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Sociedad e Interés General - 26-06-2020 / 19:06

Cobarde asesinato del periodista Emilio Jáuregui

Cobarde asesinato del periodista Emilio Jáuregui
El 27 de junio de 1969, en Buenos Aires, es asesinado Emilio Jáuregui.
 
El 27 de junio de 1969, en Buenos Aires, es asesinado Emilio Jáuregui. Fue un periodista y sindicalista argentino muerto en plena calle a los 29 años en el marco de la represión que siguió al movimiento popular iniciado con el Cordobazo, que significó el comienzo del fin de la dictadura autodenominada Revolución Argentina.
 

Ese día, Emilio encabezó la manifestación de repudio a la visita que Nelson Rockefeller, gobernador del estado de Nueva York, realizaba a Buenos Aires como enviado de Richard Nixon en una gira latinoamericana. La marcha fue apoyada por todos los partidos políticos; el radicalismo, el peronismo, los partidos de izquierda.
 
La concentración mayor tuvo lugar en plaza Once y, desde allí, Emilio, junto a un grupo, decidió bajar a la avenida 9 de Julio. La policía reprimió y un patrullero persiguió a Emilio y le cruzaron el auto en Tucumán y Anchorena, abrieron fuego y lo mataron. Fue el único muerto y dos medios de entonces contradijeron la previsible versión oficial de que estaba armado: el diario La Prensa y la revista Primera Plana.
 
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Jáuregui, treinta años después
 
Emilio Jáuregui había trabajado como cronista en el diario La Nación entre julio de 1960 y diciembre de 1962. Es decir, hasta que decidió afiliarse al Sindicato de Prensa en el que, después de varias discusiones políticas y divisiones, fue elegido secretario general. En 1966, Onganía intervino el sindicato.
 
El ingeniero Emilio Mariano Jáuregui, un profesional distinguido, fue designado en 1956 Consejero Económico en Francia. La familia se trasladó a París y Emilio, que entonces era un adolescente inquieto, divertido y apasionado, cursó Ciencias Políticas en la Sorbonne. Sartre y Camus lo deslumbraron. Volvió a Buenos Aires por algunos meses, instalándose en la casa de su abuela materna, hermana de Federico Pinedo.
 
En ese momento ya podría definírselo como un hombre de pensamiento, un intelectual apasionado que trataba de comprender a los filósofos. Nunca aceptó la mentalidad de su medio ni la indiferencia ante los graves problemas sociales de la mayoría. Para sus amigos de siempre era enriquecedor almorzar o comer en lo de Jáuregui porque era allí donde se daban duelos verbales e ideológicos entre sus padres y él, en los que nosotros podíamos intervenir como invitados.
 
La inolvidable hospitalidad de aquella casa a la que concurrían personas tan diferentes como Eduardo Mallea y Manuel Mujica Láinez deparaba un clima nada fácil de describir: cuando nos quedábamos solos los amigos, hablábamos de política, de literatura y escuchábamos fantásticas grabaciones que habían traído los Jáuregui de Europa. Para las noches de tormenta, siempre elegíamos a Wagner, alentados por Julita, la madre de Emilio.
 
Estos treinta años pasaron demasiado rápido, desde aquel 27 de junio de 1969, en el que Emilio decidió encabezar la manifestación de repudio a la visita que Nelson Rockefeller, gobernador del estado de Nueva York, realizaba a Buenos Aires como enviado de Richard Nixon en una gira latinoamericana. La marcha fue apoyada por todos los partidos políticos; el radicalismo, el peronismo, los partidos de izquierda. La concentración mayor tuvo lugar en plaza Once y, desde allí, Emilio, junto a un grupo, decidió bajar a la avenida 9 de Julio.
 
La policía reprimía y los manifestantes corrían; un patrullero persiguió a Emilio y le cruzaron el auto en Tucumán y Anchorena, abrieron fuego y lo mataron. Fue el único muerto y dos medios de entonces contradijeron la previsible versión oficial de que estaba armado: el diario La Prensa y la revista Primera Plana.
 
Emilio Jáuregui ya era entonces el hombre que aprende y crece, el hombre que no acepta ser cómplice de una violencia de guante blanco. Estaba tan íntimamente convencido de lo que quería hacer de su vida, que pocos días antes de su muerte había abandonado la casa de sus padres -un piso sobre la plaza Vicente López (que dicho sea de paso era del tatarabuelo de su madre)- para trasladarse con su mujer y su hija de pocos meses a un departamento de un solo ambiente. Esto era lo que su situación económica le permitía afrontar y consideraba que no tenía derecho a llevar otro tipo de vida.
 
Pocos días antes de su muerte, el 29 de mayo de 1969, Córdoba se levantó contra la autodenominada "Revolución Argentina"; entonces fue el Cordobazo, es decir, el comienzo del fin de aquel oscuro período.
 
Tres décadas después todo ha empeorado. La gravedad de lo que hoy ocurre está en las cifras pero sobre todo en las ideas. Sigue existiendo gente para la que ser progresista es mala palabra.
 
En 1969 "visitaba" nuestro país Nelson Rockefeller. Aunque Emilio Jáuregui no pueda verlo, en 1999 los representantes del Fondo Monetario Internacional nos visitan con frecuencia para asegurarse de que la dirigencia argentina, olvidando su tradición, los beneficios de su educación y de su universidad, no se aparte de las imposiciones ante las que ha claudicado nuestra democracia monetarista.
 
Por Francisco Tur *
 
* Esta semana se cumplieron treinta años del asesinato del periodista Emilio Jáuregui durante una marcha de repudio por la visita de Nelson Rockefeller al país como enviado del gobierno de Richard Nixon. Esta semblanza, realizada por un amigo personal, recuerda la figura de quien fuera secretario general del gremio de Prensa.
 
Fuente: Página12

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15-10-2025 / 19:10
Juan Perón había surgido a la vida política dos años antes, desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, y había dignificado al obrero otorgando derechos vulnerados desde siempre. Unidos en el odio a Perón y defendiendo sus intereses, el frente oligárquico logra aislarlo, despojarlo de todos su cargos forzando su renuncia y recluirlo en la isla de Martín García. Parecía que una vez más en nuestra historia, los que más tenían, los que hacían las  leyes, los que vivían del trabajo ajeno, imponían su voluntad omnipotente.
 
Pero los trabajadores argentinos reaccionan y en la mañana del lunes 16 de octubre de 1945, los dirigentes de la CGT se entrevistan con presidente Edelmiro J. Farrell, al cual le trasmite su preocupación por la situación del coronel Perón, así como que algunos gremios han empezado a salir a la calle reclamando por su libertad. También le expresan la preocupación reinante en la clase trabajadora ante las versiones de los diarios acerca del nuevo gabinete que estaría integrado por hombres de la oligarquía y del conservadorismo.
 
Por su parte, la Unión Obrera Local- expresión sindical del Partido Comunista-sostiene que "desautoriza las versiones a favor de una huelga inminente lanzadas por un grupo afecto al gobierno desplazado y por elementos nazis que pretenden obstruir el camino de las elecciones libres".
 
A su vez, el Partido Socialista denuncia "la maniobra encaminada a confundir la opinión de los trabajadores y crear factores de perturbación y anarquía...tentativa de los dirigentes entregados a la dictadura implantada por el ex secretario de Trabajo y Previsión".
 
Los partidos de "izquierda" de la oligarquía, más que confundidos, no saben de donde sale esa "chusma" peroniana, como la denominan despectivamente, que nada tiene que ver con el modelo de obrero de sus libros y manuales, pulcro y atildado, con el que están acostumbrados a tratar.
 
A la tarde se conoce la decisión de la Central Obrera: por 16 votos contra 11, "la CGT, en defensa de las conquistas obtenidas y las por obtener y considerando que éstas se hallan en peligro ante la toma del poder por las fuerzas del capital y la oligarquía, declara un Paro General en todo el país por el término de 24 horas, que se hará efectivo el día jueves 18 de octubre, a partir de la cero hora".
 
Comienza así, el devenir histórico por el cual los trabajadores argentinos se introducen por primera vez y para siempre en la escena política nacional, para terminar con la semicolonia pastoril y construir una nación moderna e independiente, y lo hacen con un movimiento popular que tiene como eje al proletariado. En nuestro país nada volvería a ser igual.
 
Gustavo Rearte, fundador y líder de la JP, héroe de la Resistencia Peronista 
Escribe Blas García 

15-10-2025 / 09:10
Encabezando la reacción oligárquica, el general Eduardo Jorge Ávalos y el almirante Héctor Vernengo Lima, de Ejército y Marina respectivamente, pidieron al presidente Edelmiro J. Farrell que destituyese a Juan Perón por su política popular y obrerista. Este fue detenido y llevado a la isla prisión de Martín García.
 
El 15 de octubre de 1945, el capitán Miguel Ángel Mazza, médico y amigo personal de Perón, entrevista al presidente Farrell y le entrega su informe acerca del deterioro de la salud de Perón"lo cual obliga imprescindible e impostergablemente a un examen clínico y de laboratorio en un ambiente hospitalario". Farrell asiente, en principio, a la solicitud, pero envía a Mazza para que formule la misma petición ante el ministro de Guerra, general Ávalos.
 
El médico sabe que su argumento es un arma poderosa: las Fuerzas Armadas no pueden cargar con la responsabilidad, frente al pueblo, de que Perón enferme gravemente, con peligro de muerte, a causa de su detención, la cual, según los informes oficiales, procura protegerlo ante amenazas contra su vida.
 
Horas después, ya en su consultorio, Mazza es citado por el almirante Vernengo Lima quien opone reparos a lo que considera excesiva buena voluntad de Farrell. A la Armada le disgusta la posibilidad de flexibilizar el control sobre Perón y además, mantiene dudas acerca de la veracidad de la información médica. El traslado de Perón provoca diversas reuniones y tarda en definirse.
 
Por su parte, la embajada yanqui celebra la detención del Coronel: "Perón está fuera del juego políticamente hablando, sin apoyo palpable en el Ejército y muy poco del sector gremial colaboracionista".
 
Pero los imperialistas yanquis se equivocan. Disconformes con la medida, amplios sectores populares comienzan a movilizarse en todo el país para exigir y reclamar la libertad del que comenzaba a ser su Líder. Lo hicieron como clase obrera, utilizando el medio de lucha de los proletarios: la paralización de actividades.
 
El 15 de octubre se declara la huelga revolucionaria por tiempo indeterminado en todos los ingenios tucumanos. Asimismo, en Berisso, al impulso combativo de Cipriano Reyes, los trabajadores de la Carne comienzan a movilizarse. Y la cúpula de la Central Obrera, ante los reclamos de los gremios del interior, convoca al Comité Central Confederal para el martes 16 de octubre, a las 18 horas, en Buenos Aires, organismo al cual proponen declarar una huelga general en todo el país.
 
Va madurando el histórico 17 de octubre.
 
Escribe Blas García

Las jornadas de Octubre: Hasta el 18 de octubre, relataremos, día por día, los acontecimientos y eventos más importantes acaecidos en octubre de 1945, y que culminarán en el histórico 17.     

13-10-2025 / 20:10
13-10-2025 / 20:10
13-10-2025 / 19:10
El domingo 14 de octubre de 1945, la situación del coronel Juan Perón es incierta. Se encuentra detenido en la prisión de la isla de Martín García, traicionado por sus camaradas de armas, los militares nacionalistas, y cuando aún no se ha producido la reacción obrera y popular en su defensa.
 
El diario "La Época" informa que el planteo de la dirigencia política "democrática" de entregar el gobierno a la Corte Suprema significaría la asunción, como presidente, de Roberto Repetto, gran amigo del oligarca Robustiano Patrón Costas y de otros fuertes empresarios azucareros del Norte.
 
Ese mismo día 14, el general Eduardo Jorge Ávalos visita al dirigente comunista Victorio Codovilla en el Departamento de Policía. Pocas horas antes de que el jerarca stalinista recuperase la libertad, Avalos mantuvo una larga plática con él, de la cual sólo trascendió esta información: El dirigente comunista habría dicho: "Hemos cometido un error en no haber apoyado antes a este gobierno. Temo que ya sea tarde".
 
El historiador Rodolfo Puiggros se refiere a esta entrevista y comenta que, por supuesto, "al decir este gobierno, Codovilla se refería al que representaba Avalos, es decir, que para el secretario general del Partido Comunista los militares dejaban de ser nazifascistas por el mero hecho de haber detenido a Perón". 
 
Mientras, en Martín García, Perón escribe dos cartas. La primera, al general Avalos, donde afirma que "soy todavía un oficial superior del Ejército en actividad y desconozco el delito de que se me acusa".  La segunda es una nueva carta a Eva, caracterizada por las expresiones cariñosas hacia su compañera, donde le habla de su proyecto de alejarse de la acción pública. Lo que constituiría, según algunos ensayistas peronistas, un nuevo intento de despistar a quienes revisasen la correspondencia.
 
Escribe Blas García

Las jornadas de Octubre: Hasta el 18 de octubre, relataremos, día por día, los acontecimientos y eventos más importantes acaecidos en octubre de 1945, y que culminarán en el histórico 17.    

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