Nacionales - 30-04-2016 / 10:04
DURO CACHETAZO AL OFICIALISMO GOBERNANTE
Una multitud se movilizó al acto de las CGTs y las CTAs, unidas contra el gobierno de Macri
Arriba: Más de 350.000 personas se movilizaron en la protesta de las centrales obreras en contra de la política económica del gobierno de Mauricio Macri. Abajo: Pablo Micheli, Hugo Moyano, Antonio Caló y Hugo Yasky. Las cinco centrales obreras no solo demostraron un enorme poder de movilización: marcaron que son la mayor herramienta disponible para canalizar la oposición concreta a medidas del Gobierno de Macri. Ya lo habían hecho en el Congreso, cuando juntaron a todas las variantes opositoras para discutir proyectos de ley contra los despidos. Ayer, además, ganaron la calle. Y la ganaron, otra vez, todas las centrales juntas. No hay otra herramienta con igual capacidad de respuesta frente al Poder Ejecutivo y de articulación entre sectores políticos dispersos e incluso enfrentados entre sí.
Más de 350.000 personas se movilizaron en la protesta de las centrales obreras en contra de la política económica del gobierno de Mauricio Macri. Los sindicatos hicieron ayer una formidable demostración de fuerza que los reinscribe como actores centrales. Empezaron a recuperar un lugar, alejado del papel de aliados con beneficios que habían tenido con Néstor Kirchner y también del rincón de comparsa aplaudidora al que los había confinado Cristina.
La manifestación contuvo un claro mensaje peronista. Mostrando un grado de articulación que no tenía antecedentes, las CGT y las CTA pusieron todo el aparato, en un despliegue impresionante, para unirse en el rechazo a la política neoliberal, reclamar que se frene la inflación y protestar por los despidos. También confluyeron las corrientes de la izquierda dura, junto a sectores del PJ oficial y La Cámpora.
"Señor Presidente todo esto que está llevando adelante son platos de comida que le faltan a las familias de los trabajadores", lanzó el líder Hugo Moyano, en lo que fue la primera gran protesta contra la política que viene ejecutando Macri, y que ha llevado a que se hayan perdido en el primer cuatrimestre más de 140.000 empleos en el país.
La contundente demostración de fuerza sirvió para expresarle al gobierno de Macri la grave incidencia social en los barrios que tienen las políticas desarrolladas desde el Ministerio de Hacienda y Finanzas que conduce Alfonso Prat-Gay, que ha provocado que los pobres durante el macrismo crecieran en 1,4 millones de personas en 4 meses.
Los oradores del acto fueron Pablo Micheli y Hugo Yasky por la CTA, y Antonio Caló por la CGT Alsina y Hugo Moyano de la CGT Azopardo. Todos coincidieron en señalar los efectos nocivos de la política macrista en los sectores más vulnerables de la sociedad, y rechazaron los tarifazos y los aumentos en la canasta básica, que han impactado de lleno en el bolsillo de los ciudadanos.
Quien lanzó la mayor cantidad de calificativos contrarios al oficialismo, fue Moyano, al afirmar que los sindicatos "queremos que nos escuchen. Esto no es en contra de nadie, es a favor de los trabajadores. Si no entienden, están equivocando el camino". En ese sentido, el camionero disparó fuerte contra el gobierno al sostener que "al que se ponga enfrente de los trabajadores, lo vamos a enfrentar", y remarcó que la "unidad" del movimiento obrero "tiene que servir para defender a los trabajadores, no para hacer política".
La situación social es el flanco débil del gobierno de Macri en sus primeras veinte semanas de gestión. Inflación, suba de tarifas, recorte del gasto público y pérdida de empleos forman el paquete que afecta de lleno a los sectores populares, desde el trabajador sindicalizado hasta los millones de compatriotas que subsisten por la ayuda social.
El propio Macri admitió que "mucha gente no llega a fin de mes". Marcos Peña, en línea con su jefe, resaltó que el Gobierno coincidía con la mayoría de las demandas de los gremios. La reacción oficial es una elegante manera de transferir toda la responsabilidad y depositar las culpas en Cristina, que dejó semejante hipoteca. El artilugio puede funcionar, pero no por mucho tiempo. El fantasma de un Paro Nacional asoma en el horizonte.
La Opinión Popular
LA MOVILIZACIÓN GREMIAL
Masiva marcha sindical contra la inflación y los despidos
Señales para todos y todas. El sindicalismo ofrendó ayer una movilización contundente que no se veía desde hacía años, tanto por la cantidad de gente en las calles como por la platea que la componía: por primera vez estaban los representantes de cuatro centrales obreras, desde los que despidieron con aplausos a Cristina Kirchner hasta los que se opusieron rabiosamente a todas sus iniciativas.
Las señales más finas fueron hacia adentro del peronismo, que busca un punto de partida para rearmarse después del fracaso electoral de 2015, y a la vez a sus principales actores -a quienes les negaron el paso al escenario- pero, claro, sobre todo fue una puesta en escena pensada para plantarse frente a Mauricio Macri.
Las voces sindicales le exigieron al Gobierno que impida nuevos despidos, que ponga en marcha un plan para frenar la inflación y que toque las escalas del impuesto a las Ganancias.
"El Gobierno tomó la decisión de ayudar a las empresas", dijo Hugo Moyano, el jefe de la CGT Azopardo, que cerró la cadena de oradores en el monumento al trabajo, frente a la CGT. La frase fue una estocada a la Casa Rosada, que viene haciendo una serie de anuncios con anclaje en lo social para intentar demostrar que se está ocupando de los sectores más vulnerables. No fue la única estocada.
Pablo Micheli, el secretario general de la CTA Autónoma, había hablado antes en el mismo sentido: "Todas las medidas de este Gobierno son a favor de los sectores de poder y ninguna a favor del pueblo". A diferencia de Micheli, Moyano -que habla con Macri en privado más de lo que se conoce- dijo que el Gobierno "no es el enemigo".
¿Cuánta gente hubo? Los organizadores exageraron y hablaron públicamente de unas 350 mil personas. En off the record celebraban que superaron la barrera de los 100 mil. La Policía Federal dictaminó 80 mil y la Metropolitana 120 mil. Mucha gente en cualquier caso.
La protesta fue, dicho por los propios protagonistas, un llamado de atención a la nueva administración, el primero, es decir que dejaron abierta la puerta a nuevas manifestaciones. Más aún: había anoche quienes especulaban con otra convocatoria, tal vez en Plaza de Mayo, si el oficialismo impide en el Congreso la sanción de la ley antidespidos o si, como amenaza Macri, el proyecto sale pero luego él lo veta. No faltaron dirigentes que, en medio del calor popular, advirtieron sobre la posibilidad de llamar a un paro nacional.
Apenas cuatro meses y medio pasaron del cambio de mando en el poder de Balcarce 50. Mientras mantenía reuniones con su equipo y charlaba a solas con la canciller Susana Malcorra, el Presidente seguía vía celular las alternativas del acto desde la Residencia de Olivos.
No hacía falta que chequeara los mensajes que se acumulaban en su celular. Un breve zapping por los canales de TV bastaba para que constatara que la marcha era masiva: desde el mediodía la gente llegaba por Diagonal Norte y Diagonal Sur desde la 9 de Julio. Una marea cubría las calles del bajo, sobre todo a la altura de Paseo Colón, desde Belgrano hasta Independencia.
"Este es un acto en defensa de los puestos de trabajo. Y si el presidente veta la ley antidepidos, los trabajadores van a salir a pelear en la calle", dijo Antonio Caló, uno de los líderes de la CGT más cercanos a la gestión que terminó el 10 de diciembre. Hugo Yasky, otro de los que participaba festivamente de los actos kirchneristas, precisó: "No queremos volver a en las escuelas a los pibes pidiendo un plato de comida ni a los compañeros revolviendo los tacho de basura ni a los jubilados pidiendo para llegar a fin de mes".
El tramo más duro del diagnóstico que hicieron las centrales obreras de la actual administración fue a través de un documento que leyó Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento). El texto expresó la "inocultable preocupación por la evolución de las medidas económicas aplicadas" y alertó sobre "la inflación, la devaluación y la caída del empleo público y privado".
En las calles se vio a distintos políticos de la oposición. El que más resaltó fue Daniel Scioli, que se sacaba selfies con la militancia. El último candidato del FpV expresó que "acompaño a todos los trabajadores y organizaciones gremiales por la gran muestra de unidad". También estuvieron Aníbal Fernández, Martín Sabbatella, Jorge Taiana, Mario Cafiero, Nito Artaza, Nicolás del Caño y Néstor Pitrola. Pero ninguno pudo subir al palco.
En el Gobierno reaccionaron a la protesta con tono conciliador. "Compartimos el diagnóstico", dijo Marcos Peña, el jefe de Gabinete. En el oficialismo apuestan a diferenciarse de la lógica K. "No nos vamos a enojar. Vamos a dialogar", deslizaban en los pasillos de la Casa Rosada.
Por Santiago Fioriti
Fuentes: Clarín, Diario Hoy y LOP