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Nacionales - 11-10-2020 / 11:10
GOBERNAR Y PERSUADIR: EL DESAFÍO DE ENCONTRAR UNA NARRATIVA PARA ESTA ÉPOCA

Lucha popular contra la concentración de la riqueza

Lucha popular contra la concentración de la riqueza
Hay algo más que caracteriza a esta microclase de súpericos argentinos: en la inmensa mayoría de los casos, sus papás son supericos y sus abuelos también. Y además lo tienen todo afuera. Un relevamiento muestra que esos multimillonarios tienen el 83 por ciento de su dinero en el exterior.
En Argentina, unas pocas manos concentran una cantidad enorme de riqueza, con el agravante de que esa riqueza la sacan del sistema para dolarizarse y fugarla, de manera tal que sus fortunas quedaron desenganchadas del destino del país.
 
Si al país le va bien, a ellos les va bien, como sucedió durante los doce años de gobiernos peronistas, en los que amasaron ganancias récord. Si al país le va mal, en cambio, a ellos les va mejor, como pasó recientemente en el gobierno de Mauricio Macri. No tienen ningún incentivo para apostar por el desarrollo; más bien todo lo contrario.
 
Hay algo más que caracteriza a esta microclase de súpericos argentinos: en la inmensa mayoría de los casos, sus papás son supericos y sus abuelos también. Y además lo tienen todo afuera. Un relevamiento muestra que esos multimillonarios tienen el 83 por ciento de su dinero en el exterior.
 
La resistencia cerrada de la oposición al impuesto a esos millonarios, desnuda el problema que paraliza a la política argentina desde hace una década, y es que existe un formidable aparato mediático y cultural cuyo fin último es convencer al 99,9 por ciento de la sociedad de que sus intereses coinciden con los del 0,1 más rico. Que todos van a verse beneficiados por sus ganancias. Que las regulaciones son malas. Que los sueldos argentinos estaban caros. 
 
Spoiler: ese 0,1 por ciento es la misma élite que ha tomado siempre las decisiones importantes sobre el rumbo del país, con escasas excepciones, a mediados del siglo pasado y comienzos de este, que coinciden con los momentos de mayor crecimiento con redistribución de la historia.
 
Fueron las políticas adoptadas por esa casta las que causaron cada una de las grandes crisis que mancaron la economía argentina desde la década del 70, desviando al país de la senda del desarrollo. De cada una de esas crisis, ellos salieron más ricos y el resto salimos más pobres.
 

 
El lunes, el dólar negro comenzará la semana alrededor de los 170 pesos, 20 pesos más que un lunes antes y casi 50 pesos más que hace un mes. El Banco Central no controla el precio de la moneda ni puede contener la sangría de reservas.
 
Las respuestas erráticas del gobierno se demuestran insuficientes para doblar la muñeca de los especuladores que inflan artificialmente el valor local de la divisa norteamericana (que en el mundo real, por el contrario, está devaluándose) con la doble intención de desestabilizar al peronismo en el poder y en el interín embolsar pingües ganancias.
 
La corrida no es contra el peso, es contra el valor del trabajo de (casi) todos los argentinos, perpetrada por unos pocos, que tienen su patrimonio dolarizado y se vuelven más ricos con cada salto de esa moneda.
 
Son los mismos que ganaron durante los cuatro años de macrismo apostando a la bicicleta, mientras la economía real se convertía en tierra arrasada. El resultado en ambos casos es igual: ricos que se vuelven cada vez más ricos y el resto de la sociedad que se desliza de manera inexorable hacia la base de una pirámide cada vez más ancha y puntiaguda.
 
Esa parece ser la fórmula global de esta etapa tardía del capitalismo del siglo XXI. Esta semana se conoció un estudio publicado por la consultora PwC y el banco suizo UBC que reporta que el patrimonio acumulado de las personas con una fortuna superior a los mil millones de dólares creció un 27,5 por ciento durante la pandemia.
 
En simultáneo, el Banco Mundial daba a conocer un informe en el que estiman que en el mismo período hubo 150 millones de personas en el mundo que cayeron en la pobreza extrema. El coronavirus acelera cambios que son más profundos y ya estaban en marcha.
 
Otros reportes muestran escenarios aún más complejos: la ONG yanqui Oxfam, de lucha contra el hambre, habla de 500 millones de nuevos pobres mientras las 32 corporaciones más grandes del planeta acumularon beneficios por 109 mil millones de dólares en 2020.
 
Un ejercicio creativo ayuda a ilustrar el estado de la situación. Si Jeff Bezos, el hombre más rico de la Tierra, le otorgara a cada uno de los 875 mil empleados que tiene su firma Amazon un bono por única vez de 100 mil dólares, el balance de su cuenta todavía tendría más dinero que el que tenía antes de marzo.
 
Es difícil predecir hasta dónde se puede estirar esa brecha sin que las cosas empiecen a ponerse (más) violentas, pero es más difícil aún imaginarse un desenlace diferente.
 
La víctima colateral, que corre un riesgo mayúsculo en esta época, es la democracia tal como la conocimos en el final del siglo XX, que ya no es la herramienta ideal para proteger los intereses de la élite y tampoco sirve para garantizar los derechos básicos de la abrumadora mayoría.
 
Gestionar ese conflicto es el desafío de la política en estos años que nos toca vivir. Si fracasa, vendrá algo nuevo; cuesta imaginar que sea mejor.
 
 
Las crisis de los meritócratas de papá
 
El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) está preparando un estudio completo sobre la evolución de las principales fortunas del país durante la pandemia.
 
Algunos datos preliminares sobre la situación previa a la llegada del virus dan cuenta del grado de concentración: "En la Argentina hay 440 personas, un 0,001 por ciento de la población, que acumulan un patrimonio que representa entre el 6,5 y el 9 por ciento del total la riqueza", explica su director Hernán Lechter.
 
"Y además lo tienen todo afuera". El mismo relevamiento muestra que esos multimillonarios tienen el 83 por ciento de su dinero en el exterior.
 
El estudio que realizó el diputado Carlos Heller como paso previo al tratamiento del proyecto de ley de impuesto extraordinario a las principales fortunas del país muestra un escenario similar. 9 mil personas, con más de 200 millones de pesos declarados en blanco, están alcanzadas.
 
Entre ellas, sólo 253 caen en la alícuota más alta (más de 3 mil millones de pesos de patrimonio) y su aporte representa la mitad de los 300 mil millones de pesos que el gobierno espera recaudar en total. Es un paso en el camino correcto, que debe pavimentarse con una reforma tributaria progresiva y que simplifique el babélico sistema fiscal argentino.
 
Hay algo más que caracteriza a esta microclase de super ricos argentinos: en la inmensa mayoría de los casos, sus papás son super ricos y sus abuelos también.
 
Según un estudio realizado en el año 2017 por el Instituto Peterson de Economía Internacional, con sede en Washington e insospechado de kukismo, la herencia es el origen del 80 por ciento de las fortunas del país que superan los mil millones de dólares, una marca altísima comparada con Brasil (47,7%), México (37,5%), España (53,8%), Italia (37,1%) o los Estados Unidos (28,9%). El 20 por ciento que se hizo a sí mismo, lo hizo en el sector financiero. Méritos.
 
 
Un Presidente en búsqueda de una narrativa propia
 
Esta semana, todos recordaremos a Perón. De todas las citas que van a poder leer, hay una que adquiere relevancia en este contexto histórico: "Mandar es obligar, gobernar es persuadir. Y al hombre es mejor persuadirlo que obligarlo. Esa es nuestra tarea: ir persuadiendo a todos los argentinos para que comencemos a patear todos para el mismo arco; es decir, hacia los objetivos de nuestro país, hacia las necesidades de nuestro pueblo".
 
Descuento que cuando hablaba de "todos", Perón estaba haciendo un redondeo grosero. Hay quienes no se dejarán persuadir nunca. El 0,1%. Pero son muy pocos.
 
Lo interesante de esa premisa, "gobernar es persuadir", es que ahorra un montón de discusiones estériles entre la diferencia de los problemas políticos y los problemas de comunicación. Si gobernar es persuadir, gestionar y comunicar la gestión son una misma cosa, indivisible.
 
Todo gobierno necesita un relato, una narración que explique de manera sencilla y contundente quiénes son y hacia dónde van y cuáles son las herramientas que vale usar en la búsqueda de ese objetivo. Este es un gobierno que se deja relatar por otros, que no se narra a sí mismo, y que cuando lo intentó no pudo sostenerlo.
 
El relato inicial prometía dejar atrás la grieta, pero fue bombardeado desde el primer día por la oposición, que no está interesada en consensos sino en capitulaciones. La pandemia dejó en offside el relato de volver a poner de pie la economía del país y una floja gestión de política sanitaria después de los primeros cien días echó por tierra el relato de cuidar las vidas antes que la economía.
 
Hoy tenemos 25 mil muertos y la economía no termina de arrancar. Consecuencias políticas, concretas, de problemas de comunicación. Hacer, cuidar y persuadir. Las tres tareas irrenunciables de cualquier gobierno.
 
El período más virtuoso del ciclo kirchnerista tuvo lugar entre 2009 y 2011. Un gobierno con minoría en el Congreso, una oposición saboteadora, saliendo de una crisis financiera brutal y en guerra abierta con los grupos empresarios y mediáticos, tuvo sus mejores años, logrando avanzar en iniciativas clave que expandían su base de apoyo electoral, metían cuña en la unidad opositora, tomaban la agenda por asalto y repercutían en una mejora concreta en la vida de los argentinos.
 
El resultado de eso fue un plebiscito en primera vuelta con más del 54 por ciento de aprobación del electorado, un caudal histórico.
 
El relato que sirvió como guía para esa formidable resurrección del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner era "democracia contra corporaciones". Fue tan potente que la única forma que encontró la oposición de derrotarla en las urnas era proyectar, a través de su dispositivo mediático y cultural, un escenario en el que la corporación más poderosa y la que mayor peligro representaba para la democracia era el propio kirchnerismo.
 
Es hora de que Alberto Fernández encuentre su propia narrativa, que no puede ser la de Alfonsín, ni la de los Kirchner, si quiere tener un final diferente.
 
Y ahí están estos super ricos que no se rigen por las mismas leyes que nos controlan a nosotros, que no caminan por las mismas calles, ni viajan en los mismos vehículos, una auténtica casta que se coloca más allá del principio mismo de ciudadanía, que guarda para sí recursos capaces de solucionar buena parte de los problemas de los 50 millones de argentinos, en cuentas secretas en guaridas fiscales, inertes, sin producir otra cosa que no sea intereses.
 
El adversario perfecto para una saga de proporciones épicas. Una gesta a la altura de aquella que esta semana cumple 75 octubres.
 
Por Nicolás Lantos
 
Fuente: El Destape
 

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23-10-2025 / 08:10
En el ocaso de una campaña sin épica, Javier "el Cipayo" Milei enfrenta el miedo más grande de su propio gobierno: quedar sin el tercio legislativo que sostiene su poder político seudo democrático. El que hace un año prometía "refundar la Argentina", llega a la elección del 26 de octubre devaluado, aislado y con un discurso cada vez más errático, mientras las encuestas anticipan una caída que podría dejar a La Libertad Avanza sin capacidad de defensa en el Congreso.
 
Consultado por Guillermo Andino sobre qué consideraría un "buen resultado", el presidente no habló de ganar ni de convencer, sino de sobrevivir: "Uno que me asegure un tercio en la Cámara, que es una pared de defensa", admitió Milei, resignado a celebrar un empate como si fuera un triunfo. Esa "pared" es lo único que separa al Gobierno anarco capitalista del colapso institucional. Sin ese tercio, el oficialismo perdería poder de veto sobre leyes opositoras, vería caer sus DNU y hasta quedaría a tiro de un eventual juicio político, algo que hoy se comenta en voz baja en despachos peronistas y radicales.
 
Según un informe elaborado por el politólogo Gonzalo Taboada, el Gobierno solo mantendría control con un 39 por ciento de los votos, cifra que nadie se anima a pronosticar. En el escenario más optimista, Milei llegaría a 104 diputados sumando el PRO y algunos gobernadores aliados; pero con un resultado más realista, cercano al 32 por ciento, el oficialismo quedaría a merced de bloques provinciales y de una oposición fortalecida, con 109 bancas y capacidad de bloquear cualquier iniciativa presidencial.
 
En el peor escenario, con un 30 por ciento o menos, La Libertad Avanza ni siquiera lograría conformar el tercio propio ni sumando al PRO, lo que significaría una catástrofe política. "Una elección de 30 por ciento o menos es el número del abismo", señaló Taboada. "En ese escenario el Gobierno dependería de los árbitros, perdería autonomía y quedaría sin margen de maniobra".
 
La situación no sorprende a quienes observan el deterioro del poder libertario. El desquiciado Milei, que se soñó emperador, terminó mendigando apoyo a Donald Trump, mientras su ministro de Economía intenta contener una recesión que ya acumula dos años consecutivos, con inflación persistente y un dólar que sigue escalando.
 
A la crisis económica se suma una soledad política creciente. Karina "la Coimera" Milei se atrincheró en la Secretaría General, Santiago Caputo perdió influencia y el vínculo con los gobernadores aliados se tensó al extremo. El PRO ya no se comporta como socio, sino como tutor de un Gobierno que no logra ordenar su propia tropa.
 
La estrategia electoral del oficialismo se limitó a campañas de miedo, spots improvisados y discursos cargados de enojo, sin propuestas ni respuestas ante el descontento social. Milei dejó de hablar de "reformas estructurales" para conformarse con conservar la silla presidencial y evitar el aislamiento total.
 
"Pasar de un balotaje con 55 por ciento a una legislativa que arranque con un 20 y pico sería un golpe devastador", reconoció un operador libertario que, en privado, admite que el Gobierno festejará si logra un empate técnico. La foto final podría marcar un antes y un después. Si Milei no alcanza el tercio, su relato de liderazgo "anticasta" trucho quedará pulverizado y su futuro político dependerá de los mismos actores a los que prometió "dinamitar". La elección del domingo, más que una prueba electoral, será un plebiscito sobre su propia capacidad de gobernar.
 
La Opinión Popular
 

22-10-2025 / 11:10
A cinco días de las elecciones legislativas de medio término, la economía argentina volvió a quedar atrapada en un torbellino de tensiones cambiarias y el Banco Central debió volver a intervenir para que el dólar mayorista no superara el techo de la banda de flotación.
 
Ni las intervenciones del Tesoro de Estados Unidos, ni la firma del swap con Washington, ni el anuncio de una recompra de bonos alcanzaron para calmar la incertidumbre del mercado, que se mueve bajo una sola lógica: cubrirse como sea ante el riesgo electoral, aun pagando precios récord por el dólar y desarmando posiciones en acciones y bonos soberanos.
 
El sueño de Javier "el Cipayo" Milei de conseguir un megacrédito internacional empieza a tambalearse. Los gigantes financieros de Wall Street pusieron el freno y exigen garantías concretas antes de liberar los 20 mil millones de dólares prometidos. En la Casa Rosada, el discurso libertario suena fuerte, pero los bancos no compran humo: quieren saber quién paga si el país vuelve a tropezar con su historia de impagos.
 
El plan oficial buscaba armar una línea de financiamiento para reforzar reservas y dar aire al Gobierno, pero el entusiasmo se pinchó rápido. Desde el JP Morgan hasta el Citi, todos coincidieron en algo: Argentina necesita mostrar activos reales o un respaldo estatal sólido, algo que Milei se resiste a ofrecer en su cruzada contra el "Estado elefante".
 
La tensión se siente en los despachos. Mientras el ministro Luis "Toto" Caputo negocia contrarreloj, los operadores financieros miran los indicadores y ven lo mismo que los argentinos: un déficit que sigue sin cerrarse y un dólar que sube como fiebre sin Paracetamol. Cada día sin definición profundiza la desconfianza y pone más presión sobre el presidente, que esperaba anunciar el acuerdo como una victoria política.
 
Para los banqueros, el problema no es ideológico sino contable. Quieren garantías, y las quieren por escrito. Sin eso, los 20 mil millones seguirán siendo una promesa tan etérea como las teorías de "mercado libre" que Milei repite frente a los micrófonos. En el país ya se habla de "default técnico disfrazado de negociación", y los rumores empujan los bonos argentinos a la baja.
 
Desde su entorno intentan minimizar la situación, pero las fuentes financieras son tajantes: el préstamo no está cerrado y no lo estará hasta que el Gobierno muestre números concretos. Entre tanto, en los pasillos del poder ya suena un murmullo incómodo: "Si ni los bancos le creen, ¿Quién va a prestarle a la Argentina?"
 
El Banco Central tuvo que vender divisas de las reservas, ya casi exhaustas, para que la demanda mayorista no hiciera volar el techo de la banda cambiaria. Los anuncios oficiales pasan desapercibidos.
 
La Opinión Popular
 

21-10-2025 / 11:10
El yanqui Donald Trump hizo un demoledor diagnóstico sobre la desatrosa situación económica en la Argentina para justificar el "rescate" al gobierno anarco capitalista de Javier "el Cipayo" Milei, un tema que le está generando muchas críticas internas. "No tienen nada, están muriendo", afirmó el presidente. Con ese análisis, el swap no alcanzó, caen las acciones y el dólar quedó a 1% de la banda.
 
Cuestionado por una periodista por la posibilidad de que EEUU compre carne argentina, una medida que perjudicaría a los productores estadounidenses como ya pasó con la soja, Trump se ofuscó y respondió: "Señorita usted no sabe nada de esto, Argentina está luchando por su vida". "Están luchando por su vida. A Argentina no los beneficia en nada. ¿Entiendes lo que eso significa? No tienen dinero, no tienen nada. Están luchando muy duro por sobrevivir, están muriendo", justificó Trump. Lo dijo a pesar de que no se vean cadáveres en las calles.
 
Trump dijo que intentará ayudar a la Argentina a "sobrevivir en un mundo libre" porque le "gusta" el presidente Milei. "Creo que está intentando hacerlo lo mejor que puede, pero no hagas que parezca que lo están pasando bien, están muriendo. Están muriendo", lanzó. Se trata de la segunda vez en menos de una semana que el presidente de EEUU intenta ayudar al chupamedia Milei, pero lo termina hundiendo.
 
El martes pasado, durante la reunión en la Casa Blanca, le reiteró el apoyo, pero advirtió que está atado al resultado de las elecciones del 26 de octubre. "Si pierde, no seremos generosos con la Argentina", dijo Trump generando un desplome en los mercados. El gobierno de Milei tuvo que salir a aclarar por todos lados que se refería a las elecciones de 2027, pero Trump reiteró en sus redes que se refería a las de medio término. Días después, Milei se enojó con un periodista que le preguntó sobre esa frase y enojado respondió que fue malinterpretada por el Grupo Clarín.
 
Las palabras del mandatario yanqui obligaron a una rápida reacción oficial. El vocero presidencial, Manuel "Cara de Piedra" Adorni, buscó relativizar el impacto y pidió "entender el contexto". Sin embargo, terminó admitiendo que "claramente no somos un país al que le vaya bien", al enumerar inflación mensual del 2%, riesgo país en torno a los 1.000 puntos y un clima electoral enrarecido.
 
El Banco Central (BCRA) firmó el acuerdo de swap con EE. UU. por U$S 20.000 millones. A pesar del anuncio, el riesgo país se ubicó por encima de los 1000 puntos, los ADRs de empresas argentinas cayeron hasta 5% y el dólar cerró en $1495. Otro anuncio de la Secretaría de Finanzas, de toma de deuda con el JP Morgan, hizo revertir algo la caída de bonos. No alcanzó con el Tesoro, se suman los "bancos internacionales amigos" al saqueo y la rapiña.
 
Mientras Trump describió a la Argentina como un país "sin dinero" y "peleando por sobrevivir", la respuesta libertaria se redujo a relativizar el golpe y aceptar, a medias, el diagnóstico externo. Como sea, el mercado parece ya no creer en las promesas de ayuda de Trump y espera hechos concretos. Ni siquiera las intervenciones de Scott Bessent comprando pesos han logrado frenar la volatilidad del dólar.
 
La Opinión Popular
 

20-10-2025 / 10:10
La relación entre José Luis Espert y Fred Machado, el acusado por narcotráfico que financió su campaña presidencial en 2019, sigue complicando a La Libertad Avanza, aunque el economista, al que todavía defiende Javier "Cipayo" Milei, ya no encabeza la lista libertaria oficialista. En el último reportaje que otorgó el día que se confirmó su extradición a los Estados Unidos, se reveló el mensaje que Machado le pasó al Gobierno. Soltó una bomba que hizo temblar a más de uno en La Rosada.
 
En una entrevista de ocho horas con la periodista Caro Fernández, de Splendid AM 990, lanzó una advertencia que suena a ultimátum: "Si hablo, se cae el país". Con la extradición a Estados Unidos autorizada por la Corte Suprema, Machado no se guardó nada y apuntó directo al corazón del poder libertario, salpicando a figuras como José Luis Espert, Patricia Bullrich y Alberto Weretilneck con acusaciones que, de probarse, podrían destruir al Gobierno de Javier Milei.
 
El empresario, con un tono que mezcla bronca y desesperación, mandó un mensaje filoso a Santiago Caputo, estratega clave de Milei: "A Santiago Caputo le hago llegar un mensaje: Yo no quiero ir a Estados Unidos. Si esto explota, yo fundo todo. Yo hablo y se cae el país mañana". La respuesta fue: "Mensaje recibido". ¿Qué sabe Machado que pone tan nervioso al entorno presidencial?
 
Con Espert, su exaliado, no fue menos duro. Financió su campaña en 2019, pero ahora lo acusa de darle la espalda. "Espert no tendría que haberme negado. ¿Por qué me negó?", dijo, recordando una advertencia que le hizo en marzo de 2021 sobre los riesgos que corrían. "Le expliqué que irían por él. Pero no me escuchó", disparó con amargura.
 
Las acusaciones también alcanzaron a Patricia Bullrich. Según Machado, habría una triangulación de fondos para su campaña presidencial de 2023, con más de 3 millones de pesos movidos a través de una empresa de la familia Bada Vázquez, de los cuales al menos 215.000 pesos habrían ido a parar a su campaña.
 
Sobre Weretilneck, señaló un supuesto entramado de negocios en Río Negro, con permisos de explotación de arenas silíceas otorgados a Claudio Cicarelli, presunto testaferro del gobernador.
 
En un intento por limpiar su nombre, Machado insistió: "Es una cuestión de plata, no de droga". Sin embargo, la noticia de su extradición lo desmoronó. Entre el ladrido de sus perros y la tensión del momento, suplicó a Fernández: "No me dejes solo". Horas después, un operativo policial lo trasladó para enfrentar su destino en Estados Unidos.
 
La Opinión Popular
 

19-10-2025 / 08:10
Entre el colapso económico, la pérdida de relato y el avance de sus propios aliados, Javier "el Cipayo" Milei enfrenta el tramo final de la campaña convertido en símbolo de su propio fracaso: un presidente sin respuestas, cercado por la realidad y por quienes financiaron su ascenso. El plan "llegar" se quedó sin nafta cuando todavía falta una semana para alcanzar la meta. La impotencia es la tónica en la recta final antes de unas elecciones que se convirtieron en un delicado plebiscito sobre el futuro del gobierno y del país.
 
El proyanqui Milei volvió de Washington DC con una hoja que dice "amigo" y el fibrón que usó Donald Trump para estampar esa dedicatoria. A su regreso dio dos entrevistas en las que se peleó con sus interlocutores (le dijo "marxista" a Eduardo Feinmann y a Esteban Trebucq que le hacía el "caldo gordo a los psicópatas kirchneristas") y confesó que no tiene una solución para los problemas de los argentinos.
 
- El ochenta por ciento apenas si puede llegar a fin de mes y el sesenta por ciento, setenta, llega al día veinte. Les falta dinero en el bolsillo.
- ¿Qué quiere? ¿Que lo emita?
- No, yo no...
- A ver, entonces, emitiendo no se arregla. ¿Cómo quiere que lo arregle? Vamos, dígame. ¿Cómo le pongo plata a la gente?
- El economista es usted.
- No, bueno, pero digo o sea, a ver, digamos.
 
Un día más tarde insistió:
 
- ¿Y la gente que no puede esperar, presidente?
- A ver. A ver, pero, de vuelta. Te hago una pregunta, no puede esperar, a ver, ¿cómo lo resolvemos?
- Es que yo no lo sé.
- No, bueno, entonces.
- Sólo le pregunto.
- No, bueno, pero si vas a hacer el punto, digamos, a ver, empecemos a discutir cómo se resuelve.
 
Para Milei la escasez y la mala calidad de vida de millones de personas es en todo caso un problema intelectual, teórico, en el que no tiene demasiado interés. Dos años después de asumir le sugiere a su interlocutor (no un funcionario, no un asesor, ni siquiera un consultor sino un periodista en el contexto de una entrevista televisiva en vivo) que empiece la discusión.
 
Decir que no le quita el sueño sería una exageración: ni siquiera lo considera un problema, algo que deba resolver. La economía se encargará de hacerlo, cuando deje de existir el riesgo kuka. Suena estúpido, pero es exactamente el argumento presidencial, palabra por palabra.
 
Para la mayoría de los argentinos se trata en cambio de una cuestión muy concreta, a veces de vida o muerte. Este miércoles, en Congreso, en la marcha semanal por el reclamo de una mejora en las jubilaciones, una pareja daba su testimonio a las cámaras de televisión.
 
Él está atravesando un tratamiento contra el cáncer, le sacaron la cobertura de los remedios para aliviar los dolores y los vómitos cuando le hacen quimioterapia. En el hospital sólo le entregan la mitad. Desde los estudios, la cronista sugiere que den un "alias" bancario para recibir transferencias de gente que pueda ayudarlos. No tienen teléfono: tuvieron que venderlo para comprar medicinas. Milei no tiene una respuesta para ellos ni va a tenerla. 
 

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