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Sociedad e Interés General - 13-05-2022 / 09:05
13 DE MAYO DE 1981

En el Vaticano, el terrorista turco Mehmet Ali Ağca atenta contra el papa Juan Pablo II

En el Vaticano, el terrorista turco Mehmet Ali Ağca atenta contra el papa Juan Pablo II
El día en que Juan Pablo II se reunió con Mehmet Ali Ağca.
El 13 de mayo de 1981, Mehmet Ali Ağca disparó contra el papa Juan Pablo II, mientras éste se desplazaba por la Plaza de San Pedro en un vehículo abierto. El pontífice fue herido en la mano, brazo y abdomen. Pocos años más tarde en diciembre de 1983, el papa lo visitó a la cárcel de Rebibbia, conversó con él y le otorgó el perdón.
 
El atentado motivó la construcción de un vehículo especial con cristales blindados diseñado especialmente para este tipo de actos y que fue popularmente bautizado como papamóvil. Un año después, en la noche del 12 al 13 de mayo de 1982, Juan Pablo II sufrió un nuevo atentado en Fátima (Portugal) adonde había llegado para agradecer a la Virgen María por haber salvado su vida.
 
En esa ocasión un sacerdote español ultraconservador, Juan María Fernández Krohn, quiso ensartarlo con una bayoneta pero fue inmovilizado apenas a tiempo, aunque llegó a visualizarse la presencia de sangre en la vestimenta papal, todo lo cual fue revelado por el cardenal Stanislaw Dziwisz años después.
 
Desde la agresión de Mehmet Ali Ağca comenzó a sufrir diversos problemas de salud: además de las dificultades que tuvo para recuperarse de las heridas de bala que sufrió en el estómago y en una mano, padeció distintos accidentes y dolencias.
 
La Opinión Popular


Cuatro balas contra Juan Pablo II y un ataque aún inexplicado
 
Los disparos de la Browning automática calibre nueve milímetros empuñada por el turco Mehmet Alí Agca, de 23 años, espantaron a las siempre inquietas palomas de la Plaza San Pedro. Y espantaron también al resto de la humanidad.
 
El primer balazo dio de lleno en el abdomen del papa Juan Pablo II y por milagro -nunca mejor empleada la metáfora- no afectó ningún órgano vital. El segundo le dio en la mano izquierda cuando el Papa, con un gesto de dolor, se doblada en dos para caer casi sentado en el "papamóvil" con el que recorría la Plaza, ovacionado por una multitud, en el paseo previo a la gigantesca audiencia pública del miércoles 13 de mayo de 1981.
 
Si el Papa parecía no entender qué ocurría, su asistente personal y mano derecha en El Vaticano, monseñor Stanislaw Dziwisz, se había dado cuenta de todo en el acto: atentaban contra Juan Pablo. Lo que parecía imposible era real.
 
El tercer balazo hirió en el pecho a una turista americana, Ann Odre, de 58 años, que había viajado a Roma desde su ciudad natal, Búfalo y que, días más tarde, ya recuperada, recibiría la bendición en persona de Juan Pablo. El cuarto balazo rozó el brazo de la jamaiquina Rose Hill, de 21 años.
 
Para entonces, Agca, que había intentado fugar, ya estaba detenido y era llevado fuera del Estado vaticano, a la comisaría romana vecina a la puerta de Santa Ana, y Juan Pablo viajaba a toda velocidad rumbo al Policlínico Gemelli, que se haría famoso en todo el mundo.
 
Cinco horas duró la operación que salvó la vida del Papa, que quedó en terapia intensiva bajo un hermético diagnóstico, apto para todos los presagios: "en estado crítico, pero estable". Roma era ese día la capital de un mundo paralizado por el horror, que todavía no había digerido el atentado de cuarenta y cuatro días antes, cuando John Hinckley intentó asesinar en Washington al presidente Ronald Reagan.
 
Juan Pablo II dirigía, con mano firme y una asombrosa habilidad para comprender y valerse del naciente mundo mediático, a casi setecientos millones de católicos. Polaco de nacimiento, con una vocación de actor que sesgó la Segunda Guerra, sacerdote casi sin remedio y obispo de Cracovia, Karol Wojtyla se había convertido en 1978 en el primer papa no italiano en 456 años de historia; hablaba con fluidez siete idiomas y tenía un alma incorregible de viajero impenitente que extendió la presencia e influencia de la Iglesia.
 
Cuatro días después de ser herido, desde su lecho de enfermo y en pijama, nunca antes el mundo había visto así a un Papa, perdonó a su atacante. Tres semanas después, regresó sonriente a San Pedro.
 
El enigma era Agca. Los motivos de su ataque fueron una incógnita y lo son aún hoy. A inicios de los 70 Agca integraba un grupo terrorista turco de extrema derecha conocido como "Los Lobos Grises", responsable de decenas de atentados y asesinatos contra funcionarios, sindicalistas, periodistas y militantes turcos de izquierda.
 
En febrero de 1979 Agca fue detenido por el asesinato en Estambul del periodista Abdi Ipecki. Nueve meses después, mientras esperaba el juicio, escapó de una prisión militar supuestamente inexpugnable. En su celda encontraron una carta, a falta del preso, en la que acusaba al "imperialismo occidental" de temer por "la unidad política, militar y económica de Turquía y de los hermanos países islámicos". Tomaba el entonces inminente viaje de Juan Pablo II a Turquía como un intento de destruir esa unidad y anunciaba: "Voy a matar al Papa".
 
No lo hizo, pero el 9 de mayo de 1981 tomó un avión de Mallorca a Milán, entró en Italia con nombre falso y cuatro días después baleó a Juan Pablo.
 
Su vida después fue un carnaval de declaraciones políticas disparatadas que no ocultaban su deseo de ser tomado por un insano. Juan Pablo II lo visitó en su celda el 27 de diciembre de 1983 y volvió a perdonarlo, un sacramento que no contemplaba la conmutación de la pena. Pero en 2000, año del Jubileo, el Papa expresó su deseo de que el gobierno italiano perdonara a su atacante. El presidente italiano Carlo Ciampi lo hizo el 14 de junio de ese año y Agca fue extraditado a Turquía donde cumplió el resto de su condena por el asesinato de Ipecki.
 
Juan Pablo II murió el 2 de abril de 2005. Agca tiene hoy 58 años y sigue con sus andadas. En noviembre de 2014 pidió una audiencia con el papa Francisco para cuando viajara a Turquía entre el 28 y el 30 de noviembre de ese año, solicitud que la Santa Sede rechazó con elegancia. Entonces, el 27 de diciembre, Agca volvió al Vaticano para depositar un ramo de rosas en la tumba de Juan Pablo II, en el 31° aniversario del encuentro entre ambos en la cárcel.
 
El mundo siguió andando tras el atentado de Agca. Pero ya no fue el mismo. Lo supo mejor que nadie un joven sacerdote romano que lloraba casi a gritos y entre convulsiones la noche del 14 de mayo, en plena misa en San Pedro por la salud del Papa y ante un par de periodistas argentinos que apenas podían contenerlo. "No lloro por el Santo Padre: -dijo desgarrado el joven cura- Dios lo va a ayudar. Lloro por un mundo que terminó para siempre".
 
Por Alberto Amato
 
Fuente: Clarín 

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15-10-2025 / 19:10
Juan Perón había surgido a la vida política dos años antes, desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, y había dignificado al obrero otorgando derechos vulnerados desde siempre. Unidos en el odio a Perón y defendiendo sus intereses, el frente oligárquico logra aislarlo, despojarlo de todos su cargos forzando su renuncia y recluirlo en la isla de Martín García. Parecía que una vez más en nuestra historia, los que más tenían, los que hacían las  leyes, los que vivían del trabajo ajeno, imponían su voluntad omnipotente.
 
Pero los trabajadores argentinos reaccionan y en la mañana del lunes 16 de octubre de 1945, los dirigentes de la CGT se entrevistan con presidente Edelmiro J. Farrell, al cual le trasmite su preocupación por la situación del coronel Perón, así como que algunos gremios han empezado a salir a la calle reclamando por su libertad. También le expresan la preocupación reinante en la clase trabajadora ante las versiones de los diarios acerca del nuevo gabinete que estaría integrado por hombres de la oligarquía y del conservadorismo.
 
Por su parte, la Unión Obrera Local- expresión sindical del Partido Comunista-sostiene que "desautoriza las versiones a favor de una huelga inminente lanzadas por un grupo afecto al gobierno desplazado y por elementos nazis que pretenden obstruir el camino de las elecciones libres".
 
A su vez, el Partido Socialista denuncia "la maniobra encaminada a confundir la opinión de los trabajadores y crear factores de perturbación y anarquía...tentativa de los dirigentes entregados a la dictadura implantada por el ex secretario de Trabajo y Previsión".
 
Los partidos de "izquierda" de la oligarquía, más que confundidos, no saben de donde sale esa "chusma" peroniana, como la denominan despectivamente, que nada tiene que ver con el modelo de obrero de sus libros y manuales, pulcro y atildado, con el que están acostumbrados a tratar.
 
A la tarde se conoce la decisión de la Central Obrera: por 16 votos contra 11, "la CGT, en defensa de las conquistas obtenidas y las por obtener y considerando que éstas se hallan en peligro ante la toma del poder por las fuerzas del capital y la oligarquía, declara un Paro General en todo el país por el término de 24 horas, que se hará efectivo el día jueves 18 de octubre, a partir de la cero hora".
 
Comienza así, el devenir histórico por el cual los trabajadores argentinos se introducen por primera vez y para siempre en la escena política nacional, para terminar con la semicolonia pastoril y construir una nación moderna e independiente, y lo hacen con un movimiento popular que tiene como eje al proletariado. En nuestro país nada volvería a ser igual.
 
Gustavo Rearte, fundador y líder de la JP, héroe de la Resistencia Peronista 
Escribe Blas García 

15-10-2025 / 09:10
Encabezando la reacción oligárquica, el general Eduardo Jorge Ávalos y el almirante Héctor Vernengo Lima, de Ejército y Marina respectivamente, pidieron al presidente Edelmiro J. Farrell que destituyese a Juan Perón por su política popular y obrerista. Este fue detenido y llevado a la isla prisión de Martín García.
 
El 15 de octubre de 1945, el capitán Miguel Ángel Mazza, médico y amigo personal de Perón, entrevista al presidente Farrell y le entrega su informe acerca del deterioro de la salud de Perón"lo cual obliga imprescindible e impostergablemente a un examen clínico y de laboratorio en un ambiente hospitalario". Farrell asiente, en principio, a la solicitud, pero envía a Mazza para que formule la misma petición ante el ministro de Guerra, general Ávalos.
 
El médico sabe que su argumento es un arma poderosa: las Fuerzas Armadas no pueden cargar con la responsabilidad, frente al pueblo, de que Perón enferme gravemente, con peligro de muerte, a causa de su detención, la cual, según los informes oficiales, procura protegerlo ante amenazas contra su vida.
 
Horas después, ya en su consultorio, Mazza es citado por el almirante Vernengo Lima quien opone reparos a lo que considera excesiva buena voluntad de Farrell. A la Armada le disgusta la posibilidad de flexibilizar el control sobre Perón y además, mantiene dudas acerca de la veracidad de la información médica. El traslado de Perón provoca diversas reuniones y tarda en definirse.
 
Por su parte, la embajada yanqui celebra la detención del Coronel: "Perón está fuera del juego políticamente hablando, sin apoyo palpable en el Ejército y muy poco del sector gremial colaboracionista".
 
Pero los imperialistas yanquis se equivocan. Disconformes con la medida, amplios sectores populares comienzan a movilizarse en todo el país para exigir y reclamar la libertad del que comenzaba a ser su Líder. Lo hicieron como clase obrera, utilizando el medio de lucha de los proletarios: la paralización de actividades.
 
El 15 de octubre se declara la huelga revolucionaria por tiempo indeterminado en todos los ingenios tucumanos. Asimismo, en Berisso, al impulso combativo de Cipriano Reyes, los trabajadores de la Carne comienzan a movilizarse. Y la cúpula de la Central Obrera, ante los reclamos de los gremios del interior, convoca al Comité Central Confederal para el martes 16 de octubre, a las 18 horas, en Buenos Aires, organismo al cual proponen declarar una huelga general en todo el país.
 
Va madurando el histórico 17 de octubre.
 
Escribe Blas García

Las jornadas de Octubre: Hasta el 18 de octubre, relataremos, día por día, los acontecimientos y eventos más importantes acaecidos en octubre de 1945, y que culminarán en el histórico 17.     

13-10-2025 / 20:10
13-10-2025 / 20:10
13-10-2025 / 19:10
El domingo 14 de octubre de 1945, la situación del coronel Juan Perón es incierta. Se encuentra detenido en la prisión de la isla de Martín García, traicionado por sus camaradas de armas, los militares nacionalistas, y cuando aún no se ha producido la reacción obrera y popular en su defensa.
 
El diario "La Época" informa que el planteo de la dirigencia política "democrática" de entregar el gobierno a la Corte Suprema significaría la asunción, como presidente, de Roberto Repetto, gran amigo del oligarca Robustiano Patrón Costas y de otros fuertes empresarios azucareros del Norte.
 
Ese mismo día 14, el general Eduardo Jorge Ávalos visita al dirigente comunista Victorio Codovilla en el Departamento de Policía. Pocas horas antes de que el jerarca stalinista recuperase la libertad, Avalos mantuvo una larga plática con él, de la cual sólo trascendió esta información: El dirigente comunista habría dicho: "Hemos cometido un error en no haber apoyado antes a este gobierno. Temo que ya sea tarde".
 
El historiador Rodolfo Puiggros se refiere a esta entrevista y comenta que, por supuesto, "al decir este gobierno, Codovilla se refería al que representaba Avalos, es decir, que para el secretario general del Partido Comunista los militares dejaban de ser nazifascistas por el mero hecho de haber detenido a Perón". 
 
Mientras, en Martín García, Perón escribe dos cartas. La primera, al general Avalos, donde afirma que "soy todavía un oficial superior del Ejército en actividad y desconozco el delito de que se me acusa".  La segunda es una nueva carta a Eva, caracterizada por las expresiones cariñosas hacia su compañera, donde le habla de su proyecto de alejarse de la acción pública. Lo que constituiría, según algunos ensayistas peronistas, un nuevo intento de despistar a quienes revisasen la correspondencia.
 
Escribe Blas García

Las jornadas de Octubre: Hasta el 18 de octubre, relataremos, día por día, los acontecimientos y eventos más importantes acaecidos en octubre de 1945, y que culminarán en el histórico 17.    

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