Entre Ríos - 17-03-2020 / 16:03
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL
Política provincial en los tiempos del coronavirus
La semana política cerró con el gobierno de Gustavo Bordet poniéndose al frente del combate contra el flagelo del coronavirus, que amenaza con jaquear a los entrerrianos en los próximos meses. Emergencia sanitaria, a tono con la Nación, control exigente de lugares bailables y espectáculos populares en la mira, entre otros aspectos que seguramente se profundizarán según el avance del nivel de contagio. En la imagen: Bordet acompañado por las ministras de Salud, Sonia Velázquez, de Desarrollo Social, Marisa Paira, y el presidente del Consejo General de Educación, Martín Müller.
La semana política cerró con el gobierno de Gustavo Bordet poniéndose al frente del combate contra el flagelo del coronavirus, que amenaza con jaquear a los entrerrianos en los próximos meses. Emergencia sanitaria, a tono con la Nación, control exigente de lugares bailables y espectáculos populares en la mira, entre otros aspectos que seguramente se profundizarán según el avance del nivel de contagio.
Sin ningún caso autóctono de la enfermedad todavía confirmado en territorio entrerriano, el Ejecutivo provincial se puso por entero en modo "gestión de crisis", analizando medidas minuto a minuto. "Todo fue vertiginoso. Lo que el lunes parecía una locura, dos días después ya estaba pasando", se sinceró un funcionario muy cercano al Gobernador.
Finalmente, Entre Ríos adhirió al anuncio de Alberto Fernández y decidió suspender las clases en todos los niveles. Bordet resolvió cerrar las aulas hasta el 31 de marzo para disminuir la posibilidad de contagio del Covid-19. Y se avanzó en un plan de contingencia para sostener los comedores escolares. Cualquier medida que se tome en este sentido, dicen en la Gobernación, no afectará los comedores escolares, un sostén clave para enormes sectores de la población.
La irrupción del coronavirus en el país todavía no impactó de lleno en la Provincia pero obligó al Ejecutivo local a dejar de lado los planes de gestión previstos para el corto plazo y concentrar todos los recursos para enfrentar una crisis que no sólo pondrá a prueba al sistema sanitario sino también a la economía provincial.
¿A qué quedará reducida la economía argentina cuando pase el coronavirus? es la pregunta más recurrente y más inquietante, que siempre es el interrogante siguiente a la preocupación por la salud y la vida de los argentinos. ¿Con qué se pagarán los sueldos y los costos fijos a fin de mes? es el interrogante más repetido en el sector privado.
¿Cuántos cumplirán con el pago de impuestos y con qué se saldarán las deudas del Estado? es la duda permanente que afrontan Fernández, Bordet y Adán Bahl, como la inmensa mayoría de los gobernantes del país. Las expectativas sobre la recaudación se derrumban día a día.
¿Fueron acciones tomadas a tiempo o con tardanza? Posiblemente haya posturas antagónicas ante un tema no muy común y de muy difícil abordaje. En gran medida todo está sujeto a las decisiones nacionales, que parecen encarrilarse luego del fallido inicio del ministro Ginés González García, que en enero decía que era muy poco probable que el virus llegase a la Argentina.
El efecto del coronavirus le planteó al Gobierno provincial un gran desafío, pero consideran que el problema fue abordado a tiempo. La idea que mueve a Bordet su equipo consiste, por un lado, en no sobreactuar para no aportar a la sensación de intranquilidad generalizada, tampoco demorar las decisiones que se deben tomar.
La Opinión Popular
Impacto nacional del coronavirus
A la Argentina le aguardan días turbulentos. La irrupción del coronavirus como una realidad que se impuso por peso propio y la inminente propuesta que hará el Gobierno a los tenedores de bonos de la deuda, podrían combinarse para generar un escenario de inquietud que obligará al presidente Alberto Fernández a mantener el equilibrio y reafirmar su liderazgo.
Una pandemia, que dicen que lo habrían fabricado en EE.UU. para perjudicar a China (versión con cierto asidero pero ninguna prueba), de COVID-19, como la llaman los científicos y la OMS, o coronavirus, más popular, puso de relieve algo obvio que muchas veces se pasa por alto. Los argentinos somos parte de la aldea global.
Los gobernantes de todo el mundo dispusieron medidas que dan cuenta de la gravedad de la situación. Se cancelan la crema del transporte aéreo internacional, espectáculos artísticos o deportivos, reuniones masivas de cualquier especie. Se cercan ciudades o regiones. Las movidas alteran la cotidianeidad, los consumos culturales o el ocio de la gente común.
Se atranca la economía, cae a pique el turismo, el deporte de alta competición tropieza en la volteada. El contorno agobia por recesivo y deprimente. El lunes, las 500 empresas que cotizan en Standard and Poor's en la Bolsa de Wall Street perdieron cerca de 2,5 billones de dólares en un día de su valor accionario. Esas empresas han perdido, respecto del valor que tenían hace un mes, un 20%. Para encontrar una caída a una velocidad similar hay que remontarse a la gran crisis de 1930.
En nuestro país se suspenden partidos de fútbol o se juegan sin público local. Se interrumpe la comunicación aérea con buena parte del centro del mundo. La Feria del Libro quedará para mejor oportunidad. La Marcha del 24 de marzo se suspende. Las restricciones se inscriben dentro de la lógica preventiva. Evitar aglomeraciones, focos potenciales de contagio aunque tratando de mantener un piso de normalidad en el día a día.
A pesar que los primeros casos, importados en avión desde Europa, afectaron a población de clase media y alta, cuando el virus circule, la peor parte se la llevarán los pobres, los mismos de siempre. Sólo un ignorante pudo decir que el populismo es más peligroso que el coronavirus.
Todo el equipo del gobierno está elaborando medidas y estrategias para mitigar una crisis que recién comenzamos a vislumbrar. Lo hacen sobre la base de un escenario pesimista. La furia y los gritos provienen del periodismo in the pendiente: Clarín, La Nación e Infobae. Periodistas sacados, sin información en qué basarse, empecinados en meter miedo o cizaña, maltrataron a científicos prestigiosos.
La movilización del 24 de marzo y el turismo receptivo pueden discontinuarse. No así el manejo de la economía, los servicios públicos esenciales, las tratativas por la deuda externa. Los bonos tendrán que pagarse o aplazarse o defaultearse cuando venzan sin que el coronavirus intervenga para dilatar vencimientos o enternecer a los acreedores.
Después de la destrucción neoliberal operada por Mauricio Macri y su lujoso equipazo, es probable que esta crisis deje más muertos por hambre que por enfermedad. En el gobierno ya están trabajando con organizaciones sociales, empresarios y sindicatos para buscarle una solución al problema.
Una de las prioridades es controlar el precio de los alimentos para que los especuladores no aprovechen la situación y vuelvan a ensanchar sus márgenes de ganancia. Acaso la emergencia brinde el margen para avanzar en una serie de acciones que se tienen en carpeta desde diciembre pero aún no se decidían a tomar.
Medidas más severas
Llegado el momento, las medidas tienden a ser draconianas, el presidente Fernández, anunció las nuevas medidas que tomará el gobierno frente al avance del covid 19 en Argentina durante una conferencia de prensa que dio este domingo por la noche junto al Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof y el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, en la Quinta de Olivos.
Suspensión de clases por dos semanas. Se entregarán viandas en las escuelas. Cierre de todas las fronteras por quince días. Licencia para mayores de 60 años. Suspensión de espectáculos artísticos y deportivos masivos. Horarios especiales de atención para mayores en centros de salud y bancos. Cierre de los parques nacionales. Las novedades fueron comunicadas por el mandatario luego de tener una reunión interministerial y con expertos acerca del tema.
Luego, el Gobierno nacional otorgó licencia a los empleados públicos y privados mayores de 60 años, a las embarazadas y a los que integran grupos de riesgo o deban cuidar a sus hijos. Además, dispuso que los trabajadores estatales nacionales puedan cumplir sus tareas desde sus hogares e instó al sector privado a adoptar la misma medida. Así lo informó el ministro Claudio Moroni.
El ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, y el titular de la Anses, Alejandro Vanoli, también anunciaron un paquete de medidas sociales. Bono de 3.000 pesos para jubilados con la mínima y beneficiarios de planes y "refuerzo adicional alimentario a comedores escolares, comunitarios y merenderos" y un bono extraordinario para beneficiarios de AUH.
Neoliberalismo y coronavirus
La ineficacia que se está evidenciando en varios países europeos para actuar ante la pandemia obedecería al respeto estatal a las "libertades individuales" que complicaría la movilización social defensiva frente a la emergencia. Es el peso global enorme que adquirió en las últimas décadas el neoliberalismo. Una ideología privatista, consumista, antisolidaria y de un individualismo extremo.
Como los empresarios que sacaron a relucir la avaricia y el aprovechar al máximo posible la situación, muchas a veces a costa de los que más sufren. Y que después les encanta denostar los servicios públicos y el rol del Estado en general. Además, hubo casos reportados de personas que no quisieron o no supieron seguir las normas de seguridad que dictó el Presidente. Un "cheto" propotente y estúpido violó la cuarentena y encima golpeó al guardia de seguridad, una joven de 21 años violó la cuarentena y se burló en redes sociales, y siguen las miserias... Algunos están en sus hogares con custodia policial. Otros ya tienen denuncias penales.
¿Cómo hacer para que ese hombre (o mujer) neoliberal se comporte adecuadamente en las condiciones de una crisis humanitaria? ¿De dónde pueden surgir los impulsos solidarios y fraternales, completamente inservibles en la lucha por el éxito individual y dramáticamente necesarios para una situación como la que enfrentamos?
De la crisis sanitaria actual saldrán mejor parados los pueblos que actúen de modo más unido, más solidario y más organizado. Frente a una amenaza colectiva hay que volver a la virtud política, a la capacidad de actuar juntos en defensa de la comunidad. Es decir, actuar como pueblo y no como una suma dispersa de individuos incapaces de pensar en la suerte del otro.
Renegociando la deuda con el virus pisando los talones
Alberto Fernández necesita de manera urgente hacerse de liquidez para financiar la respuesta del Estado a esta crisis inesperada del coronavirus. Hay sólo dos maneras para disponer de esos fondos sin mayor demora: un acuerdo favorable y rápido o el default. El Presidente es optimista: cree que habrá, al fin y al cabo, acuerdo.
Terminen las negociaciones con final feliz o no, el resultado práctico será el mismo: el gobierno dispondrá del dinero que debía afectarse al pago de deuda externa para combatir a la pandemia pero también a los efectos que tendrá en la economía.
Mientras los mercados financieros atravesaron una semana de gran estrés y alta volatilidad que se reflejó en el derrumbe de las bolsas globales, el ministro de Economía Martín Guzmán continua con las tratativas para lograr una quita de la deuda que vence a corto plazo, con el lastre de un índice de Riesgo País por encima de los 3000 puntos, empujado por la caída de las bolsas de las plazas más importantes del mundo y la irrupción del covid19 con 34 casos confirmados y dos pacientes fallecidos en Argentina hasta este sábado (14/03).
En medio de tanta adversidad externa, el Gobierno busca avanzar en una millonaria reestructuración de deuda soberana, revelando el martes último la lista de bonos en dólares con legislación extranjera que serán incluidos en la reestructuración, que totalizan un poco más de 68.000 millones de dólares.
El propio presidente Fernández indicó el jueves en una entrevista radial que el cronograma no sería afectado, y deslizó que hay cierto margen operativo para correr las fechas por algunos días, sin afectar el espíritu del plan original.
Guzmán, en tanto, reconoció a una agencia internacional cierta flexibilidad con los tiempos, aunque sin extenderse demasiado, al punto que este viernes se confirmó que las propuestas a los fondos de inversión se trasladaron a la próxima semana.
La expansión del coronavirus no ha afectado el "compromiso activo y sostenido" del Fondo Monetario Internacional (FMI) con Argentina, aunque el impacto económico de la enfermedad será analizado a medida que continúa el diálogo por el programa de crédito del país, dijo el jueves un portavoz del organismo.
Más allá de las vicisitudes económicas, que no son pocas en un escenario mundial adverso, el Gobierno debió enfrentar esta semana el avance del coronavirus, declarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con un ritmo creciente que obligó a tomar medidas más contundentes y declarar la emergencia sanitaria nacional, provocando además, la primera cadena nacional de Fernández, para referirse a la pandemia y las medidas dispuesta por el Ejecutivo que encabeza.
Estas medidas llevaron a suspender espectáculos con concurrencia masiva de público, como recitales, algunas obras de teatro, fiestas privadas, boliches bailables, eventos y otras actividades similares, mientras que los partidos de futbol programados hasta ahora se jugaron "a puertas cerradas", sin público en los estadios.
Sin embargo, la actividad semanal del Congreso Nacional se desarrolló normalmente y mientras comenzó en Comisión el análisis de un proyecto del senador por Jujuy Guillermo Snopek para intervenir el Poder Judicial de su provincia, la Cámara de Senadores aprobó por mayoría, con la abstención de gran parte de la oposición, la ley que modifica el régimen jubilatorio, conocido como "jubilaciones de privilegio" que alcanza a jueces de fueros federales y miembros del cuerpo diplomático nacional.
Luego de declarada la emergencia sanitaria nacional las autoridades de ambas cámaras adelantaron que para la próxima semana la actividad será reducida.
Igualados en la emergencia y en la incertidumbre
Muy pocas veces la política argentina logra alinearse tras un objetivo. La adversidad que crece a escalas geométricas entre virus propios e importados, tras dos años de fuerte recesión y con perspectivas económicas desoladoras en lo público y en lo privado, parece haberlo logrado.
Con pequeñas variaciones de tiempo y de alcance inicial, Nación, Provincias y municipios lograron articular un mensaje unívoco en el intento por controlar la circulación del coronavirus.
El resto de la agenda política quedó en segundo plano -lejos de resolverse y, muy posiblemente, agravándose-, pero sujeta a un orden de prioridades que también parece ser compartido por buena parte de una población absorta y asustada por lo que pasa en Europa.
Ese esfuerzo conjunto tal vez sea el único elemento positivo en una escena política donde lo sustancial es la incertidumbre, y un estado de emergencia que abarca todos los órdenes y todas las jurisdicciones provinciales.
Antes de que el coronavirus arrase con la agenda gubernamental, el gobierno de Alberto le habría entregado a la Provincia un cronograma de pago de la deuda que la gestión de Mauricio Macri dejó con la Caja de Jubilaciones y las obras realizadas. Hacia adelante, el modo en que se cubrirá el déficit creciente del sistema previsional sigue siendo el principal problema provincial a corto plazo.
La ausencia de decisiones frente al amenazante frente económico ya era notoria en la gestión nacional antes del estallido de la preocupación por el coronavirus. Ahora parece total. Y es un hecho que la Provincia espera que la Nación lleve adelante su proceso de renegociación con los acreedores para encarar su propia refinanciación de deudas. El municipio capitalino ya insinúa que hará lo mismo con su deuda, lo que representa un desafío colosal para la administración local.
¿Cuánto pueden aguantar las cuentas provinciales? es otra pregunta reiterada: los vencimientos de deuda exigen este año un gran esfuerzo a la gestión Bordet, y el déficit de la Caja de Jubilaciones también. La situación ya era compleja antes de la pandemia.
La gestión municipal afronta un escenario igual de adverso, con exigencias proporcionalmente superiores a las que debe responder la Provincia y con menos asistencia financiera que la esperada, porque nada sobra en Nación y Provincia para atender las demandas de las finanzas municipales.
No obstante, en el Palacio municipal el nivel de actividad que se observa es intenso. Reapareció el bacheo, se empieza a sentir la política de limpieza de basura y también hubo decisiones importantes, más allá de las medidas de prevención del coronavirus.
Política provincial en la crisis del coronavirus
Una enfermedad invernal de origen desconocido, que está sacudiendo al mundo, está a punto de estallar en Entre Ríos. Acá favorece todavía el calor, pero ya se está esperando el impacto. Ese virus, está ahí, a punto de alcanzarnos.
Uno de los principales desafíos de la semana pasada, en que el coronavirus "se llevó todo puesto" en el mundo, fue qué medida tomar con las escuelas. Hasta el jueves, cuando la Nación convocó a las provincias para establecer un criterio general para todo el país, en el gobierno provincial se preparaba para anunciar la suspensión de clases apenas se presentara un caso vinculado a algún establecimiento educativo.
Allí donde hubiera un caso sospechoso, se cerraría el curso. Si hay un caso confirmado, se suspenderían las clases en esa escuela. En el CGE trabajaron en un plan de contingencia para que haya continuidad en los contenidos a distancia.
Finalmente, Entre Ríos adhirió al anuncio de Fernández y decidió suspender las clases en todos los niveles. "El desafío de reducir la posibilidad de contagio del Coronavirus nos tiene que encontrar unidos. Nada puede estar por encima del cuidado de la salud. Nuestro país, y por supuesto Entre Ríos, está en un momento clave. Debemos dar cuenta de la solidaridad y del autocuidado", sostuvo Bordet al dar a conocer la medida.
Todo sucede a gran velocidad. En el inicio de la semana, una de las principales inquietudes relacionadas al COVID 19 era qué pasaría con los festivales programados en la Provincia. Cuatro días después, con la enfermedad declarada pandemia mundial, la Provincia ya había declarado la emergencia sanitaria y autorizado incluso a suspender clases en escuelas aunque no haya casos sospechosos.
Temen consecuencias en la economía provincial
Más allá del capítulo educativo, la crisis va a reconfigurar todos los planes del gobierno entrerriano. Cuando todavía no hay certezas sobre cómo se resolverá la cuestión financiera y qué saldrá de la negociación con la Casa Rosada por el tema recursos y subsidios, la Provincia tuvo que salir de urgencia a destinar partidas especiales para que Salud pueda hacer frente al brote, y tal vez habrá que ampliar el número de camas en los pabellones de terapia intensiva y la posibilidad de contratación de médicos y enfermeras.
Como en el gobierno nacional, en la Provincia también estiman que los casos irán en aumento y que es probable que haya un pico de contagio. El principal desafío es que eso no se traduzca en una demanda masiva que desborde el sistema sanitario.
Pero los esfuerzos no sólo apuntan a la respuesta sanitaria. Cerca de Bordet ven con preocupación que la crisis puede derivar en una suerte de "descontrol" de la economía que obligará a tomar medidas que no estaban previstas días atrás.
Antes de ese escenario, el Gobernador pensaba recibir el a un grupo de intendentes. La idea original era hablar de obras los municipios, la principal demanda por estos días de los alcaldes. El encuentro habría terminado girando en torno al coronavirus.
"Antes de esto, nosotros estábamos en situación arrancar con un plan de obras", dicen en Gobernación. "Pero ahora todo quedó subordinado a cómo evolucione la situación sanitaria", explican.
Hacia el final de la semana, la sensación que sobrevolaba en el gobierno local es que la crisis del coronavirus llegó en un momento en que la Provincia comenzaba a arrancar. Y no solo por el plan de obras que ahora quedó momentáneamente en stand by, sino también por el tema del endeudamiento.
El estado de crisis global y sacudones financieros en todos los mercados del mundo no hizo otra cosa que sumar más incertidumbre a un escenario por demás complejo.
Nunca faltan los mal pensados
La expansión acelerada de un virus hasta hace poco desconocido, y todavía sin cura, está poniendo todo patas para arriba. Y no hay plazos ni fechas para que esto termine. Sin embargo, en nuestra provincia, no faltaron los perspicaces que interpretaron que la crisis pandémica puede constituir un alivio para un gobernador que aparecía complicado por algunas dificultades políticas, económicas y sociales. Nadie, en términos objetivos, de buena fe puede pensar que la hipotética llegada de una pandemia puede ser una buena noticia.
El caliente conflicto docente, por ejemplo, que volcó a las calles a los maestros enojados por la negociación salarial y la derogación de la cláusula gatillo, encuentra así una salvadora válvula de descarga de la presión.
Semanas sin clases servirían tal vez para descomprimir el clima de la protesta y buscar nuevas salidas negociadas. Es casi ideal para tapar problemas: no es que no habrá clases porque hay huelga docente de maestros que desbordan a sus dirigentes, sino que esta es una imposición de la irrevocable realidad. También en tiempos de política y coronavirus su hacen este tipos de hipótesis.
La Opinión Popular