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“A muerte estoy con los jubilados. Lo que les hacen es una vergüenza. Yo defiendo a los jubilados ¿cómo no los voy a defender? Tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados”. Diego Maradona
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Nacionales - 07-11-2021 / 10:11
LAS TRATATIVAS CON EL FONDO, PLAZOS Y PERSPECTIVAS

El G-20 da para todo: del día que Macri lloró a la pulseada con el FMI de Alberto en Roma

El G-20 da para todo: del día que Macri lloró a la pulseada con el FMI de Alberto en Roma
La intención del Gobierno --anunciada en la campaña de 2019 y en los discursos inaugurales en el Congreso-- es llegar un acuerdo con el FMI con varios años sin desembolsos, un lapso prolongado de gracia y sin condicionamientos que perjudiquen la (deseada y demorada) recuperación económica.
El expresidente Mauricio Macri levitaba de gozo cuando el G-20 se reunió en Buenos Aires. La ciudad estaba vallada, desierta, la patrullaban fuerzas de seguridad, por aire y tierra. Minga de movilizaciones, marchas, piquetes... cero gentuza en calles y plazas. La velada en el Teatro Colón quedó famosa porque Macri lloró: Lo rodeaba la crema del poder mundial, una élite bien vestida.
 
El PROnóstico anunciaba lluvia de inversiones. El sueño húmedo de los cambiemitas, en un par de sentidos. No diluvió (ni siguiera garuó) y además pasaron cosas. Los gurúes de la tribu y de la City confirmaban las fantasías de Macri. Ahora cuestionan el control de precios porque dicen que es una herramienta que siempre falló. No aplican la misma vara para evaluar los préstamos faraónicos del Fondo Monetario Internacional (FMI), blindajes, megacanjes o como se designaran. Tampoco fueron muy fructíferos. La herencia del macrismo agobia a la Argentina aunque la narrativa hegemónica finja distracción.
 
Roma también fue cercada para el reciente cónclave del G-20, era complicado transitarla. Argentina integra el organismo, el presidente Alberto Fernández participó, pronunció un discurso razonable y enérgico a la vez. Desde la derecha lo ridiculizan, se indignan porque no fue con sus pares a la Fontana de Trevi.
 
Fernández meditó su discurso de tres minutos, lo preparó, presentó bien la posición del Gobierno que incluye debilidad relativa frente a las potencias del planeta. Cuestionó la manera irregular con que se concedió el empréstito (ilegal para las leyes argentinas y para las reglamentaciones del FMI). E insistió en reclamos propios de quien quiere acordar: eliminación de las sobretasas de intereses, ampliación de plazos para pagar. Y eventual futura aplicación de lo que en jerga jurídica se llamaba "cláusula de la nación más favorecida": si las exigencias del Fondo se aligeraran después de firmado un acuerdo, las nuevas reglas deberían extenderse a la Argentina.
 
El documento final del G-20, con las cautelas típicas de la diplomacia internacional, recomendó al Fondo analizar medidas similares. Dentro del acotado marco de lo posible, el mejor pronunciamiento. Alberto parafraseó a su manera el notable apotegma de Néstor Kirchner: "los muertos no pagan". Su exjefe de Gabinete gestiona en una etapa peor que aquella, parece mentira.
 
La intención del Gobierno --anunciada en la campaña de 2019 y en los discursos inaugurales en el Congreso-- es llegar un acuerdo con el FMI con varios años sin desembolsos, un lapso prolongado de gracia y sin condicionamientos que perjudiquen la (deseada y demorada) recuperación económica.
 

 
El expresidente Mauricio Macri levitaba de gozo cuando el G-20 se reunió en Buenos Aires. La ciudad estaba vallada, desierta, la patrullaban fuerzas de seguridad, por aire y tierra. Minga de movilizaciones, marchas, piquetes... cero gentuza en calles y plazas. La velada en el Teatro Colón quedó famosa porque Macri shoró (se recomienda la fonética de Moria Casán para decirlo en voz alta): Lo rodeaba la crema del poder mundial, una élite bien vestida.
 
El PROnóstico anunciaba lluvia de inversiones. El sueño húmedo de los cambiemitas, en un par de sentidos. No diluvió (ni siguiera garuó) y además pasaron cosas.
 
Los gurúes de la tribu y de la City confirmaban las fantasías de Macri. Ahora cuestionan el control de precios porque dicen que es una herramienta que siempre falló. No aplican la misma vara para evaluar los préstamos faraónicos del Fondo Monetario Internacional (FMI), blindajes, megacanjes o como se designaran. Tampoco fueron muy fructíferos. La herencia del macrismo agobia a la Argentina aunque la narrativa hegemónica finja distracción.
 
Roma también fue cercada para el reciente cónclave del G-20, era complicado transitarla, igual es "La grande bellezza". Argentina integra el organismo, el presidente Alberto Fernández participó, pronunció un discurso razonable y enérgico a la vez. Desde la derecha lo ridiculizan, se indignan porque no fue con sus pares a la Fontana de Trevi.
 
Fernández meditó su discurso de tres minutos, lo preparó, presentó bien la posición del Gobierno que incluye debilidad relativa frente a las potencias del planeta. Cuestionó la manera irregular con que se concedió el empréstito (ilegal para las leyes argentinas y para las reglamentaciones del FMI). E insistió en reclamos propios de quien quiere acordar: eliminación de las sobretasas de intereses, ampliación de plazos para pagar.
 
Y eventual futura aplicación de lo que en jerga jurídica se llamaba "cláusula de la nación más favorecida": si las exigencias del Fondo se aligeraran después de firmado un acuerdo, las nuevas reglas deberían extenderse a la Argentina.
 
El documento final del G-20, con las cautelas típicas de la diplomacia internacional, recomendó al Fondo analizar medidas similares. Dentro del acotado marco de lo posible, el mejor pronunciamiento.
 
AF parafraseó a su manera el notable apotegma del fallecido presidente Néstor Kirchner: "los muertos no pagan". Su exjefe de Gabinete gestiona en una etapa peor que aquella, parece mentira.
 
La intención del Gobierno --anunciada en la campaña de 2019 y en los discursos inaugurales en el Congreso-- es llegar un acuerdo con el FMI con varios años sin desembolsos, un lapso prolongado de gracia y sin condicionamientos que perjudiquen la (deseada y demorada) recuperación económica.
 
La hipótesis oficial es que el Fondo debatirá informalmente las recomendaciones del G-20 antes de fin de año. Y que con optimismo de la voluntad podría concluirse el acuerdo antes de que terminara marzo de 2022. Así lo expresó el ministro de Economía,  Martín Guzmán, en un reportaje publicado ayer en el diario Perfil. La vocera presidencial Gabriela Cerruti dijo algo similar días atrás, sin precisar fechas.
 
Cuando acontezca, si acontece, se solidificará el debate contrafáctico: ¿se demoró demasiado, aun reconociendo el impacto brutal e imprevisible de la pandemia? La derecha autóctona afirma que sí, su ala extrema (Macri) explicó que si hubiera sido reelecto habría cerrado trato en cinco minutos. Otros intérpretes menos fabuladores "conceden" lapsos más largos aunque concuerdan en la idea: se llegó tarde. La dupla Fernández-Guzmán sostiene que las tratativas largas tienen que ver con la defensa de los intereses populares y con lo que impuso la covid-19.
 
En el oficialismo subsisten polémicas larvadas, en el borde del Frente de Todos (FdT) hay quienes todavía miran con cariño la posibilidad de una ruptura, default incluido.
 
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Verano en ciernes: 
  
En la Rosada, Cancillería y el equipo económico subrayan-celebran que la economía se está reactivando. La industria repunta con firmeza. Las vacaciones reflotarán ciudades y hasta provincias. Revivirán sectores productivos hiper castigados por la pandemia. La gastronomía, el turismo, los viajes, la cultura y el espectáculo para nombrar los más evidentes.
 
Los funcionarios alientan esperanzas altas: picos de afluencia, temporadas record. En simultáneo, un retorno de bienestares y diálogos entre artistas y público: oxígeno para los trabajadores de la cultura. Un poco de alegría para la gente común.
 
El escenario económico sería, según esa mirada, el mejor posible en una gestión condenada a convivir con el mal menor.
 
El escenario político, en espejo contrastante, podría ser el más complicado desde que asumió Fernández si se confirman los resultados de las Primarias Abiertas (PASO). La hipótesis más factible para los devaluados encuestadores, para la oposición. Y, en voz más baja, para casi todos los protagonistas del oficialismo que ahorran presagios mientras se empeñan para acortar diferencias donde hubo derrota (casi todos los distritos). 
 
Remar hasta el domingo próximo inclusive, buscar votantes propios remisos. La misión es persuadirlos, facilitar su traslado a los centros de votación. Aumentar el nivel de participación de modo significativo, por encima de los antecedentes históricos, constituye un instrumento imprescindible... una condición necesaria pero no suficiente.
 
El albertismo no existe como línea interna del FdT. Si la hubiera, su vanguardia sería muy similar a la comitiva que acompañó a AF. Fuera del país, rodeado por los más fieles, Fernández habrá respirado alivio de a ratos. Nunca demasiado porque sabía que cuando regresara --emulando al dinosaurio del microrrelato de Augusto Monterroso-- la realidad todavía estaría acá.
 
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La leyenda del paria, la salvación de Evo: 
  
Para la narrativa hegemónica "Alberto" es un paria del sistema internacional, una figura desdeñada por sus torpezas y complicidad con dictaduras regionales. Sin embargo, en los 99 días de mandato pre pandemia el presidente concretó una gira europea en la que fue recibido por mandatarios de países relevantes.
 
Mantuvo con ellos muchos intercambios ulteriores por Zoom, coloquiales.... un subproducto de la pandemia. La crisis sanitaria detonó consecuencias asombrosas, quizás no muy analizadas por ahora. A casi todos los mandatarios del planeta, en algún momento, la realidad se les escapó de las manos. 
  
Atravesaron contingencias únicas, temores. Las derrotas electorales recayeron sobre, verbigracia, el presidente negacionista de Estados Unidos Donald Trump, tanto como sobre el partido de la sensata y racional canciller alemana Angela Merkel.
 
La catástrofe, la incerteza, fomentaron la necesidad de conversar con "pares" (valgan las comillas). La tragedia y sus impotencias (disímiles pero innegables) los emparentó una temporada. En esos paliques, supone este cronista. Fernández les habrá parecido un interlocutor razonable, informado, hasta cordial.
 
La real politik internacional no cesó por eso, claro. La Argentina es un país endeudado hasta el caracú, el peronismo es materia complicada en ultramar, se conocen la inflación y las peripecias políticas de la coalición gobernante.
 
Oficialistas entusiastas llegaron a decir que la elocuencia de "Alberto" había convencido a sus colegas del G-20. Un exceso de entusiasmo, se sabe que en esos encuentros las decisiones se negocian con antelación y están tomadas cuando se desembarca, pongalé, en Roma. Sí es cierto que el presidente hizo uso de la palabra en sintonía con la tradición nacional-popular, abarcando al peronismo del siglo XXI, el kirchnerismo.
 
Posiblemente el mayor logro de la política exterior de Fernández fue haber salvado la libertad y, tal vez, la vida del ex presidente boliviano Evo Morales antes de llegar a la Casa Rosada. Con entereza contribuyó a la restauración del proceso democrático en el país hermano.
 
Evo estuvo en Argentina para rememorar el aniversario de la Cumbre de Mar del Plata. Lo que nos lleva al tramo evocativo y ojalá didáctico de esta columna.
 
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No al ALCA, sí a la integración: 
  
Kirchner y su par brasileño Lula da Silva desafiaron al presidente de Estados Unidos George W. Bush y a su propuesta de Asociación de Libre Comercio (ALCA). Bush venía a que refrendaran al toque su iniciativa, contaba con el aval de la mayoría de los países de la región.
 
"No al ALCA" fue la bandera. La estrategia abarcaba un ala más radicalizada encarnada por el presidente venezolano Hugo Chávez. Actuaron en sintonía, se dieron maña para conseguir los votos del presidente uruguayo Tabaré Vázquez y del paraguayo Nicanor Duarte Frutos (un dirigente de centro derecha, de "otro palo"). 
 
El Mercosur obtuvo una cláusula asombrosa en la que registraban dos posiciones para un mismo tema, modo creativo de parar al ALCA. Una minoría intensa dominó la reunión.
 
Se consolidaba una etapa única en Sudamérica.
 
La armonía entre Argentina y Brasil configuró un giro histórico que perduró durante años. Los mejores años de la historia regional transcurren cuando confluyen los líderes de países hermanos. Marco Aurelio García, dirigente y cuadro del PT, hilaba estos acercamientos con los de los presidentes Perón y Getulio Vargas o Raúl Alfonsín con José Sarney. Instancias auspiciosas, nunca tan duraderas como las de este siglo, prolongadas por las expresidentas Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff.
 
"No al ALCA", lejos de ser una bravuconada, jalonó años de cooperación y paz regional, gobiernos populares de distinto signo, estables como ninguno, indicadores sociales y económicos en ascenso. La comparación respecto de la contra ola de derecha (Macri, Jair Bolsonaro, Lenin Moreno, Janine Añez) potencia la valoración de aquella etapa.
 
Evo esperaba su turno subiéndose al tren del ALBA, acompañando y vivando a Diego Maradona, militando en su patria y por acá. Apena consignar que Kirchner, Chávez y el Diego fallecieron prematuramente, contingencias que impactan en la historia.
 
En 2003 el Departamento de Estado yanqui le hacía llegar a nuestra Cancillería un documento definiendo a Evo Morales como "narco terrorista". Dos sucesivos subsecretarios de Estado, Otto Reich y Roger Noriega, vaticinaban una guerra civil entre pueblos originarios si el líder cocalero llegaba a presidente. Esas visiones delirantes a menudo configuran la política exterior de la Casa Blanca.
 
Evo, aliado de Brasil y Argentina, fue el presidente más estable y relegitimado de su país. Encabezó un ascenso social formidable, sin derramamientos de sangre. El MAS refrendó su popularidad en elecciones tortuosas, con Evo exiliado y proscripto. Casi nada.
 
La alianza estratégica entre Brasil y Argentina no bastó para evitar las secuelas de la crisis económica mundial de 2008-2009. No podía alcanzar... pero funcionó como airbag para amortiguar las consecuencias. 
 
Durante un discurso pronunciado en el Palacio San Martín, Lula ironizó sobre el G-20 de 2009: "todos los mandatarios esperaban que otro dijera qué hacer". En el centro del mundo resolvieron que las personas de a pie pagaran las consecuencias del estropicio y que los bancos aterrizaran con paracaídas de oro (expresión que acuñaron líderes europeos). Se potenció la primacía del sector financiero en el capitalismo global, con costos sociales y económicos que siguen sangrando. La dimensión de esa crisis y sus secuelas mundiales se subestiman u olvidan con excesiva frecuencia.
 
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Desigualdades por doquier: 
  
Fascina volver a escuchar el discurso de Kirchner en Mar del Plata. Valoriza las "verdades relativas", enaltece a los disensos que son "saludables". Habla con calma, luce divertido.
 
La desigualdad que flagelaba al mundo en aquel momento, se acentuó en casi todas las naciones. En relaciones internacionales las asimetrías son la regla, recurrentes los comportamientos de las potencias. El aspirante a embajador estadounidense, Marc Stanley, afirma que "Argentina es un hermoso bus turístico al que no le andan las ruedas". 
 
Sin contexto, la comparación suena leve, hasta simpática. Envuelve presiones gigantescas, rayanas en la falta de respeto. Se suponía que el presidente Joe Biden es demócrata, que insufla aires nuevos. Su emisario desgrana un discurso digno del trumpismo. No cambian, no todo cambia.
 
Con correlaciones de fuerza adversas, los mandatarios de países emergentes necesitan construir poder, día tras día. Kirchner entendió el desafío tempranamente. Pulsear fuerte, arriesgar, afirmarse sobre el territorio propio.
 
En democracia eso se consigue con acompañamiento popular. Ampliando derechos, reconociendo conquistas, mejorando la distribución intra nacional de las riquezas, del poder, del prestigio. Prioridades de todos los tiempos... de ese ayer, del difícil presente, del escarpado bienio que se viene.
 
Por Mario Wainfeld
 
Fuente: pagina12.com.ar
 

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15-11-2025 / 10:11
Desde mayo la tendencia inflacionaria es al alza pero el IPC del Indec está lejos del sufrimiento de los bolsillos argentinos. Fuertes subas sub representadas que marcan un pulso en la calle muy distinto al que registra la estadística oficial. Es la mentira de las canastas de pobreza e indigencia. En ese marco, el Gobierno de Javier "el Loco" Milei atraviesa un momento de creciente desgaste político y social, marcado por una serie de errores estratégicos, decisiones económicas controvertidas y promesas de campaña que se han diluido con el paso del tiempo.
 
Aunque el presidente continúa sosteniendo su discurso de reformas estructurales y combate contra la "casta", distintos sectores señalan falencias de gestión, inconsistencias doctrinarias y retrocesos que han afectado tanto su imagen como el rumbo de la administración. Uno de los principales focos de crítica apunta a la política económica. Pese a haber prometido libertad absoluta de mercados, el oficialismo implementó un esquema de devaluaciones administradas que contradice su discurso inicial.
 
Mientras se aplicó un crawling peg que deterioró salarios, jubilaciones y capacidad de consumo, también se produjo un reacomodamiento financiero que impactó sobre pymes y sectores productivos. El desarme de instrumentos financieros, como las letras estatales, generó un clima de incertidumbre que especialistas atribuyen a errores propios de gestión más que a herencias recibidas.
 
La gobernabilidad es otro frente de debilidad. Sin una base legislativa sólida y con tensiones internas, el oficialismo se apoyó recurrentemente en decretos, lo que debilitó la capacidad de negociación y profundizó la distancia con fuerzas aliadas y opositoras. A ello se sumó un episodio político costoso: la fallida estrategia de forzar un plebiscito anticipado, que derivó en una derrota y dejó al Presidente expuesto en su momento de mayor fragilidad.
 
La estructura de poder extremadamente concentrada, especialmente en el círculo íntimo más reducido, manejado autoritariamente por su hermana Karina, también es señalada como un factor que limita la capacidad de reacción ante crisis. Otro golpe duro llegó con el escándalo de la criptomoneda LIBRA, impulsada desde sectores cercanos al oficialismo y que terminó desplomándose abruptamente.
 
La polémica, bautizada como "Cryptogate", dañó la credibilidad presidencial, instaló dudas sobre el rol corrupto de funcionarios vinculados al proyecto y abrió interrogantes sobre eventuales responsabilidades políticas. A esto se suman los efectos sociales del ajuste. Los recortes profundos en salud pública redujeron programas, afectaron personal y dejaron en situación crítica a áreas sensibles, lo que despertó fuertes cuestionamientos desde organizaciones médicas y sociales. La contradicción entre el discurso de eficiencia estatal y la caída de prestaciones esenciales alimenta críticas sobre la orientación del ajuste.
 
En paralelo, varias promesas centrales de campaña quedaron inconclusas. La privatización de Vaca Muerta y de empresas estatales no avanzó; la ruptura de vínculos comerciales con países catalogados como "comunistas" quedó en declaraciones simbólicas más que en acciones concretas; y el supuesto desmantelamiento del sistema de planes sociales no llegó acompañado de mejoras sostenibles en la asistencia. Incluso afirmaciones erróneas sobre vacunas, como en el caso de la prevención del dengue, generaron malestar por la falta de precisión en cuestiones de salud pública. Con este panorama, Milei enfrenta un desgaste que combina problemas económicos, errores políticos y promesas que no lograron materializarse.
 
La Opinión Popular
 

15-11-2025 / 09:11
En una sincronía que se ha repetido en la historia, al tiempo que en Naciones Unidas el representante del gobierno argentino acusaba de corruptas a las víctimas de la dictadura y a sus familiares, en Washington se anunciaba un acuerdo con el gobierno de Javier "el Loco" Milei de subordinación y entrega. En Argentina, la violación de los derechos humanos, o su negación como en este caso, siempre tuvo su correlato con una relación de sumisión abyecta con Estados Unidos. La injerencia yanqui sobre su colonia argentina se profundiza. 

El miserable discurso pronunciado en la Comisión contra la Tortura de la ONU generó rechazo entre los demás presentes. En general, revictimizar a personas que han sufrido las peores aberraciones en torturas, violaciones, secuestros y desapariciones, genera repugnancia.

El funcionario al que le tocó jugar ese papel denigrante fue el subsecretario de Derechos Humanos, el siniestro Alberto Baños. Acusó a los organismos de derechos humanos, a las víctimas de la represión y a sus familiares de inventar la cifra de los 30 mil desaparecidos "para hacer negocio".
 
Este personaje tenía que responder preguntas sobre la represión del gobierno de Javier Milei a la protesta social y por el cercenamiento de políticas de derechos humanos. Pero eligió el papel más repulsivo para desacreditar a los organismos de derechos humanos que han sido quizás el aporte más democratizador que tuvo el proceso de transición democrática en la Argentina.
 
Baños es un exponente típico de un amplio sector del Poder Judicial. Se incorporó al fuero civil de la ciudad de Buenos Aires durante la dictadura y fue designado juez en el gobierno de Carlos Menem. Tuvo a su cargo algunos casos de resonancia, como la desaparición del policía de la Ciudad Arshak Karshanyan, en la que estaban sospechados miembros de esa institución. Baños hizo que la misma policía sospechada participara en la investigación y después de un tiempo dejó el caso sin resolver.
 
En otro caso, declaró prescripta la corrupción por el vaciamiento de Aerolíneas, lo que después tuvo que ser reconsiderado por otro tribunal. Y cuando se reabrió la investigación por la desaparición de las manos de Perón, la carpeta donde estaban los resultados de la investigación fue misteriosamente sustraída de su despacho.
 
No sería el sujeto más indicado para hablar de corrupción o para ser la cara de los derechos humanos de un gobierno que los respete. Más bien, su función ha sido hasta ahora liquidar las políticas de derechos humanos que la sociedad construyó laboriosamente desde la retirada de la dictadura.
 
Y en su presentación en Ginebra ante la Comisión contra la Tortura intentó ocultar la violencia institucional del gobierno del estafador Milei que todos los miércoles es pública y notoria cuando reprime con violencia a los jubilados.
 
La presentación tan sucia de Baños coincidió con el anuncio del gobierno de Estados Unidos del acuerdo con Milei que levanta aranceles aduaneros a los productos de ese país, elimina controles de calidad, así como controles sanitarios y se compromete a obstaculizar el ingreso de productos de otros países.
 
La contrapartida es cero. Estados Unidos no se compromete a nada que favorezca a los productos argentinos. Lo que se conoce del acuerdo afectará gravemente a la industria local como advirtió el gobierno de la provincia de Buenos Aires, donde se asienta gran parte de esa actividad. Hay una regla invariable en la historia moderna del país: la violación sistemática de los derechos humanos ha estado siempre relacionada con gobiernos que al mismo tiempo entregaron soberanía. 
 

14-11-2025 / 09:11
La Casa Blanca de Estados Unidos dio a conocer unilateralmente los primeros lineamientos del acuerdo comercial entre Argentina y EE.UU., a espaldas de los argentinos y del debate en el Congreso. Anunciaron un acuerdo comercial y de inversiones que materializa el momento histórico de mayor subordinación colonialista de Argentina a Estados Unidos. Más apertura hacia la entrada de productos yanquis incluso agrarios, eliminación de barreras arancelarias y no arancelarias, entre otros puntos. Sin detalles, que todavía deben ser negociados, el texto muestra un completo alineamiento con todas las regulaciones norteamericanas, más allá del interés argentino, y la apertura total a sus mercaderías. El comunicado local no expresa claramente cuáles serían los "beneficios" para Argentina.
 
Los argentinos nos enteramos del acuerdo por el que Trump viene a cobrar su apoyo electoral a Milei, y que pagaremos todos los argentinos. Allí, se anuncia la firma de un convenio Marco para un Acuerdo sobre Comercio e Inversión Recíprocos con Argentina. Ambos países se comprometen en abrir sus mercados en "áreas clave", aunque en la letra del texto difundido es mucho más la Argentina abriendo sus fronteras a los productos norteamericanos que los "compromisos" asumidos por este último. Es una reversión de Pacto Roca-Runcimann de 1933, el Estatuto Legal del Coloniaje, que subordinó la economía argentina a los intereses británicos.
 
El acuerdo favorece mucho más a los Estados Unidos. Entre los puntos principales destaca que Argentina brindará "acceso preferencial a productos estadounidenses como medicamentos, maquinaria, tecnologías de la información y productos agrícolas". A su vez, Estados Unidos eliminará aranceles para "ciertos recursos naturales argentinos y bienes farmacéuticos no patentados" y considerará el impacto del acuerdo al aplicar medidas comerciales relacionadas con la seguridad nacional.
 
En el ámbito agrícola, ambas partes se comprometieron a mejorar las condiciones de acceso al mercado de carne vacuna y aviar, así como a facilitar el comercio de productos como menudencias, carne de cerdo y productos lácteos. También se acordó no restringir el uso de ciertos términos cárnicos y lácteos.
 
El documento subraya que Argentina eliminará barreras no arancelarias como licencias de importación y formalidades consulares, y se comprometió a desmantelar gradualmente el impuesto estadístico para productos estadounidenses. Asimismo, se alineará con estándares internacionales en múltiples sectores y reconocerá certificaciones de organismos estadounidenses como la FDA. Este último punto implica un mazazo para la industria farmacéutica nacional.
 
Es un acuerdo con costos. El Marco de Comercio Recíproco e Inversión se presenta como un paso histórico para el vínculo bilateral. Sin embargo, la letra fina sugiere que Milei es un títere de los yanquis y los principales beneficios inmediatos recaerán sobre la economía de la potencia del norte: mayor acceso a sectores industriales y tecnológicos argentinos, influencia regulatoria ampliada, apertura en agroalimentos y una posición reforzada en cadenas de valor estratégicas. Para Argentina, los potenciales beneficios -posible llegada de inversiones- dependerán de cómo se implementen las reformas y de si el país puede evitar que la apertura derive en una nueva dependencia comercial asimétrica.
 
Milei celebró la difusión del acuerdo por parte del gobierno de Estados Unidos (que en Argentina no se oficializó formalmente). Para los norteamericanos, los "recates" al gobierno anarco capitalista tras haber fracasado no una, sino dos veces en menos de seis meses (salvataje del FMI en abril y de EEUU en octubre), están rindiendo con el sometimiento de Argentina en forma de entrega de soberanía.
 
La Opinión Popular

13-11-2025 / 09:11
Se perdieron más de 220.000 puestos de trabajo durante el gobierno cipayo, vende patria y pro oligarca de Javier "el Loco" Milei. Es la caída de empleo registrado privado, público y trabajadoras de casas particulares en agosto en relación a noviembre de 2023. En el mismo período creció el monotributo (+121.740). La precarización laboral avanza. En ese marco, Milei puso nuevamente en agenda la reforma laboral con el falso argumento de crear empleo. En la historia del país ya se demostró que eso no ocurrió, solo avanzó la precarización laboral, con salarios por el piso, que aumentó las ganancias de los empresarios.
 
El impensable y contundente resultado electoral de hace unos domingos atrás agrandó al gobierno anarco capitalista, que pasó a la ofensiva. La punta de lanza de esta ofensiva es la promocionada reforma laboral. ¿Se trata de una modernización equitativa y democrática de las relaciones capital trabajo, o se trata de una regresión a formas de dominio absoluto del capital sobre el trabajo?
 
Aprovechando el envión dado por las urnas, Milei está decidido a cumplir con las imposiciones del FMI. Que el Congreso apruebe el presupuesto 2026 en las sesiones extraordinarias de diciembre y sancione las leyes que impongan las reformas laboral esclavista y la tributaria, también exigidas por el Círculo Rojo, en enero. La previsional quedaría para más adelante.
 
Así como desde el inicio de su gestión creó una suerte de sentido común acerca de las bondades del equilibrio fiscal, que ya nadie en la oposición sistémica discute. Así ha buscado imponer un ambiente favorable a las reformas, particularmente la que tiene que ver en contra de los derechos del trabajo.
 
Los argumentos son por demás conocidos. Modernizar la legislación y sus normativas que estarían obsoletas frente a los nuevos procesos de producción y comercialización, que no se adaptarían a las nuevas tecnologías en continuo cambio, que su rigidez impediría la creación de empleo y por lo tanto obstaculizaría la reducción de la informalidad. Cuando el desempleo en Argentina llegó al 7,9% en el primer trimestre de 2025, según el INDEC. Casi 1,8 millones de personas estuvieron sin trabajo en ese período.
 
No se trata de ninguna modernización, es una regresión a las condiciones laborales del pre peronismo, si se quiere de fines del siglo XIX y principios del XX, que maximizan las ganancias de las empresas sobre la base de rebajar aún más el ingreso de los trabajadores. La experiencia demuestra que este tipo de reformas solo traen más precarización y pérdida de derechos. (Recordar "Ley de Empleo", 1991 y "Ley de Empleo, productividad y equidad", 2000 (Ley Banelco). La creación de empleos formales, que baja la informalidad, no depende de este tipo de normativas sino del crecimiento de la inversión productiva y la expansión de la actividad económica.
 
¿Qué tipo de reforma es necesaria? Una que compense la asimetría entre capital y trabajo, que no incline la cancha más de lo que está. Que por ejemplo reduzca la jornada para crear empleo. Que reconozca la calidad de trabajadores y por lo tanto sus derechos a quiénes se desempeñan en los servicios de plataformas. Que otorgue derechos a quienes trabajan en la Economía Popular. Que reconozca las licencias por paternidad y regule las tareas de cuidados...
 
Las condiciones de vida de los trabajadores no mejorarán con la reforma laboral de Milei, hay que rechazar el proyecto y conquistar trabajo con derecho para todos. No hay nada que negociar. Por el contrario, hay que resistir y luchar contra esta reforma antiobrera y antisindical que beneficia a los ricos y perjudica a los pobres. 
 
La Opinión Popular
 

12-11-2025 / 11:11
Gobierno libertario solo para la casta de los más ricos. Los "héroes" del Presidente. Marcos Galperín, ferviente defensor de que el Estado no intervenga en la economía, recibe millonarias exenciones impositivas. En un contexto de ajuste fiscal y debates por la reforma tributaria, el Formulario 10-Q presentado por Mercado Libre ante la SEC de Estados Unidos expone una vez más los jugosos beneficios fiscales que el gobierno de Javier Milei le otorga al "unicornio" fundado por Galperín, el hombre más rico de la nación con un patrimonio de 8.300 millones de dólares, según Forbes.
 
La empresa, valorada en más de 106 mil millones de "verdes", reportó ingresos netos de 7.400 millones en el tercer trimestre, un 39 por ciento más que el año anterior, y ganancias de 421 millones de dólares. Sin embargo, detrás de estos números relucientes se esconde un "secreto a voces": exenciones impositivas que superan los 350 millones de dólares en los últimos cinco años.
 
Bajo el régimen de promoción de la Economía del Conocimiento, Mercado Libre accedió en los primeros nueve meses de 2025 a beneficios por 50 millones en Ganancias y 17 millones de dólares en aportes previsionales, un 52 por ciento más que en 2024. "Es un subsidio injusto a una multinacional que no lo necesita", critica el Observatorio del Trabajo Informático (OTI), vinculado a la Asociación Gremial de Computación.
 
A Galperín le perdonaron en 2021: US$ 59 millones, en 2022: US$ 81 millones, en 2023: US$ 109 millones, en 2024: US$ 57 millones, en 2025: US$ 67 millones. Total: US$ 373 millones de impuestos le perdonaron a Galperin en cinco años. Pero los sectores populares tienen que pagar el IVA de los fideos sin chistar.
 
Sectores gremiales y la industria financiera coinciden: con su tamaño colosal, Javier Milei abusa del esquema al encuadrar áreas menores bajo un solo CUIT, mientras evade contribuciones que podrían destinarse a pymes o servicios públicos en crisis. Galperín, exiliado fiscal en Uruguay, predica la libre competencia, pero no duda en alzar la voz contra rivales como Temu y Shein, las plataformas chinas que inundan el mercado con productos baratos.
 
En el Foro Abeceb, Juan Martín de la Serna, presidente de la filial argentina de Mercado Libre, exigió "reglas claras" para importaciones, advirtiendo que amenazan el 90 por ciento de ventas de pymes en la plataforma y el empleo local. "Abrir indiscriminadamente da trabajo a chinos, no a argentinos", sentenció.
 
Ironía pura: el defensor del no intervenciónismo estatal ahora pide regulaciones que protejan su imperio. El cruce en X con Miguel Ángel Pichetto lo desnuda todo. El diputado peronista instó a gravar a estas "economías de plataformas" para cuidar la industria nacional.

Galperín replicó con arrogancia: "No estoy preocupado, competimos exitosamente". Pichetto no se quedó atrás: "Mejor empezá a preocuparte, porque te van a pasar por arriba y ya impactan en empleos de distribución".

Mientras, el Gobierno de Milei discute bajar cargas patronales, pero calla sobre estos privilegios elitistas de los más ricos empresarios. Esta disparidad fiscal alimenta el descontento: ¿por qué el gobierno de Milei regala millones a un magnate mientras mientras los salarios deprimidos de jubilados y trabajadores pagan la crisis?

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