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Nacionales - 11-05-2020 / 11:05
PELEA POR EL LIDERAZGO DE LA OPOSICIÓN

Rodríguez Larreta gana protagonismo mientras se apaga la estrella de Macri

Rodríguez Larreta gana protagonismo mientras se apaga la estrella de Macri
Por su cercanía con Alberto Fernández en el anuncio de las medidas, desde el ala dura del PRO a Horacio Rodríguez Larreta lo llegaron a acusar de "colaboracionista". "Horacio, cuando hubo que diferenciarse por la salida de los presos salió a hablar. No va a diferenciarse por diferenciarse, cuando estamos coordinando todos los operativos", lo defienden en su entorno.
Mauricio Macri se va a tener que buscar un hobbie. Hace un mes que no hay reuniones de la mesa chica del PRO, luego de que la última  terminara sin ningún acuerdo. Se cansaron de esos encuentros Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal. En definitiva, solo le servían al ex presidente.
 
Tampoco pudo cerrar (como estaba previsto) el ciclo de conversaciones virtuales con el bloque de Diputados del PRO del que participaron Larreta, Vidal y hasta Emilio Monzó. La participación de Macri se suspendió sin nueva fecha. Sin mucho que hacer, la presencia del ex presidente se apaga, mientras el jefe de Gobierno porteño gana protagonismo en reuniones con Alberto Fernandez y anunciando las nuevas medidas de la cuarentena.
 
La última reunión de la mesa chica del PRO fue el 12 de abril y, si bien habían logrado bajar el tono áspero de los encuentros anteriores, se reiteró el desacuerdo instalado en el espacio, que se divide entre quienes tienen responsabilidades de gestión y quienes están planeando un esquema de oposición gurka dura en plena pandemia. Después de eso, resolvieron suspender las reuniones, dado que solo servían para que se hablara en los medios de las internas del espacio.
 

 
La decisión de "espaciar los encuentros" llevó en realidad a su suspensión por tiempo indeterminado (ya va un mes). Macri pretendía mantener la dinámica que tuvo siempre que lideró el espacio de reunir a su mesa chica una vez por semana. El agotamiento de ese esquema muestra que su liderazgo está siendo cuestionado. Y, de hecho, lo deja con poco más que hacer que seguir con el aislamiento en la reposera de la quinta familiar de Los Abrojos.
 
Cristian Ritondo, que está en la misma línea que Larreta y Vidal lo expresó públicamente: "También en lo político, el PRO tiene que hacer una autocrítica y luego abrir el partido.  Estamos en deuda con una autocrítica sana de lo que nos pasó para saber cómo seguir para el futuro. No hay una voz única. Y pretender que alguien de Juntos por el Cambio monopolice la voz opositora es desconocer cómo funciona el espacio", dijo Ritondo en un tiro por elevación a Macri, pero también a la polémica Patricia Bullrich, que intentó sin éxito alinear a la bancada.
 
En tanto, Macri sigue teniendo conversaciones uno a uno con los dirigentes de su espacio y mantendrá un bajo perfil. Tuvo, eso sí, un traspié cuando volvió a la escena pública con la firma de un documento de Mario Vargas Llosa. Según comentan en su entorno, firmó ese documento porque "pensó que pasaría desapercibido". Ahora volvió al silencio.
 
Según Bullrich, es "para no darle al Gobierno la posibilidad de encontrar al enemigo perfecto". Aunque se comenta en el Gobierno porteño, es porque no le queda otra. "No tiene nada para figurar. La pandemia dejó en claro que es un ex presidente y nada más".
 
La Opinión Popular
 
 
Larreta quiere superar la grieta para ser candidato en 2023
 
La anécdota ayuda a delinear la figura. Promediaba la primera década del siglo cuando un joven Horacio Rodríguez Larreta, que por entonces había dejado la militancia en el menemismo tardío para sumarse al armado de Mauricio Macri, entrevistó a un puñado de postulantes para contratar un jefe de prensa.
 
El economista fue desde el primer momento una pieza clave del espacio comandado por Macri, a quien ya en 2003 acompañó en la fórmula, la primera vez que intentaron la jefatura de gobierno porteña, pero Propuesta Republicana, como se llamaba el PRO en esos años, no dejaba de ser uno de los muchos pequeños y medianos partidos políticos que proliferaron en la Argentina postcrisis. Gobernar la ciudad parecía lejos; gobernar el país, una utopía. La historia tiene curvas caprichosas.
 
A cada uno de los jóvenes que entraban en su despacho para tratar de conseguir el trabajo, Rodríguez Larreta los recibía con la misma pregunta: "Yo quiero ser presidente, contame qué podés hacer vos para ayudarme".
 
Pasaron más de quince años. Macri fue dos veces gobernador de la ciudad de Buenos Aires y después ganó un ballotage para llegar a la Casa Rosada, pero tras una mala gestión las urnas le negaron un segundo mandato.
 
Rodríguez Larreta fue su jefe de gabinete ocho años y luego lo sucedió, tras una rebelión que terminó en una interna victoriosa contra Gabriela Michetti, la favorita del jefe.
 
El año pasado, quedó indemne de la debacle de su partido: los recursos volcados a la capital durante la administración macrista permitieron disimular, en el distrito más rico del país, las penurias económicas que se hacían carne debajo de una capa de pintura amarilla, y con eso (y una oposición anémica) le alcanzó para lograr la reelección.
 
El triunfo le permitió, además, recuperar la pole position en la carrera presidencial dentro de ese espacio. María Eugenia Vidal, favorita del establishment durante el período 2015/2019, cedió ese lugar después de una dolorosa derrota contra Axel Kicillof. El hombre que quería ser presidente cree que llegó el momento.
 
Aunque durante muchos años fue artífice y beneficiario de la llamada grieta, Rodríguez Larreta entiende que es una etapa superada, por ahora. Los coletazos de la crisis económica que estalló durante el gobierno de Cambiemos, sumado a la pandemia, lo puso ante un escenario en el que la colaboración con Alberto Fernández y con Kicillof ofrece muchas más ventajas que problemas. Con el gobernador bonaerense, aseguran en ambos equipos, existe un entendimiento rápido en asuntos de gestión.
 
El vínculo con el Presidente es más natural. No existía una relación estrecha, pero ambos vienen del mismo caldo de cultivo político: el peronismo porteño de los 90s, un ecosistema en común que compartieron con figuras que hoy ocupan buena parte de la primera plana.
 
Nombres como Víctor Santa María, Diego Santilli, Cristian Ritondo o Juan Manuel Olmos son recurrentes en ambas biografías. La apuesta por la cooperación puede estar forzada por las circunstancias pero encuentra en sus protagonistas la predisposición necesaria para el éxito. No es poco.
 
El principal obstáculo en el camino de Rodríguez Larreta es el propio Macri. Desde su aislamiento, el expresidente conduce el ala dura de Juntos por el Cambio, que desde hace varios meses tiene su propia deriva, lejos de la de los opositores con responsabilidad de gobierno.
 
La relación tuvo un punto de no retorno antes de la pandemia: corría el mes de febrero cuando los chispazos comenzaron, a través de los mensajes que llevaba y traía, entre Parque Patricios y Vicente López, el exsecretario de la presidencia, Fernando De Andreis. Hubo, luego, un almuerzo a solas, para recortar las asperezas. Fue en el Hotel Faena y terminó mal.
 
El expresidente ratificó su voluntad de mantener la conducción opositora e incluso dio a entender que no descartaba ser candidato en 2023. El alcalde le informó que ya estaba trabajando para ser él la alternativa al peronismo en las próximas elecciones, con o sin su apoyo. A juzgar por lo que pasó entre ambos a partir de ese encuentro, deberá hacerlo sin.
 
La pelea entre dos ex socios y amigos tiene un fuerte componente simbólico, porque ambos disputan la conducción del espacio que construyeron a la par durante una década y media. Y también una prenda más tangible, sacando la todavía difusa sucesión presidencial: la continuidad del gobierno en la propia ciudad de Buenos Aires, el núcleo del poder PRO y el último refugio de esa generación de dirigentes para reconstruir un proyecto político nacional.
 
Sin un número puesto, porque ni Rodríguez Larreta ni Santilli, su vice, pueden estar nuevamente en la boleta en 2023, Macri apuesta por recuperar ese espacio para un dirigente de su riñón y piensa en Patricia Bullrich (otra anotada para ir por la presidencia) o Guillermo Dietrich.
 
En el gobierno porteño se había anotado el jefe de Gabinete, Felipe Miguel, pero no tiene éxito en instalarse como "el Larreta de Larreta". Por estos días, el alcalde sigue atento el desempeño público de su ministro de Salud, Fernán Quirós. Las consultoras que trabajan con el GCBA ya comenzaron a medirlo.
 
El conflicto entre halcones y palomas amenaza con escalar en el escenario de las renovadas sesiones del Congreso, que se reanudarán esta semana, de manera virtual. La convivencia al interior del bloque del PRO en la cámara de diputados es tan tensa que la semana pasada se suspendió una videoconferencia que iba a tener Macri con todos los legisladores de esa bancada. Aunque el diálogo entre Macri y Rodríguez Larreta está interrumpido desde aquel almuerzo, el alcalde recibió hace unos días en su despacho a Bullrich, que funge como delegada del expresidente.
 
En lo único que acordaron fue en bajarle el tono a la confrontación pública; sobre las cuestiones de fondo aún no hay concordia. Las dificultades de Sergio Massa para poner en marcha el sistema de votación remota y la demora en la presentación del proyecto de impuesto extraordinario a las principales fortunas que impulsa bloque oficialista les brinda un tiempo de descuento para saldar diferencias antes de que las asperezas internas deban quedar expuestas en público en una votación del parlamento.
 
El jefe de gobierno porteño tiene problemas más concretos. La ciudad de Buenos Aires es el distrito donde el coronavirus más se ensañó. Con una salvedad: el epicentro se desplazó de los barrios ricos del norte, que recibían casos importados al comienzo de la pandemia, a las villas miseria, donde prolifera el contagio por conglomerado de familias sin condiciones para contener el avance de la enfermedad. El caso del barrio Padre Mugica es paradigmático: muchos habitantes estuvieron sin agua durante casi dos semanas y sin luz en los últimos días.
 
Esta semana, el ministerio de Salud de la Nación tuvo que desembarcar con un operativo para realizar rastreo y aislamiento. De 119 sospechosos que detectaron, 64 dieron positivos. La situación, al parecer, no es mejor en la 1-11-14, donde comenzará a desplegarse el mismo programa a partir de mañana.
 
Según un informe del investigador del Conicet Rodrigo Quiroga, a pesar de contar con los recursos, CABA es uno de los distritos del país que menos rastrea contactos de los enfermos. Sin dar ese paso, es imposible ganarle la batalla al coronavirus.
 
Por Nicolás Lantos
 
Fuente: El Destape
 

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26-10-2025 / 10:10
La elección de legisladores a nivel nacional tiene un doble peso: además de renovar el Congreso, será un plebiscito para Javier Milei. Las escuelas ya están abiertas. Las urnas esperan. Este domingo 26 de octubre, la Argentina decide mucho más que 24 senadores y 127 diputados nacionales. En esta jornada, el veredicto de 36 millones de electores funcionará como un plebiscito ineludible sobre la desastrosa gestión de Milei que, con la lengua afuera, está desesperado por mostrarle algo a Donald Trump.
 
El Gobierno, que hace poco pronosticaba un amplio triunfo en todo el país, llega a las elecciones con corrida cambiaria, escándalos de corrupción, una interna que lo paraliza y la difícil tarea de defender el 55% de 2023 y evitar que toda la atención se concentre en la provincia de Buenos Aires. Aun así, aspira a un resultado que le permita a Trump sostener su inédita intervención imperialista. En ese escenario, la oposición busca poner freno a la destrucción nacional que impulsa Milei.
 
En una jornada crucial, sin PASO y con el debut absoluto de la Boleta Única de Papel, los comicios legislativos reconfigurarán el centro de gravedad de la política nacional. El resultado no solo moldeará el Congreso que asumirá el 10 de diciembre, sino que definirá la gobernabilidad inmediata, la proyección de un Gobierno que viene de meses a la defensiva y los liderazgos de una oposición que ya mira hacia 2027.
 
El oficialismo, con La Libertad Avanza como única fuerza presente en los 24 distritos, llega a esta cita con una ventaja estructural: no pone bancas en juego en el Senado y solo renueva dos en Diputados. Su representación crecerá sí o sí. Sin embargo, el presidente y su ministro más poderoso, Luis Caputo, calificaron esta elección como más determinante que la presidencial de 2027.
 
La apuesta es alta. El crecimiento libertario se dará, en buena medida, a expensas de sus propios aliados. El PRO, socio electoral en distritos clave como Buenos Aires y CABA, pone en juego 21 de sus 35 bancas y ya cedió espacios y cabezas de lista a LLA. El Gobierno incluso puso en la cancha a dos ministros: Patricia Bullrich, como candidata a senadora por la Ciudad, y Luis Petri, como cabeza de lista en Mendoza.
 
Frente a ellos, el peronismo estrena a nivel nacional el frente Fuerza Patria, la marca que lo llevó a una victoria aplastante en la provincia de Buenos Aires el 7 de septiembre. Pero este sello solo se repite en 13 provincias. De fondo, se disputa el liderazgo interno entre el gobernador Axel Kicillof, arquitecto del desdoblamiento electoral, y Cristina Kirchner, quien se opuso a esa estrategia. Cualquier resultado ajustado en el distrito que alberga al 40 por ciento del padrón puede reactivar una interna apenas contenida por la disciplina electoral.
 
Un tercer actor busca quebrar el duelo bipolar. Seis gobernadores -de Santa Fe, Córdoba, Chubut, Santa Cruz, Corrientes y Jujuy- conformaron el frente Provincias Unidas con la ambición de erigirse como una opción de poder real. Su performance, especialmente la de Córdoba, un feudo clave para Milei en 2023, pesará en la interpretación final del resultado nacional.
 
Lo que está en juego trasciende las bancas. Para el Gobierno, se trata de asegurar al menos un tercio del Congreso para ahuyentar el fantasma de un juicio político y garantizar la viabilidad de sus decretos de necesidad y urgencia y sus vetos. Su ambición máxima es un Congreso más amigable para impulsar reformas laborales, tributarias y previsionales.
 
Pero el resultado de hoy hará más que definir números. Dentro de la Rosada, dirimirá la interna sorda entre el armado político de los "Menem" que reportan a Karina Milei vs Santiago Caputo. Y fuera del país, las miradas están puestas en Washington. Trump ya advirtió: si Milei no gana, Estados Unidos no será "tan generoso" con la Argentina.
 
La Opinión Popular
 

25-10-2025 / 10:10
En el contexto de una furiosa batalla mundial por el control de chips, de tecnología de baterías de litio y nuevas fuentes de energía, la designación de Pablo Quirno como canciller, un economista sin experiencia en la diplomacia, pero relacionado estrechamente con el fondo de inversiones JP Morgan, dio pistas sobre las garantías requeridas a cambio de la intervención financiera del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
 
El diario The Wall Street Journal publicó que el apoyo de Estados Unidzos a Javier Milei se basa en el interés por conseguir nuevas fuentes de aprovisionamiento de uranio. El uranio argentino está en la mira. "Ha quedado dolorosamente claro que Estados Unidos se ha vuelto demasiado dependiente de fuentes poco fiables de minerales, productos y manufacturas críticas, todas ellas esenciales para nuestra seguridad nacional", explicó a mediados de octubre de este año Jamie Dimon, cabeza de este grupo que especula con bonos en Wall Street y en todo el mundo.
 
Dimon formuló estas declaraciones al presentar el informe Security and Resiliency Initiative, el ambicioso programa de inversiones del JP Morgan. En ese comunicado, Dimon se refirió concretamente a la estrecha ligazón de la institución financiera que dirige, con la seguridad nacional y los intereses económicos de los Estados Unidos. No es una empresa alejada de la política, sino que sus metas coinciden abiertamente con las de Estados Unidos como potencia hegemonista.
 
El concepto de "poco fiables", aludió básicamente a China, Rusia y otros países asiáticos. Cuando el presidente estadounidense Donald Trump anunció que aplicaría aranceles abusivos a los productos chinos, la respuesta de los agredidos fue suspender las compras de soja y la venta de tierras raras. China compraba el 50 por ciento de la soja norteamericana y los abastecía con la mayor parte de las tierras raras que insume la industria electrónica.
 
Con una política de defensa del interés nacional, Argentina tiene posibilidades de inserción en ese escenario tan complejo porque, además de la producción de alimentos, tiene riqueza en el litio que consumen las baterías de la industria electrónica y además tiene reservas de uranio y un desarrollo nuclear propio con capacidad de exportación de reactores con tecnología desarrollada en el país.
 
El concepto de "poco fiables" para la seguridad nacional de los Estados Unidos le agrega otra condición a cualquier negociación con el JP Morgan en las áreas que ellos han definido, como el litio y la energía nuclear. El concepto implica que los Estados Unidos tienen que tener control sobre "esos productos esenciales para nuestra seguridad nacional".
 
Argentina es un país independiente, no es otra estrella en la bandera de los Estados Unidos. Además, es un país democrático. Mañana puede cambiar el gobierno. La pregunta es cuáles serían entonces las medidas que exige el JP Morgan para que sean "fiables" las concesiones que haga la política entreguista de este gobierno.
 
Estados Unidos está perdiendo suministros estratégicos a manos de sus competidores y parece decidido a reemplazarlos por otras fuentes en América Latina. Y para eso necesita impedir el desarrollo local de industrias que incorporen valor agregado a sus riquezas naturales.
 
En esa visión del mundo, en la que América Latina funcionaría como una cantera de materias primas para salvar al hegemón de su decadencia, resulta inconcebible, y hasta lesivo para ellos, que Argentina desarrolle una industria nuclear de punta y competitiva. El país tiene grandes reservas de uranio sobre todo en la provincia de Chubut, y también en Mendoza, Río Negro, La Rioja y Salta.
 

24-10-2025 / 07:10
Donald Trump, JP Morgan y el FMI apuntalan un modelo anarco capitalista que se derrumba. Con el dólar contenido artificialmente y un salto en el endeudamiento, el gobierno de Javier "el Loco" Milei llega arrastrándose a las elecciones legislativas. El capital extranjero y el gran empresariado local preparan una nueva ofensiva contra los trabajadores. La confusión es mayúscula; la desconfianza, también. Solo el voto al peronismo puede enfrentar este proyecto de saqueo y entrega.
 
A solo días de las elecciones legislativas del 26 de octubre, el nuevo informe de Trespuntozero marca una tendencia clara de recuperación del voto peronista, en contraste con el estancamiento del oficialismo libertario. Según los datos, Fuerza Patria (FP) alcanza el 46,2 por ciento de intención de voto nacional, frente a un 40 por ciento de La Libertad Avanza (LLA). Milei llega al 26 de octubre sostenido solo por los yanquis.
 
El sondeo, realizado en seis provincias clave (Buenos Aires, CABA, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Tucumán) más un muestreo nacional complementario, deja ver que la gestión de Javier Milei acumula un 54 por ciento de imagen negativa y apenas un 42 por ciento positiva, con caídas en casi todos los distritos principales
 
En la provincia de Buenos Aires, Jorge Taiana (FP) se consolida con el 47,1 por ciento, superando a Diego Santilli (LLA), que apenas llega al 38,7 por ciento. En Santa Fe, la candidata peronista Caren Tepp achicó la distancia con el libertario Agustín Pellegrini, situándose en un 32 por ciento frente al 34,6 por ciento, en un distrito históricamente adverso para el PJ
 
Para la Casa Rosada, Córdoba es otra vez la madre de todas las batallas. Si ganan la provincia mediterránea pueden evitar el papelón de presentarse como la fuerza que representa la iniciativa privada y perder en el corazón productivo del país real (Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe).

El estudio también revela un dato clave: el 73,3 por ciento del electorado afirma tener "muchas ganas" de ir a votar, lo que podría favorecer a los espacios opositores tras un año de malestar social y ajuste económico. "El 50 por ciento de los argentinos llega a fin de mes usando ahorros o endeudándose", advirtió Raúl Timerman, quien señaló que la pérdida del poder adquisitivo es el principal motor del voto castigo.

La encuesta expone un creciente desencanto con el modelo económico libertario, que se refleja tanto en los indicadores de gestión como en la caída de intención de voto en Córdoba, Mendoza y Tucumán. En palabras de Timerman, "la adhesión al peronismo aumentó discretamente, la de LLA se estancó y lo que se redujo fue el universo de indecisos".

Los datos consolidan una tendencia que preocupa al desquiciado Milei en la recta final: la elección se nacionalizó alrededor del malestar económico, y los números muestran que su narrativa de recuperación pierde fuerza frente al voto opositor. Es horrible todo lo que está pasando y se huele el miedo en el oficialismo. El caos consume a un gobierno sin plan y sin cabeza. El Presidente no conduce. Nadie conduce. La anarquía, de novedad virtuosa pasó a virus letal. 

La Opinión Popular
 

23-10-2025 / 08:10
En el ocaso de una campaña sin épica, Javier "el Cipayo" Milei enfrenta el miedo más grande de su propio gobierno: quedar sin el tercio legislativo que sostiene su poder político seudo democrático. El que hace un año prometía "refundar la Argentina", llega a la elección del 26 de octubre devaluado, aislado y con un discurso cada vez más errático, mientras las encuestas anticipan una caída que podría dejar a La Libertad Avanza sin capacidad de defensa en el Congreso.
 
Consultado por Guillermo Andino sobre qué consideraría un "buen resultado", el presidente no habló de ganar ni de convencer, sino de sobrevivir: "Uno que me asegure un tercio en la Cámara, que es una pared de defensa", admitió Milei, resignado a celebrar un empate como si fuera un triunfo. Esa "pared" es lo único que separa al Gobierno anarco capitalista del colapso institucional. Sin ese tercio, el oficialismo perdería poder de veto sobre leyes opositoras, vería caer sus DNU y hasta quedaría a tiro de un eventual juicio político, algo que hoy se comenta en voz baja en despachos peronistas y radicales.
 
Según un informe elaborado por el politólogo Gonzalo Taboada, el Gobierno solo mantendría control con un 39 por ciento de los votos, cifra que nadie se anima a pronosticar. En el escenario más optimista, Milei llegaría a 104 diputados sumando el PRO y algunos gobernadores aliados; pero con un resultado más realista, cercano al 32 por ciento, el oficialismo quedaría a merced de bloques provinciales y de una oposición fortalecida, con 109 bancas y capacidad de bloquear cualquier iniciativa presidencial.
 
En el peor escenario, con un 30 por ciento o menos, La Libertad Avanza ni siquiera lograría conformar el tercio propio ni sumando al PRO, lo que significaría una catástrofe política. "Una elección de 30 por ciento o menos es el número del abismo", señaló Taboada. "En ese escenario el Gobierno dependería de los árbitros, perdería autonomía y quedaría sin margen de maniobra".
 
La situación no sorprende a quienes observan el deterioro del poder libertario. El desquiciado Milei, que se soñó emperador, terminó mendigando apoyo a Donald Trump, mientras su ministro de Economía intenta contener una recesión que ya acumula dos años consecutivos, con inflación persistente y un dólar que sigue escalando.
 
A la crisis económica se suma una soledad política creciente. Karina "la Coimera" Milei se atrincheró en la Secretaría General, Santiago Caputo perdió influencia y el vínculo con los gobernadores aliados se tensó al extremo. El PRO ya no se comporta como socio, sino como tutor de un Gobierno que no logra ordenar su propia tropa.
 
La estrategia electoral del oficialismo se limitó a campañas de miedo, spots improvisados y discursos cargados de enojo, sin propuestas ni respuestas ante el descontento social. Milei dejó de hablar de "reformas estructurales" para conformarse con conservar la silla presidencial y evitar el aislamiento total.
 
"Pasar de un balotaje con 55 por ciento a una legislativa que arranque con un 20 y pico sería un golpe devastador", reconoció un operador libertario que, en privado, admite que el Gobierno festejará si logra un empate técnico. La foto final podría marcar un antes y un después. Si Milei no alcanza el tercio, su relato de liderazgo "anticasta" trucho quedará pulverizado y su futuro político dependerá de los mismos actores a los que prometió "dinamitar". La elección del domingo, más que una prueba electoral, será un plebiscito sobre su propia capacidad de gobernar.
 
La Opinión Popular
 

22-10-2025 / 11:10
A cinco días de las elecciones legislativas de medio término, la economía argentina volvió a quedar atrapada en un torbellino de tensiones cambiarias y el Banco Central debió volver a intervenir para que el dólar mayorista no superara el techo de la banda de flotación.
 
Ni las intervenciones del Tesoro de Estados Unidos, ni la firma del swap con Washington, ni el anuncio de una recompra de bonos alcanzaron para calmar la incertidumbre del mercado, que se mueve bajo una sola lógica: cubrirse como sea ante el riesgo electoral, aun pagando precios récord por el dólar y desarmando posiciones en acciones y bonos soberanos.
 
El sueño de Javier "el Cipayo" Milei de conseguir un megacrédito internacional empieza a tambalearse. Los gigantes financieros de Wall Street pusieron el freno y exigen garantías concretas antes de liberar los 20 mil millones de dólares prometidos. En la Casa Rosada, el discurso libertario suena fuerte, pero los bancos no compran humo: quieren saber quién paga si el país vuelve a tropezar con su historia de impagos.
 
El plan oficial buscaba armar una línea de financiamiento para reforzar reservas y dar aire al Gobierno, pero el entusiasmo se pinchó rápido. Desde el JP Morgan hasta el Citi, todos coincidieron en algo: Argentina necesita mostrar activos reales o un respaldo estatal sólido, algo que Milei se resiste a ofrecer en su cruzada contra el "Estado elefante".
 
La tensión se siente en los despachos. Mientras el ministro Luis "Toto" Caputo negocia contrarreloj, los operadores financieros miran los indicadores y ven lo mismo que los argentinos: un déficit que sigue sin cerrarse y un dólar que sube como fiebre sin Paracetamol. Cada día sin definición profundiza la desconfianza y pone más presión sobre el presidente, que esperaba anunciar el acuerdo como una victoria política.
 
Para los banqueros, el problema no es ideológico sino contable. Quieren garantías, y las quieren por escrito. Sin eso, los 20 mil millones seguirán siendo una promesa tan etérea como las teorías de "mercado libre" que Milei repite frente a los micrófonos. En el país ya se habla de "default técnico disfrazado de negociación", y los rumores empujan los bonos argentinos a la baja.
 
Desde su entorno intentan minimizar la situación, pero las fuentes financieras son tajantes: el préstamo no está cerrado y no lo estará hasta que el Gobierno muestre números concretos. Entre tanto, en los pasillos del poder ya suena un murmullo incómodo: "Si ni los bancos le creen, ¿Quién va a prestarle a la Argentina?"
 
El Banco Central tuvo que vender divisas de las reservas, ya casi exhaustas, para que la demanda mayorista no hiciera volar el techo de la banda cambiaria. Los anuncios oficiales pasan desapercibidos.
 
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