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                  09:14  |  Viernes 26 de Abril de 2013  |  Entre Ríos
El clima en Paraná
Groucho Marx dijo: "La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados". En ese punto, Javier Milei es marxista.
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Entre Ríos - 16-07-2019 / 13:07
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL

Bordet necesita ganar para ajustarse a cualquier escenario

Bordet necesita ganar para ajustarse a cualquier escenario
Los gobernadores peronistas, como Gustavo Bordet -ya tranquilo con su reelección-; los justicialistas que van a asumir como nuevos mandatarios, y el resto de los opositores a la gestión nacional con responsabilidad en los ejecutivos provinciales, tienen la obligación de ganar las elecciones de legisladores nacionales en sus distritos, no sólo para aportarle votos a la fórmula presidencial que respaldan sino, y principalmente, por si llega a imponerse el binomio conservador de Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto.
Los gobernadores peronistas, como Gustavo Bordet -ya tranquilo con su reelección-; los justicialistas que van a asumir como nuevos mandatarios, y el resto de los opositores a la gestión nacional con responsabilidad en los ejecutivos provinciales, tienen la obligación de ganar las elecciones de legisladores nacionales en sus distritos, no sólo para aportarle votos a la fórmula presidencial que respaldan sino, y principalmente, por si llega a imponerse el binomio conservador de Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto.
 
Es una cuestión de supervivencia política e institucional: deben prepararse lo mejor posible no sólo para triunfar, sino para enfrentar el peor de los escenarios. La capacidad de negociación de los jefes provinciales con la Nación depende del número de legisladores nacionales que les respondan, porque representan sus intereses políticos, y el de sus respectivas provincias, en términos federales.
 
Son las cartas con las que pueden jugar en la mesa de las discusiones a la hora de tratar sobre recursos y obras públicas a cambio de leyes del poder central. Cuanto mejor sea la performance electoral, más ventajosa será la posición de los gobernadores opositores para pararse frente a un eventual panorama nacional adverso. Con más parlamentarios propios, por si los Fernández, tropiezan en las urnas.
 
Frente a una posible victoria de Macri, los gobernadores peronistas podrían quedar bien posicionados de cara a las duras tratativas que sobrevendrían con el poder centralista porteño si consigue estructurar un sólido y numeroso bloque de diputados del interior federal.
 
Sin embargo, hay que prestarle atención a otras posibilidades, en especial a las consecuencias de la dedicación y el empeño que podrían ponerle los jefes territoriales provinciales a los comicios nacionales. Por ejemplo, al impulso de los gobernadores peronistas por ampliar su hegemonía política en el plano nacional -logrando más bancas para sus provincias-; y a la pelea, palo y palo, que se va a dar en Buenos Aires.
 
El combo puede provocar un impulso tal que derive en el triunfo de Alberto Fernández y Cristina Fernández. Y, si el impulso desde el interior federal es significativo y efectivo, hasta se podría pensar en una victoria del peronismo en primera vuelta. Un sueño que, desde que hay balotaje, concretaron Carlos Menem (1995) y Cristina (2007 y 2011).
 
Cuestión de observar hacia dónde va la opinión de los indecisos, que por ahora sólo recibe como acción proselitista muchas chicanas y golpes bajos de parte del oficialismo. Nada de propuestas sobre qué harán para mejorar el país y asegurarles más bienestar a sus habitantes.
 
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Bordet necesita ganar para ajustarse a cualquier escenario  

Macri macartea esperando un repunte económico que no llega
 
La realidad cotidiana conspira contra el macrismo cuya estrategia es no mencionarla, esconderla detrás de cifras falsas. Pero la gestión de Macri y sus resultados están a la vista. Cada semana empeora la anterior. Otro muerto de frío, otro ciudadano asesinado por un policía émulo de Chocobar, la inflación aumenta más allá del maquillaje narrativo del Gobierno... todos pelotazos en contra.
 
El Gobierno de la Alianza
 que, a pesar de los 80.000 millones de dólares que consiguió en estos años de los usureros internacionales y del FMI, todavía espera que haya un repunte económico, la nueva versión de los "brotes verdes" que no aparecen, mientras impulsa el consumo con medidas K como el Ahora 12 o con nuevos préstamos; y el Frente de Todos está a la expectativa que la dureza de la crisis y la unidad de todos los peronistas consigan la derrota del macrismo.

 
El macrismo es una banda de conservadores que no sirve para gobernar ni para administrar ni para tener algún resultado económico, pero sí para ganar elecciones. Aunque sería casi inédito que Macri logre una victoria con la economía en recesión durante la mayor parte de su mandato y con índices en retroceso para los trabajadores y jubilados por la merma de la capacidad adquisitiva del salario.
 
Pero, para pelear las elecciones, Macri cuenta con el apoyo de los EEUU y el dinero del FMI. No en vano, en la última reunión del G20, en Japón, Donald Trump le encomendó a Macri: "Vos ocupate de ganar las elecciones. Del resto de tus problemas me ocupo yo". Palabras del mandamás.
 
Bordet necesita ganar para ajustarse a cualquier escenario
 
Plan dólar retrasado
 
Para el gobierno de Macri es clave la estabilidad de la cotización del dólar, la baja relativa de la inflación y la imposición mediática de encuestas que hagan creer que todo está en "empate técnico". El único sondeo sin margen de error será el 11 de agosto.
 
El plan "dólar retrasado" demostró ser efectivo, al punto que en el Gobierno sostienen que las encuestas muestran que desde abril -cuando el dólar tocó su pico- a la fecha, el presidente recortó a la mitad la ventaja que le llevaba la fórmula Fernández - Fernández en primera vuelta y llevaron a los escenarios de ballotage a situaciones supuestamente cercanas al empate técnico.
 
La recuperación del macrismo se habría logrado a expensas de la avenida del medio capitaneada ahora por Roberto Lavagna a quien muchas encuestas lo muestran superando por poco los 10 puntos en la intención de voto.
 
En el peronismo esperaban que esto sucediera: las encuestas de hace dos o tres meses -antes de la confirmación de las listas- daban claramente arriba a los referentes opositores, en buena medida por la situación económica. Pero con el inicio formal de la campaña hacia las PASO, la alianza Juntos por el Cambio empezó a tomar vigor, a caballo de un discurso endurecido y dirigido esencialmente a sostener su votante antiperonista.
 

Bordet necesita ganar para ajustarse a cualquier escenario
 
Ejes de la campaña macrista
 
Los ejes de la cruzada macrista son: profundizar la "grieta" y construir fantasmas imaginarios para una campaña del miedo. Como no tienen promesas ni objetivos con los cuales persuadir, convencer y muchos menos enamorar; la apuesta es a la polarización con adversarios a medida y al uso político del miedo.
 
Se trata de vincular al adversario con lo peor de la política, tensar la cuerda, abrumar con adjetivos descalificadores. Macri vitupera, polariza, de modo rústico y brutal. Su séquito judicial criminaliza todo: acusa sin elementos, encarcela opositores sin condena, presiona a delatores premiados para que acusen a otros.
 
Los referentes del oficialismo encaran la campaña en esa dirección: el derechista Pichetto apuntó contra la "conformación marxista" de Kicillof; Vidal advirtió que si gana el Frente de Todos, en realidad "gobernará La Cámpora" porque "el proyecto es Máximo 2023"; Elisa Carrió dijo que Cristina viaja a Cuba para reunirse con emisarios de Vladimir Putin, el presidente ruso. ¿Con qué autoridad los neoliberales de Cambiemos se ponen a juzgar al peronismo, si con sus recetas llevaron el país al desastre actual?
 
Es el bolsonarismo argentino, una macarteada mediática que no tiene precedentes desde la recuperación democrática de 1983, y que está a un pasito de apelar a la figura de la "subversión" de los militares genocidas. ¿Cómo van a hacer para gobernar este país después del 10 de diciembre, gane quien gane, con semejante nivel de intolerancia, odio recíproco y mala onda?
 
 
Polarizar al máximo
 
Desde el comienzo, el macrismo planteó, como estrategia principal de la campaña, polarizar. La crispación no era propiedad solamente de Cristina. Está hoy instalada entre los candidatos y funcionarios macristas, como una pieza de acción política-electoral. Las encuestas le vienen complicadas y necesitan polarizar al máximo.
 
Las elecciones se encaminan a definirse en la primera vuelta. En realidad, ni macristas ni peronistas quieren llegar al balotaje, dado que queda claro que el ganador de las PASO se impondría por pocos puntos porcentuales. Una escasa diferencia que impide al ganador capitalizar el resultado políticamente.
 
A un mes de la elección, en Cambiemos revisan sus estrategias discursivas. El macrismo victimiza a María Eugenia Vidal, Macri enfrenta a los gremios y traza diferencias con la gestión K, y Pichetto apunta a mostrar que el macrismo se habría abierto a otros sectores.
 
Con eso persiguen no sólo enfrentar al peronismo, sino también, buscan los votos independientes y los de Roberto Lavagna, de José Luis Espert y de Juan José Gómez Centurión. En el fondo, de esas tres canteras de votos saldrán los sufragios que podrían darle la reelección a Macri en un potencial balotaje.
 
Alternativa Federal, una tercera vía posible, terminó en la nada, porque se operó al límite para regalarle en bandeja a Macri su disolución. Con la inestimable colaboración de ese personaje político tan extraño, como es Roberto Lavagna, quien pretendía ser ungido monarca antes que precandidato.
 

Bordet necesita ganar para ajustarse a cualquier escenario
 
Aportes de Fernández y Pichetto
 
Alberto Fernández y Miguel Ángel Pichetto fueron convocados para ampliar las alianzas que orbitan alrededor del peronismo y el macrismo. Fernández sin duda consiguió engordar el frente sumando a Sergio Massa, la adhesión de los gobernadores peronistas y el apoyo de los intendentes bonaerenses a la fórmula del Frente de Todos.
 
El aporte de Pichetto ha sido mucho menos relevante. El senador camina solo en su aventura "republicana", salvo por la compañía de algunas figuras de tercera línea y de otra época, provenientes de los márgenes del menemismo y de un duhaldismo residual. El bloque federal de senadores que lideró le ha dado la espalda.
 
 
El PJ emerge con una estrategia renovada
 
El peronismo confía en hacer comprender a los votantes que la crisis es culpa del macrismo. Que no hay otra solución que sacarlos del poder, como castigo y como forma de solucionar los problemas.
 
Se destaca el buscar empatía con el votante, tratar de aislar al Gobierno con frases como "en los temas principales, todos los argentinos estamos de acuerdo"; se insiste que 4 años más de Gobierno macrista puede causar daños insalvables al país y al sistema productivo y ubicar a Alberto Fernández como el hombre que va a solucionar los problemas.
 
Por eso el peronismo pone en cancha una estrategia distinta y se presenta remozado: el candidato principal es Alberto, no Cristina; y sumó a Sergio Massa después de años de distanciamiento. La autocrítica que hizo el PJ bonaerense tal vez no sea explícita, pero en la elección de sus principales candidatos la está expresando.
 
La excepción a esta lógica es Kicillof y por eso mismo el gobierno de de Cambiemos apunta sus cañones contra el ex ministro. En el fondo, lo que la dialéctica macrista intenta encarnar en Axel, como contrafigura, es la defensa del rumbo económico neoliberal que está llevando el país al desastre desde que Macri asumió en 2015.
 
El tono conciliador que utiliza el candidato nacional opositor se topa con una diatriba furibunda del macrismo. Hasta Cristina, que no es justamente una moderada, se quejó: "Ellos generan violencia", dijo en su reaparición, en un acto en Santa Cruz.
 
La grieta, agudizada al extremo para fomentar la polarización, es grave por su violencia simbólica. Por ahora, Macri, Vidal y Horacio Rodríguez Larreta ignoran a Alberto Fernández, ellos no quieren discutir su discurso moderado. Por eso eligen como blanco a La Cámpora, a Cristina, a los sindicatos o los casos de corrupción.
 
Los macristas tratan de evitar pelear en el centro del escenario electoral, en donde se encuentra parado el candidato presidencial peronista. Ignorarlo, además, es una forma de mantener la hiperpolarización que al macrismo le asegura sus votos más gorilas.
 
 
Derivaciones en las provincias
 
El candidato presidencial del Frente de Todos necesita más que nunca del aval de los gobernadores. Es ahí donde se juega su resultado final. Necesita de los votos que, sin ser K, se encuadran en el peronismo de las provincias. En fin, necesita del voto anti macrista.
 
Descontado el triunfo peronista, el tablero electoral local se llena de especulaciones fundadas en un escenario que por ahora plantea resultados inciertos con respecto a las diferencias en los porcentajes de votos.
 
En Entre Ríos, la estrategia del Frente de Todos a nivel local sigue siendo la de vincular totalmente con Macri y su gestión a sus candidatos entrerrianos. En los cuarteles de campaña del macrismo están advirtiendo dificultades que no cesan fácilmente para sortear con éxito las PASO venideras, pero aseguran que harán todo el esfuerzo posible para torcer en algo esa tendencia adversa.
 
Sonó como exagerada la afirmación del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, en Gualeguaychú, quien manifestó: "Las PASO son muy importantes, dada la polarización que se está dando", indicó y agregó que "en Entre Ríos vamos a ganar, la elección será parecida a la de 2017". A esta afirmación insensata, le respondieron las habituales y hasta simpáticas "chicanas" de los tiempos electorales.
 
Juntos por el Cambio tendrá internas el 11 de agosto para definir los candidatos a senadores y diputados que competirán el 27 de octubre. La lista acordada en Buenos Aires promueve para el Senado la reelección del ruralista Alfredo de Angeli, quien irá acompañado por la radical Stella Olalla, que deberá competir con "Futuro entrerriano", que impulsa al legislador Raymundo Kisser.
 
En la categoría de diputados, la nómina promovida por los cabecillas nacionales está encabezada por la diputada provincial Gabriela Lena y el intendente de Basavilbaso, Gustavo Hein, que también deberá competir con otra lista encabezada por el concejal de Paraná Emanuel Gainza (PRO) junto con la diputada provincial María Alejandra Viola.
 
La estructura partidaria provincial de Cambiemos buscará atemperar los enfrentamientos internos pero también traccionar votos que empujen al espacio a nivel general. Combatir al llamado "voto confusión", el del electorado en el cuarto oscuro frente a varias boletas similares, es una tarea estrictamente de los precandidatos. Y en eso están.
 
En esta instancia de cara a las PASO no se escucharon aún en sus discursos demasiados detalles sobre los proyectos y propuestas para defender la provincia frente al centralismo porteño del PRO, ni como incrementar las formas de generación de empleo y, menos, la de encarar un debate sobre la pésima política económica neoliberal.
 

Bordet necesita ganar para ajustarse a cualquier escenario
 
Bordet necesita ganar
 
Los gobernadores peronistas, como Gustavo Bordet -ya tranquilo con su reelección-; los justicialistas que van a asumir como nuevos mandatarios, y el resto de los opositores a la gestión nacional con responsabilidad en los ejecutivos provinciales, tienen la obligación de ganar las elecciones de diputados y de senadores nacionales en sus distritos.
 
No es nuevo que el gobernador tiene a Paraná al tope de la lista de distritos donde apuesta a mantener el electorado del 9 de junio, de cara a las PASO nacionales. Ahora lo ratificó con la elección de la ciudad capital como epicentro de la campaña. Buena parte de los candidatos tienen su militancia en la capital provincial y Adán Bahl debe refrendar su victoria con una nueva buena elección.
 
Bordet sabe que su imagen y su mensaje sobrio son dos de los principales activos de la campaña del Gobierno provincial. Y es una cuestión de supervivencia política e institucional: deben prepararse lo mejor posible no sólo para triunfar, sino para enfrentar el peor de los escenarios.
 
Así lo entendió Edgardo Kueider, mano derecha del Gobernador y estratega de la campaña en la que el mandatario logró la reelección con el 58% de los votos, quien encabeza la lista de senadores del Frente de Todos en Entre Ríos. El secretario General de la gobernación y precandidato a senador nacional por el peronismo, adelantó que, si accede a la Cámara Alta nacional, se mantendrá alineado al gobernador Bordet.
 
"Con la conducción del gobernador Bordet vamos a hacer posible un nuevo triunfo de la gente, y eso no es más ni menos que Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner se conviertan en los nuevos conductores de los destinos de la Nación", lanzó el funcionario.
 
"Bordet es quien tiene el mejor criterio para conducir los destinos de los entrerrianos. Ahí me van a encontrar a mí, acompañando a nuestro gobernador, sin doblarme y sin quebrarme, como lo hice siempre en mi vida", ratificó Kueider.
 
También los candidatos a diputados nacionales, Marcelo Casaretto y Blanca Osuna. "Vamos llevar al Congreso la voz del gobernador, nuestro gobierno provincial que encabeza Bordet", afirmó el titular del IAPV.
 
Por su parte, Osuna adelantó que "vamos a ser los legisladores entrerrianos una polea de transmisión virtuosa entre las necesidades de nuestros intendentes y del equipo del gobierno provincial que encabeza Bordet".
 
Pero fue la joven candidata a senadora nacional por el Frente de Todos, Stefanía Cora, quien dio en el clavo al afirmar: "Estamos convencidos de que de la mano de Alberto y Cristina acompañaremos las grandes transformaciones que está llevando adelante Bordet en la provincia de Entre Ríos".
  
La capacidad de negociación de los jefes provinciales con la Nación depende del número de legisladores nacionales que les respondan, porque representan sus intereses políticos, y el de sus respectivas provincias, dicho en términos federales.
 
La expectativa sobre los resultados que el peronismo pretende obtener en nuestra ciudad en las próximas elecciones tiene como especial objetivo compensar las dificultades de penetración que encuentra en distritos del interior provincial. Y si bien la imagen positiva de Alberto para los paranaenses es significativamente más baja que la de Bordet, el Gobernador sí tiene su influencia en la opinión pública local.
 
Pero no todas son buenas noticias para el oficialismo provincial. Una cuestión central, que no debe escapar del análisis, es que Paraná y Entre Ríos en general es territorio hostil para el peronismo en las elecciones nacionales de los últimos años. Macri ganó bien el 2015 en la provincia y mucho mejor en el ballotage. En el 2017, con una campaña nacionalizada, Cambiemos obtuvo una elección histórica en la provincia.
 
El punto en debate es hasta qué punto una campaña nacionalizada y polarizada al extremo, por los grandes medios de comunicación, le deja margen a los gobernadores para incidir activamente en los procesos provinciales de la elección. La experiencia reciente marca las complejidades de los mandatarios provinciales con buena imagen como el caso de Bordet, para trasladar sus votos a los candidatos en elecciones nacionalizadas, siendo 2017 la muestra más clara de ello.
 
En este sentido, resulta fundamental el dinamismo y el discurso que vayan fijando los candidatos. Son ellos quienes deben ir a Bordet más que Bordet hacerse cargo de una campaña. Pero independientemente de los modos, las dificultades para incidir en forma decisiva en una elección presidencial son considerables.
 
Más allá de las complejidades, con su prolija gestión, Bordet pretende capitalizar en el camino al 11 de agosto y, fundamentalmente, el 27 de octubre. Y Paraná es la ciudad elegida por Juntos por el Cambio para apuntar en el eje de una polarización que se acrecienta, y que hasta ahora logró calar en un sector del electorado pero siempre encontrando un "techo" en la amplitud del gobernador entrerriano.
 
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