01:10 | Viernes 26 de Abril de 2013 | Entre Ríos
Las claves del modelo ideológico neoliberal del gobierno de Macri
Por Carlos Andujar
Por Carlos Andujar
Groucho Marx dijo: "La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados". En ese punto, Javier Milei es marxista.
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Entre Ríos - 16-04-2019 / 12:04
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL
Resultado adverso causa alarma en Cambiemos Entre Ríos
La Opinion Popular El Peronismo unido y Cambiemos se midieron por primera vez en un distrito del centro del país, pluralista y competitivo. El gobernador Gustavo Bordet fue el candidato más votado en las elecciones PASO de Entre Ríos y quedó bien posicionado para lograr la reelección. El resultado suministra pistas sobre lo que puede pasar a nivel nacional.
El Peronismo unido y Cambiemos se midieron por primera vez en un distrito del centro del país, pluralista y competitivo. El gobernador Gustavo Bordet fue el candidato más votado en las elecciones PASO de Entre Ríos y quedó bien posicionado para lograr la reelección. El resultado suministra pistas sobre lo que puede pasar a nivel nacional.
La apuesta de Mauricio Macri por la zona del núcleo sojero (esto es: construir el triunfo electoral nacional desde Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, la Capital y algo de Provincia de Buenos Aires) se derrumba después del aluvión de votos que consiguió el peronismo unificado en las Primarias de Entre Ríos.
Mientras Cambiemos bajó de los casi 40% que había sacado cuatro años atrás (39,4% con Alfredo De Ángeli como candidato contra los 33,6% de Atilio Benedetti este domingo), el peronismo unido creció a niveles impensados.
Después de un 2015 de divisiones, la unión de los tres sectores provinciales (el PJ de Bordet, el kirchnerismo de Sergio Urribarri y el ex massismo de Jorge Busti) provocó que Bordet creciera de un 44,2% hace cuatro años a este arrollador 58,19%. Pocas encuestas acertaron este nivel sideral.
Se trata de una derrota amarga para Cambiemos Entre Ríos, que enciende las alarmas para lo que se viene. La PASO se pensaba para hacer la diferencia frente al Peronismo, ya que este resultado condicionará la general del 9 de junio. La disidencia radical interna habla de dilapidación de capital territorial. Argumentó la crítica descripción en las derrotas a manos del PJ, algunas de ellas cargadas de simbolismo.
Las elecciones primarias dieron una foto de lo que serán las generales del 9 de junio porque la participación fue alta, llegó al 79,64%. Es la primera contienda que enfrentó a la alianza Cambiemos con el Peronismo, sin partidos provinciales que tercien con chances en la disputa del poder.
La ambición de Cambiemos era romper una racha muy negativa con derrotas en Neuquén, Chubut, San Juan y Río Negro. Una muestra que a lo largo y ancho del país la ciudadanía le está dando la espalda. Para esto, y a diferencia de lo que ocurrió en esas provincias, el macrismo jugó de forma más decisiva en armar los acuerdos electorales con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, que incluso sonaba como un posible candidato a gobernador.
El Ministro abandonó esa posibilidad cuando las encuestas empezaron a mostrar un escenario complicado. No obstante, el presidente Macri se implicó en forma directa con visitas a la provincia y recorrida por obras que, en verdad, financió en un cien por ciento el gobierno provincial.
Los resultados mostraron que su electorado más firme todavía no abandona Cambiemos, pero no acompañaron la expectativa que se tenía. Perder por paliza donde cuatro años atrás casi dieron un batacazo y hace dos años arrasaron, es una pésima señal. En conclusión: la Casa Rosada jugó fuerte en la campaña y cosechó un fracaso categórico. Y una vez más, Macri, a quien no le sobra nada a la hora de festejar, optó por no interrumpir su sagrado descanso dominical para venir a saludar a sus vencidos correligionarios entrerrianos.
La Opinión Popular
La apuesta de Mauricio Macri por la zona del núcleo sojero (esto es: construir el triunfo electoral nacional desde Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, la Capital y algo de Provincia de Buenos Aires) se derrumba después del aluvión de votos que consiguió el peronismo unificado en las Primarias de Entre Ríos.
Mientras Cambiemos bajó de los casi 40% que había sacado cuatro años atrás (39,4% con Alfredo De Ángeli como candidato contra los 33,6% de Atilio Benedetti este domingo), el peronismo unido creció a niveles impensados.
Después de un 2015 de divisiones, la unión de los tres sectores provinciales (el PJ de Bordet, el kirchnerismo de Sergio Urribarri y el ex massismo de Jorge Busti) provocó que Bordet creciera de un 44,2% hace cuatro años a este arrollador 58,19%. Pocas encuestas acertaron este nivel sideral.
Se trata de una derrota amarga para Cambiemos Entre Ríos, que enciende las alarmas para lo que se viene. La PASO se pensaba para hacer la diferencia frente al Peronismo, ya que este resultado condicionará la general del 9 de junio. La disidencia radical interna habla de dilapidación de capital territorial. Argumentó la crítica descripción en las derrotas a manos del PJ, algunas de ellas cargadas de simbolismo.
Las elecciones primarias dieron una foto de lo que serán las generales del 9 de junio porque la participación fue alta, llegó al 79,64%. Es la primera contienda que enfrentó a la alianza Cambiemos con el Peronismo, sin partidos provinciales que tercien con chances en la disputa del poder.
La ambición de Cambiemos era romper una racha muy negativa con derrotas en Neuquén, Chubut, San Juan y Río Negro. Una muestra que a lo largo y ancho del país la ciudadanía le está dando la espalda. Para esto, y a diferencia de lo que ocurrió en esas provincias, el macrismo jugó de forma más decisiva en armar los acuerdos electorales con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, que incluso sonaba como un posible candidato a gobernador.
El Ministro abandonó esa posibilidad cuando las encuestas empezaron a mostrar un escenario complicado. No obstante, el presidente Macri se implicó en forma directa con visitas a la provincia y recorrida por obras que, en verdad, financió en un cien por ciento el gobierno provincial.
Los resultados mostraron que su electorado más firme todavía no abandona Cambiemos, pero no acompañaron la expectativa que se tenía. Perder por paliza donde cuatro años atrás casi dieron un batacazo y hace dos años arrasaron, es una pésima señal. En conclusión: la Casa Rosada jugó fuerte en la campaña y cosechó un fracaso categórico. Y una vez más, Macri, a quien no le sobra nada a la hora de festejar, optó por no interrumpir su sagrado descanso dominical para venir a saludar a sus vencidos correligionarios entrerrianos.
La Opinión Popular
La hora del pragmatismo explícito
Hasta los periodistas oficialistas y los economistas que más lo defienden ya hablan del "fracaso" económico a toda orquesta del gobierno de Mauricio Macri. No hay "brote verde del segundo semestre". En tanto, el Gobierno que agoniza, en su frenético mecanismo de negación, ignora sus errores y desconoce el fracaso.
La economía argentina la maneja el FMI y esta realidad muestra su cara más dura: aumento significativo de la pobreza y del desempleo; crecimiento exponencial de la deuda pública; tasas de interés que impiden cualquier proceso de inversión y llevan a la quiebra a las pymes y a los pequeños comercios; y, a pesar del "apretón monetario" del Banco Central, una inflación que no da tregua a los bolsillos argentinos.
En tanto, el fracaso político se manifestó en Entre Ríos, donde el peronismo unificado alrededor de Gustavo Bordet salió primero con el 58,15 por ciento de los votos. El macrismo perdió por sexta vez, empezó el año electoral con su candidato derrotado en la interna de La Pampa. Y después Cambiemos perdió en las PASO de Chubut y San Juan y en las elecciones de Neuquén y Río Negro.
Por ahora, Macri usufructúa que la gente más pobre descuenta el triunfo de la oposición, y cree que todo cambiará para mejor en diciembre con otro gobierno. Eso los calma porque falta poco y mejora el clima social del último año de este pésimo Gobierno. Pero si en diciembre no tuvieran más esa esperanza, porque Macri fuera reelecto, la tensión social crecerá.
Esa es la foto del presente que solo los macristas más fanáticos se niegan a asumir. Y después que las recetas ortodoxas del FMI se han malogrado para frenar la inflación, el gobierno de Macri intentará con otras medidas más pragmáticas, de tipo K, que para ellos ya fracasaron. No obstante, las implementarán.
Macri es un voluntarista, alguien que cree posible modificar, con palabras, hechos y situaciones que requieren actos no solamente verbales. El voluntarismo idealista de Macri es el instrumento marketinero de un gobierno crudamente materialista, cuando se trata de otros intereses, como enriquecer bancos y empresas de servicios.
El Presidente anunciará este miércoles el programa, negociado con sus tercos socios radicales, con lo que buscará contener la suba de precios. Esa dinámica ha atravesado un umbral y algunos economistas han advertido ya acerca del riesgo de una espiralización de la inflación.
Las medidas pretenden aliviar la situación de las familias que no pueden llegar a fin de mes. Contra lo que viene haciendo el Gobierno, el paquete apuntará a dinamizar el consumo en los próximos meses -en forma coincidente con el proceso electoral-, algo que reclamaron tanto los gobernadores de la UCR como los del PRO, y es un complemento imprescindible para que la alianza antiperonista Cambiemos aspire a una sobrevida política.
El Gobierno, se abraza a la esperanza que la serie de medidas que anunciará no sólo surtan efecto, sino que además lleguen en sintonía con sus necesidades electorales y contribuyan a aplacar el creciente malhumor social.
La apuesta huele a jugada desesperada de último minuto. Un golpe de efecto que lo saque de un derrotero decadente. Supone, además, la admisión de la debilidad con la que Cambiemos se apresta a transitar el tramo final de la campaña electoral.
Macri no cree en las medidas que anunciará
En el intento por salvar la alianza electoral con la UCR, el Gobierno programa una serie de medidas y, pese a que aún no fueron anunciadas, nadie está convencido que tengan efecto real sobre la inflación, el consumo y la producción; con lo cual, se corre el riesgo de potenciar la sensación que Macri y su "equipazo" no tienen ni idea de cómo salir de esta recesión ni de este proceso inflacionario.
Usando malabares lingüísticos se trata de establecer un congelamiento de precios y tarifas públicas que no se llamará congelamiento. Será por 6 meses. Luego de resuelta la elección presidencial, con seguridad volverán a subir fuertemente esos precios contenidos.
El problema es que, tal como demuestra la historia de congelamientos en la Argentina, cuando se fijan precios, con el paso de las semanas, o no se respetan esos congelamientos o desaparecen los productos de las góndolas.
¿El Gobierno entenderá que por este camino puede llegar a los comicios de octubre con góndolas vacías de los 50 a 60 productos esenciales que esperan congelar sin decir que están congelando?
Demás medidas "populistas"
Por otra parte, dar créditos para pagar servicios públicos potencia la realidad que el Gobierno juega a favor de las empresas privatizadas y energéticas antes que hacia el consumidor, sobre todo, esa castigada clase media que votó en forma masiva al macrismo en las últimas 10 elecciones (tanto porteñas como nacionales).
A su vez, préstamos subsidiados para jubilados es una gota de agua dulce en un mar salado. Y Ahora 12 para electrodomésticos sirve para que las ensambladoras y cadenas de retail vendan stocks que tienen de "clavo", pero no habrá "voto aire acondicionado" o "voto heladera" en octubre.
Del discurso optimista al iracundo
Macri pasó del discurso patológicamente optimista al iracundo. Es la primera señal que el Presidente empieza a percibir los niveles de angustia social existentes. Hasta aquí, tenía una idea abstracta del padecimiento de las clases media y baja por el ensañamiento tarifario y la cadena de aumentos que produce.
Esta crisis se expresa a través de la angustia social y de la ira individual, pero generalizada. Las calles son postales de "la ciudad de la furia" plagadas de "relatos salvajes", mientras crecen el miedo y la incertidumbre por el empobrecimiento de la economía.
Al abandonar las poses entusiastas, el discurso de Macri debió reflejar esa angustia, pero lo que reflejó es el enojo y la agresividad. Es que, el Presidente y su mesa chica se percataron que así van a perder la elección y de que fueron ellos los que le dieron a Cristina Fernández una posibilidad cierta de ganar.
La reacción es, por un lado, seguir improvisando, pero ahora en procura de redes para atenuar la caída de la clase media; y por otro lado, ensayar la pose del enojo que reproduce la "ciudad de la furia", en lugar de actuar en relación con la angustia social.
¿Por qué no aceptan que han agudizado la crisis?
El Gobierno, en una mezcla soberbia con ineptitud, niega la posibilidad de una derrota electoral con la misma pasión que usa para ignorar la dimensión de su fracaso. El Presidente, en sus discursos, insiste en que "hay un solo camino" y es el propio.
¿Cómo no aceptan de una buena vez que han agudizado la crisis y que van por mal camino? ¿Cómo no admiten que las recetas del monetarismo y el derrame neoliberal fracasaron en nuestro país? ¿Cómo no deciden rectificar el rumbo antes de que sea demasiado tarde?
¿Por qué no reconocen que son un Gobierno con vocación colonial y que los socios seleccionados, como el Fondo Monetario Internacional, y particularmente el arrogante Donald Trump, sólo piensan en cómo recuperar el dinero y en la reelección, respectivamente?
Por más congelamiento de precios o tarifas, créditos subsidiados o aumentos de planes sociales, hoy, el macrismo no atrae nuevas fuerzas políticas, al contrario, las expulsa. Cualquiera sean los anuncios que haga la Casa Rosada el próximo miércoles, una parte del radicalismo dejará Cambiemos. No será una parte menor, pero nadie sabe a ciencia cierta cuántos votantes se irán como fruto de la ruptura.
Las novedades macristas hacen relamer al peronismo, que estaría estirando su ventaja sobre Macri en todas las provincias y arrancaría la pelea final, "la madre de todas las batallas", con buenas posibilidades.
Entre Ríos, primer test relevante para la pelea nacional
El Peronismo unido y Cambiemos se midieron por primera vez en un distrito del centro del país, pluralista y competitivo. El resultado puede dar pistas sobre lo que puede pasar a nivel nacional. Es un pésimo indicio para el gobierno nacional. Perder, y de esta forma, en una provincia del pelotón de las que consideraban como ganables en el PRO es un retroceso que no estaba en ninguno de los planes de la Casa Rosada hace solo unos meses.
Con un amplísimo triunfo en casi todos los distritos entrerrianos, el gobernador peronista Gustavo Bordet arrasó en las PASO con el 58,19 % de los votos, se anotó una diferencia de 24,5 puntos frente a Cambiemos y se encamina a ser reelecto como gobernador de Entre Ríos en las generales del 9 de junio.
Respaldado por la cohesión del amplio espectro peronista, el mandatario entrerriano no sólo ratificó en las primarias el alto grado de adhesión hacia su gestión. También ensombreció la performance de Cambiemos: desde la Casa Rosada los pronósticos optimistas apostaban a una brecha de 10 puntos y, apoyados en encuestas oficiales, especulaban con que esa diferencia podía estrecharse en las generales. No se dio, ni cerca.
El abismo en los resultados se perfila casi imposible de remontar de cara a las generales, en las que Bordet se consolida como el candidato favorito indiscutido.
Pese la dura derrota, Benedetti dice que todavía tiene esperanza
La ambición de Cambiemos era romper una racha muy negativa con derrotas en Neuquén, Chubut, San Juan y Río Negro. No pudo ser. El cimbronazo que arrojaron los números definitivos castigaron la médula del poder macrista: tanto el propio presidente como el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, habían hecho campaña en Entre Ríos para apoyar a Atilio Benedetti y a su compañero de fórmula, Gustavo Hein, líder del PRO entrerriano y candidato a vice.
Conocidos los resultados, el diputado nacional y precandidato a gobernador por Cambiemos, Benedetti, admitió haberse "sorprendido" por los resultados de las PASO en Entre Ríos dado que se perdió por "una diferencia mayor a la esperada".
De todos modos, aclaró que esto "no quiere decir que esté dicha la última palabra" y advirtió que "nos obliga a realizar un enorme esfuerzo para revisar algunas cuestiones". La esperanza es lo último que se pierde, ¿y qué otra cosa puede decir?
"Vamos a revisar toda la estrategia en Entre Ríos pero sigo pensando que hay muchos entrerrianos que apostaron por el cambio, hay muchos que votaron en blanco y vamos a redoblar el esfuerzo de cara a la elección verdadera que es el 9 de junio", afirmó.
Agregó que "la autocrítica es que no hemos sido eficaces en circunscribir la discusión a los temas de Entre Ríos, hay una nacionalización en esto y hay un poco de malestar, pero en lo que a mí respecta voy a revisar cada una de las estrategias de comunicación y vamos a trabajar intensamente porque más allá de que hay una diferencia importante no creo que sea irreversible".
Estas declaraciones de Benedetti son serias en el sentido que trasladan de culpas hacia el gobierno de Macri del resultado electoral de la provincia, al responsabilizar de la derrota a la nacionalización de la campaña. Si es una opinión sincera, una excusa o parte del tire y afloje entre la Casa Rosada y la UCR se presta a debate, pero lo dicho, dicho está.
En cuanto a lo sucedido en Paraná celebró "la estrategia de Cambiemos de abrir posibilidades" y consideró que "el intendente Sergio Varisco, como hombre político que es, deberá leer los resultados y corregir lo que haya que corregir para la elección verdadera que será el 9 de junio, más allá de la foto que tengamos de ayer". Como dijo Aristóteles: "La esperanza es el sueño del hombre despierto".
La elección en Entre Ríos representa tan solo el 3% del padrón electoral nacional pero ya han sido seis los distritos, si se suma La Pampa, en los que los votantes provinciales exhibieron un marcado rechazo hacia la política económica neoliberal del gobierno nacional.
Todo en contra para Varisco
Luego del resultado de en las PASO, los peronistas apostaban en las elecciones generales a destronar de la intendencia de Paraná a Sergio Varisco, fuertemente implicado en denuncias que lo vinculan a narcotraficantes.
Varisco realizó una conferencia de prensa en la casa de la UCR y reconoció: "Nos tocó ganar cuatro elecciones seguidas y siempre pensábamos en más. Bueno, hoy también pensábamos en más".
El intendente buscó destacar la unidad de Cambiemos de cara a las elecciones generales: "Si sumamos las tres propuestas de Cambiemos, estamos por encima de la suma de los candidatos del gobierno provincial". El intendente demoró la conferencia de prensa porque en la casa del partido hubo discusiones internas a la vista de la prensa que fueron un indicio del adverso resultado obtenido en las PASO.
Su principal competidor es el vicegobernador Adán Bahl, quien resultó victorioso en una interna con otras seis listas del peronismo. El radical Varisco tuvo competencia macrista: lo enfrentó el dirigente del PRO, Emanuel Gainza, y se impuso por un margen muy escaso.
El acto de Bahl fue un festejo total, donde aseguró que a Varisco "lo vamos a superar por más de 10 mil votos". Bahl obtenía anoche el 29,6 por ciento de los votos y con los otros seis precandidatos su espacio sumaba un total del 44,19 por ciento.
Varisco quedó atrás con un 22,64 por ciento, con lo que superaba al macrista Gainza, que sacaba el 13,8 por ciento al cierre de esta edición. En total ambos sumaban un 38,94 por ciento, inferior al porcentaje de los peronistas sumados.
"No creo que esta elección sea algo especial, siempre es importante cuando se define el futuro de la ciudad", sostuvo el actual intendente, quien resiste pese a todas las denuncias en su contra.
Los problemas judiciales de Varisco comenzaron cuando se vio fuertemente vinculado al jefe narco Daniel "Tavi" Celis, detenido desde 2016. Celis habría sido aportante de campaña de Varisco en 2015, apareció en fotos con el intendente y su entorno y habría ubicado más de 30 personas en la intendencia.
En los allanamientos que se hicieron se secuestró documentación que lo vincula al entorno del intendente, además de diversas escuchas que hablan de negocios con funcionarios locales.
Después de las PASO en Paraná, el candidato de Cambiemos, Varisco, denunciado por su relación con el narcotráfico y colgado de la luz, quedó en riesgo cierto de perder la intendencia ante un peronismo unificado.
Existe una marcada incertidumbre en el Palacio Municipal respecto al futuro inmediato del armado político de Varisco. La derrota en microclima del poder varisquista no era una posibilidad siquiera.
A pesar de su campaña errática, sin ejes claros, en donde se le hablaba mas a los peronistas que los propios votantes de Cambiemos, Varisco transitó accidentadamente su cruzada entre denuncias penales y escándalos, agravados por lo que en el oficialismo municipal consideran "fuego amigo" como el caso de la difusión en los medios nacionales de las causas de narcotráfico.
La derrota de Varisco también genera un cimbronazo en su estructura política que se mueve a la certeza de la victoria electoral y el manejo del poder. La desesperación ante una derrota puede engendrar conflictos internos en una estructura compleja que se puede convertir en inconducible.
La "peronización" de Varisco, el acuerdo con los actores sindicales municipales y los nuevos socios desplazaron parte de la estructura radical militante por nuevos adeptos, que los correligionarios entienden que se acercaron por las mieles del poder. Qué harán de aquí en adelante ante una perspectiva de derrota es lo que preocupa.
Ahora la disputa será cuerpo a cuerpo entre el peronista Bahl y el radical Varisco, quien tiene por delante el desafío de sumar los votos de Gainza, algo que no será fácil. Eso hace presumir que, en los 50 días que quedan hasta las elecciones generales, la virulencia de la campaña y las denuncias crecerán.
El PJ arrasó en Concordia y Gualeguaychú
El peronismo tuvo una gran elección en Concordia, ciudad en la que 70,30% de los votantes eligió las listas que compitieron dentro del Frente Creer, el único que tuvo internas. El actual intendente, Enrique Cresto, se impuso ampliamente dentro de ese espacio y estará en las elecciones del Generales del 9 de junio.
También competirán Roberto Niez -Cambiemos-, que logró 23,68% y fue la segunda fuerza en la ciudad, aunque el tercer candidato en cuanto a cantidad de votos, ya que Eduardo Asueta, que compitió dentro de la interna del PJ, obtuvo mayor cantidad de sufragios.
En Gualeguaychú, el peronismo sacó una ventaja muy difícil de revertir. Martin Piaggio irá por la reelección, tras imponerse en la interna del Frente Creer, espacio que obtuvo 67,9% de la totalidad de los votos de la ciudad. Competirá con Melchiori, Carranza y Leuze.
El Gobierno nacional buscará desvincular los resultados de las elecciones en Entre Ríos, donde el peronismo arrasó, con la carrera de Macri para buscar su reelección en octubre próximo. Pero todo está a punto caramelo para un triunfo del Peronismo en las elecciones generales.
La Opinión Popular
Adán Bahl terminó la jornada del domingo en medio de un clima festivo. Y no es para menos, si se toma en cuenta que fue el más votado de todo Paraná y dejó comprometida la situación de un intendente que tiene en su haber la experiencia de dos mandatos.
Los resultados de las elecciones de este domingo ratifican el rumbo tomado hace 3 años y medio; un modelo de gestión que se ocupa de la gente y el crecimiento de la provincia.
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