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“A muerte estoy con los jubilados. Lo que les hacen es una vergüenza. Yo defiendo a los jubilados ¿cómo no los voy a defender? Tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados”. Diego Maradona
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Nacionales - 19-06-2020 / 11:06
TODOS REPITEN LO MISMO, EL QUE PIENSA... PIERDE

Los mantras de la derecha macrista boba

Los mantras de la derecha macrista boba
En un reducido repertorio de palabras están todas las respuestas y los análisis de lo que ocurre en el país. Ofrecen objeciones rápidas a cualquier cuestión. Estos análisis de bricolaje explican la presencia de alguien tan torpe (discursiva y políticamente, incluso bastante más que Macri) como Patricia Bullrich al frente del PRO y para quien la realidad no es un obstáculo para decir lo que sea. Ella representa como nadie ese ideal de no pensar.
En la derecha macrista boba se manejan con un arsenal de pocas palabras (Venezuela, Cristina, instituciones...) y con eso van por la vida escribiendo, editorializando y declarando. Así se ahorran pensar y hacen todo lo posible para que tampoco lo haga la gente.
 
Y el relato sería más o menos así: Alberto tiene buenas intenciones (esto, post Vicentín, empieza a ponerse en entredicho) pero está irremediablemente sometido a la influencia nefasta de Cristina, quien es presentada como una bruja maléfica a la que ayudan los integrantes de esa versión local de Kaos que es La Cámpora. Lo cual, más temprano que tarde, llevará al país a convertirse en Venezuela.
 
Los primeros síntomas se ven cuando se denuncia la transformación de Alberto en un ser cada vez más autoritario. Es más, parte del relato es marcar jalones de ese camino que lo llevará a convertirse en Maduro. La megalomanía se verifica en la permanente alusión a planes conspirativos uno de cuyos principales objetivos sería la aniquilación del periodismo independiente.
  
Este cuentito se repite todos los días, sin respetar feriados ni fiestas de guardar. Con más o menos palabras, con tonos épicos (como los de Leuco y su amigo Fernández Díaz), más machacones como Ricardo Roa y Laura Di Marco, más sobreactuados como los de Majul (quien cansa hasta a los propios foristas de La Nación), más pretendidamente desapasionados como los de Van Der Kooy y Morales Solá.
 
Se trata de simplificar, de quitar todo matiz, por eso ese relato es productivo, se escribe y se editorializa. Es su fábrica y su producto. Un producto compuesto de un repertorio estable de diez palabras: instituciones, justicia, Cristina, impunidad, Cámpora, república, dura (aplicable a toda forma de manifestación opositora), kirchnerismo, democracia y, otra vez Cristina. Basta con hacer girar la tómbola y ver qué combinatoria surge. Así queda a disposición un artículo o un editorial listo para ser emitido.
 

 
A esta lista se ha agregado el fantasma del comunismo, que fue lanzado por Miguel Pichetto cuando le enrostró marxismo a Kiciloff y luego declaró que, de ganar el Frente de Todos, quien tuviera más de una propiedad la perdería a manos del Estado. El anticomunismo elemental es una especialidad de la derecha peronista maccarta, que es de donde proviene el ex senador.
 
Como sea, la cosa prendió en una parte de la población, que sale a  cacerolear contra la cuarentena como un episodio más de la lucha patria contra el comunismo. Esta nueva incorporación es la frutilla del postre: el plan inteligente de medios y oposición (que a esta altura ya son lo mismo) es generar un sentido común bobo y resignado y hasta feliz de no preguntarse nada.
 
En ese repertorio de palabras están todas las respuestas y los análisis de lo que ocurre en el país. Ofrecen objeciones rápidas a cualquier cuestión. Estos análisis de bricolaje explican la presencia de alguien tan torpe (discursiva y políticamente, incluso bastante más que Macri) como Patricia Bullrich al frente del PRO y para quien la realidad no es un obstáculo para decir lo que sea.
 
Ella representa como nadie ese ideal de no pensar. Detrás de todo esto hay una república con instituciones pero sin ciudadanos. Una democracia estúpida que ya no quiere avanzar, detenida en ese diagnóstico de las diez palabras explicativas que parecen haberse quedado para siempre.
 
 
 
 
El que piensa... pierde
 
La realidad no es un obstáculo para decir lo que sea. Diez palabras alcanzan para tener todas las respuestas y los análisis; ofrecen una zona de confort analítico y soluciones rápidas a cualquier cuestión.
 
Se manejan con un arsenal de pocas palabras (Venezuela, Cristina, instituciones...) y con eso van por la vida escribiendo, editorializando y declarando. Así se ahorran pensar y hacen todo lo posible para que tampoco lo haga la gente. Por ahora no les va tan mal.
 
En una entrevista para el canal de La Nación, José Del Río le preguntó a Santiago Cafiero si no le preocupaba el avance de La Cámpora. El jefe de Gabinete respondió lo que hubiera dicho cualquier persona con un conocimiento mínimo de cómo funciona la política: que se trata de una agrupación que forma parte del Frente de Todos y que aporta ideas y dirigentes a la coalición. Fue una contestación previsible.
 
Es más, Del Río asentía con la cabeza cuando lo enfocaba la cámara. Las razones de esa pregunta innecesaria pueden ser en principios dos, un poco de jueguito para la tribuna (mirá lo que se atreve a preguntar, es un periodista incisivo, sin dudas, se enfrenta al poder sin temor a las represalias) pero por otro lado habla de una especie de microclima periodístico, que alimenta prácticamente todo lo que se dice y escribe en ciertos medios.
 
 
El relato
  
Una versión entre megalómana e infantil del escenario político nacional. El relato sería más o menos así: Alberto tiene buenas intenciones (esto es variable y, post Vicentín, empieza a ponerse en entredicho) pero está irremediablemente sometido a la influencia nefasta de Cristina, quien es presentada como una bruja maléfica a la que ayudan los entusiastas integrantes de esa versión local de Kaos que es La Cámpora. Lo cual, más temprano que tarde, llevará al país a convertirse en Venezuela.
 
Los primeros síntomas se ven cuando se denuncia la transformación de Alberto en un ser cada vez más autoritario. Es más, parte del relato es marcar jalones de ese camino que lo llevará a convertirse en Maduro. La megalomanía se verifica en la permanente alusión a planes conspirativos uno de cuyos principales objetivos sería la aniquilación del periodismo independiente.
 
El caso extremo fue Luis Majul, quien sostuvo que la denuncia por espionaje ilegal era una maniobra de Cristina para tener acceso a sus mails y así vengarse de la difusión de las escuchas de la vicepresidenta.
 
 
Las diez palabras
  
Este cuentito se repite todos los días, sin respetar feriados ni fiestas de guardar. Con más o menos palabras, con tonos épicos (como los de Leuco y su amigo Fernández Díaz), más machacones como Ricardo Roa y Laura Di Marco, más sobreactuados como los de Majul (quien ha empezado a fastidiar hasta a los propios foristas de La Nación), más pretendidamente desapasionados como los de Van Der Kooy y Morales Solá.
 
Se trata de simplificar, de quitar todo matiz, por eso Del Río puede preguntar lo que le preguntó a Cafiero. Por otro lado, ese relato es productivo, se escribe y se editorializa con estas peripecias. Es su fábrica y su producto.
 
Un producto compuesto de un repertorio estable de diez palabras: instituciones, justicia, Cristina, impunidad, Cámpora, república, dura (aplicable a toda forma de manifestación opositora), kirchnerismo, democracia y, otra vez Cristina. Basta con hacer girar la tómbola y ver qué combinatoria surge. Así queda a disposición un artículo o un editorial listo para ser emitido.
 
 
El comunismo
  
A esta lista se ha agregado el fantasma del comunismo. Fantasma que fue lanzado por Miguel Pichetto cuando le enrostró marxismo a Kiciloff y luego declaró que, de ganar el Frente de Todos, quien tuviera más de una propiedad la perdería a manos del Estado.
 
El anticomunismo básico es una especialidad de la derecha peronista maccarta, que es de donde proviene el exsenador y que se encuentra también en Guillermo Moreno, quien critica la expropiación porque «el peronismo no es marxista».
 
Interesante revisionismo histórico, la expropiación de La Prensa o la creación del IAPI fueron decisiones del costado zurdo de Perón. Como sea, la cosa prendió en una parte de la población, que vive salir y cacerolear contra la cuarentena como un episodio más de la lucha patria contra el comunismo. Y que logró una amplificación importante a través de los medios, sobre todo y sorprendentemente de los más oficialistas, como C5N.
 
Esta nueva incorporación termina de ser la frutilla del postre: el plan inteligente de medios y oposición (que a esta altura ya son lo mismo) es generar un sentido común bobo y resignado y hasta feliz de no preguntarse nada.
 
En ese repertorio de palabras están todas las respuestas y los análisis de lo que ocurre en el país. Ofrecen una zona de confort analítico. Respuestas rápidas a cualquier cuestión. Un ejemplo evidente es el del tema de la inseguridad. La solución de la integración social y de la instauración de una sociedad más justa suena improbable y de muy largo plazo.
 
El balazo por la espalda es una solución inmediata y visible. Por eso un derechista contumaz como Eduardo Feinmann podía usar el latiguillo de «uno menos» ante cada delincuente abatido por la policía. No es una solución pero tiene todo el aspecto de serlo.
 
  
El ideal de no pensar
 
Estos análisis de bricolaje explican la presencia de alguien tan torpe (discursiva y políticamente, incluso bastante más que Macri) como Patricia Bullrich al frente del PRO y para quien la realidad no es un obstáculo para decir lo que sea, como cuando un periodista le recordó que Pedro Cahn sabía mucho más que ella de cuarentenas respondió: «qué importa que sepa más».
 
Ella representa como nadie ese ideal de no pensar. Ni siquiera llega al cinismo de Alfredo Cornejo, para quien los que no existen no son los límites de la realidad, sino los ideales democráticos más elementales.
 
Detrás de todo esto hay un ideal deseado de ciudadanía en el cual la participación sea inexistente. Una república con instituciones pero sin ciudadanos. Una democracia estúpida que ya no quiere avanzar, detenida en ese diagnóstico de las diez palabras explicativas que parecen haberse quedado para siempre.
 
Por Marcos Mayer
 
Fuente: Socompa
 

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17-09-2025 / 09:09
Javier "el Loco" Milei es un mentiroso consuetudinario. Se dedica a "mandar fruta", hablar sin saber realmente del tema, exagerando, inventando o diciendo cosas sin sentido, con la intención de engañar. Todas las organizaciones especializadas en Educación, Jubilaciones y Discapacidad destruyeron los anuncios presidenciales sobre mejoras para esas áreas. Se basan solo en dibujos numéricos y ajustes encubiertos. Los gremios revelaron que el porcentaje del PBI dedicado a la enseñanza, que fue de 1,48 en 2023 y de 0,88 en 2025, baja al 0,75 en 2026. Los rectores aseguran que se congela el gasto universitario en sus peores niveles.
 
El discurso de Milei por el cual presentó el Presupuesto 2026 está plagado de números mentirosos y mensajes al "mercado", a los grandes empresarios y financistas. A los ricos. El presupuesto reduce fuertemente la partida destinada a cancelar deudas previsionales; mientras que la partida para pagar la deuda pública a los especuladores financieros crece un 20%. Hay deudas y deudas para el Gobierno.
 
Milei aseguró al presentar el Presupuesto 2026 que habrá un aumento del 17% de suba en términos reales (por encima de la inflación) en materia de salud, 8% en materia de educación, y 5% en jubilaciones y en pensiones por discapacidad. Además, anunció que se le asignará $4,8 billones a las universidades nacionales, lo que representa una suba nominal del 13% frente a una inflación proyectada del 10%.
 
Sin embargo, anteriormente, el Presidente reveló que el proyecto presenta "una regla de estabilidad fiscal": "si los ingresos caen o los gastos superan a lo previsto se deberán ajustar partidas para mantener el equilibrio fiscal". Es decir, cualquier variable proyectada en el Presupuesto que se modifique, como una inflación anual de 10% o un dólar debajo de $1.350, "obligará" a Milei a no cumplir con estos aumentos. Además, también lanzó que su proyecto estipula el "menor nivel de gasto sobre PBI de los últimos 30 años". Contradicciones que desnudan que sus promesas son incumplibles.
 
En las últimas semanas, el Gobierno libertario redujo en $40.267 millones las transferencias a las universidades nacionales. De esta manera, Milei terminará 2025 con una reducción del 9,4% real del presupuesto universitario con respecto a 2024 y del 32% frente a 2023. Para equiparar los gastos realizados el año pasado, el Gobierno debería invertir $4,6 billones en lo que resta de 2025 y $6,2 billones para igualar el nivel de 2023. Es decir, la promesa de $4,8 billones para el 2026 no absorbe la pérdida registrada.
 
Si bien Milei prometió que las jubilaciones aumentarán 5% por arriba de la inflación en 2026, no alcanza para equiparar lo perdido durante su gestión. En 2024, el recorte en dicha partida fue del 14%, y sin contar el bono para el haber mínimo cuyo monto está congelado hace 18 meses frente a una inflación superior al 100%.

Además, más allá de su promesa, si la inflación anual es más del 10% como se proyecta, ¿mantendrá el aumento de las jubilaciones 5% por encima de la inflación? "Si los gastos superan lo previsto se deberán ajustar partidas", afirmó en su discurso.

En otros rubros, las partidas presupuestarias en Educación acumulan un ajuste del 41% entre 2023 y 2025, según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA). El 8% anunciado por Milei queda chico. En cuanto a discapacidad, la ANDIS sufrió un recorte del 14%. Sobre este punto, Milei supone una suba del 5% real sobre las pensiones. El proyecto ensaya un recitado de mentiras expresadas en números que no cierran ni aseguran la continuidad de las áreas con normalidad. Lo peor todavía no pasó.

La Opinión Popular


16-09-2025 / 11:09
La bala entró. La derrota electoral en la provincia de Buenos Aires sacudió al Gobierno de Javier "el Loco" Milei de tal manera que se vio obligado a cambiar el tono discursivo. La administración libertaria se niega a modificar su brutal política económica de ajuste y motosierra, pero ayer el presidente brindó un discurso atípico: fue moderador, evitó los insultos, las provocaciones, anunció mejoras en el Presupuesto 2026 para los sectores más vulnerables y llamó a trabajar "codo a codo" con los Gobernadores.
 
Además, el jefe de Estado envió un mensaje a la población y aseguró que "lo peor ya pasó, no aflojemos". De esta manera, Milei acusó recibo del fuerte descontento social. Sin embargo, no fue la primera vez que el mandatario prometió que los momentos más difíciles quedaron atrás y que lo mejor estaba por venir.
 
El 10 de diciembre de 2024, el libertario afirmaba que ya habíamos "superado la prueba de fuego". "Estamos saliendo del desierto. La recesión terminó y el país finalmente ha comenzado a crecer. Gracias por confiar en este gobierno. Esto no quiere decir que hayamos llegado a puerto, pero sí quiere decir que podemos terminar el año con alivio y de que hemos dejado atrás lo peor", decía entonces en otra cadena nacional.
 
Un mes antes, el 11 de noviembre de 2024, decía exactamente lo mismo. "Hoy ya podemos decir que la recesión se terminó y de ahora en adelante todo lo que queda es crecimiento. De acá para adelante son todas buenas noticias", exclamaba. Pero lo frase no le pertenece exclusivamente a Milei. Años antes, en 2018, el entonces presidente Mauricio Macri también prometía frente al Congreso nacional que "lo peor" ya había pasado y vaticinaba años de crecimiento qué nunca llegaron.

Un Milei "sosegado" confirmó que profundizará el rumbo de ajuste fiscal exigido por el FMI. Y, tras una paliza electoral, La Libertad Avanza reflota la vieja promesa de que lo más difícil queda atrás. Sin embargo, y a pesar de algunas mejoras anunciadas, el Presupuesto 2026 es una ley de ajuste que no modifica los planes del Gobierno y del Fondo Monetario Internacional. Son mentiras, falsas promesas de aumentos para ganar las elecciones y más ajuste en jubilaciones, salud y educación.

En las calles, se manifestó el hartazgo total, hubo una ola de cacerolazos en el AMBA contra la cadena nacional de Milei. Desde Palermo y Recoleta hasta La Plata, cientos de personas en la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires manifestaron su rechazo al Presidente mientras lanzaba el Presupuesto 2026. La sociedad no compró las mentiras de la cadena nacional y repentinamente salió a las ventanas y los balcones a manifestarse en contra de las medidas de ajuste del Gobierno anarco capitalista. La noche quedó marcada por una ola de cacerolazos en todo el AMBA.

El ruido metálico se convirtió en un grito unánime contra las políticas que solo traen más hambre, despidos y desesperación. "No se puede más, nos están matando de a poco", gritaban en Plaza de Mayo, donde las cacerolas parecían tambores de guerra. El fantasma de la crisis del 2001 sobrevoló la noche, con la misma bronca, la misma impotencia y las mismas calles llenas de familias cansadas.
 
El Gobierno de Milei, mientras tanto, respondió con silencio y un operativo de seguridad notorio en los puntos calientes. Sin embargo, la bronca ya no se calla con policías ni patrulleros. La pregunta que queda flotando es si este rugido metálico será apenas un desahogo pasajero o el comienzo de un estallido más grande que termine por arrinconar a la hermana coimera, al libertario desquiciado y a su nefasto plan neoliberal.
 
La Opinión Popular
 

15-09-2025 / 09:09
Un Gobierno anarco capitalista sin cuadros políticos y sin la más remota idea sobre el funcionamiento del Estado, se enfrenta a la profundización de su propia distopía tras la paliza electoral. La hermanísima copó el Ejecutivo y con Jamoncito, hasta acá, se demostraron como una unidad indivisible. El Gobierno está completamente en manos político-administrativas de Karina "el Jefe" Milei y se resolvió que sólo sea Luis "Toto" Caputo quien conduzca el único plan existente: pisar el dólar hasta las elecciones de octubre. No hay más que eso. No hay más certezas que ésas.
 
Respecto de la primera, podrían apuntarse dos observaciones. Una es que La Hermanísima Karina siempre estuvo a cargo de la ejecutividad gubernamental, excepción hecha de lo económico. La otra consiste en que, como fuere, no habría mayores novedades porque desde un comienzo la gestión fue un quilombo. Basta con repasar los centenares de funcionarios echados o renunciados, que supieron llegaron al promedio de uno por día.
 
Y esto tampoco sería novedoso, porque se corresponde con las características de un Gobierno arribado como tal sin la más mínima preparación institucional. Sin cuadros políticos. Sin la más remota idea sobre el funcionamiento del Estado. En otros términos conocidos, Javier "el Loco" Milei fue un armado del establishment, desde el panelismo televisivo y las redes, para segmentar parte de los votos peronistas y antiperonistas.
 
Pero el Frankestein adquirió una fuerza propia inusitada, a tono con endilgarle ese carácter de accidente insólito en la historia argentina. Y después no hubo nada que hacer. Así, el país quedó al arbitrio de unos Hermanos & Cía. exclusivamente relacionables con un escenario distópico. ¿Cuál es la noticia, entonces? Es que, tras el resultado electoral, la distopía se profundizó. Ya no hay Presidente, al menos por ahora, en su acepción de figura con aptitudes básicas para tomar decisiones autónomas. Milei está paralizado, totalmente fuera de eje.
 
Es así desde la noche del domingo pasado, cuando, aunque siga sin poder creerse, hasta último momento imaginó que perdía por muy poca diferencia. Incluso, de acuerdo con las mesas testigo del indescriptible Sebastián Pareja, pensó que llegarían a ganar por unos 8 puntos. Eran 50 de esas mesas, según pudo constatarse, de calidad irrelevante. Al aterrizar con los números reales entró en colapso (político, aclaremos, porque los diagnósticos psiquiátricos incumben a especialistas y nunca a la bartola periodística). Continúa en ese estado.
 
Se verá si para la cadena nacional de este lunes a la noche puede recomponerse como para dar una imagen atildada, llamémosle. Hablamos del continente, desde ya. El contenido será la provocación de redoblar su rumbo. La hermana, en consecuencia, asumió enteramente el rol presidencial. Y, hasta ahora sin visos de modificaciones, se cargó con desprecio todo intento de cambios siquiera por maquillaje.
 
El hazmerreír de una mesa política con los mismos rostros de la derrota y el nombramiento de un ministro de Interior que ya lo era de facto, tras el pase de Guillermo Francos a la Jefatura de Gabinete, es todo de ella. Es de ella -en todo caso, junto con el edecán de Francos- llamar al diálogo con los gobernadores mientras se vetan los fondos de ATN a las provincias, para no hablar de la "profunda autocrítica" que en simultáneo rechaza el financiamiento a las Universidades y la emergencia pediátrica Garrahan incluido.
 
Es de ella haberse animado a un acto de lanzamiento de LLA en Tucumán, ante un estadio cuyas tribunas debieron cubrir con lonas negras para ocultar el vacío; en el que brilló por su ausencia cualquier cántico de aliento y donde, en poco más de dos minutos de balbuceos, volvió a incurrir en el espectáculo de su terrorismo sintáctico. Sin más vueltas, he aquí la Presidenta real en ejercicio directo de la función.
 

14-09-2025 / 09:09
El miserable Gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei no solo canceló los fondos destinados a las personas discapacitadas, a los inundados o a la ciencia, también se apropió de los dólares de los créditos internacionales otorgados específicamente para esas actividades. Solo en Discapacidad figuran 560 millones en divisas que nadie sabe a dónde fueron, con la excepción de dos viajes de Spagnuolo a Israel. El Gobierno libertario no explica dónde está la plata que debería ir a ciencia o discapacidad. La hipótesis del Congreso de que los fondos están en el Tesoro para contener el esquema cambiario.
 
Pocas horas después de la paliza electoral en la Provincia de Buenos Aires, Milei recibió en Casa Rosada al presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ilan Goldfajn. El lunes al mediodía, ambos posaron para la foto junto a Luis "Toto" Caputo, Guillermo Francos y la motosierra de bronce que corona el despacho presidencial. El titular del organismo también había sido muy requerido para entrevistarse con dirigentes de la oposición, pero alegó estar muy ocupado.
 
Desde la comisión bicameral Revisora de Cuentas del Congreso, que conducen el diputado Miguel Pichetto (Encuentro Federal) y el senador Mariano Recalde (Fuerza Patria), querían citarlo para indagar en la letra chica de los créditos que el organismo le otorgó al país en los últimos meses.
 
La preocupación, que se hizo explícita en la última sesión de la comisión, es que muchos de esos fondos --cientos de millones de dólares-- en principio destinados a financiar obra pública y programas de inclusión como la discapacidad o la investigación científica, registran niveles de ejecución nulos o muy por debajo de lo pactado a la firma. Lo cual habilita la hipótesis de que el Gobierno desvía esos recursos hacia las cuentas del Tesoro para contener el actual esquema cambiario y favorecer la bicicleta financiera.
 
En lo que va del año, el Gobierno reconoció haber gastado unos 277 mil millones de pesos (algo menos de 250 millones de dólares) de lo que ingresó vía los distintos créditos de inversión del BID y otros organismos. En total hay unos 140 programas de desarrollo vigentes, desde los pautados para financiar el Progresar hasta la extensión y fortalecimieinto de la red de agua potable, pero el país hasta ahora vió poco y nada de esos fondos.
 
A esta altura del año (en ocho meses), los dos gobiernos anteriores (Cambiemos y Frente de Todos) ya habían ejecutado en promedio más de 1.500 millones de dólares. Es decir, la ejecución de Caputo es prácticamente del 20 por ciento de lo esperable. En paralelo, el Tesoro utilizó 500 millones de dólares para pisar el dólar en las semanas previas de la elección bonaerense.
 
El BID aprobó en julio de este año la "Estrategia País 2025-2028" para la Argentina, un paquete de apoyo financiero por un total de 10.000 millones de dólares (7.000 para el sector público y 3.000 para la inversión privada).
 
Si bien el organismo trabaja con todos los gobiernos y cada uno tiene una orientación específica, en este caso respalda a una administración que solo se preocupa por mantener el esquema cambiario-electoral, mientras tiene un desprecio palpable hacia la obra pública y pasa la motosierra por sectores sensibles. Lo contrario a lo que, a priori, buscan los organismos de crédito cuando apoyan a los países. Pese a todo, Goldfajn sigue apostando por Milei.
 

13-09-2025 / 10:09
Desde el 10 de diciembre de 2023, los auto percibidos libertarios (que en realidad son los nietos de la dictadura, los hijos del menemismo y los hermanos menores del macrismo), sembraron odio, represión, industricidio, desprecio, hambre, pobreza, deuda, desocupación, negacionismo, homofobia, racismo y misoginia.
 
Se vienen tiempos de derrota sin revancha, porque parece que no fue un gran plan dejar sin remedios a los pacientes oncológicos, vaciar de alimentos los comedores populares, pegarle a los jubilados, estafar con una criptomoneda y afanarle a los discapacitados. ¿Podían esperar otro resultado, los que por primera vez pisaron el conurbano, para decirle al pueblo, en campaña y sin intermediarios, "negros de mierda"? ¿Podían esperar otra cosa los que dijeron que la justicia social era una estafa?
 
Creyeron que la realidad, no era la única verdad y cocinaron su suicidio político, gritando desde aquella infame ficción del 17.000% de inflación, hasta el relato perverso con el que aseguran haber sacado a 12 millones de la pobreza. No podía terminar de otra manera una locura que comenzó exigiendo que más de tres tenían que pedir permiso para juntarse en una esquina. No podía terminar de otra manera aquel grito libertario el día de la asunción que clamaba "Po-li-cía, Po-li-cía".
 
Perdieron en las urnas, la motosierra, el protocolo anti-piquetes, el DNU 70/23, la Ley Ómnibus, la Ley Bases, el Pacto de Mayo y la Patria financiera. Perdió el presidente que eligió como enemigo público número uno, a un pibe autista de 12 años. Perdieron las desregulaciones ridículas y las importaciones suicidas. Perdieron la mesa de dinero del Toto Caputo, la crueldad de Patricia Bullrich, el cinismo de Pettovello, la violencia discursiva de Adorni, el verso de Francos y el afano a cuatro manos de los Menem.
 
Perdió un gobierno diseñado exclusivamente para el gran capital y el mercado. Perdieron Kueider, el pastor que convirtió los pesos en dólares y los hermanitos de la Suizo-Argentina. Perdieron De Loredo, el comisario conspirador y candidato, Tronco, la Avenida del Medio, los premios internacionales de plástico, Roberto Piazza, Fátima y Yuyito.
 
Perdieron los que se reunieron con Astiz y los que soñaron con intervenir la provincia de Buenos Aires. Perdieron Libra y el 3% de la coimera Karina. Perdió el Indec de Lavagna. Perdieron el Pacto de Acasusso, Macri, Ritondo, Santilli y Valenzuela. Perdieron Lilia, Benegas Lynch y la tarotista que no pudo ver la derrota.
 
Perdieron la soberbia de Pareja, los "héroes" del veto a jubilados, los periodistas que van a escuchar ópera a Olivos y los que se saben de memoria los diálogos de "Homo Argentum". Perdieron las redes sociales, las patotas tuiteras, el "pedo buzo", "comprá campeón" y "cárcel o bala". Y perdieron todos los gobernadores que, como Frigerio, hasta hace un ratito, fueron cómplices del desastre presente, acompañando en el Parlamento la construcción de un país irrespirable.
 
Ganó la unidad del peronismo. Ganaron los discapacitados, los expulsados del sistema, los que laburan por sueldos de miseria y la gran pelea de los jubilados. Ganaron la obra pública y la industria nacional. Ganaron el Garrahan, el Bonaparte, el Conicet, el INTA y el INTI. Ganó la Universidad pública. Ganaron los que "cagan en latas y pisan el barro". Le ganó el pueblo a la "gente de bien".
 
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