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Groucho Marx dijo: "La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados". En ese punto, Javier Milei es marxista.
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Internacionales - 11-06-2021 / 11:06
DERROTA DEL NEOLIBERALISMO EN EL BALLOTAGE EN PERÚ

Con el 100% de las mesas escrutadas, Pedro Castillo superó a Keiko Fujimori

Con el 100% de las mesas escrutadas, Pedro Castillo superó a Keiko Fujimori
La súbita irrupción del fenómeno Castillo es producto, en primer lugar, de la descomposición del sistema político peruano; de una crisis institucional crónica marcada por la corrupción endémica, el descrédito hacia la clase política y las profundas heridas sociales y económicas que dejan 30 años de neoliberalismo y 15 meses de pandemia. Castillo, con su impronta sencilla y su lenguaje de pueblo, supo conectar con ese hastío generalizado.
Derrota del neoliberalismo en Perú.  Con el 100% de las actas electorales procesadas y el 99,295% contabilizadas, Pedro Castillo es el candidato con más votos y si bien aún resta un 0,705% de los sufragios por escrutar, y ese porcentaje es mayor al que separa a Castillo de la candidata Keiko Fujimori (0,40 puntos porcentuales), es poco viable que se pueda revertir este resultado. Hasta este momento, el candidato de izquierda Castillo tiene el 50,195 % de votos válidos (8.803.629 votos) con una ventaja de 68.473 votos frente a la postulante derechista Fujimori, que recibió el 49,805 % del sufragio.

Pedro Castillo le ganó la batalla a la clase política tradicional, a la élite empresarial y al latifundio mediático. Logró vencer a los poderes facticos que cerraron filas con el fujimorismo activando una implacable y millonaria campaña sucia con "el peligro del comunismo". Pero la ilusión le ganó al miedo y una histórica revancha popular se pone en marcha.

Alberto Fernández fue el primer presidente en felicitar a Castillo como gobernante electo de Perú. "Hoy (jueves) me comuniqué con @PedroCastilloTe, presidente electo de Perú. Le expresé mi deseo de que unamos esfuerzos en favor de América Latina. Somos naciones profundamente hermanadas. Celebro que el querido pueblo peruano enfrente el futuro en democracia y con solidez institucional", escribió en su cuenta de Twitter.

Los derechistas Aznar, Macri, Pastrana, Uribe y otros pidieron que no se proclame a Castillo ganador en Perú, hasta que las autoridades electorales peruanas resuelvan "impugnaciones y observaciones" en las actas. Por otro lado, el ex mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva también felicitó este jueves a Castillo y señaló que su "victoria" es un "avance en la lucha popular" de Latinoamérica.


 
El siniestro "Grupo de Lima" también perdió en las urnas peruanas. Creado con el único objetivo de derribar al gobierno de Nicolás Maduro, sus gestores quedaron atravesados por la maldición que les había echado Hugo Chávez. "El que se mete con Venezuela se seca". El devenir de Michel Temer, Sebastián Piñera, Iván Duque, Mauricio Macri y Donald Trump parece haberle dado la razón.
 
Se abre un nuevo tiempo lleno de interrogantes. Castillo agarra un fierro caliente, el país con más muertes por covid por millón de habitantes y una economía devastada, con más del 70 por ciento de informalidad laboral. Arranca con la cancha inclinada y el árbitro en contra, con el establishment buscando desestabilizar desde el día 1 (o antes, ya se vio el terrorismo financiero con la caída de la bolsa y la disparada del dólar). El devenir marcará el rumbo de esta encrucijada.
 
La Opinión Popular
 
 
 
 
Pedro Castillo: ¿una esperanza plebeya para América Latina?
 
Por Gerardo Szalkowicz
 
Cabalgando las sierras andinas con su sombrero de ala ancha y un lápiz gigante en la mano, con una campaña artesanal, sin big data ni despliegue 2.0, desde un pequeño partido de izquierda y encarnando un sueño de siglos, Pedro Castillo le ganó la batalla a la clase política tradicional, a la élite empresarial y al latifundio mediático.
 
Logró vencer a los poderes facticos que cerraron filas con el fujimorismo activando una implacable y millonaria campaña sucia con "el peligro del comunismo". Pero la ilusión le ganó al miedo y una histórica revancha popular se pone en marcha. Con muchas incógnitas, con algunas pocas certezas pero sobre todo con esperanzas de sobra, se abre paso por primera vez una alternativa de poder desde el Perú profundo, desde el mundo andino-amazónico siempre marginado y despreciado, un terremoto político y simbólico-cultural de gran impacto regional.
 
La súbita irrupción del fenómeno Castillo es producto, en primer lugar, de la descomposición del sistema político peruano; de una crisis institucional crónica marcada por la corrupción endémica, el descrédito hacia la clase política y las profundas heridas sociales y económicas que dejan 30 años de neoliberalismo y 15 meses de pandemia. Castillo, con su impronta sencilla y su lenguaje de pueblo, supo conectar con ese hastío generalizado.
 
Pero también es emergente de una polarización histórica. Una grieta geográfica y de clase que divide al Perú desde su conformación como Estado: el clivaje estructural entre la élite costeña y la población serrana y amazónica, entre el poder metropolitano de Lima y el empobrecido universo campesino-indígena tierra adentro.
 
El antropólogo José Matos Mar, en su libro Perú: Estado desbordado y sociedad nacional emergente, describe esta brecha entre el "Perú Oficial" que representa el poder central, tradicional y criollo, y lo que llama "el Otro Perú", mestizo y periférico, en una larga relación de dominación y discriminación. Y justo en las vísperas del bicentenario de la Independencia, irrumpe un proyecto que parece encarnar las demandas y la memoria colectiva de ese "Otro Perú".
 
 
Quién es y qué promete Castillo
  
Tercero de nueve hermanos, nació hace 51 años en el caserío de Puña, provincia cajamarquina de Chota. La escuela de su comunidad sólo tenía hasta tercer grado así que para terminar la primaria debía caminar más de dos horas hasta un distrito vecino. "Cargar agua de lejos, ir a bañarse al manantial, correr para ir a la escuela", así describe la infancia su hermano mayor en el documental El profesor.
 
Antes de empezar la secundaria trabajó dos años en las plantaciones de arroz en la selva. En las vacaciones arrancaba para Lima a changuear de lo que toque; fue canillita, vendió helados e hizo tareas de limpieza. Ya en la juventud se destacó como líder estudiantil, después empezó a ejercer la docencia y también se graduó como magíster en psicología educativa.
 
Su militancia se curtió en las Rondas Campesinas -extendida organización en defensa del territorio-, desde donde se fue forjando como dirigente comunitario y sindical.
 
Desde 1995 da clases en la misma escuela rural en la que estudió de chico donde, suele contar, solo tres de sus 20 alumnos tienen celular. Saltó al centro de la escena nacional en 2017 cuando encabezó una histórica huelga docente de 70 días y en 2020 aceptó el desafío presidencial de Perú Libre, un partido que se define marxista y mariateguista. Para la primera vuelta nadie lo tenía en los planes y las encuestas lo daban séptimo.
 
Su propuesta de gobierno incluye una batería de transformaciones estructurales como la convocatoria a una Asamblea Constituyente para reemplazar la Carta Magna fujimorista de 1993 -el armazón que encorsetó la democracia peruana-, "una segunda reforma agraria", nacionalizar los recursos estratégicos y aumentar los presupuestos de educación y salud del 3 al 10 por ciento del PBI.
 
Como contrapartida, se opone a la ampliación de derechos como el matrimonio igualitario y el aborto (aunque aclaró que trasladaría su debate al proceso constituyente), signo de un conservadurismo religioso fuertemente arraigado en la sociedad peruana.
 
 
¿Época de cambios o cambio de época?
 
La prensa caníbal hará lo suyo y tampoco estará fácil en el Congreso, donde Perú Libre tendrá sólo 37 de las 130 bancas, en un país donde los últimos cinco presidentes electos terminaron destituidos y/o presos. ¿Cómo podrá maniobrar con esta frágil gobernabilidad?
 
Otra incógnita es cómo se parará Castillo en el escenario regional. Es inevitable la comparación con Evo Morales, por la simbiosis entre origen humilde, identidad étnica y discurso de izquierda. El ex presidente boliviano fue el primer entusiasta con su aparición: "Es del mismo linaje".
 
También recibió el espaldarazo de José Mujica, con quien realizó un vivo por Facebook, y de gran parte de los movimientos populares latinoamericanos. Seguramente se acerque al polo progresista y saque al Perú del moribundo Grupo de Lima, cuyo nombre quedará en ridículo.
 
El devenir marcará el rumbo de esta encrucijada. Si a Castillo lo devora el sistema y, como el dicho, termina bajándose del caballo por la derecha, o si se anima a refundar el país y a cambiar el rumbo de la historia construyendo ese futuro que, como imaginaba Mariátegui, no sea "ni calco ni copia sino creación heroica".
 
Editor de NODAL. Autor del libro "América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista".
 

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