Nacionales - 08-03-2018 / 08:03
UN DÍA DE REBELIÓN CONTRA EL PATRIARCADO Y EL GOBIERNO
#8M: Paro y marcha de mujeres en todo el país, contra los despidos, el ajuste y por la legalización del aborto
El movimiento de mujeres de Argentina dio el puntapié inicial cuando, en 2015, respondió a los femicidios y la violencia machista con la movilización por #NiUnaMenos que convocó a más de un millón de personas en todo el país. Esas movilizaciones siguieron desarrollándose y fueron gestando las asambleas de organizaciones y activistas feministas, sindicales y sociales, que organizaron este Paro Internacional de Mujeres.
Contra los despidos y el ajuste neoliberal del Gobierno de Macri, por el aborto legal seguro y gratuito, y para decirles basta a las violencias femicidas y travesticidas y a las violencias económicas y estatales que las sustentan.
Esas son las principales demandas -de una extensa lista- del Segundo Paro Internacional Feminista en la Argentina, que se cumplirá en articulación con más de cincuenta países, con distintas modalidades y multitudinarias movilizaciones.
En Argentina, comenzará con un ruidazo a partir de las 11 horas. Habrá cese de actividades en algunos lugares de trabajo, en otros, asambleas. Y por la tarde, cientos de marchas en diferentes ciudades: la principal está convocada a partir de las 16, de Plaza de Mayo al Congreso.
Los pañuelos verdes tendrán protagonismo. Serán 24 horas de desobediencia al patriarcado. "Rechazamos el uso oportunista de las licencias parentales y de la referencia a la brecha salarial por parte del Gobierno en el contexto de despidos masivos y de la reciente sanción de la reforma previsional neoliberal", se escuchará durante la lectura del documento, que coronará el cierre del acto.
Por primera vez, en un hecho histórico, todas las centrales sindicales junto a la CTEP y otras organizaciones de la economía popular y solidaria marcharán en una misma columna. Será un mensaje de unidad, sin precedentes. "Construimos una articulación para enfrentar el ajuste y las políticas antisindicales de este Gobierno", señaló Estela Díaz, secretaria de Género de la CTA de los Trabajadores.
En la bandera de arrastre se resumirán los ejes centrales de la marcha: contra los despidos y el ajuste y por el aborto legal, seguro y gratuito. Despedidas, mujeres mapuches en conflicto por sus territorios, migrantes, y referentes de otros espacios que atraviesan o enfrentan distintas situaciones de vulnerabilidad, en el actual contexto político, tendrán un lugar destacado en la movilización.
"Hay un diagnóstico feminista de la crisis. Se logró hacer un mapa de la conflictividad social con una perspectiva feminista", resumió la investigadora del Conicet Verónica Gago, integrante del Colectivo Ni Una menos. Ese diagnóstico está contado en el extenso documento con el que se cerrará la movilización y será leído por la comunicadora feminista Liliana Daunes, junto a Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Las últimas palabras las dará Cortiñas.
El movimiento feminista, de esta forma, se le plantará al Gobierno macrista una vez más. Quedará en evidencia el proceso de acumulación política y organizativa que ha tenido en los últimos años.
La Opinión Popular
Opinión
Mercado de trabajo, un lugar de expresión de la desigualdad
Las desigualdades de género tienen una expresión muy clara y contundente en el campo de la economía. En particular, el mundo laboral es uno de los que expresa de forma más cabal estas asimetrías. Las mujeres solemos ganar menos, tener una menor tasa de actividad, un mayor grado de informalidad y accedemos a trabajos de menor calificación, entre otras cosas.
Existen distintas formas en la literatura para graficar estos problemas. Por ejemplo, el "techo de cristal" hace referencia a la dificultad que tenemos las mujeres para acceder a los cargos jerárquicos y gerenciales por el sólo hecho de nuestra condición de género.
La idea de "paredes de cristal", por su parte, describe la segregación laboral, esto es la baja tasa de feminización de ciertos sectores que en general suelen ser los más dinámicos y con mejores condiciones laborales.
Otro concepto es del de "pisos pegajosos" y apunta a la realidad que viven las mujeres de menores ingresos que acceden a trabajos de peor calidad, mayor informalidad, peores pagos y con poca capacidad de progreso en relación a la de los hombres.
Para ponerlo en números, en base a datos del Indec (Encuesta Permanente de Hogares-EPH): las mujeres ganamos aproximadamente un 30% menos que los hombres, lo que es explicado por factores observables (por ej. horas trabajadas) pero también por factores no observables, que se relacionan directamente con la discriminación de género.
Tenemos una mayor tasa de informalidad, que ronda el 37%, contra el 31% de los varones. Nuestra participación en el mercado laboral (tasa de actividad) es sensiblemente menor: 48% vs 69%. La subocupación horaria es del 13% en las mujeres y 9% en los hombres.
La tasa de desocupación alcanza el 9,5%, contra un 7,3% de los varones. Y en el caso de las mujeres jóvenes, la población más vulnerable, el número es alarmante: el 19,5% de la población económicamente activa no encuentra trabajo.
Una de las principales causas de estos fenómenos es la distribución desigual de las tareas domésticas o el "trabajo no remunerado". Según la única encuesta a nivel nacional realizada al respecto en el 2013, las mujeres en promedio dedicamos casi el doble de tiempo que los hombres a estas tareas (6,4 horas contra 3,4), que incluye el cuidado de personas, los quehaceres domésticos y el apoyo escolar.
Es justamente esta distribución desigual la que, entre otros elementos, nos restringe el acceso pleno al mercado laboral, y si lo hacemos, reduce las horas disponibles para dedicarle. Y esto, en general, implica que obtengamos trabajos más informales que se puedan ajustar a las limitaciones horarias mencionadas.
En el último informe publicado por el Observatorio de Empleo, Producción y Comercio Exterior (ODEP) de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) mostramos que estas desigualdades y brechas de género exhibieron indicios de empeoramiento durante la gestión del actual gobierno. Por ejemplo, la brecha salarial pasó de 26% a 32%, mientras que la informalidad laboral creció un punto más entre las trabajadoras mujeres que entre los varones.
Las diferencias aún no son de gran magnitud ya que los cambios en el mercado laboral suelen ser de largo plazo y estructurales. Sin embargo es esperable que, en situaciones de desmejora de las condiciones laborales, sea justamente la población más vulnerable (mujeres y, en particular, las jóvenes) las que muestren un mayor grado de empeoramiento. De hecho, es lo que confirman estos números: la precarización en el mercado laboral se acentuó particularmente para las mujeres en los últimos dos años.
En definitiva, hay mucho camino por recorrer hacia una real igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres. Y como muestran los datos, la esfera económica y el mercado laboral no son una excepción de las cuentas pendientes que como sociedad tenemos en la materia. Bienvenido el 8M y el paro de mujeres para darle visibilidad a estos temas y colocarlos con más fuerza en la agenda de debate.
Por Paula Español. Directora de Radar Consultora.
Fuente: Página12