Entre Ríos - 09-01-2022 / 20:01
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL
Antivacunas y maltrato a profesionales de la salud
Por suerte hay un importante sector de la sociedad que repudia el maltrato al personal de salud y no cree en las falacias de los antivacunas, en sus leyendas urbanas incomprobables y entiende que la pandemia se prolonga debido a los que no se vacunan. Porque sabe acertadamente que la vacunación es el método más eficaz que tiene la ciencia para prevenir el covid-19.
Con Ómicron, una nueva fase de la pandemia se abre camino. Argentina reportó al cerrar la semana 109.608 casos y 40 nuevas muertes. Aunque las nuevas infecciones quiebran las barreras de lo imaginable, la escalada de la curva no se traduce en un incremento proporcional de hospitalizaciones, que se mantienen por debajo del 40%. El desacople entre contagios y fallecimientos indica que las vacunas han funcionado y la campaña de inmunización marcha a todo ritmo. Es el triunfo de la vacunación.
Sin embargo, la presión que en olas pasadas se advertía en las terapias intensivas, en la actualidad se traslada al sistema de testeo. El recrudecimiento de casos Covid y la demanda de testeo produjo un requerimiento muy fuerte en todos los centros sanitarios, donde se dieron situaciones de violencia y maltrato a profesionales de la salud. La médica Micaela Balbi renunció al hospital San Blas de Nogoyá, por una agresión que recibió, otro médico fue golpeado en el Hospital Santojanni, en la Ciudad de Buenos Aires, trabajadores fueron maltratados en centros de testeo de Mar del Plata, una profesional fue increpada en una institución de Mendoza y otra golpeada en un hospital de Pacheco, en provincia de Buenos Aires. Por último, atentaron con explosivos y dejaron panfletos contra el Pase Sanitario en la casa del responsable de Región Sanitaria en Bahía Blanca.
Ningún profesional de la salud merece ser maltratado, cuando le están poniendo el cuerpo a esta emergencia sanitaria desde hace dos años, trabajando aunque sean grupos de riesgo y con solo cinco días de aislamiento contra siete del resto de la población. Los maltratadores aseguran que no tienen ideología, que son apolíticos. No es cierto. Es un sector de la sociedad argentina, para quienes todos los trabajadores del Estado, son vagos. Asumen el discurso de la derecha, de Mauricio Macri, de Patricia Bullrich y de Javier Milei, que ha impregnado a mucha gente porque los grandes medios de comunicación machacan con eso constantemente.
Similares ideas de derecha también se evidencian en los antivacunas. Justamente, Macri, Bullrich y Milei son los mismos que han impulsado políticamente el movimiento antivacuna. Desde el comienzo de la pandemia atacaron todas las medidas de cuidado sanitario dispuestas por el Gobierno. "Que se mueran los que tengan que morirse", era el consejo de Macri, a lo que le siguió la absurda denuncia de Elisa Carrió por "envenenamiento" con la vacuna.
En tanto, para diferenciarse electoralmente del oficialismo, Bullrich y Milei se dedicaron a sabotear la lucha contra la pandemia. Obstaculizaron todo: convocaron y participaron en las movilizaciones con las consignas anticientíficas e inverosímiles de los antivacunas, en abierto apoyo a quienes se oponían a todo cuidado quemando barbijos, quienes sostenían que el virus SARS-CoV-2 no existía, que las vacunas eran venenos, que las PCR no eran eficaces, que se entubaba a personas sanas y que los muertos eran una ficción.
La presencia de los dirigentes Macri, Carrió, Bullrich y Milei, demuestra que, desde un primer momento, el debate no fue estrictamente sanitario, sino político. Se oponían a todo lo que hacía el Gobierno y decían que cualquier medida estaba mal. ¿Por qué?, porque quieren remplazar a este gobierno. Al fin y al cabo es lo que hace siempre la oposición, excepto raras singularidades como una guerra o alguna situación excepcional. Y la guerra contra la peste es algo excepcional, pero no les importó nada, ni siquiera la salud del pueblo.
Por suerte hay un importante sector de la sociedad que repudia el maltrato al personal de salud y no cree en las falacias de los antivacunas, ni en sus leyendas urbanas incomprobables y entiende que la pandemia se prolonga debido a los que no se vacunan. Porque sabe acertadamente que la vacunación es el método más eficaz que tiene la ciencia para prevenir el covid-19.
La Opinión Popular

El triunfo de las vacunas
El año comenzó con más de 100 mil nuevos casos diarios de coronavirus en todo el país. En otras circunstancias semejante ola hubiera provocado una calamidad equiparable a una guerra, tragedia que el país y la provincia de Entre Ríos se están ahorrando por una sola razón: la vacunación. Sectores como el turismo, que vive en una temporada record, le deben su presente a este hito en política de salud.
Mientras las curvas de contagios se dispararon en todo el país, la cantidad de hospitalizados y de fallecidos apenas si variaron. Las vacunas hicieron que, en la enorme mayoría de los casos, el tránsito del virus no provocara más que la gripesiña que pronosticaba el polémico Jair Bolsonaro.
A poco más de un año de las primeras aplicaciones, la estadística resulta más que evidente y por si quedaba alguna duda el ministro de Salud porteño Fernán Quirós se encargó de disiparlas: "el 5% de la población porteña no está vacunada o tiene una sola dosis, y son quienes utilizan el 65% de las camas de terapia intensiva", reveló.
El dato que apuntó Quirós advierte que la sola existencia de la vacuna no resuelve el problema, no mientras siga habiendo gente que se niegue a inocularse. De allí la importancia de avanzar en distintos mecanismos para persuadir a los habitantes de todo el país a cumplir con el esquema de vacunación.
En esa dirección apunta el "Pase Sanitario" que adoptaron varias provincias, entre ellas Entre Ríos. Aunque la medida no obliga a nadie a vacunarse, los mismos que antes denunciaban "infectadura" y se oponían al distanciamiento social, hoy consideran que el pase sanitario es un atentado contra las libertades individuales. En este caso se estaría atentando contra la libertad de enfermarse y contagiar a los demás.
Como todas las veces que alguien cuestiona alguna decisión del Gobierno, sin importar los argumentos, siempre hay un sector de la oposición que acompaña la crítica, todo sea por menoscabar al rival político, aumentar lo máximo posible el nivel de tensión en la sociedad y así sumar puntos en la interna opositora. No importa si después hay que sepultar más muertos.
El que más se entusiasmó fue el libertario Javier Milei -entre sus seguidores hay una nutrida comunidad de antivacunas y adherentes a otras formas de conspiranoia- que comparó al pase sanitario con la Estrella de David, símbolo que los nazis obligaban a portar a los judíos para estigmatizarlos.
La poca feliz comparación le valió a Milei el repudio de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) que acusó al economista de banalizar la Shoá y con ello ofender la memoria de los 6 millones de judíos asesinados por el régimen nazi.
Más allá de las comparaciones inauditas como la que hizo Milei, los planteamientos de inconstitucionalidad al pase sanitario no tienen mucho asidero.
El Estado no solamente está en condiciones de exigir Pase Sanitario para asistir a un espectáculo o a un restaurante, también podría establecer la obligatoriedad de la vacunación, como ya lo hace con el extenso calendario de vacunas vigente para la población en edad infantil, que dicho sea de paso además está obligada a asistir a la escuela, sin que a nadie se le ocurra que dichas obligaciones configuren un atentado contra las libertades individuales.
Historia de nunca acordar
Después del año electoral, ahora sí el Gobierno nacional está dando los pasos necesarios para avanzar en la renegociación de la brutal deuda con el FMI que la nefasta gestión de Mauricio Macri dejó como legado a todos los argentinos.
Como era previsible, una vez que comenzaron a negociarse los aspectos técnicos del nuevo acuerdo quedó en evidencia que aquella promesa del presidente Alberto Fernández de acordar con el FMI sin que ello implique un ajuste, será de muy difícil cumplimiento.
Como primera medida, el Gobierno nacional pretende el respaldo de los gobernadores y de las demás fuerzas políticas a la propuesta que pretende poner sobre la mesa de negociación, para ello citó a los mandatarios a una reunión de carácter informativo.
En ese ámbito Guzmán explicó que el punto de mayor divergencia con el FMI es el "sendero fiscal", es decir cuánto debería reducir su déficit cada año el país para que el Fondo acceda a otorgar algún tipo de beneficio en las condiciones de pago del irracional crédito que le otorgó a Macri para que ganara las elecciones de 2019.
Como siempre, el FMI pide una política de recorte del gasto mucho más agresiva que la que el Gobierno está dispuesto a llevar adelante. Según lo planteó el propio Guzmán, de esa variable depende que el programa que adopte Argentina permita la continuidad de la recuperación de la economía o meta al país en otra espiral de recesión como resultado del recorte del gasto.
La segunda divergencia tiene que ver con la forma en la que debería ser financiado ese déficit. Argentina pretende hacerlo con emisión y el FMI, más apegado a la ortodoxia, con más endeudamiento.
¿Cómo podría el Gobierno imponer sus criterios en una negociación en la que tiene casi nada para ofrecer?, con el respaldo político de los países que integran el board del Fondo, más específicamente del socio mayoritario, Estados Unidos.
El problema es que desde la administración de Joe Biden se encargaron de aclararle a Guzmán, y a quien hiciera falta, que Estados Unidos no va a votar a favor de Argentina a menos que presente "un plan creíble y sostenible en el tiempo".
Traducido: no creen que el programa de Guzmán de pagar con el producto del crecimiento económico del país sea cumplible (básicamente porque no creen que el país vaya a crecer todo lo que dice Guzmán) y se inclinan por la alternativa del ajustazo neoliberal.
La posición de Estados Unidos sobre la cuestión es más o menos la de siempre y la única posibilidad que tiene Argentina para revertirla es ofrecer a cambio alguna solución a algún problema que el gran país del norte considere más relevante que la deuda argentina.
Sin dudas un asunto que tiene muy preocupados a los estadounidenses es el crecimiento de la influencia de China como actor de la economía en el mundo, pero fundamentalmente en Latinoamérica.
Mientras su equipo económico intenta avanzar en la negociación con el Fondo y con Estados Unidos, Alberto espera encontrarse con el líder chino Xi Jinping en Beijing, preferiblemente en la primera mitad de febrero. Un avance en la relación bilateral con China le daría a Argentina un nuevo elemento para poner sobre la mesa de negociación con el FMI y con Estados Unidos.
Interna macrista salvaje
Como si no tuvieran nada que ver con el préstamo del FMI, los gobernadores de Juntos por el Cambio no asistieron a la reunión convocada por el Gobierno nacional y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, ni siquiera envió a su ministro de Hacienda o a su secretario.
Uno de los que sí envió representantes y además se comprometió a asistir a una nueva reunión destinada solamente a la oposición fue el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales. "Esta deuda la contrajimos nosotros y lo menos que tenemos que hacer es ir y escuchar a Martín Guzmán", declaró el mandatario jujeño en misil teledirigido a sus socios del PRO.
El jujeño ya había cuestionado la decisión de los diputados nacionales de Juntos por el Cambio de votar en contra del Presupuesto 2022. Lo de Morales no responde tanto a gestos de madurez política como a la búsqueda de un posicionamiento ventajoso en la interna opositora de cara a las presidenciales de 2023.
Por paradójico que suene, la victoria de Juntos por el Cambio en las legislativas del año pasado provocó más internas dentro de ese frente que en el oficialismo nacional. La posibilidad más palpable de volver a ser gobierno, pero esta vez sin un liderazgo claro que se imponga, generó una carrera despiadada en la que muchos se ven con chances de ganar. Los principales referentes de la oposición hoy están más preocupados por correr esa carrera que por las responsabilidades que hayan asumido en la función pública.
Eso lleva a que los dirigentes del PRO no quieran sentarse a hablar de la deuda con el FMI, porque como tomadores de esa deuda saben que les cabe la mayor responsabilidad en el asunto e incluso sus socios radicales se lo van recordar. Ya lo hizo Morales cuando afirmó el jueves que Macri "avisó" a la UCR del acuerdo con el FMI "minutos antes de firmarlo".
Mientras desde la UCR juegan a la oposición a Alberto pero también a despegarse del gobierno de Macri, desde los sectores más duros del PRO apuestan a diferenciarse en la interna como los más fervientes anti K, lo que los lleva a oponerse a absolutamente todo lo que tenga alguna relación con el Gobierno nacional y a coquetear con la extrema derecha. Como la presidente del PRO, Patricia Bullrich, que se muestra más cercana a Javier Milei que a sus socios de la Coalición Cívica y la UCR.
Enfrascados en la interna, ninguno se detiene a pensar en el bien común, lo único que importa es no resignar terreno en la carrera rumbo a las presidenciales. Nadie quiere quedar catalogado como tibio y por las dudas se terminan oponiendo a todo, presupuesto, pase sanitario, renegociación con el FMI, todo está mal.
La fragmentación complica más el panorama porque a esta altura el oficialismo no tiene en claro con quien se debería sentar a negociar para avanzar en acuerdos que son más necesarios que nunca en el contexto actual, en el que el Gobierno carece de mayorías legislativas.
Esa interna ya dejó al país sin presupuesto y ahora está dificultando el avance de la renegociación del crédito con el FMI, dado que uno de los requisitos que exige el organismo es que la propuesta que presente Argentina cuente con el respaldo de las principales fuerzas políticas, para evitar que un eventual próximo gobierno de diferente signo político termine desconociendo el acuerdo.
Lamentablemente el organismo de crédito no tuvo la misma precaución a la hora de otorgarle el crédito a la administración de Macri, que lo tomó sin siquiera consultar con sus compañeros de frente, si nos guiamos por los dichos de Morales.
Denuncian irresponsabilidad institucional en la oposición
Gustavo Bordet alertó sobre el impacto que tendrá en las provincias la falta de un acuerdo con el FMI. Las consecuencias de un default u otra crisis complicarían su tarea en la provincia y, con ello, las perspectivas electorales del PJ. El gobernador hizo uso de la palabra durante el encuentro de los mandatarios provinciales con el presidente Fernández para analizar los avances del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
"Estar presentes hoy es un acto de responsabilidad institucional", expresó. "Hay una situación dramática en torno a los pagos que debe afrontar el país por los compromisos en dólares asumidos en el exterior", describió el mandatario entrerriano, y advirtió que "esto incumbe al gobierno nacional pero también va a impactar en nuestras provincias". Estaban presentes el jefe de Gabinete, Juan Manzur y los ministros de Economía, Martín Guzmán y del Interior, Eduardo de Pedro.
"Todos quienes gobernamos nuestras provincias tenemos responsabilidad en nuestras gestiones pero también en poder resolver los problemas de la Nación", recordó en ese sentido, y sostuvo "de esto se trata el federalismo bien entendido, de ida y de vuelta".
En esa línea remarcó que "no entiendo el hecho de que se pueda pensar en beneficios, en tener que regalar una foto, o el beneficio político a corto plazo de asistir o no a una reunión. Quienes tenemos la responsabilidad de gobernar no podemos esquivar esta discusión".
En la UCR provincial consideran que el acuerdo con el FMI no traerá un alivio a la economía y que tanto el peronismo como el macrismo serán vistos como responsables de eso por la sociedad. Allí ven una oportunidad de captar votos desencantados con las dos opciones.
El porteño Frigerio tenía un celular encriptado de la AFI
El diputado de JxC, el porteño Rogelio Frigerio, figura en el listado de los ex funcionarios de Cambiemos que tenían en su poder un celular otorgado por la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), una entrega de "teléfonos encriptados" a funcionarios y socios políticos y comerciales del macrismo. María Eugenia Vidal y Daniel Angelici, entre otros, también lo tenían.
El Presidente Fernández, informó que ordenó a la AFI que presente en la justicia todos los datos correspondientes a los celulares encriptados que manejaba durante el ex gobierno de Mauricio Macri y que les había dado a distintos funcionarios y personas cercanas a Cambiemos, como el operador judicial Angelici.
El porteño Frigerio tenía uno de los aparatos, según publicó Perfil en agosto del 2020. El dato de que Frigerio tenga un celular de la AFI deberá ser explicado ante a investigación en curso por la AFI, en primer lugar, y por el mismo exfuncionario, actual diputado por Entre Ríos, en segundo lugar.
"Frigerio anduvo caminando por toda la provincia, como si no le debía nada a nadie y fue el capitán del endeudamiento nuestro por más de 20 años; y dijo que los 40 millones le dio plata a los bancos. Teníamos plata para hacer 40 puentes, para generar trabajo, respirar la economía, hacer reactivar el procrear, esa plata en vez de invertirla se la dieron a los bancos. Frigerio vino y acá en Diamante se cansó de mentir", dio en el clavo Juan Carlos Darrichón, intendente de Diamante.
Las evidencias son cada vez más contundentes: existió, durante el gobierno anterior, un mecanismo de espionaje sistemático, con vértice en la Casa Rosada, que alcanzaba a propios y ajenos. Los principales dirigentes de la oposición fueron espiados y en muchos casos existe material, fruto de ese trabajo de inteligencia ilegal, que ellos prefieren, por el motivo que sea, que no salga a la luz.
El propio Macri, que nunca fue víctima de estos "cuentapropistas" que llegaron a investigar hasta a su propia familia, está en posesión de ese material y lo utiliza para influir en decisiones políticas del PRO.
¿Por eso la decisión de María Eugenia Vidal de no desdoblar los comicios bonaerenses en 2019, o no disputarle a Macri la candidatura presidencial cuando todo el círculo rojo se lo pedía? ¿Qué otras decisiones se torcieron a través de métodos mafiosos? ¿Cuántos opositores cambiaron sus votos para leyes clave? ¿Qué pasa con periodistas y empresarios? ¿Qué pasa con los jueces?
No es posible exagerar la gravedad de los hechos ni el riesgo que puede entrañar este mecanismo de extorsión, del que Frigerio habría tenido parte, si efectivamente existe (y es difícil creer que no sea así), para la democracia argentina.
La Opinión Popular