Nacionales - 29-03-2021 / 11:03
EL FALTANTE ES GLOBAL
La producción y suministro de vacunas contra el coronavirus está colapsada
El 10% de los países del mundo tienen el 88% de las vacunas. No hay una imagen más perfecta del neoliberalismo que ese dato, que tiene el dramatismo de que lo que se concentra en este caso no son solamente dólares sino expectativas de supervivencia. ¿A eso le llama "libre mercado" la gran prensa porteña? ¿Cuáles son los logros de los tratados de "libre comercio" que impulsan?
Acordar la compra en grandes cantidades de vacunas y a precio razonable de algo que todos quieren es difícil, requiere de mucho nervio, mucha diplomacia, mucha responsabilidad. Obtenerlo se ha vuelto un vía crucis. La cadena de producción y suministro de vacunas contra el coronavirus está colapsada.
Lo saben los 27 países de la Unión Europea que, con poco más de un 5% de la población mundial, adquirieron una de cada cuatro vacunas comercializadas globalmente por los laboratorios, pero no las están recibiendo. Y lo sabe el mundo pobre: apenas 18 países concentran el 88% de las dosis distribuidas, mientras el resto padece las consecuencias de una pandemia inédita.
El 10% de los países del mundo tienen el 88% de las vacunas. No hay una imagen más perfecta del neoliberalismo que ese dato, que tiene el dramatismo de que lo que se concentra en este caso no son solamente dólares sino expectativas de supervivencia. ¿A eso le llama "libre mercado" la gran prensa porteña? ¿Cuáles son los logros de los tratados de "libre comercio" que impulsan?
La falta de vacunas, que la gran prensa hegemónica solo ve en Argentina, es un drama global. Un centenar de naciones pobres quizás no vean una sola vacuna hasta 2022. Pero a las potencias ricas también les falta, y amenazan desatar una guerra en la carrera contrarreloj por la inmunización.
En ese marco, el inminente empeoramiento de las condiciones de la pandemia de Covid, que está arrasando todos nuestros países vecinos a un punto que no se había visto durante la primera ola del 2020, terminará afectando la actividad económica, con o sin restricciones. Al mismo tiempo, a más necesidades económicas, más circulación de la población, que necesita encontrar medios de subsistencia.
Con ese panorama y en medio de rebrotes de coronavirus en distintas ciudades del país que llevaron a la cifra total de contagios diarios cerca de los niveles más altos, se agilizó la llegada de vacunas y se confirmó que arribarán más dosis en las próximas semanas.
Las 1.170.000 dosis de la vacuna Sputnik V y las 218.000 del Fondo Covax que llegaron en los últimos siete días, las 580.000 de Astrazeceneca que deberían estar en suelo argentino en los primeros días de abril y las 3 millones de dosis de Sinopharm que llegarán antes de fin de mes, le permitirán al Gobierno darle un mayor volumen al operativo de vacunación.
Además se confirmó que en los próximos dos meses llegarán alrededor de 4,5 millones de dosis de la vacuna de Astra Zeneca: 900 mil a lo largo de abril y 3,5 millones en mayo, que se sumarán a los envíos de la rusa Sputnik V que seguirán entrando al país de acuerdo a la capacidad de producción del laboratorio que las fabrica.
El incremento de la disponibilidad del insumo fundamental, sumado a la decisión adoptada por el ministerio de Salud de la Nación y refrendada por las 24 provincias de diferir la aplicación de las segundas dosis, permitirá avanzar mucho más rápidamente en la cobertura de la población de riesgo antes de la llegada de la segunda ola.
La Opinión Popular
Las vacunas en el centro de un multilateralismo estallado
Acordar la compra en grandes cantidades y a precio razonable de algo que todos quieren ya es difícil, requiere de mucho nervio, mucha diplomacia, mucha responsabilidad. Obtenerlo se ha vuelto un vía crucis. La cadena de producción y suministro de vacunas contra el coronavirus está colapsada.
Lo saben los 27 países de la Unión Europea que, con poco más de un 5% de la población mundial, adquirieron una de cada cuatro vacunas comercializadas globalmente por los laboratorios, pero no las están recibiendo. Y lo sabe todo el mundo pobre: apenas 18 países concentran el 88% de las dosis distribuidas, mientras el resto padece las consecuencias de una pandemia inédita.
Un informe de la Dirección Nacional de Relaciones Internacionales exhibe el dispar acceso a las vacunas, y pone en contexto la situación argentina. Con el millón de dosis de Sinopharm que un avión de Aerolíneas irá a buscar a Beijing (presumiblemente el martes), otro vuelo aún no confirmado a Moscú que partiría en las próximas horas, y las 218 mil vacunas del mecanismo Covax que arribaron desde Holanda; la Argentina habrá recibido más de 6 millones de dosis, el 10% de las que negoció con distintos laboratorios. Por caso, Francia recibió sólo el 2% de las que compró.
La falta de vacunas, que la prensa hegemónica solo ve aquí, es un drama endémico. Un centenar de naciones pobres quizás no vean una hasta 2022. Pero a las ricas también les falta, y amenazan desatar una guerra en la carrera contrarreloj por la inmunización.
Aquel informe traza un mapa preciso de la feroz geopolítica de las vacunas. Pfizer-BioNTech y Moderna atienden en EE UU pero comercializan sus desarrollos en 76 y 32 países, respectivamente. Oxford-AstraZeneca acordó envíos a otros 76, pero enfrenta el lobby de la industria farmacológica estadounidense y las esquirlas impensadas del Brexit. De hecho, la Comisión Europea ya advirtió que si la compañía anglosueca no entrega las partidas prometidas al continente y las desvía al Reino Unido, directamente prohibirá exportarlas, esas vacunas y quizás todas las demás. Pésima noticia para 90 países periféricos a los que prometió suministrar las dosis sobrantes. Para esas naciones, y también para la Argentina, el bloqueo de insumos de EE UU a México que complica el envasado de la sustancia activa producida aquí, en mAbxience, y los dobleces del gobierno indio, que ante el auge de los casos en su país amenaza frenar la exportación de los millones de vacunas que se fabrican allí, presentan nuevos escollos cuya dimensión aún no está clara.
Más allá de la situación relativa de la Argentina en este funesto ajedrez de poderosas multinacionales y Estados que se cierran sobre sí mismos ante la peste, la única certeza es que, estallado el multilateralismo, este mundo que deja la pandemia lleva al paroxismo lo peor de un sistema injusto en el que no hay más ley que la del más fuerte.
Por Pablo Taranto
Fuente: Tiempo Argentino