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“Esta gloriosa Revolución Libertadora se hizo para que, en este bendito país, el hijo del barrendero muera barrendero”. Almirante Arturo Rial.
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Nacionales - 19-06-2020 / 11:06
TODOS REPITEN LO MISMO, EL QUE PIENSA... PIERDE

Los mantras de la derecha macrista boba

Los mantras de la derecha macrista boba
En un reducido repertorio de palabras están todas las respuestas y los análisis de lo que ocurre en el país. Ofrecen objeciones rápidas a cualquier cuestión. Estos análisis de bricolaje explican la presencia de alguien tan torpe (discursiva y políticamente, incluso bastante más que Macri) como Patricia Bullrich al frente del PRO y para quien la realidad no es un obstáculo para decir lo que sea. Ella representa como nadie ese ideal de no pensar.
En la derecha macrista boba se manejan con un arsenal de pocas palabras (Venezuela, Cristina, instituciones...) y con eso van por la vida escribiendo, editorializando y declarando. Así se ahorran pensar y hacen todo lo posible para que tampoco lo haga la gente.
 
Y el relato sería más o menos así: Alberto tiene buenas intenciones (esto, post Vicentín, empieza a ponerse en entredicho) pero está irremediablemente sometido a la influencia nefasta de Cristina, quien es presentada como una bruja maléfica a la que ayudan los integrantes de esa versión local de Kaos que es La Cámpora. Lo cual, más temprano que tarde, llevará al país a convertirse en Venezuela.
 
Los primeros síntomas se ven cuando se denuncia la transformación de Alberto en un ser cada vez más autoritario. Es más, parte del relato es marcar jalones de ese camino que lo llevará a convertirse en Maduro. La megalomanía se verifica en la permanente alusión a planes conspirativos uno de cuyos principales objetivos sería la aniquilación del periodismo independiente.
  
Este cuentito se repite todos los días, sin respetar feriados ni fiestas de guardar. Con más o menos palabras, con tonos épicos (como los de Leuco y su amigo Fernández Díaz), más machacones como Ricardo Roa y Laura Di Marco, más sobreactuados como los de Majul (quien cansa hasta a los propios foristas de La Nación), más pretendidamente desapasionados como los de Van Der Kooy y Morales Solá.
 
Se trata de simplificar, de quitar todo matiz, por eso ese relato es productivo, se escribe y se editorializa. Es su fábrica y su producto. Un producto compuesto de un repertorio estable de diez palabras: instituciones, justicia, Cristina, impunidad, Cámpora, república, dura (aplicable a toda forma de manifestación opositora), kirchnerismo, democracia y, otra vez Cristina. Basta con hacer girar la tómbola y ver qué combinatoria surge. Así queda a disposición un artículo o un editorial listo para ser emitido.
 

 
A esta lista se ha agregado el fantasma del comunismo, que fue lanzado por Miguel Pichetto cuando le enrostró marxismo a Kiciloff y luego declaró que, de ganar el Frente de Todos, quien tuviera más de una propiedad la perdería a manos del Estado. El anticomunismo elemental es una especialidad de la derecha peronista maccarta, que es de donde proviene el ex senador.
 
Como sea, la cosa prendió en una parte de la población, que sale a  cacerolear contra la cuarentena como un episodio más de la lucha patria contra el comunismo. Esta nueva incorporación es la frutilla del postre: el plan inteligente de medios y oposición (que a esta altura ya son lo mismo) es generar un sentido común bobo y resignado y hasta feliz de no preguntarse nada.
 
En ese repertorio de palabras están todas las respuestas y los análisis de lo que ocurre en el país. Ofrecen objeciones rápidas a cualquier cuestión. Estos análisis de bricolaje explican la presencia de alguien tan torpe (discursiva y políticamente, incluso bastante más que Macri) como Patricia Bullrich al frente del PRO y para quien la realidad no es un obstáculo para decir lo que sea.
 
Ella representa como nadie ese ideal de no pensar. Detrás de todo esto hay una república con instituciones pero sin ciudadanos. Una democracia estúpida que ya no quiere avanzar, detenida en ese diagnóstico de las diez palabras explicativas que parecen haberse quedado para siempre.
 
 
 
 
El que piensa... pierde
 
La realidad no es un obstáculo para decir lo que sea. Diez palabras alcanzan para tener todas las respuestas y los análisis; ofrecen una zona de confort analítico y soluciones rápidas a cualquier cuestión.
 
Se manejan con un arsenal de pocas palabras (Venezuela, Cristina, instituciones...) y con eso van por la vida escribiendo, editorializando y declarando. Así se ahorran pensar y hacen todo lo posible para que tampoco lo haga la gente. Por ahora no les va tan mal.
 
En una entrevista para el canal de La Nación, José Del Río le preguntó a Santiago Cafiero si no le preocupaba el avance de La Cámpora. El jefe de Gabinete respondió lo que hubiera dicho cualquier persona con un conocimiento mínimo de cómo funciona la política: que se trata de una agrupación que forma parte del Frente de Todos y que aporta ideas y dirigentes a la coalición. Fue una contestación previsible.
 
Es más, Del Río asentía con la cabeza cuando lo enfocaba la cámara. Las razones de esa pregunta innecesaria pueden ser en principios dos, un poco de jueguito para la tribuna (mirá lo que se atreve a preguntar, es un periodista incisivo, sin dudas, se enfrenta al poder sin temor a las represalias) pero por otro lado habla de una especie de microclima periodístico, que alimenta prácticamente todo lo que se dice y escribe en ciertos medios.
 
 
El relato
  
Una versión entre megalómana e infantil del escenario político nacional. El relato sería más o menos así: Alberto tiene buenas intenciones (esto es variable y, post Vicentín, empieza a ponerse en entredicho) pero está irremediablemente sometido a la influencia nefasta de Cristina, quien es presentada como una bruja maléfica a la que ayudan los entusiastas integrantes de esa versión local de Kaos que es La Cámpora. Lo cual, más temprano que tarde, llevará al país a convertirse en Venezuela.
 
Los primeros síntomas se ven cuando se denuncia la transformación de Alberto en un ser cada vez más autoritario. Es más, parte del relato es marcar jalones de ese camino que lo llevará a convertirse en Maduro. La megalomanía se verifica en la permanente alusión a planes conspirativos uno de cuyos principales objetivos sería la aniquilación del periodismo independiente.
 
El caso extremo fue Luis Majul, quien sostuvo que la denuncia por espionaje ilegal era una maniobra de Cristina para tener acceso a sus mails y así vengarse de la difusión de las escuchas de la vicepresidenta.
 
 
Las diez palabras
  
Este cuentito se repite todos los días, sin respetar feriados ni fiestas de guardar. Con más o menos palabras, con tonos épicos (como los de Leuco y su amigo Fernández Díaz), más machacones como Ricardo Roa y Laura Di Marco, más sobreactuados como los de Majul (quien ha empezado a fastidiar hasta a los propios foristas de La Nación), más pretendidamente desapasionados como los de Van Der Kooy y Morales Solá.
 
Se trata de simplificar, de quitar todo matiz, por eso Del Río puede preguntar lo que le preguntó a Cafiero. Por otro lado, ese relato es productivo, se escribe y se editorializa con estas peripecias. Es su fábrica y su producto.
 
Un producto compuesto de un repertorio estable de diez palabras: instituciones, justicia, Cristina, impunidad, Cámpora, república, dura (aplicable a toda forma de manifestación opositora), kirchnerismo, democracia y, otra vez Cristina. Basta con hacer girar la tómbola y ver qué combinatoria surge. Así queda a disposición un artículo o un editorial listo para ser emitido.
 
 
El comunismo
  
A esta lista se ha agregado el fantasma del comunismo. Fantasma que fue lanzado por Miguel Pichetto cuando le enrostró marxismo a Kiciloff y luego declaró que, de ganar el Frente de Todos, quien tuviera más de una propiedad la perdería a manos del Estado.
 
El anticomunismo básico es una especialidad de la derecha peronista maccarta, que es de donde proviene el exsenador y que se encuentra también en Guillermo Moreno, quien critica la expropiación porque «el peronismo no es marxista».
 
Interesante revisionismo histórico, la expropiación de La Prensa o la creación del IAPI fueron decisiones del costado zurdo de Perón. Como sea, la cosa prendió en una parte de la población, que vive salir y cacerolear contra la cuarentena como un episodio más de la lucha patria contra el comunismo. Y que logró una amplificación importante a través de los medios, sobre todo y sorprendentemente de los más oficialistas, como C5N.
 
Esta nueva incorporación termina de ser la frutilla del postre: el plan inteligente de medios y oposición (que a esta altura ya son lo mismo) es generar un sentido común bobo y resignado y hasta feliz de no preguntarse nada.
 
En ese repertorio de palabras están todas las respuestas y los análisis de lo que ocurre en el país. Ofrecen una zona de confort analítico. Respuestas rápidas a cualquier cuestión. Un ejemplo evidente es el del tema de la inseguridad. La solución de la integración social y de la instauración de una sociedad más justa suena improbable y de muy largo plazo.
 
El balazo por la espalda es una solución inmediata y visible. Por eso un derechista contumaz como Eduardo Feinmann podía usar el latiguillo de «uno menos» ante cada delincuente abatido por la policía. No es una solución pero tiene todo el aspecto de serlo.
 
  
El ideal de no pensar
 
Estos análisis de bricolaje explican la presencia de alguien tan torpe (discursiva y políticamente, incluso bastante más que Macri) como Patricia Bullrich al frente del PRO y para quien la realidad no es un obstáculo para decir lo que sea, como cuando un periodista le recordó que Pedro Cahn sabía mucho más que ella de cuarentenas respondió: «qué importa que sepa más».
 
Ella representa como nadie ese ideal de no pensar. Ni siquiera llega al cinismo de Alfredo Cornejo, para quien los que no existen no son los límites de la realidad, sino los ideales democráticos más elementales.
 
Detrás de todo esto hay un ideal deseado de ciudadanía en el cual la participación sea inexistente. Una república con instituciones pero sin ciudadanos. Una democracia estúpida que ya no quiere avanzar, detenida en ese diagnóstico de las diez palabras explicativas que parecen haberse quedado para siempre.
 
Por Marcos Mayer
 
Fuente: Socompa
 

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17-11-2025 / 10:11
16-11-2025 / 09:11
El fiscal Franco Picardi estableció que buena parte de los sobreprecios y coimas con remedios para discapacitados era manejada por hombres de Mauricio Macri. En base a escritos secuestrados, se llamó a indagatoria al íntimo de Javier Milei, Diego Spagnuolo, y se ordenó la detención del principal macrista. Pablo Atchahabian, un exfuncionario de Cambiemos, ordenaba desde afuera fraccionar pagos a las droguerías y hasta los despidos en la propia agencia. En los chats se habla de que "podemos sacar entre 1.600 y 1.700 palos". El rol de los Menem y la ruta del blanqueo que llega hasta José Luis Espert.
 
Cómo era el mecanismo utilizado, el lavado de dinero y los pasos que conducen a los Menem y la Casa Rosada. El fiscal Franco Picardi detalla en la acusación por las multimillonarias irregularidades en Discapacidad que buena parte de las maniobras las realizaron exfuncionarios del gobierno de Macri. Desde afuera de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis) manejaban Andis.
 
Por ejemplo, se encontró un escrito en el que Pablo Atchahabian -exdirector Nacional de Acceso a la Salud durante el gobierno del PRO- ordenó fraccionar los pagos a una droguería y directamente no pagarles a otras seis "por no cumplir con lo acordado" o por ser "bocón". Es decir, no pagar las coimas, no intervenir en los sobreprecios y hablar de la trama de corrupción. La referencia seguramente es al 3 por ciento para Karina Milei y a la intervención de los primos Menem.
 
En ese terreno, el fiscal prepara otra resolución, que incluye las maniobras de la Droguería Suizo Argentina. El mismo exfuncionario macrista ordenó reducir personal (27 personas) despidiendo "rápido y sin piedad", según sus palabras. Otros exMacri accedían al sistema con usuarios y contraseñas truchas y resolvían a quién se compraba y a quién no. En los chats se habla de que "podemos sacar entre 1.600 y 1.700 palos" y de que se llevaron "90.000 dólares".
 
La plata sucia se blanqueaba por dos caminos: a través de criptomonedas mediante la aplicación Neblockshain y comprándole horas de vuelo a una empresa de aviones privados, Baires Fly, propiedad de Sergio Mastroprieto, el mismo que presentó al narco Fred Machado a José Luis Espert.
 
Como ejemplo, un medicamento para el cáncer, Keytruda, comprada a laboratorios extranjeros entre 12 y 16 millones de pesos se puede comprar a un laboratorio nacional en 4.5 millones. Bursosumab, 20 mg, se llegó a comprar a 45 millones de pesos, por lo que el fiscal calcula un sobreprecio de 115 por ciento. Debió comprarse en 21 millones.
  
A lo largo de 276 páginas, el fiscal le resume al juez Sebastián Casanello la forma en que no sólo se le robaron millones y millones de dólares al Estado sino también a las propias personas con discapacidad. La clave de la maniobra era que sólo unas pocas droguerías -cuatro o cinco- participaran de las compulsas especiales de precios (así las llamaron) en lo que se conoce como PACBI (prestaciones de alto costo y baja incidencia). Son especialmente medicamentos o elementos médicos que valen millones de pesos, principalmente oncológicos.
 
El juez Casanello, en la resolución que ordena la indagatoria de Diego Spagnuolo y otras 14 personas, transcribe que "las empresas Génesis S.A y Profarma S.A. se repartieron el 93 por ciento de los 30.000 millones de pesos en medicamentos en el marco de licitaciones reducidas. Asimismo, New Farma y Floresta se adjudicaron el 51 por ciento en el rubro implantes cocleares, audífonos e insumos vinculados". Tiembla Karina.
 

15-11-2025 / 10:11
Desde mayo la tendencia inflacionaria es al alza pero el IPC del Indec está lejos del sufrimiento de los bolsillos argentinos. Fuertes subas sub representadas que marcan un pulso en la calle muy distinto al que registra la estadística oficial. Es la mentira de las canastas de pobreza e indigencia. En ese marco, el Gobierno de Javier "el Loco" Milei atraviesa un momento de creciente desgaste político y social, marcado por una serie de errores estratégicos, decisiones económicas controvertidas y promesas de campaña que se han diluido con el paso del tiempo.
 
Aunque el presidente continúa sosteniendo su discurso de reformas estructurales y combate contra la "casta", distintos sectores señalan falencias de gestión, inconsistencias doctrinarias y retrocesos que han afectado tanto su imagen como el rumbo de la administración. Uno de los principales focos de crítica apunta a la política económica. Pese a haber prometido libertad absoluta de mercados, el oficialismo implementó un esquema de devaluaciones administradas que contradice su discurso inicial.
 
Mientras se aplicó un crawling peg que deterioró salarios, jubilaciones y capacidad de consumo, también se produjo un reacomodamiento financiero que impactó sobre pymes y sectores productivos. El desarme de instrumentos financieros, como las letras estatales, generó un clima de incertidumbre que especialistas atribuyen a errores propios de gestión más que a herencias recibidas.
 
La gobernabilidad es otro frente de debilidad. Sin una base legislativa sólida y con tensiones internas, el oficialismo se apoyó recurrentemente en decretos, lo que debilitó la capacidad de negociación y profundizó la distancia con fuerzas aliadas y opositoras. A ello se sumó un episodio político costoso: la fallida estrategia de forzar un plebiscito anticipado, que derivó en una derrota y dejó al Presidente expuesto en su momento de mayor fragilidad.
 
La estructura de poder extremadamente concentrada, especialmente en el círculo íntimo más reducido, manejado autoritariamente por su hermana Karina, también es señalada como un factor que limita la capacidad de reacción ante crisis. Otro golpe duro llegó con el escándalo de la criptomoneda LIBRA, impulsada desde sectores cercanos al oficialismo y que terminó desplomándose abruptamente.
 
La polémica, bautizada como "Cryptogate", dañó la credibilidad presidencial, instaló dudas sobre el rol corrupto de funcionarios vinculados al proyecto y abrió interrogantes sobre eventuales responsabilidades políticas. A esto se suman los efectos sociales del ajuste. Los recortes profundos en salud pública redujeron programas, afectaron personal y dejaron en situación crítica a áreas sensibles, lo que despertó fuertes cuestionamientos desde organizaciones médicas y sociales. La contradicción entre el discurso de eficiencia estatal y la caída de prestaciones esenciales alimenta críticas sobre la orientación del ajuste.
 
En paralelo, varias promesas centrales de campaña quedaron inconclusas. La privatización de Vaca Muerta y de empresas estatales no avanzó; la ruptura de vínculos comerciales con países catalogados como "comunistas" quedó en declaraciones simbólicas más que en acciones concretas; y el supuesto desmantelamiento del sistema de planes sociales no llegó acompañado de mejoras sostenibles en la asistencia. Incluso afirmaciones erróneas sobre vacunas, como en el caso de la prevención del dengue, generaron malestar por la falta de precisión en cuestiones de salud pública. Con este panorama, Milei enfrenta un desgaste que combina problemas económicos, errores políticos y promesas que no lograron materializarse.
 
La Opinión Popular
 

15-11-2025 / 09:11
En una sincronía que se ha repetido en la historia, al tiempo que en Naciones Unidas el representante del gobierno argentino acusaba de corruptas a las víctimas de la dictadura y a sus familiares, en Washington se anunciaba un acuerdo con el gobierno de Javier "el Loco" Milei de subordinación y entrega. En Argentina, la violación de los derechos humanos, o su negación como en este caso, siempre tuvo su correlato con una relación de sumisión abyecta con Estados Unidos. La injerencia yanqui sobre su colonia argentina se profundiza. 

El miserable discurso pronunciado en la Comisión contra la Tortura de la ONU generó rechazo entre los demás presentes. En general, revictimizar a personas que han sufrido las peores aberraciones en torturas, violaciones, secuestros y desapariciones, genera repugnancia.

El funcionario al que le tocó jugar ese papel denigrante fue el subsecretario de Derechos Humanos, el siniestro Alberto Baños. Acusó a los organismos de derechos humanos, a las víctimas de la represión y a sus familiares de inventar la cifra de los 30 mil desaparecidos "para hacer negocio".
 
Este personaje tenía que responder preguntas sobre la represión del gobierno de Javier Milei a la protesta social y por el cercenamiento de políticas de derechos humanos. Pero eligió el papel más repulsivo para desacreditar a los organismos de derechos humanos que han sido quizás el aporte más democratizador que tuvo el proceso de transición democrática en la Argentina.
 
Baños es un exponente típico de un amplio sector del Poder Judicial. Se incorporó al fuero civil de la ciudad de Buenos Aires durante la dictadura y fue designado juez en el gobierno de Carlos Menem. Tuvo a su cargo algunos casos de resonancia, como la desaparición del policía de la Ciudad Arshak Karshanyan, en la que estaban sospechados miembros de esa institución. Baños hizo que la misma policía sospechada participara en la investigación y después de un tiempo dejó el caso sin resolver.
 
En otro caso, declaró prescripta la corrupción por el vaciamiento de Aerolíneas, lo que después tuvo que ser reconsiderado por otro tribunal. Y cuando se reabrió la investigación por la desaparición de las manos de Perón, la carpeta donde estaban los resultados de la investigación fue misteriosamente sustraída de su despacho.
 
No sería el sujeto más indicado para hablar de corrupción o para ser la cara de los derechos humanos de un gobierno que los respete. Más bien, su función ha sido hasta ahora liquidar las políticas de derechos humanos que la sociedad construyó laboriosamente desde la retirada de la dictadura.
 
Y en su presentación en Ginebra ante la Comisión contra la Tortura intentó ocultar la violencia institucional del gobierno del estafador Milei que todos los miércoles es pública y notoria cuando reprime con violencia a los jubilados.
 
La presentación tan sucia de Baños coincidió con el anuncio del gobierno de Estados Unidos del acuerdo con Milei que levanta aranceles aduaneros a los productos de ese país, elimina controles de calidad, así como controles sanitarios y se compromete a obstaculizar el ingreso de productos de otros países.
 
La contrapartida es cero. Estados Unidos no se compromete a nada que favorezca a los productos argentinos. Lo que se conoce del acuerdo afectará gravemente a la industria local como advirtió el gobierno de la provincia de Buenos Aires, donde se asienta gran parte de esa actividad. Hay una regla invariable en la historia moderna del país: la violación sistemática de los derechos humanos ha estado siempre relacionada con gobiernos que al mismo tiempo entregaron soberanía. 
 

14-11-2025 / 09:11
La Casa Blanca de Estados Unidos dio a conocer unilateralmente los primeros lineamientos del acuerdo comercial entre Argentina y EE.UU., a espaldas de los argentinos y del debate en el Congreso. Anunciaron un acuerdo comercial y de inversiones que materializa el momento histórico de mayor subordinación colonialista de Argentina a Estados Unidos. Más apertura hacia la entrada de productos yanquis incluso agrarios, eliminación de barreras arancelarias y no arancelarias, entre otros puntos. Sin detalles, que todavía deben ser negociados, el texto muestra un completo alineamiento con todas las regulaciones norteamericanas, más allá del interés argentino, y la apertura total a sus mercaderías. El comunicado local no expresa claramente cuáles serían los "beneficios" para Argentina.
 
Los argentinos nos enteramos del acuerdo por el que Trump viene a cobrar su apoyo electoral a Milei, y que pagaremos todos los argentinos. Allí, se anuncia la firma de un convenio Marco para un Acuerdo sobre Comercio e Inversión Recíprocos con Argentina. Ambos países se comprometen en abrir sus mercados en "áreas clave", aunque en la letra del texto difundido es mucho más la Argentina abriendo sus fronteras a los productos norteamericanos que los "compromisos" asumidos por este último. Es una reversión de Pacto Roca-Runcimann de 1933, el Estatuto Legal del Coloniaje, que subordinó la economía argentina a los intereses británicos.
 
El acuerdo favorece mucho más a los Estados Unidos. Entre los puntos principales destaca que Argentina brindará "acceso preferencial a productos estadounidenses como medicamentos, maquinaria, tecnologías de la información y productos agrícolas". A su vez, Estados Unidos eliminará aranceles para "ciertos recursos naturales argentinos y bienes farmacéuticos no patentados" y considerará el impacto del acuerdo al aplicar medidas comerciales relacionadas con la seguridad nacional.
 
En el ámbito agrícola, ambas partes se comprometieron a mejorar las condiciones de acceso al mercado de carne vacuna y aviar, así como a facilitar el comercio de productos como menudencias, carne de cerdo y productos lácteos. También se acordó no restringir el uso de ciertos términos cárnicos y lácteos.
 
El documento subraya que Argentina eliminará barreras no arancelarias como licencias de importación y formalidades consulares, y se comprometió a desmantelar gradualmente el impuesto estadístico para productos estadounidenses. Asimismo, se alineará con estándares internacionales en múltiples sectores y reconocerá certificaciones de organismos estadounidenses como la FDA. Este último punto implica un mazazo para la industria farmacéutica nacional.
 
Es un acuerdo con costos. El Marco de Comercio Recíproco e Inversión se presenta como un paso histórico para el vínculo bilateral. Sin embargo, la letra fina sugiere que Milei es un títere de los yanquis y los principales beneficios inmediatos recaerán sobre la economía de la potencia del norte: mayor acceso a sectores industriales y tecnológicos argentinos, influencia regulatoria ampliada, apertura en agroalimentos y una posición reforzada en cadenas de valor estratégicas. Para Argentina, los potenciales beneficios -posible llegada de inversiones- dependerán de cómo se implementen las reformas y de si el país puede evitar que la apertura derive en una nueva dependencia comercial asimétrica.
 
Milei celebró la difusión del acuerdo por parte del gobierno de Estados Unidos (que en Argentina no se oficializó formalmente). Para los norteamericanos, los "recates" al gobierno anarco capitalista tras haber fracasado no una, sino dos veces en menos de seis meses (salvataje del FMI en abril y de EEUU en octubre), están rindiendo con el sometimiento de Argentina en forma de entrega de soberanía.
 
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