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“Hay que hacer creer al pueblo que el hambre, la sed, la escasez y las enfermedades son culpa de nuestros opositores… y hacer que nuestros simpatizantes lo repitan en todo momento”. De Joseph Goebbels a Javier Milei
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Entre Ríos - 30-07-2019 / 08:07
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL

Bordet apuesta a la victoria nacional de los compañeros

Bordet apuesta a la victoria nacional de los compañeros
Bordet ha mantenido una buena relación institucional y quizá personal con Macri, pero la campaña electoral se interpone entre ellos y los hace sostener posiciones opuestas. El mandatario provincial lo cuestiona por su política económica neoliberal. Ya que, entre la caída de consumo y el crecimiento de la informalidad en el empleo, el Gobierno de Entre Ríos se perdió de recaudar, en el último año, el equivalente a un mes de lo que recibe por coparticipación federal. A esto se le debe sumar un complicadísimo escenario social con la pobreza, el desempleo y la inflación en ascenso.
Corsi e ricorsi, idas y vueltas de la historia. Dos años después, en junio pasado, la elección provincial no repitió la derrota del peronismo de 2017, no fue para nada traumática: el peronismo hasta ganó fácil y con una diferencia contundente sobre Cambiemos, una paliza. Garantizándose, nuevamente, una tranquilizadora mayoría legislativa.
 
Además, este resultado de junio le aporta más a la campaña de los Fernández que aquel desdibujado triunfo de hace cuatro años a Daniel Scioli. ¿Y si triunfan Alberto y Cristina? El próximo mandato puede ser la ocasión para satisfacer necesidades pendientes de la sociedad entrerriana.
 
Gustavo Bordet despejó cualquier duda sobre su protagonismo en la victoria, por lo que llega en diferentes circunstancias al próximo tiempo de gestión que, según el resultado, será de un nuevo armado de relaciones con el poder central. Mejor si es con los Fernández.
 
El Gobernador está más que jugado por la fórmula del Frente de Todos, porque salió mejor parado que en 2015, porque se siente cómodo moviéndose en el escenario político nacional -donde quiere pertenecer en un futuro cercano- y porque apuesta a tener cuatro años de mejor gestión, lo que sólo le puede garantizar una victoria de los compañeros.
 
Esto lo dejó bien en claro Edgardo Kueider, precandidato al Senado de la Nación. "El Gobernador se puso la campaña al hombro", afirmó. Y recordó las dificultades que presenta para la provincia "tener un gobierno nacional tan diferente, que piensa en la renta financiera y en fortalecer a unos pocos grupos económicos. Nosotros estamos pensando en un proyecto de desarrollo, crecimiento y empleo, con Alberto Fernández como presidente", sostuvo.
 
"La Argentina no aguanta cuatro años más del gobierno de Macri. Desde acá vamos a aportar los votos para un triunfo contundente", afirman en la militancia peronista que se moviliza en la provincia. "Podemos elegir entre una Argentina para todos o este gobierno de ricos para unos pocos", acotan.
 
Bordet ha mantenido una buena relación institucional y quizá personal con Macri, pero la campaña electoral se interpone entre ellos y los hace sostener posiciones opuestas. El mandatario provincial lo cuestiona por su política económica neoliberal. Ya que, entre la caída de consumo y el crecimiento de la informalidad en el empleo, el Gobierno de Entre Ríos se perdió de recaudar, en el último año, el equivalente a un mes de lo que recibe por coparticipación federal. A esto se le debe sumar un complicadísimo escenario social con la pobreza, el desempleo y la inflación en ascenso.
 
En ese marco, con una victoria de Macri, el futuro del país no pinta promisorio, sino cargado de dificultades; y dibuja el peor escenario para la provincia. Pero faltan aún las PASO, la votación general de octubre y el posible balotaje de noviembre para saber quién gobernará y, por lo tanto, para determinar cómo se vinculará la Provincia con la Nación: igual, mejor o peor.
 
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Bordet apuesta a la victoria nacional de los compañeros  

En las próximas elecciones se enfrentan a dos coaliciones
 
Sostiene José Natanson, de Le Monde diplomatique, que es evidente que la política argentina sigue dominada por una identidad fuerte -la peronista- cuestionada por otra -radical y/o macrista-; izquierda-derecha o peronismo-anti-peronismo, que se enfrentarán en las próximas elecciones.
 
De un lado, una fuerza afincada en los conurbanos de las grandes ciudades y las provincias del Norte y la Patagonia, que se apoya en los trabajadores y los pobres pero que se abre también a las sensibilidades progresistas de las clases medias y los jóvenes, que propone una economía más heterodoxa, de crecimiento industrial y sigue cargando la cruz del "populismo".
 
Del otro, un macrismo que es una actualización en clave de siglo XXI del clásico anti-peronismo, que respira en la zona núcleo y los barrios acomodados de las grandes ciudades. Ha incorporado el conservadurismo gorila de los adultos mayores y defiende la especulación financiera y una economía desregulada y abierta a las importaciones: su cruz es el legendario "elitismo oligarca" del liberalismo argentino.
 
Las grandes empresas y los bancos prefieren al Gobierno de Macri. Los sindicatos y las Pymes prefieren al Peronismo. Electoralmente hablando, los gremialistas y las Pymes tienen más llegada a votantes que los holdings y las grandes entidades financieras. La capilarización territorial y social la tiene el peronismo, 'la Caja' la tiene el Gobierno.
 
Pueden gustar más o menos, pero ninguna de las coaliciones es una aberración o una extravagancia sino la expresión consistente de amplios sectores de la sociedad argentina.
 

Bordet apuesta a la victoria nacional de los compañeros
 
Campaña del miedo
 
Se vienen tiempos difíciles. La crisis socioeconómica generada por el gobierno de Macri, con todo su enorme peso de recesión, desempleo y deuda, obliga a los candidatos a pensar en un próximo gobierno de escasez y restricciones, que requerirá un ejercicio permanente de negociación y consenso.
 
Se ve ya en la campaña: en contraste con lo que realizó el macrismo en 2015, como campeones de la demagogia y el compromiso fácil, los candidatos amarillos limitan su oferta a lo mínimo, como si quisieran ganar sin formular anuncios, arropados en la seguridad de una campaña sin promesas.
 
El 60% de la población manifiesta que los problemas económicos -inflación, desempleo, pobreza- son una realidad de la vida cotidiana, con lo cual se entiende que la oposición haya fijado su campaña en torno a la problemática económica que considera el Talón de Aquiles del Gobierno. La propia Cristina profundizó esa línea en Mendoza: "Sinceramente, no entiendo si chocaron la calesita o hicieron lo que venían a hacer", dijo en tono irónico.
 
Que la política se desplace al centro, se modere; no significa que no haya conflicto. Con resultados decididamente malos en el plano de la economía, el discurso proselitista del Gobierno nacional se apoya cada vez más en discusiones de corte moral en una campaña de miedo. La campaña del oficialismo busca instalar un "miedo ideológico" planteando la elección en términos dicotómicos como presente contra pasado, populismo versus republicanismo, honestos contra corruptos, buenos contra malos.
 
El objetivo es captar el voto de un electorado desencantado con el gobierno de Macri y que no van a cambiar esa opinión en el tiempo que queda hasta las elecciones, pero podrían considerarlo un mal menor frente a la posibilidad que Cristina volviera a ocupar un espacio de poder, siempre y cuando alguien les recuerde la catarata de supuestos males que sufriría el país si volviera "el populismo".
 
La estrategia estaría dando algunos resultados, al menos eso es lo que sugieren dos encuestas brasileñas difundidas durante la semana que dan como ganadora a la fórmula Macri - Pichetto en las elecciones. Son las únicas que dan ese resultado.
 

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La reelección de Macri garantiza el saqueo
 
El gobierno neoliberal de Mauricio Macri garantiza el saqueo de las riquezas que genera el trabajo argentino por parte de las empresas privatizadas de servicios y los grandes bancos que hoy solo tienen un descanso electoral en la carrera por la destrucción de la clase media y su conversión en clase baja.
 
Si Macri es reelegido seguramente se consolidará la miseria: la concentración económica que venden como expresión de la modernidad es tan solo destrucción productiva y social. Se quedan con todo lo rentable, someten al pueblo al lugar de esclavos de sus riquezas. Desregulan para poder oprimir y a eso lo llaman pomposamente "lo nuevo".
 
Hay un gobierno de los ricos que sustituyó a un gobierno de militantes provocadores. Aquellos engendraban miedo; estos, una deuda externa que mete miedo; habilitando la codicia despiadada de los grandes bancos y las privatizadas. A quienes les duele la marginalidad, no cabe duda que el actual gobierno la seguirá desarrollando.
 
Algunos sostienen que es mejor que triunfe el macrismo para que no se enojen los mercados, esos que se llevan fortunas mensuales de una sociedad cuya tasa de interés bancaria camina por la cornisa del récord mundial. Y nominan como logro institucional la fuga de capitales, justo la contracara de la inversión que prometieron.
 
Con las Lebac primero y las Leliq ahora, Macri inventó una masa de dinero que amenaza con el estallido y que, convertida en dólares, sería una nueva deuda sobre la miseria que sembró. En eso fue sin duda mucho más nefasto que los cuadernos K: dejó deuda como para fundar una biblioteca de cuadernos de saqueo al país.
 
Macri había apostado al anti peronismo expreso, aconsejado por Jaime Burán Barba, un gurú ecuatoriano que parasita los odios políticos locales. Ahora giró en el aire y convocó a un sector peronista, más ligado a los tiempos de Menem, que poco o nada tiene ahora que ver con el verdadero PJ.
 

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Odio contra odio
 
A pesar del daño que hizo a millones de familias con la inflación, el desempleo o la quiebra de pequeños y medianos comercios, Macri mantiene un respaldo importante, pero el odio que le tienen sobrepasa al odio instalado contra Cristina por la corporación de medios oficialista.
 
Del otro lado, Cristina, también consciente que ese odio no iba a decaer y se iba a convertir en un factor desestabilizador permanente, fue mucho más lejos y decidió dar un paso al costado para que Alberto Fernández encabece la fórmula del Frente de Todos. Macri podría haber claudicado y dejar que Vidal ocupara su lugar, pero a la falta de capacidad le sumó la falta de grandeza.
 
El peronismo no tiene un dispositivo equivalente para instalar un odio similar. Aún así, la bronca con Macri es mucho más intensa y genuina. La imagen negativa del presidente supera en varios puntos a la de Cristina, pese a que la ex presidenta ha sido bombardeada mediática y judicialmente en forma sistemática desde hace más de una década, mientras que Macri ha sido protegido y blindado por la gran mayoría de los medios.
 
Según una encuesta difundida en la semana por la consultora Management&Fit, el presidente Macri tiene un 33,7% de aprobación a su gestión, contra un 59,8% que la desaprueba. Estos índices no son los ideales para un mandatario que aspire a la reelección.
 
Cristina sigue teniendo aún hoy una imagen negativa del 51,5%, contra un 43,9% que la califica en forma positiva. Si bien es cierto que la ex presidenta viene mejorando estos indicadores, también lo es que la mayoría de los consultados rechaza -por distintas razones- su liderazgo.
 
Las políticas neoliberales macristas destruyeron la vida de millones de personas que se quedaron sin trabajo o quebraron sus industrias y comercios o sus salarios quedaron reducidos a una miseria. Macri no puede asistir a una cancha de fútbol y los timbreos se convirtieron en un via crucis para los candidatos de Cambiemos, porque la gente de las casas o los vecinos del timbreado los increpaban.
 
Si gana Macri, las cosas no van a cambiar y le será muy difícil gobernar con el odio de tanta gente. Está demostrado que no alcanza la represión para tener gobernabilidad.
 
Cristina tuvo esa percepción. La bronca que se había implantado en sectores de la oposición podía cambiar pero muy lentamente y hasta cierto punto. Y tuvo la grandeza de correrse a un costado porque el próximo gobierno afrontará una situación muy difícil y deberá tener todas las facilidades para gobernar.
 
Macri, por el contrario, afronta una imagen negativa aún más alta que Cristina y con causas que difícilmente se olviden y sin embargo no quiso ceder protagonismo. Son actitudes distintas con relación a la responsabilidad que implica la política.
 
 
Las elecciones en las provincias
 
Los resultados de las elecciones para cargos ejecutivos que se realizaron este año en las provincias determinaron globalmente, en comparación con el antecedente de 2015, una merma electoral importante del macrismo. En ese marco, el radicalismo también perdió la intendencia de Paraná, Córdoba y Santa Fe a manos del PJ y ahora en Juntos por el Cambio saben que la Región Centro presenta un cuadro adverso para la candidatura del presidente Macri.
 
El peronismo apunta a estas provincias como plataforma para una buena performance nacional, ya que en la Región Centro (Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba), más la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal, se concentra el 65% del padrón electoral nacional. Por ende, tanto Macri como Alberto Fernández le dedicarán su mayor atención en las próximas dos semanas.
 
El candidato opositor regresará a Córdoba en los próximos días, convencido de que cada voto que descuente allí podría ser clave para su suerte electoral. Macri, por su parte, se centrará en el Gran Buenos Aires.
 
Macri tuvo su resbalón en Córdoba porque no obtuvo de Juan Schiaretti un apoyo palpable a su proyecto reeleccionista. De hecho, el Presidente concurrió a la cena pactada junto a su esposa Juliana Awada pero el gobernador acudió en soledad, porque su mujer Alejandra Vigo es candidata a diputada nacional de Unión por Córdoba y enfrentará en las urnas a la alianza Cambiemos.
 
Al presente, Schiaretti quiere evitar el papelón que implicaría pasar de sacar 58 puntos a salir tercero en Córdoba sólo en un par de meses. Por eso el gobernador pidió que le manden urgente tres millones de boletas de Alberto Fernández para poder repartirlas con la suya.
 
Por ahora, lo único seguro respecto del futuro inmediato es que las PASO serán el gran censo que confirmará, o no, lo que dicen los sondeos previos, las encuestas no oficiales.
 
Se advierte, en la casi totalidad de las encuestas, la victoria del Frente de Todos, en la Nación y en la provincia de Buenos Aires. Si eso se produce, Cambiemos deberá jugar todas sus fichas a la primera vuelta. Pero el Peronismo, también. A medida que aumente la polarización, también se incrementarán las chances de que no haya ballottage.
 
El Gobierno de Macri tiene la campaña más organizada, con más recursos, con más coherencia y segmentación. Pero el peronismo controla los territorios provinciales. En consecuencia, un triunfo del macrismo sólo se dará si aquellos que controlan los territorios no "cuidan" las urnas del Frente de Todos o si mueven su aparto al favor del Gobierno; tal como ocurrió en el Gran Buenos Aires o en Córdoba, en 2015.
 

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Sumando votos en Entre Ríos
 
La unidad del peronismo y la elección de un buen candidato a gobernador hicieron que hoy el PJ entrerriano cotice sus acciones en bolsa. Aquí, todas las encuestas dan ganadora a la fórmula opositora de los Fernández. Quién te ha visto y quién te ve, Entre Ríos. La misma provincia en la que el PJ recibió una paliza electoral hace apenas dos años. La misma provincia gobernada por Urribarri en la que perdió Scioli con Macri en octubre de 2015 y, volvió a ser derrotado, por un mayor margen, en el ballotage de noviembre del mismo año.
 
Cada vez que puede, el Gobernador despotrica contra la política económica que instrumenta el Presidente. Y critica las asimetrías a la hora de distribuir fondos públicos entre Capital y Provincia de Buenos Aires, por un lado, y el resto del país, por  el otro.
 
La gota que rebalsó el vaso fue la persistente faltante de distintas vacunas gratuitas y obligatorias que se tradujo en un reclamo legal que el Ministerio de Salud de Entre Ríos efectuó mediante carta documento a la Secretaría de Salud de la Nación.
 
La Ministra de Salud de Entre Ríos, Sonia Velázquez, reclamó a Nación la urgente regularización de la entrega de vacunas. Se resaltó que su incumplimiento va en detrimento de "la salud colectiva de la población". Hoy no había stock de cuatro de las mismas.
 
Mientras Nación y provincia se acusan mutuamente, los problemas continúan. Sube el precio del boleto de colectivo y el transporte público de Paraná se sumerge en la crisis consecuencia de la desidia y la pérdida de poder total del intendente Sergio Varisco; se incrementa el precio de todo; aumenta la carga impositiva y también la cuota de los colegios privados. Si alguien habló del descenso paulatino de la inflación, aquellos reajustes no hacen otra cosa que desalentar las proyecciones.
 
La elasticidad de los incrementos tarifarios es inversamente proporcional a la de los salarios. En poco más de un año, el valor del pasaje de colectivo urbano de pasajeros -y, por ende, el precio del boleto interurbano también tendrá el mismo recorrido- se duplicará.
 
Hasta ahora, ninguna de las partes involucradas en la prestación del servicio esencial para la vida cotidiana le ha encontrado la vuelta. Todos los caminos conducen al reajuste que, en definitiva, lo terminan pagando los usuarios, los que menos tienen, los que no tienen otra posibilidad que abonar lo que la empresa les cobrará por adquirir los abonos.
 
Algo similar ha ocurrido con la tarifa de la electricidad. El consumo energético, en consecuencia, disminuyó un 10%, según datos de las distribuidoras porque hay más usuarios que no pueden abonar la boleta.
 
En suma, la Nación terminó el año pasado traspasando el peso de los subsidios a los servicios a las provincias, pero argumentando una compensación coparticipable. Las provincias, a su vez, dicen que la quita de subsidios fue una decisión que se tomó por la vía presupuestaria y no por el Consenso Fiscal.
 
Sin ayuda de unos, sin aportes de los otros, los usuarios terminan siendo víctimas de los aumentos y de las desavenencias políticas. Muchos entrerrianos que votaron por los ganadores se horrorizan ante el desempeño nacional que luego estos demuestran al estar en ejercicio. De modo que hay una única mayoría asegurada: la de los decepcionados.
 

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La jugada nacional
 
En el medio del constante deterioro de la economía y el bolsillo de la gente, Bordet con vocación electoral se queda en el centro de la escena y con habilidad y autoridad se erige como el jefe político de la provincia ante el país y como único, exclusivo y excluyente interlocutor de Alberto F. con las cuestiones políticas de la provincia.
 
Bordet fue de los gobernadores que más fuerte jugó en apoyo a Alberto y esto se paga bien en política. Nunca tuvo dobleces ni medias tintas, acordó con el candidato nacional peronista para despejar la interna en las elecciones provinciales y volvió hacerlo ahora haciendo punta entre los gobernadores peronistas apoyándolo. Jugadas fuertes así, son bien recompensadas.
 
La relación entre Alberto y Bordet es excelente y los acuerdos políticos entre ellos hacen invisibles a otros actores provinciales en términos de una victoria de los compañeros en la Nación. Por acuerdos políticos preexistentes y por la relevancia que ambos les dan a las lógicas institucionales, ambos tienen sintonía fina.
 

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Transición en Paraná: de emergencia a desastre
 
Otro frente que suma presión es el de la transición municipal en la Capital provincial. Adán Bahl aún no inició conversaciones formales a pleno y en el peronismo suenan alarmas en todos los frentes por la situación que proyecta para el momento del cambio de mando, y el diagnóstico del equipo electo pasó de emergencia a desastre.
 
Todo indica que se acerca a su fin el "dejar hacer" que Bahl se autoimpuso para la larga transición: considera que hay decisiones del actual intendente que condicionarán al extremo el inicio de su gestión.
 
En el equipo del intendente electo existe una enorme preocupación por la "herencia" que dejará Sergio Varisco, nadie sabe con exactitud el déficit existente, la situación financiera y el caos que dejará en los servicios.
 
La situación del transporte público alarma ya que será una bomba que quede para la próxima gestión. Algunos importantes actores municipales se preguntan si a este ritmo se podrá pagar sin sobresaltos el aguinaldo de diciembre. Así de grave estaría el panorama.
 
En el equipo de Bahl salieron a cortar con la inercia suicida de dejar hacer al actual Intendente en fuga cuya única preocupación real parece ser la próxima audiencia del juicio por narcotráfico tramitado ante la Justicia Federal. La reacción comienza a observarse en el Concejo Deliberante.
 
Los concejales David Cáceres, Juan Enrique Ríos, Estefanía Cora, Sebastián Bértoli y Cristina Sosa, manifestaron "preocupación" por el estado de las cuentas públicas, y brindaron detalles del informe oficial al que accedieron.
 
Enrique Ríos precisó que "la previsión del gasto para finalizar el ejercicio 2019 en la partida de personal nos habla de un claro déficit del orden de los 890 millones de pesos". En ese punto alertó sobre la dificultad para "poder cumplimentar con el compromiso salarial", teniendo en cuenta "las nuevas incorporaciones de personal y las recategorizaciones ocurridas en lo que va del año y fundamentalmente en el marco del proceso electoral".
 
De acuerdo a los números que maneja el bloque, se produjeron 1700 nuevas incorporaciones este año, lo que suma un total de 7127 en la planta de personal a junio 2019. Cáceres fue más tajante al advertir: "Hemos llegado a una situación realmente grave, límite diríamos, donde peligra en los próximos meses el pago de sueldos a los empleados municipales".
 
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