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Sociedad e Interés General - 05-07-2016 / 21:07
EFEMÉRIDES POPULARES. EL HECHO MÁS SANGRIENTO COMETIDO POR LA DICTADURA MILITAR EN SALTA

Masacre de Palomitas: El asesinato de once salteños cometido por la dictadura militar

Masacre de Palomitas: El asesinato de once salteños cometido por la dictadura militar
El 6 de julio de 1976, once personas fueron asesinadas en el paraje de Palomitas, en el sur de la provincia de Salta. Fue el hecho más sangriento cometido durante la dictadura militar en la provincia de Salta.
A partir de los años cincuenta, Salta y toda la región noroeste eran mirados con recelo desde Buenos Aires, ante la posibilidad del surgimiento de movimientos de extrema izquierda y grupos guerrilleros, debido a la enorme brecha entre ricos y pobres existente en la región.
 
En 1973 se levantó la proscripción al peronismo, Héctor Cámpora fue electo presidente, y en Salta, el justicialista Miguel Ragone obtuvo una abrumadora mayoría de 65% en la elección a gobernador. Ragone es depuesto a principios de 1976. Ya se vive en todo el país un ambiente de violencia.
 
El 24 de marzo de 1976, la presidenta Isabel de Perón es depuesta y se inicia la dictadura militar. El teniente coronel Carlos Mullhall es designado gobernador interventor de Salta. En toda Argentina, el Estado lanza una campaña criminal para eliminar a todos los sospechosos de participar o colaborar con la guerrilla. Miles de personas empiezan a "desaparecer", sin dejar rastro alguno.
 
En la ciudad de Salta, en la cárcel de Villa Las Rosas, hay 7 presos a quienes las autoridades del penal tienen apuntados como subversivos. Según la mayoría de las investigaciones realizadas, el gobernador Mullhall ordena su traslado al penal de San Miguel de Tucumán. Jamás llegan a su destino.
 
En la madrugada del 6 de julio de 1976 los siete detenidos son sacados del penal de Villa Las Rosas y puestos en una camioneta. Se les dice que los trasladarán a la ciudad de Tucumán. Pero al llegar al paraje de Palomitas, a mitad de camino entre Salta y Tucumán, la camioneta se detiene.
 
A los detenidos se les hace bajar de la camioneta y caminar unos 200 metros lejos de la carretera. Momentos más tarde llega otra camioneta procedente de Jujuy, con 4 detenidos políticos. Se les hace bajar del vehículo y se les conduce hacia el grupo que llegó anteriormente. Luego los oficiales extraen ametralladoras y fusilan a todo el grupo. Posteriormente los cadáveres son dinamitados, a fin de simular un enfrentamiento con la guerrilla.
 
Los asesinados fueron Celia Raquel Leonard de Ávila, Evangelina Botta de Nicolai, María Amaru Luque de Usinger, María del Carmen Alonso de Fernández, Georgina Graciela Droz, Benjamín Leonardo Ávila, Pablo Ouetes Saravia, José Ricardo Povolo, Roberto Luis Oglietti, Rodolfo Pedro Ussinger, Alberto Simón Zavarnsky.
 
El 23 de diciembre de 2010, la Justicia salteña condenó a prisión perpetua a los represores de la "Masacre de Palomitas".
 
La Opinión Popular

El 6 de julio de 1976 en horas de la mañana el director del penal de Villa Las Rosas, Braulio Pérez, recibió una citación del entonces jefe de la Guarnición militar Salta, Coronel Carlos Alberto Mulhall. En despacho del militar, Mulhall le informó que esa tarde se iba a proceder a un simple traslado, sin proporcionarle los nombres ni el número de los presos.
 
Fue así como a las 19.45 de ese día se presentó ante Pérez el capitán Espeche portando una orden escrita y la lista de los detenidos.
 
Enseguida se ordena no registrar en los libros de la cárcel la salida de los presos. También se ordena retirar de los lugares de acceso a todo el personal subalterno, permitiéndose que sólo los guardiacárceles afectados a los muros permanezcan en sus puestos.
 
El único documento escrito que se conserva es la orden de Mulhall, que obra en el expediente judicial iniciado en Salta. Las órdenes verbales fueron corroboradas por la testigo Juana Emilia Martínez de Gómez, celadora del penal, y el oficial del Servicio Penitenciario de la provincia de Salta, Juan Carlos Alzugaray.
 
El grupo del Ejército estuvo compuesto íntegramente por oficiales, sin insignias ni distintivos. Todos se nombran entre sí a través de sus nombres de guerra. Antes de la llegada de los oficiales se apagan todas las luces del penal excepto las del lugar donde estaban los presos a trasladar.
 
Hasta allí llega un grupo de guardiacárceles que entrega los once (11) presos a los militares que esperaban afuera, a oscuras, con linternas en sus manos. De acuerdo con las órdenes las personas desalojadas del penal debían sólo llevar lo puesto.
 
Mientras esto ocurría en Villa las Rosas, aproximadamente a las 20 horas de ese 6 de julio en la altura entre Güemes y Salta, entre Cobos y el cruce, se encontraba apostada una patrulla que realizaba controles vehiculares.
 
Al ser detenidos un Torino conducido por Héctor Mendilaharzu y una camioneta F-100 a cargo de Martín Julio González, quien viajaba con un hermano, los miembros del grupo los sacan de los vehículos diciéndoles que son del ERP y que necesitaban los coches para un operativo de rescate, procediendo a amordazarlos y a maniatarlos, obligándolos a permanecer dentro de un monte por espacio de dos horas.
 
Al día siguiente, 7 de julio, los vehículos fueron devueltos cerca del paraje denominado Palomitas, sobre la ruta 34, a 25 kilómetros de Güemes. Todos presentaban marcas de balas y los asientos manchados de sangre. En uno de ellos inclusive se encuentran restos de masa encefálica y parte de una falange. La camioneta es devuelta totalmente quemada. Ninguno de los vehículos presentaba señales de colisiones. En el lugar donde estaba la camioneta quedaron numerosas manchas de sangre y cápsulas de bala servidas.
 
Toda la documentación de la comisaría de Güemes desapareció con anterioridad al 8 de julio. Por otra parte se habló de un feroz enfrentamiento porque elementos guerrilleros emboscaron a la patrulla que conducía a los presos pero no se constató que ningún miembro del ejército haya sido lastimado, ni tampoco se pudo comprobar daños en los vehículos militares.
 
Los certificados de defunción realizados en Salta están firmados por un doctor Quintín Orué, un médico que nunca pudo ser identificado. Varias de las víctimas, en el momento de morir, se encontraban acostadas, y habían sido golpeadas. Los orificios de bala de los pocos cadáveres encontrados demuestran que los disparos fueron efectuados de abajo hacia arriba."
 
Días antes el Director del Penal de Salta, Brulio Pérez en una vista que les hizo, a las detenidas políticas les dijo que los militares venían "quinteando". Al preguntarle qué significaba eso, dijo textualmente: "Uno, dos, tres, cuatro, cinco...al paredón...". (Testimonio de Graciela Lopez, sobreviviente a la Masacre de Palomitas)
 
Los asesinados fueron Celia Raquel Leonard de Ávila, Evangelina Botta de Nicolai, María Amaru Luque de Usinger, María del Carmen Alonso de Fernández, Georgina Graciela Droz, Benjamín Leonardo Ávila, Pablo Ouetes Saravia, José Ricardo Povolo, Roberto Luis Oglietti, Rodolfo Pedro Ussinger, y Alberto Simón Zavarnsky.
 
A Raquel Celia Leonard de Avila le sustrajeron el bebe de sus brazos, y le fue entregado a su hermana Nora, que también se encontraba en la prisión.
 
Meses después los detenidos que quedaban en el Penal Villa Las Rosas fueron trasladados a distintas unidades, y las mujeres a la Cárcel de Villa Devoto.
 
Fuente: www.pparg.org

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