Entre Ríos - 29-10-2019 / 12:10
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL
En Entre Ríos, la pelea continúa voto a voto
A pesar de los pésimos indicadores económicos del gobierno de Cambiemos, según el escrutinio provisorio Macri se quedó con el primer lugar con 385.486, el 44,49 por ciento y Fernández con el segundo con 383.961, el 44,32 por ciento. Una diferencia, en esta categoría, de 1525 votos. El tema no es menor, porque el tercer senador aún está en juego, y de acuerdo a donde se incline la balanza, será de un espacio o el otro. En diputados todo está definido: dos bancas para cada uno. En la imagen: Stefanía Cora, Edgardo Kueider, Laura Stratta, Marcelo Casaretto y Blanca Osuna.
Pese al pobre desempeño político de la dirigencia de Juntos por el Cambio a nivel local y a que, en esta provincia, las consecuencias de la crisis económica neoliberal se miden en mayor desempleo y más pobreza que en el promedio nacional, los macristas habrían obtenido un ajustado triunfo en Entre Ríos: Mauricio Macri y Alfredo De Ángeli ganan por menos de 2000 votos; y faltan contar 13034.
Juntos por el Cambio se adjudica haber ganado en Entre Ríos en las tres categorías: Presidente, senadores y diputados, según el escrutinio provisorio. Sin embargo, lo único que parecería hoy seguro sería el triunfo en diputados, en donde el macrismo obtuvo 4910 votos de diferencia sobre el Frente de todos. Esto no cambia nada: cualquiera sea el resultado le tocan dos diputados a cada uno.
La participación fue alta, del 80,60%. Con ese índice quien más se benefició fue Juntos para el Cambio. En este marco, la diferencia a favor de la Alianza en la provincia para la categoría de Presidente y Senadores, en las que también dice haber ganado el macrismo, podría ratificarse o darse vuelta en el escrutinio definitivo que hace la Justicia.
Para senadores la diferencia a favor de JxC sería de 1902, el 0,23%. JxC, en este sentido, obtuvo 378.478 (46,64%), mientras que el FdT 376.576 (45,41%). Un final abierto. En el PJ entrerriano no quieren dar por ganado ni perdido nada, sino que esperan que se escruten las mesas que faltan.
En el Peronismo entrerriano quedó un sabor amargo por haber hecho la "plancha" ya que se descontaba un triunfo provincial despejado. Tras las PASO, Juntos por el Cambio salió con su desacostumbrada militancia, respaldado por su aparato estatal nacional que maneja Rogelio Frigerio. De esta manera, arrebató departamentos importantes: Paraná, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú.
En Entre Ríos, Cambiemos subió su caudal, pero nada cambia: cierra un 2019 fatídico, perdieron el Gobierno nacional, no consiguieron conquistar el provincial, se quedaron sin la Intendencia de Paraná. Por su parte, Gustavo Bordet logró renovar los dos diputados, y así mantener legisladores propios para integrar el bloque que apoye al presidente electo, Alberto Fernández.
De ser adverso, el resultado electoral local no hace mella en los niveles de aceptación que tiene Bordet entre los entrerrianos, que son en la actualidad todavía más altos que en la previa de la elección provincial. ¿Le servirá ante el futuro gobierno nacional el poder local que ostenta, a pesar del último resultado? Para saberlo hay que dejar correr los días.
El diagnóstico que hacen en la Casa Gris sobre la economía nacional y sobre las medidas que deberá tomar el próximo presidente es que Entre Ríos no estará peor que la Nación. Y a la hora de las decisiones difíciles, la opinión de Bordet será tan importante con Fernández como lo fue para Macri y el resto de los gobernadores peronistas.
La Opinión Popular
El peor gobierno desde la vuelta de la democracia
El peronismo unido en el Frente de Todos vuelve a la Casa Rosada tras apenas cuatro años, a pesar de su derrotas en 2015 y 2017, aguantando el apoyo inédito de los medios hegemónicos: Clarín, La Nación e Infobae, el establishment, el Fondo Monetario Internacional y los EE.UU. de Donald Trump al presidente Mauricio Macri.
El voto ciudadano reformuló al sistema electoral. Las PASO funcionaron como una primera vuelta. La primera vuelta como el ballotage. Alberto Fernández es el nuevo presidente electo de los argentinos. Ganó en elecciones libres y se impuso legítimamente en primera vuelta. La política económica neoliberal y la incapacidad personal de Macri para conducir el proceso político y económico llevó a esta situación.
El desprecio del PRO por la política y su dificultad para comprender la realidad y obrar en consecuencia logró lo impensado hasta hace apenas unos meses: unir al peronismo. Fuerzas disímiles y contrapuestas, actores políticos distanciados por irreconciliables diferencias lograron aglutinarse animados por un objetivo: sacar a Macri del Gobierno. Lo lograron y hay una nueva realidad.
Desde el gobierno, Macri nucleó tan solo el antiperonismo y también una enorme estructura de negocios. Sus caprichos de hijo de rico malcriado lo instalan como ejemplo de lo que no se debe hacer. Cuando habla de sus "logros" termina ofendiendo la inteligencia de los argentinos. Vinieron con la excusa de la corrupción pero en rigor de verdad, solo para que los ricos se queden con todo. Dejan un país saqueado, con más pobres, inflación, deuda y odios que el que recibieron.
El de Macri fue sin dudas el peor gobierno desde la vuelta de la democracia, y si no fuera por la existencia del antiperonismo y el miedo que a muchos infunde Cristina, no llegaba ni al 15% de los votos. Deja un país mucho peor que el que recibió, y saca un 40% de votos por miedo al pasado. Igual pierde generando un temor superior, el terror a Macri.
Una diferencia menor a la esperada
Alberto fue elegido Presidente en primera vuelta con una diferencia menor a la esperada. Hubo una tendencia anunciada que se cumplió: el futuro Presidente iba a ser Alberto. Lo sorpresivo, a medida que avanzaba el escrutinio, fue que la diferencia entre el ganador y el perdedor era menor a lo proyectado. Al igual de lo que paso en las primarias, pero al revés.
La mayoría de los electores repitieron su voto, pero hubo una nueva porción que decidió apostar a la reelección de Macri. Distritos como Córdoba, Santa Fe, Mendoza y CABA, registraron una performance del macrismo que influyó en el promedio total país y que evitó lo que se presumía, que el macrismo iba a una catástrofe electoral.
Resulta difícil desentrañar las razones que permiten a Macri sumar casi 8 puntos sobre el resultado de las primarias reteniendo a los arañazos un milagroso 40% del electorado (con el 97% escrutado, y con la sospecha de que pierda votos con las mesas que faltan) cuando se encamina al final de su presidencia dejando al país atrapado en la debacle con los peores indicadores sociales y económicos en décadas.
Clivajes de preferencias entre las dos coaliciones
La Provincia de Buenos Aires, el principal distrito, cumplió la predicción de goleada a favor del Frente con 13 puntos de diferencia. Buenos Aires, los Conurbanos, la Patagonia, el NOA y el NEA configuran las bases del peronismo. Se registran clivajes notables de preferencias entre las dos coaliciones. Territoriales, generacionales (los jóvenes son pilar del FT), de clase social.
El presidente electo cimentó su triunfo en una amplia diferencia obtenida en provincia de Buenos Aires y en las provincias del norte, incluso en Jujuy donde gobierna el radical Gerardo Morales. Las provincias del Sur también eligieron mayoritariamente al candidato del Frente de Todos.
Entre los perdedores de la jornada hay que contar a los cuatro candidatos a presidente que se quedaron muy lejos de los dos primeros. La polarización alimentada por el "voto útil", les hizo perder votos que en su mayoría fueron a manos de Macri, que logró mejorar su performance de las PASO, pero quedó a mitad de camino.
Cambios en la estrategia del macrismo
Es evidente que el cambio de estrategia del macrismo a partir de las PASO, recurriendo a métodos propagandísticos políticos, además de las redes, produjo acontecimientos de comunicación (las 30 ciudades) que, si bien, no modificaron el amperímetro en algunas provincias; pero en otras sí.
Fueron millones de argentinos que, contradiciendo toda lógica electoral, volvieron a votar a un Presidente desastroso que condujo al país a una de las peores crisis económicas que se tenga memoria.
La gestión de Macri tuvo su punto de inflexión a partir de la ley previsional en diciembre del 2017, acelerando su derrumbe ante la opinión pública. Es llamativa la falta de pericia de un gobierno que no pudo sortear ningún obstáculo que se le presentó.
Todos los indicadores macroeconómicos muestran resultados negativos, y la economía familiar navega con un nivel de endeudamiento que desespera al ciudadano de a pie. Luego del triunfo, Fernández le pidió a Cambiemos que "ayuden a reconstruir el país de las cenizas que dejaron".
En definitiva la pérdida del gobierno por parte de Juntos por el Cambio es porque faltó un cabeza político-estratégico que construyera acuerdos y avance evitando promesas voluntaristas que resultan hoy burlescas: inversiones, pobreza 0; o terminar con la cultura populista, etc. Cambiemos no tuvo política, tuvo políticos que gobernaron pero no política.
Fue tal el derrumbe de la administración Macri, que terminó tomando medidas "kichneristas" para consolidar gobernabilidad frente a las elecciones. Cabe preguntarse qué, si eventualmente hubiera habido una continuidad de Macri; ¿cuál hubiera sido su política económica?
Entonces, ¿cómo se lee, ese 40% de votos? Es un voto estratégico contra el peronismo/kichnerismo y expresa la necesidad de un amplio sector de la población que es necesario contar con una oposición fuerte al gobierno justicialista de Fernández y Fernández.
Entre lo destacado de esta elección también hay que mencionar a Cristina Fernández que logró resucitar de sus cenizas como el Ave Fénix, superando los obstáculos que tenía con gobernadores, sindicalistas, y dirigentes políticos del peronismo no K.
"¿Qué hará Cristina?"
Esto se preguntan quienes la detestan y quisieron desterrarla de la competencia democrática metiéndola presa. Su respuesta tácita es que se dedicará a serrucharle el piso a Alberto. Le atribuyen una atávica vocación de dañar aunque sea insensata: la narrativa de la derecha gorila empieza y termina en la fábula del escorpión y la rana.
La conducta real de la vicepresidenta electa habilita a pensar de otro modo. Renunció a ser candidata, decisión inteligente que nadie imaginó. Optó por el perfil bajo en campaña, dejando "explayarse" a Alberto. Ahora tiene una oportunidad única, que Alberto (compañero de militancia y gobierno) y Axel (un ahijado político que creció a su lado) dispongan de una chance de gobernar bien.
El cometido es peliagudo porque ambos asumen en un contexto angustiante condicionado por la astronómica deuda externa. Pero si se pudiera, la trayectoria de Cristina sería única desde 1983. Tal vez piense en el futuro, tal vez le interese su pueblo, ponerle un broche a su trayectoria. En una de esas es una estadista o una política de primer nivel y no un escorpión.
Su situación judicial será un tema de agenda para más adelante, pero es indudable que la cuestión no es algo que preocupe a los propios seguidores. Su imagen que venía siendo negativa desde que la última etapa de su gobierno a la fecha, se ha desplazado hacia la calificación positiva.
La pelea entre Macri, Larreta y los radicales ya empezó
La caída de Macri implicará reordenar las piezas de una Alianza que yace en pedazos. Aunque la remontada que consiguió el Presidente entre las primarias y las generales le permitirá resistir, al menos por un tiempo, a los sectores internos que buscan su jubilación. El mandatario no tiene intenciones de abandonar el tablero político, como esperan algunos de los que lo rodearon en el bunker de Juntos por el Cambio.
El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, es la figura que podría intentar ocupar su lugar en caso que Macri parta hacia el retiro o hacia Europa. Si Macri se queda, las tensiones se harán cada vez más evidentes. También con los radicales como Alfredo Cornejo, quien hace rato habla de posmacrismo. A Marcos Peña muchos le auguran el destino de los dinosaurios: la extinción.
El núcleo duro de Macri son algunos de sus aliados recientes, como Miguel Ángel Pichetto, otras aliadas que lo cuestionaron, como Elisa Carrió, y algunos radicales línea anti K dura, como Mario Negri y Luis Naidenoff.
Ellos sostienen, junto con Peña -el jefe de Gabinete depende cien por ciento de la permanencia de Macri en política-, la posibilidad de que Macri se convierta a partir de diciembre en el principal líder de la oposición. El acortamiento de la diferencia con el Frente de Todos les da un nuevo argumento para señalar que es el líder indicado para seguir conduciendo el espacio. Para eso, debe quedarse en el país.
Otros consideran que Macri se queda, sí... por todas las causas penales que tiene, y debería dar un paso al costado: "Es un tipo que estrelló la provincia y el país. Te tenés que ir a tu casa. Horacio 2023 y todos encolumnados", ya planteaban algunos funcionarios porteños.
Es que, ahora en un partido como el PRO que creció al calor del poder, los recursos económicos, administrativos y el rol institucional quedaron en manos de Rodríguez Larreta, que conjuga el lustre de un triunfo histórico con la habilidad de ubicarse en el lugar del hombre elegido por el peronismo, para encabezar una oposición "racional".
El interior federal
Macri logró imponerse en seis provincias, cuatro más de las que ganó en agosto: Mendoza, Córdoba, Entre Ríos, San Luis, Santa Fe y la ciudad de Buenos Aires, con lo que recuperó su poderío en la zona centro del país, con excepción de la provincia de Buenos Aires.
La novedad del resultado de este domingo fue el notable crecimiento de la alianza, ocho puntos más que en las primarias de agosto, con lo que dejó nuevamente como las grandes derrotadas a las consultoras y encuestadoras, ya que no previeron el incremento de Juntos por el Cambio.
Además del rotundo triunfo en Buenos Aires, el peronismo sustentó su triunfo en las provincias de la Patagonia y el Norte, donde Alberto arrasó nuevamente, y Juntos por el Cambio ni siquiera logró ganar en los distritos que gobierna, como Jujuy y Corrientes.
Los aciertos estratégicos en lo político-electoral del PJ, especialmente los de Cristina Fernández, y los errores de modelo y de gestión del macrismo para enfrentar la crisis económica y social en los dos últimos años, fueron las causas centrales del retorno de justicialismo al poder nacional.
Cambiemos dice haber cosechado un ajustado triunfo entrerriano
Sorpresa. Los macristas entrerrianos habrían revertido la tendencia de las primarias de agosto pasado y le dieron una ajustada victoria a la fórmula presidencial de Juntos por el Cambio por sobre el binomio del Frente de Todos, por menos de un punto de diferencia. Al igual que lo ocurrido en las PASO, la polarización dejó a Consenso Federal en un lejano tercer lugar, aunque mejor que su promedio nacional.
El peronismo entrerriano no hizo campaña. Se confiaron en que los 10 puntos de las PASO de agosto ya eran una ventaja suficiente y que la sola cara de Alberto Fernández arrastraría los votos necesarios para empardar la diferencia o incluso incrementarla. Lo pagaron caro porque el corte de boleta se hizo sentir.
A pesar de los pésimos indicadores económicos del gobierno de Cambiemos, según el escrutinio provisorio Macri se quedó con el primer lugar con 385.486, el 44,49 por ciento y Fernández con el segundo con 383.961, el 44,32 por ciento. Una diferencia, en esta categoría, de 1525 votos. El tema no es menor, porque el tercer senador aún está en juego, y de acuerdo a donde se incline la balanza, será de un espacio o el otro. En diputados todo está definido: dos bancas para cada uno.
Con estos resultados el Frente de Todos y Juntos por el Cambio logran dos diputados nacionales por lado. Marcelo Casaretto y Blanca Osuna ingresarán por el justicialismo y Gabriela Lena y Gustavo Hein, por el macrismo. En senadores, lo único seguro es que Edgardo Kueider -FdT- y Alfredo De Ángeli -JxC- tendrán una banca el año próximo. La tercera banca en discordia lo disputan la concejal Stefanía Cora y la dirigente radical, Stela Olalla.
Esto último está está peleado, porque aún restan escrutar unos 13 mil votos derivados de 46 mesas: cuatro en Colón, ocho en Concordia, una en Diamante, dos en Federación, dos en Gualeguay, tres en Gualeguaychú, cuatro en La Paz, 10 en Paraná, seis en Uruguay, dos en Victoria y cuatro en Villaguay.
"Se durmió en los laureles el peronismo", deslizó -mordaz- una fuente radical, espacio que aspira a celebrar la recuperación de una banca en la Cámara de Senadores nacional. La dirigencia del PJ se relajó y la campaña nacional no fue lo suficientemente fuerte en la provincia. Y Fernández no vino las veces que era necesario para motivar la militancia en campaña, mientras que Macri lo hizo en dos oportunidades, recorriendo cuatro localidades: Concepción del Uruguay, Basavilbaso, La Paz y Paraná.
Otra lectura más global argumenta que existió un error en el análisis de las PASO y la confección de la estrategia nacional post 11 de agosto. Se sobreestimo el resultado de las PASO y se subestimo la capacidad electoral de Macri y el apartado comunicacional del PRO. Se decidió "hacer la plancha" y abandonar los lugares donde se ganó, Entre Ríos era uno de ellos. En las provincias que siguieron este libreto y los resultados están a la vista.
Claro que el triunfo provincial y el descuento de más de diez puntos en Paraná, no le servirán de mucho si no se erige en una oposición responsable. Tendrá primero que sanar sus propias heridas internas, que quedaron más expuestas que nunca. El sólo hecho que Juntos para el Cambio haya habido fuertes internas demuestra a las claras las luchas que carcomen los cimientos de este espacio.
El PJ local no tuvo un festejo completo
Los entrerrianos votaron cuatro veces este año. En las primarias provinciales, el peronismo obtuvo una ventaja de 25 puntos sobre Cambiemos. En las generales provinciales de junio esa diferencia fue de 22 puntos.
En las primarias nacionales de agosto, la diferencia se redujo a menos de la mitad: el PJ le sacó casi 10 puntos a Juntos por el Cambio. Y en las elecciones generales de este domingo, la alianza de macristas y radicales dio vuelta el resultado y dejó al peronismo abajo. Por poco, casi un empate, según los datos del escrutinio provisorio.
Se interroga el periodista Pablo Bizai: ¿Cómo se explica semejante evolución del voto en la provincia en tan poco tiempo? ¿Cómo puede ser que Cambiemos haya recuperado tantos votos, cuando la economía no hizo otra cosa que empeorar? ¿Fue tan efectiva la campaña del "Si se puede" de Macri en Entre Ríos? ¿Afectó tanto la (no)campaña del peronismo? Y concluye: es una provincia conservadora.
El peronismo entrerriano no tuvo un festejo completo. La racha de triunfo que fue hilvanando desde el inicio del calendario electoral, que a nivel provincial terminó con la reelección de Bordet a partir del 11 de diciembre, se cortó. Fue por poco, pero el PJ entrerriano habría sido derrotado por Juntos por el Cambio, que revirtió 10 puntos de diferencia desde las PASO.
Como en las primarias, pero en menor medida, Concordia fue el bastión peronista en esta posible derrota ajustada. De todos modos, la diferencia de puntos que había sacado Alberto se acortó: FdT 52,2 y JXC 37,9. El "peronazo" concordiense se fue licuando en la medida que el caudal de votos macrista fue aumentando.
Este traspié no va modificar el "romance" entre Fernández y Bordet. El ahora presidente electo considera al entrerriano una pieza fundamental dentro de su futuro esquema de gobernabilidad y en la relación con los demás mandatarios peronistas.
El análisis nacional del PJ destaca que Entre Ríos, Santa Fe, Mendoza y Córdoba son territorio hostil, especialmente refractarios de Cristina. El caso de Córdoba es el más extremo. Pero las otras provincias, por su composición sociológica, su distribución demográfica y su perfil económico, son lugares donde el discurso del PRO penetra más profundamente, y son, a la vez, bastiones históricos del antiperonismo.
El modelo de unidad que fue tejiendo Bordet en el PJ provincial desde 2015, y que tuvo su premio mayor en junio pasado cuando se impuso en la Gobernación, también fue replicado a nivel nacional. Ese "es con todos" alumbró aquí muchos antes que Cristina nominara a Alberto. Activo político que no cambia por una ajustada derrota.
Si algo valoró el Frente de Todos tras alzarse con la victoria a nivel nacional, fue la unión del peronismo. Allí radicó la fuerza que llevó al PJ otra vez a comandar los destinos de este país. Después de un período opositor al poder, el PJ regresa a la Casa Rosada.
Pero hay otra cuestión de Bordet que Alberto seguramente tomará. No hay duda que el Gobernador unió al peronismo, pero además sumó votantes que luego eligieron a Macri en las elecciones nacionales. Es un nuevo PJ que rompe el cerco y seduce a la clase media. Es el peronismo que deberá reconstruir Alberto con la mesa de los gobernadores para terminar con la grieta que solo es funcional al odio electoral del macrismo.
En este rearmado discursivo y de referentes, el nuevo peronismo nacional y federal encuentra en Bordet y Perotti figuras importantes, que podrán hacer un aporte a la tarea de reconciliar a un sector del campo y las clases medias urbanas hoy distanciadas del peronismo.
Perfiles dialoguistas, apego a lo institucional y moderación son atributos ponderados por los sectores medios no peronistas. Desmantelar la grieta es la mejor manera de pasar al ostracismo a Macri, pero, por sobre todo, es una necesidad colectiva para construir un país mejor.
Otra vez, como en el 2001, el Peronismo vuelve para batallar con otra grave crisis del modelo económico neoliberal, aunque en esta ocasión llega unido, fortalecido desde lo electoral y con la perspectiva de avanzar en la reconciliación nacional. No es menor a los fines de acometer los dramas de la inflación, la recesión, la deuda externa, la pobreza, el hambre y el desempleo.
La Opinión Popular