Nacionales - 22-04-2022 / 11:04
PANORAMA EMPRESARIO SEMANAL
El Gabinete y los no alineados que juegan de locales
¿Quién terminó condicionando a quién? ¿Quién juega de local y quién de visitantes? No termina de quedar claro en una interna donde los no alineados no solamente se quedaron sino que jugaron de local en esa postal del “caño de la paz”.
El ministro Guzmán había dicho "vamos a gobernar con los alineados". Pero los no alineados no solo se quedaron sino que además lo recibieron al presidente jugando de locales. Pablo González es el que encarga el gasoducto. Federico Bernal, en el Enargas, es el que va a regular las condiciones de la circulación del gas. Federico Basualdo, porque parte de ese gas se usa para generar energía eléctrica. Y hasta Axel Kicillof estuvo en la foto porque el gasoducto finaliza en Saliqueló. ¿Quién terminó condicionando a quién? ¿Quién juega de local y quién de visitantes? No termina de quedar claro en una interna donde los no alineados no solamente se quedaron sino que jugaron de local en esa postal del "caño de la paz".
Antes de Semana Santa, el presidente barajó todas las opciones e incluso a distintos ministros les dijo que iba a avanzar de distintas maneras: a algunos les llegó a decir "los rajo a todos, me cansé, no se puede gobernar así. Nos están bloqueando". La cuestión es que hubo mucha expectativa pero no pasó nada. El rey del amague, comentaban en el Gabinete donde el dictamen de Federico Basualdo contra los aumentos de tarifas cayó como un balde de agua fría. Especialmente en el área del ministro de Economía, Martín Guzmán. Igual partió ratificado a Washington a la reunión con el Fondo Monetario y mientras tanto en Neuquén, se armó una postal de la unidad con el presidente Alberto Fernández; el presidente de YPF, Pablo González que además es kirchnerista y todos los funcionarios del área energética que se resisten a cumplir las órdenes de Guzmán.
El fantasma de Grinspun
Con Guzmán, ninguno de los otros ministros del área económica tiene buena relación. El principal cruce que recibió por su idea de gravar la renta inesperada fue de Julián Domínguez, el ministro de Agricultura. Ningún kirchnerista, sino el ministro que vino a reconciliar al Gobierno con el campo que le dijo: "Acá no hay renta inesperada" cuando lo que había dicho el ministro era que sí la hay, apoyado en datos de la disparada de las commodities, de los granos especialmente.
Agustín Rossi, que es una especie de ministro sin cartera que asoma como nuevo adalid de la unidad pero apoyándolo mucho al presidente dice que Alberto Fernández tiene que dejar una marca, y que esa marca podría ser un Ingreso Universal, algo así como lo que se anunció esta semana, un refuerzo de ingresos para los sectores más afectados por los aumentos de precios, pero de modo permanente.
Todos los economistas del Gobierno le dicen que no hay guita para eso pero a su vez surgen datos como los que publicó la consultora PxQ que muestran cómo los bonos por única vez, lo único que hacen es poner los ingresos de ese mes a la par de los que tenían en términos reales los jubilados hace dos o tres años. Pero cuando ese bono se agota, al mes siguiente caen los ingresos. Y esto pone de manifiesto la debilidad estructural de la política de ingresos del Gobierno del Frente de Todos.
Ahí la defensa que esgrimen desde el Ministerio de Trabajo y de la Producción es que las paritarias se están reactivando y que ya hay dos millones de empleados y empleadas que ya superaron al mes de abril la inflación acumulada a este año y que luego del adelantamiento de paritarias va a haber otros 3 millones de personas en esas condiciones y más de 20 convenios colectivos que se van a reabrir.
La cuestión es que las paritarias si bien funcionan ahora, a diferencia de 2002 o 2003, no impidieron que el salario promedio se comprima 20% en los últimos 5 o 6 años y esto es algo que evidentemente requiere de una medida adicional, de un empuje a los salarios como los que hubo por ejemplo en la época de Lavagna.
Claro que ahí, el fantasma que aparece es el de Grinspun, no tanto el de Sourrouille que se ha mentado estas semanas, porque Grinspun lo que hacía era eso, aceptar que la inflación iba a estar alta y tratar de compensar con los aumentos salariales. Esa política no terminó bien y por eso llegó Sourrouille, que tampoco terminó bien.
Tensiones del cogobierno
Llegó Guzmán a Washington montado sobre el cumplimiento de las metas que había comprometido con Kristalina Georgieva. El primer trimestre de este año marcó casi déficit cero en el sector público nacional. Es un 0,25 por ciento el que acumula aunque ahora empieza a engrosarse y a sentirse el peso de los subsidios, que es lo que más crece. Se triplica respecto del año pasado y supera ampliamente el gasto social total, incluyendo AUH Trabajar y Potenciar.
Esto es lo que conversó con Ilan Goldfajn, el jefe para América del FMI y anticipa las tensiones que va a haber cuando llegue en mayo la primera misión de revisión del Fondo que va a destrabar el segundo desembolso de 4.100 millones de dólares del Fondo Monetario.
Justo va a llegar la misión del Fondo cuando empiece a crujir el cumplimiento de esas metas que Guzmán se ufana se ufana de estar sobre cumpliendo, una semana después del paro de bancarios y de protestas sociales, en medio de conflictividad callejera.
El contexto internacional no ayuda porque la guerra se sigue prolongando y los aumentos en combustibles y energía continúan presionando tanto sobre los subsidios como sobre las transferencias para asistencia social.
Ahí es también donde empieza a tensarse el cogobierno con el Fondo Monetario. No tanto las tensiones dentro del Gobierno son las que tensionan ahí sino los compromisos escritos en piedra, que se pueden revisar en algunas metas indicativas, pero en los compromisos estructurales, no.
Por Alejandro Bercovich
Fuente: BAE Negocios