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“A muerte estoy con los jubilados. Lo que les hacen es una vergüenza. Yo defiendo a los jubilados ¿cómo no los voy a defender? Tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados”. Diego Maradona
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Entre Ríos - 08-05-2022 / 20:05
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL

En la pelea entre Alberto y Cristina, ¿cómo se definirá Gustavo Bordet?

En la pelea entre Alberto y Cristina, ¿cómo se definirá Gustavo Bordet?
¿El gobernador ya ha decidido jugar sus fichas para sostener al jefe de Estado que viene siendo castigado por la interna del Frente de Todos y, más aún, por la realidad, esa que se devora el poder adquisitivo a una velocidad del 6% mensual de inflación? ¿O, frente a esta pelea, ha decidido que cuanto más lejos de los disparos mejor? La equidistancia es ideal para momentos de turbulencia. Pero en política, no necesariamente suele ser la mejor ubicación.
En el análisis de la interna del Frente de Todos se sostiene que Cristina Fernández piensa que el 2023 está perdido porque Alberto Fernández nunca logró reinstalar un modelo de desarrollo económico y se ató a las condiciones que exige el FMI, con el acuerdo que cerró Martín Guzmán. Del otro lado se afirma que Alberto sostiene que la economía no termina de enderezarse por falta de apoyo político de Cristina. Metido en el conflicto interno, no logra capitalizar la fuerte recuperación del crecimiento económico y el empleo.
 
La hostilidad dialéctica entre albertistas y cristinistas sitúa a Gustavo Bordet en una posición difícil y comprometida. ¿El gobernador ya ha decidido jugar sus fichas para sostener al jefe de Estado que viene siendo castigado por la interna del Frente de Todos y, más aún, por la realidad, esa que se devora el poder adquisitivo a una velocidad del 6% mensual de inflación? ¿O, frente a esta pelea, ha decidido que cuanto más lejos de los disparos mejor? La equidistancia es ideal para momentos de turbulencia. Pero en política, no necesariamente suele ser la mejor ubicación. 
 

 
Por la grieta interna y externa naufragó el Presupuesto Nacional 2022. Alberto Fernández ya ha dado la orden de que se actualice el cálculo de gastos e ingresos nacionales, a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), con el que se intentará poner a tono con las pautas del FMI. La discrecionalidad en la asignación de recursos ya no es solo una herramienta de disciplinamiento político. Desde el momento en que se aprobó en Washington el Programa de Facilidades Extendidas, todos sabían que habría algún tipo de ajuste, aunque la Casa Rosada intente bajarle el significado a la palabra.
 
El nuevo Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) es una medida necesaria que contribuye a sostener la paz social, pero se financiaría con mayor emisión monetaria, algo que el FMI quiere prohibirle al país. Entonces es probable que Fernández baje líneas y pida reasignación de partidas, como una manera de disminuir el costo fiscal de un anuncio que le costará al país unos U$S 1.000 millones.
 
Bordet sabe que, con esto, la gestión presupuestaria se complicará, que Alberto "tiene la lapicera" y que lo que no se proyecta hoy será difícil inaugurar durante el año electoral. Y hay un plazo: agosto a más tardar. ¿Por qué? Hasta entonces, Entre Ríos debería elevar a la Casa Rosada la mayor cantidad posible de proyectos con obras que puedan ser licitadas, a brevedad posible. Trascendió que habría iniciativas entrerrianas por no menos de $10.000 millones que pueden ser financiadas con recursos federales.
 
Bordet no debería perderle pisada a esos proyectos. De su concreción dependerá, en gran medida, su futuro político y la de la candidata o candidato a gobernador del peronismo en 2023. La celeridad en la ejecución es necesaria en la gestión de gobierno, porque si bien no hubo cambios de funcionarios después de las elecciones, la renovación de burócratas provinciales no se ha cerrado.
 
Bordet no puede perder la centralidad en la discusión política y económica. Ese objetivo es lo que lo mantendrá con peso en la escena nacional. Tal vez 2023 no sea su turno, pero el gobernador quiere seguir en la vidriera política. Ese es su meta de corto plazo. En paralelo, debe pensar más allá de su mandato, buscando un horizonte en el electoral 2023 para el peronismo provincial. Aunque, como decía un pensador, "el futuro no está escrito" y todavía mucha agua correrá debajo del puente.
 
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Acto masivo de organizaciones sociales en apoyo de Alberto
 
Hubo mucho peronismo con los trabajadores a la cabeza. El Movimiento Evita, la UTEP, la CCC, el FPDS y Barrios de Pie se concentraron en la Avenida 9 de Julio de la Ciudad de Buenos Aires con motivo del Día de los Trabajadores. Gildo Onorato, el Gringo Castro, Juan Carlos Alderete, Dina Sánchez y Norma Morales hablaron desde el escenario.
 
Hubo un fuerte apoyo al Gobierno de Alberto Fernández en la masiva movilización reclamando "terminar con las peleas de palacio" y avanzar con leyes como la de Tierra, Techo y Trabajo, que propone concretar 375.000 soluciones habitacionales generando 3 millones de puestos de trabajo.
 
Las organizaciones cercanas al Gobierno pidieron mayor participación de los trabajadores para la transformación política y control de la inflación y de los monopolios. "Le decimos a nuestro Presidente que tome las medidas necesarias para frenar la inflación y controlar a los monopolios que se llevan toda la riqueza. Nosotros vamos a estar en la calle para defenderlo", expresó Carlos Alderete en el escenario.
 
Un dato para tomar en cuenta es que el masivo acto contó con una muy escasa cobertura de parte de las empresas periodísticas alineadas con el Gobierno nacional. Ninguno de los medios televisivos o digitales que defienden diariamente las políticas del Frente de Todos llegó a igualar siquiera la importante cobertura que hicieron las corporaciones opositoras. Un ninguneo digno de análisis.
 

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Acordaron estar en desacuerdo
 
Después de varias semanas de crisis el Frente de Todos parece haberse puesto de acuerdo en sus desacuerdos. Como dicen los yanquis: agree to disagree. Que quiere decir: "acordar estar en desacuerdo" es una frase que se refiere a la resolución de un conflicto por el cual todas las partes toleran pero no aceptan las posiciones contrapuestas. Ocurre cuando las partes reconocen que un mayor conflicto sería innecesario, ineficaz o indeseable.
 
El discurso de Cristina en Chaco no hizo ningún esfuerzo en disimular las diferencias (incluso, por momentos, las hizo sonar más grandes de lo que en realidad son) pero al mismo tiempo, a pesar de todas esas diferencias, ratificó la vocación frentista que predica desde 2016, cuando comenzó a advertir sobre la necesidad de aglutinar a todo el arco político decidido a rechazar el avance de la derecha.
 

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Rol opo-oficialista de Cristina
 
El viernes 6, Cristina habló y puso al resto del país a hablar de ella. Apeló a la etimología para negar que dentro del frente gobernante haya peleas "yo no le pegué a nadie, a mí nadie me pegó", dijo, incurriendo en una literalidad que le resultó útil para encuadrar a la situación política actual dentro de la categoría "debate de ideas".
 
En días previos al discurso de Cristina, los voceros K más duros elevaron el nivel de las críticas al Presidente. Andrés "Cuervo" Larroque, secretario general de La Cámpora cuyo único mérito es ser amigo de Máximo, quien presenta como principal atributo ser hijo de Néstor y Cristina, no anduvo con vueltas: "el gobierno es nuestro, Alberto no se lo puede llevar a su mesita de luz".
 
Frente a esto, Alberto respondió a las críticas del camporismo diciendo: "Yo no soy el dueño del gobierno, nadie lo es" y "El pueblo quiere que trabajemos juntos y cumplamos con las palabras empeñadas". Estuvo acompañado por Wado De Pedro, Ministro de Interior y dirigente de La Cámpora, quien hizo un discurso marcando su apoyo -a diferencia de su compañero Larroque-: "Venimos a ratificar la palabra del Presidente, que cuando asumió dijo que este iba a ser un gobierno federal. Eso le da la posibilidad concreta a cada argentino de tener trabajo en cada rincón de nuestro hermoso país".
 
¿Wado de Pedro es el policía bueno, Larroque el malo que expresa la línea dura de Cristina, y Máximo va y viene? ¿El Presidente está condenado a llevar adelante un gobierno con funcionarios de primeras, segundas y terceras líneas que abiertamente desafían su autoridad y se niegan a acatar órdenes de sus superiores? No se entiende a qué están jugando estos muchachos de La Cámpora. ¿Intentan desestabilizar al Gobierno?
 

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Diferencias ideológicas y visiones distintas de la economía
 
En este punto es prudente aclarar que lo que hay dentro del Frente de Todos no es una disputa por cargos o candidaturas, como sí se ve en Juntos por el Cambio. La fractura en la coalición de gobierno responde a diferencias ideológicas que se traducen en visiones distintas respecto a cómo debería manejarse la economía.
 
El cristinismo está convencido de que a la crisis se la enfrenta con más intervención del Estado, con regulaciones más estrictas y con redistribución de la riqueza (aunque ello implique más costo fiscal y presión impositiva). En parte por convicción propia, en parte obligado por el acuerdo con el FMI, el equipo económico que encabeza Martín Guzmán opta por una receta con algunas cucharadas de ortodoxia que resultan indigestas para el cristinismo.
 
Puesto ante la disyuntiva de alinearse con su vice y aplicar a rajatabla el modelo económico K o romper con esa fuerza y seguir adelante con su propio plan sin sufrir interferencias, Alberto eligió aguantar el incesante castigo e intenta llevar adelante una gestión con funcionarios que no le responden y desafían su autoridad cada vez que tienen oportunidad de hacerlo.
 
El ministro Guzmán, el más cuestionado por el cristinismo, puso en palabras el plan de acción del albertismo: "vamos a gobernar con los que estén alineados", luego el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, terminó de redondear la idea, "el que no esté de acuerdo con la política económica del gobierno, como mínimo no debería estorbar", dijo.
 
El problema es que el cristinismo no está dispuesto a mirar sin estorbar. Van por todo, por Guzmán y otros dos ministros: Matías Kulfas (Desarrollo Productivo) y Claudio Moroni (Trabajo). Pero quedan expuestos los ministros identificados con Cristina, como Martín Soria (Justicia) o "Wado" de Pedro (Interior), aunque este último asumió más un rol de mediador en el conflicto. Como lo dejó en claro Larroque (el amigo de Máximo), entienden que el gobierno es de ellos y que Alberto debería alinearse o irse.
 
Por si quedaba alguna duda de que el cristinismo no piensa correrse del camino y dejar que la economía la maneje Guzmán, Máximo Kirchner presentó en Diputados un proyecto que reclama adelantar la suba del Salario Mínimo, Vital y Móvil y el interbloque del Frente de Todos en el Senado anunció una propuesta de moratoria previsional para permitir nuevas jubilaciones.
 
En ningún caso hubo consulta alguna con Economía. Imitando algo que Cristina (cuando era presidenta) criticó a la oposición, el cristinismo pretende gobernar desde el Congreso nacional. Y el ruido de la interna de gobierno complica el contexto económico. Por más que Alberto y Guzmán intenten llevar tranquilidad al empresariado asegurando que mantendrán el rumbo a pesar de la presión del cristinismo, la incertidumbre crece con la interna que se profundiza.
 
En ese panorama, camina un entendimiento, trazado en diálogos subterráneos entre dirigentes de primera línea pero sin la participación de ninguno de los dos Fernández, que parte de la base de que todos entienden que este nivel de tensión es incompatible con el normal funcionamiento del gobierno y pone en riesgo no solamente las perspectivas electorales de todo lo que tenga color a peronismo el 2023 sino también la estabilidad económica y, en consecuencia, la continuidad institucional.
 
Estás debatiendo porque cada uno piensa que el otro eligió un camino que conduce a la derrota electoral, pero que al mismo tiempo ese debate exhibicionista daña por igual las expectativas en las urnas de todas las partes. Suena lógico, sin embargo esa lógica instrumental flaquea a la hora de encontrar un plan de cara a 2023 al que todos los actores involucrados puedan subirse.
 

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Internas por las candidaturas
 
"Me da por las bolas que a siete meses de haber votado estemos ya pensando en el 2023", se sinceró el liberal José Luis Espert. Le alcanzó una sola frase para definir la actualidad de la oposición. La irrupción de Javier Milei en la escena política puso en evidencia las inconsistencias de Juntos por el Cambio, una alianza construida con fines electoralistas pero sin coincidencias ideológicas o programáticas.
 
En la principal alianza opositora no hay debate ni construcción con vistas a la elaboración de un plan de gobierno coherente, lo que sí hay es una disputa desembozada por las candidaturas, especialmente la de presidente, el premio mayor en la carrera hacia 2023.
 
Los radicales ya experimentaron eso de actuar de extras en una película protagonizada por el PRO y no quieren repetir. Conservan la presencia territorial pero les falta un candidato. Lo más parecido que tienen a un presidenciable es el neurocientífico Facundo Manes, que deberá crecer rápidamente para llegar con chances. Para mejorar sus posibilidades, el negocio de la UCR pasa por agitar la interna del PRO, espacio en el que la indecisión de Macri respecto a sus planes futuros, genera un horizonte de incertidumbre.
 
Dentro del PRO son pocos los que realmente dudan de las intenciones del ex presidente de tener su "segundo tiempo", pero saben que Macri no se va a tirar a la pileta si antes no tiene certezas de la presencia de una cantidad prudente de agua. Una derrota a manos de su otrora segundón, Horacio Rodríguez Larreta, o -peor todavía- que el radicalismo se valga de un PRO dividido para ganar la candidatura presidencial de Juntos por el Cambio, serían tragos demasiado amargos para el paladar de Macri.
 
Pero como tampoco está dispuesto a dejarle el camino libre a Rodríguez Larreta, ni a Patricia Bullrich, ni a nadie más, arremete en apariciones mediáticas que complican a sus socios.
 

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Incógnita radical entrerriana
 
La oposición de Entre Ríos vive un presente imprevisto. Aun con roces, disputas y celos lógicos de cualquier proceso preelectoral, Juntos por el Cambio cree estar parado mejor de lo que esperaba a esta altura del año. Sin caerse como otras veces, la alianza opositora superó una serie de obstáculos y postas que comienzan a mostrar lo que podría ser un camino.
 
Esos avances, que los opositores evalúan como promisorios, sin embargo, están atravesados por el interrogante más importante que tiene hoy la política entrerriana con vistas a la renovación del poder provincial y capitalino del año próximo. Todo se resume en una pregunta: ¿qué hará la UCR? La inquietud no es sólo de sus socios radicales, también incluye a los macristas.
 
El diputado y líder del PRO entrerriano, el porteño Rogelio Frigerio, concentra las mayores expectativas. Pero, el diputado nacional Pedro Galimberti y el intendente de Crespo, Darío Schneider, son cabos aún no del todo fijos en el tablero electoral. Serán candidato, pero nadie, ni quienes dicen ser sus más cercanos, se atreve a asegurar a qué.
 
Galimberti tampoco sabe qué decisión tomará Schneider. El acuerdo macro es caminar "espalda con espalda" la provincia todo lo que se pueda, pero no existe un pacto cerrado entre ambos que escalone candidaturas.  El porteño Frigerio, ganador rutilante de los comicios legislativos de 2021, mantendrá viva esa incógnita como un activo de negociación.
 
Hay otros cabos sueltos, Fabián Rogel, por Alternativa Radical, continúa realizando distintas caminatas por la ciudad de Paraná, promocionando su candidatura a gobernador. Y la legisladora radical, Lucía Varisco, este sábado estuvo en Santa Fe, como pilar del lanzamiento nacional de Evolución, el sector interno radical que lidera Martín Lousteau. Participó del evento junto a un nutrido grupo de militantes del Movimiento de Unidad Radical MUR) y que integra la Convención Nacional de la UCR en representación de ese sector.
 
No es casual que el frigerismo hable casi obsesivamente de un acuerdo necesario con un sector de la UCR, léase Atilio Benedetti y Fabián Rogel, entre los principales, pero no tienen la lapicera del partido. En el PRO creen que acordar con ellos es un reaseguro y una malla de contención ante una jugada no esperada -ir por la gobernación- de Galimberti y Schneider.
 
Puede sonar contradictorio, pero no lo es: conviven la confianza y la desconfianza y hay aroma a que todo puede pasar. La premeditada indefinición de la UCR no sólo inquieta al PRO, también a los propios radicales. El chiste del momento en la UCR de Entre Ríos pasa por comparar entre correligionarios qué nivel de frigerismo en sangre tienen. El "frigerismo cero" no es un valor entre los boina blanca.
 

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El juego del oficialismo
 
El gobernador Gustavo Bordet y el intendente Adán Bahl no deben dejar de observar los movimientos que se producen en el terruño opositor. En la Municipalidad, de donde se refuerza que los comicios (capital y provincia) irán "pegados" en una fecha aún por determinar, creen poder influir para animar a seguidores de Galimberti a enfrentar a Frigerio en una postulación provincial.
 
Interesados en el juego propio, razonan que el radical Galimberti tiene mucho más que ganar aun perdiendo como candidato a la gobernación que no arriesgando. Si pierde por poco la interna en la Provincia, se queda con el radicalismo entrerriano. En cambio, si no actúa, quedará muy golpeado, casi fuera de juego, conjeturan. El peronismo ve en esa duda una posibilidad.
 

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¿Habrá candidato libertario en Entre Ríos en 2023?
 
Advertido de las posibilidades concretas de que la alianza opositora logre, por fin, estructurar una propuesta unificada y competitiva, la Casa Gris debe acelerar los primeros cortafuegos que tienen a mano. El PJ tiene experiencia en el arte de atomizar a la oposición. Es una especialidad de la casa que se sirve a punto en cada elección.
 
Hace casi dos semanas, un funcionario del gabinete provincial habría viajado a Buenos Aires y tomado el primer contacto con armadores de Javier Milei, el "León" libertario que no para de crecer en las encuestas nacionales y que asoma como el gran enigma de todo el sistema político tradicional.
 
La charla se hizo larga, pero cuando fueron al grano, el enviado entrerriano habría expuesto con claridad que el oficialismo estará agradecido si se materializa una postulación de ese espacio para los comicios provinciales -y por qué no de Paraná- en 2023.
 
Convencido de que la jugada golpearía las chances electorales de Juntos por el Cambio, el peronista habría vuelto del cónclave convencido de haber logrado el objetivo. En el entorno de Milei serían algo más cautos respecto de si habrá o no rugido de un leoncito libertario en los cuartos oscuros de Entre Ríos en 2023.
 
Pero la faena ya comenzó. "Ya estamos armando grupo de trabajo y sondeando que personas son más idóneas para cubrir determinados puestos", adelantó Juan Martín Erro, del Partido Libertario Entre Ríos que junto a Sebastián Iglesias, del Partido Demócrata, fueron confirmados como armadores de la lista de Milei en la provincia.
 

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Uribarri, promotor de la anti política
 
Sergio Uribarri, ex gobernador de Entre Ríos, en algún momento precandidato a Presidente de la Nación por los K, hasta hace unas semanas embajador en Israel, debió renunciar al ser condenado a 8 años de prisión efectiva, inhabilitación para ejercer cargos públicos y una multa de $180 mil, por peculado y negociaciones incompatibles con la función pública.
 
Luego fue sobreseído en otra causa por corrupción, donde también estaba implicado el empresario paraguayo Diego Armando Cardona Herreros, por una cuestión formal, a la fiscalía se le vencieron los plazos de investigación. Zafó en esta, por ahora.
 
Urribarri le ha causado un daño electoral inmenso al peronismo entrerriano porque pasó de empleado bancario a multimillonario y aunque la sentencia aún no está firme, cualquiera puede enterarse recorriendo la provincia que es vox populi que hay muchas propiedades colocadas a nombre de testaferros, y que el explosivo incremento patrimonial declarado por Urribarri necesitaría de un mago para justificarla.
 
Sobre un terreno abonado de fracasos, promesas incumplidas, enriquecimientos injustificables y privilegios obscenos, crece la anti política. Las innumerables tropelías de Macri y sus amigos, son invisibilizadas por los grandes medios porteños, con la misma intensidad que son muy publicitadas la de los funcionarios deshonestos K, como Urribarri.
 
Comerciantes en problemas, jóvenes explotados con sueldos miserables y horarios muy extensos, adolescentes de las villas, sin trabajo, condenados a ser desocupados, adultos que han recorrido frustraciones con diferentes experiencias políticas, encuentran en un personaje disruptivo, como Milei, que apunta a los políticos con la adjetivación de casta, un sorpresivo representante.
 
La falta de soluciones, discusiones alejadas de las necesidades de la gente, la sensación de fracaso, visualizar en muchos casos a políticos con enriquecimientos injustificables y con exhibición de privilegios, como Urribarri, va creando un escenario que al tiempo que deja sin filo un instrumento fundamental como la política, descalifica a sus actores que son los políticos. 
¿Y después se preguntan por qué crece Milei?

 
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