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“Esta gloriosa Revolución Libertadora se hizo para que, en este bendito país, el hijo del barrendero muera barrendero”. Almirante Arturo Rial.
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Nacionales - 12-09-2022 / 16:09
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

El atentado trunco contra Cristina Fernández es un acto de terrorismo político

El atentado trunco contra Cristina Fernández es un acto de terrorismo político
Nadie usa la palabra terrorismo cuando se recuerda el atentado trunco contra Cristina Fernández de Kirchner, a pesar de que el hecho queda perfectamente tipificado en esa categoría y nadie dudaría en calificarlo de esa forma si el blanco hubiera sido otro. Por supuesto, eso hubiera obligado a tomar posiciones más fuertes a toda la dirigencia política, empresarial, sindical y mediática, que parece empecinada en evitarlas.
Nadie usa la palabra terrorismo cuando se recuerda el atentado trunco contra Cristina Fernández de Kirchner, a pesar de que el hecho queda perfectamente tipificado en esa categoría y nadie dudaría en calificarlo de esa forma si el blanco hubiera sido otro. Por supuesto, eso hubiera obligado a tomar posiciones más fuertes a toda la dirigencia política, empresarial, sindical y mediática, que parece empecinada en evitarlas.
 
El problema acá y ahora no es el odio ni los discursos de odio sino la utilización de ese tipo de expresiones, en conjunto con la difusión de noticias falsas, el espionaje ilegal y la persecución judicial, para direccionar el malhumor social hacia un sector de la población y con el objetivo explícito de "eliminar", "acabar" o "terminar para siempre" con esa identidad política, tal como manifestaron públicamente y en reiteradas ocasiones algunos dirigentes de la oposición.
 
Y más problemático todavía es que esa maniobra coordinada llegó al punto de intentar un magnicidio y aún así buena parte de la dirigencia del país (política, empresarial, sindical, mediática) no está dispuesta a marcar un límite sin peros a la utilización de la violencia como herramienta válida para dirimir la lucha de poder en la Argentina. Saluden al Nunca Más que se está yendo.
 
Esas posiciones extremas no son novedosas pero hasta hace poco la sociedad había podido encapsularlas para que no alcancen un caudal de representación electoral o mediática que las volviera un problema. Ese dique se rompió, por motivos múltiples, algunos globales e inevitables, otros totalmente auto infringidos.
 
Si queremos repararlo, intentar reconstruir pactos de convivencia y pacificación, debemos contestarnos una pregunta incómoda: ¿por qué hay un sector significativo de la sociedad que desde el 83 hasta hace poco aceptó el pacto y hoy elige estar más cerca de ese revuelto de neonazis, mafiosos, violentos, reivindicadores del genocidio y fachitos de cabotaje antes que de la política en general y del partido que le garantizó, durante algunos años, mejores condiciones de vida, en particular?
 
Si la derecha pudo inocular la desconfianza en el Estado quizás se deba más a que la democracia arrastra deudas imperdonables. A que todavía no da de comer a todos ni cumple fielmente su deber de educar ni brinda una cobertura de salud digna, promesas hechas hace casi cuarenta años. Es cierto, los discursos insidiosos de la oposición ayudaron a que esa desconfianza anide. Pero la solución no puede ser suprimir esos discursos. 
 

 
A esta altura del partido no sorprenden las acrobacias de la oposición para subirse a todos y cada uno de los carros que les faciliten una declaración o un tuit en contra de cada cosa que haga el gobierno y mucho menos la completa pasividad del peronismo para dejarse imponer los términos en los que se narra lo que sucede. Incluso cuando esos términos representan un peligro urgente y existencial para ese proyecto político.
 
Los medios más cercanos a Mauricio Macri tardaron pocos días en dejar atrás la hipótesis recargada de los dos demonios que habían ensayado inmediatamente después del ataque y ya apuntan a un solo responsable, los peronistas.
 
Este mismo sábado un editorialista del diario La Nación, vinculado de forma poco transparente con el ex mandatario, publicó una columna de opinión que en su título promete explicar "por qué el diálogo no es hoy una posibilidad" y en la primera línea ya da la respuesta: es por "el kirchnerismo".
 
Su autor tarda todavía algunas líneas más en concluir que "por dura que sea, es mejor aceptar la realidad y dejar de lado buenos deseos que no conducen a nada y le ofrecen al oficialismo la oportunidad de seguir desplegando un juego cínico que pervierte el espíritu democrático". Macri propone diálogo cero.
 
Llegado este punto, la solución nunca puede pasar por convencer a Macri de las virtudes de la democracia y la convivencia pacífica en un sistema político orientado al desarrollo del país para que deje de lado la violencia política y el espionaje como modus operandi del poder.
 
En todo caso, se debe trabajar para que su postura y su proyecto político no obtengan el apoyo que necesitan para bloquear iniciativas del gobierno y de tanto en tanto ganar elecciones. El problema no son las posiciones extremas, que siempre forman parte del debate público, aunque por mucho tiempo solamente tuvieron lugar en los márgenes.
 
Entender por qué dejaron de funcionar las barreras que las inhibieron durante décadas y por qué un porcentaje cada vez mayor de la sociedad las encuentra aceptables y hasta atractivas es importante para no errar en el diagnóstico ni las soluciones. Sin embargo muchos miran para otro lado.
 
En las últimas semanas circuló profusamente en las redes un artículo del historiador Ernesto Semán donde plantea que en Argentina el problema no es la polarización sino la radicalización asimétrica de la derecha, tanto en sus fines como en sus medios, idea que fue retomada varias veces en medios y en redes, incluyendo esta columna.
 
Lo curioso es que simultáneamente se viralizó una especie de infografía/caricatura/meme publicada originalmente por Elon Musk en Twitter en abril de este año, que muestra a un hombre "de izquierda" corriéndose tanto hacia un extremo que distorsiona todo el arco político, haciendo que el personaje del centro, señalado en el gráfico con un "yo", alguien que hace algunos años se percibía como progresista hoy se sienta más cerca de la derecha, motivo por el cual recibe insultos de sus ex compañeros de izquierda.
 
Sin incurrir en un relativismo burdo, como sucedió con frecuencia en los últimos días, se puede reparar en que existen dos partes de la sociedad que perciben (con o sin razón, o con una parte) a la otra como el motor que impulsa un proceso de radicalización, en los discursos y en la práctica.
 
Es tentador sentenciar que una de las dos partes tiene la razón y la otra está sencillamente equivocada, pero eso, además de ser probablemente inexacto, porque en la política y en la vida casi todo tiene grises, no contribuye en nada a pacificar el país y fortalecer a la democracia.
 
No existe solución a este problema mientras las aguas se dividan siempre por la misma línea, sin importar cuál sea el debate; la grieta es una trampa que tendió la derecha y en la que el peronismo cayó dándose cuenta. Para salir es necesario buscar respuestas útiles, aunque eso signifique embarrarse un poco.
 
Una forma de ver el problema desde otro punto de vista es intentar desarmarlo en otros problemas más pequeños y en el mejor de los casos abordables, hacer arqueología en las capas geológicas de la cuestión.
 
En este caso, a la hora de entender la radicalización que abona una espiral de violencia política, aparecen varios fenómenos que ayudan a entender mejor.
 
El primero es la falsa polarización que se construye a partir del discurso de políticos y medios de derecha, mayormente basado en noticias falsas con la intención de distorsionar la percepción social.
 
El ejemplo más grande es el temor al comunismo generalizado en sociedades donde ese peligro es inexistente, por ejemplo todo el planeta Tierra. Es importante entender que no se trata de simples mentiras sino de un esfuerzo intencional, coordinado y direccionado para lograr ese efecto, es decir más violencia.
 
Otra faceta a tener en cuenta: a juzgar por las expresiones en redes y en medios, lo que en general se percibe por sectores conservadores como radicalización de izquierda es el avance que hubo en los últimos años en derechos sociales, que efectivamente modificó de manera profunda algunas instituciones y la esfera pública, algo que muchos comenzaron a ver como una amenaza genuina de sus valores y otros encontraron como la excusa perfecta para dar rienda suelta a sus voraces ansias reaccionarias.
 
Esto, desde ya, no puede servir como coartada para cuestionar los avances que se conquistaron sino que debe invitar a pensar estrategias y alianzas que le pongan coto a los intentos de restauración de una derecha también radicalizada cuyo éxito arrasaría con todo lo logrado hasta ahora, como se ve en EEUU en materia de derechos reproductivos y electorales.
 
No es novedoso señalar como problemática la distancia que tomaron las fuerzas de izquierda, populares o progresistas respecto de la agenda económica en los últimos años, que coincidió, a partir de la crisis 2008/2009, con un proceso de transferencia y acumulación de riquezas sin antecedentes en la historia.
 
En términos económicos sí es evidente que se cumple lo que planteó Semán: la polarización no existe sino que hay una radicalización por derecha hacia posiciones precapitalistas (cerrar el banco central, abolir el cobro de impuestos y acabar con la legislación laboral) mientras que en el otro extremo todo lo que se ofrece es un pragmatismo de poco vuelo incapaz de proyectar la idea de un futuro venturoso para las mayorías.
 
Mientras eso no cambie sorprenderse por el deterioro electoral de estas opciones solo es un acto de hipocresía, una muesca.
 
Pero lo que se puso en discusión a partir del acto terrorista contra CFK y lo que verdaderamente pone en peligro ya no la calidad de vida actual de la sociedad sino la democracia, es decir, la posibilidad que tiene la sociedad de participar activamente en la mejora de esa calidad de vida, no es la radicalización económica de la derecha (aunque deberíamos) ni la polarización en materia de derechos sociales (aunque es terreno fértil para la violencia política) ni siquiera la construcción de percepciones falsas sobre el adversario (aunque ayuda), sino un cuarto tipo de radicalización, el más peligroso, y sobre el que debe centrarse prioritariamente la discusión de ahora en adelante.
 
Es la radicalización instrumental. No hace falta, ni debería hacer falta jamás, estar de acuerdo en ninguna otra cosa para pactar el final de la violencia política.
 
En este caso tampoco debería quedar ninguna duda de que el extremo está en un solo lado: del que promueve el tipo de violencia que termina con un revólver a centímetros del rostro de Fernández de Kirchner. La respuesta fue tan pacífica como masiva.
 
Doce años amenazando con el quilombo que se iba a armar si la tocaban a Cristina y cuando finalmente la tocaron no hubo ni un vidrio roto, lo cual es, por supuesto, una excelente noticia, y habla a las claras sobre la imagen distorsionada que ofrecen los medios y los políticos de la oposición respecto al peronismo.
 
La pregunta, en ese punto, es cómo dar esa batalla contra un adversario que parece dispuesto a ir mucho más allá que uno mismo. Radicalizarse en espejo sólo conduce al abismo pero el camino de la moderación tampoco ha dado resultados.
 
El primer paso es definir el asunto de manera correcta. No se trata del odio, a secas, que es un sentimiento común a todas las personas y como tal imposible de regular y de penar. Tampoco de los discursos de odio, expresión tomada del inglés "hate speech" y que denomina a expresiones orientadas a denigrar o incitar violencia contra objetivos en situaciones de vulnerabilidad relativa frente a quien las dice, y que ya están comprendidos por la legislación argentina, aunque no siempre se aplican esas normas.
 
Son, esencialmente, conductas individuales, que pueden darse por única vez o ser esporádicas. Encuadrar lo que está sucediendo de esa forma no alcanza a abarcar en toda su magnitud la gravedad de la situación ni llega a explicar correctamente todo lo que se pone en juego y por lo tanto obtura la posibilidad de aplicar el remedio correcto.
 
Es cierto, los discursos insidiosos de la oposición ayudaron a que esa desconfianza anide. Pero la solución no puede ser suprimir esos discursos.
 
En primer lugar, porque es una tarea cuyo fracaso está asegurado de antemano. No puede taparse el sol con un papel. Pero además se corre el riesgo de causar en la sociedad la reacción contraria, un mayor recelo en una sociedad que ya es reactiva a lo estatal y no parece bien predispuesta a aceptar nada que implique mayores potestades para la fuerza pública respecto a sus libertades individuales.
 
Para el escritor inglés Christopher Hitchens, la regulación de la libertad de expresión tiene, además, tres problemas intrínsecos, que se esconden debajo de las buenas intenciones y anidan el huevo de la serpiente.
 
El primero es que la confrontación de nuestros argumentos con otras opiniones y otras interpretaciones de la realidad, por más contrarias a las nuestras que sean, es lo que reafirma por qué sabemos lo que sabemos. Si no admitimos el debate con otras verdades relativas y hasta con mentiras completas, se lesiona el pensamiento crítico.
 
El segundo es que todas las protecciones a la libertad de expresión que deben desarmarse para penar los discursos de odio están ahí con un sentido y nos protegen a nosotros. Si las deshacemos a la hora de perseguir a nuestros adversarios, no van a estar allí cuando ellos se den vuelta y empiecen a perseguirnos.
 
El tercero señala que si hubiera una autoridad cuya tarea es evitar que se digan mentiras o se propague el odio, eso implicaría necesariamente que tiene que haber una persona, o varias, encomendadas a decidir qué es verdad y qué no, o cuándo se está cometiendo un acto de odio a través de la palabra, y que tendrían el poder de decidir quién es castigado por sus opiniones y quién no.
 
Invito a lectores y lectoras a que se pregunten en la intimidad si confían en alguien, en cualquier persona del mundo que no sean ustedes mismos, para hacer eso.
 
No hacen falta nuevas prohibiciones para combatir la violencia. Deberían probar aplicando las normas que ya existen y expulsar de una vez por todas al diputado Francisco Sánchez de la Cámara por pedir la pena de muerte a CFK. Si eso no funciona, a lo mejor hay que intentar mejorando la vida de las personas: es muy difícil pacificar con la panza vacía.
 
Por Nicolás Lantos
 
Fuente: El Destape
 

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10-12-2025 / 09:12
La denuncia por la compra de chatarra militar suma un nuevo capítulo. A la venta por un euro de los F-16 a Rumania, se añade el inminente acuerdo entre Polonia y Estados Unidos para la comprar de 250 vehículos blindados Stryker por sólo el valor simbólico de un dólar.
 
Los Stryker forman parte del catálogo militar yanqui que fueron utilizados en Afganistán e Irak y están diseñados para el transporte ágil de tropas y equipamiento. Según versiones oficiales, la elección del modelo responde a una planificación que prioriza la movilidad, la protección y la capacidad de respuesta ante diversas situaciones operativas.
 
Se trata de unidades adaptadas a distintos escenarios y misiones, con posibilidad de implementación progresiva conforme a los requerimientos logísticos y de capacitación establecidos por el Ejército Argentino.
 
Ya en julio que había opciones mejores que estaban siendo barajadas como el Guaraní de Brasil, que son vehículos muy similares a los que se usan en Argentina con el aditamento que los componentes mecánicos son argentinos como el motor y transmisión de IVECO.
 
Según publicó el medio ecuatoriano El Universal en base a un informe de Interesting Engineering, con esta oferta se pretende que los Strykers, que actualmente están desplegados en Europa, no vuelvan a territorio estadounidense, sino que sean entregados directamente a Polonia como parte del proceso de disminución de presencia militar norteamericana en la región.
 
Un análisis de Breaking Defense detalla que los Strykers llegarían en condiciones deterioradas, lo que implicaría reparaciones costosas, modernización y la creación de un nuevo sistema de soporte y entrenamiento, especialmente complejo para una plataforma que Argentina nunca operó.
 
Por otra parte, sostiene el informe, también hay dudas sobre el impacto industrial que traería la llegada de estos blindados, ya que puede desplazar la demanda de vehículos de fabricación nacional, como el Rosomak. En efecto, como ocurre con los F-16, se confirma que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN están deshaciéndose de la buena parte de su material militar por considerarlo vetusto y desactualizado.
 
Por eso, en el Ejército argentino preferían El Guaraní brasileño dado no se impone límite de cantidad, son nuevos, se transfiere tecnología de fabricación de partes y es interoperable con Brasil.
 
"Los EEUU limitan la cantidad, nos entregan un lote de usados que Chile descartó oportunamente. No son anfibios y puede ser que venga una flota final heterogénea, con menor ciclo de vida útil y mayor costo de mantenimiento. Es relevante que no sean anfibios. No van a poder varear nuestros ríos", detalló un militar activo en ese momento.
 
De los 27 vehículos que el gobierno le compró a Estados Unidos el valor total fue de 100 millones de dólares. La propuesta de Brasil por los Guaraní era de 161 vehículos (156 + 5 de entrenamiento) por 400 millones de dólares, quedando cada unidad en valor de 2,5 millones de dólares cada uno contra los 3,7 de los Stryker. Es decir, si se hubiesen comprado la misma cantidad a Brasil, hubiera gastado 67 millones, 32 millones menos que lo que gastó ahora. ¿Aliados? Las pelotas...
 

09-12-2025 / 08:12
La compra de los 24 aviones F-16 daneses, que entregarán 6 por año, expone el negociado millonario de Javier Milei con los aviones chatarra que no cambian la correlación estratégica ante un eventual conflicto en el Atlántico Sur. Los F-16 son antiguos e inútiles para nuestra principal hipótesis de conflicto. El avión elegido carece de misiles modernos de largo alcance, capacidades SEAD/DEAD, apoyo AWACS y autonomía suficiente para operar a grandes distancias. Y la infraestructura de mantenimiento de la Fuerza Aérea está por debajo de los estándares necesarios. La OTAN jamás lo permitiría.
 
Estados Unidos y el Reino Unido -ambos miembros de la OTAN- mantienen restricciones tecnológicas que limitan cualquier avance argentino en términos de disuasión real. Seguimos igual de indefensos que antes, a pesar de la celebración marketinera del Gobierno libertario. Las críticas a la compra de los aviones F-16 por parte de Argentina son variadas y provienen de diferentes sectores, abarcando aspectos económicos, militares y geopolíticos. Un resumen de los principales puntos de crítica:
 
Alto Costo de Operación: la hora de vuelo de un F-16 es muy cara (rondan entre los $10.000 y $20.000 dólares). En un contexto de ajuste fiscal, esto generaría dudas sobre si el país tendrá los fondos necesarios para mantener los aviones operativos y entrenar adecuadamente a los pilotos.

Prioridades de Gasto: Hay críticas sobre destinar una suma importante del presupuesto de defensa (alrededor de $650 millones de dólares para el paquete completo contra un euro que pagó Rumania) a aviones, en lugar de utilizar esos recursos en áreas con mayores necesidades sociales o productivas. Esos dólares que nos prestan no son para un Procrear, son para comprar aviones obsoletos y equipos en mal estado.

Inversión en Infraestructura: Además del costo de compra y operación, se requiere una inversión adicional significativa para actualizar y readecuar las bases aéreas, pistas, talleres y sistemas logísticos para poder soportar la operación de estas aeronaves.

Aviones Usados y Desfase Tecnológico: Aunque modernizados, los aviones son de segunda mano (Europa los está reemplazando por F-35 de quinta generación) y tienen 40 años de antigüedad. Esto no representa la "última tecnología" y Argentina queda rezagada frente a los avances en aviación de combate, cuando los drones y los sistemas no tripulados están redefiniendo el combate aéreo.

Insuficiente para la Extensión Territorial: Argentina es el octavo país más extenso del mundo. Una flota de 24 aviones no es suficiente para cubrir eficazmente todo el territorio nacional y su espacio aéreo.
 
Limitaciones Logísticas y Técnicas: el F-16 tiene un sistema de reabastecimiento en vuelo por pértiga rígida, lo cual es un problema, ya que la Fuerza Aérea Argentina utiliza un sistema de cesta y manguera, lo que obligaría a readecuar la flota de tanqueros o a depender exclusivamente del sistema rígido.
 
La compra de armamento estadounidense fomenta un claro alineamiento cipayo con Estados Unidos y la OTAN. Esto limita la soberanía en política exterior y que todo el control logístico, mantenimiento y la provisión de repuestos queden sujetos al visto bueno de los EEUU (y a las restricciones impuestas por el Reino Unido), como ha ocurrido históricamente con otras ventas militares. La elección del F-16 priorizó el alineamiento internacional por sobre otras opciones, como los aviones chinos JF-17 (más modernos y que incluían armamento), los cuales fueron objetados por Gran Bretaña.
 
La Opinión Popular


08-12-2025 / 08:12
Al anular las convocatorias a proyectos de investigación que ya estaban adjudicadas (de 2022) y cerrar definitivamente las siguientes, la Agencia I+D+i, el organismo encargado del financiamiento científico, terminó de cerrar el círculo de destrucción del conocimiento levantado por el gobierno de Javier "el Loco" Milei. El año que viene, Argentina será el único país de América latina que no invierte un peso en ciencia.
 
Cuando una situación atroz se presenta en reiteradas ocasiones, cada vez tiende a generar un menor impacto. Desde que Milei asumió la Presidencia de la Nación en diciembre de 2023, la comunidad científica advirtió -más de una vez- la desidia a la que se enfrentaba el sector. Organizaron marchas, manifestaciones, feria de investigadores y alzaron la voz en cada oportunidad en la que el Poder Ejecutivo daba otro paso en pos de desmantelar la ciencia del país.
 
Ahora, la Agencia I+D+i, que depende de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, anuló las convocatorias a proyectos de investigación PICT 2022 - que ya estaban adjudicados- y cerró definitivamente la convocatoria 2023. Es decir, el próximo año, Argentina será el único país de América Latina que no invierte en ciencia, según explicaron desde la Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (Raicyt).
 
"El jueves 4 de diciembre de 2025 quedará tristemente en la historia como una fecha clave para el desmantelamiento del sistema científico de la Argentina", anunciaron desde la organización que agrupa a más de 400 directivos de organismos científicos-tecnológicos con el objetivo de articular medidas para frenar lo que ellos denominan como un "cientificidio". El próximo miércoles, la comunidad científica se concentrará en el Polo Científico de Palermo para rechazar y denunciar los nuevos recortes.
 
La Agencia I+D+i, desde que se creó en 1996, financió las actividades del sistema con convocatorias para que los investigadores reciban fondos para llevar adelante sus investigaciones. Anteriormente dependía del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Desde 2023, el Ministerio desapareció y la agencia pasó a depender de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, bajo la órbita de Darío Genua.
 
El cambio de gestión trajo consigo el desmantelamiento de la Agencia I+D+i, según cuentan desde Raicyt. La principal herramienta del organismo era la financiación de los Proyectos de Investigación Científico/Tecnológicos (PICTs). Cada año se convocaban a los PICTs y se financiaban aproximadamente 1500 proyectos. Desde la asunción del gobierno de Milei esta línea de financiamiento desapareció.
 
Para los PICTs, las diferentes entidades científicas debían presentar sus proyectos -que abarcaban todas las áreas del conocimiento-, para luego ser evaluados por la Agencia I+D+i que, en caso de aprobarlos, los ejecutaría aproximadamente dos años después. En 2024, aquellos proyectos aprobados por el Directorio de la agencia en el 2022 no se ejecutaron, cuando ya había cerca de 800 adjudicados.
 
La convocatoria del 2023 -a ejecutarse en 2025- fue prorrogada en 7 ocasiones y ahora, con el anuncio del 4 de diciembre, definitivamente desapareció del mapa. En 2024 y 2025 no hubo nuevas convocatorias.
 

07-12-2025 / 09:12
La profecía de Javier "el Loco" Milei vuelve a atormentarlo: no hay plata. Esa frase que en el comienzo de su mandato el presidente utilizaba como un mantra para justificar su motosierra ahora se convirtió en el principal obstáculo para alcanzar su único objetivo económico concreto, que es recuperar el acceso genuino a los mercados de crédito voluntario internacional de los que estamos vedados por insolvencia desde la primera gestión del actual ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo.
 
Ante la imposibilidad de cumplir esa meta, el gobierno argentino ensayó una pantomima guionada, que sólo elude el papelón gracias a los bolsillos generosos y la mirada permisiva de grandes capitales nacionales jugados all-in en el experimento de Milei a partir de los resultados de las elecciones de medio término. El resultado es una farsa montada sobre otra farsa, un engaño consentido para un público diminuto, que lejos de mostrar fortaleza, echa luz sobre su fragilidad.
 
Caputo es un tahúr habilidoso, pero el suyo no deja de ser un oficio que se ejerce siempre al borde de perderlo todo. Quedar expuesto con una mentira es apenas un accidente cotidiano del que uno debe reponerse rápido y seguir adelante. Pero cada vez se paga un costo de credibilidad y el prontuario del ministro ya tiene muchas páginas. Los 20 mil millones de dólares que preparaban los bancos se convirtieron en seis o siete. Esos seis o siete no aparecieron.
 
Es por eso que el gobierno, ante la cercanía de un vencimiento de 4000 millones de dólares en enero que no tiene cómo pagar, tuvo que salir a recaudar un "bono patriótico" entre empresarios amigos que se vieron beneficiados y tienen promesas de más negocios en la Argentina que proyecta Milei, directamente interesados también en la aprobación de un nuevo blanqueo y de las reformas laborales, tributarias, previsionales y penales en carpeta para los próximos meses.
 
Para eso les armaron una pasarela que una vez más les garantiza a jugadores muy específicos a través de herramientas direccionadas pret a porter un negocio redondo con fondos públicos. Tal como advirtió el economista de CEPA Hernán Letcher, "el gobierno publicó una resolución que permite a las aseguradoras endeudarse a una tasa baja en dólares para usar esos fondos en la licitación primaria del miércoles y así mostrar una demanda inflada por el nuevo título".
 
Sin embargo, los acreedores externos no compran esas mentiras autoindulgentes. Por eso fracasó el primer crawling peg, por eso fracasó el esquema de bandas y por eso va en firme camino al fracaso el nuevo crawling peg disfrazado de esquema de bandas que funciona (es una manera de decir) desde las elecciones de octubre. Por eso, no importa con qué le tiren, el riesgo país no baja. Nadie va a volver a prestar hasta no ver la plata. No es que no quieran creerle, es que no le creen.
 
Las voces que advierten sobre la fragilidad intrínseca que trae consigo la falta de dólares se multiplican y a esta altura ya conforman un coro, en el que se lleva el rol solista la vocera del Fondo Monetario Internacional, Julie Kozack, que esta semana reclamó "un camino más ambicioso en la acumulación de reservas", sobresaliendo entre otras melodías similares, de bancos internacionales como JP Morgan y Barclays, consultoras locales y hasta "próceres" liberales como Domingo Cavallo.
 
Caputo ya avisó: no va a acumular reservas. Eso va en contra de su único credo que es la fuga de divisas. Todo dólar que entra tiene que salir. Una gestión bulímica que es incapaz de retener riqueza y necesita atracones de miles de millones de dólares varias veces por año para no colapsar. Puro flujo, nada de stock. Es un país que funciona bajo la tiranía de compulsiones y apuestas arriesgadas pero no tiene una red que lo sostenga cuando algo salga mal.
 

06-12-2025 / 08:12
El Departamento de Estado de los Estados Unidos cambió el nombre al Instituto para la Paz y ahora se llama Instituto Donald Trump para la Paz. La Casa Blanca habilitó un portal con una lista negra de periodistas críticos del gobierno. Y dos días antes de las elecciones en Honduras, Trump respaldó al candidato del conservador Partido Nacional e indultó a Juan Orlando Hernández, expresidente por ese partido, condenado en Estados Unidos por narcotraficante, mientras acusó de narcotraficante al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y amenazó con invadir ese país. En bochornosa complicidad con Trump, en La Haya, el representante del cipayo Javier Milei, Diego Sadosfchi exigió "medidas urgentes" de la Corte Penal Internacional contra el mandatario venezolano.
 
Estados Unidos no reconoce a esa Corte pero necesitaba muestras de respaldo internacional a su acción amenazadora contra Venezuela y el gobierno argentino se prestó rastreramente a ofrecerle coartadas. Fue una forma de devolver favores por las intervenciones de Trump y su gobierno en las elecciones locales de medio término.
 
Otra forma de intervencionismo en países en América Latina fue el indulto al expresidente Juan Orlando Hernández, condenado por introducir durante décadas toneladas de cocaína en Estados Unidos. Con Honduras, Trump hizo algo parecido que con Argentina y amenazó con el apocalipsis si no ganaba el candidato del partido del narco Hernández.
 
La sombra del narcotráfico oscurece a Estados Unidos. Un artículo de The Washington Post, del año 2015, describió las relaciones familiares de Marco Rubio, actual titular del Departamento de Estado y virtual canciller norteamericano, con el mundo narco. Durante su adolescencia en Miami, Rubio convivió en el domicilio de su hermana mayor, Bárbara, casada con Orlando Cicilia, un capo de la droga cuando Miami era la capital de la cocaína.
 
El vocero de Rubio quiso desmentir al diario, al decir que de esa información no se podía inferir la complicidad de Rubio con los narcos. Por ese lado, Rubio ya no tiene problemas. El multimillonario Jeff Bezos, dueño de Amazon, compró el histórico diario y advirtió que sólo escribirían aquellos que coincidan con su pensamiento.
 
Cicilia era para todo el mundo en Miami un empresario super exitoso, multimillonario y ostentoso, lo cual no constituía la excepción en esa parte del mundo. Fue apresado en los años 80. "Al momento de caer en manos de la justicia Orlando Cicilia (también de origen cubano), Marco Rubio tenía apenas 16 años. Pero su ambiente familiar ya era bastante turbio", señala el tabloide británico Daily Mail.
 
Orlando Cicilia fue condenado a más de 35 años de cárcel. Pero cumplió poco más de 12 años. Salió en libertad plena justo cuando Marco Rubio asumió como representante en el Congreso de los Estados Unidos en el año 2000. Cicilia salió de la cárcel apenas cuatro días después de que Rubio asumió. El antiguo jefe de Orlando, Mario Tabraue, sobre quien pesaba una pena de 100 años de cárcel por sus delitos, salió de prisión en el año 2003, con solo 15 años de pena cumplida.
 
La participación de Orlando Hernández fue descripta y comprobada con lujo de detalles. Nadie puso en duda su culpabilidad. La excusa que dio Trump fue que "fuentes amigas y creíbles" le habían informado que Hernández había sufrido un trato injusto. Pero no habló de inocencia porque no existe forma de exculpar al expresidente hondureño. El seguidismo de Milei, el "perrito faldero" del gobierno yanqui, es cómplice de los narcos.
 

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