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Sociedad e Interés General - 14-09-2020 / 18:09
EL DIARIO QUE SE CONVIRTIÓ EN LEYENDA

A 107 años del lanzamiento del legendario Diario Crítica

A 107 años del lanzamiento del legendario Diario Crítica
 
El diario Crítica fue un periódico argentino publicado en Buenos Aires, fundado por el periodista uruguayo Natalio Botana en 1913. El diario tenía un tono sensacionalista y llegó a ser uno de los más vendidos del país. Dejó de editarse en 1962.
 
Crítica marcó las décadas del 20 y del 30, cambió el periodismo y -junto con su fundador- devino en leyenda con una fórmula irrepetible que mezcló sensacionalismo, pocos escrúpulos, estridente e ingeniosa cobertura de crímenes, batido de agitación golpista con fogosidad antifascista y, a la vez, cobijo de las mayores plumas literarias.
 
El lunes 15 de septiembre de 1913 por la tarde salía a la calle el diario; costaba 10 centavos y la primera tirada fue de apenas 5000 ejemplares. Sólo a mediados de los años 20 alcanzó legendarias marcas de 800.000 ejemplares por día. El apogeo en ventas, con 900.000 fue el 26 de febrero de 1926, con la noticia del primer cruce del Atlántico en avión, y volvió a conseguir récords de circulación muchos años después, en los comienzos de la Segunda Guerra.

 
Evocarlo como el diario amarillo más importante (y el vespertino argentino de mayor tirada de la historia) no sería faltar a la verdad, pero significaría, tal vez, soslayar la riqueza de sus audacias, sus altibajos y contradicciones. El lado más controversial de Crítica fue su papel durante el primer derrocamiento de un presidente constitucional, Hipólito Yrigoyen, en relación al apoyo inicial al general José Félix Uriburu. Y su ataque furibundamente antiobrero el 17 de octubre de 1945.
 
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MEDIOS
 
Crítica, el diario que se convirtió en leyenda
    
Hace cien años, pocas semanas antes de inaugurarse el subte, aparecía Crítica, el diario de Natalio Botana que marcó las décadas del 20 y del 30, cambió el periodismo y -junto con su fundador- devino en leyenda. De fórmula irrepetible, Crítica no encaja en ninguna categoría contemporánea: sensacionalismo, pocos escrúpulos, estridente e ingeniosa cobertura de crímenes, batido de agitación golpista con fogosidad antifascista y, a la vez, cobijo de las mayores plumas literarias.
 
Una mezcla de liderazgo político y cultural con vehículo de expresión de multitudes, cuya alfabetización, en alguna medida, estaba en trámite. Evocarlo como el diario amarillo más importante (y el vespertino argentino de mayor tirada de la historia) no sería faltar a la verdad, pero significaría, tal vez, soslayar la riqueza de sus audacias, sus altibajos y contradicciones.
 
Un año y medio antes de la aparición, Roque Sáenz Peña había promulgado el sufragio universal, secreto y obligatorio que en 1916 llevaría al poder, por primera vez, a un partido de masas, el radicalismo. El fenómeno de la prensa popular se desarrollaba en Estados Unidos de la mano de William Randolph Hearst, virtual creador del amarillismo. Botana, más tarde considerado la versión criolla de Hearst, vislumbró las transformaciones que iban a acompañar acá los grandes cambios políticos.
 
Fenómeno, según observa en Ciudadano Botana el biógrafo Álvaro Abós, algo más amplio que el de la prensa, porque habían comenzado a aparecer dirigentes como Barceló y Fresco que "plebeyizaban" la elite conservadora. Salido de una familia acomodada del interior uruguayo, Botana arrancó en esa constelación ideológica (se cree, incluso, que el conservador Marcelino Ugarte, quien se hallaba entre su primera y su segunda gobernación de Buenos Aires, financió el lanzamiento). Que era antirradical lo dejó bien claro cuando asumió Hipólito Yrigoyen: "Dios salve a la República", tituló.
 
El lunes 15 de septiembre de 1913 por la tarde Crítica salía a la calle (a 10 centavos) con una tirada de apenas 5000 ejemplares. Tardó casi una década -pasó mil desventuras- hasta volverse actor protagónico de la prensa masiva. Sólo a mediados de los años 20 alcanzó legendarias marcas de 800.000 ejemplares por día. Hizo cumbre en los 900.000 el 26 de febrero de 1926, con la noticia del primer cruce del Atlántico en avión, y volvió a conseguir récords de circulación muchos años después, en los comienzos de la Segunda Guerra.
 
Hoy funciona una dependencia de la Policía Federal en el histórico edificio art déco de Crítica, con el cual los arquitectos húngaros Jorge y Andrés Kalnay rompieron en 1927 el estilo neoclásico de la Avenida de Mayo. Por allí pasaron muchos de los personajes más curiosos de Buenos Aires, además de aquellos escritores a quienes las páginas del diario incluyeron en distintos períodos y secciones: Raúl y Enrique González Tuñón, Alfonsina Storni, Ulyses Petit de Murat, el cronista policial Roberto Arlt, el joven Jorge Luis Borges.
 
Cuando alcanzó la edad adulta, además de mudarse a la estratégica sede de Avenida de Mayo 1333 (con sala de armas incluida), Crítica ya había adoptado su célebre apotegma, "Dios me puso sobre la ciudad como a un tábano sobre un noble caballo, para picarlo y tenerlo despierto". Llegó a tener siete ediciones (en 1923 incorporó la quinta para competir con La Razón). La firmeza de sus posiciones se hacía valer tanto para denunciar la corrupción y las torturas policiales como para liderar causas específicas, sea la reacción popular contra la ejecución en la cárcel del militante anarquista Kurt Wilckens o, en forma sostenida, la lucha republicana durante la Guerra Civil Española.
 
 
UN ROLLS-ROYCE EN LA PUNA
 
Visto con ojos de hoy, el lado más controversial de Crítica fue su papel durante el primer derrocamiento de un presidente constitucional. No es necesario remover las entrelíneas para apreciarlo: "¡Váyase!, grita toda la Nación al Sr. Yrigoyen", fustigaba, por ejemplo, la primera plana la tarde anterior al 6 de septiembre de 1930. El apoyo inicial al general José Félix Uriburu no impidió que el dictador clausurara el diario en 1931 y mandara presos a Botana, a su esposa, Salvadora Medina Onrubia, y a unos cuantos redactores. Tras ser liberado, Botana tuvo que esperar en Montevideo el triunfo de Agustín P. Justo -gran amigo suyo- para reabrir Crítica.
 
Extravagante como su vida (ya a los 16 años se había ido a la guerra civil uruguaya con un mucamo), excéntrico como su diario (cuyo juego político y llegada a las masas desconcertaba al poder), tampoco tuvo él la muerte de un magnate común, si los hay. En 1941 su Rolls-Royce se desbarrancó en un camino jujeño. Murió horas más tarde en el hospital, tras fumar su último habano. Sólo tenía 52 años.
 
Crítica ya no fue lo mismo. Varias manos familiares, incluida la de Salvadora, lo condujeron en los años 40, hasta que en 1951 Perón lo puso bajo su control y lo ayudó a languidecer. Ya sin gloria, dejó de salir en 1962.
 
Por Pablo Mendelevich  | Para LA NACIÓN
 
Fuente: LA NACIÓN

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26-10-2025 / 19:10
26-10-2025 / 19:10
El 27 de octubre de 2010, en El Calafate, muere Néstor Carlos Kirchner. Una figura política decisiva en la Argentina de los últimos tiempos. Su muerte llegó en forma sorpresiva y además de generar intensos efectos emotivos, también provocó un fuerte impacto político.
 
Su Gobierno, el mejor desde el retorno de la democracia, generó un estilo que rescató la política del descrédito en que había caído, privilegió una decidida militancia social y juvenil, jerarquizó la figura presidencial y su autoridad, amplió el poder del Estado, reconstruyó la autonomía nacional. Significó un cambio total respecto al nefasto modelo neoliberal que se implantó con el golpe militar de 1976, se profundizó en la década de los 90 con el menemismo, explotó con la crisis de 2001 y terminó con el nefasto gobierno radical de la Alianza.
 
Hoy todos debemos reconocer de Néstor los logros concretos de su gestión, como: el crecimiento económico; el desarrollo de la industria nacional y la importante contracción de la tasa del desempleo; las mejoras salariales en la mayoría de las actividades, que superaron las proyecciones inflacionarias; el auge del consumo y el crédito; la ampliación de los beneficios jubilatorios para personas que no habían hecho aportes; la función activa del Estado desplazando al "mercado". Estableció un tipo de cambio alto para favorecer las exportaciones, dispuso tasas de interés bajas para promover la industria y aumentos reales de salarios para impulsar el mercado interno.
 
Además, el discurso reivindicativo, nacional y popular, frente a las grandes corporaciones empresariales y a organismos internacionales como el FMI; la renovación de la Corte Suprema; el concreto desendeudamiento con el Fondo Monetario Internacional; la política de Derechos Humanos y la nulidad de las leyes de obediencia debida: la integración regional... Por todo esto, ya tiene un lugar en la historia, con toda justicia.
 
A pesar que en este proceso se colaron nichos de corrupción política, como consecuencia de una dilatada permanencia en el poder, el descuido en el reclutamiento de colaboradores y el escaso control de su irregular cuadro de funcionarios, que contravino objetivos y rumbo, la derecha gorila argentina utiliza esto para evitar la discusión política de fondo y negar la historia.
 
Jamás, hechos de corrupción de funcionarios puede ser la referencia esencial para juzgar gobiernos o etapas políticas. Siempre es más importante lo que hicieron y porque hicieron. La Privatización de YPF por Menem, la Reforma Laboral de De la rúa o el brutal endeudamiento de Macri son más dañinos que las coimas a algunos funcionarios. Los escándalos personales impactan en la gente común pero las grandes decisiones económicas y políticas gravitan mucho más.
 
El móvil actual de la operación cultural, política y mediática anti-kirchnerista es tapiar la discusión sobre las políticas públicas de Kirchner. Los medios lo ponen en manifiesto en todo momento para cubrir o conceder espacios secundarios a los terribles daños que causaron las medidas neoliberales de los gobiernos de Macri y Milei. Se concentran en aspecto del pasado para no hablar del presente. Pretenden ocultar los derechos populares alcanzados y la presente anulación de esos derechos.
 
Hoy, cuando se pretende minimizar o anular las realizaciones de Néstor Kirchner, lo cierto es que ha marcado un antes y un después. Es parte fundamental en la realidad argentina, vive en el corazón de su pueblo, porque puso nuevamente en marcha un proyecto político peronista transformador que forjó nuevos derechos, en la pelea por la igualdad y la equidad social, en la lucha permanente de la causa nacional y popular por: la Soberanía Política, la Independencia Económica y la Justicia Social, contra el neoliberalismo antipopular.

Propaganda macrista: De Goebbels a Durán Barba 
Por Blas García   

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