético.
 
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