Nacionales - 15-08-2019 / 09:08
LA PLATA QUE PONDRÁN NI SIQUIERA CUBRE LA INFLACIÓN
Tras la derrota en las PASO, Macri anuncia medidas para recuperar votos
MEDIDAS “POPULISTAS” CON GUSTO A POCO. Cuantitativamente la plata que se irán distribuyendo no cubre la inflación de estos días, menos la que sobrevendrá desde ahora hasta octubre-noviembre. No repara los daños, ni frena los efectos de la devaluación que el gobierno de Macri sigue propiciando. Sobrevuela el chantaje del patrón de estancia malo, enojado por cómo vota la peonada. En la mañana del miércoles le destinó unos pesos.
Mauricio Macri pidió disculpas, anunció medidas económicas y voluntad de dialogar con la oposición. Si uno llegara luego de años en Marte podría dejarse engañar y leería una autocrítica respecto de su diatriba del lunes, pero tras años de propaganda gorila antipopular es imposible ser tan ingenuo. La extorsión de los mercados sigue en pie y Macri amenaza por si se votara en octubre como el domingo.
Las medidas mitigan una parte pequeña de las consecuencias económicas neoliberales. Los ganadores de la corrida y la devaluación quedan fuera de las movidas anunciadas. Los especuladores podrán seguir medrando, no se los molestará con regulaciones para la fuga de capitales. Tampoco se aumentan las retenciones, facilitando que los grandes exportadores sigan enriqueciéndose.
Estamos a favor de "poner plata en los bolsillos de la gente". Incluso de que se realice como recurso de campaña electoral... Uno de los encantos de la democracia es que los gobiernos se sienten tentados a ser más distributivos los años electorales. Hay quien clama contra la demagogia, pero es así. Aunque Cambiemos confiaba en que la comunicación segmentada "mataba" a la angustia por llegar a fin de mes. Que se podía seguir aumentando la inequidad sin costos políticos.
Cuantitativamente la plata que se irán distribuyendo no cubre la inflación de estos días, menos la que sobrevendrá desde ahora hasta octubre-noviembre. No repara los daños, ni frena los efectos de la devaluación que el gobierno de Macri sigue propiciando. Sobrevuela el chantaje del patrón de estancia malo, enojado por cómo vota la peonada. En la mañana del miércoles le destinó unos pesos.
El impuesto a las ganancias es pagado por un porcentaje relativamente bajo de trabajadores. La proporción de jubilados que tributan es sensiblemente menor. Al resto, ni se lo mencionó. Los pagos adicionales de Asignación Universal por Hijo son avaros si se calcula su equivalencia en litros de leche o kilos de pan con los nuevos precios remarcados.
Se congelan las tarifas unos meses. Nada se dice de reducciones, ni mucho menos de desdolarizarlas, como propone el candidato presidencial Alberto Fernández. Con los "amigos" no se jode, habrán pensado en el equipazo económico. Sobran precedentes de la praxis macrista después de un congelamiento breve de tarifas. El aumentazo se pospone, jamás se anula.
El Gobierno se atribuye iniciativas que son en realidad imposiciones legales. El aumento semestral de las jubilaciones en septiembre no es una resolución de Macri: lo establece una ley de la "pesada herencia". La convocatoria anual al Consejo del Salario es norma resucitada por el presidente Néstor Kirchner y sostenida por Cristina.
La fantasía electoral de Macri es que, con estas medidas, los votantes se dejen persuadir por unas migajas, que cesan en octubre.
La Opinión Popular
Aspirinas y un sándwich para bolsillos saqueados
El secretario general de la CTA kirchnerista Hugo Yasky apeló a una cruda metáfora de dudoso gusto pero bien ilustrativa: "Es como querer curar un cáncer con una aspirina".
El líder de los camioneros Hugo Moyano fue un poco más sutil: "Son como un sanguche y una coca". Y su hijo Pablo apeló a la literalidad: "Son insignificantes para el bolsillo". Así calificaron el paquete de 10 medidas que, ya más en sus cabales y pareciendo empezar a asimilar el cachetazo electoral y su casi segura vuelta al llano, anunció ayer Mauricio Macri luego de las atinadas disculpas que pidió por la irresponsable e irrespetuosa conferencia del lunes pasado.
Pero más allá de elegancias o exabruptos, el sentido de las palabras de los tres dirigentes aciertan en describir el real impacto de los anuncios. Como suelen hacer, con más números que palabras, los economistas calcularon el alcance de las medidas como paliativos de bolsillos saqueados y como estímulo de una actividad económica semiparalizada.
Según la estimación de Rodrigo Álvarez, de la consultora Analytica, los $40.000 millones que por diversas vías el Estado volcará al mercado equivale al 0,3% del Producto Bruto Interno. Una nada frente al 2,3% en que se verá afectado el nivel de actividad, fundamentalmente por la caída en el consumo provocada por la estampida de precios, la pérdida de poder adquisitivo y la reticencia de empresarios a vender lo que no saben a qué valor van a poder reponer.
Por su parte, en un informe urgente emitido a horas de los anuncios por el Centro de Investigación y Formación de la Argentina (Cifra) dependiente de la CTA, Pablo Manzanelli, Mariano Barrera y Mariana González arribaron a resultados similares: las medidas equivalen a 0,2% del PBI y a 0,3% del consumo. Insuficiente es un calificativo insuficiente para cuantificar el anuncio.
Dejando de lado los números macro de los economistas, la mezquindad se aprecia analizando el detalle del paquete. Comenzando por los más necesitados, el refuerzo de $1.000 por dos veces para los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo no alcanza siquiera al monto que se cobra por mes por hijo de 2.652 pesos.
Hay que tener en cuenta que, en el mejor de los casos, el cimbronazo agregará 10 puntos porcentuales a la inflación anual, con lo cual esa población vulnerable terminaría el año peor de cómo iban a terminar el mandato de Mauricio Macri.
Siguiendo de abajo hacia arriba en la pirámide social, a los trabajadores informales también se les otorgará dos pagos de $1.000 por hijo por dos meses. Significa alrededor del 5% de lo que ganan en promedio por mes. O sea también terminarán peor.
Lo mismo vale para los 6,5 millones de trabajadores en relación de dependencia, que recibirán dos aumentos mensuales de $2.000 como eximición de los aportes personales. Representa alrededor del 4,5% de los $45.000 promedio que cobran en promedio según las cifras oficiales.
Mayor deterioro del salario real
Vale recordar que hasta antes de que se desatara esta nueva crisis, el poder de compra de salarios y jubilaciones acumula caídas de entre el 15 y el 20 por ciento.
Habrá otros $2.000 para los que pagan ganancias, que son los asalariados de ingresos medios que ganan más que el promedio. Además se les devolverá $12.000 a una familia tipo por Ganancias ya descontadas. Sin duda que lo necesitan. Pero no deja de llamar la atención que el refuerzo es proporcionalmente mayor para sector medios que para los más postergados.
Del alivio mediante facilidades de pago para las Pymes habrá que ver la letra chica y el cumplimiento. El sector está particularmente castigado por caída en ventas, los aumentos de tarifas y dificultades de trasladar remarcación de precios. No pareciera haber paliativo suficiente.
Hay congelamiento de combustibles pero no de electricidad, gas, agua, peajes y transporte. El kirchnerismo despilfarró montaña de fondos en subsidiar a todos y todas, pero este gobierno se fue al otro extremo sin discriminar ni practicar sintonía fina. ¿En la actual situación de emergencia no hubiera sido lógico aliviar la carga tarifaria para clase media baja y baja?
El vacío llega al Fondo Monetario Internacional
El paquete es más bien vacío, y el vacío llega al Fondo Monetario Internacional. La responsabilidad secundaria que le cabe al organismo en lo que está sucediendo daban márgenes de acción para obtener algo de soga. O al menos intentarlo.
No era realista pretender que este Gobierno negociara en horas una reprogramación de pagos o un nuevo acuerdo de Facilidades Extendidas. Menos aún que comprometa reformas estructurales que el casi seguro nuevo gobierno no aceptaría. Pero bien podría haber tratado de lograr un waiver o dispensa anticipada para flexibilizar las metas monetarias y de déficit primario, que son una de las razones primordiales de la mezquindad de los anuncios. En su lugar, el gobierno insistió en que no se alteran los compromisos, y que el gasto adicional se va a cubrir reasignando partidas.
Para peor, con el dólar indomable mantienen el libertinaje para que los pocos que pueden y quieren sigan comprando la cantidad de divisas que se les antoje. Lo más incomprensible de todo es que en los anuncios no hubo mención alguna a los jubilados. Insólito por lo mal que la están pasando, y porque se supone que en ese segmento etario hay (o había) preferencia por el oficialismo.
En síntesis, las medidas son escasísimas y de carácter distribucionista. Es decir, se reasignan partidas de Presupuesto 2019 sin quitarle nada a nadie. Es distribucionismo sin redistribucionismo.
Y en esta grave crisis hay una inmensísima mayoría perjudicada pero también una pequeña élite claramente ganadora: los dolarizados, los exportadores y los que tienen la habilidad especulativa para saber comprar barato lo que se está derrumbando de precios.
No hay absolutamente nada que neutralice esa obscena inequidad. Ningún impuesto extraordinario, ni un aumento transitorio en las retenciones, ni nada que se les parezca. No debería sorprender.
La Argentina no escapa a la ola mundial de plutocracia, ese estilo de democracia dominada por los que tienen dinero, y por la creciente influencia de los mercados, los interlocutores preferidos y destinatarios permanentes de las palabras del Presidente.
Por Marcelo Zlotogwiazda de Infobae
Por Mario Wainfeld de Página12
Fuentes: Infobae y Página12