Nacionales - 21-04-2017 / 10:04
PARA RATIFICAR EXIGENCIA DE CAMBIOS ECONÓMICOS
La CGT mantiene sus reclamos y anunció que hará un acto por el Día del Trabajador
UN ACTO EN LOCAL CERRADO Y EL PEDIDO -HASTA AHORA INSATISFECHO- DE INICIAR UNA NEGOCIACIÓN DE CONJUNTO. La CGT se reunió para ajustar los detalles de la próxima convocatoria del sindicalismo argentino, el 1º de mayo, en el Día del Trabajador. No será una nueva huelga, como reclamaban sectores combativos de la central gremial. Tampoco será una concentración en la calle, quizás para no poner de mal humor al gobierno y a sus seguidores. La CGT avanza con pies de plomo en busca de sentarse a una mesa en la que el gobierno ceda ante sus reclamos y confirmó que la intención es acordar con la Casa Rosada, algo que no parece tan fácil, ya que el Gobierno está envalentonado por la marcha en su apoyo del 1º de abril.
Todos los indicadores económicos muestran que los trabajadores siguen pagando el costo del ajuste neoliberal que impone el gobierno de Mauricio Macri, mientras que los ricos, los grandes exportadores del campo y los especuladores financieros siguen amasando fortunas. El INDEC informó que en el cuarto trimestre de 2016 se destruyeron 63.314 puestos de trabajo registrado. Si se suma a los trabajadores en "negro", durante el Gobierno de Macri se perdieron no menos de 200.000 puestos de trabajo. Junto con esto, el dato de que la inflación de marzo fue de 2,4 %, superando el 6 % en lo que va del año.
En este marco de recesión e inflación, ayer se reunió la Comisión Directiva de la CGT, en lo que fue su primer encuentro después del paro nacional del 6 de abril, un paro "dominguero" para descomprimir la bronca de los trabajadores. El triunvirato integrado por Héctor Daer, Juan Schmid y Carlos Acuña decidió realizar un acto "light" el 1º de mayo en el estadio del Club Obras Sanitarias, con lo cual la central volverá a replicar sus reclamos al Gobierno, esperando negociar.
La fecha donde se conmemora el "Día del Trabajador" apuntará no solo a convalidar la estrategia del movimiento obrero sino a revalidar un mensaje al Gobierno: "el pedido de modificar el rumbo económico no implica desestabilización" sino que los sindicatos están dispuestos a "confrontar con el modelo que desarrolla Macri y su gabinete".
Cruces picantes, reproches y tono elevado matizaron el encuentro. Si bien los voceros se remitieron al "sano intercambio de pareceres", Facundo Moyano y Héctor Daer se cruzaron con pierna fuerte, respecto a pases de factura públicos respecto de fotografías varias y las consideraciones del hijo del ex jefe de la CGT respecto a la eternidad de los mandatos y la relación de la CGT con el Gobierno.
Con respecto a la estrategia ante el Gobierno tras el paro del #6A, Omar Maturano consideró que es probable que se retome el diálogo con la Casa Rosada, si bien el Ejecutivo "hace rato que no envía invitación alguna", ironizó y lo refrendaron otros dirigentes.
Párrafo aparte para el respaldo a la lucha de los docentes, que se reunieron con la conducción de la CGT, como también a la estrategia judicial para mantener férreo el reclamo por la paritaria federal y "bancar" la lucha contra la descalificación, táctica del Gobierno de Macri, envalentonado por la marcha en su apoyo del 1º de abril.
Cada vez queda más claro la necesidad de un plan de lucha para derrotar el modelo de ajuste neoliberal, para exigir paritarias libres y un salario superior a la canasta familiar, prohibición de despidos y suspensiones, el rechazo a la flexibilización de los convenios laborales y el freno a la criminalización de la protesta de los trabajadores.
La Opinión Popular
En la CGT afloraron viejas disputas y la central quedó al filo de la ruptura
La reunión de consejo directivo de la CGT no terminó a los golpes de casualidad. Hubo gritos, reproches y hasta florecieron viejas disputas. A ocho meses de la reunificación, la central sindical quedó ayer al borde de una nueva ruptura. Incluso, se barajaba anoche la posible renuncia en tropa de los sindicatos que responden a Hugo Moyano .
Se aceleró el proceso de resquebrajamiento interno por diferencias que parecían superadas. Pero agudizaron las tensiones la falta de unanimidad y determinación para convocar al paro general del 6 del actual y el alineamiento con la Casa Rosada que exhiben algunos sindicatos de peso.
Juan Carlos Schmid, representante del moyanismo en el triunvirato de mando de la CGT , rechazó anoche la salida de su sector. "Descarto una ruptura", dijo a LA NACIÓN. Ratificó esta idea Héctor Daer. "Hablé con Pablo Moyano y no se van, nada que ver", sostuvo.
La interna explotó en plena reunión de consejo, en el cuarto piso de Azopardo 802. Cuando promediaban las dos horas del encuentro, Facundo Moyano tomó la palabra. El hijo del jefe camionero ensayó una suerte de disculpa tras haber criticado públicamente a la cúpula de la CGT por haber dilatado el llamado al paro.
"¿Qué pasó entre diciembre de 2016, cuando algunos de esta CGT brindaron con Macri en Olivos, a marzo de este año para hacer un paro?", planteó. Pero luego, a modo de autocrítica, reclamó dirimir las diferencias internas y hurgó en las fallas de la organización del acto del 7 de marzo, que terminó con militantes de la izquierda tomando por asalto el palco cegetista.
"A mí este pendejo no me va a decir qué hacer", se levantó indignado Mario Calegari, representante de los colectiveros de la UTA. Pero fue Daer el que salió al cruce de inmediato. Acusó al hijo de Moyano de romper el modelo sindical y de avanzar sobre atributos de otros gremios. Hasta lo criticó por sus fotos con la diva Susana Giménez. "Hacen mal al sindicalismo", dijo al respecto el jefe de Sanidad y uno de los integrantes del triunvirato de mando.
El resto de los dirigentes observaba azorado. Una ironía: Daer y Facundo son diputados nacionales que responden a Sergio Massa. Algunos dirigentes atribuyeron su pelea a una puja dentro del Frente Renovador.
Facundo se levantó de su silla con vehemencia y le enrostró a Daer el alineamiento que tuvieron "los Gordos", el sector al que representa, con el menemismo. Furioso, Daer contraatacó y se jactó de la cantidad de afiliados de su gremio (unos 250.000) para demostrar mayor trayectoria y peso gremial.
Intervino el maquinista Omar Maturano, que irrumpió con un grito: "Podés tener esos afiliados, pero los que paramos el país fuimos los gremios del transporte". Se levantó y se fue. Dejó así abierto otro punto de conflicto: la pasividad que exhibieron algunos gremios para lograr la adhesión de sus bases a la huelga. Las críticas apuntan principalmente a Armando Cavalieri (Comercio) y a Luis Barrionuevo (Gastronómicos).
Cuando la reunión ya se había desvirtuado, Juan Pablo Brey intentó mediar y le reclamó al triunvirato de mando un mayor liderazgo para mantener a la tropa cohesionada. Para ese entonces, el camionero Pablo Moyano puso sobre la mesa otra disputa que está latente: su pulseada con el metalúrgico Francisco Gutiérrez por la normalización de las seccionales cegetistas del interior. La puja entre Moyano y Gutiérrez es de vieja data: los camioneros se opusieron cuando el dirigente de la UOM intentó municipalizar el servicio de recolección de residuos del municipio de Quilmes.
Otro debate que alteró los ánimos fue el intento del Gobierno de fiscalizar con mayor atención los procesos eleccionarios de los gremios. Daer mantuvo un fuerte cruce con el moyanista Jorge Sola para determinar qué alcance tenían las recomendaciones advertidas por el Ministerio de Trabajo.
Lo que debía ser una reunión para unificar fuerzas y expresar un rechazo común a la acusación de "mafias" que hizo Mauricio Macri y al intento oficial de auditar los procesos eleccionarios, la CGT terminó envuelta en una interna cuyo desenlace podría ser una nueva división, como tantas que hubo en la historia del movimiento obrero.
Por Nicolás Balinotti
Fuentes: LA NACION, Clarín, Cronista, La Izquierda Diario y LOP