Nacionales - 31-10-2019 / 08:10
CAMBIEMOS PREPARA UNA FIESTA PARA DESPEDIR A MACRI A PESAR QUE SU GESTIÓN FUE UN DESASTRE
Operación mediática macrista para intentar "cambiar" el resultado de las elecciones
Tanta insistencia en resaltar el 40% obtenido por los perdedores por encima del casi 50% de los ganadores sería divertido si no fuera una operación para “bajarle el precio” al triunfo de Alberto y preparar el retiro de Macri con una fiesta para el 7 de diciembre, a pesar que su gestión fue un desastre total.
El que hizo punta fue el macrista Luis Majul el domingo, cuando consideró que los resultados de la elección mostraban "un empate técnico". En la misma línea, aunque haciendo un esfuerzo para evitar el ridículo, siguieron la mayoría de los periodistas que sostuvieron, con su militancia, los cuatro años de Cambiemos. "Ni triunfazo de Alberto ni catástrofe de Macri", titulaba Clarín el martes.
Tanto Majul como Clarín, estaban describiendo una victoria categórica en primera vuelta, con ocho puntos de diferencia que podrían estirarse aún más en el escrutinio definitivo. El lente utilizado no es el mismo que saludó el triunfo de Macri en el ballottage de 2015 por apenas 2,68% de los votos, después de una derrota por 3 puntos en la primera vuelta.
Tanta insistencia en resaltar el 40% obtenido por los perdedores por encima del casi 50% de los ganadores sería divertido si no fuera una operación para "bajarle el precio" al triunfo peronista y preparar el retiro de Macri con una fiesta para el 7 de diciembre, a pesar que su gestión fue un desastre que daja tierra arrasada.
No se debería sobreestimar la importancia que tendrá la distancia obtenida en las posibilidades de éxito del gobierno que se inicia. Bastaría recordar todo lo que destruyó el macrismo basado en su mínima diferencia. O todo lo construido por Néstor Kirchner que, con su módico 22%, no superó a Carlos Menem en la primera vuelta.
Hay que discriminar qué porcentaje de los votantes son "propios" y cuántos "prestados". Un detalle que pasó desapercibido para los que se desviven por celebrar el "avance" de Cambiemos. En la elección de 2015, Macri alcanzó el 24,48% en las PASO y el 34,15 en la primera vuelta, donde se le sumó el aporte de la UCR y la Coalición Cívica. Recién en el ballotage superó el 50%. Es decir, la mitad de los votos que lo llevaron a la presidencia fueron "prestados". Quizás ése sea uno de los motivos que explican por qué es el único mandatario democrático que fracasó en la búsqueda de su reelección.
En 2019, Alberto Fernández obtuvo alrededor del 49% tanto en las PASO como en la primera vuelta, lo que muestra la solidez de sus apoyos. Por supuesto, eso tampoco otorga una garantía de gobernabilidad. Para mantenerla, tendrá que acertar en las políticas y resistir las presiones que le preparan la mayoría de los poderes fácticos.
Ahora, el Frente de Todos apuesta a que el escrutinio definitivo dé un cachetazo al fingido entusiasmo macrista, porque los resultados fueron contundentes. Tanto que sacaron de quicio a periodistas militantes como Jorge Fernández Díaz que, sin poder encontrar argumentos suficientes para explicar la debacle macrista prefirió recurrir a la estigmatización de los votantes culpables de semejante estropicio. "El masoquismo y la amnesia también son derechos humanos", aseguró.
La Opinión Popular
Arrancó la "guerra de relatos" por el escrutinio definitivo y Cambiemos prepara una fiesta para despedir a Mauricio Macri
Consumado el triunfo de Alberto Fernández en el país y el de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires, el escrutinio definitivo se convirtió en el gran protagonista de la semana pos electoral, ya que será el que tendrá la última palabra sobre los resultados de las elecciones del domingo.
Se estima que para la categoría de presidente y vice de la nación deberá haber concluido en no más de 10 días, pero para el resto tardaría un tiempo más.
Mientras se esperan los resultados, dio comienzo la "guerra de relatos" entre el kirchnerismo y el macrismo sobre quiénes fueron los grandes ganadores y los perdedores del 27 de octubre más allá de lo que indiquen los números.
Es que la distancia de casi ocho puntos que el ahora presidente electo, Alberto Fernández, le sacó a Mauricio Macri -mandatario aún en ejercicio- dejó una sensación agridulce en el seno del Frente de Todos, que esperaba un éxito aplastante tal como sucedió en las PASO del 11 de agosto.
La cara opuesta de esta moneda es Juntos por el Cambio, que celebra una remontada de más de dos millones de votos en favor de Macri que le permite irse con una imagen más positiva que la que pensaba semanas atrás.
Tanto es así que, envalentonados, sus militantes quieren que el Presidente saliente tenga una despedida como la que tuvo Cristina Kirchner en 2015 y ya organizan la marcha del #HastaLuego para el 7 de diciembre próximo.
Como es habitual, las redes sociales se convirtieron en la herramienta preferida para la convocatoria a la nueva movilización, que esperan sea superior a la denominada "Marcha del millón" celebrada ocho días antes de las elecciones presidenciales en la avenida 9 de Julio.
Ahora, los grupos que organizaron la marcha del 24 de agosto -cuando Macri salió al balcón de la Casa Rosada- ahora preparan una movilización a Plaza de Mayo para el 7 de diciembre.
"Hasta luego presidente" es el lema de la convocatoria de los fanáticos macristas, que creen que ese será el primer para el retorno de Macri en 2023. "Esto recién comienza" es otra de las frases motivadoras para convocar a la movilización.
La intención es que la despedida de Macri emule al denominado "9D" de Cristina Kirchner, cuando, el 9 de diciembre de 2015, una multitud de militantes despidió a la ex presidenta horas antes de que dejara el Gobierno.
En ese contexto, el kirchnerismo salió a expresar sus dudas sobre los resultados del escrutinio provisorio y si bien evitaron hablar de fraude, insinuaron que existió una manipulación de la información para dejar flotando en el aire la sensación de que el Gobierno de Cambiemos llegará al 10 de diciembre con un clima de tranquilidad, la "satisfacción del deber cumplido" y que Fernández no llegará a la Casa Rosada gracias a un abrumador triunfo, sino con una victoria más bien ajustada a pesar de producirse en primera vuelta.
Por tal motivo, desde el Frente de Todos aseguran que el escrutinio definitivo puede ser un cachetazo para el entusiasmo macrista, y que la diferencia final en realidad puede estirarse a más de 10 puntos.
Ahora bien, el recuento definitivo será el único con validez legal para establecer el resultado y reemplazará al realizado provisoriamente por el Correo Central y Smartmatic. La empresa que llevó a cabo desde las PASO el escrutinio provisorio se encuentra en el ojo de la tormenta tras haber mostrados varios errores y no mostrar una transparencia total en el sistema empleado.
Tanto dirigentes vinculados al peronismo como medios de comunicación afín al partido que gobernará a partir del 10 de diciembre, destacan que el resultado definitivo será muy diferente al del 27 de octubre.
Según argumentan, quedaron sin escrutar un total de 2.873 mesas, que tomando el padrón y considerando un 80 por ciento de presentismo, suman 833.000 votos que faltan escrutar. Esto significa que hubo aproximadamente 1.500.000 votos más que en agosto.
Pero de ese total de mesas, dicen, la mayoría -1.503 concretamente-, son de la Provincia de Buenos Aires, y tres de cada cuatro corresponden a dos secciones electorales en que la fórmula Fernández-Fernández ganó con claridad. Por lo que llegan a la conclusión que la ventaja del Frente de Todos se ampliará en el cómputo nacional.
En ese contexto, el apoderado del PJ, Jorge Landau, insistió este miércoles en que "descree de los datos del escrutinio provisorio" y pidió "esperar a ver los resultados definitivos" tras recordar las "numerosas denuncias" que realizó el PJ respecto de la firma Smartmatic, encargada del recuento provisorio.
"Yo descreo del escrutinio provisorio por todas las denuncias que ya hemos realizado contra Smartmatic, y por eso es importante esperar los últimos datos que son los que arroja el escrutinio definitivo", recomendó.
"Respecto a las conclusiones de los datos que salieron de esa matriz (el provisorio) yo los tomo en duda, pero no porque lo plantee ahora sino porque lo veía antes. El tren ya partió y ahora está en la estación Temperley, no me interesa volver atrás sino ver la instancia del escrutinio definitivo que comenzó, y se verá en 10 días", añadió.
"Ahí veremos la confrontación entre los datos y si advertimos que hay inconsistencias graves entre el escrutinio provisorio y el definitivo haremos la denuncia correspondiente", indicó Landau.
Además, valoró la contabilización definitiva, porque "hace 20 años que vengo haciendo lo mismo y sé cómo se computan y el sistema está hecho de tal forma que no se pueda alterar los resultados".
El recuento definitivo comenzó el martes en algunas provincias y este miércoles en otras, dando cumplimiento al Código Electoral que indica que debe realizarse "48 horas después de realizados los comicios".
Por su parte, Graciana Peñafort y otros apoderados del Frente de Todos efectuaron el martes por la tarde una presentación judicial ante la Justicia federal para "denunciar la posible existencia de delito" por "falsificación de padrones" y "adulteración de documento público".
Según el propio texto, esto se basa en el conocimiento de que muchos ciudadanos no pudieron emitir su voto por figurar en el padrón con un DNI posterior al que exhibían "cuando nunca habían tramitado uno nuevo".
A pesar de esto, Peñafort desestimó a través de sus redes sociales sospechas por irregularidades en el escrutinio provisorio que surgieron luego de que Mauricio Macri achicase la diferencia con Alberto Fernández respecto de las PASO.
"Si los resultados no te gustan porque le creíste a las encuestas, por ahí el problema es tuyo por creerle a las encuestas. Jamás hay que darle más valor a las encuestas que a la voluntad popular", indicó la abogada.
De igual modo, el legislador porteño Leandro Santoro, de estrecha relación con Alberto Fernández, descartó que el Frente de Todos vaya a cometer "la misma imprudencia que el Gobierno cuando los argentinos estaban votando de denunciar que la oposición estaba haciendo fraude".
No obstante, Santoro consideró que "si hay irregularidades la Justicia tiene que aclarar qué es lo que sucedió".
"Se vivió una situación muy rara. No conozco muchos países en el mundo donde el oficialismo acuse de fraude a la oposición en pleno proceso electoral. Se han escuchado muchos casos de denuncias en el mundo hacia el oficialismo, pero nunca el caso inverso", apuntó.
Por Leonardo Coscia
Fuentes: iProfesional y Página12