Nacionales - 06-03-2020 / 08:03
PANORAMA EMPRESARIO SEMANAL
Inflación: Debates del día después entre vivos y bobos
El presidente Alberto Fernández, en su discurso sobre el Estado de la República en la inauguración del período ordinario de sesiones, se dijo molesto por los precios que suben pese a los beneficios en la suspensión de aumentos de costos como tarifas y bajas de tasas de interés. En especial el precio de los alimentos. Él habló de una "batalla contra la inflación" para evitar que los precios de los alimentos sigan creciendo.
Veinticuatro horas antes de que Alberto Fernández los retara desde el atril del salón Versalles del hotel Alvear por lo que subió los alimentos durante el verano, los popes de la Unión Industrial recibieron a Axel Kicillof en la sede de la central fabril.
Todavía estaban dolidos por la alusión del Presidente a los "vivos que se enriquecen a costa de los pobres bobos que estamos condenados a pagar por lo que consumimos", como definió el domingo en el Congreso a los formadores de precios. Ignoraban que al día siguiente doblaría la apuesta.
La conversación con el gobernador, contra lo que habría prejuzgado cualquiera de los comensales, fue mucho más amable que el tenso cruce entre Matías Kulfas y el enviado de la familia Blaquier al almuerzo del Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (CICyP), Eduardo Nougués.
Lógico: si el azúcar subió 15% en enero después de haber duplicado su precio en 2019 ya no es responsabilidad de Kicillof sino del ministro de Desarrollo Productivo, uno de sus críticos internos más severos durante aquel último kirchnerismo.
-La energía tiene que estar barata para que ustedes puedan producir en pesos a precios competitivos y para que también exporten y generen dólares -dijo en un momento Kicillof.
Lo escuchaban el dueño de casa, Miguel Acevedo (Aceitera General Deheza) y los vices Daniel Funes de Rioja (COPAL) y José Urtubey (Celulosa), junto al resto del Comité Ejecutivo. Lo interrumpió el lobista en jefe de Techint, Luis Betnaza.
-El problema de la energía barata es cómo atraer inversiones ¿no? Nosotros veníamos liderando un proceso de inversión en Vaca Muerta que no tiene precedentes, y que hizo bajar mucho el precio del gas por lo que aumentó la producción -dijo Betnaza.
Se refería a los pozos que perforó Tecpetrol, el brazo hidrocarburífero del conglomerado ítalo-argentino-luxemburgués que conduce Paolo Rocca. Sobre todo durante 2018, antes de que Nicolás Dujovne decidiera cortar las subvenciones que embolsaba la empresa.
-Mirá, Luis, ese puente que se dio para que ustedes bajaran el precio del gas como lo hicieron lo construí yo. Lo subsidiamos nosotros. La idea era que a un costo alto de la energía se produjeran esas inversiones, que aumentara la producción y que dejara de ser necesario el subsidio. Después ustedes tuvieron problemas con Macri, pero eso es otra cosa -replicó Kicillof.
Cortocircuitos
A la misma hora pero en su despacho, a diez cuadras de donde los industriales comían con el gobernador, el secretario de Energía conversaba sobre lo mismo con el dueño de Aluar, Javier Madanes Quintanilla. El precio de la electricidad es la variable clave para la ecuación económica del único fabricante nacional de aluminio, un insumo básico energointensivo.
Pero Madanes no había pedido la reunión para reclamar rebajas sino para advertir que las cooperativas provinciales no van a poder pagar nunca las deudas que acumulan con CAMMESA, la compañía que administra el mercado mayorista eléctrico. Lo que teme es que eso arrastre a su propia central hidroeléctrica, Futaleufú, y que afecte también a las turbinas de ciclo combinado con las que se autoabastece y cuyo excedente vende a la red de alta tensión.
Son avatares de un congelamiento de emergencia que sobrevino al tarifazo más empinado de la historia y que mantiene en vilo a los hombres de negocios que empiezan a pensar en el día después de la renegociación de la deuda.
Del mismo modo que muchas grandes empresas industriales priorizaron a sus gerentes de finanzas frente a sus ingenieros durante la era de la bicicleta financiera, cuando una colocación oportuna de LEBACs era mucho más rentable que la elección de una máquina nueva, algunos industriales empezaron a comportarse más como barones de la energía que como dueños de fábricas.
El mismo Betnaza, en el almuerzo con Kicillof, no dijo nada sobre los 20 meses de caída consecutiva que acumula la producción metalúrgica ni sobre el 19,6% que se desplomó la siderúrgica en enero. Sí saltó por Tecpetrol, el gran negocio de su jefe durante la era Macri.
Antes de asumir, Sergio Lanziani tenía la idea de abaratar la energía mediante incentivos para la nuclear (su especialidad) y la hidroeléctrica. Pero aunque lo visitan y también lo reciben, el secretario de Energía no resulta ninguna garantía para nadie.
Tanto quienes quieren energía barata como quienes pujan por una suba de los precios saben que Kulfas lo desprecia y que escucha mucho más a Nicolás Arceo, el consultor que comparte con Kicillof y que se ganó de a poco el respeto del mundillo petrolero.
El subsecretario de Hidrocarburos, Juan José Carbajales, le responde a Arceo. Y los dos únicos funcionarios que le habían dejado nombrar a Lanziani renunciaron insólitamente en enero, a poco de asumir.
¿Quiere decir eso que el congelamiento de naftas, gas y luz se extenderá después de junio? No necesariamente, porque Martín Guzmán no piensa soltar un peso para subvencionar nada. Más allá de su prédica contra la austeridad en recesión, el ministro de Economía sabe que eso nublaría su conveniente alianza coyuntural con Kristalina Georgieva.
Arceo y Kicillof tampoco quieren chocar otra vez contra la misma piedra con la que se topó en 2013 el ayer verborrágico Julio De Vido, cuya manía por subsidiar infló como nunca el déficit comercial en dólares. "El problema no son los 550 petroleros de Guillermo Pereyra que se quedan sin laburo. Es la balanza comercial de 2021", advierten cerca suyo.
La lección griega
Son discusiones estructurales, pesadas, hoy supeditadas a lo que logre Martín Guzmán de los bonistas durante el próximo mes y postergadas -como casi todo- por esa restructuración. El ministro dejó trascender que los enviados de Gramercy, BlackRock, Pimco y Ashmore no se fueron contentos de las primeras reuniones que mantuvieron con él, después de haberles acercado propuestas de todo tipo a su secretario de Finanzas, Diego Bastourre.
Pero en la City dicen que si Guzmán eligió a Lazard, al Bank of America y al HSBC para gestionar la renegociación, es porque quiere un final feliz.
"El HSBC no puede quedar mal con el resto de Wall Street. Menos después de haber estado tan pegado al macrismo como estuvo el Pájaro (Gabriel) Martino. Y no lo va a hacer por 60 millones de dólares", arriesgó un banquero ante BAE Negocios en el almuerzo del CICyP de anteayer.
El HSBC, de hecho, reemplazó a Martino por un nuevo CEO, Juan Marotta, apenas cuatro días después que Macri perdiera las elecciones. Martino se fue a vivir a Londres.
El artífice de la reconciliación fue un vecino de Alberto de Puerto Madero: Juan Nápoli, presidente del Banco de Valores y portador de uno de los apellidos más tradicionales de las 20 manzanas. "Vos andá a verlo a Gerry Mato. Acordate de ese nombre", le dijo en un ascensor del River View cuando el entonces presidente electo bajaba a pasear a Dylan. A la semana supo que había tomado nota: a su amigo en el HSBC de Nueva York lo habían ido a ver Sergio Massa y José Luis Manzano.
Esta semana, Mato aterrizó en Buenos Aires para hacerse cargo de la tarea que le encomendó Guzmán al HSBC. También vino el mexicano David Martínez, siempre solícito, para escuchar en nombre de su fondo Fintech las generalidades que le soltó Guzmán antes de formalizar la oferta de reestructuración.
El ministro, sin levantar jamás el tono, advierte que el FMI está de su lado y que su oferta podrá no gustarles a los acreedores pero les va a convenir más que un default. "Los que quieren ver a un Varoufakis argentino se van a llevar un chasco. Eso seguro", dicen en su entorno. Se mofan así del ministro del premier izquierdista Alexis Tsipras que amagó en plena crisis con sacar a su país del euro pero terminó desautorizado por su propio partido.
Con todo paralizado, tanto los vivos como los bobos aguardan alguna definición. Si Varoufakis chocó de frente con Christine Lagarde, a Guzmán le tocó una jefa del Fondo algo más comprensiva. Pero el partido, lamentablemente, no es con ella. Es con los fondos de inversión que se adueñaron del capitalismo durante las últimas dos décadas y que hundieron en sus más recientes crisis a países mucho más poderosos que Grecia. Como Estados Unidos.
Por Alejandro Bercovich
Fuente: BAE Negocios