Nacionales - 16-09-2021 / 11:09
MASSA BUSCA ERIGIRSE COMO MEDIADOR ENTRE EL CRISTINA Y FERNÁNDEZ PARA GARANTIZAR LA UNIDAD
Alberto negocia el futuro de su gestión bajo presión del kirchnerismo más duro
El titular de la Cámara de Diputados mantuvo varias reuniones con funcionarios que pertenecen a la fuerza que él lidera, el Frente Renovador, y también con el jefe del bloque oficialista, Máximo Kirchner, para analizar las tensiones dentro del Gobierno a partir de la presentación de renuncias de un sector del Gabinete, que responde a la vicepresidenta Cristina Fernández.
La derrota en las PASO llevó a la primera crisis seria de gobierno dentro de la coalición oficialista. Por lo menos, la más aguda, la más visible, la primera que divide en dos al gabinete y al elenco de funcionarios que acompaña al presidente Alberto Fernández. Las diferencias en el ritmo que había que imprimir a la reacción tras las PASO, desató una inoportuna tormenta en el Frente de Todos. En el gobierno se resisten a hacer cambios y el establishment promueve una ruptura con Cristina.
La guerra de gestos había empezado la noche del domingo. El presidente Fernández se manifestó el lunes presentándose con todos los ministros cuestionados por el kirchnerismo. Por ese entonces, los reproches eran aislados y no un planteo orgánico del sector más importante de la coalición de Gobierno. La lógica de los gestos se prolongó hasta ayer mientras subía la tensión.
Alicia Kirchner le pidió a todo su gabinete poner a disposición su renuncia por escrito. En lectura política, la gobernadora santacruceña comenzaba a marcarle el camino al jefe de Estado. Alberto siguió con el minué: tras mostrarse con Santiago Cafiero, Matías Kulfas y Claudio Moroni, ayer por la mañana hizo lo propio con el titular de Economía, Martín Guzmán, en la presentación de la ley de hidrocarburos. Unos y otros no hacían más que aumentar el enojo del otro sector. El ultimátum fue la repetición por parte de Axel Kicillof de la jugada santacruceña, ahora en tierra bonaerense.
Ante la falta de reacción el desafío fue total. Wado de Pedro difundió una carta en la que ponía su renuncia a disposición. Al ministro del Interior lo siguieron en catarata Tristán Bauer, Martín Soria, Roberto Salvarezza, Jorge Ferraresi y Juan Cabandié, además de otros funcionarios muy cercanos a Cristina como Luana Volnovich, Fernanda Raverta y Martín Sabbatella. Cuando se sumó la renuncia de Victoria Donda, si es que quedaban, se disiparon las dudas sobre si se trataba o no de un apriete.
En este contexto de caos y desconcierto, Alberto Fernández se reunía con los ministros "leales": Cafiero, Moroni, Kulfas, Guzmán, Cecilia Todesca, Matías Lammens, Gabriel Katopodis, Juan Zabaleta, Sabina Frederic, Felipe Solá y Vilma Ibarra. Desde esa trinchera, lanzaron otro operativo, con sucesivos mensajes públicos de apoyo al Presidente. Sergio Massa también juntó a su tropa para analizar cómo posicionarse. Desde sectores del Gobierno arreciaban los rumores de que el titular de Diputados asumiría la jefatura de Gabinete. Desde todos los sectores menos desde el massismo, donde pese a la innata vocación de poder saben leer situaciones políticas.
El mensaje es claro: Cafiero, Kulfas y Moroni están vetados desde el kirchnerismo. Guzmán, según le comunicaron puntualmente, puede seguir si quiere, en tanto se aleje del perfil fiscalista que viene aplicando. Traducido: "si te quedás, acá te pasamos el libreto". Con Cafiero el tema es más serio. Alberto lo sabe y tiene asumida la variable "lost lost" que enfrenta: "si mantengo a mi gente a toda costa la coalición de gobierno se rompe, si agacho la cabeza paso a ser un empleado administrativo para firmar decisiones de otros".
"Negociemos don Inodoro", recomendaba Mendieta. El hilo se cortará, seguramente, por lo más delgado. O hasta donde la intransigencia de Cristina disponga. Tarde o temprano se dilucidará quién manda en el Gobierno.
La Opinión Popular
CRISIS POLÍTICA
Massa busca erigirse como mediador entre el kirchnerismo y Alberto Fernández para garantizar la unidad
El titular de la Cámara de Diputados mantuvo varias reuniones con funcionarios que pertenecen a la fuerza que él lidera, el Frente Renovador, y también con el jefe del bloque oficialista, Máximo Kirchner, para analizar las tensiones dentro del Gobierno a partir de la presentación de renuncias de un sector del Gabinete, que responde a la vicepresidenta Cristina Fernández.
El titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, miró de afuera -pero no tanto- la disputa entre el kirchnerismo y Alberto Fernández. La presentación de renuncias de un sector del Gabinete, que responde a la vicepresidenta Cristina Fernández, y la muestra de lealtad de algunos ministros al presidente empujaron al líder del Frente Renovador a convocar de apuro a una reunión a los funcionarios que le responden para tomar posición en una puja que, aunque quisiera, no le es ajena.
Massa conversaba con el mandatario sobre el proyecto del Presupuesto 2022, que debía ingresar hoy a la Cámara baja, cuando se hizo pública la renuncia del ministro del Interior, Eduardo de Pedro. Luego, más funcionarias y funcionarios siguieron el mismo camino. Lo que otras veces no fue más que una formalidad a posteriori de una derrota electoral se transformó en la llave de entrada a una eventual crisis política dentro de la fuerza gobernante. Así lo leyeron en el massimo y actuaron en consecuencia.
El dirigente del Frente Renovador improvisó una reunión en su oficina de avenida del Libertador al 800. Pasadas las 17.30, se encontró con su esposa y titular de AYSA, Malena Galmarini; el ministro de Transporte, Alexis Guerrera; el titular del Banco de Inversión y Comercio Exterior, José de Mendiguren; el presidente del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), Claudio Ambrosini; y el presidente de Trenes Argentinos, Martín Marinucci.
En el primer tramo del cónclave, los socios del kirchnerismo y del peronismo que se identifica con Alberto Fernández analizaron el escenario político y los pasos a seguir con el eje puesto en la necesidad de "mediar" entre ambos sectores a fin de contener un desborde que ponga en riesgo al gobierno del Frente de Todos.
Atento al buen vínculo que construyeron en este año y medio, Massa interrumpió la reunión con la dirigencia del Frente Renovador para mantener un encuentro con el jefe del bloque de diputados oficialista, Máximo Kirchner, en el Palacio del Congreso. Luego, regresó a Recoleta para continuar analizando con los suyos la situación.
"Por ahora, la idea es contener y mantener la tranquilidad", dijeron a BAE Negocios desde el massismo. Al igual que cuando cumple su rol de presidente de la Cámara de Diputados, Massa esta vez también procura apostar a construir algún grado de consenso para evitar la fractura del gobierno al que pertenece. En gran medida, de eso dependerá su propio futuro político en los próximos años.
En esa misma dirección, en medio de las versiones que señalan a Massa como el nuevo jefe de Gabinete, desde el Frente Renovador remarcaron que el diputado no está interesado en ocupar el lugar de Santiago Cafiero. Ya antes de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) lo desecharon como posibilidad. "¿Qué ganaría Sergio con volver a un cargo en el que ya estuvo?", dijeron a este diario desde el massismo antes de la derrota electoral. Como si estuvieran al tanto de los resultados que vendrían, acotaron: "No le interesa. Además, una cosa es ser jefe de Gabinete de un Gobierno ganador y otra de uno perdedor".
La idea de que Massa retorne al puesto que ocupó durante un año en el primer gobierno de Cristina Fernández provino de la agrupación La Cámpora. En aquélla oportunidad, el dirigente del Frente Renovador había reemplazado nada más y menos que a Alberto Fernández. Ahora, prefiere jugar otro rol, el de "mediador" -según explican cerca de él-, al menos hasta que se aclare el panorama.
Por Gabriela Vulcano
Por Gabriel Buttazzoni
Fuente: BAE Negocios