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El clima en Paraná

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“Esta gloriosa Revolución Libertadora se hizo para que, en este bendito país, el hijo del barrendero muera barrendero”. Almirante Arturo Rial.
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Nacionales - 31-05-2020 / 09:05

Peligro de llamar “infectadura” a nuestra querida democracia

Peligro de llamar “infectadura” a nuestra querida democracia
En medio del aislamiento preventivo y obligatorio, hay quienes descreen hasta de la existencia del virus y salen a protestar en las calles sin barbijos ni cuidados. La peligrosa prédica de quienes hablan de una “infectadura” y extrañamente reclamar Libertad, es un peligro para el conjunto de la sociedad. En la imagen: Alberto Fernández saluda con el codo a Jorge Macri, intendente de Vicente López.
La toma de decisiones en función del conocimiento científico -con todas las limitaciones que tiene este último- es un logro y no una concesión de la democracia. No significa transformarla en una "infectadura" sino enriquecerla con bases más sólidas y racionales.
 
En los países de Trump y Bolsonaro se humilla a los científicos. Es difícil entender para un demócrata cuando, en nombre de la democracia, se coquetea con esas alternativas. Pero las diferencias con los Estados Unidos no terminan allí. La posición de Donald Trump acentuó las ya extremas diferencias entre el Presidente y la oposición, que fue agredida sistemáticamente por él.
 
Los demócratas y los científicos pasaron a formar parte de un "complot comunista" para desplazarlo del poder. En los momentos de mayor tensión Trump amenazó incluso con cerrar el Congreso. Casi idéntica situación se vive en Brasil.
 
Nada de eso ocurrió en la Argentina. Al contrario, aquí se transformó en algo habitual que Alberto Fernández, Horacio Rodriguez Larreta y Axel Kicillof, coordinen y discutan políticas, y las presenten conjuntamente ante la sociedad, en sucesivas conferencias de prensa, donde nadie se queda sin preguntar, un método que era una de las deudas de la democracia argentina.
 
Fernández se ha sacado fotos amigables con Gerardo Morales, un enemigo del sector dominante de su Gobierno, intercambiado saludos de codo con Jorge Macri, poseedor de un apellido muy emblemático. La idea antidemocrática según la cual quien pertenece a otro espacio es un enemigo despreciable fue abandonada, al menos mientras dure la pandemia.
 
Aunque la democracia exista plenamente, la peligrosa prédica de quienes creen que se transformó en una "infectadura" puede crecer en tiempos tan duros y debilitarla en lo político, en lo económico y en lo sanitario.
 

 
El 29 de marzo, cuando los Estados Unidos habían sufrido apenas tres mil muertes por el coronavirus, el premio Nobel de Economía, Paul Krugman se preguntaba por qué su país empezaba a sufrir más que el resto del mundo. La nota fue publicada en The New York Times y se llamaba "This Land of Denial and Death". La tierra de la negación y la muerte.
 
Krugman, un economista muy respetado por propios y ajenos, se negaba a aceptar que la tragedia inminente se debiera exclusivamente a un error o a un problema de personalidad de Donald Trump.
 
Entre los elementos que incluía para explicar lo que estaba sucediendo, señalaba los largos años de conflicto entre el poder político conservador de su país y el conocimiento científico.
 
"Mientras la negación del cambio climático es un fenómeno mundial, su epicentro se ubica acá en los Estados Unidos. Los republicanos son el único partido mundial que está oficialmente a favor de la negación del cambio climático. Pero no es lo único que rechazan. No hay un solo candidato republicano que se atreva a respaldar la teoría de la evolución de Charles Darwin".
 
Como se sabe, el enfoque que primó en la Argentina respecto del coronavirus fue exactamente opuesto al norteamericano. Cuando casi no había sufrido pérdidas humanas, la Argentina entró en cuarentena, y lo hizo guiada por un grupo de destacados hombres de ciencia.
 
Los resultados de esa decisión son hasta aquí abrumadores. Los Estados Unidos tienen 313 muertos por millón de habitantes. La Argentina 11. En Estados Unidos murieron 105 mil personas. En la Argentina 528.
 
Una de las diferencias sustanciales entre las democracias y las dictaduras es que en las primeras se intenta cuidar la vida de las personas.
 
En ese sentido, el camino elegido hasta aquí por nuestro país ha sido más congruente con ese precepto -el de cuidar la vida- que el de naciones más poderosas de la región como Estados Unidos, Brasil o México.
 
Miles de personas hubieran muerto si las opciones hubieran sido otras. No es -o no debería ser- un componente pequeño para evaluar la gestión de un problema. Cuando la democracia cuida la vida, en vez de estar en riesgo, se fortalece mucho.
 
El segundo punto que distancia a la estrategia argentina y norteamericana es la manera en que se apoyó en el conocimiento científico. En los Estados Unidos existe una personalidad fascinante que se llama Anthony Fauci. Probablemente sea el epidemiólogo más prestigioso del mundo.
 
El 12 de marzo, Fauci advirtió que si no se tomaban medidas extremas se infectarían o morirían "millones, muchos millones". A medida que moría más gente, Fauci escaló las objeciones a la política oficial.
 
Donald Trump desató entonces una campaña en su contra y en contra de los científicos. Ese proceso derivó en las últimas horas en una decisión que sacudió al mundo sanitario: la salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud.
 
A diferencia de lo sucedido allí, el Gobierno argentino se apoyó en un grupo destacado de científicos. Pero no solo en los argentinos. Los científicos de todo el mundo se consultan permanentemente sobre los distintos pasos para afrontar la crisis.
 
Eso hace que, casi en tiempo real, en la Argentina se conozcan las marchas y contramarchas, y los resultados de las decisiones que se toman en Corea, Italia, Israel o Wuhan.
 
El funcionamiento pleno de la democracia se manifestó en la riqueza del debate que se produjo estos meses trágicos. Los gobiernos discutieron en público si la ciudad debía o no habilitar el comercio, o si las salidas recreativas se debían permitir.
 
Ignacio Levy, el líder de La Poderosa, acusó a gritos a Horacio Rodríguez Larreta por las primeras muertes en la villa 31. Hubo debates durísimos por el destrato a jubilados aquel viernes terrible de las colas en los bancos, por la compra con sobreprecios de alimentos en el gobierno nacional, por los alquileres de hoteles y compras de barbijos en la ciudad, por el vergonzoso intento oficial de enviar a Ricardo Jaime a su domicilio, por el apoyo oficial indiscriminado a la prisión domiciliaria. ¿No fue esta sociedad desde sus balcones la que frenó a Alberto Fernández en ese momento?
 
Los periodistas expusimos, además, la desesperante situación de los varados en el exterior o las demoras para cobrar el modestísimo IFE o la incapacidad para llegar a los trabajadores en blanco por medio de créditos bancarios o las erratas en las filminas. Una reacción fuerte de personas mayores de 70 obligó a retroceder al gobierno porteño respecto del permiso que debían pedir para salir de sus casas.
 
Todo esto describe la manera en que funcionó la vital democracia argentina aun frente a un desafío extremo en lo económico y lo sanitario.
 
En este punto, el manejo de la crisis sanitaria enfrenta nuevos desafíos. El primero de ellos es que continúe el acatamiento a las medidas sanitarias dispuestas por el Gobierno. Los números de las encuestas sugieren que el apoyo a la cuarentena se mantiene alto.
 
Pero el movimiento de las calles de Buenos Aires anima a pensar algo muy distinto. Y si ese movimiento es una medida del descontento, parece alumbrar una decisión social que va a contramano de las recomendaciones oficiales.
 
El segundo desafío es inherente a la democracia. La discusión empezó, y de manera muy fuerte. Algunas personas relevantes han sostenido que la defensa de una política restrictiva sobre el coronavirus es producto del fanatismo religioso o intenta construir un discurso único donde no se puede discutir nada.
 
Se habla de la "democracia" de los científicos, se postula, sin datos, que "morirá más gente por la cuarentena que por el coronavirus". "Devuelvan nuestros derechos", dicen algunas personas por televisión. Otras llaman a una "rebelión social" o comparan una medida sanitaria con "el gueto de Varsovia".
 
La líder del principal partido de oposición ha calificado como "terrorista" a un prestigioso infectólogo. Algunas personas han comenzado a expresar estas ideas en las calles, aun a riesgo de contagiarse y contagiar a otros de una enfermedad que puede ser mortal.
 
El tercer elemento que amenaza en estos días la estrategia argentina son algunos comportamientos de las autoridades. Las fotos del presidente Alberto Fernández, sin barbijo, rodeado de simpatizantes es un ejemplo que mucha gente está siguiendo en las calles.
 
Esos actos son típicos de Trump y de Bolsonaro: ¿cómo se le puede exigir a la gente que acepte restricciones que el mismo Presidente vulnera? Si él puede estar a los abrazos sin el más mínimo cuidado, ¿por qué Rudy Ulloa no, o Susana Giménez no, o el surfer de Necochea, o los judíos ortodoxos que bailaban en un casamiento, o los jóvenes que celebraban un baby shower o quien sea?
 
La democracia argentina ha superado pruebas tremendas en estos 36 años. Ha sido la epopeya de una generación. Basta mirar lo que ocurre en Brasil, Estados Unidos, Venezuela, Bolivia, Nicaragua o Ecuador para entender las proporciones de lo que se está diciendo.
 
Naturalmente, la vida en cuarentena restringe la libertad de reunión, de trabajo o de movimiento. Es un problema mundial. La humanidad ha enfrentado siempre muchos dilemas, pocos tan terribles como el actual: cuántas vidas está dispuesto a sacrificar cada país para recuperar esas libertades.
 
Todos los gobernantes del mundo tienen dudas. "Nuestras proyecciones se derrumbaron como un castillo de naipes", dijo el ministro de Salud de Chile, Jaime Mañalich, al anunciar el jueves que modificaban la estrategia de cuarentena selectiva por un cierre total de Santiago. "Hay que ser estrictos con el aislamiento social. Es nuestra única esperanza". ¿En Chile también hay una "infectadura"?
 
En ese contexto angustiante, cien mil muertos después de la columna con que arranca esta nota, Krugman cerró su último artículo con una frase certera: "La principal obligación de un líder consiste en mantener a su gente con vida".
 
Por Ernesto Tenembaum
 
Fuente: Infobae
 

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19-12-2025 / 10:12
La central obrera, acompañada de otras centrales sindicales, organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos, gritaron el rechazo a la reforma laboral y avisaron que comenzó un plan de lucha. Una masiva movilización desbordó la Plaza de Mayo, y muchas otras plazas de todo el país, en el primer paso del plan de lucha de la CGT y otras centrales sindicales contra la "reforma laboral" esclavista. Desde el escenario, los dirigentes de la CGT marcaron que irán escalando hasta un paro nacional.  El Gobierno tomó nota de la creciente resistencia y, cagado en las patas, pateó su tratamiento hasta febrero.
 
"Ojo con lo que hacen, porque el pueblo y la patria se defienden", advirtió, en el acto, primero Octavio Argüello. Luego llegó el turno de Cristian Jerónimo: "El proyecto está escrito y redactado maliciosamente a favor de las grandes corporaciones y de las grandes empresas de la Argentina", afirmó. El último en hablar fue Jorge Sola: "Este es el primer paso, sigan sin escucharnos, terminaremos en un paro nacional en todo el país", aseguró.
 
Las frases retumbaban en Plaza de Mayo. Los triunviros de la CGT hablaban en el escenario -que le daba la espalda a la Casa Rosada- acompañados por todo el universo sindical y referentes del peronismo, la izquierda, organismos de derechos humanos y organizaciones sociales. No eran pocos, como especulaba y afirmaba el oficialismo, era una multitud.
 
Los bombos, platillos y bronces marcaban el ritmo de los discursos sin saber, al menos en ese instante, que el gobierno reculaba y desactivaba el tratamiento exprés de la dañina reforma laboral. Todo quedaba para febrero porque habían confirmado que el proyecto sumaba más detractores que aplaudidores. Y se asustaron con la movilización masiva.
 
Al menos por ahora, los derechos de los trabajadores y trabajadoras, quedaron a salvo. No es poco para estos tiempos de crueldad que corren. Una señal clara de debilidad. La decisión es el resultado de las limitaciones de una administración acostumbrada a gobernar por DNU y que choca contra la realidad parlamentaria cuando intenta avanzar sobre derechos laborales consolidados.
 
El apuro por aprobar modificaciones estructurales sin diálogo ni consenso encontró un freno en un Congreso que todavía funciona. El mensaje de la oposición fue contundente: no habrá cheque en blanco para desmantelar conquistas sociales mientras se niegan recursos a discapacitados y universidades. La ratificación de estas leyes pese al veto presidencial marca un límite que la Casa Rosada no puede ignorar.
 
Patricia Bullrich reculó en chancletas y ya anunció que habrá nuevas extraordinarias del 2 al 27 de febrero para insistir con las reformas que exigen el FMI y los empresarios. Sin embargo, las fechas elegidas confirman lo que todos intuyen: el Gobierno deberá prometer el Presupuesto como condición para obtener votos opositores.
 
La estrategia de avanzar sin negociar nada tiene precio. Lo que pretendía ser un trámite exprés se convirtió en un recordatorio de que gobernar requiere construir mayorías, no imposiciones. Mientras Milei insiste con su agenda autoritaria de ajuste brutal, lo que ocurrió en las calles y el Congreso demuestra que aún queda capacidad de resistencia popular dispuestas a defender derechos básicos. La reforma laboral esperará, pero las dudas sobre la capacidad del Loco Mlei para aprobar sus iniciativas anarco capitalista, y gobernar a favor de los ricos, crecen. El gobierno de la oligarquía no se puede llevar todo por delante.
 
La Opinión Popular
 

18-12-2025 / 08:12
Tras conseguir la media sanción de un presupuesto 2026 que multiplica el ajuste, solo favorece a los más ricos y carga los costos sobre los desprotegidos, el Gobierno de Javier "el Loco" Milei sufrió un duro golpe con el rechazo al capítulo que derogaba el Financiamiento Universitario y la Emergencia en Discapacidad. También quedaron fuera la restricción de la ley de zona fría y la desindexación de la AUH.
 
El Gobierno consiguió la aprobación en general el Presupuesto 2026, pero sufrió una derrota clave: la oposición logró voltear completo el capítulo 11, donde se concentraba la derogación del financiamiento universitario y de la emergencia en discapacidad, dos leyes que el oficialismo insiste con incumplir. Tras una sesión que comenzó a las dos de la tarde y se extendió hasta la madrugada, Lule Menem y Diego Santilli ofrecieron concesiones de todo tipo a gobernadores y bloques aliados para blindar el capítulo entero.
 
Sin embargo, al momento de la votación sólo reunieron 117 votos afirmativos, mientras que la oposición alcanzó 123 rechazos y sumó además dos abstenciones. Es la tercera vez en un semestre que el Gobierno pierde frente al financiamiento universitario y la emergencia en discapacidad, si se cuentan la sanción original de las leyes, la insistencia parlamentaria tras el veto presidencial y ahora el intento de derogación vía presupuesto. También se rechazaron la eliminación de las actualizaciones automáticas de la Asignación Universal por Hijo y demás asignaciones familiares.
 
Envalentonado por el triunfo electoral de octubre, el oficialismo buscó acelerar la motosierra y eliminar dos normas que el Congreso sancionó, el Ejecutivo vetó y ambas Cámaras ratificaron con mayoría agravada, más de los dos tercios de los presentes. A pesar de las arduas negociaciones, el reparto de ATN y las promesas de la Casa Rosada a los gobernadores aliados, la catamarqueña Fernanda Avila, se les dio vuelta y voto en contra el capítulo 11, al igual que los tres tucumanos del bloque Independencia y los tres salteños de Innovación Federal.
 
Para destrabar el trámite, el oficialismo había intentado a último momento una maniobra más: incorporó la adecuación de la coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires y un refuerzo de 21.000 millones de pesos para el Poder Judicial, bajo la administración del Consejo de la Magistratura. El objetivo fue evitar el naufragio del capítulo completo. "Le ponen un condicionamiento al Poder Judicial para que ni se le ocurra judicializar el capítulo XI porque se les cae el financiamiento. Son unos chantas y eso es lo que están haciendo ahora", denunció el jefe del bloque de Unión por la Patria, Germán Martínez.
 
A la hora de votar, resultaron decisivas las abstenciones de los radicales Cipolini y Schneider. Desde sus redes, la diputada Cecilia Moreu celebró la victoria de la oposición. "Quisieron jugar sucio y les salió mal. Pese a las múltiples maniobras extorsivas con las que el oficialismo y los sectores cómplices intentaron blindar la derogación de las leyes de Emergencia en Discapacidad y Financiamiento Universitario, logramos sostenerlas. Basta de dilaciones, son leyes votadas y ratificadas por el Congreso Nacional. Vamos a seguir dando la pelea para que entren en vigencia y se apliquen como corresponde", escribió en X.
 
Durante el debate varios diputados habían advertido que judicializarían la norma, de aprobarse. Los diputados Maximiliano Ferraro y Eduardo Valdés, fueron los encargados de advertir que el intento del oficialismo vulneraba el artículo 20 de la Ley 24.156 de Administración Financiera que en relación al presupuesto establece que "no podrá contener disposiciones de carácter permanente, ni reformar o derogar leyes vigentes".
 
La Opinión Popular
 

17-12-2025 / 09:12
A días de cumplir su segundo año de gestión, el gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei busca aprobar su primer presupuesto sin frenar en las curvas. Tras conseguir dictamen de mayoría con ayuda de gobernadores aliados, este miércoles se trata la "Ley de Leyes" en Diputados. Envalentonada, Patricia Bullrich buscará incluirlo también en la sesión del viernes 26, en la que se debatirá la reforma laboral en el Senado. Para sorpresa de la oposición, el dictamen deroga el Financiamiento Universitario y la Emergencia en discapacidad. Ambas iniciativas fueron sancionadas por el Congreso, vetadas por el Gobierno e insistidas en ambas cámaras. El nuevo proyecto deroga el ajuste automático de las asignaciones familiares y la Asignación Universal por Hijo y le da discrecionalidad al gobierno.
 
En un súper miércoles, la Casa Rosada intentará disciplinar al Congreso con la ley de "Disciplina Fiscal", que penaliza a quienes atenten contra el excel libertario y buscará avanzar con la aprobación de un blanqueo blue rebautizado "inocencia fiscal". La CGT llamó a movilizar contra el desfinanciamiento de la educación, la ciencia y la tecnología.
 
Al Gobierno le quedan menos de diez días hábiles para cumplir los deberes que le fijaron Donald Trump y el FMI: tener un presupuesto y sancionar una reforma laboral. Ayer, la Comisión de Presupuesto y Hacienda que preside Bertie Benegas Lynch dejó listo el dictamen que el oficialismo buscará aprobar este miércoles. Los apoyos para reunir las 28 firmas -sobre un total de 46- llegaron de la mano de sus aliados del PRO, la UCR y el MID, y de los gobernadores de Catamarca, Tucumán, San Juan, Mendoza y Misiones.
 
De esas 28 firmas, seis fueron en disidencia, lo que obliga al Gobierno a continuar las negociaciones si no quiere correr una suerte similar a la que atravesó durante el tratamiento de la Ley Bases, que perdió buena parte de su articulado en el camino.
 
Para asegurarse los respaldos, la administración de Milei abrió la billetera. En los últimos días, los gobernadores colaboracionistas recibieron Aportes del Tesoro Nacional. El misionero Hugo Passalacqua recibió 12 mil millones de pesos; el chaqueño Leandro Zdero, 11 mil millones; y el tucumano Osvaldo Jaldo, 20 mil millones. Esta última fue la cifra más generosa que el Gobierno envió a una provincia en todo 2025.
 
Además, el lunes por la noche la Casa Rosada envió al Congreso la reforma de la Ley de Glaciares. La iniciativa habilita a las provincias a avanzar con proyectos mineros sobre reservas estratégicas de agua. De aprobarse, Catamarca, Mendoza y San Juan quedarían entre las principales beneficiadas para hacer negocios con las multinacionales yanquis que miran de reojo.
 
Si bien existe consenso entre la mayoría de los bloques en que el Gobierno no puede seguir administrando el Estado sin un presupuesto, el proyecto no contempla partidas para recomponer los ingresos de los jubilados, no prevé mecanismos para reactivar la obra pública ni incluye un solo artículo orientado a impulsar la actividad económica.
 
Todo el andamiaje se reduce a blindar el equilibrio fiscal, que Milei alcanzó a fuerza de recortar en todas las áreas sensibles del Estado, a excepción del pago de los intereses de la deuda. Además, las metas que fija parecen a simple vista difíciles de cumplir. El proyecto prevé un crecimiento de la economía del 5 por ciento del PBI, una inflación anual del 10,1 por ciento y proyecta un dólar a 1423 pesos para diciembre de 2026. Esto último está por debajo del precio actual.
 

16-12-2025 / 10:12
Las reformas que impulsa el gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei, en especial la laboral, buscan sin disimulo convertir a nuestro país en una economía colonial de enclave, productor de materias primas, sin industria y en donde sobre más de la mitad de los argentinos. En el país cierra una empresa por hora y 400 trabajadores por día se quedan sin empleo. El cálculo surge de tomar en cuenta que "el Peluca" y su motosierra destruyeron 19.114 firmas dejando en la calle a algo más que 264 mil asalariados registrados en sus dos primeros años de gobierno.
 
Para Argentina es un cambio dramático, pues es uno de los países en donde la legislación laboral del siglo XX más avanzó en el sentido de proteger a los trabajadores. Por esa razón, por ese "mal ejemplo" para la región latinoamericana, el objetivo del FMI de retroceder más de un siglo en las condiciones bajo las cuales se desenvuelve el mundo laboral, haya sido tomado con tanta energía por los últimos gobiernos de derecha y mucho más ahora bajo el modelo reaccionario extremo que impulsan los desquiciados Milei, Sturzenegger, Caputo y cía.
 
Todos y cada uno de los puntos del extenso proyecto que acaba de aterrizar en el Congreso es un muestrario de la ideología conservadora y retrógrada que alienta a este gobierno como fiel representante de la elite económico-financiera también conocida como "círculo rojo". A tal extremo esto es así que el gobierno ni se molestó en desmentir lo que hace un tiempo se conoció: los autores materiales de este engendro son los estudios de abogados que prestan sus servicios a las corporaciones más poderosas, los llamados "dueños de la Argentina". Es el gobierno para los ricos.
 
El sueño húmedo de esta minoría enferma de codicia es voltear, una por una, todas las protecciones legales que tienen los trabajadores argentinos, aunque también debe decirse que buena parte de ellas ya fueron demolidas de hecho por el propio accionar de un mercado laboral que, con independencia de los gobiernos que se sucedieron desde el estallido social y la gran crisis económica de 2001, dejaron a casi la mitad de los asalariados desempeñándose "en negro", al margen de la formalidad.
 
Lo que veremos en las próximas horas en el Congreso les dejará en claro a los argentinos quiénes son los senadores y diputados dignos de ser llamados oposición y quiénes se someterán ante las ofertas de dinero que ya está circulando por oscuras vías. Gobernadores dialoguistas también estarán en el "toma y daca" que este gobierno puso en marcha sin que la gran prensa porteña, convertida en vocera oficial de la Casa Rosada, hable como lo hacía habitualmente de "látigo y billetera" con otros gobiernos que nunca llegaron a extremos de manipulación de los recursos fiscales como el actual.
 
El triunfo electoral de octubre de Milei es el combustible que aceleró la decisión de avanzar con este proyecto y con otros que también buscan reconfigurar en profundidad el diseño social, económico e institucional de la Argentina. La llamada ley de tierras, de glaciares, la reforma educativa, la tributaria, etc. conforman una ofensiva de los sectores concentrados de la economía contra el conjunto social. Convertir a este país en una economía colonial, sin industria, sin ciencia, sin educación de calidad, sin protección social ni laboral para las mayorías populares es una meta que está en las mentes de los libertarios. La política de tierra arrasada que se proponen les resulta indiferente, pues la ambición de poder -político y económico- está por encima de todo.
 
La CGT convocó a una movilización a la Plaza de Mayo para el jueves a la que adhirieron las dos CTA, ATE y otros gremios, el peronismo, organizaciones sociales y partidos políticos de izquierda.  Para aterrorizar, la especialidad del mileísmo, aplicarán el protocolo antipiquetes. Si la movilización es masiva, cuesta creer que la amenaza de represión violenta se cumpla. Crispar el clima social en vísperas de fin de año, en nuestro país, nunca tuvo buenos resultados para los gobiernos.
 
La Opinión Popular
 

14-12-2025 / 09:12
Bajo el mote de reforma laboral se esconde la decisión de Javier "el Loco" Milei que pretende consagrar institucionalmente, en 2026, los objetivos que en 1976 se planteara la dictadura militar genocida. Los cambios en el proceso de acumulación en el marco del genocidio, el endeudamiento, la valorización financiera y la fuga de capitales, la desindustrialización, el modo de incorporación del cambio tecnológico y la llegada del capitalismo de plataformas, produjo una sustancial alteración de la relación capital-trabajo, obviamente en desmedro del conjunto de los trabajadores.
 
En ese marco de brutal regresividad en las condiciones materiales de vida de quienes trabajan, se sucedieron en las distintas administraciones conservadoras cambios normativos, todos con la misma dirección. 1. Abaratar el precio del trabajo. 2. Facilitar el despido. 3. Debilitar los convenios colectivos. 4. Limitar y destruir la organización sindical.
 
Estas orientaciones fueron parte de los cambios normativos que impulsó la dictadura militar, de las leyes que llevaron adelante Cavallo, Menem y De la Rúa, del frustrado intento de Macri y también del proyecto de Milei. Proyecto este cuya profundidad en términos de alteración de la Ley de Contrato de Trabajo solo es equiparable a lo planteado hace 50 años por la dictadura militar.
 
Además, se lleva a cabo la directa eliminación de los costos del despido a partir de la creación de un Fondo de Asistencia Laboral que se financiará con tres puntos de las actuales contribuciones patronales. A la vez, se les reduce en un punto adicional los aportes a los empresarios en relación a las obras sociales que dejarían de percibir un punto de los que están recibiendo en la actualidad.
 
En síntesis, cuatro puntos de los aportes patronales dejan de financiar las jubilaciones y la salud de los trabajadores, con el objeto de eliminar los costos del despido y reducir los costos laborales. Situación ésta que implica una redistribución de ingresos desde los trabajadores al capital, cercana a los 3000 millones de dólares.
 
Las experiencias internacionales y la propia experiencia nacional indican que estas propuestas solo profundizan la desocupación, la informalidad y la pobreza. Es más, aspectos laborales de esta naturaleza son los que contenía la Ley Bases y que ya tuvieron dos años de aplicación en el curso del gobierno de Milei. Años que lejos de promover el empleo registrado, coexisten con la destrucción de 222 mil puestos de trabajo formales registrados de los cuales 139 mil son del propio sector privado, al tiempo que el monotributo y los asalariados no registrados constituyen las formas de inserción laboral de mayor importancia en los últimos dos años.
 
Por si esto fuera poco, los modelos que pregonan los funcionarios libertarios como objetivos a alcanzar por la Argentina, no hacen más que negar con la evidencia lo que el propio gobierno pregona para justificar lo que propone. Poner como ejemplo a seguir países como Paraguay o Perú, que prácticamente carecen de legislación laboral, resulta inentendible. Estos dos países exhiben, aún sin legislación laboral, niveles de informalidad superiores a los que hoy exhibe la Argentina.
 
Para frenar esta ofensiva hay que convocar a la sociedad a discutir la necesidad de relaciones laborales diferentes para un país distinto al que construye Milei. Para eso necesitamos relaciones laborales que se edifiquen en base a la redistribución del ingreso, la revalorización del trabajo y la necesidad de expandir derechos para todos aquellos que trabajan independientemente del tipo de inserción laboral que tengan.
 
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