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“Esta gloriosa Revolución Libertadora se hizo para que, en este bendito país, el hijo del barrendero muera barrendero”. Almirante Arturo Rial.
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Nacionales - 05-09-2020 / 08:09
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

El intento macrista de cerrar el Congreso es una nueva forma de golpismo

El intento macrista de cerrar el Congreso es una nueva forma de golpismo
El escándalo que protagonizaron en el Congreso los diputados macristas coincidió con las marchitas insalubres y desopilantes que ellos convocaron para contagiarse, más una campaña de medios macristas y de sus intelectuales orgánicos, más la aparición destemplada del ex presidente Duhalde.
El intento del macrismo de impedir el funcionamiento del Congreso tiene una gravedad institucional inusitada, que no produjo mayores consecuencias porque los bloques opositores más chicos no se sumaron al boicot.
 
La Justicia rechazó el recurso que plantearon para anular la sesión del martes y concedió una prórroga para el funcionamiento virtual. A pesar de su fracaso, la actitud de la oposición reavivó presagios destituyentes con el intento de utilizar al Congreso como plataforma para un golpe institucional.
 
Puede parecer paranoico hablar de golpes, al estilo del ex presidente Eduardo Duhalde, quien no por casualidad apareció meneando la amenaza de una interrupción golpista. El golpe militar como lo imaginó Duhalde no es posible. Seguramente que el golpe institucional parlamentario, al estilo del que funcionó en Brasil para destituir a Dilma Rousseff, tampoco.
 
Pero el hecho de que al cumplirse apenas los primeros ocho meses del Gobierno, el macrismo busque el cierre del Congreso, plantea un llamado de alerta. Al que se sumó ayer el desconocimiento inédito de los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi al derecho del Senado a convocarlos como estipula la Constitución.
 
El oficialismo, con 119 diputados, es la primera minoría y necesita diez más para tener mayoría. Esas matemáticas lo ubican en una situación vulnerable porque depende, como en este caso, de los bloques más pequeños para mantener la actividad parlamentaria que el macrismo busca boicotear.
 
El escándalo que protagonizaron en el Congreso los diputados macristas coincidió con las marchitas insalubres y desopilantes que ellos convocaron para contagiarse, más una campaña de medios macristas y de sus intelectuales orgánicos, más la aparición destemplada del ex presidente Duhalde.
 

 
En diciembre de 2015, gran parte del electorado venezolano se abstuvo en las elecciones en protesta por la crisis económica. Nicolás Maduro, al que la oposición acusa de no ser democrático, reconoció su derrota, con lo cual la oposición pasó a controlar el Congreso. Entonces, el Congreso desconoció la autoridad de Maduro y eligió un presidente que fue reconocido por Washington.
 
El golpe fracasó porque Maduro retuvo el respaldo popular y el de las Fuerzas Armadas. En las elecciones siguientes movilizó a sus militantes para convocar al electorado y sacó una amplia ventaja sobre la oposición en una votación súper controlada y transparente. Pero el gobierno venezolano tiene propiedades en Estados Unidos y 31 toneladas en barras de oro en Gran Bretaña.
 
Obvio: los gobiernos de Estados Unidos y el de Gran Bretaña no quieren entregar las propiedades ni el oro, porque reconocieron como presidente de Venezuela a Juan Guaidó, un político que si se presentara a elecciones ni llegaría al diez por ciento de los votos. En este momento ni siquiera lo reconoce la mayoría de la oposición, porque Henrique Capriles dio señales de volver a candidatearse.
 
Hablar de Venezuela pone los pelos de punta a medio planeta porque tiene mala prensa. Pero viene al caso porque allí se intentó usar el Congreso, como lo está haciendo ahora el macrismo en Argentina, y porque el gobierno de Mauricio Macri depositó en Inglaterra once toneladas de barras de oro que se habían atesorado en el Banco Central durante los gobiernos kirchneristas.
 
Es para tenerlo en cuenta cuando se producen turbulencias como las del Congreso que en apariencia no tienen explicación racional. No existen situaciones límite por parte del Gobierno que justifiquen contramedidas extremas del macrismo. Esas digresiones alimentan sospechas razonables.
 
No puede haber gobiernos menos legítimos y con menos respaldo ciudadano que los de Jeanine Añez en Bolivia o la ilusión de Juan Guaidó en Venezuela. Sin embargo, fueron instalados (o intentaron hacerlo) y reconocidos por el gobierno norteamericano, que aparece otra vez en el continente como un jugador brutal sin la sutileza de la diplomacia ni la zanahoria de los tratados de libre comercio.
 
La reacción destemplada del macrismo se activó cuando el oficialismo comenzó a hablar de la ley de organización y competencia de la Justicia Federal. Una fuerza que instaló un organismo paraestatal como la "mesa judicial" para manipular desplazamientos y designaciones en la Justicia no reacciona por interés republicano, sino para defender los espacios de influencia que logró en la Justicia a través de mecanismos no republicanos.
 
Si se cuadruplican los tribunales en la Justicia Federal, será más difícil controlarla a través de un puñado de funcionarios como hizo el macrismo para aplicar el lawfare contra la oposición. De la misma forma reaccionó cuando el Consejo de la Magistratura decidió revisar la situación de los jueces que fueron designados de manera irregular durante el macrismo.
 
Hay dos, Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, que fueron puestos en la Cámara Federal sin la aprobación del Senado exigida por la Constitución. La negativa de ambos a asistir a la reunión de ayer en la Comisión de Acuerdos implicará el voto contrario a su permanencia en la Cámara y el pedido de juicio político en la Magistratura.
 
Y está el procurador interino, Eduardo Casal, que fue designado por Macri y que protegió al fiscal Carlos Stornelli de las numerosas citaciones del juzgado de Dolores, donde fue procesado en una causa por asociación ilícita.
 
Son apenas tres situaciones irregulares de las muchas que produjo la "mesa judicial". Ahora los periodistas macristas descubrieron la teoría del contrapoder y el valor de la independencia de los jueces. Pero si no abrieron la boca cuando el macrismo avanzaba sobre el Poder Judicial, no tienen autoridad moral para hacerlo ahora.
 
En Brasil, en toda América Latina, han denunciado que el lawfare fue diseñado por Estados Unidos y difundido en seminarios que organizaba el Departamento de Justicia de ese país con funcionarios judiciales latinoamericanos. Es sabido que el fallecido juez Claudio Bonadio, encargado de la persecución a Cristina Kirchner, era recibido como un héroe en la embajada norteamericana.
 
El escándalo que protagonizaron los diputados macristas tuvo un antecedente llamativo además de la campaña mediática y las marchitas del contagio: fue la participación estelar del embajador de Donald Trump en Argentina, el ex juez Edward Prado, en un Foro organizado el lunes por el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires.
 
No se trata de un organismo gremial, sino de una agrupación de ex funcionarios macristas, defensores de genocidas y abogados de grandes empresas que, en documentos públicos, justificó el accionar de la dictadura.
 
Las intervenciones públicas de los embajadores extranjeros son pensadas al detalle, no son inocentes. El ex juez conservador de Texas fue designado por Trump en pleno lawfare y el mismo Prado afirmó que venía a colaborar con el "mejoramiento de la Justicia". Fue la época en que Bonadio disponía de un poder que para muchos excedía a la Casa Rosada.
 
El foro fue el lunes, Clarín lo publicó el martes, el mismo día de la sesión en Diputados. El embajador de Trump hizo un discurso para defender la independencia de los jueces y otros oradores se dedicaron a criticar las propuestas del Gobierno para la Justicia.
 
Oscar Parrilli pidió una cuestión de privilegio en el Senado para criticar lo que consideró una intervención en los asuntos internos del país: "Este embajador de Trump en la Argentina hizo mucho daño --señaló--, lo mejor que debería hacer es callarse la boca".
 
Por Luis Bruschtein
 
Fuente: Página12
 

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16-12-2025 / 10:12
Las reformas que impulsa el gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei, en especial la laboral, buscan sin disimulo convertir a nuestro país en una economía colonial de enclave, productor de materias primas, sin industria y en donde sobre más de la mitad de los argentinos. En el país cierra una empresa por hora y 400 trabajadores por día se quedan sin empleo. El cálculo surge de tomar en cuenta que "el Peluca" y su motosierra destruyeron 19.114 firmas dejando en la calle a algo más que 264 mil asalariados registrados en sus dos primeros años de gobierno.
 
Para Argentina es un cambio dramático, pues es uno de los países en donde la legislación laboral del siglo XX más avanzó en el sentido de proteger a los trabajadores. Por esa razón, por ese "mal ejemplo" para la región latinoamericana, el objetivo del FMI de retroceder más de un siglo en las condiciones bajo las cuales se desenvuelve el mundo laboral, haya sido tomado con tanta energía por los últimos gobiernos de derecha y mucho más ahora bajo el modelo reaccionario extremo que impulsan los desquiciados Milei, Sturzenegger, Caputo y cía.
 
Todos y cada uno de los puntos del extenso proyecto que acaba de aterrizar en el Congreso es un muestrario de la ideología conservadora y retrógrada que alienta a este gobierno como fiel representante de la elite económico-financiera también conocida como "círculo rojo". A tal extremo esto es así que el gobierno ni se molestó en desmentir lo que hace un tiempo se conoció: los autores materiales de este engendro son los estudios de abogados que prestan sus servicios a las corporaciones más poderosas, los llamados "dueños de la Argentina". Es el gobierno para los ricos.
 
El sueño húmedo de esta minoría enferma de codicia es voltear, una por una, todas las protecciones legales que tienen los trabajadores argentinos, aunque también debe decirse que buena parte de ellas ya fueron demolidas de hecho por el propio accionar de un mercado laboral que, con independencia de los gobiernos que se sucedieron desde el estallido social y la gran crisis económica de 2001, dejaron a casi la mitad de los asalariados desempeñándose "en negro", al margen de la formalidad.
 
Lo que veremos en las próximas horas en el Congreso les dejará en claro a los argentinos quiénes son los senadores y diputados dignos de ser llamados oposición y quiénes se someterán ante las ofertas de dinero que ya está circulando por oscuras vías. Gobernadores dialoguistas también estarán en el "toma y daca" que este gobierno puso en marcha sin que la gran prensa porteña, convertida en vocera oficial de la Casa Rosada, hable como lo hacía habitualmente de "látigo y billetera" con otros gobiernos que nunca llegaron a extremos de manipulación de los recursos fiscales como el actual.
 
El triunfo electoral de octubre de Milei es el combustible que aceleró la decisión de avanzar con este proyecto y con otros que también buscan reconfigurar en profundidad el diseño social, económico e institucional de la Argentina. La llamada ley de tierras, de glaciares, la reforma educativa, la tributaria, etc. conforman una ofensiva de los sectores concentrados de la economía contra el conjunto social. Convertir a este país en una economía colonial, sin industria, sin ciencia, sin educación de calidad, sin protección social ni laboral para las mayorías populares es una meta que está en las mentes de los libertarios. La política de tierra arrasada que se proponen les resulta indiferente, pues la ambición de poder -político y económico- está por encima de todo.
 
La CGT convocó a una movilización a la Plaza de Mayo para el jueves a la que adhirieron las dos CTA, ATE y otros gremios, el peronismo, organizaciones sociales y partidos políticos de izquierda.  Para aterrorizar, la especialidad del mileísmo, aplicarán el protocolo antipiquetes. Si la movilización es masiva, cuesta creer que la amenaza de represión violenta se cumpla. Crispar el clima social en vísperas de fin de año, en nuestro país, nunca tuvo buenos resultados para los gobiernos.
 
La Opinión Popular
 

14-12-2025 / 09:12
Bajo el mote de reforma laboral se esconde la decisión de Javier "el Loco" Milei que pretende consagrar institucionalmente, en 2026, los objetivos que en 1976 se planteara la dictadura militar genocida. Los cambios en el proceso de acumulación en el marco del genocidio, el endeudamiento, la valorización financiera y la fuga de capitales, la desindustrialización, el modo de incorporación del cambio tecnológico y la llegada del capitalismo de plataformas, produjo una sustancial alteración de la relación capital-trabajo, obviamente en desmedro del conjunto de los trabajadores.
 
En ese marco de brutal regresividad en las condiciones materiales de vida de quienes trabajan, se sucedieron en las distintas administraciones conservadoras cambios normativos, todos con la misma dirección. 1. Abaratar el precio del trabajo. 2. Facilitar el despido. 3. Debilitar los convenios colectivos. 4. Limitar y destruir la organización sindical.
 
Estas orientaciones fueron parte de los cambios normativos que impulsó la dictadura militar, de las leyes que llevaron adelante Cavallo, Menem y De la Rúa, del frustrado intento de Macri y también del proyecto de Milei. Proyecto este cuya profundidad en términos de alteración de la Ley de Contrato de Trabajo solo es equiparable a lo planteado hace 50 años por la dictadura militar.
 
Además, se lleva a cabo la directa eliminación de los costos del despido a partir de la creación de un Fondo de Asistencia Laboral que se financiará con tres puntos de las actuales contribuciones patronales. A la vez, se les reduce en un punto adicional los aportes a los empresarios en relación a las obras sociales que dejarían de percibir un punto de los que están recibiendo en la actualidad.
 
En síntesis, cuatro puntos de los aportes patronales dejan de financiar las jubilaciones y la salud de los trabajadores, con el objeto de eliminar los costos del despido y reducir los costos laborales. Situación ésta que implica una redistribución de ingresos desde los trabajadores al capital, cercana a los 3000 millones de dólares.
 
Las experiencias internacionales y la propia experiencia nacional indican que estas propuestas solo profundizan la desocupación, la informalidad y la pobreza. Es más, aspectos laborales de esta naturaleza son los que contenía la Ley Bases y que ya tuvieron dos años de aplicación en el curso del gobierno de Milei. Años que lejos de promover el empleo registrado, coexisten con la destrucción de 222 mil puestos de trabajo formales registrados de los cuales 139 mil son del propio sector privado, al tiempo que el monotributo y los asalariados no registrados constituyen las formas de inserción laboral de mayor importancia en los últimos dos años.
 
Por si esto fuera poco, los modelos que pregonan los funcionarios libertarios como objetivos a alcanzar por la Argentina, no hacen más que negar con la evidencia lo que el propio gobierno pregona para justificar lo que propone. Poner como ejemplo a seguir países como Paraguay o Perú, que prácticamente carecen de legislación laboral, resulta inentendible. Estos dos países exhiben, aún sin legislación laboral, niveles de informalidad superiores a los que hoy exhibe la Argentina.
 
Para frenar esta ofensiva hay que convocar a la sociedad a discutir la necesidad de relaciones laborales diferentes para un país distinto al que construye Milei. Para eso necesitamos relaciones laborales que se edifiquen en base a la redistribución del ingreso, la revalorización del trabajo y la necesidad de expandir derechos para todos aquellos que trabajan independientemente del tipo de inserción laboral que tengan.
 
La Opinión Popular
 

13-12-2025 / 09:12
El proyecto de país que perfila el gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei tomó el aspecto de una sociedad sin derechos organizada por el mercado. El mercado elimina el concepto de soberanía y decidirá quién irá preso y quién se tomará vacaciones. A su vez, el mercado está organizado por una escala jerárquica según el poder económico.
 
O sea: la libertad de los libertarios es como la milanesa tucumana hecha con papel higiénico. Y de postre: inflación. Si alguno pensó que el esfuerzo valía la pena, el 2,5 de inflación -medido por un Indec que todo el mundo sabe trucho-- le dio una mala noticia: se quedó sin trabajo, se quedó sin empresa, y además tiene inflación.
 
En la misma semana asumió Joaquín Mogaburu como subsecretario de Derechos Humanos y se presentó el proyecto de reforma laboral en el Congreso. El nuevo funcionario es un personaje ligado a los represores y da cursos en los cuarteles sobre "memoria completa".
  
Mogaburu aboga por la conciliación y el perdón a los genocidas. El combo es coherente con el protocolo de seguridad que criminalizó la protesta social, el decreto que permitió a las fuerzas armadas intervenir en conflictos internos y la eliminación del derecho a huelga y otros derechos como lo estipula la reforma laboral enviada al Congreso.
 
Durante el mes hubo decenas de actos sobre derechos humanos en centros culturales, casas de la memoria y en plazas de todo el país. Y el jueves se realizó un festival en la Plaza de Mayo encabezado por Madres, Abuelas y el Serpaj de Adolfo Pérez Esquivel. Al mismo tiempo, la CGT anunciaba un acto público para oponerse al proyecto de ley enviado al Congreso.
 
No hay derechos humanos y no hay derechos laborales. No hay derecho a la protesta y no hay derecho que proteja contra la tortura y la violación como reclaman los que piden la libertad de torturadores y violadores que actuaron tras haber usurpado el Estado durante el golpe genocida. No hay sujetos de derecho en esta sociedad que conciben los libertarios y que ha sido votada por muchos que perderán los derechos que tenían.
 
Con el mercado se come, con el mercado se educa, con el mercado se cura. Si eso era difícil con la democracia, el mercado ni se lo plantea porque el único derecho que reconoce es el del que tiene más capital. El mercado habla de méritos, pero los derechos no se ganan. Los derechos implican también responsabilidades, pero no se ganan por méritos. Al menos la democracia reconoce que todos tienen derecho a comer, a la educación y a la salud. Después dependerá de los gobiernos proveer esos derechos.
 
Los libertarios inventaron una democracia con voto, pero sin derechos. Y los derechos son para todos porque son inherentes a la condición del ser humano. Si son para pocos, no califica. La democracia se construye sobre los derechos ciudadanos. Sin esos derechos básicos no hay sistema democrático. Este gobierno habla de democracia y libertad, pero cuando hace la milanesa, le pone papel higiénico en vez de libertad y democracia.
 

12-12-2025 / 10:12
El gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei mandó al Senado un proyecto de contrarreforma para eliminar derechos laborales, sindicales y de huelga que atrasa un siglo. Contra la Constitución desconoce hasta la jornada de 8 horas y el derecho a huelga. Redactado por los abogados de las grandes empresas, de Paolo Rocca, Galperin y Eurnekian, en cada rubro empeora la posición de los trabajadores. Perjudica también a monotributistas e informales y se propone financiar los despidos con la plata de los jubilados.
 
El gobierno libertario demoró la presentación de la contrareforma laboral, que no registra precedentes desde la dictadura genocida de 1976, para estirar los tiempos de negociación y definir cuán a fondo iría en su ofensiva contra los trabajadores y el sindicalismo. El proyecto que ingresó al Senado retoma lo peor de todas las versiones anteriores y lo condensa en 71 páginas y 191 artículos.
 
Enmascarada en una supuesta "modernización", la iniciativa retrocede más de un siglo y desconoce pilares básicos del derecho laboral como la jornada de ocho horas y restringe el derecho a huelga. Lejos de mejorar la vida de los trabajadores, crear empleo o incorporar a los informales al mercado formal, la reforma sólo busca abaratar costos para que el empleador pueda despedir y amplía la desprotección sobre el sector más débil.
 
Los especialistas coinciden en que "invierte la presunción de laborabilidad" perjudicando a monotributistas y trabajadores "independientes". El texto final del proyecto confirma la transferencia regresiva de los derechos de los trabajadores en favor del gran capital, debilita su capacidad de organización y faculta al empleador para modificar condiciones laborales según sus necesidades.
 
La reforma laboral, firmada por Milei, fue elevada al Congreso de manera errónea por parte de Gobierno. Legisladores opositores y abogados laboralistas cuestionaron el ingreso por el Senado, ya que la reforma laboral contiene un capítulo tributario que modifica impuestos centrales. Al respecto, la Constitución fija que toda ley de carácter impositivo debe originarse en Diputados.
 
La reforma laboral que impulsa Milei atrasa porque reinstala un modelo previo al propio nacimiento del derecho laboral. La abogada Natalia Salvo advierte que es "una novedad de museo que nos devuelve a un tiempo sin normas". El proyecto permite jornadas de hasta 12 horas, un retroceso a antes de la Ley 11.544, conquistada después de las huelgas y masacres de la Patagonia y la Semana Trágica.

También elimina ítems remunerativos para achicar aguinaldo y vacaciones, ahora fraccionadas como en etapas de precariedad anteriores a cualquier estándar moderno. Al mismo tiempo, remarca que la iniciativa desconoce los avances globales sobre las plataformas: mientras en Europa los tribunales y países como España o Portugal ya reconocen a esos trabajadores como dependientes, aquí se los deja en un limbo jurídico. Modernizar sería ampliar la protección, no recortarla. Con un 43 por ciento de informalidad, el proyecto empuja al país hacia un pasado sin resguardo, donde la relación laboral quedaba librada a la voluntad de la patronal.

Un Gobierno que miente en todo, presenta el argumento principal en la supuesta "creación de trabajo formal". Silogismo falaz, acaba de ser refutado por un hombre del gran capital, el abogado Julián de Diego. Dijo que "sin crecimiento, no habrá generación de empleo". Ese crecimiento se presenta, como promesa lejana, relato de un provenir etéreo, medido en décadas. Equiparada a Irlanda, Alemania, y otras naciones. Por ahora, lo que hay es recesión, inflación en alza y deuda. Cada vez más deuda.

La Opinión Popular


11-12-2025 / 10:12
Turismo "con la nuestra". Nuevo papelón internacional de Javier "el Loco" Milei que fue a perder el tiempo a Noruega disfrazado con el mameluco de YPF, viajó 25.000 kilómetros para sacarse una foto... y se volvió sin nada. María Corina Machado faltó a su premiación como Nobel de la Paz. Viajó con su hermana Karina a Oslo en el avión presidencial, en un viaje que cuesta 300 mil dólares, y se alojó en el Gran Hotel de Oslo, en donde una habitación cuesta mil euros por noche. "El Peluca" volvió a las apuradas y de inmediato puso su firma en el funesto proyecto que apunta contra la justicia social y modifica la regulación de horas extras, vacaciones e indemnizaciones.
 
El fugaz y costoso paseo de Milei por Noruega terminó en un traspié político que expuso improvisación y falta de estrategia. La salida apresurada dejó al libertario sin el rédito simbólico que buscaba y reforzó las críticas sobre un viaje reducido a gestos vacíos, sin resultados concretos ni agenda internacional consistente. Tenía una agenda que incluía reuniones con el primer ministro y con el rey, además de la posibilidad de un encuentro cara a cara con Corina Machado, y los dejó "de garpe". Cosa de loco.
 
Milei regresó de apuro para evitar que una interna ponga en riesgo el tratamiento de la reforma laboral. Las explicaciones oficiales, en off the record, hablaban de la necesidad de "firmar la ley de reforma laboral" después de hacer "algún ajuste de último momento", sin embargo, tanto los cambios como la firma se pueden gestionar de manera remota. Lo que sucedió en realidad es que una nueva interna en el gobierno casi hace volar por los aires la Ley Rifle. Lo más llamativo, en este caso, es que los que frenaron el proyecto son dos enemigos íntimos: Santiago Caputo y Martín Menem.
 
Ellos son los dos interlocutores más fluidos que tiene la CGT dentro de la estructura libertaria y vienen advirtiendo desde hace tiempo que así como la estaba planteando Federico Sturzenegger, la reforma laboral corre el riesgo de empantanarse en el Congreso y terminar siendo rechazada, modificada hasta volverla irreconocible o aprobada a un costo demasiado alto. El recuerdo de la reforma previsional de Mauricio Macri en 2017 está presente en todos los cálculos.
 
Las partes observadas son justamente las que apuntan contra el andamiaje financiero y normativo que sostiene a los sindicatos, los llamados "derechos colectivos" que la CGT prioriza antes que las condiciones de trabajo individuales. De hecho, este lunes Sturzenegger estuvo reunido con los diputados de LLA, en un encuentro del que Menem no participó, y ante las consultas sobre estos asuntos el ministro prometió una "versión light", más sencilla de aprobar.
 
Sin embargo, el anuncio que hizo el vocero con sueldo de jefe de gabinete, Manuel Adorni, al día siguiente, no contempla la mayoría de esos recortes e incluye cláusulas inaceptables para el más dialoguista de los líderes gremiales. Dicen en la Casa Rosada que la orden de ir a fondo la dio el mismo Milei. El proyecto ya estaba listo para ingresar al Senado cuando Caputo y los Menem lograron frenarlo. Ese fue el motivo por el que el presidente tuvo que volver de apuro.
 
Patricia Bullrich, en tanto, defiende la redacción de Stuzenegger pero reclama que la situación se destrabe porque cree que si la reforma no tiene un tratamiento express y media sanción antes de las fiestas, después puede empantanarse. Su plan original de dictaminar esta misma semana, incluso el viernes a última hora, se fue diluyendo con el correr de las horas. El escenario más optimista apunta a sesionar en vísperas de noche buena. Sería un verdadero milagro navideño, mientras la CGT y el peronismo se abroquelan contra la reforma laboral anti obrera y pro patronal de Milei.
 
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