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Nacionales - 13-02-2021 / 10:02
EL LAWFARE A TODO VAPOR

El basural que dejó el macrismo manipulando la justicia

El basural que dejó el macrismo manipulando la justicia
Mentras en Argentina se acumulan los fallos insólitos, para profundizar o cubrir las operaciones armadas contra la oposición a Macri, en Brasil la Corte puso por primera vez verdaderamente en crisis la causa del Lava jato, destinada a voltear a Dilma y mantener a Lula proscripto.
Llamó por teléfono a la comisaría para que devuelvan las bombachas que habían robado a una feriante y la condenaron a dos años de prisión por amenazar a la policía. El fallo más ridículo contra Milagro Sala fue avalado esta semana por la Corte Suprema. Al mismo tiempo Casación arrebató dos causas de espionaje durante el macrismo y se las entregó de hecho al fiscal Carlos Stornelli, imputado en otra causa por espionaje.
 
Al presidente de la Cámara de Casación Penal, Gustavo Hornos, le comprobaron seis visitas a la Casa de Gobierno entre 2016 y 2018 antes de polémicos fallos de su tribunal que perjudicaban a Cristina. El lawfare sigue a todo vapor por la estructura judicial que construyó y cooptó Mauricio Macri.
 
En Brasil, en cambio, un fallo de la Corte de ese país desbarató el famoso Lava Jato que fue tomado como paradigma de la lucha contra la corrupción y demostró que sólo buscaba apartar del gobierno al Partido de los Trabajadores.
 
Es una enumeración de lo que pasó en sólo una semana con relación al basural que dejó el macrismo en la Justicia y cómo se derrumbó el caso emblemático de lawfare en el continente.
 
Todo parece grotesco. La Corte Suprema avalando el caso de las bombachas, Casación entregando las dos causas por espionaje para que la investigue un fiscal imputado por espionaje, y el juez Hornos haciendo la consulta en la Casa Rosada durante el macrismo.
 

 
El jueves, cuando el diputado Martín Soria presentó la denuncia contra Hornos en la Cámara de Diputados, con los datos del libro de entrada de la Rosada que la sostenían, el denunciador serial Fernando Iglesias fue el encargado de defender al titular de Casación. El diputado macrista habló del "chiquero de las denuncias". Iglesias conoce ese chiquero porque fue uno de los que más se revolcó allí.
 
Las repetidas visitas de Hornos a Macri durante el punto más alto de la persecución judicial contra ex funcionarios kirchneristas generó esta semana un escándalo en Comodoro Py, un territorio de piel curtida como para sonrojarse por denuncias de lawfare. Pero el libro de entradas de la Rosada no se puede desmentir y los pone en evidencia. Hubo jueces que reclamaron a Hornos que dé explicaciones a sus colegas. Seguramente habrá excusas.
 
Si tuviera que ser juzgado por lo que sucedió solamente esta semana, el Poder Judicial argentino tendría que ser condenado por la práctica vergonzosa del lawfare. Pondrán mil excusas, pero los hechos son contundentes.
 
Resulta evidente hasta para un ciego que la condena que avaló la Corte fue inventada como parte de una cascada de denuncias contra Milagro Sala. El único testigo es el policía que atendió el teléfono. Dijo que Milagro amenazó con poner una bomba en la comisaría si no devolvían las bombachas a la feriante.
 
Es el mismo modus operandi que con Cristina Kirchner o Amado Boudou y otros funcionarios kirchneristas. Los llenaron de denuncias para conseguir un impacto mediático que avalara las condenas irregulares que pudieran salir de esos juicios.
 
Quedará en los anales del bochorno judicial el día que Cristina Kirchner fue citada por el mismo juez a declarar en ocho indagatorias. La denunciaron por robar objetos históricos: una carta de San Martín que le había regalado Putin y un bastón presidencial que le había regalado la familia del expresidente Héctor Cámpora.
 
Los jueces aceptaban denuncias o condenaban sin pruebas reales, con testigos comprados, o extorsionados o cuentas dibujadas y falsos peritos y eran aplaudidos como si fueran héroes de la patria. Personajes como el fallecido Claudio Bonadio eran recibidos por los funcionarios macristas con aplausos cuando ingresaban a la embajada norteamericana.
 
Antes de ser convertido en héroe, Bonadio era el juez con más pedidos de juicio político en la Magistratura. Uno de ellos era por demorar una causa en la que los pacientes hemofílicos denunciantes se iban muriendo por haber contraído Sida en transfusiones de sangre mal hechas.
 
No son detalles. La mayoría de esas denuncias contra exfuncionarios kirchneristas se están cayendo. Otras ya tienen condenas, como la de Boudou. Todas, sin importar el estado judicial en que se encuentren, están invalidadas por ese mecanismo de lawfare. La única forma de hacer creíble esos juicios sería empezar de cero, con otros jueces y con los acusados en libertad.
 
En el gobierno existe la idea de que deberá ser el Poder Judicial el que se purifique a sí mismo. Exjueces como Carlos Rozanski y el ex magistrado Raúl Zaffaroni plantearon que la reacción corporativa entre los jueces y fiscales es más fuerte que cualquier intento de autodepuración.
 
En Brasil se produjo el caso emblemático de lawfare, como fue el Lava Jato, cuya culminación fue alejar a Dilma Rousseff y Lula del gobierno y reemplazarlos por el inepto Jair Bolsonaro. El Lava Jato fue tomado como modelo en otros países, además de Argentina para desprestigiar a dirigentes populares.
 
Pero ahora en Brasil, el descontento con el ultraconservador Bolsonaro creó el ámbito propicio para desconstruir el mecanismo que lo llevó al poder. El juez Gilmar Mendes, del Tribunal Supremo --equivalente a la Corte Suprema de Argentina-- ha dicho que "este modelo de Justicia es de un Estado totalitario, que fue complaciente con parte de los medios. Es, como dijo The New York Times, el mayor escándalo judicial de la historia de la humanidad. Está lleno de delitos, repercutiendo en todo el mundo".
 
Dijo eso tras dar a conocer la décima parte de los diálogos que pusieron en evidencia la conspiración política entre los fiscales y el juez Sergio Moro para armar causas judiciales contra Lula.
 
The New York Times se había explayado sobre el tema: "El Estado de derecho está cada vez más en peligro (en Brasil) con el beneplácito de buena parte del establishment político y económico que ayer respaldó ciegamente la operación Lava Jato y hoy apoya la llegada de un político acusado de corrupción a la presidencia de la Cámara de Diputados (el bolsonarista Arthur Lira), al tiempo que el Presidente desarticula la mayoría de las instituciones de lucha contra la corrupción y el crimen".
 
El juez Sergio Moro, la estrella del Lava Jato, pasó de ser un seguro presidenciable, al enorme descrédito y a trabajar en una consultora norteamericana sobre corrupción, seguramente con sede en Miami. En los diálogos de Moro con los fiscales que difundió el Tribunal Supremo quedó en evidencia la colaboración irregular del FBI norteamericano en esa conspiración.
 
"Moro y el Lava Jato usaron al Poder Judicial como 'la Stasi'", dijo el magistrado Gilmar Mendez, para espiar a otros jueces, a la Afip brasileña y para filtrar esa información a periodistas amigos y así presionarlos a ratificar los fallos de primera instancia".
 
Pareciera que hablara de Argentina porque es el calco. La diferencia es que aquí todavía la Corte no cuestiona esos procedimientos. Se considera que estas revelaciones constituyen la antesala de la anulación de los dos juicios de Lava Jato contra Lula y su rehabilitación política.
 
En Bolivia, tras el triunfo reciente de Luis Arce y el regreso del MAS al gobierno, el Congreso amnistió esta semana a 1.200 personas perseguidas judicialmente por el golpe que derrocó a Evo Morales. La presidenta de facto Jeanine Añez gobernó un solo año. En ese tiempo volaron las acusaciones de corrupción para perseguir a dirigentes del MAS.
 
Mientras los legisladores del oficialismo votaban la amnistía, la oposición que había respaldado el golpe contra Evo gritaba "¡Dictadura no, democracia sí!". Respaldaron el golpe pero acusan de dictadura al gobierno que ganó las elecciones y funciona con el Congreso a pleno.
 
Por Luis Bruschtein
 
Fuente: Página12
 

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23-10-2025 / 08:10
En el ocaso de una campaña sin épica, Javier "el Cipayo" Milei enfrenta el miedo más grande de su propio gobierno: quedar sin el tercio legislativo que sostiene su poder político seudo democrático. El que hace un año prometía "refundar la Argentina", llega a la elección del 26 de octubre devaluado, aislado y con un discurso cada vez más errático, mientras las encuestas anticipan una caída que podría dejar a La Libertad Avanza sin capacidad de defensa en el Congreso.
 
Consultado por Guillermo Andino sobre qué consideraría un "buen resultado", el presidente no habló de ganar ni de convencer, sino de sobrevivir: "Uno que me asegure un tercio en la Cámara, que es una pared de defensa", admitió Milei, resignado a celebrar un empate como si fuera un triunfo. Esa "pared" es lo único que separa al Gobierno anarco capitalista del colapso institucional. Sin ese tercio, el oficialismo perdería poder de veto sobre leyes opositoras, vería caer sus DNU y hasta quedaría a tiro de un eventual juicio político, algo que hoy se comenta en voz baja en despachos peronistas y radicales.
 
Según un informe elaborado por el politólogo Gonzalo Taboada, el Gobierno solo mantendría control con un 39 por ciento de los votos, cifra que nadie se anima a pronosticar. En el escenario más optimista, Milei llegaría a 104 diputados sumando el PRO y algunos gobernadores aliados; pero con un resultado más realista, cercano al 32 por ciento, el oficialismo quedaría a merced de bloques provinciales y de una oposición fortalecida, con 109 bancas y capacidad de bloquear cualquier iniciativa presidencial.
 
En el peor escenario, con un 30 por ciento o menos, La Libertad Avanza ni siquiera lograría conformar el tercio propio ni sumando al PRO, lo que significaría una catástrofe política. "Una elección de 30 por ciento o menos es el número del abismo", señaló Taboada. "En ese escenario el Gobierno dependería de los árbitros, perdería autonomía y quedaría sin margen de maniobra".
 
La situación no sorprende a quienes observan el deterioro del poder libertario. El desquiciado Milei, que se soñó emperador, terminó mendigando apoyo a Donald Trump, mientras su ministro de Economía intenta contener una recesión que ya acumula dos años consecutivos, con inflación persistente y un dólar que sigue escalando.
 
A la crisis económica se suma una soledad política creciente. Karina "la Coimera" Milei se atrincheró en la Secretaría General, Santiago Caputo perdió influencia y el vínculo con los gobernadores aliados se tensó al extremo. El PRO ya no se comporta como socio, sino como tutor de un Gobierno que no logra ordenar su propia tropa.
 
La estrategia electoral del oficialismo se limitó a campañas de miedo, spots improvisados y discursos cargados de enojo, sin propuestas ni respuestas ante el descontento social. Milei dejó de hablar de "reformas estructurales" para conformarse con conservar la silla presidencial y evitar el aislamiento total.
 
"Pasar de un balotaje con 55 por ciento a una legislativa que arranque con un 20 y pico sería un golpe devastador", reconoció un operador libertario que, en privado, admite que el Gobierno festejará si logra un empate técnico. La foto final podría marcar un antes y un después. Si Milei no alcanza el tercio, su relato de liderazgo "anticasta" trucho quedará pulverizado y su futuro político dependerá de los mismos actores a los que prometió "dinamitar". La elección del domingo, más que una prueba electoral, será un plebiscito sobre su propia capacidad de gobernar.
 
La Opinión Popular
 

22-10-2025 / 11:10
A cinco días de las elecciones legislativas de medio término, la economía argentina volvió a quedar atrapada en un torbellino de tensiones cambiarias y el Banco Central debió volver a intervenir para que el dólar mayorista no superara el techo de la banda de flotación.
 
Ni las intervenciones del Tesoro de Estados Unidos, ni la firma del swap con Washington, ni el anuncio de una recompra de bonos alcanzaron para calmar la incertidumbre del mercado, que se mueve bajo una sola lógica: cubrirse como sea ante el riesgo electoral, aun pagando precios récord por el dólar y desarmando posiciones en acciones y bonos soberanos.
 
El sueño de Javier "el Cipayo" Milei de conseguir un megacrédito internacional empieza a tambalearse. Los gigantes financieros de Wall Street pusieron el freno y exigen garantías concretas antes de liberar los 20 mil millones de dólares prometidos. En la Casa Rosada, el discurso libertario suena fuerte, pero los bancos no compran humo: quieren saber quién paga si el país vuelve a tropezar con su historia de impagos.
 
El plan oficial buscaba armar una línea de financiamiento para reforzar reservas y dar aire al Gobierno, pero el entusiasmo se pinchó rápido. Desde el JP Morgan hasta el Citi, todos coincidieron en algo: Argentina necesita mostrar activos reales o un respaldo estatal sólido, algo que Milei se resiste a ofrecer en su cruzada contra el "Estado elefante".
 
La tensión se siente en los despachos. Mientras el ministro Luis "Toto" Caputo negocia contrarreloj, los operadores financieros miran los indicadores y ven lo mismo que los argentinos: un déficit que sigue sin cerrarse y un dólar que sube como fiebre sin Paracetamol. Cada día sin definición profundiza la desconfianza y pone más presión sobre el presidente, que esperaba anunciar el acuerdo como una victoria política.
 
Para los banqueros, el problema no es ideológico sino contable. Quieren garantías, y las quieren por escrito. Sin eso, los 20 mil millones seguirán siendo una promesa tan etérea como las teorías de "mercado libre" que Milei repite frente a los micrófonos. En el país ya se habla de "default técnico disfrazado de negociación", y los rumores empujan los bonos argentinos a la baja.
 
Desde su entorno intentan minimizar la situación, pero las fuentes financieras son tajantes: el préstamo no está cerrado y no lo estará hasta que el Gobierno muestre números concretos. Entre tanto, en los pasillos del poder ya suena un murmullo incómodo: "Si ni los bancos le creen, ¿Quién va a prestarle a la Argentina?"
 
El Banco Central tuvo que vender divisas de las reservas, ya casi exhaustas, para que la demanda mayorista no hiciera volar el techo de la banda cambiaria. Los anuncios oficiales pasan desapercibidos.
 
La Opinión Popular
 

21-10-2025 / 11:10
El yanqui Donald Trump hizo un demoledor diagnóstico sobre la desatrosa situación económica en la Argentina para justificar el "rescate" al gobierno anarco capitalista de Javier "el Cipayo" Milei, un tema que le está generando muchas críticas internas. "No tienen nada, están muriendo", afirmó el presidente. Con ese análisis, el swap no alcanzó, caen las acciones y el dólar quedó a 1% de la banda.
 
Cuestionado por una periodista por la posibilidad de que EEUU compre carne argentina, una medida que perjudicaría a los productores estadounidenses como ya pasó con la soja, Trump se ofuscó y respondió: "Señorita usted no sabe nada de esto, Argentina está luchando por su vida". "Están luchando por su vida. A Argentina no los beneficia en nada. ¿Entiendes lo que eso significa? No tienen dinero, no tienen nada. Están luchando muy duro por sobrevivir, están muriendo", justificó Trump. Lo dijo a pesar de que no se vean cadáveres en las calles.
 
Trump dijo que intentará ayudar a la Argentina a "sobrevivir en un mundo libre" porque le "gusta" el presidente Milei. "Creo que está intentando hacerlo lo mejor que puede, pero no hagas que parezca que lo están pasando bien, están muriendo. Están muriendo", lanzó. Se trata de la segunda vez en menos de una semana que el presidente de EEUU intenta ayudar al chupamedia Milei, pero lo termina hundiendo.
 
El martes pasado, durante la reunión en la Casa Blanca, le reiteró el apoyo, pero advirtió que está atado al resultado de las elecciones del 26 de octubre. "Si pierde, no seremos generosos con la Argentina", dijo Trump generando un desplome en los mercados. El gobierno de Milei tuvo que salir a aclarar por todos lados que se refería a las elecciones de 2027, pero Trump reiteró en sus redes que se refería a las de medio término. Días después, Milei se enojó con un periodista que le preguntó sobre esa frase y enojado respondió que fue malinterpretada por el Grupo Clarín.
 
Las palabras del mandatario yanqui obligaron a una rápida reacción oficial. El vocero presidencial, Manuel "Cara de Piedra" Adorni, buscó relativizar el impacto y pidió "entender el contexto". Sin embargo, terminó admitiendo que "claramente no somos un país al que le vaya bien", al enumerar inflación mensual del 2%, riesgo país en torno a los 1.000 puntos y un clima electoral enrarecido.
 
El Banco Central (BCRA) firmó el acuerdo de swap con EE. UU. por U$S 20.000 millones. A pesar del anuncio, el riesgo país se ubicó por encima de los 1000 puntos, los ADRs de empresas argentinas cayeron hasta 5% y el dólar cerró en $1495. Otro anuncio de la Secretaría de Finanzas, de toma de deuda con el JP Morgan, hizo revertir algo la caída de bonos. No alcanzó con el Tesoro, se suman los "bancos internacionales amigos" al saqueo y la rapiña.
 
Mientras Trump describió a la Argentina como un país "sin dinero" y "peleando por sobrevivir", la respuesta libertaria se redujo a relativizar el golpe y aceptar, a medias, el diagnóstico externo. Como sea, el mercado parece ya no creer en las promesas de ayuda de Trump y espera hechos concretos. Ni siquiera las intervenciones de Scott Bessent comprando pesos han logrado frenar la volatilidad del dólar.
 
La Opinión Popular
 

20-10-2025 / 10:10
La relación entre José Luis Espert y Fred Machado, el acusado por narcotráfico que financió su campaña presidencial en 2019, sigue complicando a La Libertad Avanza, aunque el economista, al que todavía defiende Javier "Cipayo" Milei, ya no encabeza la lista libertaria oficialista. En el último reportaje que otorgó el día que se confirmó su extradición a los Estados Unidos, se reveló el mensaje que Machado le pasó al Gobierno. Soltó una bomba que hizo temblar a más de uno en La Rosada.
 
En una entrevista de ocho horas con la periodista Caro Fernández, de Splendid AM 990, lanzó una advertencia que suena a ultimátum: "Si hablo, se cae el país". Con la extradición a Estados Unidos autorizada por la Corte Suprema, Machado no se guardó nada y apuntó directo al corazón del poder libertario, salpicando a figuras como José Luis Espert, Patricia Bullrich y Alberto Weretilneck con acusaciones que, de probarse, podrían destruir al Gobierno de Javier Milei.
 
El empresario, con un tono que mezcla bronca y desesperación, mandó un mensaje filoso a Santiago Caputo, estratega clave de Milei: "A Santiago Caputo le hago llegar un mensaje: Yo no quiero ir a Estados Unidos. Si esto explota, yo fundo todo. Yo hablo y se cae el país mañana". La respuesta fue: "Mensaje recibido". ¿Qué sabe Machado que pone tan nervioso al entorno presidencial?
 
Con Espert, su exaliado, no fue menos duro. Financió su campaña en 2019, pero ahora lo acusa de darle la espalda. "Espert no tendría que haberme negado. ¿Por qué me negó?", dijo, recordando una advertencia que le hizo en marzo de 2021 sobre los riesgos que corrían. "Le expliqué que irían por él. Pero no me escuchó", disparó con amargura.
 
Las acusaciones también alcanzaron a Patricia Bullrich. Según Machado, habría una triangulación de fondos para su campaña presidencial de 2023, con más de 3 millones de pesos movidos a través de una empresa de la familia Bada Vázquez, de los cuales al menos 215.000 pesos habrían ido a parar a su campaña.
 
Sobre Weretilneck, señaló un supuesto entramado de negocios en Río Negro, con permisos de explotación de arenas silíceas otorgados a Claudio Cicarelli, presunto testaferro del gobernador.
 
En un intento por limpiar su nombre, Machado insistió: "Es una cuestión de plata, no de droga". Sin embargo, la noticia de su extradición lo desmoronó. Entre el ladrido de sus perros y la tensión del momento, suplicó a Fernández: "No me dejes solo". Horas después, un operativo policial lo trasladó para enfrentar su destino en Estados Unidos.
 
La Opinión Popular
 

19-10-2025 / 08:10
Entre el colapso económico, la pérdida de relato y el avance de sus propios aliados, Javier "el Cipayo" Milei enfrenta el tramo final de la campaña convertido en símbolo de su propio fracaso: un presidente sin respuestas, cercado por la realidad y por quienes financiaron su ascenso. El plan "llegar" se quedó sin nafta cuando todavía falta una semana para alcanzar la meta. La impotencia es la tónica en la recta final antes de unas elecciones que se convirtieron en un delicado plebiscito sobre el futuro del gobierno y del país.
 
El proyanqui Milei volvió de Washington DC con una hoja que dice "amigo" y el fibrón que usó Donald Trump para estampar esa dedicatoria. A su regreso dio dos entrevistas en las que se peleó con sus interlocutores (le dijo "marxista" a Eduardo Feinmann y a Esteban Trebucq que le hacía el "caldo gordo a los psicópatas kirchneristas") y confesó que no tiene una solución para los problemas de los argentinos.
 
- El ochenta por ciento apenas si puede llegar a fin de mes y el sesenta por ciento, setenta, llega al día veinte. Les falta dinero en el bolsillo.
- ¿Qué quiere? ¿Que lo emita?
- No, yo no...
- A ver, entonces, emitiendo no se arregla. ¿Cómo quiere que lo arregle? Vamos, dígame. ¿Cómo le pongo plata a la gente?
- El economista es usted.
- No, bueno, pero digo o sea, a ver, digamos.
 
Un día más tarde insistió:
 
- ¿Y la gente que no puede esperar, presidente?
- A ver. A ver, pero, de vuelta. Te hago una pregunta, no puede esperar, a ver, ¿cómo lo resolvemos?
- Es que yo no lo sé.
- No, bueno, entonces.
- Sólo le pregunto.
- No, bueno, pero si vas a hacer el punto, digamos, a ver, empecemos a discutir cómo se resuelve.
 
Para Milei la escasez y la mala calidad de vida de millones de personas es en todo caso un problema intelectual, teórico, en el que no tiene demasiado interés. Dos años después de asumir le sugiere a su interlocutor (no un funcionario, no un asesor, ni siquiera un consultor sino un periodista en el contexto de una entrevista televisiva en vivo) que empiece la discusión.
 
Decir que no le quita el sueño sería una exageración: ni siquiera lo considera un problema, algo que deba resolver. La economía se encargará de hacerlo, cuando deje de existir el riesgo kuka. Suena estúpido, pero es exactamente el argumento presidencial, palabra por palabra.
 
Para la mayoría de los argentinos se trata en cambio de una cuestión muy concreta, a veces de vida o muerte. Este miércoles, en Congreso, en la marcha semanal por el reclamo de una mejora en las jubilaciones, una pareja daba su testimonio a las cámaras de televisión.
 
Él está atravesando un tratamiento contra el cáncer, le sacaron la cobertura de los remedios para aliviar los dolores y los vómitos cuando le hacen quimioterapia. En el hospital sólo le entregan la mitad. Desde los estudios, la cronista sugiere que den un "alias" bancario para recibir transferencias de gente que pueda ayudarlos. No tienen teléfono: tuvieron que venderlo para comprar medicinas. Milei no tiene una respuesta para ellos ni va a tenerla. 
 

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