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Nacionales - 17-07-2020 / 11:07
PANORAMA EMPRESARIO SEMANAL

El “extremo centro” de Alberto Fernández, ante desafíos internos y externos

El “extremo centro” de Alberto Fernández, ante desafíos internos y externos
El festival de fuego amigo que se desató al interior del Frente de Todos no podría haber llegado en un momento menos oportuno. Los dardos empezaron a penetrar en Olivos por tropezones de Alberto Fernández y ademanes de impotencia inexplicables en su momento de mayor aprobación, pero impactaron en el blanco justo.
El festival de fuego amigo que se desató al interior del Frente de Todos no podría haber llegado en un momento menos oportuno. Los dardos empezaron a penetrar en Olivos por tropezones de Alberto Fernández y ademanes de impotencia inexplicables en su momento de mayor aprobación, pero impactaron en el blanco justo cuando la pandemia empieza a colmar las salas de terapia intensiva y mientras el Gobierno se ve forzado a aflojar la cuarentena sin más fondos para compensar su daño sobre la economía.
 
Julio De Vido, Hebe de Bonafini, Alicia Castro, Juan Grabois, Agustín Rossi, la cúpula de la CGT, el "Cuervo" Larroque y la propia Cristina Fernández no hicieron más que expresar públicamente lo que se discute en voz baja desde hace meses y que no tiene por qué romper nada.
 
Los interrogantes ahora son dos: primero, si el Presidente se correrá esta vez del lugar de componedor que le valió su centralidad en la coalición gobernante y si le conviene al Frente que lo haga. Segundo, y quizá más importante, si quienes pretenden condicionar sus próximos pasos están solamente entre quienes lo acompañan en la gestión o si el principal desafío a su rumbo proviene de aliados mucho más volátiles y silenciosos, como el establishment y el Fondo Monetario.
 
Lo primero se emparenta con la crisis del "extremo centro" que advirtió hace algunos años el paquistaní Tariq Ali para Europa, aunque con el sabor que aporta el peronismo como condimento telúrico.
 
Ali sostuvo que el corrimiento hacia el centro de los partidos socialdemócratas europeos de los 90 borró sus diferencias con la derecha y horadó la legitimidad de esas democracias, donde la alternancia bipartidista funcionaba como válvula de escape de cada desilusión previa. 
 

 
El caso paradigmático fue el nuevo laborismo de Tony Blair, al que definió como "la continuación del thatcherismo por los mismos medios". A partir de esas claudicaciones, según Ali, florecieron los partidos xenófobos que recogieron primero el descontento popular con los ajustes y la guerra, pero también se abrió la puerta al surgimiento de alternativas más radicalizadas como las que encarnaron Podemos, Bernie Sanders y Jeremy Corbyn.
 
En la versión criolla, el corrimiento hacia el centro de la mano de Alberto y de Sergio Massa le permitió a la vicepresidenta perforar el techo electoral que apenas un año atrás todavía parecía impenetrable y aprovechar la crisis en la que se hundió solo Mauricio Macri.
 
Pero ese centrismo exitoso en lo electoral trajo aparejada una moderación en la gestión que incomoda a quienes compraron aquella propuesta de campaña de frenar el colectivo que iba a 200 kilómetros por hora al precipicio y pegar un volantazo de 180 grados.
 
La comezón fue creciendo con las concesiones a los acreedores, la marcha atrás con la expropiación de Vicentin y el cajoneo del impuesto a las grandes fortunas. Y se hizo llaga el 9 de Julio, después de la entronización del G-6 que puso en escena en Olivos el extremocentrista Gustavo Béliz.
 
 
Compañera Kristalina
  
En el regateo por la deuda, los negociadores de Martín Guzmán se autocongratulan por haber dado vuelta la "paritaria Mafalda". Aluden así a la negociación de aquel entrañable personaje de Quino con su mamá por la comida.
 
"Nosotros acá conseguimos comer el postre primero y después ver si nos tomamos la sopa", aseguran, en alusión a las negociaciones por la deuda con los acreedores privados (USD 66.000 millones) y con el Fondo Monetario (USD 44.000 millones).
 
Al haber apurado una y postergado la otra, dicen, lo que consiguió la Argentina fue hablar primero del bolsillo de los bonistas y más adelante del ajuste necesario para garantizar esos pagos. "Si la discusión hubiera sido simultánea, el Fondo y los bonistas se habrían abroquelado en nuestra contra", concluyen.
 
¿Por qué aceptó eso el Fondo? ¿Por qué lo toleró el Tesoro estadounidense, su principal accionista?
 
Según la tropa de Guzmán, porque entendió que chocó el auto con Macri y eligió "dejarlo tirado en la banquina y deshacerse de las llaves": aprovechó la salida de Christine Lagarde para oxigenar la imagen del organismo, eyectó al halcón David Lipton y le dio aire a Kristalina Georgieva para correr a Alejandro Werner del Hemisferio Occidental y reemplazarlo por Julie Kozak, a quien cerca del ministro llaman "compañera Julie".
 
Esa interpretación tampoco es unánime en el Frente de Todos. Axel Kicillof, que aguarda el resultado del regateo para ver qué quita podrá aplicar a la deuda de la provincia, de unos U$S 7.000 millones, lo discutió con su equipo en diciembre, antes de asumir.
 
En aquel momento evaluó que era Estados Unidos el más interesado en que Argentina reestructurara primero la deuda con los privados y recién después con el Fondo. En caso de haber aceptado una reprogramación de entrada, el FMI habría aparecido otra vez subsidiando a un país incumplidor con dinero de los "plomeros y carpinteros estadounidenses" cuyos bolsillos defendía el secretario del Tesoro de George W. Bush en agosto de 2001.
 
Es algo que también piensan economistas de consulta de Massa que ocuparon cargos muy relevantes en el primer kirchnerismo y que jamás comulgaron con los kicillofistas.
 
¿No empoderó demasiado Guzmán a Georgieva aceptando su rol de árbitro inapelable de la sustentabilidad de la deuda? ¿No se expone a que ahora le imponga un ajuste inaceptable para una época de reconstrucción? ¿No aceptó ya ese ajuste al admitir como inmutables las restricciones presupuestarias que aduce el ministro cuando le piden medidas más enérgicas para contener el derrumbe de la economía real?
 
Ahora es casi contrafáctico y ciertamente lejano, pero la inquietud del gobernador no es solo financiera. También es electoral. De lo que se negocie ahora con Kristalina Georgieva y la compañera Julie saldrán las coordenadas del ajuste que acompañará a Fernández hasta el final de su mandato.
 
Y no solo eso: también las chances de continuidad del Frente y el marco de gobernabilidad para quien gobierne entre 2024 y 2028, que no necesariamente será Fernández aun cuando pueda aspirar a la reelección.
 
El acuerdo con el FMI se va a empezar a negociar entre fines de septiembre y fines de diciembre porque tiene que estar cerrado antes de abril, cuando opera un nuevo vencimiento con el Club de París.
 
Esa hoja de ruta, insisten cerca de Guzmán, también los empujó a su actual estrategia. Es porque Larry Fink, el CEO de BlackRock, sigue aspirando a ser secretario del Tesoro si gana Joe Biden, demócrata como él y favorito en las encuestas por 10 puntos sobre Donald Trump.
 
¿Le aprobarán su pliego en el Senado demócratas como Bernie Sanders o Liz Warren, si viene de desplumar a la Argentina? El ministro asegura que sería un problema. Otros dudan de que resulte tan decisivo para Washington lo que ocurra en un país al sur de Bolivia.
 
 
Eléctrico
  
En ese contexto, la reaparición de Macri podría haberle servido al Gobierno para aquietar internas y abroquelarse. Pero tampoco. Lo que sí hizo el inexplicable viaje a Asunción del expresidente en plena cuarentena fue agitar la propia interna de Juntos por el Cambio, que ya debería abandonar la primera parte de ese nombre.
 
¿Qué fue a hacer Macri a Paraguay? ¿Política, negocios o las dos cosas? La tesis del rearmado de un polo continental de derecha no resiste el análisis más elemental, aunque sus últimos incondicionales digan que con el gesto apuntó a "mojarle la oreja a Alberto" y mostrarse "pensando en el largo plazo mientras al Gobierno se le prenden fuego la economía y el sistema sanitario".
 
La sola comparación que eligió muestra la endeblez de la idea. ¿O acaso representa algo para alguien fuera del círculo hiperpolitizado la intención de poner de pie un "Grupo de Puebla conservador"?
 
Dos importantes dirigentes de su fuerza confirmaron a BAE Negocios que la visita de Macri a su antiguo colega Horacio Cartes fue por negocios particulares. Aunque resta conocer el detalle, la gestión tuvo que ver con un sector que el exCEO de Socma siempre priorizó, tanto en la gestión empresarial como en la presidencial: el energético.
 
¿Habrá sido una intercesión ante Nicanor Duarte Frutos, otro expresidente paraguayo, por los contratos de ampliación de Yacyretá que se firmaron días antes de las elecciones de octubre? ¿Habrá tenido que ver con los trabajos de relevamiento topográfico que empezaron apenas quince días atrás a la vera del brazo Aña Cuá las contratistas Rovella Carranza, Tecnoedil y Astaldi? ¿Seguirá Macri tan involucrado con esa represa como en los años 90, cuando la empezaron a llamar "monumento a la corrupción"?
 
Y una más: ¿hacía falta que viajara personalmente? En la era de las mamushkas societarias y las acciones al portador, ese maletín puede haber contenido mucho más que el "breso" con el que especuló, mundano, el matarife Alberto Samid.
 
Por Alejandro Bercovich
 
Fuente: BAE Negocios
 

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22-10-2025 / 11:10
A cinco días de las elecciones legislativas de medio término, la economía argentina volvió a quedar atrapada en un torbellino de tensiones cambiarias y el Banco Central debió volver a intervenir para que el dólar mayorista no superara el techo de la banda de flotación.
 
Ni las intervenciones del Tesoro de Estados Unidos, ni la firma del swap con Washington, ni el anuncio de una recompra de bonos alcanzaron para calmar la incertidumbre del mercado, que se mueve bajo una sola lógica: cubrirse como sea ante el riesgo electoral, aun pagando precios récord por el dólar y desarmando posiciones en acciones y bonos soberanos.
 
El sueño de Javier "el Cipayo" Milei de conseguir un megacrédito internacional empieza a tambalearse. Los gigantes financieros de Wall Street pusieron el freno y exigen garantías concretas antes de liberar los 20 mil millones de dólares prometidos. En la Casa Rosada, el discurso libertario suena fuerte, pero los bancos no compran humo: quieren saber quién paga si el país vuelve a tropezar con su historia de impagos.
 
El plan oficial buscaba armar una línea de financiamiento para reforzar reservas y dar aire al Gobierno, pero el entusiasmo se pinchó rápido. Desde el JP Morgan hasta el Citi, todos coincidieron en algo: Argentina necesita mostrar activos reales o un respaldo estatal sólido, algo que Milei se resiste a ofrecer en su cruzada contra el "Estado elefante".
 
La tensión se siente en los despachos. Mientras el ministro Luis "Toto" Caputo negocia contrarreloj, los operadores financieros miran los indicadores y ven lo mismo que los argentinos: un déficit que sigue sin cerrarse y un dólar que sube como fiebre sin Paracetamol. Cada día sin definición profundiza la desconfianza y pone más presión sobre el presidente, que esperaba anunciar el acuerdo como una victoria política.
 
Para los banqueros, el problema no es ideológico sino contable. Quieren garantías, y las quieren por escrito. Sin eso, los 20 mil millones seguirán siendo una promesa tan etérea como las teorías de "mercado libre" que Milei repite frente a los micrófonos. En el país ya se habla de "default técnico disfrazado de negociación", y los rumores empujan los bonos argentinos a la baja.
 
Desde su entorno intentan minimizar la situación, pero las fuentes financieras son tajantes: el préstamo no está cerrado y no lo estará hasta que el Gobierno muestre números concretos. Entre tanto, en los pasillos del poder ya suena un murmullo incómodo: "Si ni los bancos le creen, ¿Quién va a prestarle a la Argentina?"
 
El Banco Central tuvo que vender divisas de las reservas, ya casi exhaustas, para que la demanda mayorista no hiciera volar el techo de la banda cambiaria. Los anuncios oficiales pasan desapercibidos.
 
La Opinión Popular
 

21-10-2025 / 11:10
El yanqui Donald Trump hizo un demoledor diagnóstico sobre la desatrosa situación económica en la Argentina para justificar el "rescate" al gobierno anarco capitalista de Javier "el Cipayo" Milei, un tema que le está generando muchas críticas internas. "No tienen nada, están muriendo", afirmó el presidente. Con ese análisis, el swap no alcanzó, caen las acciones y el dólar quedó a 1% de la banda.
 
Cuestionado por una periodista por la posibilidad de que EEUU compre carne argentina, una medida que perjudicaría a los productores estadounidenses como ya pasó con la soja, Trump se ofuscó y respondió: "Señorita usted no sabe nada de esto, Argentina está luchando por su vida". "Están luchando por su vida. A Argentina no los beneficia en nada. ¿Entiendes lo que eso significa? No tienen dinero, no tienen nada. Están luchando muy duro por sobrevivir, están muriendo", justificó Trump. Lo dijo a pesar de que no se vean cadáveres en las calles.
 
Trump dijo que intentará ayudar a la Argentina a "sobrevivir en un mundo libre" porque le "gusta" el presidente Milei. "Creo que está intentando hacerlo lo mejor que puede, pero no hagas que parezca que lo están pasando bien, están muriendo. Están muriendo", lanzó. Se trata de la segunda vez en menos de una semana que el presidente de EEUU intenta ayudar al chupamedia Milei, pero lo termina hundiendo.
 
El martes pasado, durante la reunión en la Casa Blanca, le reiteró el apoyo, pero advirtió que está atado al resultado de las elecciones del 26 de octubre. "Si pierde, no seremos generosos con la Argentina", dijo Trump generando un desplome en los mercados. El gobierno de Milei tuvo que salir a aclarar por todos lados que se refería a las elecciones de 2027, pero Trump reiteró en sus redes que se refería a las de medio término. Días después, Milei se enojó con un periodista que le preguntó sobre esa frase y enojado respondió que fue malinterpretada por el Grupo Clarín.
 
Las palabras del mandatario yanqui obligaron a una rápida reacción oficial. El vocero presidencial, Manuel "Cara de Piedra" Adorni, buscó relativizar el impacto y pidió "entender el contexto". Sin embargo, terminó admitiendo que "claramente no somos un país al que le vaya bien", al enumerar inflación mensual del 2%, riesgo país en torno a los 1.000 puntos y un clima electoral enrarecido.
 
El Banco Central (BCRA) firmó el acuerdo de swap con EE. UU. por U$S 20.000 millones. A pesar del anuncio, el riesgo país se ubicó por encima de los 1000 puntos, los ADRs de empresas argentinas cayeron hasta 5% y el dólar cerró en $1495. Otro anuncio de la Secretaría de Finanzas, de toma de deuda con el JP Morgan, hizo revertir algo la caída de bonos. No alcanzó con el Tesoro, se suman los "bancos internacionales amigos" al saqueo y la rapiña.
 
Mientras Trump describió a la Argentina como un país "sin dinero" y "peleando por sobrevivir", la respuesta libertaria se redujo a relativizar el golpe y aceptar, a medias, el diagnóstico externo. Como sea, el mercado parece ya no creer en las promesas de ayuda de Trump y espera hechos concretos. Ni siquiera las intervenciones de Scott Bessent comprando pesos han logrado frenar la volatilidad del dólar.
 
La Opinión Popular
 

20-10-2025 / 10:10
La relación entre José Luis Espert y Fred Machado, el acusado por narcotráfico que financió su campaña presidencial en 2019, sigue complicando a La Libertad Avanza, aunque el economista, al que todavía defiende Javier "Cipayo" Milei, ya no encabeza la lista libertaria oficialista. En el último reportaje que otorgó el día que se confirmó su extradición a los Estados Unidos, se reveló el mensaje que Machado le pasó al Gobierno. Soltó una bomba que hizo temblar a más de uno en La Rosada.
 
En una entrevista de ocho horas con la periodista Caro Fernández, de Splendid AM 990, lanzó una advertencia que suena a ultimátum: "Si hablo, se cae el país". Con la extradición a Estados Unidos autorizada por la Corte Suprema, Machado no se guardó nada y apuntó directo al corazón del poder libertario, salpicando a figuras como José Luis Espert, Patricia Bullrich y Alberto Weretilneck con acusaciones que, de probarse, podrían destruir al Gobierno de Javier Milei.
 
El empresario, con un tono que mezcla bronca y desesperación, mandó un mensaje filoso a Santiago Caputo, estratega clave de Milei: "A Santiago Caputo le hago llegar un mensaje: Yo no quiero ir a Estados Unidos. Si esto explota, yo fundo todo. Yo hablo y se cae el país mañana". La respuesta fue: "Mensaje recibido". ¿Qué sabe Machado que pone tan nervioso al entorno presidencial?
 
Con Espert, su exaliado, no fue menos duro. Financió su campaña en 2019, pero ahora lo acusa de darle la espalda. "Espert no tendría que haberme negado. ¿Por qué me negó?", dijo, recordando una advertencia que le hizo en marzo de 2021 sobre los riesgos que corrían. "Le expliqué que irían por él. Pero no me escuchó", disparó con amargura.
 
Las acusaciones también alcanzaron a Patricia Bullrich. Según Machado, habría una triangulación de fondos para su campaña presidencial de 2023, con más de 3 millones de pesos movidos a través de una empresa de la familia Bada Vázquez, de los cuales al menos 215.000 pesos habrían ido a parar a su campaña.
 
Sobre Weretilneck, señaló un supuesto entramado de negocios en Río Negro, con permisos de explotación de arenas silíceas otorgados a Claudio Cicarelli, presunto testaferro del gobernador.
 
En un intento por limpiar su nombre, Machado insistió: "Es una cuestión de plata, no de droga". Sin embargo, la noticia de su extradición lo desmoronó. Entre el ladrido de sus perros y la tensión del momento, suplicó a Fernández: "No me dejes solo". Horas después, un operativo policial lo trasladó para enfrentar su destino en Estados Unidos.
 
La Opinión Popular
 

19-10-2025 / 08:10
Entre el colapso económico, la pérdida de relato y el avance de sus propios aliados, Javier "el Cipayo" Milei enfrenta el tramo final de la campaña convertido en símbolo de su propio fracaso: un presidente sin respuestas, cercado por la realidad y por quienes financiaron su ascenso. El plan "llegar" se quedó sin nafta cuando todavía falta una semana para alcanzar la meta. La impotencia es la tónica en la recta final antes de unas elecciones que se convirtieron en un delicado plebiscito sobre el futuro del gobierno y del país.
 
El proyanqui Milei volvió de Washington DC con una hoja que dice "amigo" y el fibrón que usó Donald Trump para estampar esa dedicatoria. A su regreso dio dos entrevistas en las que se peleó con sus interlocutores (le dijo "marxista" a Eduardo Feinmann y a Esteban Trebucq que le hacía el "caldo gordo a los psicópatas kirchneristas") y confesó que no tiene una solución para los problemas de los argentinos.
 
- El ochenta por ciento apenas si puede llegar a fin de mes y el sesenta por ciento, setenta, llega al día veinte. Les falta dinero en el bolsillo.
- ¿Qué quiere? ¿Que lo emita?
- No, yo no...
- A ver, entonces, emitiendo no se arregla. ¿Cómo quiere que lo arregle? Vamos, dígame. ¿Cómo le pongo plata a la gente?
- El economista es usted.
- No, bueno, pero digo o sea, a ver, digamos.
 
Un día más tarde insistió:
 
- ¿Y la gente que no puede esperar, presidente?
- A ver. A ver, pero, de vuelta. Te hago una pregunta, no puede esperar, a ver, ¿cómo lo resolvemos?
- Es que yo no lo sé.
- No, bueno, entonces.
- Sólo le pregunto.
- No, bueno, pero si vas a hacer el punto, digamos, a ver, empecemos a discutir cómo se resuelve.
 
Para Milei la escasez y la mala calidad de vida de millones de personas es en todo caso un problema intelectual, teórico, en el que no tiene demasiado interés. Dos años después de asumir le sugiere a su interlocutor (no un funcionario, no un asesor, ni siquiera un consultor sino un periodista en el contexto de una entrevista televisiva en vivo) que empiece la discusión.
 
Decir que no le quita el sueño sería una exageración: ni siquiera lo considera un problema, algo que deba resolver. La economía se encargará de hacerlo, cuando deje de existir el riesgo kuka. Suena estúpido, pero es exactamente el argumento presidencial, palabra por palabra.
 
Para la mayoría de los argentinos se trata en cambio de una cuestión muy concreta, a veces de vida o muerte. Este miércoles, en Congreso, en la marcha semanal por el reclamo de una mejora en las jubilaciones, una pareja daba su testimonio a las cámaras de televisión.
 
Él está atravesando un tratamiento contra el cáncer, le sacaron la cobertura de los remedios para aliviar los dolores y los vómitos cuando le hacen quimioterapia. En el hospital sólo le entregan la mitad. Desde los estudios, la cronista sugiere que den un "alias" bancario para recibir transferencias de gente que pueda ayudarlos. No tienen teléfono: tuvieron que venderlo para comprar medicinas. Milei no tiene una respuesta para ellos ni va a tenerla. 
 

18-10-2025 / 09:10
Un 17 de octubre en la recta final de una campaña electoral, donde dos de sus figuras principales son el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent por el oficialismo y por la oposición la expresidenta Cristina Kirchner con prisión domiciliaria. Que dos de las figuras que más pesan en una puja electoral sean el ministro de Economía de una potencia extranjera y la principal dirigente de la oposición proscripta, constituye un síntoma de descomposición del sistema político.
 
Con las ventas de dólares del Tesoro de los Estados Unidos y con una catarata de mensajes con promesas de campaña, Bessent se puso al hombro la campaña del oficialismo. Prometió como si fuera candidato, pidió el voto para las listas de los falsos libertarios y aseguró que, si ganaban los seguidores de Javier "el Cipayo" Milei, Argentina sería bendecida por Estados Unidos. El gobierno casi no mostró sus candidatos. El yanqui Bessent ha sido hasta ahora su carta principal.
 
La intervención del alto funcionario norteamericano no fue oculta, sino que ha sido pública, ciertamente impúdica, y en situaciones normales se juzgaría como intervencionismo de una potencia en la política interna de otro país. Lo paradójico ha sido que no fue una intervención impuesta o forzada, sino solicitada por el mismo presidente Milei.
 
Si el oficialismo no tiene candidatos más fuertes que el ministro de Economía de una potencia extranjera y, si al mismo tiempo, la principal dirigente de la oposición fue encarcelada, son datos muy fuertes que al cruzarlos inducen a pensar que la expresidenta fue proscripta porque sus adversarios son incapaces de generar un liderazgo similar y tienen que recurrir a una potencia extranjera que cobrará caro por su intervención.
 
La intervención de Bessent puso en evidencia la falta de propuestas del oficialismo que, de esta manera, lo único que se le ocurrió fue ofrecer una dependencia ruinosa en lo material e indigna en lo moral. La dependencia colonial del gobierno con Washington es evidente porque es el único recurso que tiene en política y en la economía.
 
Los últimos diez días mostraron a un gobierno desesperado en esa dependencia. Todo el equipo económico -la mayoría de ellos tienen residencia en Estados Unidos- en procesión entre Washington y Nueva York para rogar por ayuda. Como si fueran creyentes que le piden a la virgen de Luján. Con la diferencia que Estados Unidos no es la virgen y cobrará caro cada gesto.
 
La falta de cuadros políticos, de dirigentes y candidatos en el oficialismo agrandó aún más el liderazgo que mostró Cristina Kirchner en la convocatoria al acto de ayer. La expresidenta planteó que así como en 1945, la consigna fue "Braden o Perón", en las próximas elecciones se trata de "Milei o Argentina".
 
Mientras la multitud se congregaba en Constitución, frente al edificio donde Cristina Kirchner permanece prisionera, el oficialismo tenía dificultades para reunir un puñado de simpatizantes en Caseros, en el conurbano. Al mismo tiempo se juntaba a protestar un grupo espontáneo de vecinos y se repitió la escena que frustró la mayoría de los actos de campaña de Milei.
 
El presidente se movilizó en helicóptero y alcanzó a explicar con un megáfono que no había que abandonar en mitad del río. Su discurso se resumió en que hace falta más esfuerzo. Pero el presidente estuvo pocos minutos y no hizo la caminata que estaba prevista. Reaccionó a la defensiva tras un discurso a la defensiva: "Hay que aguantar".
 

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