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Nacionales - 07-02-2020 / 08:02
PANORAMA EMPRESARIO SEMANAL

Experimentos, amagues e internas en la cornisa del default

Experimentos, amagues e internas en la cornisa del default
Lo de Kicillof, más allá de los resquemores y recelos mutuos que hay entre La Plata y el Palacio de Hacienda, fue un experimento. La deuda que procura renegociar Guzmán equivale a 200 veces el vencimiento que la provincia finalmente anunció que pagará cash.
Fue el eje de las dos largas reuniones a puertas cerradas que Martín Guzmán compartió en los últimos 10 días con jerarcas del Fondo Monetario.
 
Primero en Nueva York con Julie Kozack, la número dos para América, y el venezolano Luis Cubbedu, encargado del caso argentino. Después en el Vaticano con la mismísima Kristalina Georgieva, con quien ya había conversado cuando Alberto Fernández no lo había anunciado aún como ministro de Economía.
 
Lo que pidió Guzmán es lo contrario a lo que suelen reclamarle al Fondo los ministros de países en problemas. Tampoco es un tecnicismo, aunque lo parezca.
 
El objetivo oficial es que el FMI, además de aplazar los cobros del préstamo récord que le entregó a Mauricio Macri contra sus propios estatutos, declare oficialmente antes de fin de mes que la deuda argentina es insostenible, de tal modo que los acreedores privados se vean acicateados para aceptar la quita que prevé proponer el Gobierno a principios de marzo.
 
A tientas, consciente de que nadie consiguió hasta ahora nada parecido a esa carambola y apostando el pellejo a que el G7 lo apadrine como el último garante de la estabilidad política en el Cono Sur, el Presidente procura una renegociación sin default -como Uruguay en 2003 o Ucrania en 2015- pero con una quita que solo lograron países que ya habían entrado en cesación de pagos.
 
Una quita que le permita cumplir antes de fin de año con su promesa de volver a encender la economía, algo que hasta ahora ni siquiera se insinúa y que será imposible si el Estado debe afrontar la carga de intereses que heredó de Macri.
 
¿Por qué un gobierno que pretende evitar el default querría que el árbitro de las finanzas globales considere insostenible su deuda? Para revertir -al menos parcialmente- la inclinación de la cancha a favor de los grandes fondos que tienen en su poder la mayoría de los títulos de la deuda argentina.
 
Y para reforzar la noción de que la oferta que se hará el mes que viene será "tómelo o déjelo". Nada garantiza que alcance, pero los negociadores consultados aseguran que es imprescindible.
 
En Economía admiten en privado algo que quedó claro tras el desenlace del reality show de la deuda bonaerense. Los acreedores tienen una ventaja insoslayable respecto del canje de 2003-2005 y es que nunca dejaron de cobrar.
 
A diferencia de aquel momento, cuando los apurados eran ellos, la carrera contrarreloj la corre esta vez la Argentina. De ahí lo apretado del cronograma que fijó Guzmán para la reestructuración.

 
En su discurso de 18 minutos anteayer ante la Pontificia Academia de Ciencias, que desgranó en inglés y sin leer, Guzmán pronunció siete veces la palabra "insostenible". Ahí dejó entrever parte de la negociación secreta con el FMI.
 
"Los mercados no están acostumbrados a esto porque no es la forma en que se hacen las cosas, pero la forma en que se hacen las cosas no funciona, así que tenemos que hacer algo diferente acá", abundó. Y advirtió: "Tendremos que hacer esto con las normas actuales, no hay tiempo para reescribirlas en dos meses".
 
 
Cuestión de fondo
  
Guzmán quiere que Kozack y Cubeddu, los enviados del FMI que estarán entre el miércoles y el viernes próximo en Buenos Aires, no demoren más de 10 días en publicar su staff report. Es en ese reporte donde el Fondo especificará si, en su opinión, la deuda argentina es sostenible o no. Y si lo es, si es "con alta probabilidad" o "con baja probabilidad".
 
Según la normativa del Fondo, si un país tiene una deuda insostenible debe reestructurarla. Si no, no es necesario. Si es "sostenible pero con baja probabilidad", debe hacer algo por amortiguar su impacto pero no necesariamente una reestructuración integral.
 
Es como un semáforo. Una señal que los grandes acreedores miran con atención. El color amarillo también implica que, por ejemplo, el propio FMI no debería otorgarle acceso excepcional a sus recursos.
 
Es un principio que solo se violó dos veces: con Grecia en 2013, para evitar que su crisis se contagiara al resto de Europa, y con Argentina a fines de 2018, cuando se aprobó una ampliación del acuerdo original pese a que en octubre se había encendido esa alerta. Ambas excepciones terminaron muy mal.
 
El Gobierno tampoco quiere del Fondo un Acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF, por sus siglas en inglés), que es el escalón siguiente en su menú de créditos para países con problemas de solvencia y liquidez.
 
Busca que los plazos de pago que dejó Macri se estiren tres años hacia adelante bajo el mismo acuerdo standby vigente. De eso habló Fernández con todos los mandatarios que visitó en Europa, aun a sabiendas de que necesita sí o sí el del único accionista con poder de veto: Estados Unidos.
 
Por eso Guzmán también planteó sus dos pedidos (la "insostenibilidad" y el período de gracia sin EFF) a los enviados del secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, que lo fueron a ver a Nueva York la semana pasada. La cita fue tan reservada que no se supo ni su locación ni quiénes viajaron.
 
En la estrategia, más allá de su resultado, quedan dos cabos sueltos. Por un lado, la mención que hizo anteayer Guzmán a los US$1.923 millones pendientes de pago con los países ricos miembros del Club de París, que empezó a devengar 9% de interés anual en dólares porque Macri decidió pagar el mínimo a cambio de que se activaran los intereses punitorios (los originales iban del 3% al 4,5%).
 
¿Por qué decirles a las mismas potencias a las que Fernández les pidió apoyo en el directorio del Fondo que también van a salir perdiendo con los créditos Estado-Estado que reclaman a través del Club? ¿No podría haberse elegido otra ocasión, o al menos otra semana?
 
El segundo cabo suelto está en Washington, en el staff del FMI. El organismo ya dio por terminada su purga post-Lagarde y en su alta gerencia sobrevivió Alejandro Werner, el jefe para América y partícipe necesario de la hipertrofia crediticia que explotó en agosto pasado.
 
Aunque el Gobierno sugiera -otra vez, "pero ahora sí, eh"- que con Georgieva el Fondo cambió, Werner fue uno de los que le hicieron creer a Donald Trump que con US$50.000 millones compraría la reelección de Macri.
 
Por ahora, lo único que consiguió Guzmán es que no venga la semana próxima y que mande a su vice, Kozack. Después, a fin de mes, el ministro volverá a la carga con su lobby en la cumbre de ministros del G20 en Arabia Saudita y en alguna escala todavía a definir.
  
  
Taxonomía bonista
  
Lo de Kicillof, más allá de los resquemores y recelos mutuos que hay entre La Plata y el Palacio de Hacienda, fue un experimento. La deuda que procura renegociar Guzmán equivale a 200 veces el vencimiento que la provincia finalmente anunció que pagará cash.
 
Pero en el Palacio de Hacienda, en vísperas de que se consumiera del plazo, se frotaban las manos por "la información" que obtendrían al cabo del proceso.
 
El endeudamiento de la era Macri fue tan vertiginoso y tan irresponsable que el mismo Estado no sabe quiénes son los acreedores con los que va a negociar ni qué otros bonos tiene en cartera cada uno.
 
Como en todo experimento, el conejillo de Indias podía salir lastimado. Y así ocurrió con Kicillof y su ministro de Economía, Pablo López. Sobre todo porque a las 48 horas debió anunciar que no pagará la cláusula gatillo salarial que les correspondía a los docentes en diciembre según la última paritaria firmada con María Eugenia Vidal.
 
Los US$250 millones que les pagará cash a los bonistas equivalen a un mes de sueldos de los 280 mil docentes que tiene la provincia. Hasta el exministro macrista Alejandro Finocchiaro, sepulturero de la paritaria nacional docente, se atrevió a chicanearlo por Twitter y a pedir "solidaridad con los trabajadores". Un audaz.
 
¿Por qué el Gobierno prefiere transitar la cornisa de renegociar sin defaultear en vez de patear el tablero? Según dice, para que los bonistas no se conviertan otra vez en buitres. El fondo Fidelity, al que culpó Kicillof por el fracaso del aplazamiento que proponía, es un fondo "real money", de los que priorizan la estabilidad al rendimiento rápido.
 
No suelen litigar. Prefieren cobrar menos pero seguro. Después están los grandes fondos como Templeton, Blackrock, Greylock o PIMCO, que oscilan entre posiciones más o menos hostiles con los deudores en aprietos. Y finalmente están los buitres como NML-Elliot, de Paul Singer, o Aurelius, de Mark Brodsky. Por lo que dicen en Economía, apenas tienen una porción marginal de la deuda en discusión.
 
Lo que teme Fernández es que, si adopta una postura más beligerante, el precio de los títulos se desplome aún antes de un eventual default y se haga más atractivo para los buitres comprar esos bonos para hacer juicio y reeditar su triunfo de 2016, cuando Macri les pagó todo lo que reclamaban desde 2010.
 
Surge allí una dinámica "policía bueno/policía malo": los grandes fondos le advierten que no sea tan duro con ellos porque si lo es, aparecen los malos. Pero a fin de cuentas ¿no terminó Fidelity por comportarse igual que un fondo buitre?
 
Quizá, además del Papa, haya que buscar inspiración en otros monarcas. Como el rey Felipe de Bélgica, quien impulsó y promulgó en julio de 2015 una ley específica para combatir las actividades de los fondos buitre.
 
La ley, aprobada por el Parlamento, prohíbe que se ejecuten en territorio belga embargos o medidas cautelares si el acreedor "busca una ventaja ilegítima" o si "el Estado deudor se encontraba en un estado de insolvencia o de suspensión de pagos comprobada o inminente en el momento de la recompra del préstamo o crédito".
 
Felipe, además de rey, es magister en Ciencias Políticas de la Universidad de Stanford. Ni un pelo de soviético.
 
Por Alejandro Bercovich
 
Fuente: BAE Negocios
 

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15-10-2025 / 11:10
Vergüenza ajena: el yanqui trató al presidente argentino como un perro faldero. Donald Trump necesita justificar el respaldo a Javier "el Roto" Milei, que necesita a su vez ese respaldo para llegar a las elecciones. Parte de la decadencia argentina se procesaba así en Washington y otra aquí, donde el enviado de la Casa Blanca, Barry Bennet, convenció a los gobernadores de Provincias Unidas y a la mayoría radical de sostener al gobierno.
 
Trump llegó agotado de su gira por Israel, donde pidió a la Justicia de ese país que se olvide de las causas por corrupción contra Benjamín Netanyahu y se arrogó el mérito por un triste acuerdo de paz tras haber respaldado el genocidio ejecutado a instancias de Netanyahu.
 
El presidente argentino, con su carpetita de apego bajo el brazo, no pudo ocultar su emoción cuando saludó a Trump en la puerta de la Casa Blanca. Lo miraba de reojo, nervioso, como si se sintiera bajo observación de una autoridad superior. Y se mostraba deseoso de agradar antes de levantar sus pulgares.
 
En Estados Unidos, Milei no es una figura respetada por todos. Su concierto en el Movistar Arena fue difundido por algunos medios locales y los más críticos lo trataron de "payaso" y otros de "poco serio". Las críticas le han llovido tanto desde los demócratas como también de algunos republicanos que responsabilizan a Milei por la crisis financiera para la que pide el rescate.
 
Por eso, Trump necesita justificar la ayuda a un país cuya economía está mal gobernada, según la opinión más extendida a nivel internacional. Mostrar a un presidente argentino obsequioso, agradecido y hasta servicial, fue parte de esa explicación y parte de la necesidad de Milei de mostrar el respaldo de Estados Unidos para aquietar los mercados hasta el 26 de octubre. Fue una forma de mostrar que ayudan a un aliado dispuesto a todo para seguir las políticas norteamericanas.
 
Del saludo en la puerta, se fueron de cabeza a una extensa conferencia de prensa en la que Milei agradeció por todo, desde la ayuda a Argentina hasta por el papel de Trump en la tragedia palestina y su respaldo a Netanyahu. Pero el discurso del argentino no fue traducido al inglés porque nadie mostró demasiado interés.
 
Después habló Trump largamente, mientras Milei lo escuchaba embelesado sentadito del otro lado de la mesa y de espaldas a los periodistas que hacían las preguntas. Junto a Trump estaba el gabinete de Estados Unidos, inclusive Pete Hegseth, el jefe del Pentágono quien debió explicar los múltiples obstáculos que puso a los periodistas que cubren temas militares en ese país. Junto a Milei, en el otro lado de la mesa, estaba parte del gabinete argentino, que funcionó como espectador de la larga conferencia que concedió el norteamericano.
 
Trump se refirió a cuestiones de política interna de la Argentina. Dijo que si perdía Milei iba a ganar "una persona de extrema izquierda" y agregó que el apoyo sería a favor de Milei si gana las elecciones, pero que, si las pierde, retirarían ese respaldo. Fue un discurso bizarro de campaña para la interna argentina formulado por el jefe de una potencia extranjera que ambiciona beneficios económicos extraordinarios como contrapartida de su respaldo ideológico a Milei.
 
Fue el mismo mensaje de Barry Bennet en Buenos Aires, a los radicales y otras fuerzas opoficialistas y en especial a los gobernadores que formaron Provincias Unidas, desde el cordobés Martín Llaryora, hasta el radical santafesino Maximiliano Pullaro. El guiño de Bennet coincidió con llamadas telefónicas del Ministerio del Interior, prometiendo respaldo financiero para después de las elecciones.
 

14-10-2025 / 16:10
En relación a la situación cambiaria y la tensión con el dólar que generó una fuerte venta de divisas por parte del Tesoro semanas antes del acuerdo con EE.UU., Javier "el Loco" Milei aseguró que habrá una "avalancha de dólares": "Nos van salir dólares por las orejas", ilustró, aunque no precisó cómo ocurriría eso, excepto cuando mencionó que sería por supuestas inversiones que llegarían gracias al interés por los recursos naturales que tiene el país. El estilo comunicacional de Milei reabre el debate sobre los límites entre la exposición constante y la prudencia necesaria para preservar la autoridad presidencial en tiempos de crisis.
 
Esta nueva mentira se suma a algunas de las frases y temas más controversiales que ha abordado como presidente, que incluyen desde: "No hay plata", utilizada frecuentemente para justificar el recorte del gasto público y el plan de ajuste fiscal. Hasta: "Si fuera cierta la frase de que no se llega a fin de mes, ustedes tendrían que caminar por la calle y estaría llena de cadáveres. ¿Alguien se puso a pensar en esa pelotudez?". Una falacia para negar la dificultad económica que enfrentan muchos argentinos. Y sin olvidar los insultos y descalificaciones directas a políticos, periodistas, sindicalistas y "empresaurios prebendarios", a quienes engloba bajo el término de "la casta".
 
En la política contemporánea, la comunicación presidencial de Milei se ha convertido en un arma de doble filo. Hablar de más puede generar consecuencias tan riesgosas como permanecer en silencio. En ciertos contextos, la sobreexposición del discurso puede restar credibilidad o amplificar conflictos menores que podrían haberse disipado con el tiempo.
 
Las insensatas declaraciones del presidente en defensa del narco José Luis Espert, tras su salida del Gobierno y sus denuncias públicas, reactivaron el debate sobre los límites del protagonismo comunicacional en la gestión. Al intervenir en una controversia de alcance limitado, el mandatario terminó trasladando la discusión al centro de la agenda política, con un impacto que excedió el caso en sí. En un escenario marcado por la tensión política y la sensibilidad social, cada palabra emitida desde el Poder Ejecutivo tiene repercusión inmediata. No solo por su contenido, sino también por el contexto y el momento en que se pronuncia. Una frase impulsiva o una defensa improvisada pueden derivar en interpretaciones adversas, que terminen debilitando la autoridad institucional.
 
En este tipo de situaciones, el silencio estratégico puede ser una herramienta más efectiva que la respuesta constante. Callar no siempre implica debilidad; en ocasiones, significa elegir los momentos adecuados para hablar, priorizando la estabilidad y la coherencia del mensaje presidencial. La figura del presidente gana solidez cuando interviene solo en temas de verdadero peso político o institucional.

El riesgo de hablar demasiado radica en convertir la palabra presidencial en un recurso cotidiano, banalizado. Cuando la máxima autoridad del país responde a cada controversia o disputa interna, el mensaje pierde jerarquía y se diluye el poder simbólico del cargo. La comunicación política requiere medir cada intervención como si fuese una jugada en un tablero complejo donde cada movimiento tiene efectos acumulativos.

El equilibrio entre comunicar y administrar el silencio es clave para sostener la legitimidad. Un liderazgo sólido se construye no solo con discursos, sino también con prudencia, mesura y capacidad para elegir cuándo es mejor no intervenir. Además, con el experimento anarco capitalista de Milei, que no se ha aplicado en ningún lugar del mundo, es imposible que en Argentina sobren los dólares y salgan por las orejas. Hasta ahora, lo único que ha hecho es aumentar la deuda externa e interna. Y la fuga de divisas.  

La Opinión Popular
 

14-10-2025 / 10:10
El doble femicidio de Luna Giardina (24) y Mariel Zamudio (56) es una tragedia que no puede leerse como un caso aislado. Su asesino, Pablo Laurta, no solo tenía denuncias previas por violencia de género: también era militante libertario, fundador de la agrupación Varones Unidos, y aliado ideológico de los exponentes de la "batalla cultural" del gobierno de Javier "el Loco" Milei, entre ellos Nicolás Márquez, biógrafo del presidente, y Agustín Laje, al frente de la Fundación Faro, think thank libertario. La vinculación no es solo por las fotos o saludos entre ellos, sino por sus esfuerzos por convocar a que los varones sientan supremacía sobre las mujeres. También se afirma que Laurta comparte las ideas de Milei.

En abril de 2018, Laurta organizó en Montevideo la presentación de El libro negro de la nueva izquierda, obra de Laje y Márquez. Laje, politólogo, es referente de la "batalla cultural". Márquez, abogado y biógrafo, comparte esa agenda. En aquel evento Laurta ofició de anfitrión, reforzando su perfil como activista libertario. Hoy, acusado de secuestrar a su hijo y de doble femicidio, su pasado político vuelve a quedar bajo la lupa. En 2018, tanto Marquez como Laje no se habían hecho de la fama que tienen ahora, sin embargo, ya disponían de un red internacional en connivencia con una parte del Estado que les permitía sentar las bases por la cruzada antifeminista que actualmente es parte del plan de gobierno en Argentina.

Laurta, con un marcado discurso de odio contra el feminismo, hizo de su violencia una bandera política. Negaba las denuncias en su contra, se victimizaba como "padre separado injustamente" y difundía el mito de las falsas denuncias, una narrativa misógina que hoy encuentra eco en el propio Congreso, impulsada por legisladoras libertarias y Carolina Losada. El femicida incluso organizó una charla junto a Laje y Márquez en el Parlamento uruguayo, donde se disertó contra el feminismo y la llamada "ideología de género". Las mismas ideas que él promovía fueron las que legitimaron su odio.

Mientras tanto, Luna había hecho todo lo posible por sobrevivir: denunció, se mudó, huyó del país, pero nadie la protegió. El sistema judicial la abandonó, y la política que debería defender a las mujeres eligió dar lugar a discursos que relativizan el machismo y ridiculizan el feminismo.

En ese contexto, resulta tan cruel como paradójico que el único proyecto presentado por una diputada de La Libertad Avanza en el Congreso sea el que agrava las penas por "falsas denuncias", un problema que, según estadísticas internacionales, representa menos del 0,1 por ciento de los casos.

El femicidio de Luna y Mariel no solo es un crimen, es una advertencia: cuando desde el poder se promueven teorías que niegan la violencia de género y se desfinancian las políticas de asistencia, los violentos se sienten impunes. Porque mientras Milei y su entorno celebran su "batalla cultural", las mujeres siguen siendo asesinadas cada 27 horas. Laje, el ideólogo libertario, salió a desligarse del detenido por el brutal crimen en Córdoba. Pero las fotos y los saludos con Laurta lo vinculan con él.


¿Hasta cuándo vamos a seguir contando mujeres asesinadas por el hecho de ser mujeres de parte de varones que las creen de su propiedad? Hace años venimos repitiendo que el machismo mata, que la violencia de género existe y que la impunidad y la negación libertaria de esta problemática estructural es la peor prevención.

La Opinión Popular



13-10-2025 / 08:10
Es difícil justificar, aunque pueda ser comprensible, que para animarse a una opinión haya alguna o mucha gente esperando "los detalles finos" de cómo el Tesoro estadounidense asumió la conducción económica argentina hasta límites jamás vistos.
 
Con mucho esfuerzo, podría entenderse que los especialistas del área aguarden la letra chica a fines de evaluar cuestiones técnicas en torno a una entrega de pies, manos y demases. Pero, de allí para abajo, todo es tan obvio -declaradamente obvio- que resulta una violación del sentido común ponerse a aguardar mayores precisiones.
 
¿Qué es lo que debe esperarse para saber en qué radica un comunicado en inglés de Scott Bessent, como reemplazo de toda información oficial del gobierno argentino? Acá en el Virreinato nadie dice nada. Arteche permanece en silencio. ¿Qué pretenden hurgar respecto de que el nuevo ministro de Economía haya hablado del compromiso de sacarse a China de encima?
 
¿Quién puede tomarse en serio que el Tesoro de los Estados Unidos compra pesos a sólo canje de solidaridad geopolítica? ¿Cuántos zombies persisten sin asimilar que el mercado te funde y el Estado (el de los Estados Unidos) te salva? ¿Quién queda, con honestidad intelectual, para llamarle "éxito" a un programa económico que requiere de intervención extranjera directa, luego de haberse comido un blanqueo, un préstamo del FMI, un refuerzo del mismo organismo y parte de toda una cosecha?
 
¿Cuánto dura hoy la memoria de los pueblos para registrar cómo termina lo que siempre terminó exactamente de la misma manera, desde el primer préstamo del FMI en 1958 y excepción hecha de cuando Néstor Kirchner los mandó con los condicionamientos a otra parte? ¿Cuánta más data se requiere desde que el nuevo embajador Lamelas habló derecho viejo, ante su comisión evaluadora, de ir a Argentina "provincia por provincia" para supervisar y controlar hacia dónde enfocarán el perfil productivo?
 
Si Bessent dice que "estamos comprando barato" porque la Argentina anda de regalo, ¿qué es lo que después venderán caro? ¿Lo que hasta Paul Krugman sindicó como el rescate para los socios del amigazo, ex administrador de fondos buitre y colaborador de los bonistas atrapados aquí, con papeles basura, a quienes ahora les construyeron una autopista para salirse urgente?
 
¿Con cuáles y cuántos dólares que Argentina no produce ni emite se afrontarán los que ya se fumó el bloque de Caputo Toto? ¿Con los que Bessent aclara que sólo estarán si a Jamoncito le va bien en las elecciones, porque el swap no es otra cosa que una efigie para tener en la vidriera por si las moscas? Por razones de pudor profesional, uno evita hasta donde puede el uso de lenguaje panfletario. Pero a veces, como ésta, ni puede, ni quiere, ni debe.
 
¿Qué más hace falta para que el entramado mediático que ampara al oficialismo no se anime, siquiera, a interrogar tímidamente sobre el entreguismo bizarro? ¿Son tan grandes los sobres? ¿La cobardía? ¿Las cabezas colonizadas? ¿Los intereses e influencia del grupo de medios y aledaños más grande de nuestro Estado Libre Asociado, que se endeudó en unos mil millones de dólares por la compra de Telefónica?
 
Guillermo Francos declaró este viernes que no cree que sea como dice Bessent. Que no le parece que hayan negociado expulsar a China a como dé lugar, más tarde o más temprano. ¿Que no cree, dice Francos? ¿El Jefe de Gabinete no sabe lo que transa su Gobierno y nadie le repregunta?
 

12-10-2025 / 10:10
La derecha libertaria del cipayo Javier Milei suele vender la fantasía de que existe la posibilidad de ser una colonia yanqui próspera. Es una visión que trae interrogantes: el modelo neocolonial, ¿fracasa por impericia del imperio o por la voracidad de las élites económicas? Para ello hay que dejar de lado cualquier sentimiento de orgullo nacional. Hay que cambiar la frase de San Martín "seamos libres que lo demás no importa nada" por "seamos esclavos prósperos que lo demás no importa nada".
 
El espejismo es el siguiente: si uno se vuelve obediente de la potencia dominante, los norteamericanos motorizan miles de millones de dólares en inversiones que generan empleo y prosperidad. Un buen punto de partida entonces es analizar la situación económica y social de países de la región que llevan muchos años de alineamiento total con Estados Unidos. Si poner bases militares estadounidenses trajera bienestar, Colombia debería ser el país más próspero del planeta. Tiene siete bases en su territorio. Ahora gobierna una expresión de la izquierda nacionalista colombiana, Gustavo Petro, pero después de más de dos décadas de gobiernos de derecha. 
 
¿Colombia es próspera? Un dato local: entre 2010 y el 2022 la cantidad de colombianos que viven en Argentina se multiplicó por siete. Pasó de 17 mil a 111.000. Se suele poner el foco en el crecimiento de los migrantes venezolanos para retratar la catástrofe social del gobierno de Nicolás Maduro -asediado por EE UU-, pero se oculta lo que pasa con la diáspora colombiana porque ha sido gobernada por la derecha. Los colombianos prefieren venir a la "infernal" Argentina porque pueden estudiar en la universidad pública y conseguir trabajo. Nada más y nada menos.
 
Otro país que estuvo absolutamente doblegado, y a lo mejor se justifica por su pequeño tamaño, es Honduras. En la década de 1980 fue la base de entrenamiento militar contra la revolución sandinista en Nicaragua. Los militares argentinos fueron para enseñar a torturar. En Honduras está la base de Soto Cano (Palmerola) desde 1982.
 
Estados Unidos la utiliza para que aterricen los aviones con los hondureños que Donald Trump deporta con su política de acusar a los migrantes por la falta de empleo y la delincuencia. Ahora gobierna Honduras Xiomara Castro, que conoce bien la injerencia gringa que motorizó el golpe de Estado contra su esposo Manuel Zelaya en 2009. ¿Honduras es próspero? El PBI per cápita es la cuarta parte del argentino.
 
Otro país con bases de EE UU es El Salvador. En este caso el modelo de intervención es más parecido al que se está proponiendo para Tierra del Fuego, una base de operación conjunta ubicada en Comalapa, cerca de la frontera con Honduras y Guatemala. La excusa ya no es la del siglo pasado, la batalla contra el comunismo, ahora es contra el narcotráfico.
 
Es muy difícil no afirmar que la lucha contra el narco es una excusa cuando se cruza información. En Colombia -se dijo- los americanos tienen siete bases. En mayo de este año la DEA presentó un informe en el que sostiene que el 80% de la cocaína que se consume en Estados Unidos se produce en Colombia. ¿Para qué sirven las bases entonces? ¿La famosa guerra fracasa o en realidad no hay ninguna guerra y se utiliza para intervenir? ¿Qué haría todo ese despliegue de fuerzas de seguridad y militares si no existiera el narcotráfico?
 
Los yanquis nunca apostaron a impulsar el desarrollo económico y social en la región. Los motivos son varios, entre otros porque el desarrollo puede colaborar con que se forme un bloque que genere un poco de contrapeso a la hegemonía de EE UU en el continente. Un buen ejemplo es México, que comparte 3000 kilómetros de frontera con EE UU. Ha mejorado su situación los últimos siete años bajo un gobierno que no practica el alineamiento automático con Washington, todo lo contrario de los espejitos de colores que la derecha vende.   
 
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