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Sociedad e Interés General - 22-02-2021 / 09:02

El Espinillo: Cerca de Paraná, la primera batalla de la guerra civil que dividiría al país entre unitarios y federales

El Espinillo: Cerca de Paraná, la primera batalla de la guerra civil que dividiría al país entre unitarios y federales
La Batalla del Espinillo fue el primer enfrentamiento armado entre unitarios y federales. Tuvo lugar el 22 de febrero de 1814, y fue librada entre federales entrerrianos y orientales contra porteños unitarios, en los campos del Arroyo Espinillo, Provincia de Entre Ríos. El lugar exacto del combate está ubicado a unos 25 km al este de la ciudad de Paraná.
 
La Batalla del Espinillo fue un enfrentamiento que tuvo lugar el 22 de febrero de 1814, librada entre entrerrianos y orientales contra porteños, en los campos del Arroyo Espinillo, Provincia de Entre Ríos. El lugar exacto del combate está ubicado a unos 25 km al este de la ciudad de Paraná.
 
Las fuerzas del Directorio, al mando de Eduardo Karlitz de Holmberg, son derrotadas por las fuerzas artiguistas al mando de José Eusebio Hereñú y a partir de entonces, en rápida sucesión, los territorios de Corrientes y Misiones, y los pueblos del interior de la Banda Oriental se pronunciaron a favor del federalismo propugnado por José Gervasio Artigas.
 
Fue la primera batalla de la guerra civil rioplatense, que dividiría al país entre unitarios y federales hasta 1875. El triunfo dio a los federales artiguistas el control del oeste de la Provincia de Entre Ríos. Rápidamente Entre Ríos, más Córdoba, y Santa Fe se unen a la Provincia oriental dando nacimiento a la Liga Federal.
 
La batalla de El Espinillo tiene, así, dos grandes razones para ser celebrada en nuestra provincia, como fecha patria entrerriana: por una parte, fue la primera batalla en que un ejército federal derrotara a uno unitario;  y por otra, a raíz de ella fue que los entrerrianos nos animamos a hacer lo que la lucha de Artigas nos reclamaba: liberarnos del yugo unitario porteño.
 
La Opinión Popular

 
El 20 de enero de 1814 José Gervasio Artigas abandonó con más de 3.000 hombres el sitio de Montevideo en desacuerdo con la política del director supremo Gervasio Antonio de Posadas, luego de que la Asamblea del año XIII rechazara a los diputados orientales artiguistas, dirigiéndose hacia la Villa de Belén, cerca de la cual estableció su Cuartel General en los potreros de Arerunguá (Departamento de Salto).
 
Posadas respondió con un decreto del 11 de febrero, declarándolo traidor y enemigo de la patria, ofreciendo 6.000 pesos a quien lo entregara vivo o muerto. Por esas razones Artigas declaró la guerra al Directorio porteño.
 
El 20 de febrero de 1814 el comandante de la Villa de Paraná, teniente coronel Eusebio Hereñú reconoció a Artigas como Protector de los Pueblos Libres desconociendo la dependencia de la Tenencia de Gobierno de Santa Fe a la cual estaba sujeta Entre Ríos desde 1810 y estableció de hecho la autonomía de la provincia. Hereñú sustituyó a Andrés Pazos por José Gregorio González como alcalde de primer voto del Cabildo de Paraná.
 
Para frenar el avance de los federalistas y para capturar a Artigas, Posadas ordenó al coronel prusiano barón Eduardo Kaunitz de Holmberg que alistara 400 soldados con artillería en Santa Fe y pasara a Entre Ríos en donde debía reunirse con las tropas que pudiera alistar el recientemente nombrado (en enero) comandante de Entre Ríos, coronel Hilarión de la Quintana, éste se hallaba en Concepción del Uruguay.
 
Entre las instrucciones que recibió von Holmberg estaban:
 
El primer objeto de su comisión es apoderarse de todos modos y a cualquier costa de la persona de don José Artigas (...)
 
Luego que esté en disposición de hostilizar lo hará infatigablemente, cortando víveres, convoyes, estorbando la reunión de las familias y de gentes armadas o inermes, desmembrándole las que tenga reunidas ya por medios de dispersión, ya por premios que ofrecerá a los que lo abandonen y el de 6 mil pesos al que lo entregue vivo o muerto al citado Artigas (...)
 
Si llegara a apoderarse de éste o de las personas de Barreiro, Torgués o Texo, los hará fusilar (...)
 
Para que pueda proceder con la debida legalidad publicará el día 16, así en las divisiones militares como en los pueblos de Entre Ríos un bando en que se declare traidores a la Patria a Artigas y sus cómplices. El bando se remitirá oportunamente (...)
 
Ante el cruce del río Paraná por las fuerzas directoriales, el coronel artiguista Fernando Otorgués, desde Paysandú, cruzó el río Uruguay por el Paso de Vera y ocupó Concepción del Uruguay y Gualeguaychú, desalojando a Hilarión de la Quintana, marchando luego aceleradamente hacia la Villa de Paraná que fue ocupada por von Holmberg.
 
El 22 de febrero de 1814 la columna de Otorgués, junto con las fuerzas de Hereñú, secundado por el sargento mayor Juan León Sola, derrotaron a von Holmberg en El Espinillo. Otorgués respetó las vidas de von Holmberg y de la Quintana y luego los liberó.
 
A consecuencia de esta victoria, el 23 de abril se declaró la independencia de los pueblos de Entre Ríos y el Directorio inició negociaciones con Artigas, enviándole delegados que aceptaron los planteos federalistas pero fueron negados por Buenos Aires.
 
Fuente: Wikipedia

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Como cada 9 de Julio reivindicamos la lucha de las masas populares contra la permanente agresión política, económica y cultural neocolonial e imperialista, que busca disolver la identidad nacional y condenar a nuestra Patria a la condición de colonia dependiente como factoría de las metrópolis imperiales, mera proveedora de materias primas y alimentos baratos. 

El 09 de julio de 1816, el histórico Congreso, reunido en Tucumán, declara la independencia de las Provincias Unidas del Sur, que así rompe los lazos de dependencia con España y proclama la existencia de una nueva nación, libre e independiente. Lo hacía cuando la Santa Alianza, de Austria, Rusia y Prusia, promovía en Europa la restauración monárquica y combatía los movimientos liberales y democráticos.

Es el momento culminante de la gesta revolucionaria iniciada en 1810 y se realizó en Tucumán por el creciente malestar de los pueblos del interior contra Buenos Aires. Desde la supresión de la Junta Grande por el Primer Triunvirato en 1811 y hasta el Directorio de Carlos María de Alvear, la elite porteña había impuesto sus criterios centralistas, desconociendo el sentimiento federal de la mayoría del interior. La independencia, que se proclama en la sesión presidida por el sanjuanino Francisco Narciso de Laprida, es el fundamento a partir del cual José de San Martín impulsará la campaña para liberar Chile y luego Perú, consolidando la independencia argentina.

Las masas populares, con sus lanzas y su fuerte sentimiento de libertad, construyeron la Patria independiente con San Martín, las montoneras bravías del interior que nos legaron el federalismo, los ciudadanos revolucionarios de don Hipólito Irigoyen que cimentaron la democracia del Pueblo y las multitudes obreras movilizadas por Juan Perón que combatieron por la Justicia Social.
 
Invariablemente, la alternativa histórica fue siempre: independencia económica o subdesarrollo y miseria, e implica optar entre aceptar resignadamente la dependencia del país al FMI o luchar por la Liberación, por una Nación Justa, Libre y Soberana.
 
Tomamos el valiente ejemplo de San Martín que, para la Declaración de la Independencia, se impuso militarmente a los españoles y políticamente a aquellos sectores vinculados a la elite porteña que ya estaban negociando, tanto con el Imperio español como con el Reino Unido de Gran Bretaña, una nueva dependencia.
 
La nuestra es una historia de caudillos y masas populares. Los líderes pesaron profundo en los procesos. En 1816, San Martín, Belgrano, Güemes, Pueyrredón, Artigas, Juana Azurduy... Y la participación de las masas populares es una herencia del período independentista revolucionario, por la importancia que tempranamente tuvo la movilización popular, política y militar, en nuestra historia, desde la formación de las milicias urbanas para derrotar a los invasores británicos, y la voluntad del Pueblo que jugó un papel sin precedentes en la destitución de un virrey y el nombramiento de su sucesor.
 
Como decía don Arturo Jauretche"La historia es la política del pasado y la política es la historia del presente". Hoy, como siempre, peleamos por nuestra única, verdadera e irrenunciable independencia, evidenciando el aparato de colonización mental montada por los países centrales y sus operadores internos, como el macrismo y el mileismo, para perpetuar la dependencia.
 
Gustavo Rearte, fundador y líder de la JP, héroe de la Resistencia Peronista
Escribe: Blas García 

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