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Sociedad e Interés General - 09-09-2019 / 07:09
EFEMÉRIDES POPULARES: EL 09 DE SEPTIEMBRE DE 1997 MUERE CARPANI, EL PINCEL DE LAS LUCHAS OBRERAS

Ricardo Carpani, un militante revolucionario de la política y la pintura argentina

Ricardo Carpani, un militante revolucionario de la política y la pintura argentina
El 09 de septiembre de 1997, muere Ricardo Carpani, un artista plástico que acompañó siempre la lucha de los trabajadores. Fue el pintor de las luchas obreras y populares, el que dibujaba los afiches de la CGT de los Argentinos, el que pedía con su arte por la libertad de los dirigentes obreros presos durante las numerosas dictaduras que le tocó vivir. Imagen de Eva Perón combativa y revolucionaria.
El 09 de septiembre de 1997, muere Ricardo Carpani, un artista plástico que acompañó siempre la lucha de los trabajadores. Fue el pintor de las luchas obreras y populares, el que dibujaba los afiches de la CGT de los Argentinos, el que pedía con su arte por la libertad de los dirigentes obreros presos durante las numerosas dictaduras que le tocó vivir.

También combatió contra el "coloniaje cultural y artístico", producto de la sumisión del país al imperialismo y al control que "la oligarquía ejerce sobre los principales resortes de nuestra cultura", con su "mentalidad extranjerizante, despreciativa de todo lo genuinamente nacio­nal y popular". Fue, indiscutiblemente, uno de los más grandes artistas plásticos de América Latina.

Escribe Blas García para La Opinión Popular


El 17 de octubre, Perón, el proletariado nacional y el quiebre del modelo dependiente
Blas García
 
Comenzó los estudios de abogado pero los abandonó cuando en 1951 decidió radicarse en París, en la ciudad francesa comenzó a interesarse seriamente en la pintura, tomando cursos que luego continuó en Buenos Aires.

A su regreso dedicó un tiempo a viajar por Chile y el interior de nuestro país. Una vez asentado en Buenos Aires retomó los estudios de pintura, esta vez con el maestro Emilio Pettoruti.

Expuso por primera vez en 1957 junto a Juan Manuel Sánchez (1930) y Mario Mollari (1930) Su compromiso con la causa de los trabajadores lo expresó en obras como "Huelga" de 1958, en tanto que en 1961 realizó un mural para el sindicato de la Alimentación al que tituló: "Trabajo. Solidaridad. Lucha".

Carpani expuso sus obras en varios países: México (1960), Roma (1960), Londres (1961), Río de Janeiro (1961), Estocolmo (1962).
 
Sus primeras obras aparecen en 1956 ("Pescadores") y 1957 ("Desocupados"), en plena concurrencia con "la resisten­cia" peronista. Temática social y forma vanguardista se aúnan en su primera exposición. Pero no se trata de la habitual plás­tica de la izquierda, ni del "realismo socialista". No es reflejo ni fotografía, ni reproduce los rasgos de un trabajador, sino que recrea a los trabajadores tal cual él los siente, ampliando sus dimensiones, acentuando su combatividad, deformando su figura -con ayuda del cubismo y el expresionismo- imbuyendo a la imagen de un sentido colectivo y amenazante.
 
 

 
El grupo Espartaco

En 1959 conformó el Grupo Espartaco que planteó la necesidad de un arte con raíces en el país y atento a las necesidades y lucha del pueblo trabajador. Su filiación política puede inscribirse en la llamada izquierda nacional que durante un largo período lideró Jorge Abelardo Ramos.
El grupo fue expresión de la nacionalización de una porción de las clases medias que hasta 1955 había sido masivamente contraria al Movimiento Nacional Peronista.

Luego del golpe de estado autodenominado "Revolución Libertadora", importantes sectores de la clase media detectaron las mentiras de la oligarquía liberal y su falsa democracia que condenaba a la mayoría del pueblo, particularmente a los más humildes, a una difícil situación económico-social y que además no les permitía expresarse políticamente, por la proscripción de movimiento mayoritario, el peronismo.

En 1959 lanza su Manifiesto, un documento redactado por Carpani, que arremete contra el "coloniaje cultural y artístico", producto de la sumisión del país al imperialismo y al control que "la oligarquía ejerce sobre los principales resortes de nuestra cultura", con su "mentalidad extranjerizante, despreciativa de todo lo genuinamente nacio­nal y popular".

"Espartaco" se constituye en rotundo antagonista de la plástica oficial, ya fuese tradicionalista, vanguar­dista o del "realismo socialista". Sobre el grupo cae la discrimi­nación, el silencio de los críticos, las puertas que se cierran en las escuelas de arte.

Sostiene Norberto Galasso, en el libro "Los Malditos" (volumen I) que militancia y labor artística se confunden cada vez más en el artista. En 1961, Carpani concreta su primer mural en el Sindicato de Sanidad, presidido por Amado Olmos. Ese mismo año, publica dos ensayos en la Editorial Coyoacán: "La política en el arte" y "Arte y revolución en América Latina".

Ricardo Carpani nació el 11 de febrero de 1930 en la localidad de Tigre, provincia de Buenos Aires, murió el 9 de septiembre de 1997 en Buenos Aires.

En 1963, un afiche de obreros corpulentos, brazos en alto, puños cerrados, ojos amenazantes, con letras enormes que expresan la bronca popular: "BASTA", aparece en los muros de Buenos Aires y de allí, se difunde hacia el interior. Los trabajadores empapelan las paredes del país con ese afiche de Carpani.


Militancia política 

En 1964, participa de la creación del grupo "Cóndor", con J. J. Hernández Arregui, Rodolfo Ortega Peña y otros. Poco después, ilustra la revista "Programa". Así acompaña a esas expresiones de avanzada de la Izquierda Nacional.

Al mismo tiempo, incursiona en el ensayo político: "Nacionalismo bur­gués y nacionalismo revolucionario" y "Nacionalismo, peronismo y socialismo nacional".

En esos años de alza de la lucha de masas, cuyo punto inicial es el Cordobazo, en mayo de 1969, Carpani acompaña, como siempre, el combate de los trabajadores. Su mano maestra de dibujante excepcional traza imágenes indelebles, desde el "Martín Fierro", hasta "Libertad a Ongaro y Tosco", desde el reclamo por Felipe Vallese hasta el "Cámpora al gobierno, Perón al poder", desde los centauros gauchos hasta "Desocupados" y "En huelga".

También recrea a las gran­des figuras que en la política y la cultura acompañaron la larga lucha de los argentinos, desde San Martín, El Chacho y Felipe Varela hasta Perón, Evita y Cooke, desde Roberto Arlt a Atahualpa Yupanqui.

Más tarde, al producirse el golpe militar del 24 de marzo de 1976, se encuentra en Europa exponiendo sus cuadros y deci­de no regresar. Allí, permanece exiliado varios años dando a conocer su obra e incursionando en nuevos temas: el del por­teño de los años treinta, el del mundo del tango. Sus hombres colosales, de manos gigantescas, no protagonizan ahora gran­des huelgas, sino que permanecen, en profunda introspec­ción, perseguidos, angustiados, desconcertados por la derrota.


A su regreso a la Argentina, al retornar la democracia for­mal bajo la presidencia del Dr. Alfonsín, Carpani incorpora el color a sus obras y coloca a su hombre en medio de la selva del capitalismo salvaje que impone la flexibilización laboral y lanza a la desocupación a los trabajadores, ahora acechado por serpientes y tigres.

Son "los hombres en la jungla", entre­gados a la "ilusión, la duda, la esperanza". El clima del país, a su vuelta, es todavía de temor por el genocidio reciente.

Más tarde, ya preso del cáncer, afirma que "si tuviera que volver a vivir mi vida elegiría el mismo camino de lucha...Sin ningún tipo de concesión, sin haberle chupado las medias a nadie, alcancé un reconocimiento que ahora tengo".

El 09 de setiembre de 1997 fallece en Buenos Aires. Indiscutiblemente, es uno de los más grandes plásticos de América Latina.

Escribe Blas García para La Opinión Popular

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Ricardo Carpani, un militante revolucionario de la política y la pintura argentina
Ricardo Carpani.
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Como cada 9 de Julio reivindicamos la lucha de las masas populares contra la permanente agresión política, económica y cultural neocolonial e imperialista, que busca disolver la identidad nacional y condenar a nuestra Patria a la condición de colonia dependiente como factoría de las metrópolis imperiales, mera proveedora de materias primas y alimentos baratos. 

El 09 de julio de 1816, el histórico Congreso, reunido en Tucumán, declara la independencia de las Provincias Unidas del Sur, que así rompe los lazos de dependencia con España y proclama la existencia de una nueva nación, libre e independiente. Lo hacía cuando la Santa Alianza, de Austria, Rusia y Prusia, promovía en Europa la restauración monárquica y combatía los movimientos liberales y democráticos.

Es el momento culminante de la gesta revolucionaria iniciada en 1810 y se realizó en Tucumán por el creciente malestar de los pueblos del interior contra Buenos Aires. Desde la supresión de la Junta Grande por el Primer Triunvirato en 1811 y hasta el Directorio de Carlos María de Alvear, la elite porteña había impuesto sus criterios centralistas, desconociendo el sentimiento federal de la mayoría del interior. La independencia, que se proclama en la sesión presidida por el sanjuanino Francisco Narciso de Laprida, es el fundamento a partir del cual José de San Martín impulsará la campaña para liberar Chile y luego Perú, consolidando la independencia argentina.

Las masas populares, con sus lanzas y su fuerte sentimiento de libertad, construyeron la Patria independiente con San Martín, las montoneras bravías del interior que nos legaron el federalismo, los ciudadanos revolucionarios de don Hipólito Irigoyen que cimentaron la democracia del Pueblo y las multitudes obreras movilizadas por Juan Perón que combatieron por la Justicia Social.
 
Invariablemente, la alternativa histórica fue siempre: independencia económica o subdesarrollo y miseria, e implica optar entre aceptar resignadamente la dependencia del país al FMI o luchar por la Liberación, por una Nación Justa, Libre y Soberana.
 
Tomamos el valiente ejemplo de San Martín que, para la Declaración de la Independencia, se impuso militarmente a los españoles y políticamente a aquellos sectores vinculados a la elite porteña que ya estaban negociando, tanto con el Imperio español como con el Reino Unido de Gran Bretaña, una nueva dependencia.
 
La nuestra es una historia de caudillos y masas populares. Los líderes pesaron profundo en los procesos. En 1816, San Martín, Belgrano, Güemes, Pueyrredón, Artigas, Juana Azurduy... Y la participación de las masas populares es una herencia del período independentista revolucionario, por la importancia que tempranamente tuvo la movilización popular, política y militar, en nuestra historia, desde la formación de las milicias urbanas para derrotar a los invasores británicos, y la voluntad del Pueblo que jugó un papel sin precedentes en la destitución de un virrey y el nombramiento de su sucesor.
 
Como decía don Arturo Jauretche"La historia es la política del pasado y la política es la historia del presente". Hoy, como siempre, peleamos por nuestra única, verdadera e irrenunciable independencia, evidenciando el aparato de colonización mental montada por los países centrales y sus operadores internos, como el macrismo y el mileismo, para perpetuar la dependencia.
 
Gustavo Rearte, fundador y líder de la JP, héroe de la Resistencia Peronista
Escribe: Blas García 

07-07-2025 / 19:07
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