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“Esta gloriosa Revolución Libertadora se hizo para que, en este bendito país, el hijo del barrendero muera barrendero”. Almirante Arturo Rial.
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Nacionales - 12-09-2022 / 16:09
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

El atentado trunco contra Cristina Fernández es un acto de terrorismo político

El atentado trunco contra Cristina Fernández es un acto de terrorismo político
Nadie usa la palabra terrorismo cuando se recuerda el atentado trunco contra Cristina Fernández de Kirchner, a pesar de que el hecho queda perfectamente tipificado en esa categoría y nadie dudaría en calificarlo de esa forma si el blanco hubiera sido otro. Por supuesto, eso hubiera obligado a tomar posiciones más fuertes a toda la dirigencia política, empresarial, sindical y mediática, que parece empecinada en evitarlas.
Nadie usa la palabra terrorismo cuando se recuerda el atentado trunco contra Cristina Fernández de Kirchner, a pesar de que el hecho queda perfectamente tipificado en esa categoría y nadie dudaría en calificarlo de esa forma si el blanco hubiera sido otro. Por supuesto, eso hubiera obligado a tomar posiciones más fuertes a toda la dirigencia política, empresarial, sindical y mediática, que parece empecinada en evitarlas.
 
El problema acá y ahora no es el odio ni los discursos de odio sino la utilización de ese tipo de expresiones, en conjunto con la difusión de noticias falsas, el espionaje ilegal y la persecución judicial, para direccionar el malhumor social hacia un sector de la población y con el objetivo explícito de "eliminar", "acabar" o "terminar para siempre" con esa identidad política, tal como manifestaron públicamente y en reiteradas ocasiones algunos dirigentes de la oposición.
 
Y más problemático todavía es que esa maniobra coordinada llegó al punto de intentar un magnicidio y aún así buena parte de la dirigencia del país (política, empresarial, sindical, mediática) no está dispuesta a marcar un límite sin peros a la utilización de la violencia como herramienta válida para dirimir la lucha de poder en la Argentina. Saluden al Nunca Más que se está yendo.
 
Esas posiciones extremas no son novedosas pero hasta hace poco la sociedad había podido encapsularlas para que no alcancen un caudal de representación electoral o mediática que las volviera un problema. Ese dique se rompió, por motivos múltiples, algunos globales e inevitables, otros totalmente auto infringidos.
 
Si queremos repararlo, intentar reconstruir pactos de convivencia y pacificación, debemos contestarnos una pregunta incómoda: ¿por qué hay un sector significativo de la sociedad que desde el 83 hasta hace poco aceptó el pacto y hoy elige estar más cerca de ese revuelto de neonazis, mafiosos, violentos, reivindicadores del genocidio y fachitos de cabotaje antes que de la política en general y del partido que le garantizó, durante algunos años, mejores condiciones de vida, en particular?
 
Si la derecha pudo inocular la desconfianza en el Estado quizás se deba más a que la democracia arrastra deudas imperdonables. A que todavía no da de comer a todos ni cumple fielmente su deber de educar ni brinda una cobertura de salud digna, promesas hechas hace casi cuarenta años. Es cierto, los discursos insidiosos de la oposición ayudaron a que esa desconfianza anide. Pero la solución no puede ser suprimir esos discursos. 
 

 
A esta altura del partido no sorprenden las acrobacias de la oposición para subirse a todos y cada uno de los carros que les faciliten una declaración o un tuit en contra de cada cosa que haga el gobierno y mucho menos la completa pasividad del peronismo para dejarse imponer los términos en los que se narra lo que sucede. Incluso cuando esos términos representan un peligro urgente y existencial para ese proyecto político.
 
Los medios más cercanos a Mauricio Macri tardaron pocos días en dejar atrás la hipótesis recargada de los dos demonios que habían ensayado inmediatamente después del ataque y ya apuntan a un solo responsable, los peronistas.
 
Este mismo sábado un editorialista del diario La Nación, vinculado de forma poco transparente con el ex mandatario, publicó una columna de opinión que en su título promete explicar "por qué el diálogo no es hoy una posibilidad" y en la primera línea ya da la respuesta: es por "el kirchnerismo".
 
Su autor tarda todavía algunas líneas más en concluir que "por dura que sea, es mejor aceptar la realidad y dejar de lado buenos deseos que no conducen a nada y le ofrecen al oficialismo la oportunidad de seguir desplegando un juego cínico que pervierte el espíritu democrático". Macri propone diálogo cero.
 
Llegado este punto, la solución nunca puede pasar por convencer a Macri de las virtudes de la democracia y la convivencia pacífica en un sistema político orientado al desarrollo del país para que deje de lado la violencia política y el espionaje como modus operandi del poder.
 
En todo caso, se debe trabajar para que su postura y su proyecto político no obtengan el apoyo que necesitan para bloquear iniciativas del gobierno y de tanto en tanto ganar elecciones. El problema no son las posiciones extremas, que siempre forman parte del debate público, aunque por mucho tiempo solamente tuvieron lugar en los márgenes.
 
Entender por qué dejaron de funcionar las barreras que las inhibieron durante décadas y por qué un porcentaje cada vez mayor de la sociedad las encuentra aceptables y hasta atractivas es importante para no errar en el diagnóstico ni las soluciones. Sin embargo muchos miran para otro lado.
 
En las últimas semanas circuló profusamente en las redes un artículo del historiador Ernesto Semán donde plantea que en Argentina el problema no es la polarización sino la radicalización asimétrica de la derecha, tanto en sus fines como en sus medios, idea que fue retomada varias veces en medios y en redes, incluyendo esta columna.
 
Lo curioso es que simultáneamente se viralizó una especie de infografía/caricatura/meme publicada originalmente por Elon Musk en Twitter en abril de este año, que muestra a un hombre "de izquierda" corriéndose tanto hacia un extremo que distorsiona todo el arco político, haciendo que el personaje del centro, señalado en el gráfico con un "yo", alguien que hace algunos años se percibía como progresista hoy se sienta más cerca de la derecha, motivo por el cual recibe insultos de sus ex compañeros de izquierda.
 
Sin incurrir en un relativismo burdo, como sucedió con frecuencia en los últimos días, se puede reparar en que existen dos partes de la sociedad que perciben (con o sin razón, o con una parte) a la otra como el motor que impulsa un proceso de radicalización, en los discursos y en la práctica.
 
Es tentador sentenciar que una de las dos partes tiene la razón y la otra está sencillamente equivocada, pero eso, además de ser probablemente inexacto, porque en la política y en la vida casi todo tiene grises, no contribuye en nada a pacificar el país y fortalecer a la democracia.
 
No existe solución a este problema mientras las aguas se dividan siempre por la misma línea, sin importar cuál sea el debate; la grieta es una trampa que tendió la derecha y en la que el peronismo cayó dándose cuenta. Para salir es necesario buscar respuestas útiles, aunque eso signifique embarrarse un poco.
 
Una forma de ver el problema desde otro punto de vista es intentar desarmarlo en otros problemas más pequeños y en el mejor de los casos abordables, hacer arqueología en las capas geológicas de la cuestión.
 
En este caso, a la hora de entender la radicalización que abona una espiral de violencia política, aparecen varios fenómenos que ayudan a entender mejor.
 
El primero es la falsa polarización que se construye a partir del discurso de políticos y medios de derecha, mayormente basado en noticias falsas con la intención de distorsionar la percepción social.
 
El ejemplo más grande es el temor al comunismo generalizado en sociedades donde ese peligro es inexistente, por ejemplo todo el planeta Tierra. Es importante entender que no se trata de simples mentiras sino de un esfuerzo intencional, coordinado y direccionado para lograr ese efecto, es decir más violencia.
 
Otra faceta a tener en cuenta: a juzgar por las expresiones en redes y en medios, lo que en general se percibe por sectores conservadores como radicalización de izquierda es el avance que hubo en los últimos años en derechos sociales, que efectivamente modificó de manera profunda algunas instituciones y la esfera pública, algo que muchos comenzaron a ver como una amenaza genuina de sus valores y otros encontraron como la excusa perfecta para dar rienda suelta a sus voraces ansias reaccionarias.
 
Esto, desde ya, no puede servir como coartada para cuestionar los avances que se conquistaron sino que debe invitar a pensar estrategias y alianzas que le pongan coto a los intentos de restauración de una derecha también radicalizada cuyo éxito arrasaría con todo lo logrado hasta ahora, como se ve en EEUU en materia de derechos reproductivos y electorales.
 
No es novedoso señalar como problemática la distancia que tomaron las fuerzas de izquierda, populares o progresistas respecto de la agenda económica en los últimos años, que coincidió, a partir de la crisis 2008/2009, con un proceso de transferencia y acumulación de riquezas sin antecedentes en la historia.
 
En términos económicos sí es evidente que se cumple lo que planteó Semán: la polarización no existe sino que hay una radicalización por derecha hacia posiciones precapitalistas (cerrar el banco central, abolir el cobro de impuestos y acabar con la legislación laboral) mientras que en el otro extremo todo lo que se ofrece es un pragmatismo de poco vuelo incapaz de proyectar la idea de un futuro venturoso para las mayorías.
 
Mientras eso no cambie sorprenderse por el deterioro electoral de estas opciones solo es un acto de hipocresía, una muesca.
 
Pero lo que se puso en discusión a partir del acto terrorista contra CFK y lo que verdaderamente pone en peligro ya no la calidad de vida actual de la sociedad sino la democracia, es decir, la posibilidad que tiene la sociedad de participar activamente en la mejora de esa calidad de vida, no es la radicalización económica de la derecha (aunque deberíamos) ni la polarización en materia de derechos sociales (aunque es terreno fértil para la violencia política) ni siquiera la construcción de percepciones falsas sobre el adversario (aunque ayuda), sino un cuarto tipo de radicalización, el más peligroso, y sobre el que debe centrarse prioritariamente la discusión de ahora en adelante.
 
Es la radicalización instrumental. No hace falta, ni debería hacer falta jamás, estar de acuerdo en ninguna otra cosa para pactar el final de la violencia política.
 
En este caso tampoco debería quedar ninguna duda de que el extremo está en un solo lado: del que promueve el tipo de violencia que termina con un revólver a centímetros del rostro de Fernández de Kirchner. La respuesta fue tan pacífica como masiva.
 
Doce años amenazando con el quilombo que se iba a armar si la tocaban a Cristina y cuando finalmente la tocaron no hubo ni un vidrio roto, lo cual es, por supuesto, una excelente noticia, y habla a las claras sobre la imagen distorsionada que ofrecen los medios y los políticos de la oposición respecto al peronismo.
 
La pregunta, en ese punto, es cómo dar esa batalla contra un adversario que parece dispuesto a ir mucho más allá que uno mismo. Radicalizarse en espejo sólo conduce al abismo pero el camino de la moderación tampoco ha dado resultados.
 
El primer paso es definir el asunto de manera correcta. No se trata del odio, a secas, que es un sentimiento común a todas las personas y como tal imposible de regular y de penar. Tampoco de los discursos de odio, expresión tomada del inglés "hate speech" y que denomina a expresiones orientadas a denigrar o incitar violencia contra objetivos en situaciones de vulnerabilidad relativa frente a quien las dice, y que ya están comprendidos por la legislación argentina, aunque no siempre se aplican esas normas.
 
Son, esencialmente, conductas individuales, que pueden darse por única vez o ser esporádicas. Encuadrar lo que está sucediendo de esa forma no alcanza a abarcar en toda su magnitud la gravedad de la situación ni llega a explicar correctamente todo lo que se pone en juego y por lo tanto obtura la posibilidad de aplicar el remedio correcto.
 
Es cierto, los discursos insidiosos de la oposición ayudaron a que esa desconfianza anide. Pero la solución no puede ser suprimir esos discursos.
 
En primer lugar, porque es una tarea cuyo fracaso está asegurado de antemano. No puede taparse el sol con un papel. Pero además se corre el riesgo de causar en la sociedad la reacción contraria, un mayor recelo en una sociedad que ya es reactiva a lo estatal y no parece bien predispuesta a aceptar nada que implique mayores potestades para la fuerza pública respecto a sus libertades individuales.
 
Para el escritor inglés Christopher Hitchens, la regulación de la libertad de expresión tiene, además, tres problemas intrínsecos, que se esconden debajo de las buenas intenciones y anidan el huevo de la serpiente.
 
El primero es que la confrontación de nuestros argumentos con otras opiniones y otras interpretaciones de la realidad, por más contrarias a las nuestras que sean, es lo que reafirma por qué sabemos lo que sabemos. Si no admitimos el debate con otras verdades relativas y hasta con mentiras completas, se lesiona el pensamiento crítico.
 
El segundo es que todas las protecciones a la libertad de expresión que deben desarmarse para penar los discursos de odio están ahí con un sentido y nos protegen a nosotros. Si las deshacemos a la hora de perseguir a nuestros adversarios, no van a estar allí cuando ellos se den vuelta y empiecen a perseguirnos.
 
El tercero señala que si hubiera una autoridad cuya tarea es evitar que se digan mentiras o se propague el odio, eso implicaría necesariamente que tiene que haber una persona, o varias, encomendadas a decidir qué es verdad y qué no, o cuándo se está cometiendo un acto de odio a través de la palabra, y que tendrían el poder de decidir quién es castigado por sus opiniones y quién no.
 
Invito a lectores y lectoras a que se pregunten en la intimidad si confían en alguien, en cualquier persona del mundo que no sean ustedes mismos, para hacer eso.
 
No hacen falta nuevas prohibiciones para combatir la violencia. Deberían probar aplicando las normas que ya existen y expulsar de una vez por todas al diputado Francisco Sánchez de la Cámara por pedir la pena de muerte a CFK. Si eso no funciona, a lo mejor hay que intentar mejorando la vida de las personas: es muy difícil pacificar con la panza vacía.
 
Por Nicolás Lantos
 
Fuente: El Destape
 

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22-12-2025 / 10:12
Las joyas de la abuela que remata el gobierno. A espaldas del Congreso, el Gobierno ya vendió 40 valiosos terrenos del Estado (pertenecientes a las fuerzas armadas, instituciones científicas y hasta predios de ex centros clandestinos de detención) y tiene 140 inmuebles más para subastar. Luis "Toto" Caputo sueña con conseguir unos mil millones de dólares mientras las grandes inmobiliarias amigas del gobierno, con Eduardo Costantini a la cabeza, se quedan con el botín.
 
Tierras del Plan Procrear, de las Fuerzas Armadas, ferroviarias, de instituciones científicas, predios de ex Centros Clandestinos de Detención y hasta un pedazo de montaña en Mendoza. Todo eso incluye la lista de más de 180 terrenos e inmuebles públicos que conforman el plan de ventas de bienes del Estado que ya avanza en el Gobierno de Javier "el Loco" Milei.
 
Los remates, que esta semana fueron noticia por la venta de tierras destinadas originalmente a viviendas sociales, se concentran por ahora en la Ciudad de Buenos Aires con las empresas de Eduardo Costantini como principales beneficiarias y otros grandes jugadores del sector, como el Grupo IRSA, codiciando las tierras.
 
A través de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), y sin pasar por el Congreso, la fuerza libertaria ya vendió cerca de 40 bienes y tiene en lista otros 140 lotes e inmuebles publicados para subastar en lo que le queda de mandato.
 
La lista de subastas futuras cuenta con terrenos de hasta 300 hectáreas a vender en el interior del país con destino al negocio agropecuario o a grandes proyectos inmobiliarios. Especialistas y organizaciones ambientalistas advierten que se trata "de uno de los procesos de descapitalización pública más agresivos de nuestra historia reciente".
 
"Vamos a vender muchos de los activos de la AABE y eso va a generar un ingreso de miles de millones". No mentía el ministro de Economía, "Toto" Caputo, cuando a principios de junio reconocía que el gobierno remataría las tierras del Estado para intentar sostener las reservas, en conjunto con los procesos de privatizaciones y concesiones.
 
Sólo desde ese mes la Agencia abrió subastas para un total de 26 terrenos e inmuebles a los que hay que sumarle otros 17 procesos de remate que se habían abierto desde fines de 2023. En paralelo a las subastas de la AABE, el gobierno remata también las tierras que estaban destinadas al ya disuelto Plan Procrear y apunta a recaudar una suma de entre 800 y 1000 millones de dólares por todo el paquete. Aunque hubo ventas en Mendoza, La Plata, Pinamar y Córdoba, la mayor parte de los bienes vendidos hasta ahora se concentran en la Ciudad de Buenos Aires.
 
El terreno más grande de ese paquete es el predio de cuatro hectáreas que pertenecía al Ejército y que Eduardo Costantini adquirió por más de 120 millones de dólares. El mismo empresario se quedó con un lote de la Policía Federal en Bajo Belgrano a través de la firma Argencons, que controla desde mayo, en una subasta peleada en la que la empresa le ganó incluso al peso pesado de Eduardo Elsztain y su Grupo IRSA.
 
Antes, Costantini también había sumado otro terreno a pocos metros del Campo Argentino de Polo. En los tres casos se construirán desarrollos inmobiliarios.
 

21-12-2025 / 09:12
Cuando los cimientos están agrietados, todo lo que se construye es frágil e inestable. Cincuenta días tardó Javier "el Loco" Milei, tras una sorpresiva e impactante victoria en las elecciones de medio término, en fagocitarse el crédito político, de la misma forma que se fagocitó -durante los últimos dos años- una cantidad récord de divisas sin poder acumular reservas.
 
Ahora, tiene por delante dos años en los que su suerte está atada a la voluntad de aliados poco confiables. El FMI volvió a intervenir la economía, forzando un volantazo; los gobernadores pasaron por caja y después le votaron en contra. Un poco de su propia medicina. Hola incertidumbre, mi vieja amiga, podría cantar el presidente. Dos años, en Argentina, es mucho tiempo.
 
Después de la sesión del miércoles en la Cámara de Diputados, la mayoría de los medios titularon con un triunfo del oficialismo por la media sanción de diputados y apenas destinaron alguna línea en la bajada para comentar, como algo secundario, la inesperada derrota en el Capítulo 11 que se votó de madrugada. Con el correr de las horas, la realidad se encargó de corregir ese evidente error de criterio.
 
La derrota del gobierno fue completa y sus consecuencias están teniendo ramificaciones imprevistas. Milei amenazó con vetar su propio presupuesto y Patricia Bullrich tuvo que anunciar la postergación del tratamiento de la reforma laboral, justo a la hora que la CGT desconcentraba la Plaza de Mayo. Una derrota indisimulable.
 
El debate sobre la Ley de Presupuesto en la Cámara Baja era la primera y la más sencilla de todas las sesiones que tiene por delante el Gobierno para aprobar las reformas que anunció. La dificultad insalvable que encontró esta semana echa dudas sobre la viabilidad del resto de sus planes, justo cuando tiene que convencer a los acreedores que le vuelvan a prestar el dinero que no podrá devolver en 20 días.
 
La forma en la que intentó, sin éxito, salvar esa dificultad, repercutió negativamente en la relación con todos sus aliados, a los que necesita para que el Congreso le siga dando una pátina de legitimidad a sus decisiones, muchas veces ilegales e inconstitucionales.
 
La caída del artículo 75, el corazón de la derrota, está cargada de significado político porque fue una rebelión contra la cláusula de la humillación. Enceguecido por una mala lectura de las urnas, Milei no se contentó con ganar sino que quiso escenificar un triunfo absoluto y definitivo sometiendo a los legisladores que antes de la elección habían apoyado las leyes que daban presupuesto a la Universidad Pública y a las personas con discapacidad, para que votaran explícitamente en contra de esas mismas leyes. Ese era el corazón político del proyecto que había enviado el Poder Ejecutivo. Las partidas pueden reconducirse por decreto. Lo importante era coronar a Milei.
 
Así, el solsticio de verano no sólo marca hoy el final de la primavera, sino también, en coincidencia, el de la primaverita política que había comenzado para el gobierno con el resultado de las elecciones de medio término y que terminó sin que pudiera capitalizar de manera alguna ese éxito. La realidad muestra que, al fin y al cabo, las cosas no son tan malas como parecían en septiembre ni tan buenas como nos quisieron hacer creer después de octubre.
 
Todo sigue más o menos parecido a lo que fue el largo 2025: precario, inestable, violento, cada vez más autoritario y deteriorado. Este año Milei necesitó tres rescates del FMI, de Trump y de las urnas, para llegar hasta acá. Va a necesitar uno más, de los Senadores, antes del brindis del 31. Y con el 2026 comenzará una historia diferente.
 

20-12-2025 / 10:12
Agrandado como alpargata de pobre, en pocas semanas el gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei dilapidó el resultado favorable de las urnas, resquebrajó su alianza con el PRO al romper la promesa de un lugar en la AGN; soportó un masivo acto de protesta de la CGT; debió postergar la reforma laboral, y le rechazaron en el Congreso su intento de derogar las leyes de presupuestos universitario y para discapacidad.
 
El efecto colateral del resultado favorable pero inesperado en las urnas fue confiarse demasiado y tomar de su propia medicina para creerse el relato sobre la estupidez humana. No ganó las elecciones porque los ciudadanos piensen que están bien. Es posible que así piense una pequeña parte de sus votantes. La mayoría sabe que está mal y votó -o no fue a votar- entre el discurso gorila antiperonista y la amenaza de un apocalipsis argentino inminente revoleado por el presidente norteamericano Donald Trump.
 
Javier Milei insiste en que la gente está bien. Es una mala lectura de la realidad que dibujan el Indec, el ministro Toto Caputo y Santiago Bausili en el Banco Central. Es el peor mensaje para mentir porque cualquier hijo de vecino puede constatar su falsedad. No importa si la inflación es cero o diez, ni si los medios dicen que bajó la pobreza. El sueldo no llega a fin de mes. O para que llegue hay que hacer sacrificios en calidad de vida, en calidad de salud y alimentación, en las vacaciones y el transporte. Todos saben que el padre, el tío o los abuelos están en el horno con las jubilaciones.
 
La lista de desgracias es más larga porque hay que anotar a los que perdieron negocios o el trabajo, que son cientos de miles. El gobierno hizo una mala lectura y sobre esa base tomó decisiones equivocadas. Una de ellas fue prometerles a sus aliados del PRO un puesto en la Auditoría General de la Nación que no podría otorgarle.
 
Se habló de una negociación con Unión por la Patria, pero en realidad, el puesto que estaba en discusión fue el que asumió la salteña Pamela Calleti que responde al gobernador Gustavo Sáenz. Si hubo negociación no fue por los votos. Los diputados de Unión por la Patria rechazaron las propuestas del Gobierno en todas las votaciones siguientes. Desde el intento oficial de derogar las leyes de financiamiento universitario y para la discapacidad, hasta el presupuesto. No hubo votos de Unión por la Patria en ninguna de esas votaciones.
 
El bochorno mayor fue con la compra de voluntades con los ATN (Aportes del Tesoro Nacional) previo a la votación. Las provincias más fieles a las decisiones del bloque, como Buenos Aires, La Pampa, Tierra del Fuego, La Rioja y Formosa quedaron fuera del reparto. Milei repartió 66 mil millones de pesos de ATN para comprar esos votos. Lo hizo en forma descarada.
 
Al tucumano Osvaldo Jaldo, el más favorecido, lo hizo llegar hasta Buenos Aires para que le bese el anillo y para escracharlo con una fotografía en la Rosada. Votos en remate para el Presupuesto y la Reforma Laboral, que son parte de las políticas del Gobierno que está destruyendo la industria y expulsando inversiones.
 
Se ha naturalizado esa actitud como un acto "responsable" de los gobernadores, como si el gobierno pudiera usar con ese fin los ATN que son para problemas concretos y no para comprar votos. Usado de esa manera, ese mecanismo es directamente extorsivo.
 
Los diputados que representan a las provincias de Misiones, Salta, San Juan y Mendoza, que originalmente habían votado a favor del aumento del presupuesto a las universidades y a la discapacidad, cambiaron su voto luego de que sus gobernadores recibieran los ATN.
 

19-12-2025 / 10:12
La central obrera, acompañada de otras centrales sindicales, organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos, gritaron el rechazo a la reforma laboral y avisaron que comenzó un plan de lucha. Una masiva movilización desbordó la Plaza de Mayo, y muchas otras plazas de todo el país, en el primer paso del plan de lucha de la CGT y otras centrales sindicales contra la "reforma laboral" esclavista. Desde el escenario, los dirigentes de la CGT marcaron que irán escalando hasta un paro nacional.  El Gobierno tomó nota de la creciente resistencia y, cagado en las patas, pateó su tratamiento hasta febrero.
 
"Ojo con lo que hacen, porque el pueblo y la patria se defienden", advirtió, en el acto, primero Octavio Argüello. Luego llegó el turno de Cristian Jerónimo: "El proyecto está escrito y redactado maliciosamente a favor de las grandes corporaciones y de las grandes empresas de la Argentina", afirmó. El último en hablar fue Jorge Sola: "Este es el primer paso, sigan sin escucharnos, terminaremos en un paro nacional en todo el país", aseguró.
 
Las frases retumbaban en Plaza de Mayo. Los triunviros de la CGT hablaban en el escenario -que le daba la espalda a la Casa Rosada- acompañados por todo el universo sindical y referentes del peronismo, la izquierda, organismos de derechos humanos y organizaciones sociales. No eran pocos, como especulaba y afirmaba el oficialismo, era una multitud.
 
Los bombos, platillos y bronces marcaban el ritmo de los discursos sin saber, al menos en ese instante, que el gobierno reculaba y desactivaba el tratamiento exprés de la dañina reforma laboral. Todo quedaba para febrero porque habían confirmado que el proyecto sumaba más detractores que aplaudidores. Y se asustaron con la movilización masiva.
 
Al menos por ahora, los derechos de los trabajadores y trabajadoras, quedaron a salvo. No es poco para estos tiempos de crueldad que corren. Una señal clara de debilidad. La decisión es el resultado de las limitaciones de una administración acostumbrada a gobernar por DNU y que choca contra la realidad parlamentaria cuando intenta avanzar sobre derechos laborales consolidados.
 
El apuro por aprobar modificaciones estructurales sin diálogo ni consenso encontró un freno en un Congreso que todavía funciona. El mensaje de la oposición fue contundente: no habrá cheque en blanco para desmantelar conquistas sociales mientras se niegan recursos a discapacitados y universidades. La ratificación de estas leyes pese al veto presidencial marca un límite que la Casa Rosada no puede ignorar.
 
Patricia Bullrich reculó en chancletas y ya anunció que habrá nuevas extraordinarias del 2 al 27 de febrero para insistir con las reformas que exigen el FMI y los empresarios. Sin embargo, las fechas elegidas confirman lo que todos intuyen: el Gobierno deberá prometer el Presupuesto como condición para obtener votos opositores.
 
La estrategia de avanzar sin negociar nada tiene precio. Lo que pretendía ser un trámite exprés se convirtió en un recordatorio de que gobernar requiere construir mayorías, no imposiciones. Mientras Milei insiste con su agenda autoritaria de ajuste brutal, lo que ocurrió en las calles y el Congreso demuestra que aún queda capacidad de resistencia popular dispuestas a defender derechos básicos. La reforma laboral esperará, pero las dudas sobre la capacidad del Loco Mlei para aprobar sus iniciativas anarco capitalista, y gobernar a favor de los ricos, crecen. El gobierno de la oligarquía no se puede llevar todo por delante.
 
La Opinión Popular
 

18-12-2025 / 08:12
Tras conseguir la media sanción de un presupuesto 2026 que multiplica el ajuste, solo favorece a los más ricos y carga los costos sobre los desprotegidos, el Gobierno de Javier "el Loco" Milei sufrió un duro golpe con el rechazo al capítulo que derogaba el Financiamiento Universitario y la Emergencia en Discapacidad. También quedaron fuera la restricción de la ley de zona fría y la desindexación de la AUH.
 
El Gobierno consiguió la aprobación en general el Presupuesto 2026, pero sufrió una derrota clave: la oposición logró voltear completo el capítulo 11, donde se concentraba la derogación del financiamiento universitario y de la emergencia en discapacidad, dos leyes que el oficialismo insiste con incumplir. Tras una sesión que comenzó a las dos de la tarde y se extendió hasta la madrugada, Lule Menem y Diego Santilli ofrecieron concesiones de todo tipo a gobernadores y bloques aliados para blindar el capítulo entero.
 
Sin embargo, al momento de la votación sólo reunieron 117 votos afirmativos, mientras que la oposición alcanzó 123 rechazos y sumó además dos abstenciones. Es la tercera vez en un semestre que el Gobierno pierde frente al financiamiento universitario y la emergencia en discapacidad, si se cuentan la sanción original de las leyes, la insistencia parlamentaria tras el veto presidencial y ahora el intento de derogación vía presupuesto. También se rechazaron la eliminación de las actualizaciones automáticas de la Asignación Universal por Hijo y demás asignaciones familiares.
 
Envalentonado por el triunfo electoral de octubre, el oficialismo buscó acelerar la motosierra y eliminar dos normas que el Congreso sancionó, el Ejecutivo vetó y ambas Cámaras ratificaron con mayoría agravada, más de los dos tercios de los presentes. A pesar de las arduas negociaciones, el reparto de ATN y las promesas de la Casa Rosada a los gobernadores aliados, la catamarqueña Fernanda Avila, se les dio vuelta y voto en contra el capítulo 11, al igual que los tres tucumanos del bloque Independencia y los tres salteños de Innovación Federal.
 
Para destrabar el trámite, el oficialismo había intentado a último momento una maniobra más: incorporó la adecuación de la coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires y un refuerzo de 21.000 millones de pesos para el Poder Judicial, bajo la administración del Consejo de la Magistratura. El objetivo fue evitar el naufragio del capítulo completo. "Le ponen un condicionamiento al Poder Judicial para que ni se le ocurra judicializar el capítulo XI porque se les cae el financiamiento. Son unos chantas y eso es lo que están haciendo ahora", denunció el jefe del bloque de Unión por la Patria, Germán Martínez.
 
A la hora de votar, resultaron decisivas las abstenciones de los radicales Cipolini y Schneider. Desde sus redes, la diputada Cecilia Moreu celebró la victoria de la oposición. "Quisieron jugar sucio y les salió mal. Pese a las múltiples maniobras extorsivas con las que el oficialismo y los sectores cómplices intentaron blindar la derogación de las leyes de Emergencia en Discapacidad y Financiamiento Universitario, logramos sostenerlas. Basta de dilaciones, son leyes votadas y ratificadas por el Congreso Nacional. Vamos a seguir dando la pelea para que entren en vigencia y se apliquen como corresponde", escribió en X.
 
Durante el debate varios diputados habían advertido que judicializarían la norma, de aprobarse. Los diputados Maximiliano Ferraro y Eduardo Valdés, fueron los encargados de advertir que el intento del oficialismo vulneraba el artículo 20 de la Ley 24.156 de Administración Financiera que en relación al presupuesto establece que "no podrá contener disposiciones de carácter permanente, ni reformar o derogar leyes vigentes".
 
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