Nacionales - 01-10-2020 / 11:10
UN PODER PALACIEGO
La Corte de la vergüenza
La oposición macrista había acompañado la presión de Clarín con un escrache fascista para que Ricardo Lorenzetti votara este fallo, cosa que sucedió. Aunque es cierto que la Corte Suprema no resolvió la cuestión de fondo, es decir la aceptación o el rechazo de los peticionantes, por lo cual el festejo de la derecha política y mediática es prematuro como también lo es el enojo del Gobierno nacional.
La Corte Suprema de Justicia volvió a mostrar que es la cabeza de un poder elitista y aristocrático que se rige por criterios que no siempre tienen a la Constitución y a la Ley como norte. La aceptación del per saltum presentado por los jueces Bruglia, Bertuzzi y Castelli, trasladados "a dedo" por Mauricio Macri sin acuerdo del Senado, interrumpe la intervención de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo como si el caso tuviera la gravedad institucional que exige ese instrumento de excepción.
La oposición macrista había acompañado la presión de Clarín con un escrache fascista para que Ricardo Lorenzetti votara este fallo, cosa que sucedió. Aunque es cierto que la Corte Suprema no resolvió la cuestión de fondo, es decir la aceptación o el rechazo de los peticionantes, por lo cual el festejo de la derecha política y mediática es prematuro como también lo es el enojo del Gobierno nacional.
Pero el solo hecho de aceptar jugar este juego, tal como se lo viene exigiendo el bombardeo de los grandes medios macristas porteños, precipita un conflicto de poderes al poner en tela de juicio la intervención del Senado en la búsqueda de superar el enchastre que dejó Mauricio Macri con estos y otros traslados de jueces al estilo de un monarca.
La derecha está eufórica porque -dice- la Corte emite una "señal de fortaleza" a los otros dos poderes del Estado. Lo que no dice -porque desnuda su intención y su esencia- es que, a la vez, da una señal de debilidad, de sumisión, a los poderes fácticos, económicos y mediáticos, los que no necesitan del voto popular.
Esta Corte que saca pecho ante el gobierno del Frente de Todos, ¿qué hizo durante el cuatrienio macrista cuando los jueces eran hostigados y volteados como muñecos por el contenido de sus sentencias, o apretados por la "mesa judicial", ese engendro que no escandalizaba ni a los cortesanos ni a la gran prensa hegemónica?
¿O cuando se inventaba una "doctrina" inconstitucional para encarcelar sin condena a opositores, o se digitaban "precausas" para que la AFI pudiera espiar sin autorización de ningún juez, o se armaba un festival de escuchas ilegales que se difundían por los medios, etc.? Hasta la llegada de Macri a la Casa Rosada, nunca un gobierno electo había avanzado con tanta prepotencia sobre el Poder Judicial, sin embargo la Corte Suprema ni abrió la boca.
Más todavía, dos de sus actuales integrantes aceptaron en esos años entrar por la ventana, por decreto, sin pasar por el Senado, y solo la airada reacción popular frenó la vergüenza. El actual presidente, Carlos Rosenkrantz, ex abogado de Clarín, es uno de ellos. ¿Vendrá de ahí su indisimulable antipatía al Congreso, o de su pasado como defensor de los intereses de la elite económica?
Si finalmente, los supremos rechazan la pretensión de los tres jueces, habrán sobreactuado su poder y entorpecido innecesariamente el funcionamiento de las instancias inferiores. Si, en cambio, los respaldan habrán desconocido el mecanismo constitucional y abrirán la puerta para que un presidente traslade jueces a su antojo. Hay quienes vaticinan una tercera vía, un veredicto "salomónico": dejar a los tres magistrados en sus actuales cargos hasta que sean reemplazados mediante el procedimiento habitual. O sea, algo así como para molestar.
Lo real es que la Corte tomó la decisión inconstitucional de sustituir a los otros poderes del Estado. Resta por ver si se mantendrá la unanimidad o si aflorarán las diferencias que no faltan en el tribunal. Lo seguro es que las presiones del establishment, político, económico y mediático, no cederán. Para ello, generarán desestabilizaciones institucionales, sembrarán desesperanza y mentirán descaradamente.
La Opinión Popular
TRAS LA DECISIÓN DE ACEPTAR EL "PER SALTUM" A JUECES DESPLAZADOS
Apriete y presión mediática a la Corte
En declaraciones radiales, el Secretario de Justicia, Carlos Mena, fue muy crítico con la medida adoptada por el máximo tribunal de la Justicia del país.
El secretario de Justicia, Juan Martín Mena, cuestionó este miércoles que la decisión de la Corte Suprema de Justicia de aceptar el recurso de per saltum planteado por los jueces Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli y afirmó que "no se entiende cuál es la urgencia" del tema, a la vez advirtió que si falla a favor de los magistrados, se generaría "un descalabro jurídico".
"Lo que conocimos ayer (martes) es el resultado de algo que veníamos denunciando: efectivamente, parece que ganó el apriete y la presión mediática a la hora de fijarle la agenda a la Corte. Ésto nos va a permitir conocer si tenemos una Corte Suprema que se va a apegar al respeto a la Constitución y la ley o si va a resolver conforme los intereses de los poderes mediáticos, la corporación judicial", sostuvo el funcionario nacional.
En declaraciones radiales, el número dos del Ministerio de Justicia se quejó de que el máximo tribunal "se hace eco de presiones y decide utilizar un mecanismo sumamente excepcional" ante "un tema que no es de gravedad institucional, porque venía desarrollándose por los cauces naturales y normales".
"No se entiende cuál es la urgencia de la Corte, cuando la Cámara en lo Contencioso Administrativo estaba por resolver", señaló Mena, quien estimó que la cuestión de fondo se va a resolver "no más de cuatro o cinco días".
De esta manera, el número dos de la cartera conducida por Marcela Losardo se refirió a la decisión del máximo tribunal de aceptar el recurso de per saltum presentado por Bruglia, Bertuzzi y Castelli, cuyos traslados decididos durante la gestión de Cambiemos fueron rechazados en las últimas semanas por el Senado.
Fuentes: El Litoral y La Arena