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“A muerte estoy con los jubilados. Lo que les hacen es una vergüenza. Yo defiendo a los jubilados ¿cómo no los voy a defender? Tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados”. Diego Maradona
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Internacionales - 22-11-2019 / 09:11
BOGOTÁ: CIENTOS DE MILES DE PERSONAS TOMARON LAS CALLES PARA DENUNCIAR AL PRESIDENTE DUQUE

Con marchas masivas, Colombia se sube a la ola en Latinoamérica contra el neoliberalismo

Con marchas masivas, Colombia se sube a la ola en Latinoamérica contra el neoliberalismo
Organizaciones sociales calculan que un millón de personas habrían salido a las calles en todo el país. Críticas a los proyectos de reforma laboral y previsional. Participaron los indígenas, las mujeres, los estudiantes, los pueblos afro, los sindicalistas y muchas familias.
El himno nacional se escuchó en altavoces a las dos de la tarde mientras cientos de miles de personas ingresaban, alegres y pacíficas, a la Plaza de Bolívar. Portaban banderas de Colombia y mensajes que claman por la vida de los indígenas y líderes sociales, y critican el gobierno del presidente Iván Duque y sus propuestas de reformas laboral y pensional.
 
Ésta, la marcha más grande de los últimos años en Colombia, terminó con las mismas notas y disturbios en el centro de la capital. Hacia las cinco de la tarde, los policías antidisburbios cercaron las esquinas de la Plaza y coparon de gases lacrimógenos provocando el caos y la confusión. Algunos encapuchados empezaron las agresiones, mientras la gente creó un cerco humano para separarlos de los uniformados.
 
 "Sin violencia, sin violencia", coreaban los ciudadanos antes de los primeros estallidos de las bombas gaseosas que lanzó la Policía. Cuando los uniformados permitieron a los manifestantes salir de la Plaza, algunos jóvenes se arrodillaron en el centro para recoger los restos del caos.
 
"No queremos que esta jornada tan hermosa y poderosa quede en ruinas", explicó un hombre a uno de los pocos medios que quedaron presentes. Al cierre de esta edición, la estación de transmilenio de la Calle 26 y la zona norte de Suba continuaba en medio de disturbios, mientras en Medellín la protesta terminó en una fiesta de artes y arengas en paz.
 
En la Plaza de las Luces, miles de personas vieron la caída del sol en medio de música y celebración. Allí, en la universidad pública más importante de la región, unos estudiantes expulsaron del campus a los encapuchados que intentaron ingresar pipetas con gases.
 
Un contraste de manifestaciones pacíficas y actos de violencia colmaron la jornada del jueves en la cual se unieron las diversas capitales del país y sectores de todo tipo. Los indígenas, las mujeres, los estudiantes, los pueblos afro, los sindicalistas y muchas familias colmaron las calles.

 
Los motivos para marchar
  
Página/12 conversó con Ingrid González quien salió a las calles junto a sus hijos y esposo: "Estamos marchando por los derechos de los colombianos, por reformas que son injustas, pensionales y laborales, y principalmente estoy marchando por la infancia, porque los niños están siendo sometidos aún a reclutamiento forzado y a bombardeos (como ocurrió con 18 menores asesinados por la Fuerza Pública durante un ataque a campamentos de disidencias de las Farc)". Este episodio generó el rechazo del pueblo colombiano y fue uno de los motivos que más indignación removió durante la marcha. Para Andrés Cubillos, ciudadano bogotano, su presencia en la marcha se trató de "un mensaje de paz y acompañamiento a todas las personas que han sufrido el desgobierno de Duque. Hace años acá un muerto más no quita ni pone, y pues marchar es un mensaje de vida".
 
En la Avenida Quinta de Cali, en la zona Suba de Bogotá y otros puntos de la capital se presentaron disturbios hasta horas de la noche. La violencia también llegó a las inmediaciones de la Universidad Nacional de Colombia, en la capital, cuando encapuchados destruyeron la estación del transmilenio. "No son estudiantes, esos son ladrones, nosotros los estudiantes no somos terroristas", explicaba una joven al medio El Tiempo que transmitió en vivo los disturbios, a la vez que registró en impresionantes fotos de Héctor Zamora el momento en que un Policía golpeó en el rostro una joven estudiante mientras se movía indefensa en bicicleta. En Suba, la jornada terminó en llamas tras horas de enfrentamientos. Entre tanto, en Cali decretaron el toque de queda en medio de los desmanes.
 
Sin embargo, la mayoría de las manifestaciones fueron pacíficas, como en el caso de Quibdó y Chocó, uno de los lugares más golpeados por la guerra, donde los jóvenes salieron con vestidos coloridos y tambores para exigir la protección de sus líderes sociales y pidieron garantías para trabajo, pensión y educación de calidad. Claudia López, alcaldesa electa de Bogotá, destacó "el empeño de la gente porque fuera una marcha pacífica". Sin embargo, los brotes de violencia no dejaron de aparecer. El presidente Iván Duque, el gran cuestionado de esta jornada, estuvo en reuniones a lo largo del día sin dar declaraciones a medios. En la noche, su oficina de prensa comunicó que el Presidente había sido informado de los movilizaciones en teleconferencia con los 32 departamentos del país, pero no se refirió a las causas de la enorme movilización. Organizaciones sociales calculan que un millón de personas habrían salido a las calles en todo el país, sin embargo el Puesto de Mando Unificado del gobierno habló de 200 mil manifestantes.
 
Con coros de alegría en algunas ciudades, helicópteros y sirenas en la capital colombiana y hasta llamas en el Norte, terminó una jornada de movilización destinada a exigir un cambio de enfoque del gobierno de Iván Duque: asumir políticas que protejan al pueblo y abandonar las que lo atacan.
 
Por Katalina Vásquez Guzmán
 
Fuente: Página 12
 

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30-10-2025 / 10:10
"¡Si son terroristas, fusílenlos!". La orden de eliminar a decenas de hombres, mayoritariamente jóvenes, cuando ya habrían sido reducidos, en los morros de Rio de Janeiro, parece haber sido impartida desde lo alto del poder. A los 64 muertos el martes en un operativo policial se sumaron otros 68. Con los cuerpos recuperados ayer, el número de muertos por la masacre perpetrada por la policía racista del gobernador ultra derechista Cláudio Castro ha llegado a 132. Estas cifras ya son más altas que las de la Masacre de Carandiru, y todavía hay informes de personas desaparecidas. Fue la peor matanza policial de la historia en la guerra contra el narco.

Los cuerpos de esas más de 60 víctimas fatales fueron encontrados por vecinos durante la madrugada de este miércoles en un área de floresta llamada Mata da Vacaria, un laberinto verde por donde los presuntos miembros del cártel Comando Vermelho intentaban darse a la fuga. Uno de los encargados del traslado de los cadáveres hasta la zona urbanizada de las favelas del Complexo da Penha, fue Raul Santiago. "En 36 años de favela, pasando por varias matanzas, nunca ví nada parecido a lo que estoy viendo hoy. Brutal. Esto es algo nuevo".

Según moradores que hablaron sin dar sus nombres al diario O Globo, algunos cuerpos tenían perforaciones de bala en la nuca, varios estaban con las manos amarradas. Signos de que fueron eliminados sin presentar resistencia. Cubiertos con mantas o lonas improvisadas, los cadáveres fueron depositados uno al lado del otro, en la Plaza San Lucas, de la favela Complexo da Penha. Allí también había muertos del Complexo do Alemão, donde están las otras comunidades atacadas por la Policía Militar. Junto a los cuerpos decenas de vecinos iban del desconsuelo a la indignación.

Las imágenes de ese velorio colectivo realizado en la mañana de este miércoles, se instaló en los canales de noticias locales, y después en los globales, que un día antes habían dedicado amplio espacio al Megaoperativo Contención, llevado a cabo por 2500 mil policías. El número de muertos el martes fue sesenta y cuatro mientras que los fallecidos en una supuesta, aún no confirmada, ejecución sumaria, en las primeras horas del miércoles, ascendió a sesenta y ocho según la Auditoría Pública. Dando un total de ciento treinta y dos. Para el gobierno de Rio de Janeiro, gestionado por Claudio Castro, el número de muertos entre martes y miércoles llegó a ciento diecinueve.

Castro, marioneta al servicio de los intereses del ex presidente, Jair Bolsonaro, y su clan familiar, declaró que el operativo más sangriento de la historia en las comunidades del norte carioca fue "un éxito", y sólo lamentaba la muerte de "cuatro" víctimas: los policías fallecidos en los tiroteos con el Comando Vermelho. Las expresiones del gobernador bolsonarista fueron repudiadas por organismos de derechos humanos y la bancada de diputados del PT, que lo indicó como uno de los culpables de la "masacre".

Este caso de violencia extrema en los morros coincide con el discurso bolsonarista sobre el combate al narcoterrorismo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirmó estar horrorizada por los hechos. "Esta operación mortal refuerza la tendencia de consecuencias letales extremas de las operaciones policiales en las comunidades marginadas de Brasil", indicó en una publicación en redes sociales la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, encabezada por Volker Turk.

El presidente Lula llamó a "combatir el crimen organizado" con un trabajo coordinado "sin poner en riesgo a policías, niños y familias inocentes".

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28-10-2025 / 20:10
28-10-2025 / 20:10
27-10-2025 / 22:10
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