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Internacionales - 13-01-2022 / 07:01
13 DE ENERO DE 1986

Un intento de golpe de estado en Yemen del Sur da inicio a una cruenta guerra civil

Un intento de golpe de estado en Yemen del Sur da inicio a una cruenta guerra civil
De izquierda a derecha: el presidente Salim Ali Rubai, Abdul Fattah Ismail, el Secretario General del Frente Nacional de Liberación, y el primer ministro, Ali al-Nasir Muhammad al-Hasani.
 
La República Democrática Popular del Yemen fue un Estado marxista-leninista existente entre 1967 y 1990. La capital era la ciudad de Adén. El 13 de enero de 1986 comenzaría en Adén una serie de disturbios entre seguidores de Ali Nasser Mohamed y del depuesto presidente Abdul Fattah Ismail, partidarios de la vuelta al poder del ex-dirigente.
 
Tras unos 10 días de violentos enfrentamientos en la capital, que provocaron unas 13.000 muertes, las fuerzas leales a Mohamed fueron derrotadas, y se hizo dueña de la situación la facción más dura, capitaneada por Raider Abu Bakr Al-Attas.
 
Los combates se prolongaron durante aproximadamente un mes, culminando con un golpe de Estado contra Ali Nasser. A pesar de todo, el ex-presidente Ismail moriría en combate poco tiempo después.
 
Aproximadamente unas 60.000 personas, incluyendo al propio Ali Nasir, huirían hacia Yemen del Norte. Tras estos incidentes, Ali Salim al-Beidh, un aliado del ex-presidente Ismail, se convertiría en secretario general del Partido Socialista de Yemen.


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La República Democrática Popular del Yemen fue un Estado marxista-leninista existente entre 1967 y 1990. Se unificó con el vecino Yemen del Norte, dando lugar a la actual República de Yemen. Fue, además, el primer Estado socialista que existió en el mundo árabe. La capital de este Estado era la ciudad de Adén, actualmente una de las ciudades más importantes de Yemen.
 
En 1980 el presidente de la República Democrática Popular del Yemen (RPDY) Abdul Fattah Ismail fue depuesto y marchó al exilio. Su sucesor, Ali Nasir Muhammad, comenzó una serie de políticas menos intervencionistas con respecto a Yemen del Norte y a Omán.
 
El 13 de enero de 1986 comenzaría en Adén una serie de disturbios entre seguidores de Ali Nasir y del depuesto presidente Ismail, partidarios de la vuelta al poder del ex-dirigente.
 
Los feroces combates registrados en Aden, capital de Yemen del Sur, entre grupos marxistas rivales, se desataron cuando el presidente, Ali Nasser Mohamed, alentó una matanza estilo mafioso de sus más directos rivales en el Politburó.
 
Tras unos 10 días de violentos enfrentamientos en la capital, que provocaron unas 13.000 muertes, las fuerzas leales a Mohamed fueron derrotadas, y se hizo dueña de la situación la facción más dura, capitaneada por Raider Abu Bakr Al-Attas.
 
Los combates se prolongaron durante aproximadamente un mes, culminando con un golpe de Estado contra Ali Nasir. A pesar de todo, el ex-presidente Ismail moriría poco tiempo después. Aproximadamente unas 60.000 personas, incluyendo al propio Ali Nasir, huirían hacia Yemen del Norte. Tras estos incidentes, Ali Salim al-Beidh, un aliado del ex-presidente Ismail, se convertiría en secretario general del Partido Socialista de Yemen.
 
En mayo de 1988 los gobiernos del norte y del sur comenzaron una serie de diálogos y la tensión entre los dos Estados se redujo considerablemente. Se volvió a hablar de unificación, de desmilitarización de las fronteras, y del libre paso de yemeníes entre las fronteras, con el único requisito de mostrar una tarjeta de identificación nacional.
 
Fuentes: Wikipedia y El País de España

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"¡Si son terroristas, fusílenlos!". La orden de eliminar a decenas de hombres, mayoritariamente jóvenes, cuando ya habrían sido reducidos, en los morros de Rio de Janeiro, parece haber sido impartida desde lo alto del poder. A los 64 muertos el martes en un operativo policial se sumaron otros 68. Con los cuerpos recuperados ayer, el número de muertos por la masacre perpetrada por la policía racista del gobernador ultra derechista Cláudio Castro ha llegado a 132. Estas cifras ya son más altas que las de la Masacre de Carandiru, y todavía hay informes de personas desaparecidas. Fue la peor matanza policial de la historia en la guerra contra el narco.

Los cuerpos de esas más de 60 víctimas fatales fueron encontrados por vecinos durante la madrugada de este miércoles en un área de floresta llamada Mata da Vacaria, un laberinto verde por donde los presuntos miembros del cártel Comando Vermelho intentaban darse a la fuga. Uno de los encargados del traslado de los cadáveres hasta la zona urbanizada de las favelas del Complexo da Penha, fue Raul Santiago. "En 36 años de favela, pasando por varias matanzas, nunca ví nada parecido a lo que estoy viendo hoy. Brutal. Esto es algo nuevo".

Según moradores que hablaron sin dar sus nombres al diario O Globo, algunos cuerpos tenían perforaciones de bala en la nuca, varios estaban con las manos amarradas. Signos de que fueron eliminados sin presentar resistencia. Cubiertos con mantas o lonas improvisadas, los cadáveres fueron depositados uno al lado del otro, en la Plaza San Lucas, de la favela Complexo da Penha. Allí también había muertos del Complexo do Alemão, donde están las otras comunidades atacadas por la Policía Militar. Junto a los cuerpos decenas de vecinos iban del desconsuelo a la indignación.

Las imágenes de ese velorio colectivo realizado en la mañana de este miércoles, se instaló en los canales de noticias locales, y después en los globales, que un día antes habían dedicado amplio espacio al Megaoperativo Contención, llevado a cabo por 2500 mil policías. El número de muertos el martes fue sesenta y cuatro mientras que los fallecidos en una supuesta, aún no confirmada, ejecución sumaria, en las primeras horas del miércoles, ascendió a sesenta y ocho según la Auditoría Pública. Dando un total de ciento treinta y dos. Para el gobierno de Rio de Janeiro, gestionado por Claudio Castro, el número de muertos entre martes y miércoles llegó a ciento diecinueve.

Castro, marioneta al servicio de los intereses del ex presidente, Jair Bolsonaro, y su clan familiar, declaró que el operativo más sangriento de la historia en las comunidades del norte carioca fue "un éxito", y sólo lamentaba la muerte de "cuatro" víctimas: los policías fallecidos en los tiroteos con el Comando Vermelho. Las expresiones del gobernador bolsonarista fueron repudiadas por organismos de derechos humanos y la bancada de diputados del PT, que lo indicó como uno de los culpables de la "masacre".

Este caso de violencia extrema en los morros coincide con el discurso bolsonarista sobre el combate al narcoterrorismo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirmó estar horrorizada por los hechos. "Esta operación mortal refuerza la tendencia de consecuencias letales extremas de las operaciones policiales en las comunidades marginadas de Brasil", indicó en una publicación en redes sociales la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, encabezada por Volker Turk.

El presidente Lula llamó a "combatir el crimen organizado" con un trabajo coordinado "sin poner en riesgo a policías, niños y familias inocentes".

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