Nacionales - 31-01-2020 / 10:01
La visita de Alberto al papa Francisco comenzó con una misa en la que se elogió a Perón
Alberto Fernández se reunió con el Papa Francisco. Con muestras de afecto mutuo, el presidente argentino y el Sumo Pontífice mantuvieron su encuentro como jefes de Estado. Con gesto distendido y caras sonrientes, el jefe de la Iglesia Católica y el presidente de Argentina se vieron por primera vez en el Vaticano. La relación comenzó con el pie derecho.
Alberto Fernández se reunió con el Papa Francisco. Con muestras de afecto mutuo, el presidente argentino y el Sumo Pontífice mantuvieron su encuentro como jefes de Estado. Con gesto distendido y caras sonrientes, el jefe de la Iglesia Católica y el presidente de Argentina se vieron por primera vez en el Vaticano. La relación comenzó con el pie derecho.
La primera parada de este viernes fue una misa solemne en la cripta de la Tumba de San Pedro, en el primer subsuelo de la Basílica de San Pedro, en la que se recordó la visita de Juan Perón en 1973 y se destacó el peronismo. El arzobispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, que celebró la misa, pidió por el "éxito" de la nueva gestión y evocó un encuentro que tuvo en 1973 en Roma con Perón, figura que exaltó y consideró "cercana" y "fiel" al papa Francisco.
"Pedimos por el éxito del nuevo presidente, de su nueva misión, tan difícil. Hemos querido celebrar la misa de la reconciliación, que entendemos está en el corazón del Presidente, de los obispos y del Papa", enfatizó Sánchez Sorondo al principio de la homilía.
Acto seguido, recordó: "En este momento no puedo no recordar mi encuentro con Perón. Perón estaba exultante e hizo una oda de la Argentina, habló de las posibilidades del país, de su pueblo, de su territorio, pero nunca se le ocurrió que podía tener un papa argentino y una papa bastante fiel, cercano a él".
"Creo que Dios nos está mostrando un camino importante y nos está mostrando que quiere levantar el país, que quiere que la Argentina de una vez por todas se ponga de pie, siguiendo la verdad, el bien, la justicia", aseveró el cura y destacó que para ello hay que seguir "el programa que tiene el mismo Papa, que son las bienaventuranzas, la felicidad".
Asimismo, evocó: "Vamos a pedir en esta misa que todos estos signos se puedan cumplir y que nosotros podamos realmente hacer que la Argentina se levante, que sea un país grande, solidario, para el bien del mundo global en este momento en el que hay tantas tensiones y por el gran bien de la paz, el bien más importante".
"Sean mensajeros de la paz", fue el pedido de Jorge Bergoglio a Fernández, a quien se lo vio más cómodo que cuando recibió la visita de Macri, hace ya cuatro años. En aquella oportunidad, la visita duró apenas 22 minutos y las imágenes fueron elocuentes: caras largas de ambos lados, una señal de la relación distante que hubo entre ambos.
Esto desembocó en varias campañas de trolls macristas en contra de Francisco, al acusarlo de ser un "operador político" del peronismo. El Pontífice, en sus discursos públicos, siempre fue un crítico de la economía neoliberal de mercado que tanto le gusta a Macri.
La Opinión Popular
EL ENCUENTRO FUE DE 44 MINUTOS
El Papa y Alberto Fernández se reunieron en el Vaticano
Francisco recibió al presidente en la biblioteca del Palacio Pontificio. Fue una reunión cordial en la que ambos se mostraron distendidos. Duró 44 minutos, el doble de tiempo de la que el Papa, con gesto serio y sin sonrisas, le dedicó a Mauricio Macri en su primera visita a Roma.
"Bienvenido", le dijo el Papa en retribución al "Santo Padre, ¡qué gusto al verlo!" con el que Alberto Fernández lo saludó en su ingreso a la Sala del Troneto del Vaticano. Allí lo recibió Francisco y luego lo invitó a pasar a la biblioteca del segundo piso del Palacio Apostólico para mantener el primer encuentro entre ambos desde la llegada del actual presidente a la Casa Rosada.
Fernández llegó puntual a su encuentro con Francisco. El anfitrión lo recibió con cordialidad y ambos se mostraron distendidos. "Pase usted", se mostró cortés el mandatario al momento de ingresar a biblioteca. "No, primero el monaguillo", reaccionó el Papa, ante las sonrisas de quienes presenciaban la escena.
A la biblioteca privada del Papa sólo ingresaron Francisco y Fernández. El encuentro se prolongó durante 44 minutos. El tiempo que el Papa dedica a quienes recibe no es un dato menor: es un dato que se tiene en cuenta para evaluar su cercanía con los invitados.
En este caso no pasó inadvertido que el Papa estuvo con Fernández el doble de tiempo que con Macri en el 27 de febrero de 2016, cuando el entonces presidente lo visitó por primera vez. En aquel encuentro Jorge Bergoglio lo recibió con cara de perro y le concedió sólo 22 minutos de su tiempo, apenas ocho más que a la reina de Inglaterra. Macri volvió al Vaticano a fines de octubre de ese mismo año y ahí sí, además de una sonrisa, consiguió dialogar con el anfitrión 39 minutos.
El resto de la comitiva que acompañó a Fernández al Vaticano se sumó cuando concluyó el tramo privado del encuentro. En ese momento se concretó la entrega de los obsequios que le llevó el mandatario.
Como es habitual en las visitas de un presidente al Papa, Fernández llegó al Vaticano con regalos. Eligió un telar elaborado por la Granja Andar, de Moreno, un busto del Negro Manuel, y un libro sobre cafés de Buenos Aires.
"Ella trabaja con Scholas", dijo el Papa cuando Alberto Fernández le presentó a Fabiola Yañez, mientras que, al saludar al canciller Felipe Sola, Francisco le dijo "cuántos años". Entre los presentes también estaba Gustavo Béliz, secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia.
Además del mensallón, la escultura con forma de medallón que simboliza la paz, Francisco le regaló a Fernández sus cinco escritos como Papa y le firmó la exhortación "Christus Vivit", y el mensaje de la Jornada Mundial de la Paz de este año, que le dijo que lo había firmado ayer.
Previo al encuentro con el Papa, que comenzó a las 10:27 de Roma, el mandatario había participado esta mañana de una misa "por la reconciliación" en la Basílica de San Pedro, junto a Yañez. La ceremonia fue celebrada por el obispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo.
Fuente: Página12