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Sociedad e Interés General - 07-02-2020 / 20:02
EFEMÉRIDES HISTÓRICAS. EL 08 DE FEBRERO DE 1785 NACE EN SALTA

Martín Miguel de Güemes y la Guerra Gaucha en nuestra Independencia

Martín Miguel de Güemes y la Guerra Gaucha en nuestra Independencia
El 08 de febrero de 1785, en la ciudad de Salta, nace Martín Miguel de Güemes quien cumplió una actuación destacada en la Guerra de Independencia. Lideró en el Norte un ejército de gauchos con estrategias que permitieron detener el avance español sobre Salta y evitar así las invasiones realistas en el resto del país. Interpretó el plan libertador sanmartiniano a la perfección y se puso a su servicio.
Martín Miguel Juan de Mata Güemes Montero de Goyechea y la Corte, nació el 08 de febrero de 1785, en la ciudad de Salta. Fue un militar que cumplió una destacada actuación en la Guerra de Independencia de la Argentina. Participó en la lucha contra los invasores ingleses de 1806 y 1807, donde se destacó, entre otras cosas, por el singular abordaje de un barco ingles por parte de la caballería patriota.
 
Al estallar la revolución de mayo de 1810, Güemes se incorpora el ejército patriota como teniente del cuerpo de caballería, tomando parte de la acción en la batalla de Suipacha. Manuel Belgrano pidió su traslado a la Banda Oriental, donde Güemes toma contacto con los comandantes del caudillo oriental José ArtigasSan Martín lo reintegra al ejército del Norte en 1813 con el grado de teniente coronel.
 
Durante seis años ejerció la gobernación de la provincia de Salta y con muy escasos recursos libró una constante guerra defensiva, conocida como Guerra Gaucha, que mantuvo al resto del territorio argentino libre de invasiones realistas. Parte de la clase "principal" y mercantil de Salta era opuesta o reticente a la revolución, pero las clases bajas, tanto urbanas como rurales, se plegaron con entusiasmo a la resistencia.
 
Como volvería a ocurrir muchas veces en nuestra historia, la causa de la soberanía nacional se encarnaba en los estratos más humildes, numerosos y explotados de la población, mientras la oligarquía - la clase "decente" como entonces se decía, el vecindario "distinguido" que formaba el "pueblo" de los cabildos abiertos- ligaba su destino a la balcanización y el vasallaje.
 
El asesinato de Güemes por la oligarquía salteña, en connivencia explícita y directa con las armas del Rey de España, apuñaló por la espalda la empresa liberadora de San Martín en Perú, y significó la pérdida definitiva, para la Argentina, de las provincias del Alto Perú (actual Bolivia), que habrían de ser liberadas y erigidas en Estado independiente por Bolívar y Sucre.

El diario oficial "La Gazeta de Buenos Ayres", cuando dominaban los unitarios rivadavianos, celebrará: "Murió el abominable Guemes al huir de la sorpresa que le hicieron los enemigos con el favor de los comandantes Zerda, Zabala y Benítez, quienes se pasaron al enemigo. Ya tenemos un cacique menos".

La empresa revolucionaria americana de la generación de la Independencia sufría así un colapso decisivo por el lado argentino, ya que dejaba a San Martín en inferioridad operativa frente a los españoles y le obligaba a ceder al libertador Bolívar la parte final de la campaña.
 
Pero estos alcances no fueron tenidos en cuenta por los autores del complot oligárquico salteño para quienes se trataba, exclusivamente de producir una contrarrevolución social, un golpe de Estado contra el gauchaje y la democracia militar del barbudo comandante de la guerrilla patria, ejemplo de patriotismo, paradigma individual, social, militar y político que es injusto olvidar.

Por Blas García


 

Martín Miguel de Güemes
 
Hijo de un alto funcionario y nieto de un general español, Martín Miguel de Güemes nació en Tucumán en 1783. Inició su carrera militar como cadete en el "Fijo" de la guarnición de Buenos Aires, y con él participó en la lucha contra los invasores ingleses de 1806 y 1807, donde se destacó, entre otras cosas, por el singular abordaje de un barco ingles por parte de la caballería patriota, en lo que se conoce como el "abordaje de la caballería"
 
Al estallar la revolución de mayo de 1810, Güemes se encontraba con licencia en Salta. Se incorpora el ejército patriota como teniente del cuerpo de caballería, tomando parte de la acción en la batalla de Suipacha.
 
Disgustado con Balcarce se separó del ejército, siendo repuesto después de la derrota de Huaqui, con el grado de capitán.
 
Belgrano pidió su traslado a la Banda Oriental, donde Güemes toma contacto con los comandantes del caudillo oriental José Artigas. San Martín lo reintegra al ejército del Norte en 1813 con el grado de teniente coronel.
 
San Martín fija su cuartel general en inmediaciones de Tucumán, en un campo atrincherado que llama "la Ciudadela". Allí instruye a la tropa y oficiales mientras espera pertrechos solicitados a Buenos Aires, que nunca le llegaron.
 
La frontera norte estaba desguarnecida y amenazada por las fuerzas españolas de Lima, del general Pezuela, y San Martín designa a Manuel Dorrego jefe de la vanguardia, para hacer una guerra de desgaste con dos destacamentos; uno al mando de José Saravia, y otro al mando de Martín Güemes.
 
Parte de la clase "principal" y mercantil de Salta era opuesta o reticente a la revolución, pero las clases bajas, tanto urbanas como rurales, se plegaron con entusiasmo a la resistencia.
 
Con el avance limeño, los patriotas desalojaron al ciudad de Salta llevándose hasta los badajos de las campanas para que los españoles no festejaren el triunfo, y comenzaron una "guerra guerrillas", de desgaste, con escaramuzas y sorpresas de gran movilidad, llevadas a cabo por los gauchos salteños, "hombres extraordinarios, diestros, altivos e incansables" - según el general español García Camba.
 
Güemes mantuvo el sitio de Salta. Pezuela intentaba el avance hacia Tucumán pero se vio detenido en Jujuy por la presión de los gauchos. La derrota de los españoles en la Florida por las fuerzas de Arenales, la derrota de la escuadra montevideana por la escuadra del Almirante Brown el 16 de mayo de 1814, y la noticia de la caída de Montevideo, decidieron a Pezuela a retroceder, abandonando Salta y Jujuy.
 
 
Fuentes:
 
- Reyes Abadie, Washington. Artigas y el federalismo en el Río de la Plata
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar
- Jorge Enea Spilimbergo: Güemes y la "gente decente" de Salta

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Martín Miguel de Güemes y la Guerra Gaucha en nuestra Independencia
Martín Miguel de Güemes y el Escudo de armas de su familia.
17-10-2025 / 18:10
17-10-2025 / 18:10
17-10-2025 / 09:10
El coronel Juan Perón estaba preso. Nada se oponía a la restauración oligárquica y al retorno a la fraudulenta y corrupta Década Infame, interrumpida por la irrupción de la Revolución de Junio de 1943. Pero en ese momento la clase obrera se movilizó y desde ese instante se convertiría en un actor determinante del proceso político nacional.
 
Nadie la conocía aun. Carecía de antecedentes. Venía de abajo, del subsuelo de la Patria, y su marcha fue irresistible. Si había demorado en aparecer, lo cierto es que nadie pudo, desde entonces, olvidarlo jamás.
 
En la madrugada del 17 de octubre de 1945 comenzó una movilización de la clase trabajadora en los barrios populares del oeste de Capital Federal así como de las zonas industriales de sus alrededores.
 
Los obreros no ingresaban a trabajar en las fábricas y talleres e iban recorriendo los establecimientos vecinos, incitando a abandonarlos a quienes se encontraban en ellos, para luego marchar coreando consignas en favor de Juan Perón, por las calles principales hacia el centro de la Capital Federal.
 
Aquel 17 de octubre los trabajadores dejaron sus herramientas, apagaron las máquinas de sus talleres y fabricas, se subieron al tranvía o al ómnibus y se fueron a la Plaza de Mayo. Estaban dispuestos a dar la vida por Perón. Un nuevo ciclo histórico se iniciaba en la Argentina.
 
El 17 de octubre de 1945 marcó un antes y un después en la historia de nuestro país: más de un millón de trabajadores, coparon la Plaza de Mayo para exigir la liberación del que ya entonces consideraban su líder: el coronel Perón, quien desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, había instrumentado numerosas medidas que favorecieron a los obreros, sentando las bases de la movilidad social ascendente y permitiéndoles integrarse a un país que, hasta entonces, no los reconocía.
 
Setenta y ocho años después, recordamos aquella expresión de lealtad mutua: de los trabajadores hacia su líder, pero también de Perón hacia ellos, al visibilizarlos y, una vez en el poder, haber seguido defendiendo sus derechos. Sin arriar nunca las banderas del trabajo, la dignidad y la justicia social.

 
Escribe Blas García  

17-10-2025 / 09:10
El 17 de Octubre de 1945, Juan Perón fue rescatado de la cárcel por la masiva movilización de la clase trabajadora, exponiendo así la falencia del anciano régimen oligárquico antinacional -rapaz y parasitario- y la caducidad de los viejos partidos políticos seudo democráticos, sobrepasados por el proletariado, que de ahora en más, podía obtener reivindicaciones que ya no se pedían, se reclamaban, porque ya no se confiaba en la buena voluntad de los sectores dominantes sino en la propia fuerza de los trabajadores.

Ese día resurge la Argentina profunda, el subsuelo de la Patria sublevado, y reaparece para continuar escribiendo la historia de las masas populares, una secuencia que va desde las lanzas primero -con las montoneras federales del interior-, el voto después -con el radicalismo yrigoyenista- y por último los sindicatos obreros -con el peronismo-. Tres momentos en los que el Pueblo lucha para realizarse con el federalismo, la soberanía política y la democracia social.

Como consecuencia de la actuación revolucionaria de las masas populares el 17 de octubre de 1945, el justicialismo llega al poder y produce transformaciones en todos los ámbitos de la realidad del país. La Revolución Nacional, de Eva y Juan Perón, rompió con el modelo semicolonial dependiente, logrando la independencia económica, la justicia social y permitiendo importantes conquistas a los sectores populares. Una Nueva Argentina con el Pueblo de protagonista.

La terrible reacción gorila de la vieja Argentina oligárquica y autoritaria, en el golpe de septiembre de 1955, dan la medida de la trascendencia revolucionaria del peronismo. Cómo los movimientos nacionales antecesores: el federalismo de Rosas y el radicalismo de Yrigoyen; solo se alcanzaron conquistas transitorias y fueron derrotados por la estructura de la injusticia y la dependencia. Revolución y contrarrevolución.

A partir de 1955, la exclusión política del peronismo produjo un proceso de Resistencia que ampliaría su perfil. Aglutinó, representó y canalizó a todas las rebeldías y críticas contra el sistema económico, social y político, crecientemente ineficaz y en el cual era el único actor apartado. En esta lucha, el peronismo constituyó el agrupamiento de las fuerzas populares y proletarias, mientras que el régimen militar se identificaba con los intereses de la oligarquía, la burguesía entreguista y los partidos liberales.

Todos estos esfuerzos son partes de un mismo combate, en la que todavía no se han alcanzado triunfos definitivos. Corsi e ricorsi, la Patria aparece como un proyecto inacabado que debemos realizarlo plenamente hoy cuando el capitalismo globalizado pretende desembarazarse de las limitaciones que, a lo largo del siglo XX, le impusieran los Estados Nacionales y los movimientos sociales encabezados por la clase trabajadora, para aplicar sus políticas neoliberales de injusticia social.

Las medidas económicas impulsadas por Javier Milei y Luis Caputo están inspiradas en el más crudo neoliberalismo, que fue iniciado durante la Revolución Fusiladora, continuadas por la dictadura de Jorge Rafael Videla y por los votos en los gobiernos de Carlos MenemFernando de la Rua, Mauricio Macri y Javier Milei. Este tipo de recetas conservadoras y reaccionarias, que aumentan la injusticia quitando derechos sociales y agrandan la dependencia con el fuerte endeudamiento, siempre fracasaron, provocando resistencias populares y revueltas sociales. 


Por eso, como integrantes del Movimiento Nacional y Popular que cambió la historia política argentina, volvemos a levantar, como en 1945, el cuestionamiento del sistema neoliberal económico y social injusto y la necesidad de dar la pelea para cambiarlo. Con el peronismo, seremos una Nación independiente, y si nos sacamos la dependencia del capital financiero y del FMI volveremos al desarrollo económico. Caso contrario, podría retornar el neoliberalismo apátrida y seguiremos hundiéndonos aun más en la pobreza y la dependencia. 
La cuestión sigue siendo la misma, patria o colonia. El legado de la lucha continúa, hoy contra una de las formas mas crueles, brutales y salvajes de capitalismo, la de Javier Milei.


 
Gustavo Rearte, fundador y líder de la JP, héroe de la Resistencia Peronista 
 Escribe: Blas García 

 

15-10-2025 / 19:10
Juan Perón había surgido a la vida política dos años antes, desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, y había dignificado al obrero otorgando derechos vulnerados desde siempre. Unidos en el odio a Perón y defendiendo sus intereses, el frente oligárquico logra aislarlo, despojarlo de todos su cargos forzando su renuncia y recluirlo en la isla de Martín García. Parecía que una vez más en nuestra historia, los que más tenían, los que hacían las  leyes, los que vivían del trabajo ajeno, imponían su voluntad omnipotente.
 
Pero los trabajadores argentinos reaccionan y en la mañana del lunes 16 de octubre de 1945, los dirigentes de la CGT se entrevistan con presidente Edelmiro J. Farrell, al cual le trasmite su preocupación por la situación del coronel Perón, así como que algunos gremios han empezado a salir a la calle reclamando por su libertad. También le expresan la preocupación reinante en la clase trabajadora ante las versiones de los diarios acerca del nuevo gabinete que estaría integrado por hombres de la oligarquía y del conservadorismo.
 
Por su parte, la Unión Obrera Local- expresión sindical del Partido Comunista-sostiene que "desautoriza las versiones a favor de una huelga inminente lanzadas por un grupo afecto al gobierno desplazado y por elementos nazis que pretenden obstruir el camino de las elecciones libres".
 
A su vez, el Partido Socialista denuncia "la maniobra encaminada a confundir la opinión de los trabajadores y crear factores de perturbación y anarquía...tentativa de los dirigentes entregados a la dictadura implantada por el ex secretario de Trabajo y Previsión".
 
Los partidos de "izquierda" de la oligarquía, más que confundidos, no saben de donde sale esa "chusma" peroniana, como la denominan despectivamente, que nada tiene que ver con el modelo de obrero de sus libros y manuales, pulcro y atildado, con el que están acostumbrados a tratar.
 
A la tarde se conoce la decisión de la Central Obrera: por 16 votos contra 11, "la CGT, en defensa de las conquistas obtenidas y las por obtener y considerando que éstas se hallan en peligro ante la toma del poder por las fuerzas del capital y la oligarquía, declara un Paro General en todo el país por el término de 24 horas, que se hará efectivo el día jueves 18 de octubre, a partir de la cero hora".
 
Comienza así, el devenir histórico por el cual los trabajadores argentinos se introducen por primera vez y para siempre en la escena política nacional, para terminar con la semicolonia pastoril y construir una nación moderna e independiente, y lo hacen con un movimiento popular que tiene como eje al proletariado. En nuestro país nada volvería a ser igual.
 
Gustavo Rearte, fundador y líder de la JP, héroe de la Resistencia Peronista 
Escribe Blas García 

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