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Sociedad e Interés General - 18-12-2018 / 19:12
EFEMÉRIDES POPULARES. ASESINADO EN LA REPRESIÓN DE 2001

Pocho Lepratti: “¡Hijos de puta, bajen las armas que aquí solo hay pibes comiendo!”

Pocho Lepratti: “¡Hijos de puta, bajen las armas que aquí solo hay pibes comiendo!”
"¡Hijos de puta, no tiren que hay pibes comiendo!", gritó Claudio "Pocho" Lepratti sobre el techo de una escuela de Rosario, instantes antes de que una bala de plomo del policía Esteban Velázquez le perforara la tráquea. Era 19 de diciembre de 2001, y el país estaba conmocionado por la crisis económica y la inestabilidad política que terminaría con la renuncia del ex presidente Fernando de la Rúa. Las fuerzas policiales salieron a reprimir saqueos y, en su lugar, ese día murió Lepratti.
El 19 de diciembre de 2001, en Rosario, es asesinado Claudio Hugo Lepratti, conocido como "Pocho" y "El Ángel de la Bicicleta". Fue un militante social, muerto en medio de la represión llevada a cabo por la policía de la Provincia de Santa Fe, durante la crisis de diciembre de 2001 en Argentina.
 
A fines de 2001, Pocho Lepratti trabajaba como auxiliar de cocina en el comedor de la escuela número 756 "José M. Serrano" del barrio Las Flores, un humilde barrio del sudoeste rosarino. El 19 de diciembre, en medio de la crisis del 2001, que terminaría con la caída del presidente Fernando De la Rúa, varios policías que llegaron desde la ciudad de Arroyo Seco -a 30 km al sur de Rosario- comenzaron a disparar en el fondo de la escuela.
 
Lepratti subió al techo para defender a los menores que en su interior se encontraban comiendo. Se asomó gritando: ¡Hijos de puta, bajen las armas que aquí solo hay pibes comiendo! El uniformado Esteban Velásquez hizo fuego con su escopeta Itaka con balas de plomo, acertándole con una posta en la tráquea, lo que le causó a Lepratti una muerte instantánea.
 
Su historia se volvió conocida a nivel nacional gracias a la canción "El ángel de la bicicleta", escrita e interpretada por León Gieco.
 
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Pocho Lepratti: “¡Hijos de puta, bajen las armas que aquí solo hay pibes comiendo!”

La tragedia en la memoria
 
A 17 años de su muerte, el nombre de Claudio Pocho Lepratti está repartido a lo largo y a lo ancho de toda la Argentina en bibliotecas, centros de salud, agrupaciones sociales, escuelas y comedores. Todos movimientos y entidades que ponen a la solidaridad con los que menos tienen en el foco de su trabajo. Es que la vida de Pocho se centró exactamente en ese punto, y fue en defensa de esos desprotegidos del mundo que perdió la vida.
 
Nacido en la ciudad de Concepción del Uruguay, donde hoy aún reside toda su familia, Pocho siempre se interesó por los derechos de los más necesitados, estudió en el Instituto Salesiano de la localidad de Funes, cerca de Rosario, como 'hermano coadjunto'. Más tarde colaboró en distintas organizaciones sociales para ayudar a los adolescentes humildes del barrio mientras participaba y promovía la formación de niños y jóvenes de barriadas en una agrupación llamada 'La Vagancia'.
 
Además, creó y redactó una publicación llamada "El Ángel de la Lata" mientras colaboraba con diversas comunidades eclesiales como el grupo "Desde el Pie". Cooperaba con la Asociación Trabajadores del Estado de Rosario (ATE) y la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA).
 
En el medio de la crisis de diciembre de 2001, varios policías que llegaban a Rosario desde Arroyo Seco, comenzaron a disparar en el fondo de la escuela donde Pocho ayudaba en el comedor del establecimiento. La imagen quedó grabada en la memoria de todos a través de una canción de León Gieco donde se cuenta cómo subió al techo para defender a los chicos que en su interior se encontraban comiendo y gritó: ¡Hijos de puta, bajen las armas que aquí solo hay pibes comiendo!
 
Una bala disparada por el policía Esteban Velásquez le atravesó la tráquea y lo mató de forma instantánea. Velázquez fue condenado a 14 años de prisión. El asesinato ocurrió fuera de la zona de saqueos y en los fondos de una escuela, por lo que nada justificaba haber efectuado los disparos reconocidos, ni siquiera en carácter intimidatorio, consideró la justicia.
 
Su vida y su muerte han superado gobiernos y crisis, su símbolo perdura como un ejemplo, y en su ciudad se lo recuerda de forma constante.

Fuente: UNO

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