Nacionales - 14-06-2018 / 09:06
EN FOCO
Con Macri, el país se encamina a una tormenta perfecta
El barco averiado de la Argentina se enfrenta a una furiosa tormenta perfecta de efectos imposibles de dimensionar, pero que se anticipan agoreros: despidos, salarios y haberes jubilatorios debilitados, subas en el gas, la luz y combustibles, devaluación e inflación que hunden en la pobreza a millones o empujan a otros tantos a la miseria.
Afuera del Congreso, más allá del proyecto de ley para despenalizar el aborto, de las cámaras de televisión concentrándose en las movilizaciones a favor y en contra, la vida seguirá pasando. Por caso, la devaluación, que infla los precios y debilita los salarios, continuó su ritmo acelerado por la fuerza de un dólar que volvió a subir y cerró a $26,73 (a $27 en el mercado informal).
También, el viento de la devaluación se llevó la palabra empeñada del Gobierno de Mauricio Macri, que tras el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) aseguró que mantendría el tipo de cambio flotante y sin intervención: pero ayer vendió otros US$99 millones de sus reservas y anticipó que gastará a cuenta lo que todavía no le prestó el Fondo, esto es la venta de "hasta US$7.500 millones", de los US$15.000 millones que le otorgará el Fondo en un primer desembolso, con el fin de contener el dólar.
La desconfianza gana y el Gobierno de los Ricos confirma que utilizará el crédito para pagar el déficit generados por la bicicleta financiera; que el préstamo no irá a la inversión, ni al trabajo ni a la promoción de un plan estratégico generador de divisas. Algunos números ayudan: el déficit de cuenta corriente es de US$30.000 millones y la fuga de capitales estimada para 2018 es de US$20.000 millones. El crédito de US$50.000 millones del FMI representa el déficit de todo un año.
Para achicar el gasto "tenemos que cuidar los recursos escasos del Estado", dijo ayer el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y para hacerlo el manual Pro dice que hay que empezar por ajustar a los trabajadores. Por eso, faltando a otra promesa del presidente Macri, Triaca ratificó que el medio aguinaldo de junio pagará el Impuesto a las Ganancias que, en campaña, el jefe de Estado prometió eliminar.
"Esta vez hay prioridades", dijo Triaca, sin especificar cuáles ni reparar en que un cambio en el libreto presidencial implica un cambio radical en la vida de la gente.
¿Acaso está entre las prioridades del Gobierno de los CEOs atacar la especulación, verdadera causa del déficit? No. En un año, tal como acordó con el FMI, deberá hacer un ajuste de $240.000 millones y, para alcanzar la meta, recortará, por ejemplo la obra pública. El sector, principal engranaje de la rueda productiva, contará con $70.000 millones menos, poniendo en riesgo a unos 430.000 trabajadores y privando al país de un efecto multiplicador inconmensurable.
El barco averiado de la Argentina se enfrenta a una furiosa tormenta perfecta de efectos imposibles de dimensionar, pero que se anticipan agoreros: despidos, salarios y haberes jubilatorios debilitados, subas en el gas, la luz y combustibles, devaluación e inflación que hunden en la pobreza a millones o empujan a otros tantos a la miseria.
Los expulsados
En el Estado, la tijera avanza sobre profesionales de carrera y organismos como el PAMI, la Anses y la AFIP, entre muchos otros, enfrentarán un recorte del 25% en sus plantas permanentes. Como una espada de Damocles, esa amenaza pesa ya sobre los empleados públicos de la Provincia: los del Astillero Río Santiago; los médicos que ayer volvieron a la huelga; los docentes, que hoy y mañana salen por enésima vez a la calle; o los 300.000 alcanzados por los retiros voluntarios que puso en vigencia la Gobernadora.
Con PyMes, industrias y comercios agonizando por la suba de costos, presiones impositivas, tarifazos y financiamiento imposible, el ajuste no podría ser más terrible: tal como están las cosas, un despido en el Estado es la expulsión del sistema.
Pasar el invierno
El barco averiado de la Argentina se enfrenta a una furiosa tormenta perfecta de efectos imposibles de dimensionar, pero que se anticipan agoreros: despidos, salarios y haberes jubilatorios debilitados, subas en el gas, la luz y combustibles, devaluación e inflación que hunden en la pobreza a millones o empujan a otros tantos a la miseria.
Caldo de cultivo para un conflicto social crece en proporción al descontento. Que no merma ni con la euforia por el inicio del Mundial de Fútbol, que hoy coincidirá con el paro de docentes, médicos y Camioneros. La fuerza de la realidad, también empujó a la CGT a llamar a otra medida de fuerza para el 25 de junio.
Quizá el evento deportivo del año adormezca a muchos. Después, entraremos en el invierno; en la combinación del ajuste y los aumentos; en una economía que, en sintonía con la estación más fría, se congelará todavía más. Terminará el fútbol. Comenzará otra carrera: la electoral, la que permitirá retomar el virtuoso juego de la democracia con renovadas esperanzas.
El gas se paga caro, en cuotas y con intereses.
Fuente: Hoy en la Noticia