Nacionales - 14-07-2019 / 09:07
EL PERONISMO ESTÁ PREOCUPADO POR UN POSIBLE FRAUDE
Algo sobre las trampas electorales macristas
A fines de 2018, el presidente Macri modificó por decreto el sistema de transmisión de datos para el escrutinio provisorio, y la empresa SmartMatic ganó una licitación amañada para realizar ese proceso clave para los comicios. Hay una inquietud creciente entre los principales candidatos del Frente de Todos sobre un posible fraude. El titular del Partido Justicialista, José Luis Gioja, y el titular del peronismo bonaerense, Fernando Gray, son los encargados de hacer las presentaciones en la justicia electoral, junto con el apoderado del PJ, Jorge Landeau.
¿Es posible enchastrar un sistema electoral de eficacia comprobada? El gobierno de Mauricio Macri todo lo puede, sobre todo a la hora de reinterpretar la ley, incurrir en artimañas, alterar las reglas vigentes. Fracasó al querer imponer el "voto electrónico", desacreditado y en retroceso en el mundo. Pero se ingenió para injertar una quinta pata del gato en la decisiva contienda de este año.
La credibilidad del sistema, la posibilidad de recontar y rechequear, se funda en el soporte papel y en el resguardo de las urnas. El pronunciamiento popular, he ahí lo esencial para garantizar en una elección. La velocidad del escrutinio es menos relevante, conceptual y cualitativamente. Bajo el pretexto de acelerar la transmisión de los datos (de las escuelas al Correo) el Gobierno de Macri dibujó una licitación flojita de papeles.
Confió a la empresa SmartMatic la transmisión por vía electrónica de los resultados de las mesas escrutadas directamente desde cada escuela, escaneando certificados. El método, carente de experiencia aquilatada, arranca con un problema evidente: la falta de conectividad de muchas escuelas. ¿Cuántas son? Adivine usted, nomás, porque ni el Gobierno ni la empresa proveen esa información imprescindible.
La Cámara Nacional Electoral (CNE) validó la nueva metodología en su Acordada 3/2019 estipulando requisitos legales y precauciones. Una de ellas es que el software estuviera disponible para control de los partidos políticos como mínimo 30 días antes de las PASO. El plazo venció, anteayer... el software brillaba por su ausencia.
Se realizó un test semanas atrás de modo sectario, ilícito: se dejó afuera a los partidos opositores. El saldo fue patético: fallaron la mayor parte de las transmisiones. El oficialismo camufló la información. Las autoridades de SmartMatic esquivaron rendir cuentas. Acudieron a un recurso clásico del macrismo, inadmisible si lo formula un tercero que tiene el deber de ser neutral: culpó al kirchnerismo.
Ayer se efectuó otro simulacro, sin permitir control de la oposición. En base a información extraoficial y confiable los resultados mejoraron al anterior, sin ser óptimos. En el tercer Cordón sur de Buenos Aires se conectaron 8900 netbooks. Funcionaron 7500. Otras fracasaron por falta de conexión o de las impresoras. Los encargados sacaron fotocopias de los originales enviados, que se archivarán por separado. Impresión provisoria: las denuncias opositoras indujeron la mejora.
Contrarreloj dirigentes y apoderados del Frente de Todos reclaman que se desplace a SmartMatic, la intrusa trucha. O cuanto menos que se utilicen sus servicios solo como apoyo de contingencia de la metodología aprobada con honores durante décadas.
Soporte papel, telegramas enviados al correo por los presidentes de mesas, todo sujeto a control múltiple. La nueva regla es inversa; prima el Frankenstein del escaneo y en subsidio (si éste falla) el sistema clásico. La divulgación de falsos guarismos, producto de escaneos manipulados, "instalarían" un vencedor virtual en las tapas de los medios incondicionales. Ese escenario falaz se haría irreversible.
El sistema electoral argentino refuerza al sufragio universal y obligatorio, notable institución política. Los resultados de las votaciones nacionales, masivas por tradición, se garantizan merced a controles cruzados de autoridades de mesa, fiscales de los partidos políticos, jueces y fiscales electorales, miembros de cuerpos de seguridad, empleados de Correo.
Desde 1983 hasta la fecha varios presidentes opositores fueron electos sin problemas dignos de mención: Raúl Alfonsín, Carlos Menem en 1989, Fernando de la Rúa, Mauricio Macri. No se produjeron, como alguna vez en Estados Unidos, resultados sospechosos.
En algunas provincias se vivieron apagones, escrutinios viscosos, triunfadores que dejaron dudas. Ocurrió en contadas ocasiones, no por eso menos graves.
A nivel nacional lo máximo que sucedió (en comicios definidos por escasa diferencia) fue la necesidad de recontar votos durante varios días. Por ejemplo, en las senatoriales de Santa Fe del año 2009 en la que el peronista Carlos Reutemann terminó primando con diferencia de decimales contra el socialista Rubén Giustiniani.
En las Primarias Abiertas (PASO) para senadores bonaerenses de 2017 el primer escrutinio devino interminable, seguramente por mala fe. Se suspendió de madrugada arrojando una mínima diferencia del macrista Esteban Bullrich sobre la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El escrutinio provisorio mantuvo esa ventaja. En el definitivo se comprobó que había ganado Cristina. Fue, entiende este cronista, la única vez que un escrutinio provisorio de esa relevancia quedó desmentido por el definitivo. La falla, seria de todos modos, no impactó en el resultado de las elecciones generales ulteriores. Quedó, hasta hoy, como excepción dentro de una tendencia valorable.
En las presentaciones judiciales del avezado apoderado del Partido Justicialista, Jorge Landau, se evita la palabra "fraude". Sigue pareciendo muy difícil mientras los fiscales tengan copias firmadas de los certificados de cada mesa y las urnas estén custodiadas con las boletas adentro. Pero pueden amañarse maniobras mediáticas, confusiones y oscuridades que es imperioso prevenir.
Difícil que el chancho chifle
Filo imposible que la Corte Suprema de Justicia intervenga en cuestiones institucionales acuciantes... la rapidez de respuesta es ajena a su idiosincrasia.
La CNE y la jueza federal con competencia electoral María Romilda Servini dan la impresión de no querer tomar decisiones antes del día de la votación. Los apoderados lo reclaman. Conociendo el paño, es posible que los Tribunales no rechacen de plano los reclamos opositores: los dejaría a la intemperie si cunden las irregularidades o estalla algún escándalo. Pero tampoco harán lugar, supone quien esto firma.
La Casa Rosada escalona tramoyas que resienten la calidad institucional de las elecciones. Primero quedaron afuera del padrón cientos de miles de personas de entre 16 y 18 años, un target que se sabe inclinado a volcarse por el Frente de Todos. La CNE reparó el perverso desaguisado pulseando contra las autoridades políticas nacionales.
El macrismo cooptó (por usar un verbo indulgente) a dirigentes permeables a "favores" políticos para dejar sin apoyo partidario al precandidato a presidente José Luis Espert. No lo consiguió plenamente.
El affaire SmartMatic está en curso. El desemboque, afortunadamente, no depende solo de ella o del Gobierno. Serán determinantes la persistencia del buen sistema de emisión y custodia de los votos. También, a la hora de la verdad, el activismo de los fiscales y la dignidad cívica de las autoridades de mesa. El control judicial sumará -tiene que sumar si honra su deber- otra pieza decisiva.
El sistema repele al fraude. Las irregularidades potenciales y factibles por ahora solo corresponden a una primera etapa. El resto, lo esencial, sigue en manos de la ciudadanía, los partidos y las autoridades ajenas al Ejecutivo.
Hay quien imagina una suerte de engaño mediático: la divulgación de falsos guarismos, producto de escaneos manipulados. "Las tapas del lunes" (algunas tapas, en realidad) "instalarían" un vencedor virtual. Ese escenario falaz se haría irreversible.
Ningún porvenir es totalmente descartable por anticipado. Este parece irrealizable. La secuencia del escrutinio no se frena por "las tapas". Participan en ella dirigentes, militantes, funcionarios judiciales. Hay medios y periodistas que discutirían y desnudarían las fake news.
De nuevo, la robustez del sistema, sus salvaguardas y la participación política capacitan para superar esa virtualidad.
Creer en la invencibilidad "del otro" suele ser (en la vida, el deporte o la política) el inicio del camino de la derrota. Prepararse para competir, capacitarse, estar concentrado, poner mística son requisitos indispensables para poder ganar.
Como yapa profética: si se escanean solo en parte de las escuelas (solo Dios y los funcionarios macristas saben a esta altura cuántas y cuáles) tal vez ni siquiera se concretará la reverenciada velocidad en la recolección de datos. Pueden acontecer dilaciones, por caminos diferentes a los habituales, con un concesionario tan poco confiable como las prestadoras de servicios eléctricos.
Por Mario Wainfeld
Fuente: pagina12.com.ar