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Internacionales - 21-11-2021 / 08:11
21 DE NOVIEMBRE DE 1920

Domingo Sangriento de 1920: Durante un partido de fútbol en Irlanda, soldados británicos matan a tiros a futbolistas y miembros del público

Domingo Sangriento de 1920: Durante un partido de fútbol en Irlanda, soldados británicos matan a tiros a futbolistas y miembros del público
El Domingo Sangriento del 21 de noviembre de 1920, durante un partido de fútbol gaélico en Croke Park (en Dublín, capital de Irlanda) ―en el marco de la Guerra de independencia― soldados de la Corona británica matan a tiros a varios futbolistas y miembros del público presente.
 
Las fuerzas armadas de la república, el antiguo Ejército Republicano Irlandés (IRA, Irish Republican Army), inició una guerra de guerrillas contra la policía británica (Royal Irish Constabulary, RIC), sus organizaciones auxiliares y el Ejército Británico, quienes tenían la determinación de acabar con el separatismo irlandés.
 
El Gobierno Británico respondió formando a sus propias fuerzas paramilitares, los Black and Tans (sobrenombre surgido por la mezcolanza de uniformes), y la División Auxiliar (en inglés, Auxiliary Division, también conocidos como los Auxiliaries o Auxies).
 
El comportamiento de ambos grupos fue muy polémico por su brutalidad y violencia, no sólo contra los sospechosos de pertenecer al IRA o los prisioneros, sino contra todos los irlandeses en general. La División Auxiliar fue la responsable de la masacre del Domingo Sangriento.
 
El domingo 21 de noviembre de 1920, la GAA (Gaelic Athletic Association) presenta el gran desafío de la temporada de fútbol gaélico, que enfrenta a los equipos de Tipperary y Dublín. El encuentro está anunciado a las 2:45 p.m., en el magnífico estadio de Croke Park, el más grande del país, orgullo de Irlanda y guardián de sus deportes nacionales. Nos son buenos tiempos para la Bella Eirín, enzarzada en una guerra de independencia sangrienta contra Inglaterra, que ya dura demasiados años.
 
Esa misma mañana, los hombres de Michael Collins (cabeza de la Hermandad Republicana Irlandesa) habían asesinado a 18 dirigentes del Servicio de Inteligencia Británico infiltrados en sus filas (conocidos como The Cairo Gang), algunos en presencia de sus familias.
 
Un crimen múltiple que la administración británica no piensa dejar impune. Alguien lanza una moneda al aire: cara, saqueo de Sackville Street (la calle principal de Dublín, hoy O'Connell St.); cruz, masacre en Croke Park. Sale cruz.
 
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Domingo Sangriento
 
El 21 de noviembre de 1920, el ministro irlandés de Finanzas y la cabeza del IRB (Hermandad Republicana Irlandesa), Michael Collins, ordenaron el asesinato de todos los miembros de La Patrulla de El Cairo (The Cairo Gang), dieciocho altos cargos del Servicio de Inteligencia Británica enviados para infiltrarse y subvertir a organizaciones nacionalistas irlandesas.
 
Esa mañana temprano, los integrantes de la patrulla murieron a manos del Escuadrón de Collins - un par de ellos en sus propias casas, y en algunos casos incluso en presencia de sus familias. Dos auxiliares también fueron asesinados mientras el escuadrón les hacía escapar.
 
Esta acción trastocó gravemente la Inteligencia Británica en Irlanda, provocando que el resto de la patrulla y algunos otros espías huyeran al castillo de Dublín, y una gran consternación en la administración británica.
 
Estaba previsto que el equipo de Dublín de fútbol gaélico jugase un partido contra el equipo de Tipperary más tarde, el mismo día, en Croke Park, el estadio de fútbol más grande de la GAA (Gaelic Athletic Association o Asociación Atlética Gaélica).
 
Uno de los auxiliares británicos involucrado en el Domingo Sangriento recordaba que lanzaron una moneda al aire para decidir si irían a hacer la masacre en Croke Park o a saquear la calle Sackville (la calle principal de Dublín, ahora llamada Calle O'Connell).
 
A pesar del malestar general en Dublín por la noticia de los asesinatos, la vida seguía adelante para este pueblo cansado de la guerra. Aproximadamente 10.000 espectadores fueron a Croke Park para ver el partido.
 
Minutos antes de que empezara el encuentro un avión sobrevoló el estadio y se vio cómo una llamarada roja salía de la cabina del piloto. Los auxiliares invadieron el terreno de juego mientras un oficial encima del muro disparó una bala de su revólver.
 
Empezaron a disparar a la gente desde el campo, mientras otro disparaba con una ametralladora desde la entrada. El gentío empezó a correr huyendo de los disparos. Dos jugadores de fútbol, Michel Hogan y Jim Egan, fueron disparados; Hogan murió a causa de las heridas. En total catorce personas murieron y 65 fueron heridas.
 
Entre las bajas se contó a Jeanni Boyle, que había ido al partido con su prometida y se tenía que casar cinco días después; y John Scott, que tenía catorce años, y que quedó tan mutilado que inicialmente se pensó que había sido atacado con una bayoneta. Las víctimas más jóvenes tenían 10 y 11 años.
 
Las acciones de los auxiliares, como muchas de sus acciones y las de Black and Tans, fueron "oficialmente" no autorizadas y fueron percibidas con horror público por las autoridades británicas del castillo de Dublín.
 
En un esfuerzo para cubrir la fuente del comportamiento de las fuerzas de la Corona, fue lanzado un boletín de prensa que afirmaba:
 
Varios hombres vinieron a Dublín el sábado con la excusa de ir a un partido de fútbol entre Tipperary y Dublín. Pero sus intenciones reales eran de tomar parte en una serie de actos crueles que tomaron parte en Dublín esa mañana. Sabiendo el sábado que algunos de esos pistoleros estaban presentes en Croke Park, las fuerzas de la Corona fueron enviadas a invadir el campo. La intención original era que un oficial fuera al centro del terreno y hablando desde un megáfono, invitase a los asesinos a dar un paso al frente. Pero en su acercamiento, una avanzadilla armada dio la alarma. Se dispararon balas para avisar a los hombres requeridos, lo que causó una estampida y escaparon en la confusión.
 
El periódico The Times ridiculizó la versión de los eventos hecha por el castillo de Dublín, como también lo hizo una delegación del Partido Laborista Británico que visitaba Irlanda en ese momento.
 
 
Secuelas
 
El comportamiento de los auxiliares y de los Black and Tans durante la Guerra de la Independencia, la mayoría de las cuales fueron secretamente sancionadas y aprobadas, ayudó a enfrentar al pueblo irlandés contra la Corona británica.
 
El rey y algunos políticos británicos expresaron sin tapujos su horror ante el comportamiento de las fuerzas de la Corona. El asesinato en masa de hombres, mujeres y niños, tanto espectadores como futbolistas, se convirtieron en titulares internacionales, dañando de esta manera la credibilidad británica.
 
Una combinación de la pérdida de la Patrulla de El Cairo, que destruyó la Inteligencia británica en Irlanda, y el desastre en las relaciones públicas resultante del Domingo Sangriento dañó seriamente el mandato británico en Irlanda y se incrementó el apoyo para un gobierno republicano bajo la guía de Éamon de Valera.
 
Los eventos del Domingo Sangriento han sobrevivido en la memoria colectiva. La Asociación Atlética Gaélica nombró a una de sus gradas en Croke Park la Grada de Hogan ('Hogan Stand') en memoria de Michael Hogan, uno de los futbolistas asesinados.
 
James "Skankers" Ryan, que había delatado a Clancy y McKnee, fue ajusticiado de un disparo por el IRA en febrero de 1921.
 
Fuente: Wikipedia

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Domingo Sangriento de 1920: Durante un partido de fútbol en Irlanda, soldados británicos matan a tiros a futbolistas y miembros del público
Michael Collins.
Domingo Sangriento de 1920: Durante un partido de fútbol en Irlanda, soldados británicos matan a tiros a futbolistas y miembros del público
Integrantes del antiguo Ejército Republicano Irlandés (IRA, Irish Republican Army).
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"¡Si son terroristas, fusílenlos!". La orden de eliminar a decenas de hombres, mayoritariamente jóvenes, cuando ya habrían sido reducidos, en los morros de Rio de Janeiro, parece haber sido impartida desde lo alto del poder. A los 64 muertos el martes en un operativo policial se sumaron otros 68. Con los cuerpos recuperados ayer, el número de muertos por la masacre perpetrada por la policía racista del gobernador ultra derechista Cláudio Castro ha llegado a 132. Estas cifras ya son más altas que las de la Masacre de Carandiru, y todavía hay informes de personas desaparecidas. Fue la peor matanza policial de la historia en la guerra contra el narco.

Los cuerpos de esas más de 60 víctimas fatales fueron encontrados por vecinos durante la madrugada de este miércoles en un área de floresta llamada Mata da Vacaria, un laberinto verde por donde los presuntos miembros del cártel Comando Vermelho intentaban darse a la fuga. Uno de los encargados del traslado de los cadáveres hasta la zona urbanizada de las favelas del Complexo da Penha, fue Raul Santiago. "En 36 años de favela, pasando por varias matanzas, nunca ví nada parecido a lo que estoy viendo hoy. Brutal. Esto es algo nuevo".

Según moradores que hablaron sin dar sus nombres al diario O Globo, algunos cuerpos tenían perforaciones de bala en la nuca, varios estaban con las manos amarradas. Signos de que fueron eliminados sin presentar resistencia. Cubiertos con mantas o lonas improvisadas, los cadáveres fueron depositados uno al lado del otro, en la Plaza San Lucas, de la favela Complexo da Penha. Allí también había muertos del Complexo do Alemão, donde están las otras comunidades atacadas por la Policía Militar. Junto a los cuerpos decenas de vecinos iban del desconsuelo a la indignación.

Las imágenes de ese velorio colectivo realizado en la mañana de este miércoles, se instaló en los canales de noticias locales, y después en los globales, que un día antes habían dedicado amplio espacio al Megaoperativo Contención, llevado a cabo por 2500 mil policías. El número de muertos el martes fue sesenta y cuatro mientras que los fallecidos en una supuesta, aún no confirmada, ejecución sumaria, en las primeras horas del miércoles, ascendió a sesenta y ocho según la Auditoría Pública. Dando un total de ciento treinta y dos. Para el gobierno de Rio de Janeiro, gestionado por Claudio Castro, el número de muertos entre martes y miércoles llegó a ciento diecinueve.

Castro, marioneta al servicio de los intereses del ex presidente, Jair Bolsonaro, y su clan familiar, declaró que el operativo más sangriento de la historia en las comunidades del norte carioca fue "un éxito", y sólo lamentaba la muerte de "cuatro" víctimas: los policías fallecidos en los tiroteos con el Comando Vermelho. Las expresiones del gobernador bolsonarista fueron repudiadas por organismos de derechos humanos y la bancada de diputados del PT, que lo indicó como uno de los culpables de la "masacre".

Este caso de violencia extrema en los morros coincide con el discurso bolsonarista sobre el combate al narcoterrorismo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirmó estar horrorizada por los hechos. "Esta operación mortal refuerza la tendencia de consecuencias letales extremas de las operaciones policiales en las comunidades marginadas de Brasil", indicó en una publicación en redes sociales la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, encabezada por Volker Turk.

El presidente Lula llamó a "combatir el crimen organizado" con un trabajo coordinado "sin poner en riesgo a policías, niños y familias inocentes".

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