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Nacionales - 08-06-2020 / 10:06
LA POSICIÓN DEL FONDO DESORIENTA A LOS ACREEDORES PRIVADOS

¿Por qué el FMI apoya la oferta argentina?

¿Por qué el FMI apoya la oferta argentina?
El FMI, histórico auditor de la economía para garantizar el pago de la deuda ahora respalda la quita a los acreedores. Las alianzas internacionales que tejió Alberto Fernández, la corresponsabilidad del FMI con el fiasco macrista y el coronavirus. Argentina como caso testigo para las crisis de deuda que se vienen de varios países.
El Fondo Monetario Internacional ha sido históricamente el auditor de los acreedores de los países endeudados. Su tarea tradicional es exigir ajustes en la economía para generar los excedentes necesarios para garantizar el pago de la deuda.
 
El trabajo de estrujar las cuentas públicas y de presionar a los gobiernos para cuidar los intereses de los acreedores no lo está ejerciendo en estos momentos.
 
En las actuales circunstancias de una economía global en jaque, el FMI ha cambiado el lugar que ocupaba en esa disputa: está apoyando la posición del deudor y ahora la presión la aplica sobre los acreedores, aunque con modales más suaves de los que tenía con los países endeudados.
 
Es una alteración del rol del Fondo que resulta interesante analizar, por encima de consignas previsibles de izquierda y de derecha, y conociendo que está generando también tensiones al interior del organismo.
 
Nunca antes el FMI respaldó las posiciones de la Argentina con tanta firmeza como ahora, y más cuando está en juego miles de millones de dólares por un acuerdo con poderosos acreedores de Wall Street.
 
Es probable que, luego de superar la instancia de negociación con los grandes fondos de inversión, el gobierno de Alberto Fernández se encuentre con el viejo FMI.
 
La luna de miel que está viviendo el staff del Fondo con el equipo económico puede concluir cuando esos mismos técnicos pasen a exigir ajuste fiscal y monetario para redefinir un nuevo programa financiero por la deuda de 44 mil millones de dólares.
 
Mientras tanto y hasta que llegue ese momento, el equipo económico liderado por Martín Guzmán disfruta de un impensado aliado en la puja con los acreedores privados.
 

 
Disputa
  
La negociación de la deuda en virtual default es bastante diferente al previsto antes de que las partes comenzaran a preparar el escenario de disputa.
 
Como indicaba la historia de las refinanciaciones de deuda, los acreedores esperaban que primero el país cerrara un programa de ajuste con el FMI para sentarse en la mesa a conversar.
 
Ese acuerdo marcaría un sendero fiscal para definir los excedentes disponibles para pagar los intereses de la deuda. O sea, el deudor debía pasar por las manos de la tecnoburocracia de Washington para, luego de ser ablandado con exigencias sobre el plan económico, comenzar la negociación con los acreedores.
 
El Fondo actuaba de ese modo como la primera pinza de apriete al deudor para que los acreedores pueden utilizar la segunda para cerrar un acuerdo favorable a sus finanzas.
 
Por varios factores locales y externos que confluyeron en estos meses, esa dinámica tuvo una súbita alteración. Ha sido tan imprevista que los fondos de inversión y sus voceros todavía no pueden aceptar ese cambio y quedan una y otra vez descolocados ante cada pronunciamiento del FMI, desde opiniones de Kristalina Georgieva, la número uno de la institución, pasando por informes técnicos del staff hasta por simples declaraciones del encargado de prensa.
 
Una prueba de la desorientación de los acreedores fue la bravuconada del mexicano Gerardo Rodríguez, el financista de BlackRock , cuando le dijo al ministro Guzmán que ellos tienen espalda para esperar a negociar con otro gobierno. No le fue bien a Rodríguez con esa amenaza. BlackRock lo retiró del trato con Argentina.
 
A Guzmán también lo apuraron diciendo que ellos -los fondos acreedores- podrían cambiar el staff del Fondo todas las veces que quisieran. La orientación que está teniendo la negociación no muestra esa capacidad de remover técnicos del organismo que elaboran documentos que respaldan la oferta argentina .
 
 
2001/2005
  
El antecedente cercano para identificar la modificación del comportamiento del FMI se encuentra en la anterior crisis de deuda. El default 2001 se declaró un año después de que el Fondo otorgara al gobierno de Fernando de la Rúa un apoyo importante para sostener la convertibilidad.
 
Cuatro meses antes de la cesación de pagos, cuando la devaluación y la debacle financiera eran debatidas como una probabilidad cercana en los mercados local e internacional, el FMI amplió el stand by en 8000 millones de dólares, efectivizó inmediatamente un desembolso y cuando tenía que hacer otro, a principios de diciembre de 2001, lo frenó.
 
La debacle argentina fue puesta como un caso emblemático para los críticos de la gestión del FMI en la administración de crisis económicas que derivan en financieras.
 
Los cuestionamientos motorizados por el nuevo gobierno republicano de Estados Unidos endurecieron al directorio y a su staff. El Fondo apoyó el rechazo de los acreedores a la primera propuesta de canje de deuda, denominada Plan Dubai.
 
El FMI presionó de diversas formas al gobierno de Néstor Kirchner y le reclamó en más de una oportunidad que diera señales concretas de actuar de "buena fe".
 
Los ministros de Finanzas de los países potencia reunidos en el G-7 también manifestaron en un comunicado conjunto, en junio de 2004, que Argentina debía acelerar los tiempos y dar muestras de estar actuando de "buena fe".
 
El giro de las posiciones en el actual proceso de negociación es notable: el FMI alienta la oferta argentina, exige que los acreedores bajen sus pretensiones y los países europeos miembros del G-7 acompañan al gobierno de Fernández. El silencio de Estados Unidos en esta puja es una pieza a favor de Argentina.
 
La muletilla "buena fe" fue parte de la estrategia inicial de los acreedores, pero rápidamente tuvieron que descartarla por la eficaz política de sumar aliados y la voluntad de pago -previa quita- demostrada por el ministro Guzmán.
 
 
Trauma
  
El gobierno de Mauricio Macri arrojó al FMI a registrar uno de sus más resonantes fracasos. El plan económico y el consiguiente programa financiero naufragaron en forma estrepitosa.
 
El Fondo entregó el crédito más abultado de su historia a un solo país y a ritmo acelerado. En apenas doce meses desembolsó 44 mil millones de dólares.
 
Concentró gran parte de su cartera crediticia de ese modo en un solo deudor debilitando el perfil de su estructura financiera.
 
Si había que dar todos los pasos para construir un desastre económico, la conducción de Christine Lagarde los concretó con soberbia asombrosa.
 
Lagarde consiguió el ascenso a ser titular del Banco Central Europeo y ocupó su lugar la búlgara Kristalina Georgieva.
 
Los lectores de este diario fueron informados en estas páginas desde hace varios meses, a mediados de enero pasado, de los cambios que implicaba la nueva conducción del FMI. La ironía "Georgieva peronista" muchos no la entendieron, pero quienes sí lo hicieron hoy no deberían estar sorprendidos con el apoyo que recibe la oferta argentina y la confluencia de intereses para cerrar un acuerdo de deuda con los acreedores.
 
Después de la sucesión de fiascos de los '90, la crisis de 2008 le permitió al FMI recuperar un papel relevante en el sistema financiero internacional. Una eventual debacle argentina volvería a arrojar al organismo a un espacio público de cuestionamientos generalizados acerca de la calidad de sus intervenciones en los países.
 
Georgieva y el staff técnico necesitan con urgencia superar el trauma del gobierno de Macri para dar vuelta la página de ese estruendoso fracaso.
 
En la práctica, el FMI reconoce implícitamente la corresponsabilidad por el fiasco macrista y avanza entonces en apoyar la reestructuración de deuda del gobierno de Fernández que vino a ordenar el desquicio financiero heredado.
 
 
Covid-19
  
La conducción de Georgieva es una anomalía respecto a las anteriores, que han estado subordinadas a la línea política del número dos de la institución, que siempre es estadounidense.
 
Asumió imponiendo una impronta personal, no sólo como figura pública como los anteriores número uno del organismo desde Michel Camdessus, Horst Köhler, Rodrigo Rato, Dominique Strauss-Kahn y Christine Lagarde, sino que también al renovar con rapidez la dirección de la institución.
 
El primer subdirector gerente, delegado de los Estados Unidos en la gestión diaria del Fondo, David Lipton, fue desplazado. Lipton fue uno de los principales impulsores del salvataje financiero extraordinario al gobierno de Macri. Su reemplazante es Geoffrey Okamoto que viene directo del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
 
El FMI enfrenta una situación de stress financiero como nunca antes lo vivió. Esto se debe a que la crisis Covid-19 es inédita por su magnitud. Una debacle similar fue la del '30 del siglo pasado, pero en esos años el FMI no existía. Es una situación que lo pone entonces bajo tensión financiera por la cantidad de pedidos de auxilio que está recibiendo.
 
Por eso es tan importante el precedente que dejará el acuerdo argentino con los acreedores porque existe una extensa lista de países con problemas de deuda externa. Varios ya tocaron la puerta del Fondo para pedir un préstamo de urgencia. Sólo este viernes la junta ejecutiva aprobó dos créditos, uno de la línea rápida Covid-19 a Liberia por 50 millones para atender la pandemia y otro dentro del programa stand by para Egipto por 5200 millones de dólares.
 
Entre los países de Latinoamérica que en estas semanas recibieron líneas de asistencia financiera se encuentran Paraguay (274 millones de dólares), Ecuador (643 millones), Perú (11.000 millones), Bolivia (327 millones) y Chile (23.930 millones de dólares).
 
 
¿Quién paga la cuenta?
  
La crisis financiera global provocada por el coronavirus colaboró para que la oferta de reestructuración de deuda argentina alejara momentáneamente a los organismos multilaterales de los intereses de los grandes fondos de inversión.
 
Como se explicó arriba, muchos países demandan auxilios urgentes que definen un cuadro muy exigente sobre las finanzas del FMI. Aparece entonces la tensión acerca de cómo se distribuirá el costo de esta crisis, o sea quienes ponen los recursos para los salvatajes y quienes asumen pérdidas por defaults o reestructuraciones de deudas soberanas.
 
El dinero del FMI es aportado por sus países miembros pero algunos tienen una participación mayor en el capital de la institución. Estados Unidos es el principal accionista con casi el 17 por ciento del total y, por lo tanto, es el país que más fondos debería sumar.
 
Para que el alivio financiero a los países sea mayor y, por lo tanto, el FMI (el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y los ministerios de Finanzas de países europeos) tenga que aportar menos recursos, los acreedores privados deberían aceptar una quita (capital e intereses) de la deuda.
 
Esta tensión está produciendo provisorios -no definitivos- variaciones en el ordenamiento del poder financiero internacional. El Fondo seguirá como auditor gerente de los acreedores privados, pero ahora no está preparado para amortiguar el monto de sus quebrantos.
 
Estos acreedores además no son los tradicionales bancos comerciales (Citibank, JP Morgan, Deutsche Bank) o de inversión (Goldman Sachs, Merrill Lynch), sino que son fondos administradores de carteras de inversión (BlackRock, Templeton, Fidelity) que no tienen una historia de vínculos con el FMI.
 
Por su parte, Estados Unidos se resiste a la emisión adicional de DEG (la moneda del FMI) que significaría un giro de recursos para cada uno de los miembros de la institución (a la Argentina le correspondería el equivalente a unos 3500 millones de dólares), lo que aliviaría el cuadro financiero global. No quiere ampliar el capital de DEG porque entregaría fondos a países (Venezuela, Irán) con los cuales está en conflicto.
 
La administración Trump considera además que sería una medida pro globalización, como la que impulsó Barack Obama en 2009. Quienes conocen los pasillos del FMI dicen con sarcasmo que Estados Unidos aprobaría la emisión DEG si se lo convence de que es una iniciativa que perjudicaría a China.
 
 
Sustentabilidad
  
En el Fondo insisten y quieren enfatizar con que no apoyan a ninguna de las dos partes de la negociación (ni a los acreedores ni a la Argentina). Están inquietos con que haya una evaluación de preferencia sobre la posición argentina.
 
Se preocupan en dejar en claro que el objetivo que tienen es de "sustentabilidad de la deuda". Señalan que, en base a ese criterio, el staff técnico elaboró un primer informe definiendo la deuda argentina como insustentable, luego presentaron otro precisando el margen de alivio (quita de capital y de intereses) necesario para hacerla sustentable y el más reciente señalando que es muy estrecho el espacio para reconocer un valor (presente neto) superior a 50 centavos por dólar de la actual deuda.
 
Esta es la posición oficial del FMI.
 
El criterio de sustentabilidad de la deuda en la práctica favorece a la Argentina porque está en línea con la oferta elaborada por Guzmán. Ese enfoque compartido con el FMI le ha entregado al ministro un arma de negociación y de protección muy potente.
 
El golpe a los acreedores ha sido tan fuerte que no pudieron construir una campaña discursiva convincente para imponerse en el debate público. Esa carencia queda reflejada en la legión de voceros mediáticos que minimiza los pronunciamientos del FMI, cuando antes eran la biblia de sus comentarios, y sólo les queda la débil táctica de menospreciar la tarea de Guzmán.
 
El enfoque de sustentabilidad del FMI también es importante, fundamentalmente, porque ha modificado la secuencia de las exigencias.
 
La línea tradicional era reclamar un plan económico que garantice un sendero de consolidación fiscal (superávit) para luego determinar la estructura de los pasivos públicos. Ese pedido hubiera implicado definir previamente un ajuste fiscal en una economía en recesión para ofrecer un horizonte de pago a los acreedores. En cambio, fijar como prioritario el nivel de sustentabilidad de la deuda implica reestructurarla primero y después discutir el rumbo fiscal.
 
El cambio de prioridades (primero la quita de la deuda y después la cuestión fiscal con el programa del FMI) beneficia la posición argentina ante los acreedores privados.
 
Esta estrategia del FMI también está vinculada a que un mayor alivio sobre la deuda con acreedores privados mejorara el horizonte de cobrar el crédito entregado a la Argentina de Macri.
 
El Fondo ratifica de ese modo su lugar de acreedor privilegiado y prepara mejores condiciones para la renegociación de la deuda de 44 mil millones de dólares.
 
 
Merkel, Kristalina y el Papa
  
La estrategia financiera se combinó con una de política internacional para llegar al actual entorno de negociación con los acreedores, con un acuerdo que está muy cerca de concretarse en base a las condiciones definidas por el ministro Guzmán.
 
El triángulo integrado por la canciller alemana Ángela Merkel, el Papa Francisco y Kristalina Georgieva fue una base muy potente para neutralizar la arrogancia de los financistas.
 
La gira europea de Alberto Fernández fue el inicio de una paciente construcción de una red de respaldo para la oferta argentina. Los encuentros fueron con el Papa, el primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, el presidente de ese país, Sergio Mattarella, el de España, Pedro Sánchez, el rey Felipe VI, el jefe de Estado de Francia, Emmanuel Macron, y Merkel.
 
La conexión de ésta última con Fernández fue muy buena, comentan miembros de la Casa Rosada, evaluando que la característica de ser ambos profesores universitarios, con diálogo abierto y franco, facilitó la construcción de una relación positiva. El ministro Guzmán también entabló un buen vínculo con el ministro de Finanzas alemán y vicecanciller, el socialdemócrata Olaf Scholz.
 
Tener de aliada a Alemania, la potencia europea y con peso propio en el FMI, es un activo importante, más aún cuando Merkel tiene una fluida relación con Kristalina, y ésta con el Papa Francisco.
 
Son conocidos a lo largo de su papado los cuestionamientos públicos de Francisco al mundo financiero global por inmoral e injusto. El 5 de febrero pasado en el Vaticano se realizó el seminario "Nuevas Formas de Fraternidad Solidaria de Inclusión, Integración e Innovación", organizado por la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales. Georgieva encabezó el panel "Transformación de las reglas de la Arquitectura Financiera Internacional". Guzmán participó de ese encuentro.
 
Para el Papa Francisco, la negociación de la deuda impagable que dejó Macri se inscribe en la tensión que denuncia acerca del abuso del capitalismo financiero globalizado sobre el Estado-Nación.
 
Mientras los grandes fondos de inversión acreedores destinaron recursos a periodistas y grandes medios locales para desplegar su estrategia de presión, el gobierno de Fernández construyó con discreción una alianza política que ha resultado muy valiosa y más efectiva en esta disputa.
 
Por Alfredo Zaiat
 
Fuente: pagina12.com.ar
 

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15-10-2025 / 11:10
Vergüenza ajena: el yanqui trató al presidente argentino como un perro faldero. Donald Trump necesita justificar el respaldo a Javier "el Roto" Milei, que necesita a su vez ese respaldo para llegar a las elecciones. Parte de la decadencia argentina se procesaba así en Washington y otra aquí, donde el enviado de la Casa Blanca, Barry Bennet, convenció a los gobernadores de Provincias Unidas y a la mayoría radical de sostener al gobierno.
 
Trump llegó agotado de su gira por Israel, donde pidió a la Justicia de ese país que se olvide de las causas por corrupción contra Benjamín Netanyahu y se arrogó el mérito por un triste acuerdo de paz tras haber respaldado el genocidio ejecutado a instancias de Netanyahu.
 
El presidente argentino, con su carpetita de apego bajo el brazo, no pudo ocultar su emoción cuando saludó a Trump en la puerta de la Casa Blanca. Lo miraba de reojo, nervioso, como si se sintiera bajo observación de una autoridad superior. Y se mostraba deseoso de agradar antes de levantar sus pulgares.
 
En Estados Unidos, Milei no es una figura respetada por todos. Su concierto en el Movistar Arena fue difundido por algunos medios locales y los más críticos lo trataron de "payaso" y otros de "poco serio". Las críticas le han llovido tanto desde los demócratas como también de algunos republicanos que responsabilizan a Milei por la crisis financiera para la que pide el rescate.
 
Por eso, Trump necesita justificar la ayuda a un país cuya economía está mal gobernada, según la opinión más extendida a nivel internacional. Mostrar a un presidente argentino obsequioso, agradecido y hasta servicial, fue parte de esa explicación y parte de la necesidad de Milei de mostrar el respaldo de Estados Unidos para aquietar los mercados hasta el 26 de octubre. Fue una forma de mostrar que ayudan a un aliado dispuesto a todo para seguir las políticas norteamericanas.
 
Del saludo en la puerta, se fueron de cabeza a una extensa conferencia de prensa en la que Milei agradeció por todo, desde la ayuda a Argentina hasta por el papel de Trump en la tragedia palestina y su respaldo a Netanyahu. Pero el discurso del argentino no fue traducido al inglés porque nadie mostró demasiado interés.
 
Después habló Trump largamente, mientras Milei lo escuchaba embelesado sentadito del otro lado de la mesa y de espaldas a los periodistas que hacían las preguntas. Junto a Trump estaba el gabinete de Estados Unidos, inclusive Pete Hegseth, el jefe del Pentágono quien debió explicar los múltiples obstáculos que puso a los periodistas que cubren temas militares en ese país. Junto a Milei, en el otro lado de la mesa, estaba parte del gabinete argentino, que funcionó como espectador de la larga conferencia que concedió el norteamericano.
 
Trump se refirió a cuestiones de política interna de la Argentina. Dijo que si perdía Milei iba a ganar "una persona de extrema izquierda" y agregó que el apoyo sería a favor de Milei si gana las elecciones, pero que, si las pierde, retirarían ese respaldo. Fue un discurso bizarro de campaña para la interna argentina formulado por el jefe de una potencia extranjera que ambiciona beneficios económicos extraordinarios como contrapartida de su respaldo ideológico a Milei.
 
Fue el mismo mensaje de Barry Bennet en Buenos Aires, a los radicales y otras fuerzas opoficialistas y en especial a los gobernadores que formaron Provincias Unidas, desde el cordobés Martín Llaryora, hasta el radical santafesino Maximiliano Pullaro. El guiño de Bennet coincidió con llamadas telefónicas del Ministerio del Interior, prometiendo respaldo financiero para después de las elecciones.
 

14-10-2025 / 16:10
En relación a la situación cambiaria y la tensión con el dólar que generó una fuerte venta de divisas por parte del Tesoro semanas antes del acuerdo con EE.UU., Javier "el Loco" Milei aseguró que habrá una "avalancha de dólares": "Nos van salir dólares por las orejas", ilustró, aunque no precisó cómo ocurriría eso, excepto cuando mencionó que sería por supuestas inversiones que llegarían gracias al interés por los recursos naturales que tiene el país. El estilo comunicacional de Milei reabre el debate sobre los límites entre la exposición constante y la prudencia necesaria para preservar la autoridad presidencial en tiempos de crisis.
 
Esta nueva mentira se suma a algunas de las frases y temas más controversiales que ha abordado como presidente, que incluyen desde: "No hay plata", utilizada frecuentemente para justificar el recorte del gasto público y el plan de ajuste fiscal. Hasta: "Si fuera cierta la frase de que no se llega a fin de mes, ustedes tendrían que caminar por la calle y estaría llena de cadáveres. ¿Alguien se puso a pensar en esa pelotudez?". Una falacia para negar la dificultad económica que enfrentan muchos argentinos. Y sin olvidar los insultos y descalificaciones directas a políticos, periodistas, sindicalistas y "empresaurios prebendarios", a quienes engloba bajo el término de "la casta".
 
En la política contemporánea, la comunicación presidencial de Milei se ha convertido en un arma de doble filo. Hablar de más puede generar consecuencias tan riesgosas como permanecer en silencio. En ciertos contextos, la sobreexposición del discurso puede restar credibilidad o amplificar conflictos menores que podrían haberse disipado con el tiempo.
 
Las insensatas declaraciones del presidente en defensa del narco José Luis Espert, tras su salida del Gobierno y sus denuncias públicas, reactivaron el debate sobre los límites del protagonismo comunicacional en la gestión. Al intervenir en una controversia de alcance limitado, el mandatario terminó trasladando la discusión al centro de la agenda política, con un impacto que excedió el caso en sí. En un escenario marcado por la tensión política y la sensibilidad social, cada palabra emitida desde el Poder Ejecutivo tiene repercusión inmediata. No solo por su contenido, sino también por el contexto y el momento en que se pronuncia. Una frase impulsiva o una defensa improvisada pueden derivar en interpretaciones adversas, que terminen debilitando la autoridad institucional.
 
En este tipo de situaciones, el silencio estratégico puede ser una herramienta más efectiva que la respuesta constante. Callar no siempre implica debilidad; en ocasiones, significa elegir los momentos adecuados para hablar, priorizando la estabilidad y la coherencia del mensaje presidencial. La figura del presidente gana solidez cuando interviene solo en temas de verdadero peso político o institucional.

El riesgo de hablar demasiado radica en convertir la palabra presidencial en un recurso cotidiano, banalizado. Cuando la máxima autoridad del país responde a cada controversia o disputa interna, el mensaje pierde jerarquía y se diluye el poder simbólico del cargo. La comunicación política requiere medir cada intervención como si fuese una jugada en un tablero complejo donde cada movimiento tiene efectos acumulativos.

El equilibrio entre comunicar y administrar el silencio es clave para sostener la legitimidad. Un liderazgo sólido se construye no solo con discursos, sino también con prudencia, mesura y capacidad para elegir cuándo es mejor no intervenir. Además, con el experimento anarco capitalista de Milei, que no se ha aplicado en ningún lugar del mundo, es imposible que en Argentina sobren los dólares y salgan por las orejas. Hasta ahora, lo único que ha hecho es aumentar la deuda externa e interna. Y la fuga de divisas.  

La Opinión Popular
 

14-10-2025 / 10:10
El doble femicidio de Luna Giardina (24) y Mariel Zamudio (56) es una tragedia que no puede leerse como un caso aislado. Su asesino, Pablo Laurta, no solo tenía denuncias previas por violencia de género: también era militante libertario, fundador de la agrupación Varones Unidos, y aliado ideológico de los exponentes de la "batalla cultural" del gobierno de Javier "el Loco" Milei, entre ellos Nicolás Márquez, biógrafo del presidente, y Agustín Laje, al frente de la Fundación Faro, think thank libertario. La vinculación no es solo por las fotos o saludos entre ellos, sino por sus esfuerzos por convocar a que los varones sientan supremacía sobre las mujeres. También se afirma que Laurta comparte las ideas de Milei.

En abril de 2018, Laurta organizó en Montevideo la presentación de El libro negro de la nueva izquierda, obra de Laje y Márquez. Laje, politólogo, es referente de la "batalla cultural". Márquez, abogado y biógrafo, comparte esa agenda. En aquel evento Laurta ofició de anfitrión, reforzando su perfil como activista libertario. Hoy, acusado de secuestrar a su hijo y de doble femicidio, su pasado político vuelve a quedar bajo la lupa. En 2018, tanto Marquez como Laje no se habían hecho de la fama que tienen ahora, sin embargo, ya disponían de un red internacional en connivencia con una parte del Estado que les permitía sentar las bases por la cruzada antifeminista que actualmente es parte del plan de gobierno en Argentina.

Laurta, con un marcado discurso de odio contra el feminismo, hizo de su violencia una bandera política. Negaba las denuncias en su contra, se victimizaba como "padre separado injustamente" y difundía el mito de las falsas denuncias, una narrativa misógina que hoy encuentra eco en el propio Congreso, impulsada por legisladoras libertarias y Carolina Losada. El femicida incluso organizó una charla junto a Laje y Márquez en el Parlamento uruguayo, donde se disertó contra el feminismo y la llamada "ideología de género". Las mismas ideas que él promovía fueron las que legitimaron su odio.

Mientras tanto, Luna había hecho todo lo posible por sobrevivir: denunció, se mudó, huyó del país, pero nadie la protegió. El sistema judicial la abandonó, y la política que debería defender a las mujeres eligió dar lugar a discursos que relativizan el machismo y ridiculizan el feminismo.

En ese contexto, resulta tan cruel como paradójico que el único proyecto presentado por una diputada de La Libertad Avanza en el Congreso sea el que agrava las penas por "falsas denuncias", un problema que, según estadísticas internacionales, representa menos del 0,1 por ciento de los casos.

El femicidio de Luna y Mariel no solo es un crimen, es una advertencia: cuando desde el poder se promueven teorías que niegan la violencia de género y se desfinancian las políticas de asistencia, los violentos se sienten impunes. Porque mientras Milei y su entorno celebran su "batalla cultural", las mujeres siguen siendo asesinadas cada 27 horas. Laje, el ideólogo libertario, salió a desligarse del detenido por el brutal crimen en Córdoba. Pero las fotos y los saludos con Laurta lo vinculan con él.


¿Hasta cuándo vamos a seguir contando mujeres asesinadas por el hecho de ser mujeres de parte de varones que las creen de su propiedad? Hace años venimos repitiendo que el machismo mata, que la violencia de género existe y que la impunidad y la negación libertaria de esta problemática estructural es la peor prevención.

La Opinión Popular



13-10-2025 / 08:10
Es difícil justificar, aunque pueda ser comprensible, que para animarse a una opinión haya alguna o mucha gente esperando "los detalles finos" de cómo el Tesoro estadounidense asumió la conducción económica argentina hasta límites jamás vistos.
 
Con mucho esfuerzo, podría entenderse que los especialistas del área aguarden la letra chica a fines de evaluar cuestiones técnicas en torno a una entrega de pies, manos y demases. Pero, de allí para abajo, todo es tan obvio -declaradamente obvio- que resulta una violación del sentido común ponerse a aguardar mayores precisiones.
 
¿Qué es lo que debe esperarse para saber en qué radica un comunicado en inglés de Scott Bessent, como reemplazo de toda información oficial del gobierno argentino? Acá en el Virreinato nadie dice nada. Arteche permanece en silencio. ¿Qué pretenden hurgar respecto de que el nuevo ministro de Economía haya hablado del compromiso de sacarse a China de encima?
 
¿Quién puede tomarse en serio que el Tesoro de los Estados Unidos compra pesos a sólo canje de solidaridad geopolítica? ¿Cuántos zombies persisten sin asimilar que el mercado te funde y el Estado (el de los Estados Unidos) te salva? ¿Quién queda, con honestidad intelectual, para llamarle "éxito" a un programa económico que requiere de intervención extranjera directa, luego de haberse comido un blanqueo, un préstamo del FMI, un refuerzo del mismo organismo y parte de toda una cosecha?
 
¿Cuánto dura hoy la memoria de los pueblos para registrar cómo termina lo que siempre terminó exactamente de la misma manera, desde el primer préstamo del FMI en 1958 y excepción hecha de cuando Néstor Kirchner los mandó con los condicionamientos a otra parte? ¿Cuánta más data se requiere desde que el nuevo embajador Lamelas habló derecho viejo, ante su comisión evaluadora, de ir a Argentina "provincia por provincia" para supervisar y controlar hacia dónde enfocarán el perfil productivo?
 
Si Bessent dice que "estamos comprando barato" porque la Argentina anda de regalo, ¿qué es lo que después venderán caro? ¿Lo que hasta Paul Krugman sindicó como el rescate para los socios del amigazo, ex administrador de fondos buitre y colaborador de los bonistas atrapados aquí, con papeles basura, a quienes ahora les construyeron una autopista para salirse urgente?
 
¿Con cuáles y cuántos dólares que Argentina no produce ni emite se afrontarán los que ya se fumó el bloque de Caputo Toto? ¿Con los que Bessent aclara que sólo estarán si a Jamoncito le va bien en las elecciones, porque el swap no es otra cosa que una efigie para tener en la vidriera por si las moscas? Por razones de pudor profesional, uno evita hasta donde puede el uso de lenguaje panfletario. Pero a veces, como ésta, ni puede, ni quiere, ni debe.
 
¿Qué más hace falta para que el entramado mediático que ampara al oficialismo no se anime, siquiera, a interrogar tímidamente sobre el entreguismo bizarro? ¿Son tan grandes los sobres? ¿La cobardía? ¿Las cabezas colonizadas? ¿Los intereses e influencia del grupo de medios y aledaños más grande de nuestro Estado Libre Asociado, que se endeudó en unos mil millones de dólares por la compra de Telefónica?
 
Guillermo Francos declaró este viernes que no cree que sea como dice Bessent. Que no le parece que hayan negociado expulsar a China a como dé lugar, más tarde o más temprano. ¿Que no cree, dice Francos? ¿El Jefe de Gabinete no sabe lo que transa su Gobierno y nadie le repregunta?
 

12-10-2025 / 10:10
La derecha libertaria del cipayo Javier Milei suele vender la fantasía de que existe la posibilidad de ser una colonia yanqui próspera. Es una visión que trae interrogantes: el modelo neocolonial, ¿fracasa por impericia del imperio o por la voracidad de las élites económicas? Para ello hay que dejar de lado cualquier sentimiento de orgullo nacional. Hay que cambiar la frase de San Martín "seamos libres que lo demás no importa nada" por "seamos esclavos prósperos que lo demás no importa nada".
 
El espejismo es el siguiente: si uno se vuelve obediente de la potencia dominante, los norteamericanos motorizan miles de millones de dólares en inversiones que generan empleo y prosperidad. Un buen punto de partida entonces es analizar la situación económica y social de países de la región que llevan muchos años de alineamiento total con Estados Unidos. Si poner bases militares estadounidenses trajera bienestar, Colombia debería ser el país más próspero del planeta. Tiene siete bases en su territorio. Ahora gobierna una expresión de la izquierda nacionalista colombiana, Gustavo Petro, pero después de más de dos décadas de gobiernos de derecha. 
 
¿Colombia es próspera? Un dato local: entre 2010 y el 2022 la cantidad de colombianos que viven en Argentina se multiplicó por siete. Pasó de 17 mil a 111.000. Se suele poner el foco en el crecimiento de los migrantes venezolanos para retratar la catástrofe social del gobierno de Nicolás Maduro -asediado por EE UU-, pero se oculta lo que pasa con la diáspora colombiana porque ha sido gobernada por la derecha. Los colombianos prefieren venir a la "infernal" Argentina porque pueden estudiar en la universidad pública y conseguir trabajo. Nada más y nada menos.
 
Otro país que estuvo absolutamente doblegado, y a lo mejor se justifica por su pequeño tamaño, es Honduras. En la década de 1980 fue la base de entrenamiento militar contra la revolución sandinista en Nicaragua. Los militares argentinos fueron para enseñar a torturar. En Honduras está la base de Soto Cano (Palmerola) desde 1982.
 
Estados Unidos la utiliza para que aterricen los aviones con los hondureños que Donald Trump deporta con su política de acusar a los migrantes por la falta de empleo y la delincuencia. Ahora gobierna Honduras Xiomara Castro, que conoce bien la injerencia gringa que motorizó el golpe de Estado contra su esposo Manuel Zelaya en 2009. ¿Honduras es próspero? El PBI per cápita es la cuarta parte del argentino.
 
Otro país con bases de EE UU es El Salvador. En este caso el modelo de intervención es más parecido al que se está proponiendo para Tierra del Fuego, una base de operación conjunta ubicada en Comalapa, cerca de la frontera con Honduras y Guatemala. La excusa ya no es la del siglo pasado, la batalla contra el comunismo, ahora es contra el narcotráfico.
 
Es muy difícil no afirmar que la lucha contra el narco es una excusa cuando se cruza información. En Colombia -se dijo- los americanos tienen siete bases. En mayo de este año la DEA presentó un informe en el que sostiene que el 80% de la cocaína que se consume en Estados Unidos se produce en Colombia. ¿Para qué sirven las bases entonces? ¿La famosa guerra fracasa o en realidad no hay ninguna guerra y se utiliza para intervenir? ¿Qué haría todo ese despliegue de fuerzas de seguridad y militares si no existiera el narcotráfico?
 
Los yanquis nunca apostaron a impulsar el desarrollo económico y social en la región. Los motivos son varios, entre otros porque el desarrollo puede colaborar con que se forme un bloque que genere un poco de contrapeso a la hegemonía de EE UU en el continente. Un buen ejemplo es México, que comparte 3000 kilómetros de frontera con EE UU. Ha mejorado su situación los últimos siete años bajo un gobierno que no practica el alineamiento automático con Washington, todo lo contrario de los espejitos de colores que la derecha vende.   
 
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