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“Hay que hacer creer al pueblo que el hambre, la sed, la escasez y las enfermedades son culpa de nuestros opositores… y hacer que nuestros simpatizantes lo repitan en todo momento”. De Joseph Goebbels a Javier Milei
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Entre Ríos - 06-04-2020 / 23:04
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL

Del gesto de los funcionarios en marzo al ajuste en abril

Del gesto de los funcionarios en marzo al ajuste en abril
Lo real es que ya nadie piensa los recortes como “gestos” sino como ajuste, consecuencia de la falta de recursos mínimos para cubrir las nóminas salariales. Lo concreto es que el desplome de la recaudación y la abrupta baja de la coparticipación de impuestos son tan dramáticos que el pago de sueldos de abril no está garantizado.
La cuarentena rigurosa, dispuesta -y acatada- para evitar una aceleración descontrolada de los casos de coronavirus, parece estar logrando su cometido a nivel sanitario. Pero sus consecuencias económicas y sociales empiezan a sentirse en Entre Ríos, tanto en el sector privado como en el Estado.
 
La decisión acertada de Alberto Fernández fue priorizar la salud. El gobierno de Gustavo Bordet la respaldó, asumiendo el costo de numerosas acciones; ahora es el momento de compartir también los recursos para contener la crisis. En el Estado, básicamente se vive una situación similar a la que enfrenta el sector privado: total caída de ingresos, dificultades crecientes para sostener los gastos mínimos, reclamos de asistencia en alza y la certeza de que será casi imposible cubrir los sueldos de abril.
 
Tanto Bordet como la mayoría de los intendentes de la provincia esperan que la solución provenga de la Nación, más precisamente de la Casa de la Moneda: consideran que la emisión monetaria -con el consecuente riesgo de mayor inflación- es el mal menor frente a la magnitud del problema que ya se vislumbra y que se profundizará en las próximas semanas. También la oposición racional lo comparte. Del mismo modo, no es sólo un planteo local, casi todas las provincias están en esta situación financiera asfixiante.
 
En marzo, la clase política entrerriana pensaba en la reducción de los sueldos más altos como un "gesto" a una sociedad sumida en la incertidumbre económica y el miedo. Así fue como el Estado Provincial y numerosos municipios aplicaron recortes en los haberes de funcionarios y concejales.
 
Ahora, de no llegar la significativa asistencia financiera que las provincias reclaman, hay quienes especularían en la Casa Gris, que tendrán que terminar anunciando que habrá topes salariales, y que no serán sólo para funcionarios: la magnitud y las escalas de esa reducción estarían en análisis y dependerían, básicamente, de los recursos que se logre reunir hasta mediados de mes.
 
Lo real es que ya nadie piensa los recortes como "gestos" sino como ajuste, consecuencia de la falta de recursos mínimos para cubrir las nóminas salariales. Lo concreto es que el desplome de la recaudación y la abrupta baja de la coparticipación de impuestos son tan dramáticos que el pago de sueldos de abril no está garantizado.
 
Si el rojo en las cuentas se profundiza y no encuentra alivio, la Provincia no analizaría sólo el ajuste sobre los salarios más altos, sino un esquema que puede involucrar a otros empleados de la administración mediante un tope salarial transitorio. Si eso ocurre, el rojo de la Caja de Jubilaciones será más pronunciado y también las jubilaciones altas entrarían en el análisis. La reacción gremial es el gran interrogante. Algunos sindicalistas asumen, en privado, que sin actividad y sin recursos, los límites de la protesta están acotados.
 
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Del gesto de los funcionarios en marzo al ajuste en abril  

Fórmula práctica contra la pandemia
 
El Gobierno de Alberto Fernández encontró una fórmula efectiva para luchar con la pandemia. El plan contenía lineamientos sanitarios y políticos: una cuarentena rigurosa, como pocos países aplicaron hasta el momento; el liderazgo del Presidente, sereno pero firme; y la colaboración de un sector de la oposición, la que tiene responsabilidad de gobierno. Los puntos débiles eran el impacto negativo en la economía y las dudas sobre el comportamiento de la población.
 
Las medidas de aislamiento obligatorio demostraron efectividad para aplanar la curva de contagios, evitar desbordes en el sistema sanitario y en definitiva, salvar miles de vidas. Con algunos sobresaltos, ese plan se cumplió en buenos términos hasta la semana que pasó. Tanto, que la imagen del Presidente pegó un salto en las encuestas y el Gobierno afirmó que el "modelo argentino" de combate contra el COVID-19 ya estaba siendo estudiado en el mundo.
 
Tras el anuncio de la extensión de la cuarentena, la oposición antiperonista evaluó en silencio sondeos de opinión muy favorables para el presidente Fernández. La encuestadora Poliarquía midió entre el 27 de marzo y el 2 de abril. En 40 localidades relevó 3746 casos. La aprobación del accionar presidencial frente a la pandemia llegó a un récord de 82 puntos, 34 más que a principios de marzo.
 
Casi un 90 por ciento de la muestra estuvo de acuerdo con la prórroga del aislamiento. La mitad expresó una opinión más optimista sobre la prevención de la pandemia. La otra cara de la moneda: un porcentaje igual se mostró muy preocupado por el impacto económico negativo de la cuarentena.
 
Por su parte, la consultora Giacobbe y Asociados informó: "La imagen positiva de Alberto Fernández creció treinta puntos, de 37.7% a 67.8%. Su imagen negativa retrocedió de 45.5% a 12.5%. Ante el riesgo, la ciudadanía argentina configuró un padre protector a quien defender, tanto en términos personales como en términos de las políticas de Estado que está implementando".
 
Pero ningún país paralizado es viable, porque más tarde o más temprano se quedaría sin recursos y expondría a su población a una crisis social con efectos todavía más negativos que la propia pandemia. La parálisis económica tiene un costo elevadísimo: el Banco Central emitió 490.000 millones de pesos en marzo para afrontar las consecuencias del coronavirus. Y el "plan cuarentena" ya empieza a ser reformulado.
 
De allí la necesidad urgente que enfrentan no solo la Nación y las provincias sino también los privados, de elevar el escasísimo nivel de actividad que muestran prácticamente todas los sectores de la economía desde el inicio de la cuarentena el 19 de marzo.
 
Una conferencia virtual que convocó a autoridades provinciales y a dirigentes del sector empresarial dejó dos datos que dan cuenta de los efectos que está generando el confinamiento obligatorio en los estados y en el sector privado: la coparticipación cayó más del 25% y la recaudación propia se redujo en porcentaje similar, mientras que desde que se reabrió el clearing bancario, el 26 de marzo, 82% de los cheques que se intentaron depositar fueron rechazados por falta de fondos.
 
Pero esta necesidad imperiosa que la rueda de la economía vuelva a girar no debe, bajo ningún concepto, favorecer el contagio del virulento COVID-19, porque ello implicaría echar por tierra todos los esfuerzos que el país ha hecho hasta ahora para mantener a raya a la enfermedad. ¿Cómo atravesaremos el pico de la pandemia? ¿Como China, o como España, Italia, EEUU, Ecuador?
 
En esta etapa de su desarrollo en Argentina, la pandemia impone a los gobiernos la prioridad de mantener la guardia alta frente a la amenaza del virus, pero trascurrida una quincena de confinamiento obligatorio y con poco más de una semana todavía por cumplir, empieza a hacerse cada vez más imperiosa la necesidad de volver a generar ingresos.
 
El Gobierno nacional piensa en una salida progresiva de la cuarentena y ya avanzó en ese sentido esta semana exceptuando a ocho actividades del confinamiento obligatorio. Durante la cuarentena, el Presidente acumuló en sus manos un poder inédito. Ahora debe usarlo para salir de la parálisis. Argentina es un país más fácil de parar que de poner en marcha.
 
Alberto y sus equipos seguirán en contacto esta semana con especialistas en salud y referentes empresariales y sindicales para avanzar en la liberación de más actividades a partir del 13 de abril, después de la Semana Santa. Pese a ello, hasta ahora las escuelas y las fronteras seguirán cerradas por algún tiempo más.
 

Del gesto de los funcionarios en marzo al ajuste en abril
 
Derivaciones de una abrupta caída
 
A los ministros de Economía provinciales que participaron de la videoconferencia con funcionarios nacionales se les puso la piel de gallina cuando uno de ellos lanzó algunas proyecciones casi apocalípticas sobre el rumbo económico.
 
En medio del silencio general, uno de los técnicos más encumbrados de la Casa Rosada lanzó su diagnóstico: estamos frente a la caída económica más abrupta, a nivel global, desde la Segunda Guerra Mundial. El coronavirus ha causado estragos en el planeta.
 
En el caso particular de la Argentina, algunos miembros del gabinete nacional sostienen que, este año, el Producto Bruto Interno (PBI) puede llegar a caer un 5%. Tras esa evaluación, el silencio fue más evidente. Sin embargo, la pregunta se caía de maduro.
 
Si esos son los escenarios base entonces, ¿cuál puede llegar a ser la proyección de la recaudación de impuestos coparticipables? Nadie puede contestar aún esa pregunta. Los recursos transferidos a todas las jurisdicciones alcanzaron los $ 136.848 millones. Al considerar los efectos de la inflación, esto significa una caída del 11,3% de la coparticipación en términos reales, indica un reporte del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).
 
Los aportes a través de la caja de los Adelantos del Tesoro Nacional (ATN) resultan escasos y van sólo destinados a salud y seguridad. Con esa realidad chocaron los ministros de Hacienda de las provincias y no hay más pistas sobre otras erogaciones. Los compromisos apremian en medio de escenarios como el actual.
 

Del gesto de los funcionarios en marzo al ajuste en abril
 
¿Por dónde pasa la solución financiera?
 
En épocas de coronavirus, la falta de recursos en la Provincia es el peor de los escenarios financieros porque hubo que redistribuir partidas para gastos en salud, con el fin de dotar a los hospitales de los insumos necesarios para prepararse frente la situación que se avecina. ¿Por dónde pasa la solución? La mayoría de los gobernadores le hizo saber al Presidente, que, sin asistencia federal, no será posible pagar los salarios a los empleados públicos.
 
El gobernador entrerriano juega fuerte en la crisis, en todas las canchas. No interrumpió sus salidas; bajó el sueldo de todo el Poder Ejecutivo; pasó de estar jaqueado por las paritarias a moverse con soltura. La Nación puede emitir pesos (y las provincias pueden emitir cuasimonedas), lo cual en enero hubiera sido considerado catastrófico por buena parte de la opinión pública, que ahora no lo vería tan mal.
 
Bordet fue uno de los primeros mandatarios de provincia en adoptar medidas drásticas ante la pandemia, incluso antes de lo que dispuso la Nación. Deberá seguir actuando en consecuencia pero sorteando las dificultades financieras que bien le va marcando su equipo de gestión.
 
Realizó Bordet algunos gestos de austeridad que pueden ser simbólicos frente a un Estado que necesita más de $ 150.000 millones al año para funcionar (cerca de $ 100.000 millones en salarios). Uno de ellos es la retención de parte de los sueldos a los funcionarios jerárquicos y legisladores provinciales.
 
El Poder Judicial entrerriano pareciera estar fuera de compás con los tiempos de emergencia de la peste. Sólo los jueces del Superior Tribunal, y nadie más que ellos, están donando el 15% de los salarios. Y gozan de salarios de seis cifras, libres de impuestos a las ganancias y con inamovilidad de sus cargos, hasta que la muerte los separe.
 
Pero con gestos no alcanza. Los gobernadores quieren que la Nación imprima más billetes para financiar gastos salariales en sus distritos. La respuesta está pendiente. La amenaza es apelar a las cuasimonedas o bonos, algo que la Casa Gris querría evitar.
 
Sostienen que, a diferencia de la grave crisis de 2001-2002, cuando la Nación se veía dificultada para emitir como consecuencia de la salida de la convertibilidad, en esta oportunidad la ayuda económica nacional debería ser la adecuada para evitar que vuelva a presentarse esa suerte de festival de bonos provinciales para hacer frente a la crisis.
 
La cirugía mayor sería aun más grave: hay distritos que sugieren poner un tope salarial transitorio a aquellas franjas de estatales que cobran, por ejemplo, por encima de los $ 60.000 mensuales. Cuando el río suena...
 
En apenas un mes, las discusiones pasaron de ponerles un techo a las subas salariales a la incertidumbre de cómo pagar sueldos. Y con la crisis, la presión sindical cede: no pueden hacerse paros donde todo está parado.
 

Del gesto de los funcionarios en marzo al ajuste en abril
 
Posible salida gradual de la cuarentena
 
Después de haber anunciado el domingo pasado la continuidad de las medidas de aislamiento social obligatorio hasta el 13 de abril, el presidente Fernández abrió el debate para analizar la posible salida de la cuarentena. Lo hizo a través de una conferencia virtual con los gobernadores, oportunidad en la que Bordet planteó la necesidad urgente de avanzar en medidas firmes para apuntalar la reactivación de la economía sin incurrir en riesgos sanitarios.
 
Tanto la Provincia como los municipios avanzan en el control de gastos, ante la certeza que en abril el desplome de la recaudación será casi total. Ni la Afip, ni Rentas, ni el municipio de Paraná hicieron grandes esfuerzos a nivel de exenciones tributarias, pero la realidad es que la parálisis productiva se tradujo en el cese casi automático de ingresos.
 
Todo indica que en las próximas semanas será el Estado el que hará más exenciones y postergaciones de vencimientos que eviten la mora generalizada esa falta de pago que ya registran las arcas fiscales. No es mucho más lo que pueden ofrecer las administraciones que comparten la misma realidad que sus contribuyentes.
 
Desde el oficialismo entrerriano entienden que bajo las condiciones imperantes, la salida más directa implica que el Banco Central eleve la emisión monetaria para reducir rápidamente los déficits de las provincias y de los municipios, pero también de las pymes y los trabajadores cuentapropistas. 
 

Del gesto de los funcionarios en marzo al ajuste en abril
 
Resolviendo lo urgente
 
Bordet admitió que las finanzas de la provincia "están muy mal, como también lo está la economía en general en el país; porque el hecho de no tener actividad muchos sectores comerciales, industriales, supone una enorme pérdida y se ve perjudicada la fuente de trabajo. Si uno toma el sector turístico, donde hay restaurantes, hoteles que están cerrados desde hace semanas, hay mucha angustia en la gente de si va a tener su empleo a fin de mes y si va a cobrar o no el salario a fin de mes".
 
"El 70% de los comercios hoy están cerrados y hay una situación económica realmente muy preocupante, más allá de la salud", reconoció Bordet y afirmó que "esto también repercute en las finanzas provinciales, porque nadie paga impuestos, y al no pagar impuestos cuesta hacer frente a los salarios", dijo.
 
En el gobierno provincial destacan que la caída fiscal es de proporciones seriamente preocupantes y no hay certeza de en cuánto se piensa asistir desde la Nación a las provincias. En mayor o menor medida todas ellas están en el mismo callejón de difícil salida.
 
Aguardan también otro foco de problemas: tarde o temprano la Provincia deberá asistir a no pocas intendencias para que puedan pagar sueldos. Y reactivos y camas no pueden faltar cuando se produzca el pico de contagios.
 
En los entrerrianos hay impaciencia por algún afloje de la cuarentena luego de Semana Santa. Sostienen la idea que la economía no puede seguir en un parate total y mortífero que en términos prácticos está haciendo estragos en los ingresos fiscales. La situación es, simplemente, insostenible.
 
Parte de ese cuadro desolador podría profundizarse con la decisión de la propia administración de postergar vencimientos en el Inmobiliario y fundamentalmente en Ingresos Brutos, el tributo que refleja como ninguno la actividad económica y que explica casi el 70 por ciento de los ingresos propios. El resto lo hará una cuarentena que ahora la Nación podría empezar a flexibilizar para dar aire a algunos rubros.
 
El Gobernador es partidario de empezar a salir del parate. Ya puso a trabajar a su equipo en un proyecto de pequeñas obras públicas para desarrollar en los municipios con la idea de despertar a algunos sectores económicos y generar trabajo. Nada más, pero nada menos. Puede que sea una gota en el océano, pero en la Gobernación buscan salir del aislamiento total.
 
La receta debería incluir medidas que por un lado atiendan la pandemia y por otro la economía. El hecho de planificar con anticipación la progresiva salida de la cuarentena no distrajo al Gobierno provincial de la tarea de aportar soluciones al sector privado para transitar de mejor manera el duro presente.
 

Del gesto de los funcionarios en marzo al ajuste en abril
 
Nunca falta un buey corneta
  
El coronavirus puso en pausa los desencuentros de la oposición, entre la UCR y el PRO. Canceló los asuntos políticos en la provincia, al menos en la faz pública. Está claro que la pandemia se enfrenta entre todos y que ningún sector puede salir indemne. 
No es momento de salir a buscar rédito político ni de criticar por criticar.

 
Pero, bien dicen que en la tropa nunca falta el buey corneta. El diputado nacional de Cambiemos y referente opositor, Atilio Benedetti, salió a batir el parche. Se permitió dudar de que la implementación concreta de las medidas anunciadas por el Ejecutivo provincial sea exitosa.
 
"Por ahí se hacen anuncios que a la hora de instrumentarlos no están operativos como deberían. De la misma manera que las autoridades salariales. Se ofrecen líneas crédito y es un peregrinaje de muy difícil solución adquirirlos", cuestionó. Finalmente, expresó que "ojalá todos los funcionarios se preocupen de igual manera por implementar las medidas que por anunciarlas".
 
Parece que algunos prefieren vivir agrietados y no reconocerles virtudes al que piensa distinto; para ellos el defecto siempre está en los otros. No hay la necesaria amplitud. Mala actitud, peor resultado. No sirve para enfrentar la crisis, porque s
on mensajes que puedan dividir a la sociedad que busca defenderse en unidad contra un enemigo común: el COVID-19.

 
Más allá de estos pequeños chisporroteos, atrás quedaron por el momento las rencillas por el poder en las carreras nacional, hacia el Congreso en 2021, y provincial, por la gobernación en 2023. La pandemia puso punto final al año político, tras dos meses y medio.
 
Los dirigentes, de hecho, sostienen que la situación sanitaria no sólo eclipsa las demás sino que además podría cambiar todo el escenario, de acuerdo a cómo transcurran las medidas y el desempeño de la dirigencia durante este tiempo.
 
Los que se fueron lo hicieron con el mote de fracasados e inútiles y los que los sucedieron aseguran que volvieron mejores. Sin embargo, no es el voluntarismo lo que lo determinará, hoy es la pandemia la que conmina a ser mejores, a todos y en unidad de propósitos.
 
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Gustavo Bordet anunció que "llegaron los primeros respiradores de Nación", lo que permitirá, este fin de semana, habilitar el hospital de La Baxada "con 31 camas con respiradores, además de 60 camas para internación, y otras 60 más en la etapa siguiente".
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El monto destinado a cada ración de las partidas para los comedores escolares se incrementará un 35 por ciento a partir de este mes. Así lo anunció el gobernador Gustavo Bordet al visitar este jueves la escuela Las Heras, de Paraná.
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