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“Esta gloriosa Revolución Libertadora se hizo para que, en este bendito país, el hijo del barrendero muera barrendero”. Almirante Arturo Rial.
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Nacionales - 08-02-2020 / 10:02
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

¿Son presos políticos o detenidos arbitrariamente?

¿Son presos políticos o detenidos arbitrariamente?
La discusión sobre si los que están encarcelados por ser opositores son presos políticos o detenidos de manera arbitraria desemboca inevitablemente en el debate sobre cómo salir de esa situación, cualquiera sea la expresión que se utilice. Un gobierno democrático no puede tolerar presos políticos. Y tampoco puede hacer como si no los tuviera.
Si el titular de la Suprema Corte de Justicia de Jujuy reconoce que Milagro Sala está presa porque si estuviera en libertad Gerardo Morales no podría gobernar; si documentos de la dirección de Protección a Testigos confirman que el ministerio de Justicia pagó un millón y medio de pesos a Alejandro Vandenbroele para que declare contra Amado Boudou, entonces Sala y Boudou son presos políticos, aunque se los acuse de cualquier otra cosa.
 
Esa lista podría continuar: si el perito trucho que declaró en la causa del gas contra Julio De Vido, era incompetente y se basó en recortes periodísticos, por lo cual está acusado de perjurio; si basaron la causa del memorándum de acuerdo con Irán en un artículo periodístico que no tenía fuentes para acusar de traición a la patria a la ex presidenta Cristina Fernández y al ex canciller Héctor Timerman, entonces De Vido es preso político y Cristina y Timerman, perseguidos políticos.
 
El juez jujeño Pablo Baca deberá afrontar un juicio político pero, en realidad, los que tendrían que ser juzgados son los jueces que encarcelaron a Milagro Sala por orden del gobernador Morales, como lo reconoció Baca.
 
Durante la dictadura militar, la mayoría de los presos estaba a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN), no tenían causas abiertas, con lo cual eran claramente considerados presos políticos. Pero también había una minoría que había sido juzgada por tribunales amañados por la injerencia de un gobierno de facto. Entonces también se los consideraba presos políticos.
 
Son tecnicismos, porque pese a que todos los calificaban como presos políticos, a los de este segundo grupo, en democracia no los reconocieron como tales y les retacearon la indemnización que les correspondía, o cobraron solamente por los días que habían estado presos sin condena.
 
La situación de los presos políticos que encarceló el macrismo representa un enredo difícil porque no hay un camino corto para resolverlo. Los presos fueron involucrados en la mayoría de los casos en causas por corrupción, armadas con la colaboración de los servicios de inteligencia, las grandes corporaciones de medios y funcionarios judiciales. Si fueran causas por delitos vinculados con la acción política sería más fácil aplicar un indulto o una amnistía.
 
Pero con estas acusaciones, los mismos presos se resistirían a un indulto o a una amnistía, que sería el camino más concreto en caso de definirlos técnicamente como presos políticos. El reclamo no es el indulto o la amnistía, sino la revisión de las causas, lo cual en los tiempos judiciales implica un largo camino.
 
Los presos estarían dispuestos a encarar ese mecanismo pero reclaman con razón, que fueron encarcelados de manera arbitraria cuando no tenían condena en firme y la mayoría todavía no la tiene. En la mayoría de los casos fue así por la llamada doctrina "Irurzun" que convirtió a los ex funcionarios de los gobiernos K en ciudadanos de segunda.

Lo que se está planteando es que los acusados puedan seguir en libertad la revisión de sus causas.

La discusión sobre si son presos políticos o si simplemente fueron detenidos en procesos arbitrarios, no tiene sentido siquiera en un tribunal donde una u otra calificación implicaría caminos de resolución diferentes. Un gobierno democrático no puede tolerar presos políticos. Y tampoco puede hacer como si no los tuviera.
 
Si se trata de evitar el camino de los indultos o la amnistía que rechazan los presos, igual seguirán siendo presos políticos. Para que dejen de serlo, tendrían que estar en libertad para seguir la revisión de sus procesos.
 
Sin que dejen de ser presos políticos, en este punto es clave la definición de "detenidos de manera arbitraria", como los calificó el jefe de gabinete Santiago Cafiero con lo que se ganó una lluvia de críticas. Porque lo primero a resolver sería que recuperen su libertad sobre la base de esa calificación técnica.
 
A la salida de la dictadura, Raúl Alfonsin vio la necesidad de juzgar las violaciones a los derechos humanos, en parte porque en su trayectoria como abogado había sido consecuente con ese principio. En parte también porque necesitaba desgastar el poder residual que les quedaba a los militares.
 
Y en parte porque Madres, Abuelas, Familiares y demás organismos de derechos humanos empezaban a convertirse, para la construcción democrática, en uno de los pocos referentes éticos de la lucha contra la dictadura.
 
Pero para separar a la institución como tal, de los jefes y represores que serían juzgados, primero intentó que fueran las mismas Fuerzas Armadas las que los juzgaran. Y fue imposible. Lo único que conseguía por ese camino era un simulacro que buscaba justificar a las violaciones de los derechos humanos. Y finalmente debió juzgarlos la justicia civil.
 
Al gobierno de Alberto Fernández tampoco le sirve dictar una amnistía porque resonaría como una condena al Poder Judicial como institución, lo que viene evitando también Cristina Kirchner en sus denuncias. La vicepresidenta nunca habla de la Justicia o del Poder Judicial como un todo, sino de un sector, o de funcionarios.
 
El gobierno prefiere que sea el mismo Poder Judicial el que enmiende las faltas cometidas. De esta manera, el encargado de revisar la irregularidad de las causas sería el mismo Poder Judicial que las instruyó, por lo cual la administración de Justicia caminaría por una cornisa muy finita. Hay fiscales y jueces, como el fallecido Claudio Bonadio, muy involucrados en esa práctica del lawfare.
 
El Poder Judicial es el más conservador de los tres poderes por su funcionamiento y también por su estructura cuasi feudal. Y su renovación no se realizará de la noche a la mañana, sino en el mediano y largo plazo. En lo inmediato, por lo menos el fuero federal tendrá que recuperar la credibilidad que perdió por la acción de varios de sus miembros.
 
Pretender un Poder Judicial aséptico, aislado en un frasco de mayonesa, sería irreal. Pero tiene que haber un Poder Judicial que sea creíble ante la sociedad para reglar un tipo de convivencia. Al igual que la ortodoxia marxista, el macrismo concibió al Poder Judicial, con su "Mesa Judicial" y fiscales y jueces amigos, como la extensión punitiva del poder de una clase dominante.
 
Muchos jueces actúan de esa manera, sin necesidad de que los operen demasiado, como lo demuestran los que condenaron a Milagro Sala, como ella dice: "por negra y por coya".
 
El gobierno de Alberto Fernández necesita que la libertad de los presos políticos y la revisión de sus causas no aparezca como algo más de lo mismo: antes estaba el macrismo que operaba para meter presos y ahora está el peronismo que opera para liberarlos.
 
Con la dificultad extra de que las grandes corporaciones mediáticas también fueron protagonistas importantes del lawfare. Es difícil que pueda llegar a la sociedad con sus argumentos sobre este tema a través de esos medios.
 
Con la ayuda de las corporaciones de la comunicación cada desastre que dejó Mauricio Macri se agrandó con el trastrocamiento de sentidos. Así, endeudar el futuro fue "romper el aislamiento", el enriquecimiento de los ricos y el empobrecimiento de los pobres fue "transparentar la economía" y así los presos políticos son "políticos presos" o delincuentes comunes. En ese trastrocamiento de sentidos hay una disputa de poder encubierta en la que intervienen los medios.
 
El gobierno y el oficialismo en general tendrán que usar todas las herramientas posibles para instalar en la sociedad esta problemática. Muchos ni se han enterado de las declaraciones de Baca o de la compra del testimonio de Vandenbroele, ni de la mesa judicial para operar sobre los jueces. O piensan que son temas sin importancia.
 
De todos modos siempre será menor el costo con la oposición si en ese proceso se libera a los presos políticos y se revisan las irregularidades en sus causas, que el costo que tendría en sus propias filas si los mantiene encarcelados. Y el tiempo que se demore en iniciar este proceso aumentará la injusticia.
 
Por Luis Bruschtein
 
Fuente: Página12
 

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17-12-2025 / 09:12
A días de cumplir su segundo año de gestión, el gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei busca aprobar su primer presupuesto sin frenar en las curvas. Tras conseguir dictamen de mayoría con ayuda de gobernadores aliados, este miércoles se trata la "Ley de Leyes" en Diputados. Envalentonada, Patricia Bullrich buscará incluirlo también en la sesión del viernes 26, en la que se debatirá la reforma laboral en el Senado. Para sorpresa de la oposición, el dictamen deroga el Financiamiento Universitario y la Emergencia en discapacidad. Ambas iniciativas fueron sancionadas por el Congreso, vetadas por el Gobierno e insistidas en ambas cámaras. El nuevo proyecto deroga el ajuste automático de las asignaciones familiares y la Asignación Universal por Hijo y le da discrecionalidad al gobierno.
 
En un súper miércoles, la Casa Rosada intentará disciplinar al Congreso con la ley de "Disciplina Fiscal", que penaliza a quienes atenten contra el excel libertario y buscará avanzar con la aprobación de un blanqueo blue rebautizado "inocencia fiscal". La CGT llamó a movilizar contra el desfinanciamiento de la educación, la ciencia y la tecnología.
 
Al Gobierno le quedan menos de diez días hábiles para cumplir los deberes que le fijaron Donald Trump y el FMI: tener un presupuesto y sancionar una reforma laboral. Ayer, la Comisión de Presupuesto y Hacienda que preside Bertie Benegas Lynch dejó listo el dictamen que el oficialismo buscará aprobar este miércoles. Los apoyos para reunir las 28 firmas -sobre un total de 46- llegaron de la mano de sus aliados del PRO, la UCR y el MID, y de los gobernadores de Catamarca, Tucumán, San Juan, Mendoza y Misiones.
 
De esas 28 firmas, seis fueron en disidencia, lo que obliga al Gobierno a continuar las negociaciones si no quiere correr una suerte similar a la que atravesó durante el tratamiento de la Ley Bases, que perdió buena parte de su articulado en el camino.
 
Para asegurarse los respaldos, la administración de Milei abrió la billetera. En los últimos días, los gobernadores colaboracionistas recibieron Aportes del Tesoro Nacional. El misionero Hugo Passalacqua recibió 12 mil millones de pesos; el chaqueño Leandro Zdero, 11 mil millones; y el tucumano Osvaldo Jaldo, 20 mil millones. Esta última fue la cifra más generosa que el Gobierno envió a una provincia en todo 2025.
 
Además, el lunes por la noche la Casa Rosada envió al Congreso la reforma de la Ley de Glaciares. La iniciativa habilita a las provincias a avanzar con proyectos mineros sobre reservas estratégicas de agua. De aprobarse, Catamarca, Mendoza y San Juan quedarían entre las principales beneficiadas para hacer negocios con las multinacionales yanquis que miran de reojo.
 
Si bien existe consenso entre la mayoría de los bloques en que el Gobierno no puede seguir administrando el Estado sin un presupuesto, el proyecto no contempla partidas para recomponer los ingresos de los jubilados, no prevé mecanismos para reactivar la obra pública ni incluye un solo artículo orientado a impulsar la actividad económica.
 
Todo el andamiaje se reduce a blindar el equilibrio fiscal, que Milei alcanzó a fuerza de recortar en todas las áreas sensibles del Estado, a excepción del pago de los intereses de la deuda. Además, las metas que fija parecen a simple vista difíciles de cumplir. El proyecto prevé un crecimiento de la economía del 5 por ciento del PBI, una inflación anual del 10,1 por ciento y proyecta un dólar a 1423 pesos para diciembre de 2026. Esto último está por debajo del precio actual.
 

16-12-2025 / 10:12
Las reformas que impulsa el gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei, en especial la laboral, buscan sin disimulo convertir a nuestro país en una economía colonial de enclave, productor de materias primas, sin industria y en donde sobre más de la mitad de los argentinos. En el país cierra una empresa por hora y 400 trabajadores por día se quedan sin empleo. El cálculo surge de tomar en cuenta que "el Peluca" y su motosierra destruyeron 19.114 firmas dejando en la calle a algo más que 264 mil asalariados registrados en sus dos primeros años de gobierno.
 
Para Argentina es un cambio dramático, pues es uno de los países en donde la legislación laboral del siglo XX más avanzó en el sentido de proteger a los trabajadores. Por esa razón, por ese "mal ejemplo" para la región latinoamericana, el objetivo del FMI de retroceder más de un siglo en las condiciones bajo las cuales se desenvuelve el mundo laboral, haya sido tomado con tanta energía por los últimos gobiernos de derecha y mucho más ahora bajo el modelo reaccionario extremo que impulsan los desquiciados Milei, Sturzenegger, Caputo y cía.
 
Todos y cada uno de los puntos del extenso proyecto que acaba de aterrizar en el Congreso es un muestrario de la ideología conservadora y retrógrada que alienta a este gobierno como fiel representante de la elite económico-financiera también conocida como "círculo rojo". A tal extremo esto es así que el gobierno ni se molestó en desmentir lo que hace un tiempo se conoció: los autores materiales de este engendro son los estudios de abogados que prestan sus servicios a las corporaciones más poderosas, los llamados "dueños de la Argentina". Es el gobierno para los ricos.
 
El sueño húmedo de esta minoría enferma de codicia es voltear, una por una, todas las protecciones legales que tienen los trabajadores argentinos, aunque también debe decirse que buena parte de ellas ya fueron demolidas de hecho por el propio accionar de un mercado laboral que, con independencia de los gobiernos que se sucedieron desde el estallido social y la gran crisis económica de 2001, dejaron a casi la mitad de los asalariados desempeñándose "en negro", al margen de la formalidad.
 
Lo que veremos en las próximas horas en el Congreso les dejará en claro a los argentinos quiénes son los senadores y diputados dignos de ser llamados oposición y quiénes se someterán ante las ofertas de dinero que ya está circulando por oscuras vías. Gobernadores dialoguistas también estarán en el "toma y daca" que este gobierno puso en marcha sin que la gran prensa porteña, convertida en vocera oficial de la Casa Rosada, hable como lo hacía habitualmente de "látigo y billetera" con otros gobiernos que nunca llegaron a extremos de manipulación de los recursos fiscales como el actual.
 
El triunfo electoral de octubre de Milei es el combustible que aceleró la decisión de avanzar con este proyecto y con otros que también buscan reconfigurar en profundidad el diseño social, económico e institucional de la Argentina. La llamada ley de tierras, de glaciares, la reforma educativa, la tributaria, etc. conforman una ofensiva de los sectores concentrados de la economía contra el conjunto social. Convertir a este país en una economía colonial, sin industria, sin ciencia, sin educación de calidad, sin protección social ni laboral para las mayorías populares es una meta que está en las mentes de los libertarios. La política de tierra arrasada que se proponen les resulta indiferente, pues la ambición de poder -político y económico- está por encima de todo.
 
La CGT convocó a una movilización a la Plaza de Mayo para el jueves a la que adhirieron las dos CTA, ATE y otros gremios, el peronismo, organizaciones sociales y partidos políticos de izquierda.  Para aterrorizar, la especialidad del mileísmo, aplicarán el protocolo antipiquetes. Si la movilización es masiva, cuesta creer que la amenaza de represión violenta se cumpla. Crispar el clima social en vísperas de fin de año, en nuestro país, nunca tuvo buenos resultados para los gobiernos.
 
La Opinión Popular
 

14-12-2025 / 09:12
Bajo el mote de reforma laboral se esconde la decisión de Javier "el Loco" Milei que pretende consagrar institucionalmente, en 2026, los objetivos que en 1976 se planteara la dictadura militar genocida. Los cambios en el proceso de acumulación en el marco del genocidio, el endeudamiento, la valorización financiera y la fuga de capitales, la desindustrialización, el modo de incorporación del cambio tecnológico y la llegada del capitalismo de plataformas, produjo una sustancial alteración de la relación capital-trabajo, obviamente en desmedro del conjunto de los trabajadores.
 
En ese marco de brutal regresividad en las condiciones materiales de vida de quienes trabajan, se sucedieron en las distintas administraciones conservadoras cambios normativos, todos con la misma dirección. 1. Abaratar el precio del trabajo. 2. Facilitar el despido. 3. Debilitar los convenios colectivos. 4. Limitar y destruir la organización sindical.
 
Estas orientaciones fueron parte de los cambios normativos que impulsó la dictadura militar, de las leyes que llevaron adelante Cavallo, Menem y De la Rúa, del frustrado intento de Macri y también del proyecto de Milei. Proyecto este cuya profundidad en términos de alteración de la Ley de Contrato de Trabajo solo es equiparable a lo planteado hace 50 años por la dictadura militar.
 
Además, se lleva a cabo la directa eliminación de los costos del despido a partir de la creación de un Fondo de Asistencia Laboral que se financiará con tres puntos de las actuales contribuciones patronales. A la vez, se les reduce en un punto adicional los aportes a los empresarios en relación a las obras sociales que dejarían de percibir un punto de los que están recibiendo en la actualidad.
 
En síntesis, cuatro puntos de los aportes patronales dejan de financiar las jubilaciones y la salud de los trabajadores, con el objeto de eliminar los costos del despido y reducir los costos laborales. Situación ésta que implica una redistribución de ingresos desde los trabajadores al capital, cercana a los 3000 millones de dólares.
 
Las experiencias internacionales y la propia experiencia nacional indican que estas propuestas solo profundizan la desocupación, la informalidad y la pobreza. Es más, aspectos laborales de esta naturaleza son los que contenía la Ley Bases y que ya tuvieron dos años de aplicación en el curso del gobierno de Milei. Años que lejos de promover el empleo registrado, coexisten con la destrucción de 222 mil puestos de trabajo formales registrados de los cuales 139 mil son del propio sector privado, al tiempo que el monotributo y los asalariados no registrados constituyen las formas de inserción laboral de mayor importancia en los últimos dos años.
 
Por si esto fuera poco, los modelos que pregonan los funcionarios libertarios como objetivos a alcanzar por la Argentina, no hacen más que negar con la evidencia lo que el propio gobierno pregona para justificar lo que propone. Poner como ejemplo a seguir países como Paraguay o Perú, que prácticamente carecen de legislación laboral, resulta inentendible. Estos dos países exhiben, aún sin legislación laboral, niveles de informalidad superiores a los que hoy exhibe la Argentina.
 
Para frenar esta ofensiva hay que convocar a la sociedad a discutir la necesidad de relaciones laborales diferentes para un país distinto al que construye Milei. Para eso necesitamos relaciones laborales que se edifiquen en base a la redistribución del ingreso, la revalorización del trabajo y la necesidad de expandir derechos para todos aquellos que trabajan independientemente del tipo de inserción laboral que tengan.
 
La Opinión Popular
 

13-12-2025 / 09:12
El proyecto de país que perfila el gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei tomó el aspecto de una sociedad sin derechos organizada por el mercado. El mercado elimina el concepto de soberanía y decidirá quién irá preso y quién se tomará vacaciones. A su vez, el mercado está organizado por una escala jerárquica según el poder económico.
 
O sea: la libertad de los libertarios es como la milanesa tucumana hecha con papel higiénico. Y de postre: inflación. Si alguno pensó que el esfuerzo valía la pena, el 2,5 de inflación -medido por un Indec que todo el mundo sabe trucho-- le dio una mala noticia: se quedó sin trabajo, se quedó sin empresa, y además tiene inflación.
 
En la misma semana asumió Joaquín Mogaburu como subsecretario de Derechos Humanos y se presentó el proyecto de reforma laboral en el Congreso. El nuevo funcionario es un personaje ligado a los represores y da cursos en los cuarteles sobre "memoria completa".
  
Mogaburu aboga por la conciliación y el perdón a los genocidas. El combo es coherente con el protocolo de seguridad que criminalizó la protesta social, el decreto que permitió a las fuerzas armadas intervenir en conflictos internos y la eliminación del derecho a huelga y otros derechos como lo estipula la reforma laboral enviada al Congreso.
 
Durante el mes hubo decenas de actos sobre derechos humanos en centros culturales, casas de la memoria y en plazas de todo el país. Y el jueves se realizó un festival en la Plaza de Mayo encabezado por Madres, Abuelas y el Serpaj de Adolfo Pérez Esquivel. Al mismo tiempo, la CGT anunciaba un acto público para oponerse al proyecto de ley enviado al Congreso.
 
No hay derechos humanos y no hay derechos laborales. No hay derecho a la protesta y no hay derecho que proteja contra la tortura y la violación como reclaman los que piden la libertad de torturadores y violadores que actuaron tras haber usurpado el Estado durante el golpe genocida. No hay sujetos de derecho en esta sociedad que conciben los libertarios y que ha sido votada por muchos que perderán los derechos que tenían.
 
Con el mercado se come, con el mercado se educa, con el mercado se cura. Si eso era difícil con la democracia, el mercado ni se lo plantea porque el único derecho que reconoce es el del que tiene más capital. El mercado habla de méritos, pero los derechos no se ganan. Los derechos implican también responsabilidades, pero no se ganan por méritos. Al menos la democracia reconoce que todos tienen derecho a comer, a la educación y a la salud. Después dependerá de los gobiernos proveer esos derechos.
 
Los libertarios inventaron una democracia con voto, pero sin derechos. Y los derechos son para todos porque son inherentes a la condición del ser humano. Si son para pocos, no califica. La democracia se construye sobre los derechos ciudadanos. Sin esos derechos básicos no hay sistema democrático. Este gobierno habla de democracia y libertad, pero cuando hace la milanesa, le pone papel higiénico en vez de libertad y democracia.
 

12-12-2025 / 10:12
El gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei mandó al Senado un proyecto de contrarreforma para eliminar derechos laborales, sindicales y de huelga que atrasa un siglo. Contra la Constitución desconoce hasta la jornada de 8 horas y el derecho a huelga. Redactado por los abogados de las grandes empresas, de Paolo Rocca, Galperin y Eurnekian, en cada rubro empeora la posición de los trabajadores. Perjudica también a monotributistas e informales y se propone financiar los despidos con la plata de los jubilados.
 
El gobierno libertario demoró la presentación de la contrareforma laboral, que no registra precedentes desde la dictadura genocida de 1976, para estirar los tiempos de negociación y definir cuán a fondo iría en su ofensiva contra los trabajadores y el sindicalismo. El proyecto que ingresó al Senado retoma lo peor de todas las versiones anteriores y lo condensa en 71 páginas y 191 artículos.
 
Enmascarada en una supuesta "modernización", la iniciativa retrocede más de un siglo y desconoce pilares básicos del derecho laboral como la jornada de ocho horas y restringe el derecho a huelga. Lejos de mejorar la vida de los trabajadores, crear empleo o incorporar a los informales al mercado formal, la reforma sólo busca abaratar costos para que el empleador pueda despedir y amplía la desprotección sobre el sector más débil.
 
Los especialistas coinciden en que "invierte la presunción de laborabilidad" perjudicando a monotributistas y trabajadores "independientes". El texto final del proyecto confirma la transferencia regresiva de los derechos de los trabajadores en favor del gran capital, debilita su capacidad de organización y faculta al empleador para modificar condiciones laborales según sus necesidades.
 
La reforma laboral, firmada por Milei, fue elevada al Congreso de manera errónea por parte de Gobierno. Legisladores opositores y abogados laboralistas cuestionaron el ingreso por el Senado, ya que la reforma laboral contiene un capítulo tributario que modifica impuestos centrales. Al respecto, la Constitución fija que toda ley de carácter impositivo debe originarse en Diputados.
 
La reforma laboral que impulsa Milei atrasa porque reinstala un modelo previo al propio nacimiento del derecho laboral. La abogada Natalia Salvo advierte que es "una novedad de museo que nos devuelve a un tiempo sin normas". El proyecto permite jornadas de hasta 12 horas, un retroceso a antes de la Ley 11.544, conquistada después de las huelgas y masacres de la Patagonia y la Semana Trágica.

También elimina ítems remunerativos para achicar aguinaldo y vacaciones, ahora fraccionadas como en etapas de precariedad anteriores a cualquier estándar moderno. Al mismo tiempo, remarca que la iniciativa desconoce los avances globales sobre las plataformas: mientras en Europa los tribunales y países como España o Portugal ya reconocen a esos trabajadores como dependientes, aquí se los deja en un limbo jurídico. Modernizar sería ampliar la protección, no recortarla. Con un 43 por ciento de informalidad, el proyecto empuja al país hacia un pasado sin resguardo, donde la relación laboral quedaba librada a la voluntad de la patronal.

Un Gobierno que miente en todo, presenta el argumento principal en la supuesta "creación de trabajo formal". Silogismo falaz, acaba de ser refutado por un hombre del gran capital, el abogado Julián de Diego. Dijo que "sin crecimiento, no habrá generación de empleo". Ese crecimiento se presenta, como promesa lejana, relato de un provenir etéreo, medido en décadas. Equiparada a Irlanda, Alemania, y otras naciones. Por ahora, lo que hay es recesión, inflación en alza y deuda. Cada vez más deuda.

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